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Presentamos en este número de Acheronta dos textos de Geneviève Morel y dos textos Franz Kaltenbeck, producidos los 4, en el contexto del seminario "Dire et contrefaits: la transmission de la psychanalyse" que ambos animan. Hemos ubicado los dos textos de G. Morel y uno de F. Kaltenbeck, en esta sección, en tanto se encontrará el segundo texto de Kaltenbeck en la sección "Psicoanálisis y política"
En "Testimonio y real", Geneviève Morel toma creativamente la producción escrita de Primo Levi, testimonio, vibrante de su internación en el campo de concentración y de exterminio de Auschwitz, cuestión particular que acaba en suicidio melancólico, al tiempo que investiga exhaustivamente los abigarrados matices lógicos de la función del testigo, como no exento de implicaciones subjetivas de inusitado alcance, formalizando lo que, de dicha función testimonial interesa al psicoanálisis. Entre sus referencias, elegimos aqui la de G. Agamben, que contruye un puente entre dicha función y la posibilidad de una transmisión: "Para nosotros, un testimonio logrado debe transmitir la relación con lo real de quién lo enuncia". Esta relación con lo real, queda vinculada por la autora, específicamente, a la cuestión del pase en psicoanálisis.
"La melancolización del testigo", es la intervención de G. Morel en Nueva Dehli, en la documenta 11 de Kassel, y que, al decir de la propia autora, prolonga su anterior trabajo sobre Primo Levi ("Testimonio y Real"). Norma Ferrari, en nuestros diálogos del CR, señalaba la originalidad del tema, en principio, por el modo de abordarlo, por un lado, en la especificidad de ese dar testimonio, y por otro, por las resonancias respecto a un análisis, que a la vez evocan las referidas al pase. Habla de su encuentro con los límites y posibilidades de la palabra. Para el que testimonia, para el analizante, para el pasante, no es sin riesgo.
En los momentos en que rescata textos o expresiones de Primo Levi, es difícil sustraerse a una suerte de traslado automático a nuestras vivencias durante la dictadura, y a los efectos que se han prolongado desde entonces (y más atrás también), que se vuelven a extremar en los últimos meses ( años?).
La reducción a la animalidad que producen el campo de concentración, latortura, el secuestro, el asesinato a mansalva, también se produce por la expropiación de la dignidad y la pérdida de la dimensión ética que genera, por ejemplo la desocupación.
Mismos fines. Otros métodos. O no tan otros. Y en ese punto, la impotencia de la palabra. Mucha angustia...En "La queja por la falta de imaginación", Franz Kaltembeck propone tomar muy en serio la queja de falta de imaginación, cercando la cuestión a partir del autismo y de las neurosis. Rescata de su clínica varios ejemplos, sosteniendo que no carece de razones para pensar que esta queja, que apunta a lo desconocido, sale al encuentro de la obra de filósofos y artistas, exploradores por excelencia de su ser.
Es lo que nos muestra a través de articulaciones que, justamente, ponen en serie la clínica psicoanalítica con autores como F.Tustin, pasando por Cuartetos T.S. Eliot,citaciones de W. Woodsworth, Ariosto, Hölderlin, S. Beckett, ademas de cineastas como D. Lynch y D.Mamet.
En materia de filósofos, se detiene en particular en un síntoma de Kant, concomitante a la elaboración por éste de la imaginación transcendental, ya trabajado desde Heidegger y S. Zizek, en que el autor encuentra sólidos puntos de referencia para su hipótesis sobre esta clínica.Dominique Inarra apunta a la existencia de lo que llama "razón gráfica" como fundamento de las operaciones gráficas de Freud, y mas todavía de Lacan, extendiéndose en demostraciones sobre lo necesario de sus respectivas escrituras, en términos de razón, para lo que también se remite a la clínica con niños, abundante en dibujos.
"La razón freudiana, en su dimensión gráfica, pone en juego la estructura lineal del significante y la estructura circular de la pulsión". En delicado trabajo de formalización, Dominique Inarra intenta, paso a paso, "echar luz sobre la relación entre ambas".Nuestro compañero de redacción, Julio Ortega Bobadilla, ha elaborado un recorrido sugerente y exhaustivo ("Inconsciente freudiano y filosofía") en el puente que une y desune al psicoanálisis y a la filosofía. Y, además, en un trayecto que no es cualquier cosa: el inconsciente. Un concepto que el Lacan más freudiano en el sentido de volver a los propios textos cada vez que no coincidían con su experiencia- revisó más de una vez.
De un modo mas general,podemos decir que el autor rastrea "el suelo de las ideas que hacen a la doctrina del psicoanálisis" en relación a los sueños, al inconsciente y a la sexualidad, en un movimiento que recupera las huellas de sus predecesores, en una retrospectiva, a partir de Freud, como momento de corte, epistemológico podríamos afirmar.Con "La disciplina del comentario", Sara Lia Chiavaro motivó un abundante correo entre los miembros del CR de Acheronta.Escribe la autora: "Así como la dirección de una cura depende lo sepa el analista o no- del concepto que éste tenga de la transferencia y el modo en que en consecuencia- opere con ella; así también la interpretación que haga de la teoría estará intrínsecament ligada a sus preocupaciones clínicas, a las preguntas que la clínica le genera, y a las respuestas que va formalizando en función de las curas que dirige. (...) UNA interpretación introduce al menos una novedad, la de fundar una nueva secuencia. Por el sólo hecho de ser un recuento, constituye un nuevo decir".
En fin, un trabajo en el que se tejen con valentía y rigor diferentes hilos, como la "interlocución" que señala entre texto y clínica, cuestión de constante comprobación para muchos analistas, la relación del psicoanálisis con la ciencia, etc. El trabajo de Sara lia su nudo y converge con otros textos ya publicados en AcherontaEn "La era de los presentimientos", Alberto Sladogna toma el seminario de la Identificación ( 1961-62), como punto de relativización del orden simbólico en la teoría lacaniana. El hecho de que Lacan pase a moverse en otro plano, mas terrenal, con papeles, trazos, figuras y tijeras, o sea la necesidad de la topologia como recurso que desborda la transmisión oral, es tomado por el autor para justificar/fundamentar el pasaje a la transmisión textual: la metamorfosis del seminario en libro.
En "El psicoanálisis en los bordes" Sergio Ribaudo cuestiona el uso, en expansión, del término "borde", que ha dado lugar a la llamada "clinica de los bordes". Nos parece, sin embargo, algo abusivo afirmar que Freud no se vale de la palabra "clínica" sin "práctica" como algo a partir de lo cual se excluya el primero de los términos, en psicoanálisis. El autor ha optado por criticar esta vertiente sin entrar en su conjunto, en el gran problema de la rediscusión de la "nosografía psicoanalítica". Exponemos este desarrollo a la consideración de los lectores.