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Para no saber qué es eso, es curiosa la cantidad de textos que lo abordan o, quizá, sea esa la cuestión: sobre lo femenino, los escritos no cesan.
La literatura está plagada de ellos, tan plagada que a veces uno puede exagerar un poco y preguntarse si se ha escrito sobre otra cosa lo que acarrea, inevitablemente, cargar con la consecuencia de que tal literatura ha sido escrita por hombres-. Pero la literatura psicoanalítica, rama literaria más joven, tampoco ha cesado de escribir sobre el tema. No sólo los escritos de Freud, directamente relacionados, sino sus exhaustivos y honestos análisis de algunas de sus analizantes destilan esa indagación por la incógnita que no deja asirse. El propio Lacan fue siguiendo su pista teórica ("De un discurso que no fuera semblante", "El saber del analista", "...O peor", "Aún", "Letourdit; "R.S.I.".....) dejando así un legado que no puede tomarse sino como proceso y desarrollo a continuar.
Tampoco parece cuestión, al menos por ahora, de someter a estos teóricos a lo que ellos (y ellas) no solían tener reparos en someter, es decir: la trastienda de sus relaciones personales más o menos acordes con sus teorías.
¿Y las mujeres? ¿Se acude a sus escritos cuando se quiere abordar la cuestión? Esa es otra curiosidad constatable: no suele ser así. Si se acude a su producción es, también curiosamente, por otras razones (la clínica de la madre, la clínica infantil, etc.) que no son las de la llamada femineidad.
Más que al escrito, podría plantearse si la aportación femenina al psicoanálisis no ha estado demasiado ligada...precisamente al lazo "familiar" de aquellos que, por su condición de hombres, abordaron este panorama desde una función (¿podríamos llamarla así?) inevitablemente patriarcal. Patriarcal en un doble sentido: por su función y por el sostenimiento y/o desafío de las "hijas", "hermanas", "compañeras", etc. que venían a subrayar esa misma función. (En este mismo número de Acheronta hay un texto de Allouch que apunta en esa dirección).
Cabría preguntarse, a estas alturas de un siglo estrenado, si la aportación femenina en todo ello ha ido más allá de su adscripción a un lugar u otro desde una perspectiva histórica de las instituciones psicoanalíticas, incluso protagonizando algunas de sus alternativas, o a las cosas hay que llamarlas por su nombre- algunas de sus guerras. Pero dirigir la pregunta a otro ámbito, al mismo en el que flota la pregunta histórica del no saber de eso desde Freud, va a ser tarea difícil. Entre otras cosas, porque hace mucho tiempo que faltan "inventos" (no interpretaciones, adendas, matices, etc., de lo ya conocido. Inventos en ese sentido que empleaba Lacan cuando decía, por ejemplo, se trata de inventar el amor) femeninos en ese terreno.
¿Cómo no saludar el primer goteo de textos sobre el tema en Acheronta? ¿Cómo no saludar las consecuencias de una buena lectura de frases como: "el analista en una posición femenina"? Frases que, lejos de cerrar el tema y es lamentable el conformismo derivado de leer así las cosas-, lo que hacían era estimular su desarrollo, apostar por la falta que tales frases lacanianas, lapidarias en su enunciado, clamaban en su enunciación.
Los autores que en esta sección escriben nos brindan aportes de sumo interés a los debates que sobre la femineidad abundan por estos tiempos. Ellos nos darán elementos para adentrarnos a la indagación de lo femenino en distintos órdenes: el de la cultura, al analizar un significante tradicionalmente significado como masculino (tal es, "Dios"), el de la escritura de la mujer cuando tomo un ribete particular, el de la autobiografía, y el del arte, cuando refleja el hacer de una artista, Frida Kahlo, no sólo con su pincel, sino precisamente con su femineidad
¿Y si Dios fuera mujer? (Psicoanálisis de lo femenino), es un trabajo de Carlos Seijas, que en tanto transcripción de una conferencia oral refleja su tono fresco y coloquial. Nos conduce el escrito a realizar un rastreo de las diosas femeninas, uno de los argumentos fuertes de los antropólogos para sostener un matriarcado primordial. Se inicia con la pregunta de "que es Dios" respecto a su sexuación, luego despeja unos grupos de formulaciones freudianas sobre la femineidad, y trabaja específicamente el texto "El tabú de la virginidad", siendo llevado a pensar las cosas bajo la rubrica de las lógicas de la sexuación lacaniana, acentuando los errores que pueden producirse en la lectura de ellas si se lo hace con reduccionismos. Luego retoma el argumento de Dios como dualidad masculino-femenino y repasa sus figuras en la historia occidental. El texto tiene referencia e influencia explícita de los arquetipos junguianos, lo que le da un matiz antropológico a la par que el psicoanalítico.
La subjetividad femenina autobiográfica como "borde" y "surplus" de la subjetividad expresada en el canon autobiográfico, de María José Palma Borrego es un trabajo que recorre primero la postura de Phillipe Lejeune respecto a la autobiografía como género literario, para precisar que el "yo" y la subjetividad a la que Lejeune dedica sus reflexiones es la masculina. La autora se ubica más cercana al pensamiento de Sidonie Smith, que señala que las autobiografías, inscriptas en un registro de orden fálico reproducen la ideología de género (lideradas por la masculinidad). Nos propone que en una autobiografía femenina, el sujeto que narra funciona en un doble registro: reproduce la subjetividad masculina, en tanto que la subjetividad femenina se inserta en lo Simbólico, y a la vez produce una subjetividad femenina. Analiza para esto la noción de "borde" de Derrida, como forma de delimitar la vida y la obra. Dice que el concepto de borde no está claro en tanto que atraviesa tanto el cuerpo como el corpus de un autor. Derrida propone entonces pensar en un borde paradójico que a la vez atraviese, una y separe tanto cuerpo como corpus del autor. Desde este punto de vista, dice la autora que observando las autobiografías femeninas desde este borde paradójico, la subjetividad en una autobiografía femenina no quedaría sometida al discurso del Amo solamente, sino que también estaría atravesada por el otro como falta. Sitúa entonces a esa subjetividad entre la colonización y la liberación, caracterizándola tanto por la falta y la falla, como por lo que llama "surplus", que definirá claramente en su escrito. La autora propone incluir el género de la autobiografía femenina como una categoría entre los discursos del Poder y en la Historia de la Literatura.
Para finalizar, La Kahlo, su Creación, trabajo de Graciela Nieto, bucea en la relación entre el arte y el psicoanálisis, en la cual el primero queda en posición de enseñante del segundo, abonando la idea lacaniana que no hay psicoanálisis aplicado a la obra de arte. Con una premisa así, recorre conceptos claves como el de sublimación, la Cosa, el vacío, la mirada, el goce y tantos más de cuño psicoanalítico, colocándose desde allí para emprender el análisis y la reflexión sobre la obra pictórica de la inefable artista mejicana Frida Kahlo, pero sobre todo para anclar en las posibles relaciones entre ésta, su obra, y la construcción de un nombre, de un cuerpo, en suma, de un modo singular de armarse una femineidad.
Tratándose de una sección que hace su debut en Acheronta, no queda fuera de nuestros anhelos que la lectura de su contenido haga de leimotiv, tanto para la recepción por parte de nuestra de vuestros trabajos afines a ella, como para el incentivo a producirlos.