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Marca de un estilo
En este trabajo se ha seguido las marcas y guiños encontradas en una ruta que tuvo a Pichon Riviére como baqueano.
Su mérito para serlo no fue el de experto conocedor sino el de proporcionar, con su experiencia, el hilo de Ariadna de un estilo de transmisión que marcó al psicoanálisis en Argentina, y que fue por la que penetró la enseñanza de Lacan.
En ese estilo no se trata de ser el discípulo avezado en los temas en los que su maestro pueda haber sido supuesto sabedor dentro de la psicología social, el psicoanálisis o la psiquiatría, sino de hacer de sus retruécanos, de sus fallas, de sus interrogantes, un acertijo y no un acierto- y de disponerse a hacer con ello, en el campo freudiano.
Se trata por lo tanto de dar al escrito su estatuto originario, origen colocado en un momento privilegiado de lectura del signo, produciendo en ese acto la escritura. Lectura que inaugura desde el vamos el por lo menos tres.
Tomamos de Pichon Riviére un estilo donde la transmisión oral pone en juego la escritura con el chiste, la ocurrencia, la parábola, en la que no puede faltar la particular modulación de la voz, para que de pronto se transforme por su efecto en otra cosa, (el "sin sentido" de una frase inconclusa, o de un dibujo en el pizarrón). Es decir toda vez que las mismas irrumpen, para quien las lee, son puntuaciones que dan a ese diálogo, textura de escrito.
Esta vía abierta en torno a Pichon hizo público. Y fue en esta vía que su trabajo en torno a la locura, encontró su lugar, siempre de la mano de lo que Pichon dio en llamar Psicoanálisis del Conde de Lautréamont.
Capítulos
- La producción de Pichon Rivière sostenida por un tejido de encuentros
- Pichon Rivière en su trabajo con la locura
- Pichon Rivière: su relación con el psicoanálisis
- Pichon Rivière con Du-cas(se)
Estos cuatro capítulos dedicados a Pichon Rivière forman parte del libro "El estilo en la transmisión del psicoanálisis", de Rosa López.
Nota aclaratoria:
En el prólogo que Vicente Zito Lema escribió, hay algo que merece su aclaración. Si como dice Vicente Zito Lema, el libro incita a manifestarse cada cual, a complementar, glosar o disputar, a resonar desde donde cada uno está parado, él evidentemente puso lo suyo.
La marca de los avatares de la publicación de este libro muestra a las claras algo que está en el mismo: la senda de los que la componen, entre los cuales me cuento, solo en un punto se tangencian, pero es un punto que sirve para entretejer ese estilo. Me voy a referir entonces a un párrafo del prólogo de Vicente Zito Lema. En el mismo dice:
No obstante ello -y por encima de la voluntad manifiesta de intelectuales dignos- la institucionalización del lacanismo en la Argentina, de la mano de J. A. Miller, que visitó al país en 1977, sirvió de sostén intelectual a la dictadura militar de la época. Lacan, sujeto, mantuvo en vida otra ética y, por dar un ejemplo, aún desde posiciones nihilistas intervino y aportó al mayo francés. Sus seguidores en nuestro país han promovido un marco de trabajo analítico del sujeto más allá de su inserción objetiva, simbólica, en el campo de la historicidad del ser. La cuestión es compleja, pero vale advertir acá las profundas diferencias con la concepción pichoniana que cuestiona al sujeto en tanto devenir exclusivo de su deseo.
Más allá del error con respecto a Lacan, lo que sustenta la frase, es decir la presencia de Jacques Allan Miller en Argentina en 1977, es un dato inexacto, como bien lo supo señalar en la presentación del libro en Buenos Aires, Roberto Harari, que de hecho invalida lo que trata de sostener en la misma su autor. Para no redundar en palabras, cito lo que Roberto Harari dijo en esa oportunidad, que comparto plenamente, porque también me contaba entre los que asistieron a la llegada de J.A. Miller a Argentina en el año 1981:
No vino en el ´77, si no en el ´81, lo se porque fui uno de los responsables de haber traído a Miller en el año 81, y era inversamente, digamos intentando contestar a la dictadura, intentando precisamente que volvieran a haber acontecimientos psicoanalíticos mas o menos masivos si se puede decir así. En su momento se dijo que Lacan fue a Caracas y no a Buenos Aires, justamente por la dictadura, el año previo, en el ´80. Aparentemente habría como "cierta modificación en las condiciones", como para que finalmente viniera en el ´81. En el ´77 es el año de la muerte de Pichon, ese creo que es el año donde se traslapa el ´81 al ´77 . En ese sentido pareciera que uno se embraga con el otro. Después hay una caracterización respecto del Lacanismo, compartible o no(eso ya es otra cuestión), pero si querría por de pronto modificar este punto, porque me parece importante en términos de lo que es la verdad histórica. 1
Notas
1 Tomado textualmente, sin revisión por parte de su autor, de la presentación del libro El estilo en la transmisión del psicoanálisis, el 19 de abril de 2001 en Buenos Aires