Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Dos destinos del objeto a
Oscar Zentner

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Homo sapiens toma conciencia de sí a través de una erección 1
Bataille, G

 

Shikibu ordena al hombre no pensar que debe separar su vida en dos caminos;
debe ser un samurai independientemente de su vida amorosa
2
Yamamoto, T

La iniciación (…) es algo que concierne estrictamente al goce 3
Lacan, J

Hemos aceptado que nadie puede ser analizado en efigie o en ausencia, pero tácitamente también hemos contradecido múltiples veces este axioma de Freud. En referencia a la cuestión que deseo interrogar y trabajar hoy aquí con ustedes, éste sera solo el primer obstáculo que deberemos enfrentar. El segundo, aunque no menor, se encuentra en la elección que he hecho para ilustrar y desarrollar dos de los destinos del objeto a ayudado por dos escritores japoneses. Aquí se nos impone una estrategia que nos permita en lo posible evitar tanto la fascinación como la indiferencia que el encuentro con una cultura diferente pudiera provocar. Esta es justamente una cuestió n que explícitamente subrayara Marguerite Yourcenar 4 quien, a pesar de plantear la dificultad, no siempre logró evitarla.

Entraremos así, ya advertidos, a uno de los dos escritores en cuestión, al primero, Junichiro Tanizaki, nacido en Tokyo en 1886, 5 profundamente embuído en las posibilidades estéticas que la articulación entre el estilo, el goce, la erótica, y la muerte, pueden llegar a dar lugar. Con estos elementos crea con un acento muy singular la combinación del erotismo tradicional japonés con su admiración por el Oeste. Uno de sus libros cuya traducción es borgianamente titulada El elogio de las sombras, escrito en 1933,6 es tanto un pequeño tratado de estética japonesa como una especificación de lo que él considera la distancia que separa el Oriente del Occidente. En muchas de sus novelas llevará y someterá los personajes a pruebas extremas y aun así no hay nada artificial acerca de ellos, sus héroes son creíbles porque aun en sus excesos sus pasiones no nos son ajenas.

Tanizaki ciertamente no esperó a Lacan ni a ningun descubrimiento psicoanalítico para dar testimonio en sus escritos de la disimilitud y desproporción en la que el deseo y el goce se articulan. En su novela Kagi (La llave) muestra impecablemente como el goce puede llegar a subvertir al deseo. La trama consiste en diarios supuestamente privados escritos por un marido y su mujer, pero estos diarios, al ser secretamente leídos por uno y el otro, a sabiendas de ambos, los seducen recíprocamente, incitando respectivamente a cada uno a excesos eróticos. La ficción en Tanizaki pareciera antedatar a Borges citando a Carlyle; La historia universal es un libro infinito y sagrado en el cual todos los hombres escriben y leen mientras tratan de entender lo que escriben. 7

El explícito valor que tienen para Tanizaki los hechos no verdaderos le llevan a decir que lo verdadero no le interesa, algo que podría haber sido fácilmente suscrito por Lacan cuando dice que el mejor momento del amor es cuando uno es estafado. 8 Y para llegarnos mas cerca porque nos concierne directamente, Lacan irá aún mas lejos, diciendo que El psicoanálisis es una estafa … es una estafa en el sentido en que lo es la poesía. 9

Hemos tomado este escritor para quien los temas de vida y muerte, deseo y goce son elevados y sublimados a su máxima potencia porque en él se conserva la particularidad de un escrito restringido a, y encarnado en, la letra, en el que consiste la estafa de la creación cuyo artificio, al hacer que la letra encarne al Otro invierte el datum de que es siempre la letra que será encarnada desde, y por, el deseo del Otro. Nuestra lengua lo dice claramente; la letra con sangre entra.

Pero ocurre además que no siempre la creación artística es una sublimación, como nos lo demostrará Kimitaké Hiraoka, mas conocido por su nombre literario Yukio Mishima, otro de los maestros contemporáneos de la literature japonesa.

Tanizaki y Mishima expresan desde distintos ángulos el Oriente como ellos suponen que es percibido por el Occidente, como una tradición exótica, como un Otro totalmente Unheimlich, extraño. El primero lo dice explícitamente cuando describe la función de la sombra en la casa japonesa, agregando que el misterioso Oriente del cual los occidentales hablan debe referirse sin duda al siniestro silencio de los lugares oscuros de la casa japonesa. 10

Les recuerdo otras palabras con las que Goddard en su film Masculino/Femenino, da el statuto propio de la casa en un diálogo lacano-heideggeriano donde un hijo pregunta a su madre que es el lenguaje? y la madre le responde la casa que el hombre habita.

Tomando en cuenta la diferencia que para Lacan existió siempre entre el lenguaje y el discurso, con su anhelo de un discurso sin palabras, en esa casa-lenguaje el hombre cohabita con el animal, 11 pero en lo que hace al discurso, al lazo social, el animal esta ahí solamente en tanto que excluído. Por lo mismo la transferencia no es una cuestión de lenguaje como no lo es tampoco el amor. Ambos son discursos. 12

La escritura de Tanizaki ejemplifica un discurso estético corroído por una mortalidad que se mantiene dentro de los límites de una erótica de eros, donde la pre-eminencia del deseo por sobre el goce resguarda a los objetos, no los agota, manteniéndolos inalcanzables. Así, bajo el dominio de eros todos los actos comandados por el deseo devienen imperfectos y están destinados a ser repetidos, dejando siempre, por doquier, residuos de objetos a, verdaderos actos fallidos.

Por el contrario, toda la opera magnum de Mishima, con un solo proyecto, que expresa diciendo; Quiero hacer un poema13 de mi vida, 14 nos ayudará a ilustrar una erótica totalmente diferente de la de Tanizaki. Mishima a través del ritual con que se prepara expone la explícita iniciación que la promoción del narcisismo del cuerpo como objeto15 es, y culmina, en una erótica de goce que estructura una erótica de muerte, 16 y que consiste en agotar uno por uno todos los objetos del deseo. Con su seppuku produce el único acto que no es un acto fallido. Es por lo mismo que el suicidio está siempre potencialmente en el horizonte del acto, y el goce llega allí a un masoquismo acabado.

Poco tiempo antes de su seppuku Mishima participó de una retrospectiva sobre su vida, y escribió para el programa estas palabras; Justo cuando estoy a punto de terminar mi tetralogía, The Sea of Fertility (El mar de la fertilidad) (…) Una vez que un escritor comienza a referirse a sus pretéritos trabajos se ubica en un camino sin salida pero además, que tiene de negativo dejar que otros arreglen ese pasado? (…) Sólo haría esta sugerencia; dividir mis 45 años de vida - una vida tan llena de contradicciones - en Cuatro Ríos; Escritos, Teatro, Cuerpo, y Acción, todos ellos finalmente confluyendo en El mar de la fertilidad. 17

Notemos al pasar la extrema similitud entre sus palabras - y además que tiene de negativo dejar que otros arreglen ese pasado? - y estas otras escritas por el psicoanalista Masud Khan en su diario el 15 de diciembre de 1981; De una forma extraña, estoy dejando tras mí materiales escritos, que espero alguien pondrá juntos y que constituirán la verdad de Masud Khan, palabras que Limentani 18 escribe en el obituario de Masud Khan, 19 disculpándose al mismo tiempo de que él no sería quien haría esa tarea.

Por todo lo que estoy desplegando hasta este momento es que digo que la literatura nos puede enseñar que la práctica analítica es una práctica de ficción y en vez de disculparnos deberíamos sacar ventaja de ello dado que es la ficción la que puede proveernos con una definición mas pertinente de causa en el campo del psicoanálisis.

Sabemos que solo hay causa cuando algo no anda, axioma lacaniano que rescató eso que Freud no dejó de decir en sus estudios sobre los sueños, sobre la psicopatología de la vida cotidiana y los chistes cuando escribiendo sobre las razones de los lapsus linguae, los síntomas, los actos fallidos y el resto, demostró que es solo cuando algo no marcha que nos interrogamos sobre el porqué, y es a ese porqué que lo llamo inconsciente.

Acercándose ya Lacan a sus últimos seminarios, situó el campo del psicoanálisis como siendo freudiano pero al inconsciente calificado como una falla20 como siendo de Lacan, especificando de esa forma que es en el medio del mayor de los malentendidos en que la dimensión del deseo, guardiana del recorrido de los avatares de la vida, encuentra su fin en lo singular indecidible del goce.

Ahora bien, en lo que hace a Mishima, él expone mas bien lo opuesto de la falla, dado que en él algo anda y con éxito, 21 como su obra y su seppuku que al exceder el recorrido del deseo, hacen patente las limitaciones de todo concepto que excluye potencialmente al goce del, y en, el cuerpo, y mas aún, al caracter intrínsicamente masoquista de ese goce.

Esta erótica del goce nos plantea problemas distintos de aquellos a los que nos hemos malacostumbrado, no esta regida por la incompletud, de estarlo se abriría al deseo, sea del obsesivo en tanto que propuesto como imposible, sea del histérico en tanto que propuesto como irrealizable. La erótica del goce invierte, como lo desarrolla Allouch,22 el vector deseo à goce de la subjetividad que planteaba Lacan en el seminario La angustia donde conceptualiza al objeto a.

El posicionamiento y destino del objeto a con respecto al goce y al deseo es la diferencia que estoy abriendo con ustedes. La conceptualización de la causa del deseo como el objeto a es lo que causa al sujeto bajo los semblantes de objetos parciales,23 el pecho, y las heces, que Lacan incrementó con la introducció n de la voz y la mirada. Esta serie que como ya lo he señalado pertenece tanto al imperio de los semblantes y de lo imaginario, como de lo simbólico, estructurando el fantasma del ($) en una relación (<>) de conjunción y/o disyunción, mayor y/o menor, que siempre deja residuos simbólicos de lo real imposible del objeto a.

Pero desde lo imaginario y simbólico del objeto a es como se mantiene el dominio de eros reasegurando, no el deseo de repetir como existe de hecho en la teoría y práctica pre-lacaniana y se ejemplifica en las llamadas neurosis de destino, sino la repetición del deseo. Otro es en cambio el destino del objeto a cuando, como plus de gozar, agotados los semblantes, más allá de lo simbólico y de lo imaginario, en tanto real, se encuentra sin residuos. Allí el goce hace cortocircuito a la repetición, completa y anula el deseo, y en su pura prevalencia es realizado a pura pérdida. 24

Reabrir el problema del goce 25 y reevaluar el aporte crítico de Foucault ordenando la subjetividad en dirección contraria a la realizada por Lacan, abre caminos inesperados que podrían hacer tambalear el ordenamiento psicopatológico26 en que acostumbramos a orientarnos y que nos deja a la rezaga respecto a las llamadas problemáticas nuevas.

Por lo mismo, pretender dar a Lacan la última palabra e infalibilidad en todo recuerda a esos amores que matan, llevando inevitablemente a afirmaciones cuasi-delirantes. 27 Por eso me parece de interés rescatar la forma bien diferente en la cual Phillipe Sollers, 28 que mantuvo un diálogo especial con Lacan y aparentemente fuera de los amores de transferencia que matan, fue capaz de darnos un retrato de Lacan que a mí al escucharlo, me permitió aún si esa no fuera su intención, entrever un poco mas esa búsqueda de Lacan quien en más de una ocasión, debido al rigor con que él la emprendía, la calificó de psicótica. Búsqueda con los testimonios de pase y también con los fines de análisis, y al parecer también en ese diálogo que mantuvo por algunos años con Sollers que ni era analista ni había nunca estado en análisis, búsqueda simplemente de una interrogación singular, como alguien se las había arreglado, Sollers en la ocasión, para estar donde estaba sin el análisis.

La misma cuestión que Lacan expuso con respecto a James Joyce 29 en su seminario Le sinthome, mostrando como Joyce habia sabido hacer ahí con su síntoma. Paradojalmente, lo que habia sabido hacer era lo esperable de un fin de un análisis y lo hizo sin haberse analizado nunca. Además, para evitar ambiguedades y/o interpretaciones excesivas, les recuerdo que fue Lacan mismo quien dijo; A mí me hubiera gustado haber analizado a Joyce … que entiendo quiere decir haber escuchado como Joyce había logrado ese saber hacer con el síntoma.

Se impone entonces la única conclusion lógica posible. Le hubiera gustado de haber sido posible haber escuchado aquello que justamente Lacan él solo, no pudo, más allá de las diversas interpretaciones que se le quiera o se le pueda dar a sus siete años de análisis con Lowenstein. El no pudo hacer el truco sin el análisis. Es que tendemos a olvidar un dato, y es que entre nosotros hubieron pocos, con la excepción del primero - Freud - que supieron arreglárselas sin un análisis. Freud, arreglándoselas con su síntoma pero también como autor de un discurso dejó como legado un movimiento 30 constituído por lo que corrientemente llamamos psicoanalistas. 31

Entonces, así como la transferencia negativa de Lacan a Freud definida tal cual por él mismo frente a una pregunta le permitió decir que el campo era de Freud pero el inconsciente era de Lacan y avanzar así el psicoanálisis, de la misma manera es pertinente entender que los cuestionamientos que se nos hacen no conviene ponerlos en la cuenta de las resistencias al psicoanálisis, conviene en cambio convertirlos en nuestros problemas.

Querría comenzar a concluír rescatando este otro dictum de Lacan; uno sólo es responsable de lo que uno sabe, que propongo es algo que podríamos esperar de lo que fuera un final singular de un análisis. Pero la verdad no tiene dueño, por ello no es muy sorprendente que encontremos a Isao, el personaje principal de la novela de Mishima Runaway Horses, leyendo y repitiendo en alta voz las enseñanzas de la escuela Neo-confuciana; saber y no actuar es aún no saber. Así Mishima, con su cuidado por su goce, nos había anticipado que; todos los que trabajamos con las palabras podemos crear tragedia pero no podemos participar en ella. Así su sentido de tragedia le demandaba emprender el largo viaje sin retorno en el que se embarcaba sacándose su máscara. 32

Por ese saber por el cual uno es responsable es que intenté abrir esta noche la cuestión de los efectos que se despliegan cuando la sobrevaloración del deseo, que de hecho es una manera de conservar para el ($) un lugar en la cadena metonímica, resulta en un descuido del goce que sin duda como metáfora lograda tiene necesariamente que conducir el sujeto a su afánisis, 33 final. Esta proposición difiere de la propuesta por Lacan para quien la afánisis 34 del sujeto se daba por la representación a la que estaba condenado por el significante, desde que un significante es lo que representa a un sujeto para otro significante 35. Con la conceptualización del objeto a y de lo real la afánisis del sujeto se produce por, y en, el goce.

No podría adjudicar mi conclusión respecto a la disyunción entre una erótica del deseo y una erótica del goce a Foucault y menos todavía puedo adjudicarle esta última proposición que hace a la relación siempre decidible del deseo con los semblantes del objeto a, y donde el losange (<>) del fantasma simbolizando la dismilitud y desproporción, disyunción y conjunción de lo que no anda permite a eros morar y demorarse.

Contrariamente, al caracterizar al goce como lo que sí funciona es plantear un real en el que no hay mora ni demora, sino lo indecidible, sin semblante y sin resto, del objeto a. Y es aquí que nos encontramos con algo insoslayable; el psicoaná lisis a mi parecer no tiene aun especificada la articulación del ($) al goce como sí lo tiene respecto al deseo.

Así es como Lacan articula el deseo en El deseo y su interpretación. 36 Y si bien Miller afirma que la interpretación ha muerto (porque) … el deseo es la interpretación como aquello que Lacan sabía pero no decia, 37 para el Lacan del "Deseo y su interpretacion" y para el 'ultimo' Miller, en definitiva, el deseo es parte de la cadena significante, simbólico y por ende interpretable. En lo que hace a la posición de Miller, aun pasando por alto la aparente contradicción en la que pareciera equiparar la repressión de la interpretación con su muerte, dado que si … la interpretación ha muerto, esto sucede solamente por obra y gracia de que … el deseo es la interpretación.

Pero el goce, el goce al menos en su cara real, es interpretable? Provisorio como todo lo que emprendemos cuando no es perfecto, 38 mi proposición es que al goce se lo puede mostrar pero no interpretar ni demostrar, y que lo que se llama fantasma de goce es un fantasma de deseo.

Notas

1Bataille, G.The Tears of Eros. Traducido al inglés por P Connor, City Lights Books, p 3. San Francisco, 1990.

2 Yamamoto, T. Hagakure. Traducido al inglés por W S Wilson, Kodanska International, Tokyo, New York, London, 1983.

3 Lacan, J. Seminario Les non dupes errent. Sesión del 20.11.1973. Mi traducción.

4 Yourcenar, M. Mishima ou La vision du vide. Editions Gallimard, Paris,1981.

5 Veinte años después de la restauración de la familia Meiji al supuesto retorno del emperador al gobierno.

6 El año se corresponde a grandes rasgos con el fallido Ni Ni Roku coup d'état, en el cual el ejército japonés se encontraba dividido entre dos líneas ideológicas; una parte era partidaria de atacar el norte, es decir la entonces Unión Soviética, y otra parte en atacar el sur, o sea el Imperio Británico. Recién al fallar la primera facción el emperador Hiroito dió la orden de suprimirlos, favoreciendo así la otra facción que finalmente jugaría su rol en la 2a Guerra Mundial. Pero en una forma mas relevante para nosotros no se encuentra en el tiempo demasiado lejano de ese drama erótico que fue presentado bastante literalmente en la película japonesa El imperio de los sentidos.

7 Zentner, O. Borges and the Fantasm of Reality. Papers of The Freudian School of Melbourne. Vol 21, 2000.

8 Citado por Allouch en El discurso del amo. Ediciones Literales, Córdoba, 2001.

9 Zentner, O. Inconsciente e interpretación. Trabajo leído en el Congreso de Convergencia, Barcelona, 1999.

10 Tanizaki, J. In Praise of Shadows. Vintage Classics, p 33, 2001.

11 Recordar la referencia a su perra Justine en el Seminario, provocando a su público, y sin embargo deslizando la verdad de la falla del amor y de la transferencia que consiste en ser siempre tomado por otro, a diferencia de su perra Justine, que nunca lo confundía con otro.

12 Le Brun, J. Le pur amour de Platon à Lacan. La librairie du XXI siècle, Editions du Seuil, 2002.

13 Algo parecido sugirió Lacan, cuando dijo; Soy un poema.

14 Scott Stokes, H. The Life and Death of Yukio Mishima. Penguin Books, p 109,1986.

15 Lacan, J. L'envers de la psychanalyse, sesión del 14.01.1970, Editions du Seuil, p 55. En la práctica erótica que evoco, la de la flagelación para llamarla por su nombre, en caso de que ustedes sean realmente sordos, el goce toma la ambiguedad () de la equivalencia con el gesto que marca al cuerpo objeto del goce; pero goce de quien? Goce del Otro?Ciertamente es una de las maneras de la entrada del Otro (…) pero la afinidad de la marca con el goce del cuerpo en sí mismo es donde esta indicado que es por medio del goce que se establece la división de la distinció n entre narcisismo y relación de objeto… Mi traducción.

16 Mishima por ejemplo es estimulado por un erotismo occidental, especificamente Católico-Romano, más que Oriental. Es lo que nos cuenta en Confesiones de una máscara, cuando tiene su primer encuentro con libros europeos traídos por su padre. En uno de ellos encuentra una reproducción de la pintura de San Sebastián de Guido Reni que le hace culminar con una eyaculación. Aún cuando el último acto erótico de su vida está inscrito en una ética oriental, japonesa, lo está no porque se suicide, sino por el ritual y etiqueta con los que preparó su pensamiento y su cuerpo.

17 Scott Stokes, H. The Life and Death of Yukio Mishima, p 108. Mi traducción.

18 Limentani, A. Obituary M. Masud Khan. International Journal of Psychoanalysis, 1992, V 73, p 155.

19 Zentner, O. Winnicott avec Khan. Trabajo leído en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Recife, Brasil, 2001.

20 Lacan, J. Seminario L'insu que sait de l' une-bévue s' aile à mourre.

21 Lacan, J. El único acto perfecto es el suicidio, dado que no puede ser repetido.

22 Allouch, J.El sexo del amo. Ediciones Literales, 2001.

23 Es interesante notar al respecto que Lacan no siguio a Karl Abraham que habí a hablado del amor parcial del objeto, sino a su ex-analizante Melanie Klein, que introdujo en cambio el objeto parcial, una siguiendo así una lógica cuyo acento se desplazó del sujeto al objeto, culminando en su conceptualizacion del objeto a.

24 Es a lo que Lacan quizás apuntaba al querer ir mas allá del inconsciente.

25 Allouch, J. Idem.

26 Allouch, J. Perturbation in Pernepsy Papers of The Freudian School of Melbourne1989.

27 Entre las muchas porque ciertamente no es la única, ver el libro de Gerard Haddad Le jour ou Lacan m'a adopté. Grasset et Fasquelle, Paris, 2002.

28 Sollers, P. Invitado al seminario de Jean Allouch en l'Ecole Normale Supérieure, 14.02.2003, y en Lacan même, L'infini, p 11, V. 78, 2002. Editions Gallimard, Paris, France.

29 Zentner, O. Joyce - après le mot le déluge. Trabajo leído en la Reunión Lacanoamericana de Psicoanálisis de Bahia, Brasil,1997.

30 Freud, S. Historia del Movimiento Psicoanalítico (1914), St Ed, Vol XIV.

31Lacan, J. Seminar Le sinthome. Sesión de l13.04.1973. Pregunta: Si el psicoanálisis es un síntoma, ¿qué es lo que hace usted con su nudo y sus matemas...? (…)Lacan: … efectivamente, el psicoanalista no puede concebirse de otro modo que como un sinthoma. No es el psicoanálisis lo que es un sinthoma, ¡es el psicoanalista!

32 Mishima, Y. Confessions of a Mask. Tuttle Publishing, London, 2000.

33 Zentner, O. Aphanisis. Papers of The Freudian School of Melbourne, 1979.

34 Lacan, J. Allí esta el punto esencial: afanisis. Sin duda el término es acertado y nos sirve. Pero a diferencia de la función que le da Jones en la interpretación del complejo de castración, su forma es enigmática. Vemos en el fantasma que la afanisis, más o menos allí donde la palabra desaparición, 'fading', nos es utilizable, no es en tanto que afanisis del deseo. Es en tanto que, en el punto del deseo, hay afanisis del sujeto. El sujeto, en tanto que se situaría en su lugar, que se articularía como yo (je) allí donde eso habla en la cadena inconsciente, en que no puede desapareciendo de su posición de sujeto. En el Seminario El deseo y su interpretación

35 Otra consecuencia que contribuye a la aphanisis producida por la cadena significante es que el ($) esta siempre como supuesto.

36 Lacan, J seminario homonimo El deseo y su interpretacion, Vamos a hablar este año del deseo y su interpretación, sesion 12 de Noviembre de 1958.

37 Zentner, O Inconsciente e interpretacion, Barcelona, 1999.

38 Pero podríamos haber escrito suicidio, porque al no ser provisorio sino final, no es repetible, sino perfecto.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 18 - Diciembre 2003
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