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Desde la pubicación del último número de Acheronta hasta hoy a horas de despedir el año 2001- el mundo cambió. Dos torres gigantescas y parte del Pentágono cayeron arrastrando con sus escombros no sólo vidas humanas inocentes, sino emblemas y símbolos tenidos por eternos dada su condición de inexpugnabilidad. La mudez del horror a poco de andar viró a proclamas de venganza guerrera, rugidos de león herido que en su odio especular arrasó con un pueblo de sobrevivientes comandados por una no la unica- de las formas del fundamentalismo. En el país desde el cual estas líneas son escritas la Argentina- un pueblo expulsa a sus gobernantes por la ventana tan sólo a batir de cacerolas, melodía que ni siquiera las balas de goma de los nostálgicos de la última dictadura militar lograron sincopar. En estos mismos instantes, las mismas cacerolas les recuerdan a los nuevos gobernantes que se suceden como bolas de billar en idéntica tronera- que también a ellos van dedicados los bises.
¿Es factible prologar una sección que lleve en su título el término "política", aún cuando ésta se refiera al psicoanálisis, sin recordar los avatares frescos de nuestra contemporaneidad social, que como éstos y cientos más- no son sino el resultado de las significaciones y las traducciones actuales en las realidades sociales de ese término? Tal vez sí sea factible: nosotros preferimos su mención. Pero acaso, lo que sí es improbable, es que cada quien que lea los artículos de esta sección no vea atravesar en los meandros de su lectura, cuando no por la referencia directa en particular a los primeros-, por la asociación mental, conceptual, libre o la que sea, a alguno de estos hechos, a alguna resonancia singular y puntual de los virajes que nuestro mundo, segregacionista, globalizado, neoliberalizado y fundamentalizado va tomando mientras transita el hall de entrada del nuevo siglo. Mientras muchos psicoanalistas estallan en argumentaciones para defender religiosamente, por qué no decirlo- sus escuelas y escuelitas, ese mundo, este pais, estalla en y por sus propios "ismos".
En "Travessia da fantasía e identificação ao síntoma: lógica ou política?", Marcio Peter de Souza Leite plantea la cuestión de la política del tratamiento, manteniendo hasta el final la pregunta por la lógica en juego: excluyente o inclusiva (ou...ou..).Recorre para tal fin las dos vertientes diferentes que J.A. Miller reconoce como orientacion de Lacan para el final del análisis, planteándose la posibilidad de su articulación. A partir de puntuaciones de los últimos seminarios de Lacan, surge una "ruptura de la causalidad entre el significante y el goce". El significante surge tanto como mortificador cuando como vivificador del cuerpo, cambiando la relacion de fuerzas entre sintoma, fantasia, cuerpo y goce en relación al final del análisis y su posibilidad de formalización, articulando cuestiones que fueran decretadas por alguna escuela lacaniana como inarticulables.
Pablo Fridman, en su trabajo "De la invención del síntoma a la solución ideológica (Marx por Lacan)" propone que examinar la subjetividad contemporánea sin el legajo de Marx sería imposible: pero tampoco sería posible sin hacerlo con las marcas que dejan en la cultura Freud primero, Lacan después. Para ello traza su recorrido poniendo al inicio el análisis del famoso homenaje que Lacan le rinde a Marx como "inventor de síntoma", desarrollando el estatuto de "invención" para el psicoanálisis, y ubicando al síntoma como producto de una estructura en falta. La solución ideológica tenga el cuño que tenga, incluso el de redención proletaria- no sería sino la ilusión de erradicar la falla de la estructura. Es esa misma falla ubicada en lo llamado "social" lo que enuncia implacabemente la teoría de Marx, y a la que el aporte de Lacan tendría ocasión de ayudar a levantarle los velos totalizantes que pudieran haberla cubierto con el correr del siglo XX.
"Lazo social" es el nombre del artículo de Beatriz Taber, y recorre las distintas conceptualizaciones que sobre él se han realizado en el interior del psicoanálisis, desde Freud a Lacan, haciendo paradas en el pensamiento de analistas que específicamente se dedicaron a pensar y trabajar con y desde lo grupal, lo institucional y lo colectivo, tal el caso de Bion y Pichon Rivière. De ese itinerario inicial, se pregunta si no habrá otra otra manera de lo colectivo que no remita a la intuición freudiana sobre la pérdida de libertad del individuo. Ese interrogante abre al análisis de dos actos propuestos por Lacan: el pase y la disolución. La estación de llegada del trabajo de Taber es abordada por el andén de una filósofa y analista política, Hannah Arendt (1906-1975), cuyas obras más conocidas son Los orígenes del totalitarismo (1951) y Eichmann en Jerusalén (1962-1963), que le permiten a la autora del artículo poner en tensión dos de las premisas de la modernidad, libertad e igualdad, y fijar posición respecto del lugar del analista en la "política", que al decir de Aristóteles son "todos los asuntos que se refieren a la ciudad".
"Lo perverso en el discurso social y político" es un trabajo de Norma A. Marcia Maluf, y tal como la autora misma lo presenta, es un intento de articular problemáticas y categorías de las ciencias sociales con la teoría psicoanalítica. Y de éste elige como articulador central el concepto de "perversión", en su matiz de voluntad de goce que proviene del Otro (Lacan), pero también como voluntad de verdad (Foucault), condicionada y determinada por el Poder. De allí se interroga por la preeminencia de la transgresión en nuestra cultura, que apunta paradojalmente a otra ley, cuyo mandato prescribiría esas formas del goce, el delito, la transgresión, pero también el discurso sobre ellos, mostrando otra preeminencia, las de los significantes de la violencia. La última parte del trabajo, dedicada al campo de la identificación, aporta nuevos elementos para seguir la línea investigativa propuesta por Fridman en su artículo presentado en esta sección.
En "De l'Etat et/ou de quelques autres", Robert Levy analiza y discute el alcance del agregado "y algunos otros" con que Lacan corrigiera (a partir del 74), su famosa fórmula (de la proposición de octubre del 67) sobre la autorización del analista: "l'analyste ne s'autorise que de lui meme" ("el analista no se autoriza sino de él mismo"). Teniendo en claro que adoptar esta versión "ampliada" de la fórmula lacaniana implica adherir a la idea de que la "autorización" dependa también de otros, podremos entonces seguir el cuestionamiento que hace Robert Levy a toda posible relación entre estos "algunos otros" y el Estado, ubicando esta distancia o tensión en el eje de la oposición que existe entre psicoanálisis y psicoterapia. Para Levy, "ningún diploma sabría responder a la necesidad de la garantía del acto analítico. En cambio, las instituciones analíticas que pretenden formar analistas son las únicas que disponen de los dispositivos específicos de verificación (repérage) del acto y del deseo del analistas según las modalidades y las formas que ellas mismas se han dado para lograrlo".
Al respecto, podríamos recomendar ver también las diferencias que, entre autorización y garantía, subraya Pura Cancina en el reportaje que le hiciera Gerardo Herreros en el reciente Lacanoamericano de Recife.Manuel Baldiz contribuye a esta sección con el artículo "Primacía femenina en el mundo psicoanalítico" reseñando distintas posiciones y acaso prejuicios que se han elucubrado respecto al mentado "machismo" en la teoría freudiana, al tiempo que analiza posibles razones de la primacía numérica de las mujeres en la práctica del psicoanálisis -tanto analizantes como analistas-. Para ello, aborda la cuestión desde tres planos: uno que tentativamente califica de sociológico, y en el cual se trabaja la posible presencia de los atributos de la función materna tras el ropaje de la elección profesional; un segundo plano, en el cual tratará de demostrar lo infundado de la acusación que tilda de "machista" al psicoanálisis, poniendo de relieve el verdadero estatuto del falo y la castración en la teoría freudiana; y finalmente, un tercer plano, en el cual se trataría de postular una posible afinidad lógica o estructural entre la posición femenina y la analítica, para la cual el auxilio del concepto de objeto a en Lacan es absolutamente indispensable, en el punto en el cual éste hace de baza al lugar del analista como semblante de él en su posición, implicando en ella el no-tener, el hacer algo con ese no-tener, que es lo propio de la posición femenina.
La sección finaliza con un breve artículo de Hugo Pisanelli, caracterizado en su título por sendos signos de interrogación, lo que armoniza bien con el espíritu de las primeras líneas de esta presentación. "¿Que malestar?¿Qué cultura?" bordea la "locura" (referencia al deseo loco del Otro) que puede estar caracterizando a nuestros tiempos y nos advierte que la cultura actual, a más de producir malestar, nos brinda los senderos por los cuales se puede gozar de él. En la "elección" de qué hacer con ellos, acaso allí se juegue no sólo la ética de psicoanálisis sino también su política.
Por alguna razón que no alcanzo a comprender del todo, me siento tentado a cerrar esta presentación con las palabras que Freud brinda a un entrevistador George S. Viereck- cuando ya el maestro atravesaba su septima década. Al despedirlo a Viereck, junto al apretón de manos, le dijo "No me haga aparecer como un pesimista, yo no desdeño al mundo, expresar desprecio por el mundo es sólo otro modo de cortejarlo, de ganar audiencia y aplausos! No, no soy un pesimista, no mientras tenga a mis hijos, a mi mujer y a mis flores!". Y mientras sonreía, agregó: "Afortunadamente las flores no tienen ni carácter ni complejidades. Amo mis flores. Y no soy infeliz al menos no más infeliz que los otros". (De la entrevista a Freud publicada en Conjetural N°31.)
Ver también el índice completo de artículos agrupables como "política del psicoanálisis"