Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Editorial Acheronta 21
Clínica y transmisión
Michel Sauval
Director de Acheronta

Sumario

Nueva serie de Acheronta

Con un poco de demora, finalmente, he aquí el número 21 de Acheronta, que da inicio a una nueva (tercera) serie. En el editorial pasado habíamos anunciado algunas modificaciones en la presentación de la revista.
La principal de estas modificaciones es la presencia de un núcleo temático (anunciado con anticipación) con el que abordamos los reportajes y que define el cuerpo central de artículos. Para este número, el tema convocante ha sido "Clínica y transmisión. La fábrica de casos".
La segunda modificación que nos habíamos propuesto era la de pasar de una frecuencia semestral a una frecuencia cuatrimestral (es decir 3 números por año en vez de dos).

Como lo que determina nuestro trabajo en esta revista es el interes y el gusto por lo que hacemos, se deduce que la segunda modificación, era absolutamente dependiente de cómo progresara ese trabajo, es decir, de que cómo progresara la primera modificación. Lo que ocurrió, de hecho, fue que el tema propuesto nos entusiasmó, y las reflexiones y los debates que generó entre nosotros llevaron su tiempo. Concordantemente, también llevó su tiempo repensar los reportajes y adecuar la modalidad de construcción de la revista (como lo señalamos en su momento, no es lo mismo trabajar a partir de los materiales que nos proponen, sin ninguna convocatoria temática de nuestra parte, que trabajar teniendo en cuenta una problemática específica preanunciada). Por lo tanto, aunque mantenemos la idea de aumentar la frecuencia de publicación (creemos que agilizará el contacto con nuestros lectores y colaboradores), tendremos que esperar hasta que la opción se vaya imponiendo en forma "natural", a partir de las convocatorias temáticas que iremos haciendo (también pueden escribirnos y enviarnos propuestas de temas). En otras palabras, por ahora seguimos apareciendo en julio y diciembre.

Pasemos entonces al tema que nos convoca para este número

Clínica y transmisión

A fines del año pasado, mientras reflexionábamos sobre estos posibles cambios para los próximos números de Acheronta, apareció la edición de la biografía Sidonie Csillag (seudónimo de Margarethe Csonka), la que fuera la "joven homosexual femenina" del historial freudiano.

Me llamó la atención el poco eco que dicha biografía parece haber tenido entre la comunidad de los analistas, mas allá del excelente libro de Jean Allouch (La sombra de tu perro. Discurso psicoanalítico. Discurso lesbiano) y el ámbito de la ELP (de donde surgió la iniciativa de traducción, publicación y difusión de esa biografía), y algunas excepciones en otros ámbitos. Sobre todo si tenemos en cuenta dos cosas. Por un lado, que este es uno de los textos donde Freud plantea el problema mismo de la construcción de los "casos" ("la causación en el sentido del análisis puede reconocerse con certeza en todos los casos, pero su previsión en el sentido de la síntesis es imposible", Sigmund Freud, "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Obras Completas, Editorial Amorrortu, Tomo XVIII, página 160). Y por el otro, que dicha biografía no careció (al menos en Argentina) de instancias de difusión en los medios masivos de comunicación. A modo de ejemplo podríamos citar al menos dos notas en las principales revistas de cultura:

Las únicas notas periodísticas que encontré, de presentación de la biografía, escritas por psicoanalistas, son las de

En cuanto a los dos artículos anteriores, escritos por personas ajenas al ámbito psicoanalítico, sorprende que su tenor hostil y provocativo no diera lugar a las respuestas habitualmente rápidas y numerosas con las que los psicoanalistas suelen alimentar los medios de difusión. Lo "normal" hubiera sido la posterior publicación de 2 o 3 respuestas, seleccionadas, incluida la intervención de algún terapista crítico del psicoanálisis (por si no hubiesen sido suficientes las críticas de las notas iniciales), de modo de completar así un "debate" que diera por digerido y procesado el asunto. Pero lo que desentona en esta ocasión, justamente, es la ausencia de esas respuestas y comentarios. De hecho, a pesar de escribir a posteriori de las notas de Plotkin y Moreno, ni Paulozky ni Olaso consideraron pertinente incluir en sus notas algún comentario al respecto, o debatir alguno de los problemas planteados, manteniéndose en el tenor de las presentaciones "generales" de libros.

¿Que pasó? ¿Porqué nadie les respondió? (1) ¿Por una simple cuestión de "sectarismo" institucional (no dar mayor realce a las publicaciones o desarrollos realizados por psicoanalistas de "otra" institución)? Es cierto que ese tipo de cuestiones siempre existen. Por ejemplo, podríamos especular con que ese haya sido el motivo de la ausencia de referencias al libro de Allouch en la nota de Diana Paulozky (a pesar de que el mismo tiene por tema la biografía de Sidonie Csillag, fue editado en simultáneo por la misma editorial, y esa editorial tiene sede en Córdoba), si tenemos en cuenta que esa psicoanalista es miembro de la EOL (a diferencia, por ejemplo, del caso de Olaso, quien participa de ámbitos que tienen un poco mas de simpatía hacia Allouch).
Pero sería una simplificación exagerada acotar el campo de los psicoanalistas a un universo de rivalidades institucionales: ni falta gente independiente, ni todos los colegas que participan de instituciones adoptan este tipo de actitud. Convendría encontrar alguna razón de mayor peso para pensar esta ausencia generalizada de respuestas.

La situación me recuerda un poco el "affaire" Sokal, cuyas críticas a Lacan y los lacanianos (y otros pensadores franceses), ocupó un lugar importante en los medios, pero, salvo alguna rara excepción, no generó respuesta de los psicoanalistas. Quizás los motivos esgrimidos en aquél entonces sean similares a los que operarían actualmente respecto de estos dos artículos de Plotkin y Moreno.
Un analista que consintiera con esta hipótesis y aceptara servirme de interlocutor podría decirnos que este tipo de críticas son demasiado "exteriores" al campo del psicoanálisis, que los argumentos presentados por esta gente son demasiado "falsos" o "ignorantes", y que sus intenciones son demasiado "hostiles". Y, aunque sea en parte, habría que darle la razón: evidentemente, solo pensar en tener que remontar zonzeras como que el de Sidonie Csillag fue "uno de los pocos casos propiamente psicoanalíticos publicados por Freud donde la paciente es una mujer", o que "en su texto la única voz que se escucha es la de Freud", amen de epítetos del tenor de "los secuaces de Lacan", no entusiasma mucho para elaborar alguna respuesta. Como suele decirse, "lo que naturaleza no da, Salamanca no presta", y su doctorado en Berkeley no parece haberlo capacitado mejor a Plotkin para, no digamos entender, sino al menos poder "leer" algo de los textos que aborda (
2). En cuanto a Moreno, la diferencia de su estilo (un poco menos de "academia" encima, y un poco mas de calle y pasión militante) le ahorra los ridículos de la impostura, pero no por ello vuelve mas aguda su lectura de los problemas en juego. Frases como "¿es Jean Allouch un analista menos prejuicioso? Sus impactos de efecto parecen estar dirigidos demagógicamente a la comunidad GLTTBI como diciéndole "yo soy diferente'" han generado la inmediata adhesión del abanico militante GLTTBI (3), pero también evidencian que no percibe que cierta discusión pueda tener un nivel mas profundo que la simple dimensión de los prejuicios morales culturales y el embanderamiento o no con algún tipo de reivindicación social.

Sin embargo, como bien sabemos los analistas, no es indispensable partir de verdades para obtener otra verdad, y así como podemos concederle a Lacan que pueda extraer "una verdad, la definición del pasaje al acto como reacción a 'toda súbita puesta en relación del sujeto con lo que él es como objeto petit a'" (4), desde una falsa identificación de la caída de Sidonie Csillag desde el puente como un pasaje al acto, salvando las distancias, quizás también podamos conceder que tanto Plotkin como Moreno, aún desde "falsos" razonamientos, puedan concluir o plantear, no obstante, algo "verdadero", aunque sea bajo la forma de preguntas "válidas".
De hecho, algo así ocurría con Sokal, quien, mas allá de todas sus falacias sobre el uso y extrapolación de los recursos matemáticos a otras prácticas, podía concluir, no obstante, en algo quizás "verdadero", como, por ejemplo, su acusación al lacanismo de funcionar como una religión laica (
5).
En consecuencia, cabe preguntarnos si, en un caso como en otro, la falta de respuesta de los psicoanalistas obedeció a la "exterioridad" y "falsedades" de sus argumentos o, mas bien, al acierto de algunos de sus planteos o preguntas.

Por ejemplo, una de las cuestiones que ambos plantean es que Sidonie Csillag no debería ser considerada como una enferma, o una paciente, sino como alguien que nos libra una enseñanza:

Esta cuestión ya fue desarrollada por Allouch, cuando plantea que ella es un amo (al estilo hegeliano) decidido a ofrecer "una lección de amor", y "no hay razón alguna para atribuirle menos ambiciones a la enseñanza de Sidonie Csillag que a la de Jacques Lacan o de Buda": "el amor llevado hasta la transparencia del ser (...) Sidonie Csillag: una lejana alumna de Plotino" (6).
Ya el propio Freud también nos había advertido sobre las "particularidades" de este "caso"(
7).
¿Qué cuestiones están implicadas, entonces, en el problema de si la "joven homosexual" de la que habla Freud es o no es un "caso"? ¿El "saber" extraído del mismo sería menos "válido" que, por ejemplo, el obtenido a partir del "caso" "Dora"? Si fuera así, ¿en qué sentido sería menos "valido"? ¿Que tal si apareciera una biografía de "Dora" que supuestamente diera por tierra con las interpretaciones de Freud?

Otra punto que tanto Plotkin como Moreno le recriminan a Freud es que no haya transcripto, de modo literal, las palabras de su paciente (8), como si ese tipo de material pudiese constituir una elemento mas "verdadero", como si eso eliminase la operación de recorte que, de todos modos, constituye cualquier elaboración de un caso, incluso cuando en el mismo haya frases textuales de la paciente. ¿Acaso de ese modo Freud hubiera concluido diferentemente? ¿Acaso, de ese modo, se hubiese "equivocado" menos (si de equívocos se tratara)?
De hecho, si queremos abundar sobre este punto, hasta la literalidad ha tenido problemas en los posteriores abordajes del texto freudiano. De hecho, cuando Lacan lo retoma, el término niederkommen, que significa tanto caer como parir, y en torno al cual Freud construye su interpretación del intento de suicidio (
9), sufre todo un desplazamiento. En la sesión del 16 de enero de 1963, del seminario sobre la angustia (donde inventa el objeto a), Lacan dice que "Este niederkommen es esencial a toda súbita puesta en relación, del sujeto, con lo que él es como objeto a", es decir, el pasaje al acto. Pero para construir este "dejar caer (le laisser tomber)", debe agregarle (en la sesión siguiente, del 23 de enero), la terminación "lassen": "el niederkommen lassen" (dejarse caer) (10), que no figura en absoluto en el texto de Freud.
Para completar, Lacan lee el episodio del puente como un pasaje al acto, es decir, la identificacion absoluta del sujeto con su objeto a, ubicando en ese lugar "esa ley que se hace presente en la mirada del padre", aquello a lo cual "ella se siente definitivamente identificada, y al mismo tiempo rechazada, deyectada fuera de la escena"(
11). Pero esta "mirada furiosa" del padre (12) no surge de la propia Sidonie sino del contexto de la versión del padre. Esto lo señala el propio Freud: "en la motivación expuesta por la muchacha, el padre no aparece; ni siquiera se menciona la angustia frente a su cólera". La conexión entre esa "interpretación profunda y la consciente, superficial, de la muchacha", la establece "el hecho de que en ese momento la dama había hablado igual que el padre y pronunciado la misma prohibición"(13).
Entonces, ¿que fue lo "determinante?; ¿fue el encuentro con esa "mirada furiosa" del padre a la que se identificaría como objeto a, o fue el posterior rechazo de la dama, que Sidonie doblegará con su acto de amo?. A partir de esta nueva biografía, la conclusión que sacará Allouch es la siguiente: "en cada una de sus tres tentativas de suicidio, Sidonie no SE deja caer; muy por el contrario, a través de ese gesto reiterado en que su deseo, en cada ocasión, prevalece sobre el cuidado de mantenerse con vida, ella se construye, se establece como amo" (subrayado de Allouch) (
14).

En suma, no sería un "caso clínico", no habría "referencias" (como se supone que podrían constituirlo las transcripciones de las "palabras propias" de Sidonie) que dieran consistencia, no habría acuerdo entre las interpretaciones de los analistas, aún mas, todas esas interpretaciones habrían sido desmentidas por esta biografía.
Pero entonces, ¿qué es lo que hace "válido" al psicoanálisis? ¿En qué consisten sus "casos", sus presentaciones clínicas, sus historiales? ¿Que pensar de ese "deseo de un hijo con el padre" que "explicaría" la elección homosexual de Sidonie (a partir de la frustración que habría implicado el nacimiento de su último hermano)? ¿Existió? ¿No existió? ¿Qué estatuto tiene? ¿Donde ir a buscarlo? ¿Como se "probaría"? ¿Ni niederkommen, deseo de un hijo con el padre, ni niederkommen lassen, identificación a la "mirada furiosa" del padre como objeto a y pasaje al acto?. ¿Podría ocurrir o decirse lo mismo de cada caso clínico del que dan cuenta los psicoanalistas? En otro términos ¿Qué valor darle, entonces, a todo lo dicho y escrito sobre el caso de la joven homosexual de Freud, en particular, y todos los demás casos, en general?

A veces pasa que cuando la equivocación que podríamos haber cometido parece tan grande, nuestra respuesta frente a las críticas sea la de "extrañedad" y "exterioridad". Por eso proponíamos esa "explicación" para reflexionar sobre la ausencia de respuestas a estos problemas.

¿Cómo o desde dónde remontar la cuesta?

Aquel buen analista que había aceptado el rol de interlocutor, compadeciéndose de la situación desgraciada a la que nos ha conducido este razonamiento, me responderá, confiadamente, que el fantasma que nos persigue es el del ideal de la ciencia, para el cual la consistencia se obtiene de las equivalencias entre lo real y lo simbólico, equivalencias que supondrían que cuando se habla de algo se "sabría" de qué se habla, al menos en el siguiente sentido: esas relaciones entre uno y otro registro deberían poder reproducirse. Eso es, justamente, lo que parece contradecir la multiplicidad de interpretaciones o "casos" que encarnaría Sidonie Csillag.
Nuestro interlocutor agregará, luego, que en psicoanálisis esa equivalencia entre lo real y lo simbólico no funciona. Por el contrario, con lo que nos confrontamos en psicoanálisis es con un agujero en lo real, agujero en el sentido de aquello para lo cual no hay una misma equivalencia entre real y saber que sea válida para todos. Los "casos" clínicos, entonces, testimonian de lo que cada analizante inventó alrededor de ese punto.
De hecho, es el propio Freud, en ese mismo caso de la joven homosexual femenina, el que advierte (como lo recordábamos mas arriba) que la síntesis no suele ser tan satisfactoria como el análisis: "durante todo el tiempo en que perseguimos el desarrollo (de un proceso anímico) desde su resultado final hacia atrás, se nos depara un entramado sin lagunas y consideramos nuestra intelección acabadamente satisfactoria, y quizás exhaustiva. Pero si emprendemos el camino inverso, si partimos de las premisas descubiertas por el análisis y procuramos perseguirlas hasta el resultado, se nos disipa por completo la impresión de un encadenamiento necesario, que no pudiera determinarse de ningún otro modo. Reparamos enseguida en que podría haber resultado también algo diverso, y que a este otro resultado lo habríamos podido comprender y esclarecer igualmente bien". En suma, Freud aclara que no pretende afirmar que "un desengaño en la añoranza de amor derivada de la actitud del Edipo de los años de pubertad hará caer a toda muchacha, necesariamente, en la homosexualidad" (subrayado mío) (
15) Por eso ese saber es singular (y no universal) y de lo que se trata es de verdades subjetivas.

En suma, el deseo de un hijo con el padre, o el pasaje al acto, no son el "nombre" de algo que tendría su equivalencia (sin resto) en lo real (es decir, que podríamos visualizar o reproducir, a voluntad, como una experiencia científica), sino formalizaciones que requieren de una nueva lectura en cada caso. En otras palabras, son referencias a una estructura que, además de elementos comunes, incluye un vacío, de modo que, en cada caso, el resultado de la combinatoria es diferente (al modo un libro "que constara de un numero infinito de hojas infinitamente delgadas", como diría Borges en su cuento sobre la Biblioteca de Babel )

A esta altura, nuestro interlocutor ya se siente más cómodo. Hemos retornado a un discurso más "propio", que nos permite delimitar "fronteras", y que nos permite sentirnos más "en casa".
Pero, en realidad, ¿hemos resuelto el problema?, o la referencia al "cada caso", por válida que pueda ser, ¿también puede estar funcionando como un sistemático "patear la pelota" para mas adelante (mas precisamente, para el "próximo caso")?.
Por ejemplo, ¿cómo tomar la nueva lectura que agrega Allouch al caso?: "la identificación de Sidonie Csillag como objeto petit a no está allí donde Lacan la sitúa. Ella no es, como objeto petit a, esa mirada paterna indignada que se ha mencionado (...) ¿Qué es entonces ella como objeto petit a? No una mirada, sino una voz"(
16) (lo que lo llevará a Allouch a una serie de reflexiones sobre la "pulsión invocante" como soporte pulsional de la "perrería amorosa"). ¿Es esta una lectura mas "verdadera"? ¿Debemos embarcarnos en una discusión sobre cual es el objeto petit a de Sidonie, o, cómo ya ocurriera con Lacan y el pasaje al acto, se trata una lectura que, mas allá del caso en sí, extrae ciertas conclusiones respecto del estatuto del amor y su función en psicoanálisis? ¿Hay coincidencia con lo que dicen otros analistas?
Entre las pocas referencias que he encontrado de discusiones entre analistas sobre la biografía de Sidonie, hay una reunión donde cruzaron comentarios sobre esa biografía y sobre el "Tributo a Freud" de Hilda Doolittle (
17). En la ocasión, la panelista que abordó la biografía de Sidonie tomó la homosexualidad por el costado del amor cortés, y concluyó su exposición con la circunstancia que llevó a Sidonie a estudiar mecanografía, para subrayar "la relación que esta mujer tiene con la letra; ya que las cartas de amor en el lugar del rechazo al goce sexual en la dimensión del cuerpo, tienen un papel muy importante en su vida". ¿Sería entonces la "relación con la letra" y las "cartas de amor" como "rechazo al goce sexual" la cuestión central en Sidonie?¿Cuanto tiene esto de coincidencia o diferencia con los planteos de Allouch?

En otros términos: ¿cuantas lecturas se pueden hacer de un caso? ¿Cuantas cosas se pueden decir del mismo? Concordantemente, ¿cómo, o desde donde, se podría hacer valer algún límite, un "no se puede decir cualquier cosa"?
El problema con ese "no se puede decir cualquier cosa", es que alienta la idea de que se pudiera precisar, a priori, y de modo general, qué es lo que sí se podría decir de cada cosa. Creo que el "no se puede decir cualquier cosa" debería pensarse como un método antes que como un concepto. Si pretendemos hacer de ese "no se puede decir cualquier cosa" un criterio general, un punto desde donde, a priori, poder discriminar lo que está "bien" y lo que está "mal", nos estaríamos pasando a otro discurso. De modo similar, las formalizaciones son cuestiones de método antes que de conceptos. Y el psicoanálisis mismo, quizás sea un método antes que una teoría.
En otras palabras, lo que llamábamos el fantasma del ideal de la ciencia no es más que otro de los nombres de la fantasía de un punto exterior desde donde poder ponderar las cosas. Por eso, cada vez que disolvemos ese fantasma con algunas respuestas sobre el estatuto diferencial del saber y la verdad en psicoanálisis, el problema retorna por algún otro costado, como por ejemplo, con interrogantes acerca del estatuto y la consistencia de nuestras presentaciones clínicas, de nuestros historiales, de nuestras formalizaciones, de nuestras interpretaciones, de nuestras teorías, y las vías de nuestra transmisión. Nos dedicamos entonces a metaforizar, una y otra vez, la existencia de ese agujero en lo real. ¿Para qué hay que hacerlo tantas veces? ¿Acaso porque, como ocurre en un análisis, la convicción no surge por la evidencia de una revelación sino por el "gasto" que la "demostración" requiere para obtener su consistencia? En ese sentido, ¿podríamos decir que "experiencia acumulada" en la clínica y el ejercicio de la transmisión, a semejanza del análisis, podría aportar cierta "advertencia" respecto de ese agujero que nos dedicaríamos a metaforizar?

Estas preguntas y problemas son las que orientaron nuestra convocatoria para este número de Acheronta, con el tema "clinica y transmisión", siendo el detonante o elemento catalizador la publicación de la biografía de Sidonie Csillag, y el libro de Allouch. Con este tipo de preguntas encaramos los reportajes y orientamos la construcción de la sección de artículos que responden a este núcleo temático.

Como, de todos modos, hemos mantenida abierta la opción de recibir propuestas de artículos sobre temas que no sean específiamente el de la convocatoria (opción que sigue abierta), hemos conformado, con esos artículos, otras dos secciones tituladas "Arte" y "Extensiones".
Y, por supuesto, mantenemos la regularidad de otras secciones como la dedicada a la
enseñanza de Lacan y la de presentación de libros y revistas recibidas en la redacción.

Espero que cada cual encuentre algunos fragmentos interesantes en la lectura de estos materiales. Y los invito a enviarnos sus comentarios ( redaccion@acheronta.org ) o artículos.
No damos por concluido el tema de "Clínica y transmisión" y seguramente seguiremos teniendo, en próximos números, secciones afines al mismo.

Próximos números

En el editorial del número 20 habíamos propuesto "La formación de los analistas" como tema convocante para el número 22, y "El cuerpo y el psicoanálisis", para el número 23. Mantendremos la propuesta.
El problema de "la formación de los analistas" tiene muchos y evidentes lazos con el tema de "clínica y transmisión". Pero también su especificidad. El trípode clásico es el que conforman el análisis personal, la supervisión, y la formación teórica, al que las orientaciones lacanianas han agregado el dispositivo del pase. Realizaremos una serie de reportajes a colegas ligados a diversas instancias de formación, y lo invitamos a escribir sobre los problemas, dificultades y preguntas que se presentan en relación a cada uno de estos ejes y dispositivos.
El cierre de recepción será el 3 de diciembre del corriente año. Cualquier pregunta, sugerencia, o comentario, no dude en escribirnos a
redaccion@acheronta.org

Michel Sauval

Notas

(1) Obviamente, no se trata de reclamarle nada a nadie. No hay ninguna obligación de responder a nada, y no es mi pretensión hacerme soporte de alguna demanda en ese sentido. Simplemente tomo esta circunstancia como un posible indicador sintomático o, al menos, como excusa para desenvolver la serie de reflexiones o preguntas que aquí presento

(2) Por ejemplo, de tanto quejarse porque "en su texto, la única voz que se escucha es la de Freud que no nos proporciona versiones siquiera fragmentarias de los sueños o de otro tipo de material que pudiera haber aparecido en las sesiones", a Plotkin se le escapa por completo toda la riquísima discusión que plantea Freud sobre el problema de la verdad y mentira en los sueños y su interpretación, los problemas de la transferencia, y sobre todo, el problema ya mencionado de la construcción de los casos.

(3) El texto de María Moreno fue reproducido en varios sitios, como por ejemplo:

(4) Jean Allouch, La sombra de tu perro, Ediciones Literales y El cuenco de plata, página 103
Según el adagio estoico "ex vero sequitur verum, ex falso sequitur quod libet" (de verdad se sigue verdad, de falsedad se sigue cualquier cosa), lo verdadero no podría implicar lo falso, sin impedir, sin embargo, que de lo falso se pueda deducir tanto lo falso como lo verdadero.

(5) Lo que no le impedía, of course, al propio Sokal, desarrollar un fundamentalismo no menos religioso, en su postulación personal como garante del buen uso de las matemáticas

(6) Jean Allouch, La sombra de tu perro, Ediciones Literales y El cuenco de plata, páginas 77 y 115

(7) Freud señala que no es ella la que pide análisis (sino su padre), que no la considera una "enferma", e incluso llega a sugerir que mas que de un análisis de lo que se trató fue de una "observación" ("la muchacha de nuestra observación", en "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Obras Completas, Editorial Amorrortu, Tomo XVIII, página 150) ya que "la tarea propuesta no consistía en solucionar un conflicto neurótico, sino en transportar una variante de la organización genital sexual a otra" (idem, página 144), cuestión descarta por el propio Freud:"no es misión del psicoanálisis solucionar el problema de la homosexualidad"(idem, página 163).
Véanse los comentarios de Thomas Gindele (el traductor de la biografía, del alemán al francés) en el postfacio de la biografía: "Freud, Lacan, Sidonie: desfasaje"

(8) Plotkin dice que Freud "no nos proporciona versiones siquiera fragmentarias de los sueños o de otro tipo de material que pudiera haber aparecido en las sesiones" y que "lo que obtenemos de los textos de Freud es la versión que él proporciona de lo que sus pacientes dijeron", y Moreno se queja de que "en el escrito de Freud no aparece jamás la palabra de su paciente".

(9) "significaba la consecución de aquel deseo cuyo desengaño la había empujado a la homosexualidad, a saber, el de tener un hijo del padre, pues ahora ella caía por culpa del padre", Sigmund Freud, "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Obras Completas, Editorial Amorrortu, Tomo XVIII, página 155

(10) Jacques Lacan, Le Séminaire, livre X, L'angoisse - Seuil - páginas 130 y 136

(11) Idem, página 131

(12) Sigmund Freud, "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Obras Completas, Editorial Amorrortu, Tomo XVIII, página 154

(13) Idem, páginas 156 y 155

(14) Jean Allouch, La sombra de tu perro, Ediciones Literales y El cuenco de plata, páginas 103

(15) Sigmund Freud, "Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina", Obras Completas, Editorial Amorrortu, Tomo XVIII, página 160

(16) Jean Allouch, La sombra de tu perro, Ediciones Literales y El cuenco de plata, páginas 104

(17) La reunión realizada (a fines de abril del 2005) en la APLP (Asociación de Psicoanálisis de La Plata). No se porqué habrán considerado que el título "Revisión de la homosexualidad femenina" era el "adecuado" para la ocasión.

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Número 21 - Julio 2005
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