Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
"El Buenos Aires Kleinian"
Vida y obra de Arminda Aberastury (1910 - 1971)
María Inés Winkler Muller - Ximena Wolff Reyes

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Resumen

La historia oficial de la psicología, en el registro de vida y obra de sus principales protagonistas, ha privilegiado la recuperación de los psicólogos varones, omitiendo o minimizando las contribuciones realizadas por mujeres. Este trabajo es un estudio psicobiográfico de la argentina Arminda Aberastury, pionera del psicoanálisis infantil en Latinoamérica. Se reconstruye vida y obra considerando tanto el contexto de la historia del psicoanálisis en Buenos Aires como el marco sociopolítico del país, articulados a la toma de posiciones de Arminda Aberastury. Se incluye una revisión de sus contribuciones teóricas y aplicadas al psicoanálisis infantil para concluir estableciendo relaciones entre su obra y vida personal.

Abstract

Psychology's official History, regarding the life and achievements of its protagonists privileged and systematically underlined its male psychologists, while leaving out, or at least minimized, women's contributions. This paper is a psychobiography study of Arminda Aberastury, an Argentinean female psychologist and pioneer in the field of children's psychoanalysis in Latin America. Aberastury's life and achievements were reconstructed, while simultaneously considering both; the historical context of Psychoanalysis in Buenos Aires as well as the sociopolitical climate en Argentina as they relate to Aberastury's perspectives. A review of her theoretical and applied contributions is included in this paper which conclude with some relationships between her personal life and achievements as child psychoanalyst.

Palabras Claves: Arminda Aberastury, psicohistoria, psicoanálisis infantil

Key Words: Arminda Aberastury, psychohistory, children psychoanalysis

 

 

Introducción: eligiendo una heroína en la historia de la psicología

La Historia de la Psicología constituye un área de interés creciente, probablemente asociada al hecho que la psicología como disciplina autónoma ya ha superado en algunas décadas el siglo de existencia: el hito fundacional, inscrito en la "historia oficial" de la disciplina es la creación del Laboratorio Experimental por Wilhelm Wundt, en Leipzig 1879.

Una revisión sistemática de los registros históricos, libros y manuales dedicados al tema, hace evidente una ausencia de los aportes realizados por mujeres, que se reproduce en la enseñanza de la psicología, como se documenta en algunas publicaciones (Magaña, Wolff y Winkler, 1998; Winkler, Magaña y Wolff, 2001 y 2004). En el campo clínico, el psicoanálisis deviene la orientación teórica que explicita y realiza más esfuerzos al respecto, probablemente determinado por la clara postura de Sigmund Freud que "ofreció un camino privilegiado para las mujeres desde el lugar del paciente hacia el del terapeuta" (Balán, 1991, pág. 18) al reconocer su ignorancia ante lo femenino y permitir y facilitar la incorporación de mujeres "en igualdad de condiciones que los hombres" en el estudio y práctica del psicoanálisis. De hecho, existe información considerable acerca de un conjunto de discípulas, que, muy tempranamente, elaboraron conceptos y posturas propias, con mayor o menor disidencia de los planteamientos freudianos originales; así por ejemplo,  Sabine Spielrein, Sophie Morgenstein, Margaret Mahler, Karen Horney, Helen Deutsch y otras. Sobre Anna Freud y Melanie Klein hay asimismo abundante literatura que aborda los aspectos biográficos y las polémicas teóricas que protagonizaron, conocidas como Las Controversias. No es indiferente que las autoras mencionadas sean todas europeas, pues la información acerca de psicoanalistas latinoamericanas es comparativamente muchísimo más escasa; es posible detectar más información acerca de mujeres emigrantes a América, por ejemplo la austriaca Marie Langer quien vivió en Argentina y posteriormente en México (Teicher, s/f) que de las autoras nacidas en nuestro continente.

En este trabajo reportamos resultados parciales de un proyecto de investigación mayor, que pretende recuperar y revelar los aportes femeninos a la psicología. Del conjunto de mujeres que han contribuido a su desarrollo en Latinoamérica, hemos elegido a la psicoanalista argentina Arminda Aberastury, cuya praxis, aunque conocida en el mundo psicoanalítico, particularmente entre quienes se dedican al psicoanálisis y la psicología infantil, no ha sido suficientemente difundida en la comunidad científica nacional e internacional.

La elección de Arminda Aberastury obedeció a los siguientes criterios: mujer latinoamericana, creadora en nuestro campo, reconocida como fundadora de la Escuela Argentina de Psicoanálisis Infantil, cuyo trabajo se ubica cronológicamente en los comienzos del desarrollo tanto de la psicología como del psicoanálisis en Latinoamérica.

La recuperación histórica de vida y obra de científicos puede ser enfocada desde distintas perspectivas, incluyendo los estudios biográficos, la nueva historia, la historia de las mentalidades, la psicohistoria y el psicoanálisis (Winkler y Wolff, 2003). 

Para este trabajo nos basamos en la perspectiva de los estudios psicobiográficos, tal como han sido desarrollados por Smith (1994), quien concibe la biografía como un proceso que comienza con la elección de la persona acerca de quien se escribirá, el héroe o la heroína, sea reconocida o no como tal por la población en general.

Metodología (o cómo compensar los vacíos de información)

Al decir León Edel (1984) "los biógrafos escriben vidas" indica que el trabajo psicobiográfico es una reconstrucción que obviamente se encuentra permeada por la subjetividad del o los/as biógrafos. La re-lectura de la información disponible, que en el caso de Latinoamérica particularmente es escasa, dispersa y de difícil acceso, obliga a recurrir a fuentes secundarias y a realizar un doble trabajo de análisis en la medida que requiere tener siempre presente que el contenido está ya procesado por quienes elaboraron tal material.

Para compensar la ausencia de literatura informativa, y en tanto no hay teoría que no sea, en cierto sentido, un fragmento de autobiografía (Paul Valery, en Lejeune, 1994) hemos dedicado especial atención a las obras de Arminda Aberastury, que son, en este sentido, fuentes primarias.

En la búsqueda bibliográfica encontramos 4 libros y variados artículos de Arminda. Los avances tecnológicos nos permitieron acceder a  cerca de 50 textos publicados en Internet, relativos a los inicios e historia del psicoaná lisis en Argentina, y a otros 20 trabajos, utilizados como complemento, que refieren a vida y obra de Enrique Pichon-Riviere, esposo de Arminda.

Dicho corpus posibilitaba la reconstrucción del contexto profesional y nacional, pero constituía una escasa referencia a aspectos propiamente biográficos, por lo que contactamos a personas que conocieron a Arminda en el ámbito personal o profesional. De 15 solicitudes de información obtuvimos respuesta de 4 personas, a quienes agradecemos su colaboración [2].

A partir de la certeza que toda biografía debe ser apreciada en su contexto histórico (Harris, 2000), se complementó la búsqueda de información con la revisión de textos respecto de la historia internacional del psicoanálisis y de los principales eventos sociopolíticos de Argentina. El material recopilado fue elaborado comenzando con un ordenamiento cronológico de los hechos para, posteriormente, integrarlo armónicamente en dos acápites: historia del psicoanálisis en Argentina y vida de Arminda Aberastury.

A continuación presentamos una visión panorámica del primer punto, para posteriormente referirnos a la vida y obra de Arminda

Notas históricas: del laboratorio experimental al Buenos Aires kleiniano.

Para los efectos de esta investigación hemos optado por una perspectiva amplia, que incluye los campos de la psicología, la psiquiatría y el psicoanálisis, como disciplinas que tienen en común el estudio de la psique y la conducta.

Al reconstruir la historia de las actividades y personajes de las disciplinas, es necesario optar, en forma más o menos arbitraria, por un punto de partida. Para la psicología se ha descrito la creación de Laboratorios como un hito inicial de relevancia (Rice, 2000). En Argentina el primer Laboratorio de Psicología Experimental fue creado en el año 1898, por el Dr. Horacio Piñero en el Colegio Nacional Buenos Aires, dedicado al estudio de una psicología fisiológica (Balboa, 2000). Se destacan en este período, que podemos denominar como la "prehistoria", José Ingenieros, James Mapelli, Aníbal Ponce, Jorge Thenon y E. Pizarro Crespo, en su mayoría médicos psiquiatras. El conocido  médico psiquiatra, filósofo, sociólogo y criminalista José Ingenieros (1877-1925) publica en 1904 su libro "Los accidentes históricos y las sugestiones" basado en las obras de Charcot y Janet, mencionando a Breuer y a Freud (Puig, 1997).

Desde 1929 se comienza a incluir el psicoanálisis en las cátedras de psicología, que hasta el momento han enfatizado la filosofía de Franz Brentano y la fenomelogía de Edmund Husserl (Leder, 1999); aunque será José Bleger quien dicte la primera Cátedra Universitaria de Psicoanálisis en 1959 en la ciudad de Rosario. Ya en los años 20 circulaban en Buenos Aires las Obras Completas de Sigmund Freud, en la traducción de López Ballesteros impulsada por José Ortega y Gasset (Arbiser, 2000), lo que claramente contribuyó al ulterior desarrollo del psicoanálisis en el país. En Francia, la traducción de las obras de Freud era aún incompleta en 1982 (de Mijolla, 1998).

En febrero de 1930 Freud recibe la visita de dos médicos argentinos: Dr. Nerio Rojas de la Universidad de Buenos Aires y el Dr. Gregorio Berman de la Universidad de Córdoba, ambos profesores de medicina forense (Benveniste, 1998a).

A partir de esa década, la denominada "década infame" que se inicia con el primer Golpe de Estado de la Argentina por parte de José Félix Uriburu (Leder, 1999) hay diversos indicios que el psicoanálisis comienza a instalarse en la Argentina, para posteriormente consolidarse como un polo de desarrollo para toda Latinoamérica (Puig, 1997). Sin embargo, el psicoanálisis latinoamericano no nace en el Río de la Plata; previamente, en 1926, Honorio Delgado en Perú escribe una biografía de Freud, siendo el primero en conjeturar que Jacob Freud, padre de Sigmund, tuvo tres esposas y no dos como se registra en la historiografía oficial (Rodrigué, 2000).  Y en el vecino Brasil, Durval Marcondes (1899- 1991) inicia su análisis en 1937 con Adelheid Koch, recién llegada del Instituto de Berlín (Cesio, 2000).

A finales de la década de los 30, mientras la familia Freud se exilia en Londres, Enrique Pichon-Riviere conoce a Arnaldo Rascosky [3] y un año después (1938), llega a Argentina Angel Garma [4] desempeñando un rol fundamental para el desarrollo e institucionalización de la disciplina (Sanchez-Medina, s/f). Estamos hablando del mismo año en que se suicida la famosa poetisa Alfonsina Storni (1938). En el mes de septiembre de 1939 Sigmund Freud muere en el exilio británico. En este período, el grupo que posteriormente será fundador de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) se reúne inicialmente en la casa de Celes Cárcamo [5], a estudiar a Freud. Más adelante la APA alquilará su propio local en la calle Juncal 655 de la Capital Federal (Puig, 1997).

El 15 de Diciembre de 1942, mientras Argentina se encontraba en Estado de Sitio se consolida formalmente la creación de la APA, firmando el acta Ángel Garma, Celes Cárcamo, Arnaldo Rascovsky, Enrique Pichon-Riviere, Marie Glas de Langer y Guillermo Ferrari Hardoy. La primera Comisión Directiva estuvo presidida por Garma; Cárcamo asumió como secretario científico y Rascovsky como director de Publicaciones, fundando posteriormente la Revista de Psicoanálisis (Bruno, Gitaroff y Zelcer, 1994). Al grupo inicial muy pronto se agregaron Luis Rascovsky, Enrique Racker, Luisa G. de Álvarez de Toledo, Alberto Tallaferro, Arminda Aberastury, E.E. Krapf, Matilde Rascovsky, Teodoro Schlossberg, Flora Scolnic y Simón Wencelblat. Todos ellos pueden considerarse los primeros miembros de la APA. Ésta ingresó a la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA) con el reconocimiento de Ernest Jones, incorporándose formalmente en Zurich (1949) durante en primer Congreso Psicoanalítico Internacional realizado tras la Segunda Guerra (Etchegoyen, 1994). De los fundadores, Celes Cárcamo mantuvo una participación limitada en la APA, sin apartarse pero evitando destacarse en las actividades de la institución. Ferrari Hardoy al poco tiempo emigra a los EEUU. El resto tuvo una participación activa y destacada en las diferentes vicisitudes que atravesó la institución (Puig, 1997).

La necesidad de difundir el pensamiento psicoanalítico se abordó a través de la revista de la APA, cuyo primer número aparece en julio de 1943. La política institucional de la APA seguiría, por un lado, una línea de adecuación a las instituciones médicas, constituyendo la medicina psicosomática y el trabajo multidisciplinario un punto de encuentro. Por otro lado empezó a incorporarse la teoría "kleiniana" como sinónimo de psicoanálisis, con lo cual se acomodaba a una perspectiva de poder en la IPA.

En el contexto argentino, el psicoanálisis era rechazado y desvalorizado en los ambientes médicos, lo que habría contribuido a fomentar una gran cohesión entre los participantes de este proyecto.  La APA funcionaba como una "gran familia", de modo que el psicoanálisis no sólo era una teoría científica y el desarrollo de una práctica profesional, sino también una forma de vida, cuyas pautas estaban implícitamente establecidas para el grupo (Carpintero y Vainer, (I), s/f). En esta época la actividad profesional estaba centrada en los consultorios privados -a excepción del trabajo realizado por A. Rascovsky y E. Pichon-Riviere- a causa de la situación política nacional y las relaciones con los psiquiatras. La psiquiatría oficial, positivista, consideraba que el psicoanálisis era charlatanería. Por otra parte, los psiquiatras progresistas, en ese momento ligados al Partido Comunista, lo criticaban desde la reflexología pavloviana tildándolo de idealista.

"Corrían los años de la Segunda Gran Guerra y los acontecimientos hostiles en el medio circundante local, así como la repercusión de tanta muerte en la Vieja Europa favorecieron el encuentro, la unión y el futuro establecimiento de una relación horizontal entre sus miembros, que se mantuvo a lo largo de los años y posibilitó un crecimiento prolífico que llega a nuestros días" (Puig, 1997, pág. 5).

El período inicial fue de lento crecimiento institucional en cuanto a la incorporación de nuevos miembros. A la segregación proveniente del ambiente médico se agregaba el costo de una formación que implicaba realizar cinco sesiones de análisis didáctico, seminarios, cursos, control de pacientes y un año de práctica psiquiátrica, que evidentemente no era accesible para cualquier profesional. Si en 1943 la APA contaba con 11 integrantes, recién en 1954 incluye a 104 profesionales. Fidias Cesio (1982, cit. en Carpintero y Vainer (I), s/f, pág. 6) describió este período en los siguientes términos:

"En los seminarios se estudiaba básicamente la obra de Freud y las exigencias eran rigurosas, obligando a los candidatos a una intensa aplicación (...) se exigió que cada candidato controlara al menos dos casos con sendos analistas didácticos (...) durante los primeros años, las autoridades que organizaban y administraban la APA y el Instituto, nuestros analistas didácticos, nuestros analistas de control y nuestros profesores fueron Garma, A. Rascovsky, Pichón Rivière, Langer y, a partir de 1945 Luis Rascovsky, J. Mom, De Foks, Gilda y J.C. Suárez.

A partir de la década de la fundación de la APA, la sociedad argentina vivió con mayor o menor intensidad situaciones problemáticas y explosivas: huelgas, golpes de estado, alzamientos civiles, secuestros, asesinatos políticos, etc. En esos años, una sucesión pendular entre regímenes civiles surgidos de elecciones y gobiernos militares de facto en el ejercicio del poder impusieron la militarización del conjunto de la sociedad. Época en que se estableció el denominado campo de la salud mental y la psiquiatría dejó de ser la profesión exclusiva que curaba las enfermedades mentales y debió convivir con otras disciplinas como la psicología, la psicopedagogía, la antropología, la sociología. El psicoanálisis adquirió un prestigio inusitado que influyó en todas las áreas del saber.

Sin embargo, la influencia de las condiciones sociopolíticas del país afectó en menor medida a los psicoanalistas y la institución de la APA que a la psicología académica que se estaba desarrollando en las universidades. Durante el gobierno del General Ramírez empieza el predominio de tendencias nacionalistas que intentan controlar las instituciones profesionales y educativas y que luego, bajo la presidencia de Juan Domingo Perón (1946-1955), se hace efectiva con la persecución a científicos y profesionales, -en especial del ámbito universitario-, lo que no ocurrió con los psicoanalistas, aunque la obligatoria presencia policial en las reuniones y de las fotos de Perón y Evita fomentó la tendencia a ampararse en el propio grupo. Incluso aquellos que habían llegado para refugiarse del fascismo europeo pensaron seriamente en emigrar a otros países (Carpintero y Vainer (I), s/f).

Ahora bien, la historia institucional psicoanalítica no transcurrió exenta de crisis. Los principales quiebres en Argentina efectuados por los analistas de los grupos Plataforma y Documento (década de los 70's), llevaron a renuncias masivas como símbolo de ruptura con la APA. Las críticas planteadas y vivencias de los disidentes han sido descritas por la propia Marie Langer (1983), partícipe activa en la ruptura.

En este contexto cabe también una breve referencia a las corrientes teóricas psicoanalíticas predominantes en la Argentina. Es así como el fenómeno kleiniano en Buenos Aires, como tantas otras manifestaciones en dicha ciudad, tuvo un explosivo y prolongado boom inicial. Buenos Aires, al principio fue kleiniana (Barugel, 2000; Neuburger, 1998). En la actualidad los aires de la ciudad son decididamente lacanianos y masottianos (Izaguirre, 1999) sin embargo, alrededor de los años cuarenta, la raíz del pensamiento psicoanalítico argentino partió de Londres, ciudad en que florecía la obra de Melanie Klein.

Para finalizar esta sucinta trayectoria, marcamos que Argentina es actualmente el segundo país con la mayor cantidad de psicoanalistas por habitante (el primero es Francia). La iniciativa de los fundadores de la APA tuvo poderosos frutos. Un indicador anecdótico -pero notable- lo constituye el hecho que en Buenos Aires, en el barrio de Palermo, hay un sector conocido como "Villa Freud" (Kuhn, 1999), apodo adquirido a partir de la cantidad de psicoanalistas que lo eligieron como lugar de residencia y trabajo (cada tres casas hay un consultorio psicoanalítico, dice Neuburger, 1998). Ni siquiera la Viena, cuna del psicoanálisis posee un emblema equivalente.

A continuación presentamos a nuestra protagonista, una mujer comprometida, destacada y fundadora del psicoanálisis infantil en Latinoamérica.

Arminda Aberastury, "La Negra"

Antecedentes familiares

Arminda proviene de una familia de origen vasco [6] que inicialmente emigró a Uruguay y posteriormente a Argentina, asentándose en Buenos Aires. Por el lado paterno se trataba de comerciantes, por el materno de intelectuales, (Roudinesco y Plon, 1998).

El abuelo Federico (Ladislao Jacinto) Aberasturi [7], nacido en Paysandú, fue nombrado en 1864 comandante de la Guardia Nacional, organizó la infantería y durante el sitio de su ciudad defendió la línea del sur, como Segundo Jefe hasta el final de las hostilidades. Un hermano del padre, Maximiliano Aberasturi[8], Profesor de Dermatología en la Facultad de Medicina de Buenos Aires, publicó numerosas obras didácticas y obtuvo reconocimiento profesional (Knobel, 2000). Por el lado materno, su abuelo Francisco Felipe Fernández fue un destacado escritor y dramaturgo.

El padre de Arminda, Pedro Aberastury (nacido en 1867, Entre Ríos) se desempeñó como Procurador y Gestor de distintas empresas comerciales y participó en su última etapa en Gas del Estado. Descrito como un hombre tranquilo, de pocas palabras, muy centrado en su trabajo, ya bastante adulto para las normas de la época se casó a lo 37 años con Arminda Fernández, nacida en 1877 en Buenos Aires, que abrazó la carrera docente, jubilando con el cargo de Directora de Escuela. Era una mujer severa y lacónica, muy dedicada en su trabajo escolar, que consideraba la educación de los hijos como una tarea que involucraba todos los aspectos de la vida. Capaz de censurar los libros de la biblioteca pegando las hojas "no adecuadas", fue una asidua lectora y amante de las artes, e insistió obstinadamente que su hija aprendiera a tocar el piano[9] (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

Arminda fue la única hija mujer, la menor de cuatro hermanos. Pedro, el mayor, nace en 1905 y se destaca por una brillante carrera en leyes y relevante participación política [10]. El segundo hermano, Federico[11], nace en 1907 y cursó la carrera de medicina hasta 4ª año. Como estudiante en 2ª año y ayudante de la cátedra de histología editó dos libros de "Embriología Humana" (Ed. El Ateneo) que fueron usados como libros de textos durante muchos años. Sufría de trastornos psíquicos y durante su internación en el asilo de Torres por un cuadro maníaco-depresivo, conoció a Enrique Pichon-Riviere, futuro esposo de Arminda, quien se encontraba también allí por problemas de exceso de alcohol (Pichon-Riviere, 2001). El menor de los hombres, Marcelo[12], nace en 1909, también estudia Leyes dedicándose al derecho internacional.

Federico Aberastury (sobrino de Arminda), es un eminente psicoanalista, miembro titular en función didacta en APA, cofundador de varias organizaciones freudianas en Buenos Aires y ha publicado varios trabajos acerca de la historia del psicoanálisis en Argentina.

Todos estos antecedentes ilustran la elevada posición social y cultural de la familia de origen de Arminda, así como su vasta trayectoria en el ámbito científico, cultural, militar y político bonaerense.

Niñez y juventud (1910-1933)

El 24 de septiembre de 1910 nace Arminda, sólo un año después de su hermano Marcelo. Es un año relevante en la historia del psicoanálisis: han transcurrido recién dos desde la creación de la Sociedad de los Miércoles el 15 de abril 1908 (Solns-Rödelheim, 1977), un año desde la célebre visita de Freud a Estados Unidos invitado por Stanley Hall; es el año de la creación de la IPA, y en que el médico chileno Germán Greve presenta el primer trabajo freudiano en Latinoamérica en el Congreso Internacional en Buenos Aires en una ponencia sobre la sexualidad infantil y los efectos de la terapia psicoanalítica sobre síntomas obsesivos (Rotmiler, 2000; Casaula, Coloma y Jordán, 1991).

Por el color de piel, más oscuro que el de su familia, Arminda recibió precozmente el apodo de "Negrita", luego será "La Negra" para colegas y amigos. Cuentan que una vez Arminda le preguntó a su madre si alguien la iba a querer cuando fuera grande, por su tez oscura. La madre le contestó "Mire m'hija, usted es linda e inteligente y ya encontrará alguien inteligente que la sepa querer". Como hija menor fue muy querida por la familia, y respetada por su gran capacidad (Knobel, 2000). Uno de sus hijos la describe como una mujer muy linda y atractiva, que cuidaba mucho su cuerpo y su aspecto. Era coqueta y seductora y cuidaba de sobremanera su apariencia (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

De sus hermanos, el más influyente en un principio fue Federico, pero su alejamiento del pensamiento psicoanalítico y la enfermedad que le aquejaba con crisis cada vez más frecuentes, ocasionaron que Arminda viera poco a este hermano a partir de la década del cuarenta. Con quien mantuvo siempre una profunda relación fue con su hermano mayor Pedro, vinculados por la literatura y la poesía. Marcelo, el menor, vivió alejado del país un tiempo y esto aumentó las distancias entre ellos.

Desde joven, Arminda es descrita como melancólica y de gran belleza (Roudinesco y Plon, 1998). Al cumplir 17 años, habría tenido su primer contacto con el psicoanálisis a través de un amigo de su hermano Federico, quien le regaló una obra de Freud.

Bajo la influencia de su tío Maximiliano, Arminda quiso estudiar medicina, pero las restricciones para la formación superior de las mujeres y la presión social por adaptarse al rol prescrito de la época desistió de ello y optó por la docencia[13]. Siguiendo la trayectoria materna, cursó la Escuela Normal, se recibió de maestra en 1929 y estudió Pedagogía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires (1933).

"Amor y Trabajo" (1933- 1972)

Para Arminda amor y trabajo se entrelazan por varias décadas. En el año 1933, con 23 años de edad, conoció al compañero de su hermano Federico, Enrique Pichon-Riviere[14]. Tenían intereses en común y la formación de Arminda como psicopedagoga y su trabajo de asistente social pareciera que los acercaron rápidamente. Sostienen un largo noviazgo y se casan un año después que Enrique se gradúa de Médico (1937) conviviendo en una relación que combina aspectos afectivos y profesionales. Participan activamente en el movimiento colonizador del psicoanálisis en Argentina y comparten intereses intelectuales en un clima de mutua colaboración. Pocos años después del casamiento la pareja tenía ya una muy buena posición y frecuentaban especialmente a los hermanos de Arminda. Eran visitados y requeridos por los amigos y realizaban reuniones en el gran living de su casa en Santa Fe, muy animadas, concurridas por músicos de jazz, pintores y escritores. El matrimonio participó activamente en un período de excepcional fecundidad intelectual en Buenos Aires, bajo la influencia del movimiento surrealista europeo y luego del arte concreto.

Tuvieron 3 hijos varones, con una diferencia de 2 años entre uno y otro. El mayor, Enrique, estudió Licenciatura en Comercialización, es creador y propietario de una importante empresa de organización de ferias, congresos y exposiciones en Buenos Aires. Joaquín siguió en la senda profesional de sus padres como etnopsiquiatra, psicólogo social y director de psicodrama. Marcelo, el menor, escritor y periodista, ha publicado numerosos libros de poesía, un par de novelas y se desempeña como Director del suplemento literario de un prestigioso diario argentino.

En palabras de su hijo Joaquín, para Arminda fue difícil ser madre de tres hijos varones:

" ...éramos considerados 'la peste' del barrio por las bromas y chascos que hacíamos... también por ciertas actividades peligrosas como escalar por las cornisas, tirar sogas entre edificios y cruzar, etc... asistíamos a colegios de simple escolaridad y teníamos la tarde y la noche para salir casi con total libertad. No había visitas al colegio para evaluar nuestra performance ni tampoco mucho control sobre nuestras amistades... jugábamos con arcos y flechas de verdad, rifles de aire comprimido y dardos y cuchillos. Tenemos de esas épocas varias cicatrices. A mamá la asustaba nuestro comportamiento y tenía problemas para 'orientar' nuestra creciente inquietud y entusiasmo por la sexualidad" (2001).

En su rol materno, Arminda fue preocupada y atenta a las necesidades de sus hijos, incluso cuando ya eran adultos (Knobel, 2000). La lectura de escritos ulteriores ilumina la comprensión de lo que para ella significaba este rol, cuando señala: "Hoy sabemos algo más. Es el hijo lo único que puede tranquilizar a una mujer sobre el normal funcionamiento de su interior" (Aberastury, 1992, pág.66).

La relación de pareja era, según cercanos, "buena" (Knobel, 2000) aunque no exenta de conflictos. Al parecer Arminda necesitaba una vida y las finanzas más ordenadas que la de Pichon-Riviere, y también mayor asistencia en la crianza de los hijos, sumado al hábito de Enrique de dormir al lado de su escritorio. La relación con su suegra Josefa no era nada buena y con frecuencia interfería en la pareja, aunque el principal motivo de los roces era el propio Enrique, que le prestaba muy poca atención a su madre (Joaquín Pichon-Riviere 2001).

En el ámbito profesional Arminda comenzó a practicar el psicoanálisis de niños en un diminuto baño al fondo del pabellón psiquiátrico que dirigía Enrique. En el mismo año que contraen nupcias, en el Consultorio de la Liga de Higiene Mental del Hospicio de las Mercedes, Arminda atiende a una niña de 8 años, siguiendo la técnica psicoanalítica descrita por Anna Freud (Aberastury, 1992). Conoce a la chica casualmente en la sala de espera, mientras la madre, muy enferma, era tratada por Pichon-Riviere (Larsen, s/f). Este caso, primer tratamiento psicoanalítico infantil en Latinoamérica, marca el comienzo de una clínica de niños que en la Argentina influyó radicalmente en la formación de generaciones posteriores.

Arminda, participante de las reuniones constituyentes y precursoras de la APA, asume el proceso de formación, iniciando su análisis didáctico con Ángel Garma en 1942, cuando la psicoanalista Marie Langer [15] arriba a Buenos Aires huyendo de la Europa nazi (Benveniste, 1998 b).

En ese período "La Negra" se encuentra realizando la primera traducción al castellano de la obra de Melanie Klein. Mientras Marie Langer (más informalmente, Mimí) espera desde Europa la confirmación oficial de su formación analítica, relee a Freud completo y accede a los escritos de la Klein, colabora con Arminda en la supervisión de la traducción desde el alemán, y ambas tienen la oportunidad para estudiar y discutir rigurosamente los contenidos (Teicher, s/f)). Estas dos mujeres, nacidas el mismo año, establecen una relación de colaboración y respeto mutuo (Knobel, 2000) que se mantiene hasta la muerte de Arminda.

La fundación de la APA afecta no sólo las actividades profesionales de sus integrantes, pues en la sede de calle Juncal también se desplegaba una activa vida social. La mayoría de sus miembros pertenecía a la clase media alta bonaerense, al igual que sus pacientes; la minoría, como Enrique Pichón Rivière y Arnaldo Rascovsky, no provenía de ese sector social, pero se habían casado con mujeres pertenecientes a familias acaudaladas y prestigiosas: Enrique con Arminda y Arnaldo con Matilde Wencenblatt, de una familia de peleteros (Rodrigué, 2000). El nivel económico alcanzado por este grupo pionero les posibilitó adquirir sus casas de fin de semana en el Hindú Club, uno de los primeros "countrys clubs" de Buenos Aires o ir de vacaciones al exclusivo balneario de Punta de Este, en la República Oriental del Uruguay. Sin embargo, el psicoanálisis como actividad profesional no reconocida socialmente aún y desvalorizada desde la medicina, los transformaba en marginados dentro de su propio estamento social (Carpintero y Vainer (I), s/f).

En aquellos primeros tiempos tampoco faltaron las presiones políticas. Como reporta Emilio Rodrigué (2000) "un agente de seguridad, por resolución policial, estaba presente en los seminarios parado junto a la puerta. Una diversión nuestra (...) era inventar casos clínicos escabrosos (...) y ver la cara que ponía nuestra centinela" (Pág. 3).

El esposo de Arminda, Enrique, jugó un papel crucial en el éxito de la institución recién creada y en su transformación en polo de desarrollo del psicoanálisis para toda Latinoamérica. Una relevante ayuda financiera que permitió publicar varios números de la Revista de Psicoanálisis, fue recibida del Sr. Muñoz [16] en agradecimiento por el exitoso tratamiento que Pichon-Riviere realizara a una persona de la familia o de la empresa [17]. La APA acordó que los fundadores serían miembros adherentes y debían presentar un trabajo científico en el plazo estipulado de un año para ser promovidos a titulares (Puig, 1997).

En sus primeros trabajos Arminda se inspira en Sophie Morgenstern[18] Posteriormente, y a partir de la lectura de El Psicoanálisis de Niños, Arminda se pone en contacto con Melanie Klein (Aberastury, 1992) e inician una fructífera correspondencia. Arminda no conocía "Las Controversias" Klein- Anna Freud que prácticamente habían escindido la Sociedad Británica, ignorancia que le trae consecuencias. Cuando envía la primera carta a Melanie (1945) solicitándole que publique su artículo en el International Journal, en el cual había citado por igual a Anna Freud y a Melanie Klein, recibe como respuesta que su artículo no cumplía los estándares internacionales de publicación (Neuburger, 1998).

Con Elizabeth Goode de Garma comienza a trabajar en 1945, año en que se crea el Instituto de Psicoanálisis para capacitar y formar a los futuros psicoanalistas a través del análisis didáctico, controles y seminarios, y cuyo director fue el mismo Garma (Puig, 1997). El Primer Encuentro Psicoanalítico de América Latina se realiza al año siguiente.

Arminda sustentó y promovió activamente la idea que la formación analítica debe incluir el psicoanálisis infantil para todos los candidatos. Así desde 1948 se incluyó un curso en los programas del Instituto (Aberastury, 1992).

Durante la década de los 50', un interés por la psicosomática es compartido en el grupo de la APA y Enrique aporta criterios analíticos para el tratamiento de las psicosis. En el año 1951 Arminda asiste de relatora en París, al Congreso Internacional de Psicoanálisis, acompañada de Enrique. Contacta a Melanie Klein y la visita en Inglaterra el año 1957 (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

En las primeras publicaciones de Arminda, en conjunto con Enrique, aparece él como primer autor y ella con su apellido de casada, costumbre en la época. Posteriormente, ciertas rivalidades de Garma con Pichon- Riviere infiltran el análisis de Arminda, impulsándola a abandonar en la firma de sus trabajos 'Arminda A. de Pichon-Riviere', para usar sólo Arminda Aberastury (Joaquín Pichon-Riviere, 2001). Los viajes a Inglaterra, en que se supervisa y discute con Melanie Klein, también tienen efecto en los desarrollos teóricos de su esposo. En palabras de Armando Bauleo "Enrique la esperaba para discutirle a Arminda lo que había supervisado con Melanie y mostrar que sabía más que Melanie" y de esas discusiones elaboró su teoría del vínculo (1999).

Cuando Domingo Perón asume el poder político, se complicó el ejercicio profesional, pues existía la sospecha que todo lo "psi" era de izquierda. En 1952, a partir de la presión de las asociaciones médicas, la APA modificó sus estatutos, estableciendo que:

"aunque el psicoanálisis se emplea preferentemente en personas enfermas con fines de obtener su curación, se utiliza a veces también en personas psicosocialmente desadaptadas con fines de asegurar su readaptación. De acuerdo con esto, se admiten aparte de psicoanalistas médicos, también psicoanalistas no médicos (...) para poder ser psicoanalista no médico (se exige) la terminación de una carrera universitaria relacionada con el estudio del hombre. Los psicoanalistas no médicos tienen la obligación de limitar su actividad a la readaptación de personas psicosocialmente desadaptadas. Se les exige mantenerse en contacto permanente con un psicoanalista médico para aconsejarse con él, siempre y cuando aparezcan en sus psicoanalizados problemas de índole médica" (Cesio, 1982 cit. en Carpintero y Vainer (I) s/f, pág. 6).

Estas restricciones produjeron efectos incómodos sobre varios integrantes. El hecho de haber asumido la Dirección del Instituto de Psicoanálisis en el período en que se discuten estos temas, afectaba de manera singular a Arminda, quien se encontraba en la situación paradójica de dirigir el Instituto y ser constreñida en sus opciones profesionales por no ser médica. Justamente en tales circunstancias asume, junto a Fidias Cesio y Luis Rascovsky, la redacción de las modificaciones correspondientes al reglamento, que fueron aprobadas luego en una asamblea (1956). Así, se incorporó el nuevo requisito para los candidatos a analistas, ser médico con diploma argentino o poseer un título equivalente para no egresados en el país (Carpintero y Vainer (I), s/f), discrepando de la postura que Freud defendió sistemáticamente.

Las analistas no médicos estaban generalmente casadas con médicos, por lo que se sentían relativamente "protegidas" al compartir el mismo consultorio. Pero Enrique Racker, Willy Baranger y otros enfrentaban más obstáculos para resolver esta situación humillante (Carpintero y Vainer (I), s/f). Además, esta modificación no fue suficiente ni para las asociaciones médicas ni para el Estado. Es así como en mayo de 1954 el Ministerio de Salud Pública a través de su ministro Ramón Carrillo, neurólogo, dictó la resolución 2282[19] que indica que sólo los médicos estaban autorizados a ejercer la psicoterapia y el psicoanálisis.

Esta decisión institucional, cuestionada por Arminda en sus fundamentos y consecuencias fue difícil. "No médicos" eran también Heinrich Racker, Betty Garma, Teresa Mom, Matilde Rascowsky, Willy Baranger, Madeleine Baranger, entre otros. Si bien en Arminda había vocación y deseos de presidir eventualmente la APA, no pudo lograrlo al estar condicionada por este "requisito" (Joaquín Pichon-Riviere, 2001). Muchos analistas extranjeros debieron convalidar su título, iniciar la carrera de medicina o de auxiliar de psiquiatría. A partir de esa fecha sólo médicos pudieron ingresar en la APA. Paradoja pues durante la mayor parte de su historia se identificó con las teorías de Melanie Klein, no médica ni poseedora de título universitario alguno, pues tan solo tomó algunos cursos de Historia y Arte en la Universidad de Viena.

Un cierto distanciamiento por la mirada ideológica de lo profesional y del psicoanálisis vivía la pareja de Arminda y Enrique, que culmina en 1956 por una crisis provocada por el funcionamiento del IADES[20], en la planta baja de la casa en calle Copérnico. Arminda, cuando un paciente amenaza agredir a sus hijos, clausura una puerta de acceso al ámbito familiar; Enrique exige que la reabra o se irá del hogar. Se produce así la ruptura y el traslado del instituto a otra sede. En ese momento sus hijos tenían 16,14 y 12 años "En este período, cercano a la separación, nuestro padre aportaba poco y lo veíamos poco frecuentemente" (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

Ya separada, Arminda estrecha relaciones con su hermano Pedro, quien también actúa como su consejero profesional en aspectos legales y financieros. Cuando Marcelo regresa al país y se divorcia de Fedora, un acercamiento que duraría hasta la muerte de Arminda los une; también comparten el lazo de la literatura, pero Marcelo es para ella aquel que trae noticias del mundo exterior, de todo aquello no vinculado a la profesión de psicoanalista.

De Melanie Klein recibe una postal cuyo texto testimonia su aprecio:

"La considero a usted uno de los más importantes pilares de mi trabajo en Sudamérica y estoy por lo tanto sumamente interesada en cualquier paso que usted pueda dar". ..."Quiero expresarle mi agradecimiento ante la posibilidad de que usted venga a Inglaterra por un tiempo largo. Si es así y está pensando en analizarse, lo cual es por supuesto la mejor manera de aumentar su conocimiento, le sugeriría que no tome ninguna decisión acerca del analista antes de discutirlo conmigo". Melanie Klein, Bracknell Gardens, London, 7 de Diciembre de 1956.

No sabemos que respondió a esta sugerencia, pero por cierto su trabajo profesional continúa y asume en análisis didáctico a Cesar Augusto Ottalagano (Vello, 2000).

A finales de ese mismo año, en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, se realiza el Congreso Iberoamericano de Psicología Médica organizado principalmente por Rascovsky y Garma. La asistencia de Hans Seyle, formulador de la teoría del estrés, atrae a muchísimos alumnos las sesiones, situación que es estratégicamente aprovechada por Rascovsky para convencer al Centro de Estudiantes de Medicina de realizar cursos de psicoanálisis. A esta nueva tarea se incorpora Arminda, asumiendo por primera vez una cátedra universitaria junto a Garma y Rascovsky (Teicher, s/f). La carrera de psicología en la Universidad de Buenos Aires se crea al año siguiente; los psicoanalistas son invitados a realizar docencia, y lo asumen obteniendo muy buenas evaluaciones, pero enfatizan que la formación en psicoanálisis será patrimonio exclusivo de la APA, aclaración que reitera la historia del psicoanálisis, cuya formación no es acreditada por las universidades sino por instituciones privadas.

En Paris (1957), Arminda dictó un trabajo notable sobre la sucesión de "estadios" durante los primeros años de vida, definiendo una "fase genital primitiva", anterior a la fase anal en el desarrollo libidinal, ligada directamente a la dentición, la marcha y el lenguaje (Roudinesco y Plon, 1998). Esta publicación, considera ella misma, inicia la segunda etapa en la historia del psicoanálisis infantil en Argentina (Aberastury, 1992).

La propagación a otras ciudades del trabajo con niños comienza en 1959, cuando Susana L. De Ferrer, colaboradora de Arminda, participa en una Mesa Redonda sobre el tema en el Congreso de Pediatría en Mar del Plata. Al año siguiente se forma un grupo de estudio allá (Aberastury, 1992).

Una veta pionera distinta es el trabajo interdisciplinario que coordinó entre odontólogos y psicoanalistas, revolucionando tanto la práctica clínica como la concepción de la relación dentista-paciente. Titular de la cátedra de odontopediatría en la UBA, la Dra. María Inés Egozcue convocó un grupo de psicoanalistas, dirigidos por "La Negra", a cambiar el sistemático uso de anestesia general (tipo cloruro de etilio) para extracciones y cirugías menores en niños. Arminda coordina grupos terapéuticos en colaboración con médicos anestesistas, preparando a niños y padres. Al poco tiempo se logró que aquellos con desarrollo psicológico normal aceptaran ser atendidos bajo anestesia local. Finalmente, al cabo de tres años, (1962), se cerró el servicio de Anestesia General de la Cátedra (Blondi, Kormar, Luiss y Rabinovich, 1997).

Para sus contemporáneos ella sobresale por su exquisita sensibilidad, talento, inteligencia y capacidad de trabajo (Rozenbaum, 1999); "con una voz cálida, su alentar permanente, su criterio estimulante y vibrante y su inefable contacto humano" (Knobel, Introducción a la segunda edición de "Adolescencia", pág. 13) es profundamente respetada por colaboradores y discípulos.

En la expansión del psicoanálisis a países vecinos tuvo participación destacada; dictando cursos en las asociaciones psicoanalíticas de Uruguay y Brasil. Internacionalmente se le reconoció como autoridad en el campo de la psicología infantil y sus trabajos aparecieron en revistas especializadas nacionales y extranjeras.

En Brasil, las profundas huellas que deja, motivan a varios de sus discípulos a publicar como obra póstuma "Adolescencia" incluyendo un primer capítulo y uno final de Arminda. Mauricio Knobel, prologa el libro y destaca el gran interés de Arminda en esta problemática en sus últimos años de trabajo. "Una de las grandes satisfacciones de nuestra querida maestra fue saber que esta obra se había agotado y que los editores había iniciado el trabajo de preparar una segunda edición" (pág. 13).

Así la segunda edición de "Adolescencia" (Aberastury y col, 1983) se transforma en un respetuoso y afectivo homenaje a su memoria: "Estas líneas testimonian nuestra enorme gratitud a esta insigne pensadora argentina, cuya permanencia científica ya está asegurada en la literatura psicológica del tema que fue una de las grandes pasiones de su vida" (pág. 14).

En el ámbito familiar, Arminda es recordada por los nietos mayores como una abuela "que sabía jugar a los soldaditos y los autitos"; que jugaba "desde el suelo" y no sentada en una silla. También como una buena contadora de cuentos "inventados". Muy cercana a su hijo Enrique y su mujer Marta, fue con quienes pasó más tiempo como "abuela" y como "suegra". Como madre política era "agradable" pero no hacía concesiones ni callaba cuando estaba en desacuerdo con algo. Rasgo que manifestaba también en otros ámbitos; así durante un paseo a la plaza con algún nieto y viendo que una madre o padre maltrataba a su hijo o lo amenazaba incorrectamente ("ahí viene el lobo", "el hombre de la bolsa", etc), se acercaba y en voz calma y baja lo "retaba" y le "explicaba" porqué no debía hacerlo (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

Si bien durante los 50 y 60 dominan las teorías de Melanie Klein (Barugel, 2000) el psicoanálisis adquiere mayor prestigio durante esa segunda década. Y allí ciertas circunstancias harán que la relación de amistad del matrimonio Pichon-Aberastury con Jacques Lacan[21], tenga un gran efecto en la historia del movimiento psicoanalítico argentino: éste les regaló un libro que Enrique, en 1964, presta a Oscar Massotta, quien introduce y difunde la obra de Lacan en Buenos Aires (Neuburger, 1998).

Durante "la noche de los bastones largos", en 1966, Illía es destituido por el General Onganía; hay dictadura nuevamente y una de sus primeras medidas fue intervenir las Universidades Nacionales. En la Universidad de Buenos Aires carros de asalto de la policía reprimen a alumnos y docentes en aquella larga "noche", provocando renuncias masivas de profesores y el desmantelamiento de sus Centros de Investigación (Carpintero y Vainer (III), s/f).

A fines de 1968 la Argentina recibe el eco y los efectos de los eventos del mayo francés; en mayo de 1969 se produce el Cordobazo, una revuelta obrero estudiantil que mantuvo en jaque a las fuerzas de seguridad durante 3 días y precipitó la caída del General Onganía, el dictador de turno.

En 1969 Arminda participa en el 1° Congreso Argentino de Psicopatología Infanto-Juvenil y en el VII Congreso Psicoanalítico Latinoamericano en Bogotá. También acepta la invitación del analista brasilero Fabio Lete Lobo a realizar en Río de Janeiro un curso "Psicoanálisis de la niñez y adolescencia" con la colaboración de Mauricio Knobel y Eduardo Kalina. Viajarán alternadamente a Rio y Sao Paulo por más de dos años, con reconocidos efectos en la concepción psicoanalítica brasileña sobre niños y adolescentes (Knobel, 2000; Franca Proenca y Barbosa Lapastini, 1999).

A comienzos de los 70 ya se hacen oír fuertes críticas al lugar del psicoanalista neutral, objetivo y apolítico y a las jerarquías en la APA (Woods s/f). En el año 1971, un cisma relevante afecta la APA, cuando el grupo Plataforma se separa de la institución oficial y -en palabras de Volnovich- "abrió el campo a un proyecto de expansión disciplinario. Inauguró el reino de la diversidad. En última instancia, anunció el auge lacaniano" (s/f pág.3). Según el texto de Plataforma:

"Esto se vuelve a su vez indoctrinante para quienes están en la base aspirando a llegar a la cúspide del poder (...) y que permiten justipreciar los pactos ideológicos que se establecen entre Ciencia y Sistema, articulaciones entre estructura institucional e ideología de clase dominante, que se expresan en esta modalidad de la práctica científica: la APA está compuesta actualmente por 367 personas de las cuales 194 pertenecen como miembros a la Institución y el resto al Instituto del Psicoanálisis en calidad de egresados y candidatos. Este sector de la población no tiene ningún acceso legal a la política institucional, ni puede recibir información exhaustiva acerca de la misma so pretexto del cuidado del encuadre analítico. Por otra parte, del total de miembros aceptados en la Institución sólo los 79 Miembros Titulares tienen voz y voto en las decisiones importantes. De los restantes, sólo los 116 Miembros adherentes tienen voz pero no poder para tomar parte en las decisiones". (cit. en Woods, s/f, pág. 15-16).

Parte de estas críticas no eran nuevas, ya a mediados de los años 30 Edward Glover "atacó de modo abierto a los kleinianos, argumentando que controlaban las posiciones de poder" (Balán, 1991, pág. 25). La crisis institucional - que habría recibido la influencia del mayo francés de 1968 y su repercusión en el Cono Sur - (Arbiser, 2000), constituye un fuerte remezón para los miembros fundadores de la APA, entre ellos Arminda, quien ya enfrentaba las discrepancias ideológicas y conceptuales con su ex esposo Enrique.

Arminda atravesaba una importante depresión y decide retomar su análisis. De acuerdo a la estructura piramidal jerárquica para determinar el posible analista, había optado por Marie Langer, opción que descarta cuando se produce el quiebre y Langer integra el grupo disidente. Finalmente opta por Celes Cárcamos, quien no habría tomado conciencia de la gravedad del proceso depresivo. Arminda se quejaba amargamente que no tenía la suficiente cantidad de sesiones semanales (Joaquín Pichon - Riviere, 2001). A pesar del éxito profesional y la cercanía de familia y amigos, entre los que destacan Knobel y su esposa Clara, con quienes se reunía frecuentemente los fines de semana en su finca en las afueras de Buenos Aires (localidad del Pilar, Knobel, 2000), no le fue fácil a Arminda envejecer. Su preocupación por el aspecto físico era marcado y debía combatir una enfermedad hereditaria, vitiligo. Con dedicación y maquillaje lograba ocultar las marcas en la piel, en numerosas fotografías de la época se aprecia su atractivo y elegancia. Sin embargo, pareciera que las marcas internas, un cierto narcisismo melancólico, fueron más fuertes que su fortaleza y capacidad profesional () minada por una "serie de sucesos que se acumulan en un período de tiempo muy corto y que terminan siendo una mezcla explosiva" (Joaquín Pichon-Riviere, 2001. A la edad de 62 años, en noviembre de 1972 se suicidó ingiriendo una sobredosis de medicamentos en planificada secuencia y en su juego de copas favorito (Monzón, 1990; Joaquín Pichon- Riviere, 2001). Suicidio que sorprendió a las personas cercanas, en palabras de Mauricio Knobel (2000), quien junto a uno de sus hijos la encontraron muerta cuando acudieron a su departamento preocupados por no haber sabido de ella en el fin de semana.

Esta "muerte trágica" (Roudinesco y Plon, 1998) afectó profundamente, no sólo a familiares y amigos, sino a la misma APA. De hecho, en ninguno de los textos históricos de la Institución se menciona el suicidio de Arminda, como si un velo ocultase esta "marca" y se prefiere divulgar la idea de una supuesta enfermedad incurable y progresiva (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

Después de su muerte, se han efectuado homenajes y reconocimientos a su labor. En una asamblea extraordinaria en el mes de diciembre de 1974, la APA crea el "Departamento de Niños y Adolescentes Arminda Aberastury". Fundadoras fueron su colaboradora Betty Goode de Garma y Elfriede Lustig de Ferrer. Existe también el Premio Arminda Aberastury al mejor trabajo sobre psicoanálisis con niños o adolescentes. Uno de los Centros Integrales de la Mujer que existen en Buenos Aires, dependiente de la Dirección General de la Mujer, lleva el nombre de Arminda. En Italia, un reconocimiento explícito es el Instituto di Ricerca Psicosomatica-Psicoanalitica Arminda Aberastury, en Perugia.

En estudios posteriores acerca de la historia del psicoanálisis en Latinoamérica, Arminda se inscribe como la fundadora de la Escuela Argentina de Psicoanálisis de Niños, por "sus aportes a la teoría de la técnica, sus observaciones clínicas y sus deducciones teóricas especialmente con niños pequeños, su liderazgo y su capacidad en la formación de discípulos y el polo de irradiación que significó su enseñanza para la difusión del psicoanálisis de niños en toda Latinoamérica" (Levin, 1997, pág. 4). Sus descubrimientos y desarrollos tienen aún vigencia y algunas de sus discípulas iniciales siguen siendo una fuente de consulta y enseñanza.

Cuando Buenos Aires dejó de ser kleiniano, los aportes de Arminda y otros pasaron a un plano secundario. Así la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en la década de los 80' se orienta por las ideas de Lacan. Alejandro Vainer (1997) menciona que en un Seminario sobre Psicoanálisis de Niños un docente comentaba burlonamente ciertas ideas de Arminda Aberastury, quien decía que para ser buen analista de niños había de ser una buena madre, por lo tanto enviaba a sus analistas varones a aprender a tejer. Tales comentarios, así como la lectura del artículo escrito con Mauricio Knobel, era lo único que escuchaban de la Aberastury en esa época.

El legado teórico y aplicado de Arminda

"Todos los que hemos pasado por un análisis....sabemos que uno de los conflictos más difíciles de solucionar en el ser humano es devolverle su capacidad de amar,... de aprender a dar y recibir". Arminda Aberastury

Con el objetivo de difundir la abundante producción que Arminda dejó como herencia, presentamos en esta sección un listado de sus publicaciones y conferencias en orden cronológico:

Año Título Tipo de trabajo
1946 Psicoanálisis de Niños Conferencia. Sociedades de Pediatría y Psiquiatría, Montevideo, Uruguay.
1946 Indicaciones para el tratamiento analítico de niños. Un caso clínico Conferencia. Sociedad de Psiquiatría. Montevideo. Uruguay
1950 Fobia a los globos en una niña de 11 meses Revista de Psicoanálisis, Vol. VII, N 4, p.541
1951 Trastornos emocionales en el niño vinculados con la dentición Revista de Odontología Argentina. Vol. 39, N 8.
1956 Una nueva psicología del niño a la luz de los descubrimientos de Freud Conferencia en APA (Homenaje a S. Freud). 1956: tomo 13, n. 3, p. 220-226. (en Aportaciones al Psicoanálisis de Niños)
1958 La dentición, la marcha y el lenguaje en relación con la posición depresiva Revista de Psicoanálisis. T. XV N 1-2, p.41.
1961 Grupo de orientación de madres Revista de Psicoterapia de grupo. T. 1, N 1.
1961 La dentición, su significado y sus consecuencias en el desarrollo Boletín de la Asociación Argentina Odontológica para niños. Vol. III, N4, p. 110.
1962 El bebé antes de la dentición. Boletín de la Asociación Argentina Odontológica para niños. Vol. IV, N1, p. 8
1964 La fase genital previa Revista de Psicoanálisis. T. XXI N 3, p.203
1965 La primera sesión de análisis de una niña de 5 años Revista de Psicoanálisis. T. XXII, N 1-2, p.14
1966 Duelo por el cuerpo, la identidad y los padres infantiles
Adolescencia y psicopatía
En "Psicoanálisis de la manía y psicopatía". Buenos. Aires. Paidós.
1966 Modificaciones del campo de la situación analítica. Ponencia (con Elfriede Lusting de Ferrer en: Simposium de la Asociación psicoanalítica Argentina, Congreso interno.
1966 El médico clínico y los medicamentos; su influencia en el tratamiento psicoanalítico. Ponencia (con Sara G. de Jarast) en: Simposium de la Asociación Psicoanalítica Argentina, Congreso Interno.
1967 La existencia de la organización genital en el lactante Revista Brazileira de Psicoanalise. T.I, N 1, p. 18-41.
1967 Historia, enseñanza y ejercicio legal del psicoanálisis En coautoría con Fidias Cesio y Marcelo Aberasturi. Buenos Aires, Bibliográfica OMEBA.
1968 El niño y sus juegos Paidós, Buenos Aires.
1968 Transferencia y contratranferencia Capítulo del libro "Psicoanálisis en las Américas, el proceso analítico" (Cesio y otros). Buenos Aires. Biblioteca de Psicología Profunda. Paidós.
1969 Teoría y Técnica del Psicoanálisis de niños Buenos Aires, Paidós.
1969 Psicoterapia en niños y adolescentes Primer Congreso Argentino de Psicopatología Infanto-Juvenil. Junio Publicado en la revista Orientación Médica (Vol.) 18, N 871, p.1040.
1970 Apertura a la discusión en el grupo de trabajo sobre Psicoanálisis de niños Nueva York, Congreso Panamericano
1970 Importancia de la organización genital en la iniciación del complejo de Edipo Revista de Psicoanálisis. T XXVII
1971 El niño y sus dibujos Revista de la SAPIA. T II, N 1.
1971 La adolescencia normal
El Adolescente y la libertad (AA)
El adolescente y el mundo actual.(AA)
Con Mauricio Knobel (eds). Paidós Educador. Buenos Aires
Publicaciones póstumas o reimpresiones
1972 Mourning as a Way to Maturity: Thinking in Normal And Psychopathic Adolescents Con Mauricio Knobel y Gela Rosenthal. The Psychoanalytic Forum, Vol. IV, 100-134.
1974 Psicosis infantiles y otros cuadros graves de la infancia. En co-autoría con Stephen J. Suomi. Buenos Aires, Paidós.
1978 Adolescencia. Ediciones Kargieman, Bs. As.
1978 La percepción de la muerte en los niños y otros escritos Buenos Aires, Kargieman
1980 Adolescencia. Traducción al portugués AA y colaboradores. Artes Medicas. Porto Alegre. 2· edición 1983
1991 Aportaciones al Psicoanálisis de Niños
4· reimpresión
Buenos Aires, Paidós

De la obra escrita de Arminda, dos textos han tenido gran difusión y son referencia obligada para quienes optan por el trabajo en psicoanálisis infantil y adolescente: Teoría y Técnica del Psicoanálisis de Niños y Adolescencia Normal (en coautoría con Mauricio Knobel).

La producción de Arminda Aberastury nos muestra puntos de anclaje de su devenir teórico, del recorrido que realiza a lo largo de su vida y que podríamos revisar a propósito de sus concepciones en el campo de su especialidad: el psicoanálisis de niños.

Su acusación inicial del déficit en la producción psicoanalítica respecto del tratamiento de niños - y reiterada con fines didácticos- es nuevamente desplegada en sus puntos críticos cuando en 1970, como relatora en Nueva York, plantea que el psicoanálisis de niños constituye una parte ínfima de la enseñanza, sin control o supervisión obligatoria, la proporción de analistas infantiles es exigua por falta de conocimientos, falta de enseñanza y de estímulos sumado a las insuficiencias técnicas, ligado a esterilizantes discusiones sobre el valor de lo preverbal y de la capacidad del niño para establecer transferencia, amén de la relación con los padres y la activación de fantasías contratransferenciales inconscientes (Aberastury, 1991).

Tal es la crudeza del diagnóstico, pues sus avances en la teoría y práctica que se remontan a mediados de los años 40, le permiten esa toma de posición que la sitúa como la mayor psicoanalista de niños argentina y latinoamericana.

En sus primeras conferencias en Montevideo, aún recordadas por la Asociación Psicoanalítica Uruguaya, despliega las posiciones de Anna Freud y Melanie Klein para situar las bases, confluencias y diferencias teóricas y prácticas entre y con ambas.

Sus aportes a la técnica psicoanalítica, ampliamente desarrollados en "Aportaciones al Psicoanálisis de Niños"[23] pueden ser resumidos en la sentencia "Hemos logrado arribar a una técnica de análisis de niños" (pág. 16) y en el papel que le asigna a los padres: "En mi técnica me mantengo siempre en el papel de terapeuta y sólo confío en mi labor con el niño, manteniendo aparte a los padres" (pág. 17); así, ellos sólo serán entrevistados para obtener información histórica del niño y de la familia. Su punto de vista se sustenta "en la convicción de que un niño es alguien que piensa, siente, percibe, comprende y puede expresar su mundo interno, aún desde el primer año" (pág.17). El acercamiento por la técnica de juego permite el acceso a la mente del niño, al comprender teórica y terapéuticamente su lenguaje verbal y preverbal. La discusión acerca del valor de lo preverbal se instala en el límite, en la zona de conflicto de diversas escuelas psicoanalíticas, pues sienta las bases de la indagación acerca de las enfermedades psicosomáticas y la conceptualización como lenguaje del cuerpo.

Para Arminda es importante "comprender que la comunicación preverbal contiene simbolización, pero no debemos interpretar sólo símbolos, debemos tener presente el contexto total" … y continúa "e n consecuencia, el analista de niños y el de adultos difieren sólo en la forma como reciben el material del paciente dentro del código que deben descifrar" (pág.18).

Así, no sólo se plantean diferencias y semejanzas entre psicoanálisis infantil y el psicoanálisis de adultos; importará la definición del concepto de símbolo y simbolización. No obstante, el acento está puesto en la noción de inconsciente: en el niño éste es la meta primera, para luego tomar contacto con capas más superficiales de la mente, más cercanos al yo consciente y a la realidad. Para el trabajo clínico señala: "Me limito a observar el juego, las actitudes, expresiones, dibujos, relatos del niño, y en cuanto el material es revelador, realizo la primera interpretación, la cual, si es suficientemente profunda y oportuna, abre camino al inconsciente" (pág. 31). En el juego el niño puede permitirse representar papeles prohibidos por la educación y por su superyo. Destaca la relevancia de la simbolización diciendo "Un análisis no se considera terminado hasta que el paciente emplee dentro de sus medios el máximo de lenguaje, ya que la expresión oral significa una mayor adaptación a la realidad" (pág. 33).

Pero también sus críticas alcanzan a lo que pide la "realidad": "un niño ideal para su medio, sometido, obediente, pasivo, adaptado a las normas de los adultos, con una vida de fantasía limitada, con un nivel de juego que elude lo "turbulento", es desde el punto de vista del psicoanálisis un neurótico grave" (pág. 42).

En la conmemoración del centenario del nacimiento de Sigmund Freud (1956), en que participan 3 destacadas figuras femeninas (Arminda, Marie Langer y Luisa Álvarez de Toledo), plantea que sus presencias y "aportaciones, que en si mismas constituyen un homenaje a Freud" (pág. 68). Realza problemáticas fundamentales para la práctica: "romper con la idealización acerca de la madre y la maternidad"... pues "cada mujer en relación con su hijo es víctima y hace víctima al niño de su neurosis, del resentimiento con su propia madre, con el hombre, resentimiento que no le permite disfrutar de sus atributos de mujer y de madre" (pág. 65-66).

Al referirse a las diferencias sexuales en el desarrollo infantil plantea que en el caso de la niña surgen "las ansiedades paranoides (…) en las que teme ser atacada por la madre y destruida" (pág. 73) y que producen "trastornos del sueño, pesadillas e insomnio: temor a ser atacada por la madre en el sueño, así como el miedo de su propia agresión" (pág. 74). A diferencia del niño ... "la angustia de castración …puede ser sentida por la niña como vaciamiento de su cuerpo" (pág. 193).

Planteará también el "tema de la libertad en niños y adolescentes, así como los límites: dar libertad de acción es una resultante del equilibrio entre el permitir y el prohibir. Pues puede ser vivida no como cariño y seguridad, sino como abandono e inseguridad absolutos (pág. 78). Libertad que necesita ser respetada, se necesita pensar en el niño: trastornos porque se lo ha "considerado como un objeto, no como una persona" (pág. 81). Sin embargo, esta libertad no solo se relaciona con el niño, también se extiende a los padres y al entorno social: "La libertad de palabra y la libertad de expresar libremente las ideas constituyen pautas para valorar el régimen en que crece. Lo mismo acontece en la familia. En ella todos deben poder hablar y de ese modo comunicarse y transformarse" (pág. 87).

En el campo de sus investigaciones se plantea el trabajo conjunto con pediatras y dentistas, debido a la tendencia a negar que la dentición sea un factor etiológico en las enfermedades de la primera infancia, donde el psicoanálisis es la otra faz de un único problema. Durante la dentición:

" la vida mental del bebé está ocupada por fantasías de destrucción, mediante los dientes, los músculos, orina y materias fecales, la consecuencia de esas fantasías para él es la destrucción de lo que lo rodea y, derivado de ello, la soledad y el abandono. Una madre y un padre afectuosos y parejos en su relación con el niño le ratifican la bondad del mundo exterior y la permanencia de los objetos que ama." (pág. 91). "Sabemos ... la importancia que tiene la voz de la madre, su estabilidad, su contacto afectivo, el manipuleo y la comprensión de las necesidades del bebé. La satisfacción oral condicionará una buena imago materna, pero la satisfacción oral, aunque buena, no es suficiente para él" (pág. 94).

Sin embargo, estos planteamientos no tienen el carácter revolucionario y provocador que tendrá su concepción de un estadio genital previo que aparece ligado directamente a la dentición. A los trastornos que acompañan a la dentición... "les di una interpretación y los ligué con la marcha, con el lenguaje y con la eclosión de la fase genital en el lactante. Lo denominé fase genital previa... pues es previa a la fase anal" (pág. 97), (que habitualmente es situada post fase anal).

Apoyándose en Freud, Arminda retoma la relación entre dientes y genitalidad, pero señalando que no se ha estudiado:

"el significado de la aparición del diente como instrumento ejecutor de fantasías canibalísticas, que fuerza al lactante a abandonar el vínculo oral con la madre, vínculo que lo ayudó a superar el trauma del nacimiento" (pág. 98). "La eclosión dentaria modifica la angustia de pérdida cualitativa y cuantitativamente. Lo que habían sido fantasías de posible destrucción del objeto, se transforman - por acción del juicio de realidad- en hechos posibles, porque posee el instrumento capaz de destruir (pág. 99).

No solo debe abandonar el pecho y buscar otro objeto de gratificación, sino lo lleva a un desplazamiento de zona y la relación boca-pecho se desplaza ahora a los genitales.

Destaca además la relación -"no advertida- entre el fin de esta primera dentición y la declinación del Complejo de Edipo" (pág. 99) Pero ¿cómo es posible este desplazamiento, este conocimiento de los genitales y de su función? Tomando conceptos kleinianos, realizará observaciones del desarrollo temprano en relación a la posición depresiva y la formación de símbolos y utilizará los conceptos de Paula Heimann sobre la fase polimorfa para explicar el "porqué" de la organización de la fase genital temprana:

"la dentición incrementa la ansiedad depresiva cuando adquiere el órgano "efector" de la agresión oral y busca la unión por medio de los genitales, como intento de recuperación del vínculo con el objeto" (pág. 104). "Las fantasías de un vínculo genital con el objeto expresadas en fantasías de penetrar y ser penetrado se apoyan en las experiencias orales que son sus modelos. Surge en ese momento la fantasía de algo que se introduce y nutre y la de una cavidad que puede recibir ese algo, creándose la equivalencia entre pecho-boca y pene-vagina (pág. 105).

Así, coincidiendo con Melanie Klein echa por tierra la teoría de que, como órgano, la vagina permanece largo tiempo no descubierta por la niña, situando su descubrimiento específicamente en esta época así como la fase pasivo femenina en el varón.

"Estas fantasías cargan la imago de los padres de una destructividad especial que hace peligrosa la escena primaria, que sin embargo, es también un factor en el buen desarrollo genital. … En resumen: la organización genital, al fracasar en su función de reconexión con el objeto pone en actividad, por regresión, ... sistemas de comunicación para reestructurar el vínculo con los diferentes objetos parciales, orales, anales y genitales (fase polimorfa). Para poder conservar el vínculo con el objeto bueno se estructura la fase anal primaria de expulsión, manteniéndose los rasgos orales y genitales en actividad (pág.105).

A diferencia de Klein que plantea el Edipo temprano como una intensificación de las tendencias genitales, Aberastury sostiene que no sólo hay intensificación, sino que existe una organización genital, que la iniciación del Edipo se organiza con un predominio genital y no oral. Es el mecanismo de expulsión, para conservar el objeto, el que actúa en el impulso a moverse y caminar.

La locomoción y la adquisición de nuevas simbolizaciones, al repartir, desplazar y elaborar estas ansiedades, facilitan las buenas relaciones con la madre y luego con el padre. El caminar le sirve entonces no solo para superar la posición depresiva, recuperando los objetos o encontrando otros nuevos, sino que es la realización motriz de la defensa más característica de esta fase: alejarse del objeto de amor. A esto lo sigue la restitución de los objetos mediante las palabras, utilizando el mecanismo de reparación para superar la ansiedad (pág. 108).

Sin embargo, se pueden producir fracasos en la formación del símbolo mismo y también en su uso, una imposibilidad de diferenciar o discriminar entre el símbolo y el objeto simbolizado. El símbolo se carga entonces de ansiedades pertenecientes al objeto originario y ya no puede ser empleado como símbolo en el discurso (pág. 109).

En resumen: El destete es la consecuencia de todo un proceso de desprendimiento cuyo motor esencial y último es la intensificación de la ansiedad depresiva, producto de la aparición de los dientes como instrumentos que hacen posible concretar las fantasías destructivas.

El destete determina en el niño: 1) la necesidad de separarse de la madre para preservarla, perdiendo en parte la comunicación lograda. 2) la necesidad de buscar nuevas formas de conexión con ella y 3) la organización de una fase genital previa a la anal y a la polimorfa, mediante la cual se recupera el vínculo perdido.

La bipedestación y la marcha surgen de la necesidad del niño de separarse de la madre para no destruirla, y, secundariamente, estos mismos logros le sirven a su necesidad de recuperarla. Del mismo modo que el lenguaje, al permitir la reconstrucción mágica de los objetos, le sirve para elaborar la ansiedad depresiva intensificada por la dentición, el hecho de pronunciar la primera palabra significa para el niño la reparación del objeto amado y odiado, que reconstruye dentro y lanza al mundo exterior. Después tiene la experiencia de que la palabra lo pone en contacto con el mundo y que es un medio de comunicación" (pág. 110).

La organización genital - a mi entender - se extiende desde el segundo tercio del primer año hasta el final de éste y tiene formas de satisfacción, fantasías, angustias y defensas que permiten definirla como una fase" (pág. 121).

Postulo que no sólo se trata de tendencias o rasgos que permiten la primacía de la fase oral y anal, sino que se estructuran como una fase genital. El desarrollo obliga a una renuncia de esas necesidades, y ésta es la causa de los trastornos que acompañan a la dentición, así como la es de las múltiples sublimaciones y logros hacia el final del primer año de vida" (pág. 135).

Durante este período surge una actividad masturbatoria intensa, el exhibicionismo, el voyerismo; la mente del niño está dominada por la fantasía de escena primaria con características de coito continuo.

Una parte de las necesidades genitales se satisface en estas actividades, otra, por medio de la identificación proyectiva con la pareja de los padres unidos y, en el plano de la fantasía, con la actividad de juego, mediante la cual se logra la unión simbólica de los sexos.

Para que la actividad de juego cumpla esta función es necesario que se coordinen la actividad simbólica y los logros de la motricidad (pág.121).

Hay 3 momentos cruciales en el desarrollo bucodental: la aparición del primer diente, los dientes de leche y su caída, y la aparición de los dientes permanentes, acontecimientos ligados íntimamente con el Complejo de Edipo (pág. 122).

Por otra parte, la aportación de Arminda va más allá de la observación e interpretación del juego del niño. Utilizando como epígrafe una cita de R. Barthes nos señala su lectura del autor estructuralista que le permitirá analizar los dibujos infantiles como relato.

"que puede ser soportado por el lenguaje articulado, oral o escrito, por la imagen, fija o inmóvil, por el gesto y por la combinación de todas estas sustancias" (…) l a validez del relato que un niño nos ofrece a través de sus dibujos, que recrean y detienen lo fugitivo de la imagen, que en su fugacidad angustia, pueden ser considerados como performance en el sentido de Chomsky.

Así el dibujo, alrededor del tercer año, se convierte en un medio expresivo frecuente del niño y se desarrolla en una secuencia: su propio cuerpo, el de sus padres, luego animales y objetos inanimados, siendo el dibujo de la casa un símbolo del esquema corporal, donde las asimetrías, desequilibrios y deformaciones a interpretar, muestran las situaciones inconscientes que el niño expresa gráficamente.

"Pero también los dibujos pueden mostrar la paralización o movilidad del campo dinámico de la situación analítica misma" (pág. 204).

Siguiendo a Madeleine y Willy Baranger define situación analítica como la resolución sucesiva de todas las trabas que se oponen a la comunicación y movilización del campo mediante la interpretación generador del insight y el baluarte como la resistencia del paciente unida a la del analista para interpretar un determinado conflicto (pág. 204) y donde el esclarecimiento de un conflicto inconsciente del terapeuta disuelve el "baluarte", permitiendo que las diferentes áreas en conflicto puedan en una misma sesión expresarse por la voz, el cuerpo y por las palabras, como un progreso en la integración yoica y su identidad.

Pero Arminda no sólo aborda la problemática infantil; sus investigaciones y contribuciones se extienden al campo de la adolescencia donde señala que éste se encuentra atravesado por la necesidad de elaborar diferentes duelos que atañen al cuerpo infantil perdido y la impotencia ante el cambio biológico, a la pérdida del rol e identidad infantiles que significan una renuncia a la dependencia y la aceptación de responsabilidades, y el duelo por los padres de la infancia como refugio y protección. Entretejidas todas éstas por el duelo por la bisexualidad infantil.

"La crisis esencial de la adolescencia está dada en esta edad que es la más apta para sufrir los impactos de una realidad frustrante, que lo hace especialmente vulnerable a los "dardos" exteriores" (pág. 15).

La libertad, y sus límites en la educación del niño, vuelve a instalarse en el texto de Arminda en relación a las exigencias de libertad que el adolescente de ambos sexos plantea a sus padres y que se refieren a horarios y salidas, a la defensa de una ideología y a vivir un amor y un trabajo, deslindándose del control parental sobre la ideología, el amor y el trabajo (Aberastury y Knobel, 1999).

A modo de conclusiones: Abrir puertas sin dejar de cerrarlas.

"Escribir vidas es el demonio" dijo Virginia Woolf. Al terminar este trabajo, podemos concordar con Woolf. La tarea significó "obsesionarse" con Arminda, interrogar a las fuentes sistemáticamente en la búsqueda de respuestas a nuestras preguntas y la satisfacción ante el logro de información que nos ayudaba a armar el rompecabezas. Aunque este trabajo no pretende ser una biografía; y después de acceder a tanta información contextual y teórica y menos información personal, permanecen interrogantes sin respuesta. Sin embargo, la recolección de datos realizada, a pesar de las limitaciones al escribir en otro país y principalmente a partir de fuentes secundarias, nos deja una imagen bastante clara de la obra de Arminda Aberastury. Podemos reconocer así a la psicoanalista que participa en la fundación de la APA, impulsa la formación y la práctica del psicoanálisis infantil en su país y también en Uruguay y Brasil, que dirige el Instituto en un momento muy difícil, que traduce por primera vez al castellano las obras de Melanie Klein, desarrolla precursoramente el trabajo interdisciplinario (con odontopediatras), se interesa en la adolescencia -un área poco desarrollada hasta entonces en psicoanálisis- y en el campo emergente de la psicosomática. Su trabajo más relevante teóricamente es la tesis de la etapa pregenital y de importancia para la práctica, sus técnicas de juego.

Sería una pretensión delirante querer dar cuenta en este artículo del verdadero hilo conductor de la vida y obra de Arminda. El ambicioso proyecto de la psicohistoria de explicar el qué y el porqué, exigiría una dedicación de años hasta llegar a los más recónditos aspectos de esa vida que fue la de Arminda.

De su infancia, del momento articulador, estructurante de los cauces, no sabemos casi nada, pero podemos hipotetizar la influencia de sus raíces familiares, podemos extraer algunos lineamientos de la información recuperada. En su familia de origen aparece un conjunto de hombres destacados en la carrera militar, medicina, abogacía, política y el mundo de la cultura. El rol de las mujeres, coherentemente con las normas culturales de la época, aparece desdibujado tras las obras de los varones. Arminda es la primera que destaca en lo profesional, iniciando una 'nueva historia' para las mujeres de la familia. Conocemos de la influencia de su tío Maximiliano, en su interés inicial por estudiar medicina, camino que posteriormente abandona para optar por la docencia, alternativa frecuente para las mujeres en esos tiempos (Reyes, Toledo y Vargas, 1999), como ocurre con su propia madre. Este tío, dermatólogo, experto en enfermedades a la piel, que contribuye de manera tan relevante al tratamiento de la lepra, se suicida cuando Arminda alcanza la mayoría de edad (21 años) ¿qué marca deja este suicidio en Arminda?

Sabemos lo que ella dijo cuando se dedicaba a su vez a los niños, la sabemos "en la convicción de que un niño es alguien que piensa, siente, percibe, comprende y puede expresar su mundo interno, aún desde el primer año". ¿Cómo pensó, sintió y se expresó la pequeña Arminda? Nuestra 'intrusión deliberada' en un rol empático se apoya en las niñas que fuimos, en la simpatía subjetiva ante la niña Arminda. ¿Como disciplinar la subjetividad para adivinar a esa niña Arminda ante su madre, la Directora de Escuela, la educadora en todo aspecto de la vida, que se obstina en la tarea del piano, que clausura las páginas no adecuadas, lo que no debe verse, leerse? Hija menor, única mujer entre 3 varones, la única de piel oscura, la "Negrita". El temor a no ser querida, rechazada por diferente, se asocia al color de la piel ¿surge aquí la dificultad posterior para aceptar la marca del vitíligo?

¿Como pensar el rescate de su primera paciente, la pequeña del pasillo, mientras la madre afana la terapia con Pichón? Allí, Arminda apelada, observante del código, del "valor preverbal" de esa semejante, atenta a aquellos rasgos que la llaman a intervenir. Y las dos en el único lugar aislado, aislado para situar y 'confiar en su labor con el niño, manteniendo aparte los padres'. Cerrarse para crear un espacio diferente. "Pocos analistas de nuestro país han dejado tantos testimonios de la clínica como ella, pudiendo ubicar con precisión de qué manera las intervenciones dirigidas a la madre, habían conseguido remitir un síntoma en el niño" (Coriat, s/f). Fundamentalmente madres a dejar fuera, a distancia de sus transferencias voraces, dobles e incluso triples e inanalizables, fuera del alcance de la trama de una obediencia absoluta y una rebelión sistemática, lejos de la instalación que la convierte en la perseguidora. E idea un dispositivo donde hacerlas fluir: El grupo de orientación de madres y de la conveniencia que participaran mientras sus hijos estaban en tratamiento, un lugar donde desplegar sus conflictos, sus oralidades, sus relatos. Madres dejadas fuera porque Arminda ya había probado que se equivocaba: "Yo daba consejos" y eso no cambia para nada los motivos inconscientes que no se modifican por normas conscientes. Madres que dejan aparecer la fachada de idealización o de amor y no el resentimiento y la frustración contra ella y/o contra el niño. Porque también busca 'romper con la idealización acerca de la madre y la maternidad' para disfrutar de sus atributos como mujer y madre; capacitar al niño para modificar su ambiente.

El hilo de la madre nos lleva también a ese señalamiento de la angustia de castración, sentida por la niña como un vaciamiento de su cuerpo, de la ansiedad paranoide en el temor a ser atacada y destruida por la madre, del miedo de la propia agresión, miedo a sacar los dientes, a romper a dentelladas. Arminda teoriza acerca de la necesidad de caminar, alejarse con el lenguaje, del eclosionar en una 'fase genital previa' que fantasea penetrar y ser penetrada, fantasía de algo que se introduce y nutre en una cavidad receptora. El Edipo organizará la expulsión. Acceder al mundo de los símbolos, y de las trampas de su uso al no diferenciarlo del objeto simbolizado: pura carga de ansiedades que lo hacen caer del lugar abstracto de simbolización para ligarse a la motricidad adquirida en un juego que devela su lenguaje. Y la cura llegará cuando el lenguaje exprese la realidad y haga pasar por la simbolización todas aquellas demandas que la "realidad" hace al niño neurótico.

¿Cómo se expresó la niña Arminda? Su inquietud, su pregunta por el amor tiene una respuesta desde la anécdota: "M'hija, usted es linda e inteligente y ya encontrará alguien inteligente que la sepa querer" La barrera de su piel oscura, pone la exigencia en la inteligencia condicionada al saber querer. Sabemos, o suponemos, a Arminda rodeada de inteligencias, en el entusiasmo de un mundo nuevo de los años 30 descubre el puente entre lo que le es familiar: la cercanía intelectual, las cuestiones freudianas, lo compartido en la inteligencia fraterna de Federico y la brillantez del hombre que será su compañero de ruta casi dos décadas. "Alguien inteligente que la sepa querer". ¿Pichon-Riviere la quiso como ella necesitaba? Las décadas que compartieron culminan en una separación a raíz de que ella clausura una puerta abierta, que cierra el paso a la falta de límites, a los excesos, a la amenaza contra sus hijos; al desbordado campo de transferencias en galería de espejos. Decide tapiar la puerta aún a costa de que algo definitivamente se cierre.

Y recuperar la importancia del cuerpo es otro tema que la toma. Entiende el "enfermarse" como una dificultad en el proceso de aprendizaje, somatizado dentro de los límites del cuerpo. Ella hereda una enfermedad, las raíces familiares impregnan su piel con vitíligo. La "Negra", la Melania, es linda. Y su belleza exige dedicación en una batalla contra las manchas a flor de piel, y el envejecimiento fatal que trae consigo la vida. Ese narcisismo melancólico, esa oscuridad y opacidad del ánimo que tiñe el mundo y las batallas.

La otra cara de esta manifestación es la eclosión del nombre propio, la firma Arminda Aberastury ante las infiltraciones en su análisis de las rivalidades entre su analista y su esposo deviene una autoafirmación. Así como tantas otras mujeres se atreve a borrar la negación de lo propio a consecuencia del matrimonio.

La separación de Pichon-Riviere reedita un modo de recogimiento en lo familiar, en que acoge a la madre anciana y moribunda, reencuentra el piano y los quehaceres del hogar con tres hijos que se hacen jóvenes adultos y andan en sus propios asuntos, ese punto límite y claustral que no impide su relación al exterior profesional. Allí sigue su trabajo, laboriosa y respetada.

La muerte de su padre un poco antes de su matrimonio, la muerte de la madre poco después de la separación y la maternidad que ya ha dado las seguridades y tranquilidades sobre el normal funcionamiento de su interior acompañan los años maduros.

Narcisismo caído buscando resignificación cuando los acomodos dictatoriales le exigen escribir el texto de un requisito de su propia exclusión en la dirección de una institución que le había dado un lugar visible y valorado, nacional e internacionalmente.

El trabajo, la dedicación intensa le permitió seguramente mantener a cierta distancia su veta melancólica y depresiva; sin embargo su "fortaleza y capacidad profesional" no evitaron su suicidio ante la amenaza más dramática del "envejecimiento" a los 62 años. Retomar su análisis parece el último intento por elaborar la depresión, siguiendo una vez más las normas de aquella institución que ayudó a forjar y en la que participó activamente durante toda su vida profesional. Pero su querida APA está en crisis, colegas apreciados, incluyendo la analista que habría elegido, la cuestionan radicalmente. Su analista, Cárcamo, no habría apreciado la gravedad de su depresión sumido él mismo en el tráfago institucional, y Arminda no encuentra otra salida. Suicidio que también conmueve al mundo psicoanalítico, una conmoción que lleva incluso a la negación: en ninguna de las notas biográficas sobre Arminda ni en los textos institucionales de la APA se lo menciona.

¿Qué tipo de acto es el suicidio de un/una psicoanalista? El suicidio instala en el seno de la comunidad una sospecha que es respondida casi siempre con la 'solución rápida' que es liquidar la cuestión con el silenciamiento. No sólo es el caso de Arminda, Sophie Morgenstern o Maud Mannoni ponen también en aprietos a las instituciones cuando se trata de hablar de esta elección forzada que entre los románticos alemanes fue llamada "Freie Tod", la (muerte libre); autoeliminación que el mundo occidental judeo cristiano instala como el mayor pecado y meritorio de condenación eterna por soberbia. En el borramiento del acta, las instituciones por su propia naturaleza son cuestionadas acerca de los límites y territorios de su quehacer, de su responsabilidad en tanto el suicidio les da un portazo en las narices; este radical acto logrado se dirige a Otro no desmontado tampoco por el análisis vivido y pareciera reencontrar el objeto primero, el acunamiento materno en la dormición y el reposo buscado.

Su inteligencia incólume nos ha dejado textos que la sitúan en el análisis de las confluencias, de las diferencias, en las bases de una teorización propia, en tanto persiste contra las desfiguraciones en lo anecdótico. Se hace necesario volver a leer a Arminda, acallada hasta un redescubrimiento posible que sitúe su verdadero lugar en la memoria e identidad del psicoanálisis al sur del mundo.

 

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Notas:

1 Trabajo financiado por el Proyecto FONDECYT 1990811 "La otra historia de la psicología: aportes femeninos al desarrollo de la disciplina". Investigadora principal: María Inés Winkler. Co-investigadoras: Ximena Wolff Reyes e Irene Magaña Frade. Ayudantes de investigación: Camila Meza, María Isabel Reyes y Helia Vargas.

2 Gabriela Aberastury, Alejandro Vainer, Isabel Monzón nos ayudaron en las etapas de contactos iniciales. El personal de la Biblioteca de la APA colaboró con apreciables búsquedas en comunicaciones por correo electrónico y en terreno. Federico Aberastury, Joaquín Pichon-Riviere y Mauricio Knobel nos entregaron valiosa información a través de entrevistas electrónicas, más una entrevista personal con Joaquín Pichon- Riviere, realizada en el histórico café Los Inmortales en Buenos Aires, ya en la etapa final del trabajo.

3 Arnaldo Rascosky (1908- 1995) Nace en Córdoba, cuarto hijo de una familia ruso-judía y liberal de izquierda. Se titula de médico con interés en la pediatría. En 1926 ingresa al Hospital de Niños y posteriormente trabaja en el Servicio de Neuropsiquiatría y Endocrinología. En 1937 organiza un grupo de estudio de la obra de Freud en su casa, en 1939 inicia su análisis con Garma. Desplegó una intensa actividad política a través de la APA y también fuera de ella, en los medios de comunicación (Puig, 1997).

4 Angel Garma nace en Bilbao en 1904, a los 4 años muere el padre asesinado en Buenos Aires donde se encontraban de viaje (Puig, 1997). Se titula de Médico en la Universidad de Madrid (1927), interesado por la psiquiatría bajo la influencia de Gregorio Marañón estudia en la Universidad de Tübingen (Psiquiatría, 1929) y la Universidad de Berlín (Psicoanalista, 1931). En 1938 ante la inminencia de la Gran Guerra viaja a Argentina revalidando su título de médico en la Universidad de La Plata. Su tesis doctoral fue "Psicoanálisis de los sueños" (Puig, 1997). Recibe la Gran Cruz de la Orden del Mérito Civil otorgada por el Rey de España, 1989.

5 Celes Cárcamo (1903-1990). Nace en La Plata, hijo de padre español y madre argentina, provenía de una familia de médicos y profesionales de la salud por el lado paterno y de hacendados por el materno. Se recibió de médico en la Universidad de la Plata, de la cual su padre fue co-fundador. Trabajó como practicante en el Hospital Militar y en el Hospital de Clínicas en el Servicio de Mariano Castex. En el año 1936 viaja a Europa con pasaporte oficial y apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores. En Francia se capacita en psicoterapia, viaja a Viena y conoce a Anna Freud y Marie Bonaparte. Su vida transcurrió entre la medicina y el humanismo, alejado de la política interna del APA, en la que nunca quiso aceptar un cargo. Analista de Ferrari Hardoy, Luisa Gambier, A. Tallaferro y Arminda Aberastury, entre otros. Fallece en Buenos Aires el año 1990 (Puig, 1997).

6 Argentina es el país que más inmigración vasca ha recibido en el mundo, actualmente se calcula que el 10% de la población tiene tal origen y que en el país existen aproximadamente 15.000 apellidos conocidos en Euskal Herría (País Vasco). Fundación Vasco Argentina Juan de Garay. En:http://www.juandegaryar.org.ar/arg-vasc.html.

7 El apellido Aberastury (Aberasturi) está compuesto de los elementos aberas (aberats) que significa rico y turi (huri), villa, por lo que se traduce como "villa de ricos" (Disponible en: http://www.buber.net.basque/surname/A/aberasturi.html

8 Trabajó con el célebre profesor alemán Christofredo Jakob quien arriba a Buenos Aires en 1889, portador de una novedosa metodología para el estudio del sistema nervioso (Strejilevich y Quiroga, s/f). Co-fundador (1907) de la Sociedad Dermatológica Argentina (en línea: www.aad.org.ar/galeria.htm). En marzo de 1939 se inaugura una colonia para dermatósicos, el "Hospital Maximiliano Aberastury" (en línea: webchaco.hypermart.net/museois1.htm) en la provincia del Chaco, una de las zonas endémicas para la enfermedad de Hansen (lepra). Fue miembro de la Academia Nacional de Medicina y a través de su intervención se dictó la Ley de Leprosarios, conocida como "Ley Aberastury". Se suicida con un disparo en Buenos Aires, 1931 (Joaquín Aberastury, 2001).

9 Esta "veta artística", evidente en ambas ramas familiares (Aberastury y Fernández), no sólo impregna los intereses de Arminda adulta, sino que se "reproduce" en generaciones posteriores. Fedora Aberastury (chilena, casada con el hermano de Arminda, Marcelo, abogado) creó un sistema de danza y su hija, Gabriela Aberastury, es una famosa artista plástica que expone a nivel mundial.

10 Graduado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, tuvo una destacada participación pública en distintos momentos del devenir político del país. Trabajó como asesor legal en La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires; en 1956 es designado Subsecretario de Educación y del Ministerio de Educación y Justicia, teniendo a su cargo la regularización de la situación de los docentes exonerados por cuestiones políticas, impulsa y dirige la redacción del estatuto Docente. Bajo el gobierno del Dr. Arturo Frondizi es designado Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. En 1962 cuando el Presidente Constitucional es detenido por el ejército, juega un papel relevante en la disposición de que el Dr. José María Guido asuma el cargo de Presidente a través de la aplicación de la ley de acefalía e impidiendo la llegada de los militares al poder (Pichon-Riviere, 2001).

11 Federico fue precursor de la entrada del psicoanálisis en la Argentina aunque se separó del psicoanálisis, inclinándose al Ontoanálisis y al pensamiento filosófico, en el cual desarrolló un pensamiento propio que trascendió a través de publicaciones y, particularmente, como conferencista destacado entre las décadas del 40 hasta el 70 inclusive. Grafólogo autodidacta, fundador de la Sociedad Argentina de Grafología cuya biblioteca lleva su nombre. Incursionó en los fundamentos de la homeopatía, publicando sus ideas en la Revista Argentina de Homeopatía. Fue crítico de arte, especialmente en literatura, música y teatro. Falleció en 1986.

12 Se recibió de Abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Dictó cursos de Sociología, de Legislación del Trabajo y de Relaciones Internacionales. Colaboró en distintas publicaciones del país y del extranjero. Fue funcionario de la Cancillería Argentina y de la Secretaría de las Naciones Unidas. Publicó los siguientes libros: "La Organización del Trabajo en la Política Mundial", "Historia, enseñanza y ejercicio legal del psicoanálisis" (en colaboración con su hermana Arminda y con Fidias Cesio) y "Política Mundial Contemporánea". Marcelo Aberastury comete suicidio en 1975, a menos de 3 años del fallecimiento de Arminda.

13 Una coincidencia interesante con la trayectoria de Amanda Labarca, eminente pedagoga, escritora y feminista chilena, quien ingresó a estudiar medicina, desistiendo al año; posteriormente estudia pedagogía (Reyes, Vargas y Meza, 2002). En forma similar, Anna Freud y Melanie Klein (Volnovich, s/f).

14 Nacido en Ginebra (1907- 1977), hijo de padres franceses emigrados al Chaco argentino en 1911. A los 19 años viajó a Buenos Aires a estudiar Medicina, volcándose a la bohemia, descuida sus estudios y llega al borde del alcoholismo (Puig, 1997). De 1934 a 1936 trabajó como practicante en el Asilo de Torres, pasando al Hospicio de las Mercedes al titularse de médico. Investigó técnicas y crea los Grupos Operativos, el concepto de psicología social y comprende la estructura humana como vincular. En 1971 publica "Psicología de la Vida Cotidiana" y "Del psicoanálisis a la psicología social". En 1977 reúne en tres tomos el Proceso Grupal, La Psiquiatría, una nueva problemática y El Proceso Creado (Cesio, 2000).

15 Marie Lisbeth Glas de Langer (1910-1987) estudió medicina y se tituló en 1935 (Viena). Participó activamente en el partido comunista. Su calidad de judía la excluía de la posibilidad de ingresar a algún hospital, por lo que se concentró en conseguir una formación acudiendo a la sala de mujeres de la cátedra de psiquiatría. Inició un análisis con Richard Sterba, fue aceptada para la formación analítica con una entrevista realizada por Anna Freud, transgredió la normativa de Freud que prohibía a los analistas militar en un partido clandestino o atender a quien perteneciera a uno, fue detenida junto a otros 11 médicos, quedó fichada y posteriormente opta -junto a su compañero, el cirujano Max Langer- por ir a España como brigadista en la guerra que había estallado recientemente. Posteriormente viaja a París, a Montevideo y llega a Buenos Aires a comienzos de 1942. Considerando q ue poseía una formación europea formal, ratificada por escrito por su analista didacta Sterba, el mismo Ángel Garma la invita a participar de la creación de la APA, convirtiéndose en la única mujer que firma el acta de fundación. Posteriormente, en 1974, Marie Langer enfrenta nuevamente el exilio, esta vez hacia México, regresando a Buenos Aires sólo a morir en 1987 (Teicher, s/f).

16 Francisco Muñoz (Paco Muñoz) era el dueño de una famosa sastrería en Buenos Aires, la Casa Muñoz, cuya ubicación espacial se constituía en referencia de orientación para encuentros o reuniones. Su fama se reforzó por la transmisión de un jingle por radio, de gran efecto publicitario, que dejó huellas mnémicas para varias generaciones de argentinos: "Casa Muñoz, donde un peso valen dos". Financió la Revista de Psicoanálisis, 4 volúmenes por año y en 5000 ejemplares cada vez (Neuburger, 1998).

17 Las versiones obtenidas incluyen al gerente general que padecía una severa agorafobia (Neuburger, 1998), un sobrino que sufría una fobia muy intensa, un contador de la Casa Muñoz que se trató por cefalea (Fiasque, 2000).

18 Sophie Morgenstern, nacida Kebatschnik (1875-1940) en Grodno, Polonia, fue una de las dos primeras, junto a Eugénie Sokolnicka, psicoanalista de niños en Francia. Médica voluntaria en la Clínica del Burghölzli con Eugen Bleuler. Fue asistente de Georges Heuyer durante 15 años, miembro de la Société Psychanalytique de Paris, amiga de Françoise Dolto, quien siempre la reconoció como su inspiradora. A la llegada los nazis a París, el 16 de julio de 1940, se suicidó. Nunca se había recuperado de la muerte de su única hija Laura, a consecuencia de una intervención quirúrgica (Roudinesco y Ploth, 1998). Mientras trabajaba en la clínica de Heuyer publicó un libro resultado de su experiencia, en que estudia cuentos, sueños, ensueños, juegos y dibujos infantiles, buscando el contenido latente oculto bajo el contenido manifiesto (Aberastury, 1992).

19 La resolución 2282 estuvo vigente hasta el año 1967 en que fue reemplazada por una ley que limitaba la actividad de los psicólogos a auxiliares de los médicos. En agosto de 1985 fue derogada la anterior ley por otra que autoriza a los psicólogos a realizar psicoterapia. La APA actualmente tiene los mismos estatutos.

20 Instituto Argentino de Estudios Sociales, fundado por Enrique Pichon- Riviere en 1953.

21 Armando Bauleo (1999) recuerda que Enrique pasaba sus vacaciones en la casa de Lacan, y decía "que sólo estaba 15 días porque debía dejarle la pieza a Heidegger", en su habitual estilo que dificultaba saber si era verdad o no.

22 E. Pichon-Riviere "era polémico en los seminarios, cuestionaba la rigidez de la institución, 'pateaba' el encuadre y discutía frente a los alumnos con otros docentes" e incluso "acusó a sus colegas de ser 'cafishios' de la angustia" (Joaquín Pichon-Riviere, 2001).

23 Todas las referencias textuales incluidas en esta sección corresponden a "Aportaciones al Psicoanálisis de Niños" (Paidós, 1991, 4° reimpresión), a menos que se señale algo distinto.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 22 - Diciembre 2005
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