Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El estilo en la transmisión del psicoanálisis
Pichon Rivière en su trabajo con la locura
Rosa López

Imprimir página

Este texto constituye el capítulo IX del libro
"
El estilo en la transmisión del psicoanálisis"

Pichon Rivière se recibe de médico en julio de 1936. En 1938 publica en el Index de Neurología y Psiquiatría su trabajo Desarrollo histórico y estado actual de la concepción de los delirios crónicos. Se trata de una exposición sucinta de las concepciones sobre los delirios crónicos en la escuela francesa y alemana, desde el siglo XVIII hasta la actualidad.

Como cuestiones significativas del mismo puede mencionarse el subrayado de la palabra Verrücktheit (locura) en la escuela alemana. En relación a ella toma como punto de partida, la obra de Griessinger que la emplea por primera vez como sinónimo de paranoia. Señala que la paranoia para Griessinger es secundaria a una alteración inicial de la afectividad, que es consecutiva a un acceso de manía o melancolía.

Lo vuelve a tomar más detenidamente en 1948 en Historia de la psicosis maníaco depresiva, donde está en germen su teoría de la enfermedad única.

Otro aspecto importante en ese artículo de 1938 es que destaca el mérito de la escuela moderna al considerar el aspecto dinámico, la estructura psicológica y psicopatológica de los delirios frente a las concepciones estáticas de los predecesores, se centra en lo que fue la obra de Claude y su escuela, entre los que menciona a Lacan y a su tesis. 1

Ahora bien, su trabajo más importante en este terreno, es la investigación sobre Lautréamont. Allí menciona, siguiendo a Freud en lo siniestro, las crisis epilépticas y las manifestaciones de la locura. Si las crisis epilépticas y las manifestaciones de la locura producen el sentimiento de lo unheimlich , se puede afirmar que el interés por lo siniestro viene marcado por ese otro costado de su indagación. ¿O sería necesario decir que para Pichon en esta época todo su trabajo de investigación, está anudado en torno a ello?. Me refiero a lo que realiza desde la psiquiatría, el psicoanálisis y el arte.

Porque en el curso dado en el Instituto Francés de Estudios Superiores en el año 1946 y que tituló Lo siniestro en la vida y en la obra del Conde de Lautréamont comienza diciendo que una de las contribuciones más valiosas a la psicología del arte fue dada por Freud en su estudio sobre Lo siniestro de 1915. Señala seguidamente la definición de Schelling de que lo siniestro es todo aquello que debería haber quedado oculto, secreto, pero que se ha manifestado, lo que queda demostrado al estudiar el contenido profundo de ese sentimiento. Jentsch fue el primero en buscar una interpretación de estos hechos. De él toma la comparación entre la impresión que causan las figuras de cera, los autómatas, con las crisis epilépticas y las diversas manifestaciones de la locura.

Sostengo que su temprano trabajo en el Asilo de Torres unido a las influencias que el surrealismo tuvo sobre él a partir de su interés obsesionante por el Conde de Lautréamont y su obra, propulsaron este abordaje hasta tal punto que se podría leer el Psicoanálisis del Conde de Lautréamont con los trabajos sobre la epilepsia o los de la epilepsia con los trabajos sobre el Conde de Lautréamont, y desde ellos todo lo que sostiene sobre el trabajo con la locura -recordemos que Pichon formó parte del grupo que a fines de la década del cuarenta precisamente funda junto a Aldo Pellegrini la revista Ciclo que nuclea a poetas surrealistas y artistas plásticos abstractos-.

El Asilo de Torres es un asilo para oligofrénicos ubicado en una población cercana a Luján, en la provincia de Buenos Aires, distante a sólo unos pocos kilómetros del lugar donde Domingo Cabred inaugurara la Colonia de Alienados Open Door. Le comenta Pichon a Zito Lema que en esa población no había médicos asi que tuvo que asumir ese rol antes de recibirse.

Es en ese lugar que comienzan sus investigaciones: aísla un tipo de trastornos afectivos a los que denomina oligotimias para diferenciarlas de las oligofrenias. Es también allí donde aparecen sus preocupaciones por el aprendizaje que va a dar lugar a su acercamiento a la dinámica de grupo, al proceso grupal. Es de suponer que fue el trabajo en el Asilo el que encaminó sus primeras investigaciones en el campo de la psiquiatría. No podemos dejar de pensar que esta temprana experiencia lo condujo también a crear más tarde una sala para adolescentes en el Hospicio de las Mercedes.

En estos primeros años varios de sus trabajos estan dedicados a la epilepsia y es en uno de ellos Los dinamismos de la Epilepsia de 1943 donde anuncia

"este artículo es el punto de partida de dos trabajos próximos a publicarse: uno sobre Van Gogh y otro sobre el Conde de Lautréamont 2".

En varios artículos, como en el de Contribución a la teoría psicoanalítica de la esquizofrenia también de 1946, pero fundamentalmente en Algunas observaciones sobre la transferencia en los pacientes psicóticos que presentó en París en 1951, donde se entrevistó con Lacan, toma a Frida Fromm-Reichmann para tratar de cercar el tema.

Harry Stack Sullivan y Frida Fromm Reichmann han figurado durante años en la formación de las nuevas camadas de psiquiatras en nuestro país y en la biblioteca de la A.P.A hay traducciones de artículos de esta última, seguramente introducidos por Pichon Rivière para sus clases.

Es importante esta referencia ya que abre una de las vías por las cuales Pichon intenta penetrar en esta problemática que aparece a partir de su trabajo con esos adolescentes en el Asilo de Torres y es a la sazón la que me interesa tomar. La manera en que se dio para trabajar con adolescentes ya en el Hospicio de las Mercedes es muy similar al que se dio Harry Stack Sullivan para hacer lo propio en la sala que tuvo a su cargo en el Hospital Sheppard-Pratt.

Los comentarios que Pichon le hace a Zito Lema sobre su trabajo, giran en primer lugar alrededor de esta temprana experiencia.

Estuvo dos años en el Asilo de Torres, allí descubrió que el 60% de tres mil quinientos internados no eran oligofrénicos sino que sufrían un retardo afectivo seguramente agravado por la situación de vivir encerrados, marginados, escondidos sin ningún tipo de atención personalizada.

Después de recibirse en 1936 comienza a trabajar en el Hospicio de las Mercedes y allí permanece por más de quince años. Nuevamente se encuentra con el problema del enfermo abandonado y acota que cuando entró había aproximadamente 4500 enfermos la mayoría aislados y sin visitas soportando un trato pésimo -también sabemos que la gran mayoría eran como en Norteamérica, inmigrantes-.

"La tarea inmediata -dice- fue formar grupos de enfermeros. Me dí cuenta de que el maltrato que recibían los internados provenía, en primera instancia, de los enfermeros, que no tenían el menor conocimiento del asunto 3".

En este período era Jefe de la Sala de Admisión. Un cambio político lo deja sin sus enfermeros y forma entonces a los pacientes que estaban en mejores condiciones para hacerse cargo de esa función; descubre que eran más competentes que los profesionales a quienes reemplazaban.

Después de esta experiencia y con las mismas características propone y crea un servicio exclusivo para adolescentes que le va a deparar con el tiempo su obligación de renunciar a esa institución por la fuerte resistencia que este emprendimiento despertó entre sus colegas.

Sullivan, por su parte, que había nacido en una familia católica irlandesa americana, experimentó en carne propia el aislamiento peculiar de un niño hijo de padres inmigrantes, en un medio rural donde el resto de las familias tenían otro credo y eran en su mayoría "yanquis tradicionales".

Sullivan afirma que estas experiencias tempranas lo llevaron a plantear que la persona a quien le toca desarrollarse en una sociedad nueva y conflictiva esta expuesta a un grado de tensiones mayores a las de la sociedad europea antigua, y que el adolescente que por cualquier razón se encontraba en estas situaciones más o menos marginales tenía que elegir entre una vida de criminalidad o un trastorno emocional. Además Sullivan sostiene que la mayor parte de la gente ha sobrevivido a un brote agudo en la adolescencia, sin haberlo advertido ellos mismos. Es de señalar por otra parte, que Sullivan fue el único hijo sobreviviente en el matrimonio de sus padres ya que sus hermanos murieron durante la infancia.

Sullivan estuvo en el Sheppard-Pratt desde 1923 a 1930. Había establecido durante el último año un servicio de admisión especial, gracias a la libertad que le permitió el director Ross McClure Chapman. Esta sala se encontraba completamente fuera de la supervisión del Departamento de Enfermería y su personal estaba constituido por enfermeros prácticos capacitados en forma intensiva por el propio Sullivan y eran sus verdaderos ayudantes. Él consideraba que la práctica en el campo de la medicina y de la enfermería impedía una abordaje con pacientes psiquiátricos adecuada y aún más, sostenía que el éxito que tenían los enfermeros prácticos con esquizofrénicos estaba relacionado con su propio encuentro temprano con el proceso esquizofrénico como de hecho afirmaba, era su caso.

Las similitudes de las experiencias de Pichon y Sullivan estan a la vista.

Hemos sostenido en más de una oportunidad, que lo que ha permanecido como obra escrita de Pichon Rivière no nos ha servido para seguir esta vía. Nos hemos valido de lo que se desprende de las Conversaciones con Pichon Rivière sobre el arte y la locura, de Vicente Zito Lema y muy especialmente de las crónicas, de los testimonios de aquellos que compartieron el trabajo de Pichon Rivière ya sea desde el diván, el control, sus clases o sus charlas luego de las mismas.

Por eso, no vamos a recorrer los escritos psiquiátricos de Pichon, sino sólo lo que los indicios recogidos en estos testimonios, nos permite aislar.

De acuerdo a la obra escrita, hay una diferencia fundamental entre Pichon y Sullivan, que está en el punto mismo de partida. Pero no de acuerdo a las crónicas recogidas. 4

Sullivan abre sus Estudios Clínicos de Psiquiatría sosteniendo que los individuos que presentan desordenes mentales no exhiben manifestaciones específicamente diferentes de las que caracterizan a casi todos los seres humanos. Lo que dice a renglón seguido coincide con Pichon.

"Desde mi punto de vista, es preciso aceptar como premisa necesaria que el material observado en las diversas etapas de la esquizofrenia -el desconcierto, la ansiedad y el terror provocados por la sensación de vastedad y de pequeñez, y la extraña formulación de la pertinencia- forma parte de la experiencia habitual de las etapas muy primitivas del desarrollo de la personalidad de todo ser humano. Sin embargo, la mayoría experimenta estos procesos en el curso de la vida posterior como meros y extraños fragmentos que llegan desde el sueño o en las fugaces imágenes de lo que denomino ansiedad. Durante el desarrollo del sistema del yo estos tipos primitivos de operación mental se separan de la conciencia 5."

En estas experiencias tempranas de la vida de caracter difuso, antes de ninguna comunicación consensual válida en términos de lenguaje o de signos, se despliega el campo de lo que Sullivan denominó uncanny que reaparece en aquellas situaciones en que la persona está amenazada por la emergencia de pánico, también en el sueño y en la pesadilla.

Sullivan en este sentido hace suyas las palabras de Jung de que un soñante actuando sus sueños podía demostrarnos la conducta de la demencia precoz, pero a la vez señala que lo que a él le preocupa y que está en relación directa con las diversas manifestaciones que se ubican como siendo de la esquizofrenia abarca una zona que está más allá de los sueños recordados o que tienen la posibilidad de serlo. Para poder hablar de ello introduce los terrores nocturnos de los niños que han atravesado estas experiencias, difíciles de abarcar en términos de lenguaje hablado. Es un área que nos conduce a la materialidad misma de los límites del lenguaje, en el momento mismo en que se pierde en el vacío de lo innombrable.

Este fenómeno del terror nocturno puede acontecer más tarde en la vida de un individuo que ha vivido pasivamente estos acontecimientos. Quiero remarcar que Sullivan afirma que lo que determina una esquizofrenia, una epilepsia u otro trastorno no es una disgregación en la dinámica

"El punto principal es que el contenido del terror nocturno nunca es ni conceptual ni perceptual; el que lo sufre no puede darnos ninguna explicación acerca de su miedo 6".

Tanto los terrores nocturnos como los sueños terroríficos de la niñez, aún los casos de berrinches, es decir todas aquellas evidencias de adaptaciones imperfectas al medio hogareño son relacionados intimanente por Sullivan a los estadios de pánico esquizofénico y son tomados como augurios importantes de trastornos mentales futuros; se trataría de intentos fracasados del sujeto de integrar situaciones vitales, de hallar soluciones tentativas que se encontraron en franca discrepancia con las demandas adaptativas. Estas "mal adaptaciones infantiles" son seguidas por distorsiones fundamentales de la personalidad y recargan intensamente su desarrollo a favor de un desastre ulterior. Sullivan expresa en el artículo anteriormente citado precisamente que

" el sistema del yo está delimitado en la personalidad por la necesidad de abrirse paso a través de las incomprensibles e irracionales normas de conducta establecidas por los padres; en otras palabras, el niño debe ser educado en un orden social muy complejo antes de que esté en condiciones de asimilar la razón y el sentido de todo el asunto, mucho antes de que el mecanismo se torne inteligible... supuesto, claro está, que pueda hablarse de inteligencia del orden social 7".

Pichon ha hecho gran parte de sus investigaciones en su trabajo con niños, y al igual que Sullivan saca enseñanzas de allí para la esquizofrenia, la epilepsia y lo "psicosomático¨. Las investigaciones abiertas tempranamente en el Asilo de Torres le permitieron aislar las oligotimias. Una parte de las mismas esta plasmado en Introducción a la psiquiatría infantil . Se trata en realidad de una síntesis de los cursos dictados en el Hospicio de las Mercedes entre 1939 y 1948. En este estudio analiza los trabajos de Leo Kanner sobre el autismo precoz infantil y los de René Spitz, de quienes se nutre. Las oligotimias presentan, dice, todas las peculiaridades del autismo infantil y presentan una característca fundamental: no adquieren la noción de sí mismos.

En esta línea ubica diferentes trastornos que acaecen en la infancia en el ámbito de la alimentación y el dormir. En este último destaca la importancia de los pavores nocturnos y las pesadillas. Sostiene fundamentalmente que esta situación del autismo precoz infantil puede definirse como prototípica del desarrollo, que hay en todo sujeto un cierto grado de retraimiento del mundo para evitar situaciones de tensión o de peligro y es a la que el esquizofénico regresa en el proceso de la enfermedad. Es importante para él el estudio de estas afecciones y esta etapa infantil para el esclarecimiento de la esquizofrenia. También estudió los trastornos en el dormir en torno a lo que denominó síndrome nocturno de la epilepsia.

Sobre las representaciones verbales o fonéticas Pichon sostiene - al igual que Sullivan - que no son tratadas como tales sino como si fueran los objetos mismos. 8

En relación a esto Sullivan parte de la siguiente pregunta: ¿En qué circunstancias incursionan en la conciencia los tipos más primitivos de procesos cognoscentes, habitualmente limitados a las esferas inconscientes de la mente, los procesos referenciales usualmente involuntarios?

Se trata, nos adelanta de una investigación muy difícil porque todos los canales usuales de comunicación están cerrados o son inútiles y responden a un desastre que ocurrió muchas veces en época temprana de la vida donde estos mecanismos, que Sullivan llama esquizofrénicos eran los únicos que el sujeto disponía. La pérdida de seguridad, que en determinadas circunstancias para un sujeto se transforma en catástrofe los reactiva como única posibilidad de mantener su comunicación con los que lo rodean.

Sullivan trabaja con el presupuesto de que ante el sentimiento de extrañeza que surge en el sujeto, frente a lo inexplicable de lo que le está pasando, todo en él se aboca a tratar de entenderlo y en ello compromete toda su energía a veces en frenéticas actividades. Dichas actividades pueden parecer meramente acciones estereotipadas, ruidos estereotipados pero la razón de que no podamos determinar el motivo, afirma, es porque es difícil hablar de cosas que escapan completamente a la experiencia de la vida en estado de vigilia; se trata de una activa, desenfrenada actividad de reflexión sobre dichas causas que no se diferencian en nada a la del investigador.

En cuanto a Pichon, nos vamos a servir de la casuística para decir que en este punto también trabaja desde los mismos presupuestos de Sullivan.

Hay un caso relatado por Pichon en Estudio Psicosomático de la jaqueca de 1946 que me parece interesante por lo que muestra.

"Se trataba de un enfermo que vino al análisis por una impotencia de larga evolución y que frente a la inminencia de un noviazgo decidió ponerse en tratamiento. Además, sufría de profundas depresiones, inhibiciones para el trabajo, ideas de suicidio desarrollando una conducta de fracaso y sometimiento frente a las personas con las cuales trabajaba. Padecía periódicamente de fuertes lumbagos, crisis de ansiedad, pavores nocturnos y "crisis de muerte" caracterizadas por una gran postración, escalofrío y vivencia de muerte inmediata. De niño había padecido todas las enfermedades características de esa época del desarrollo, y según el enfermo había vivido casi toda su infancia en manos de médicos. A los 20 años enfermó de tuberculosis.

"Era un hombre dotado de gran inteligencia que no había podido realizarse debido a sus trastornos de carácter, no habiendo terminado ninguna carrera. Trabajaba en una oficina del Estado y ganaba un sueldo pequeño. Era muy estimado por sus compañeros de trabajo, y durante el análisis apareció en él una fuerte vocación poética, llegando a escribir gran cantidad de poesías cuyo contenido era un material importante para él mismo.

"Pertenecía a una familia criolla, tradicional, con grandes prejuicios sociales y religiosos. Vivía en un clima familiar muy intenso, característico en estos enfermos. Sus antecedentes hereditarios son de un interés múltiple. Por la línea paterna, la bisabuela había sido alienada (psicosis maníacodepresiva) ; el padre, que falleció a los 64 años de cáncer de próstata, era hipertenso, obeso y sufría graves depresiones. Un tío del enfermo, alcohólista y epileptoide, murió también de cáncer; otro, también alcoholista, falleció de la misma enfermedad, al igual que un tercer tío, que padecía además tendencias depresivas. Entre los tíos paternos había sólo una mujer, que aún vive, a la que denominaremos Julia, quien tuvo una gran influencia en la vida de nuestro enfermo. Tiene ella también un carácter extraño, con frecuentes síntomas de conversión y crisis de angustia.

"Por la línea materna encontramos una familia de taciturnos, con rasgos esquizoides; la madre del enfermo vive y es hipertensa.

"De este matrimonio nacieron 10 hijos, de los cuales viven 8, habiendo muerto 2, uno, el mayor, a los 8 años y el otro, el quinto, a los 8 meses, de escarlatina. Nuestro enfermo es el cuarto en la escala familiar. De los 8 vivos, 2 son mujeres, solteras ambas; la mayor, afectada de bocio exoftálmico y operada de fibroma. La otra mujer la novena en la escala familiar, está afectada también de bocio exoftálmico y tiene un típico carácter histérico. Lo que caracteriza a este grupo familiar es una conducta de fracaso, y las tendencias pasivo-masoquistas son predominantes en los hombres.

"El síntoma de la jaqueca apareció en nuestro enfermo entre los 17 y 18 años con todas las características de dicha enfermedad, sus pródromos, su fase ocular, su fase dolorosa y la fase terminal. Algunas crisis fueron acompañadas de movimientos rítmicos de la cabeza y parálisis faciales transitorias.(...) Su jaqueca solía iniciarse con una obstrucción del conducto nasal derecho, con sensación de dificultad en los movimientos faciales, fuertes dolores en el arco superciliar y seno frontal, con sensación de hinchazón en el mismo lugar, reducción de su campo visual, lagrimeo, fotofobia, sensación de nube, movimientos rítmicos y una sensación de congestión cefálica y de "batimiento de la masa encefálica", tal como expresaba el enfermo". Relata a continuación un sueño al que titula "el camino del puente": "La escena se desarrolla en un puente muy alto y largo, similar al puente de Brooklin, con sus cadenas laterales en forma de festón. El enfermo lo atravesaba en un automóvil de color rojo, haciendo zigzags, ya que tenía que sortear una serie de refugios que en forma asimétrica estaban en el centro del puente y en toda su longitud. Detiene el automóvil y entonces ve a un niño que está tirado en el suelo, en un costado del puente, con un ataque de furia, traducido en gritos y pataleos. Alguien le dice que ese niño no debe ser tocado; nadie puede acercarse a él pues es un niño malo. Aparecen entonces en escena dos mujeres, que son la madre y la tía del enfermo, que lo invitan a proseguir su marcha, ya que ellas cuidarán al niño. Esto último se realiza a espaldas del enfermo, y las dos mujeres convienen en que el ataque de furia sólo se le pasará produciéndole un traumatismo, similar al que originó la enfermedad. Entonces las mujeres le dan al niño un fuerte golpe en la cabeza, a la altura de la frente, que le atraviesa el arco superciliar hacia abajo produciéndole una herida de la cual sale sangre. Al sentir los gritos del niño el enfermo vuelve a detener su automóvil, y cuando va a socorrerlo ve, con la consiguiente sorpresa, que ya no es un niño malo, que está completamente calmado. Entonces lo carga en su automóvil y se lo lleva".

El enfermo asocia el puente como el símbolo de un curso de vida, el espacio comprendido entre el nacimiento y la muerte

"vida por cierto pesada, tal como lo simpolizan las cadenas que lo bordean en forma de festón como si fueran esposas adheridas a mis miembros haciendo muy pesada mi marcha. Las dificultades de la vida están además simbolizadas por la serie de obstáculos que obstruyen el camino"

El auto rojo, existe en la realidad y pertenece a una amiga que es homosexual y lo asocia con sus propias tendencias homosexuales, la amiga representa a demás a la tía Julia, el niño al propio enfermo, etc.

Pero lo que más le llamaba la atención al paciente era que el golpe era aplicado justamente donde el dolor es más intenso durante sus jaquecas y al finalizar la sesión luego de este maremagnum interpretativo, verdadera ensalada de palabras como se describió alguna vez el lenguaje esquizofrénico el paciente dijo: "Tengo la sensación de que estoy por recordar algo", y automáticamente pasó su mano por la región donde su jaqueca se manifiesta con mayor intensidad. Transcurridos varios días seguía pensando en esta sensación - Cito:

"y una semana después, en el momento en que estaba preparando chocolate, revolviendo con una cuchara el contenido de la cacerola, su novia que estaba con él, tomó de sus manos la cuchara y pretendió batir el chocolate con mayor rapidez, gesto que hizo que la cacerola girara y estuviera a punto de caerse. En este momento el enfermo, demostrando gran ansiedad exclamó: "Por favor, tengo horror de que pueda darse vuelta la cacerola y volcarse el chocolate encima de mí". A continuación le dice: "Yo no recuerdo, pero siempre se me ha contado que de muy niño, no tenía aún dos años, estaba mi niñera haciéndome la sopa en la cocina y al darse vuelta teniendo ella el plato en la mano, me tomé de su pollera, lo que hizo que la pobre mujer me hechara encima la sopa hirviendo sobre la cabeza y me quemara parte de la cara del lado derecho 9".

Al terminar la frase cuenta el enfermo que levantó su mano e indicó el lugar donde había recibido la quemadura, sorprendiéndose, mientras realizaba esto, de repetir el mismo gesto hecho mientras contaba el sueño durante la sesión: con su mano cubría parte de la cara del lado derecho desde la ceja hacia abajo. "Confieso -dice el enfermo- que de inmediato se hizo la luz en mi mente, quedando muy impresionado." La asociación entre el golpe recibido en el sueño, los ataques de jaqueca y la quemadura sufrida en la infancia quedaba establecida. Esto último fue el traumatismo que fijó en el cuerpo el sitio donde 15 años después iba a manifestarse en jaqueca.

Recordó en una sesión posterior que este accidente se había producido poco tiempo después de la muerte de un hermano menor, fallecido a la edad de 8 meses de escarlatina. "Esta identificación con el hermano enfermo y muerto apareció muchas veces en el contenido de sus síntomas".

Pichon Rivière tuvo la amabilidad de dejarnos el testimonio del impresionante trabajo de investigación realizado por este paciente, al que el "azar objetivo" 10 dio el curso definitivo.

La transferencia en la psicosis la expone con mayor amplitud en el artículo citado de 1951 en la XIV Conferencia de Psicoanalistas de Lengua Francesa, en el que aparecen entremezclados los aportes de Frida Fromm Reichmann, Melanie Klein y Susan Isaac. En primer lugar para sostener el postulado de la existencia de la transferencia en las psicosis realiza una síntesis del artículo de Frida Fromm Reichmann – discípula de Sullivan- Problemas de transferencia en los esquizofrénicos. Cito:

"Suponemos al esquizofrénico como una persona que ha sufrido graves experiencias traumáticas en su temprana infancia, en una época en que su yo y su capacidad para el examen de realidad, no estaban todavía desarrollados. Estas precoces experiencias traumáticas parecen proporcionar la base psicológica para la influencia patogénica de las frustraciones de años posteriores. En esta etapa el infante vive en un mundo narcisista; sus necesidades y deseos parecen estar al cuidado de algo vago e indefinido que no diferencia todavía. Son expresados, como Ferenczi observó, por gestos y movimientos, ya que el lenguaje aún no se ha desarrollado. Con frecuencia los deseos del niño son cumplidos sin que sean expresados, lo cual le parece a él producto de su pensamiento mágico.

"Experiencias traumáticas en esta temprana edad de la vida, dañarían más seriamente que aquellas otras que ocurren en años posteriores" (...) "el trauma es una herida al egocentrismo infantil (...) Resulta así un niño sensibilizado en extremo a las frustraciones de la vida (...) tratando de restablecer el mundo autístico de la infancia 11".

He salteado alguno que otro párrafo en Pichon y algunos más en Frida Fromm Reichmann porque, palabras más palabras menos, esta primera parte del artículo de Pichon esta tomado del de aquélla, pero sin comillar, a la manera de resumen. F.Fromm Reichmann hace hincapié en la extrordinaria suspicacia y sensibilidad que muestra el esquizofrénico debido a las frustraciones experimentadas tan tempranamente, por lo que el terapeuta está siempre a merced de cometer metidas de pata que provocan todo tipo de reacciones del paciente - hostilidad, agresión, negativismo, indiferencia. Es el supuesto paciente el que interpreta en el supuesto analista hasta los más mínimos detalles, desconfiando siempre de lo que dice, y es desde allí que la autora va a sostener firmemente que hay posibilidad de establecer un lazo transferencial, que depende del analista.

Pichon Rivière siguiendo a Melanie Klein, se apoya además en las fantasías inconscientes para su trabajo en la transferencia:

"El fenómeno de la transferencia en su totalidad no es solamente una prueba de la existencia y la actividad de la fantasía en todos los pacientes, ya sean niños o adultos, enfermos o sanos, sus modificaciones detalladas nos hacen capaces de descifrar el carácter particular de las fantasías en actividad en ciertas situaciones y su influencia sobre otros procesos mentales" 12.

"La repetición de situaciónes de la infancia y su acting out en la transferencia se remontan a situaciones muy anteriores a los primeros recuerdos conscientes: el enfermo, ya sea niño o adulto nos muestra frecuentemente, con los detalles más llamativos y dramáticos sentimientos, impulsos y actitudes apropiadas no solamente a las situaciones de la infancia, sino también a aquellas de los primeros meses de la infancia. En sus fantasías con el analista el enfermo retrocede hasta sus primeros días" 13.

 

Pichon Rivière habla generalmente de locura y no de psicosis. Dice en el proceso grupal que la locura es la expresión de nuestra incapacidad para soportar y elaborar un monto determinado de sufrimiento. También habla de que el loco es un emergente subvirtiendo en realidad los conceptos psicopatológicos a pesar de que se aferra a ellos. Los da vuelta sosteniendo que de lo que se trata es de una familia enferma. Pero a la vez esa enfermedad familiar no es sino la expresión de un conflicto surgido en su seno soportando las presiones y el malentendido del medio social. El paciente es el denunciante o alcahuete, y esa denuncia lo conduce a la marginalidad o segregación. No habría tanto cuadros psicopatológicos -para Pichon hay una enfermedad única- sino conflictos a nivel motivacional. Son las ansiedades manifestadas por el paciente y el grupo familiar las que imposibilitan el accionar.

Crea el concepto de obstáculo epistemofílico en contraposición con el de obstáculo epistemológico del que habla Gastón Bachelar, que enfrenta a la lógica formal como única legalidad posible del pensamienteo científico y acentúa los elementos motivacionales de la dificultad para aprehender un objeto de conocimiento. Dice allí que los obstáculos epistemofílicos que encontró en su tarea fueron las ansiedades que caracterizan a todo aquel que debe operar en lo que él llama campo de la locura.

Comparto con Pichon Rivière el utilizar el término locura porque hay en él una desclasificación de la nomenclatura psiquiátrica que frente al loco, en su interrogatorio o en su mirada clínica, busca los signos para enmarcarlo dentro de un cuadro -psiquiátrico- ponerle una etiqueta -paranoico, esquizofrénico, maniacodepresivo o bipolar, TOC- etiqueta de la que de allí en más ese sujeto no podrá desprenderse, con todas las consecuencias de esto que bien podríamos decir que es un nombre, un nombre "maldito" con el que lo nombraran, y finalmente se buscará el o los psicofármacos adecuados a tal etiqueta para que deje de "molestar" a la familia, a la sociedad.

El término locura tal cual se utiliza aquí es amplio y sostengo que es también en este sentido amplio que Pichon Rivière se sirvió de él en muchos momentos. Decir que es amplio es decir que no encasilla a un sujeto. Pichon lo utiliza porque él considera que el sujeto que en un momento dado transita el camino de la locura, no está solo, él es el emergente de un grupo familiar que enferma y que en ello también tiene que ver la sociedad y los acontecimientos que a esa familia en ese momento le ha tocado vivir. No se trata del sujeto aislado al que se observa o encierra. Se trata de relaciones complejas en las cuales el psicoanalista que se presta a hacer algo con él, va a tener que tener en cuenta que al hacerlo está incluído y pone en ello algo de sí.

Sobre esto discuten Pichon con Zito Lema en las Conversaciones... En esa polémica encontramos que no está ausente la acepción que Platón le da al término locura en el Fedro14 .

Usar así el termino locura nos permite salir de la clasificación psiquiátrica para poder cuestionarnos por un lado qué pasa con el supuesto loco y por otro poder ofrecernos a trabajar con él en una tarea subjetivante. No hay manera de plantear este trabajo con el loco si no lo pensamos como una inclusión de los sujetos en juego.

Notas

1 P. Rivière La psiquiatría, una nueva problemática en la pag. 214 menciona a Lacan y en pag. 220 en la Bibliografía figura la Tesis de J. Lacan

2 P. Rivière Del psicoanálisis a la psicología social Tomo 2: La psiquiatría, una nueva problemática Op Cit. Pag. 91

3 V. Zito Lema Op. Cit pag. 71

4 Cf. Ver Pichon Rivière Op. Cit cap. I

5 H. Stack Sullivan Estudios clínicos de Psiquiatría Editorial Psique Bs. As.

6 H. Stack Sullivan La esquizofrenia como proceso humano Op. Cit pag 46

7 Estudios Clínicos... Op. Cit Pag.18

8 cf. Op. Cit. pag- 250

9 E. Pichon Rivière Op. Cit. Pag. 136 a 142

10 Roland Lethier Decires de hijos muertos y de quienes los acogen Seminario dictado en Córdoba 27 y 28 de octubre de 1996. Inédito

11 Pichon Rivière Op. Cit. pag. 368-369

2 ibid pag. 370

13 ibid

14 El vocablo locura en Platón subraya el carácter de "posesión" del alma por algún dios o demonio.
Lo que Platón expone en el Fedro a través de Sócrates es lo siguiente:

"no es cierto el decir" que afirme que, aún existiendo enamorado, se ha de conceder favor al no enamorado, precisamente porque uno está loco y el otro en su sano juicio. Si fuera una verdad simple el que la locura es un mal, se diría eso con razón. Pero el caso es que los bienes mayores se nos originan por locura, otorgada ciertamente por divina donación.

(...) Lo que (...) sí es digno de aducirse como testimonio es que tampoco aquellos hombres de antaño que pusieron nombres a las cosas tuvieron por deshonra ni oprobio la "manía"; pues de otro modo, no hubieran llamado "mánica"a esa bellísima arte con la que se discierne el futuro, enlazándola con dicho nombre. Por el contrario, fue en la idea de que era algo bello, cuando se produce por divino privilegio, por lo que tal denominación le impusieron. Más los hombres de ahora, en su desconocimiento de lo bello, introduciendo la t la llamaron "mántica"."

Sócrates sostiene que hay una primera locura que es un don de los dioses y que cuando se puso nombre a las cosas, la palabra locura no señalaba un mal. Para ser más explícita, distingue además de este estado de locura divina, tres más que vamos a seguir paso a paso en su desarrollo. La segunda, es particularmente interesante para lo que nosotros estamos planteando. La enfermedad se transforma aquí en un castigo de los dioses para determinadas familias y la locura, es la posibilidad que brindan los dioses de librar al sujeto de esas culpas, transformándose en un poseído por los dioses. La locura profetiza así lo que ellos le dan a saber al sujeto a través de ella. Lo dice así:

"Aparte de esto, para las mayores enfermedades y sufrimientos que se produjeron en ciertas familias de no se sabe que antiguos resentimientos de los dioses, la locura, apareciendo donde debía aparecer y profetizando a quienes debía profetizar, encontró remedio, refugiándose en las súplicas y en el culto de los dioses; y de ahí consiguió ritos purificadores e iniciaciones con los que hizo libre la culpa en el presente y en el futuro para el que tiene parte de ella, descubriendo para quien está loco y poseído en su debida forma el medio de liberarse de las desgracias que lo afligen."

El tercer estado es el que corresponde a la locura poética de la que nos va a hablar Jacobo Fijman:

"Pero hay un tercer estado de posesión y de locura procedente de las Musas que, al apoderarse de un alma tierna y virginal, la despierta y la llena de un báquico transporte tanto en los cantos como en los restantes géneros poéticos, y que, celebrando los mil hechos de los antiguos, educa a la posteridad. Pues aquél que sin la locura de las Musas llegue a las puertas de la poesía convencido de que por los recursos del arte habrá de ser un poeta eminente, será uno imperfecto, y su creación poética, la de un hombre cuerdo, quedará oscurecida por la de los enloquecidos"

La disparidad que discriminamos con Pichon entre arte y locura se sostiene también en el texto de Platón con estos distintos estados que necesita diferenciar. La segunda y tercera precisamente se refieren a eso.

La cuarta forma de locura, la del amor, es descripta así:

"- esa locura que se produce cuando alguien, contemplando la belleza de este mundo, y acordándose de la verdadera, adquiere alas, y de nuevo con ellas anhela remontar el vuelo hacia lo alto; y al no poder, mirando hacia arriba a la manera de un pájaro, desprecia las cosas de abajo, dando con ello lugar a que le tachen de loco- y aquí se ha de decir que es ése el más excelso de todos los estados de rapto, y el causado por las cosas más excelsas, tanto para el que lo tiene como para el que de él participa; y que asimismo, es por tener algo de esa locura por lo que el amante de los bellos mancebos se llama enamorado.(...) Y a este estado le dan los hombres el nombre de amor(...)"

Otros capítulos

Volver al sumario del Número 13
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 13 - Julio 2001
www.acheronta.org