Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Presentación de la sección
"Psicoanálisis y Sociedad"
Albert García I Hernandez
(Consejo de Redacción de Acheronta)

La práctica del psicoanálisis conlleva una soledad en la que el analista se asemejaría a un corredor de fondo. Paliar esa soledad produce continuas experiencias institucionales que no evitan otra soledad más profunda, la derivada de una práctica imposible.

Desde esa perspectiva no es infrecuente la aceptación subjetiva de una condición de lobo solitario, cuando no estepario, cuya tentación más inmediata es fácil de derivar: una estepa yerma donde se tiene la ilusión de la autonomía, del aislamiento, de cierta soberbia que puede llegar a metaforizar lo que no es más que cinismo.

Hay otro modo de operar con ese lugar solitario: no eludir la pertenencia a un devenir histórico contextualizado de tal modo que ni siquiera la práctica del psicoanálisis puede romper, aunque sólo fuera por hacerse cargo de un inconsciente que también aprende de todo ello y por unos síntomas que responden a cada tiempo.

Encontraremos, en este apartado de Acheronta, dos textos que apuestan por el riesgo que supone participar en lo colectivo.

"En busca de las huellas colectivas: una experiencia singular" devuelve la mejor voz universitaria. La que se resiste a obedecer un supuesto papel de transmisión y cualificación técnica de los jóvenes cachorros para comprometerse en su tiempo y aceptar los conflictos generados a su alrededor. Su autora, María Laura Frucella, toma una cita de Maud Mannoni que reproducimos como una invitación poética a la lectura de su trabajo: "Superar el trauma en una producción que puede poseer valor artístico supone re-crear la experiencia inicial del desamparo".

"Subjetividades en la niñez: una mirada al sur" viene a coincidir con el texto anterior desarrollando, precisamente, lo que allí era una cita. No es la primera vez que Acheronta se sorprende con estas coincidencias. Descubrir todo lo que está latente en Tierra del Fuego (también nombrada: Isla de la Fantasía) nos remite a cada isla fantástica que es el sujeto, y el sujeto y su familia, y el sujeto y su entorno social. Ese sujeto que, a pesar de todo, a pesar de los secretos familiares, de los silencios, de las mistificaciones, llegará a hablar con su lenguaje y con su cuerpo.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 12 - Diciembre 2000
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