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Conversamos con Benjamín Domb en su casa, luego de nuestras respectivas jornadas de trabajo, acompañados de algunas empanadas y un buen vino.
Para Domb, el problema de las relaciones entre la intensión y la extensión de la noción de inconsciente se ordenan teniendo presente que "el inconsciente es parte de la estructura del parlêtre, el hablante, más allá de que esté o no esté en análisis", es decir, "el inconsciente está más allá de que haya análisis o no haya análisis". No obstante, "la eficacia del psicoanálisis tiene dos puntas. Una es la eficacia propia del psicoanálisis, de la práctica psicoanalítica. Y otra es la eficacia que ha tenido el psicoanálisis en la cultura", en la medida en que el psicoanálisis "ha impuesto un discurso y una terminología que antes no existían".
Domb presenta el problema del siguiente modo: "el analista forma parte del concepto de inconsciente, el analista es un testigo, o un efecto del inconsciente. ¿Qué estaría en el lugar del analista cuando no hay analista? (...) hay otras cosas, que no son el analista, que pueden presentificar y ser parte del concepto de inconsciente, lo que sería el agujero del inconsciente".
Lo mismo se plantea en relación a la transferencia, puesto que "entre transferencia e inconsciente hay una solidaridad de concepto: una cosa lleva a la otra. El saber del inconsciente termina hago una parábola rápida en el saber del analista. Si hay saber del inconsciente, si hay un saber en el inconsciente, la transferencia es la transferencia de ese saber a la persona del analista". Lo actual en un análisis son "los puntos límites donde no hay más saber, lo que sería el agujero, lo no identificable, que es lo real del Otro, que es lo real del sujeto". Es ahí donde "el sujeto puede producirse como un significante nuevo". "La eficacia del psicoanálisis se produce cuando el agujero, lo que Lacan llama el "traumatismo", logra ser vaciado. Cuando el saber del inconsciente logra extenuarse al punto en que uno se encuentra con un no-saber radical. Ahí se puede producir algo que Lacan llama la invención".
¿A donde va un análisis? "A que uno descubra lo que hay (...) Es preciso establecer que hay lo que hay. Y si uno tuvo un padre poco hábil, pobre, desconsiderado por la madre, hay lo que hay. Hay ese padre, no hay que inventar un padre nuevo, no hay que salvar al padre". Domb señala que "el concepto de castración del Otro implica considerar que no hay un Otro, que el Otro está tan agujereado como el sujeto mismo, que no hay un Otro que pueda ocupar el lugar de un saber absoluto (...) No hay sujetos no castrados. La suposición de que existe uno que no está castrado, es decir el padre, es una necesidad del niño, que para aceptar la castración dice que existe uno que no sería como él. El análisis sería descubrir que el Otro está agujereado, y que por eso no es un Otro, a lo sumo un pequeño otro, semejante".
En ese sentido, las instituciones de analistas son de analizantes, no son de analistas: "los que forman parte de una institución son analizantes. Analistas en tanto comparten una práctica en común, pero en la institución no son analistas, son todos analizantes. Salvo que nos quedemos callados y esperemos que otro hable para analizarlo (...) Es un ideal que las instituciones de analistas, que son de analizantes, sean mejores que las de odontólogos o arquitectos"
El saber del analista es "cómo meterse en esa estructura, cómo ser parte de la estructura del analizante, así como un carpintero sabe su oficio, el analista sabe por donde tiene que cortar, por donde tiene que intervenir, como tiene que hacer para que su propio Edipo, su propio inconsciente no haga obstáculo a lo que está escuchando. Ese es un oficio, el de psicoanalista, es una artesanía, donde uno sabe hacer su trabajo. Después, cuando hace teoría, vuelve a la posición de analizante, y ahí se cuela su propio fantasma. Cuando uno trabaja, y se presta a su trabajo, y no interfiere en el decir del analizante, éste descubre cosas. Tal vez, a veces, no la pega en el señalamiento, pero deja que el inconsciente del analizante se despliegue".Benjamín Domb es Psicoanalista. Ha sido miembro fundador de la Escuela Freudiana de Buenos Aires y miembro del comité de redacción de la revista "Cuadernos Sigmund Freud". Analista Miembro de la E.F.B.A. Ex Presidente de la E.F.B.A. Ex Jurado de Nominaciones de Analista de la Escuela y de Analista Miembro de la Escuela.
Ha realizado durante 20 años presentación de enfermos en el Hospital T. Borda. Dicta su seminario en la E.F.B.A.
Publicó numerosos trabajos de psicoanálisis en revistas especializadas de la Argentina y el exterior.
Autor del libro "Más allá del Falo" y, de próxima aparición "La posición del analista y la eficacia del psicoanálisis".
Ejerce su práctica en Buenos Aires, lugar donde también enseña.
Email: domb@arnet.com.ar