Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Reportaje a Leonardo Peskin
Realizado por Guillermo Pietra y Michel Sauval

Imprimir página

Michel Sauval: La propuesta temática para este número es "Inconsciente y transferencia".

Leonardo Peskin: El tema propuesto es extenso, se trata de la implicación de dos conceptos que son la condición para la cura psicoanalítica. Justamente tengo algunos trabajos sobre inconsciente y transferencia y en mi libro "Los orígenes del sujeto y su lugar en la clínica psicoanalítica" hay un capítulo dedicado a la transferencia. Si no lo tienen les doy un ejemplar

MS: Muchas gracias. Pondremos una página de presentación en la sección Libros de PsicoMundo

MS: La intención es abrir un diálogo sobre esos temas. Por ejemplo, para empezar, tomando la cuestión del inconsciente, una de las primeras preguntas que nos hacíamos es la siguiente: ¿es lo mismo el inconsciente del dispositivo analítico que el inconsciente de lo que ocurre en la cultura? ¿Es el mismo objeto, el mismo sustrato, o solo la extensión en el uso de una misma palabra? ¿Tenemos que establecer algún tipo de cuidado, de límite, o es el mismo objeto tomado, en cada caso, por diferentes tipos de especialistas?

LP: Como algo atinente a la última pregunta voy a unir el tema de la especificidad del inconsciente en análisis a si hay un sujeto específico en el curso de un análisis, a si es un producto especial de un análisis, y preguntaría algo más: si hay un fantasma fuera del análisis, aunque su lógica se construya en su atravesamiento en un análisis. Es decir, no solo un sujeto sino algo que creo que tiene mucho que ver con la ampliación del concepto de inconsciente, que es el concepto de fantasma y realidad. Entonces la pregunta sería , si sólo en análisis se constituye un fantasma, un sujeto, y hay vigencia del inconsciente, o también lo habría más allá del mismo. Porque hay actitudes teóricas, o posturas, que plantean que no, que inconsciente hay en tanto hay análisis, y sino no hay.

Yo creo que sí hay, fuera del análisis. Por ejemplo, con relación a la transferencia, no pienso que sea un tema exclusivo de un tratamiento psicoanalítico. Considero que la transferencia es una expresión del inconsciente que no solo está referida al análisis sino también en la referencia a un texto, en muchos vínculos, es decir, tiene validez en la vida cotidiana. Habría una vigencia tanto del concepto de inconsciente, de sujeto, como de transferencia o de fantasma fuera del tratamiento psicoanalítico. Y se puede leer como lo hace el mismo Freud, o Lacan, estudiando una obra de arte, por ejemplo Hamlet, o algún escrito, o la vida de una persona, como cuando se interrogan cómo era Joyce, en el caso de Lacan, o cómo era Leonardo Da Vinci, en el caso de Freud. No los tienen ahí, ni hay un dispositivo analítico, y se preguntan sobre su inconsciente, su fantasma, su subjetividad, y sobre sus objetos de la vida cotidiana. Lo mismo se podría hacer en el análisis social que uno haga de cierto tipo de hechos de la vida corriente. Considero que es factible extender el concepto de inconsciente.

Lo que dice Freud referido a la transferencia es que la hay en toda institución de salud, no solo psiquiátrica sino médica, en las que se instalan lazos que tienen cualidades transferenciales, amor, repeticiones, acting out y pasajes al acto, en contextos que no tienen nada que ver con el psicoanálisis.

Lo que pasa, es que en el curso de un análisis - y ahí habría algo que yo fui viendo, en el desarrollo tanto de Freud como de Lacan – es que hay una potenciación de ciertos hechos. Es como si el contexto psicoanalítico, el dispositivo, o la posición atípica abstinente del analista y la neutralidad que asume, expusiese con mayor intensidad este tipo de fenómenos.

El dispositivo analítico está diseñado para que esto florezca más y se lo intenta utilizar para los propósitos de la cura.

MS: ¿Eso implicaría que hay un objeto común, una estructura común, un sustrato común, o la denominación que quiera ponerle, que simplemente diferiría en cómo es operado, potenciado, utilizado?

LP: Sí son las mismas estructuras, pero con diferentes intereses que inciden en cómo nos vinculamos con ellas y como promovemos su presentificación. El ejemplo que pondría es el sueño. El soñar transcurre en la vida corriente de las personas, y sin embargo vemos que el uso de la interpretación de los sueños, o del trabajo con los sueños, por un lado promueve sueños, es decir, hace que aparezcan más, y por el otro lado, afectan a su contenido, empiezan a tener que ver con lo que acontezca en el tratamiento psicoanalítico. Pero no podría decir que la propiedad de soñar, o la capacidad de soñar, se originan en el análisis.

A veces, en una comparación grosera – que a algunos les molesta – digo que soñar es como orinar, es decir, sale, se produce. Ahora, que uno agarre ese pis y haga un análisis…

MS: Tomando esa metáfora, ¿podríamos decir que uno tiene inconsciente como tiene riñones?

LP: Sí. No tengo inconvenientes. Si el inconsciente es el discurso del Otro, o es el modo en que el sujeto está sujetado por el Otro, consideremos que el Otro no se constituye en un análisis, existe en una cultura, en un ámbito, o en una familia. No lo quisiera particularizar porque es más trascendente que todo eso, pero sí creo que los efectos del Otro sobre la subjetividad son independientes del análisis y uno tiene efectos del Otro como tiene riñones, si se quiere. Queda claro en el uso de la comparación que la orina no sólo depende del riñón, éste es el último paso que expresa la producción de todo el organismo y lo que se vea en su análisis reflejará el estado metabólico, el medio interno, lo hormonal y el funcionamiento de todo el resto de los órganos, como los sueños reflejan el inconsciente.

Me acuerdo de un libro muy interesante, "Futuro pasado" de Reinhart Koselleck (1), que exploraba los sueños en la época del nazismo, qué soñaba la gente y cómo eran los sueños. Por supuesto que estos estaban impregnados de ese tipo de vivencias, no sueños de análisis, sino sueños de la gente.

Y creo que eso es interesante pensarlo, porque plantearía cambios en la subjetividad, o efectos de alteración o modificación de la subjetividad, de acuerdo con los cambios culturales, que es un poco lo que el psicoanálisis está corriendo detrás, a ver si puede entender. Es decir, empezó a ver que se le escapaba el tipo de subjetividad para el cual estaba diseñado.

MS: ¿Porqué? ¿En qué sentido?

LP: Porque empezaron a haber formas de subjetividad que no eran las cómodas para el psicoanalista. Por ejemplo, tendencias al acto, el consumo de drogas, el tipo de temporalidad que se maneja en estos tiempos como cambios culturales y la tendencia a un sujeto, en cierto modo más cercano a la pulsión que al inconsciente, esto nos toca seguir explorándolo como la clínica de la actualidad.

Después quisiera desarrollar un poco esta idea, de cómo la transferencia en los comienzos estaba más ligada al determinismo significante del inconsciente. Eso llevaría a un desarrollo que pensaba plantearles acerca de cambios históricos en la obra de los autores y los tiempos, de cómo fue evolucionando la teoría, tanto en Freud como en Lacan, tratando de profundizar más, buscando terminar de entender algunas cuestiones que se les escapaba en un momento determinado. Consideremos para ilustrarlo, al Freud antes de la pulsión de muerte, antes del 20, que tiene una visión romántica, del que mencionaría cierta idea, muy temprana, que abreaccionando en transferencia cierto tipo de vivencia, relatada al modo del "Cuéntame tu vida" de Hitchcock, el relato y la reviviscencia catártica produciría un efecto aliviante o curativo. En esa línea, de la transferencia plantea frases como que es el "reino intermedio entre la enfermedad y la vida"; hasta que descubre años después, que la transferencia empieza siendo una cuestión como esa para después ser más un camino para la compulsión repetitiva, o para las resistencias del superyó (la culpa inconsciente). Y toda esa primera dimensión significante o simbólica queda corta para resolver este tipo de manifestaciones.

Lo mismo pasa con Lacan, hasta el seminario 10 u 11 donde termina de definir y producir el objeto a. En el período previo a este invento, por ejemplo en el seminario de la transferencia, o en la "Dirección de la cura", que es un texto temprano, hace cierto tipo de definiciones siguiendo a Clausewitz en este asunto de la política, la estrategia y la táctica, donde cuenta con cierta esperanza de significar. Y esto sería por vía de obtener los significantes faltantes para que se produzca un efecto de alivio, o de cura, línea vigente hasta que le empieza a quedar corta la teoría significante.

Yo creo que el psicoanálisis se va desplegando en espiral - como todo el conocimiento – en cada vuelta se van retomando los temas a otro nivel. Lo curioso es que Lacan ya tenía el final de la obra de Freud, y sin embargo, en alguna medida reproduce el mismo recorrido. Es decir que, durante un tiempo, bastante largo, tenía ciertas esperanzas, pienso que un poco románticas, de que con el significante se iban a poder resolver una serie de cuestiones, hasta que empieza a avanzar más sobre lo real y descubre que no es con el significante, o que el significante es muy importante pero el significante está causado, y hay que ir a la causa. Y ahí es donde la transferencia empieza a jugar de otra manera, empieza a estar más ligada, probablemente, a ese objeto tan particular que es el objeto de la pulsión, el objeto a.

Justamente, en el desarrollo que hago en el capítulo de la transferencia de mi libro voy tomando desde el seminario 10, la línea de la transferencia que aparece en el cuadro de dificultad y movimiento, a partir del eje inhibición, síntoma y angustia, eje que sigue la transferencia, desde la inhibición hacia el objeto a. Unos cuadros derivados de este los vemos reaparecer en el seminario de la Lógica del fantasma, y en el seminario del Acto, donde vuelve a transcurrir la transferencia como línea que se ubica siempre entre dos alternativas, entre el acting-out y el pasaje al acto. Siempre la transferencia es como un desfiladero que tiene esas dos vertientes: se puede deslizar hacia el acting-out o hacia el pasaje al acto. Recién en el seminario 11 separa transferencia de repetición aunque sigan siempre interjugando.

Pero el organizador de ese eje, si bien tiene mucho que ver con el significante como Sujeto supuesto Saber, depende de lo que pase con el objeto de la pulsión y la posibilidad que se tiene de sostener ese eje con algún orden de subjetividad.

MS: ¿Entonces lo que haría a la intensión, o el aspecto más específico del inconsciente respecto al dispositivo, sería qué se hace allí con ese objeto?

LP: Claro. Justamente, el inconsciente en sus cualidades significantes es una condición para el trabajo analítico, conservar el recurso de la palabra y las operaciones sustentadas en el lenguaje son fundamentales pero lo que logran es circunscribir la falta donde queda ubicado lo real en algunos casos como causa de deseo. Llegar a este objetivo toma buena aparte de la tarea de análisis pero tarde o temprano hay que afrontar lo más difícil, la pulsión y la repetición. Lacan se anima a hacer un avance sobre eso real mediante el semblante del objeto a, el acto analítico, las ideas de fin de análisis, etc. Freud, de algún modo también mediante las construcciones, pero se encuentra con las limitaciones del lecho de roca, que es lo que el propio Lacan le plantea. Es lo que termina pensando Lacan como intento de avance atravesando el lecho de roca donde Freud queda con escepticismo.

Pero esa es la nueva clínica.

Con relación al tratamiento del objeto por vía de la significación, comentaría que la cultura, como pasa con muchas cosas, ha despilfarrado sus riquezas significantes como lo hacen con las materias primas, como el petróleo o los alimentos, los despilfarran y después escasean. Los recursos significantes, el valor del significante, de la palabra, como los primeros usos de cierto tipo de intervención, por ejemplo interpretando ingenuamente lo edípico , se gastó incluso en psicoanálisis. A lo mejor hubiera durado un poco más y se hubiera agotado igual. Pero se utilizó en demasía. Y hoy en día no hay significantes para ciertas cuestiones. Por otro lado corremos detrás de acontecimientos inconcebibles, y tratamos de significarlos tanto en la clínica como en la vida cotidiana. Me acuerdo que cuando comenzaron a aparecer los primeros terroristas musulmanes se empezó a decir "esto es inconcebible, no puede ser que un tipo se programe para morir", si bien estaba el antecedente de los kamikaze y de los soldados que pelean hasta morir. Sin embargo había desconcierto ya que estos agregaron el ser hombres bomba o utilizarse a sí mismos como detonadores, un nuevo real a significar. Entonces, siempre nos sorprendemos de las cosas que son capaces de acontecer, justamente por el carácter de dominio impulsivo o pulsional o de lo real que arrasa. Pero esto irrumpe en nuestra clínica. Las primeras veces que vi – hace años ya – los primeros tatuajes o ante los vómitos de la bulimia, autoinducidos, uno decía "qué cosa rara, qué síntoma especial". Ahora todo el mundo vomita, o está tatuado por todos lados, y ya no es eso, es el consumo de drogas, pero, ¿cuál va a ser la última droga que se va a consumir?, porque van apareciendo nuevas, y nuevas, y vamos corriendo detrás de acontecimientos que exceden siempre el significante.

La clínica de ahora requiere nuevos dispositivos, por ejemplo, fueron barridos los encuadres clásicos, cambiaron lo que eran rasgos fundamentales como las cuatro veces por semana, con una rígida periodicidad establecida, con pago de sesiones a las que no se acudía, o vacaciones que si el paciente se tomaba las pagaba. Por ahí a ustedes les suena…

Guillermo Pietra: Yo las pagué (risas)

LP: Bueno, eso se fue deshaciendo, como tantas otras cosas. Me acuerdo que para ir al cine había que ponerse corbata. Yo hice toda la facultad con corbata y me han llegado a rechazar de restaurante s por no tener corbata, o alquilaban la corbata en la puerta para sortear la imposición.

Todo ese tipo de cosas que son estructuras significantes culturales suelen caer, se gastan.

MS: Pero se supone que el encuadre tiene una función clínica, para el caso, armar una realidad fantasmática especial donde desarrollar la cura, de modo que, siguiendo a Freud, la neurosis común deviniera neurosis de transferencia

LP: Claro, se trata de generar un invariante, como la asepsia o la neutralidad del observador. Ahora, de nuevo encontramos el, cómo se usó, se despilfarró y se bastardeó. Las neutralidades eran irrisorias, como las corbatas, o el saco de Meltzer, como se decía en una época. Y de todas maneras fue rebalsado por la fantasmática que no toleró ese tipo de cuestiones. Yo creo que eso siempre va a ir pasando, que siempre va a irrumpir una dimensión desestructurante de la solución simbólica.

Ustedes tomaron, en la presentación del tema en el sitio de Internet , la primera frase que dice Lacan en el seminario 11 con respecto a la transferencia, como una "puesta en acto de la realidad del inconsciente", y el agregado que aparece poco después "La realidad del inconsciente es -verdad insostenible- la realidad sexual". ¿Porqué es una verdad insostenible?, porque es insostenible que haya una armonía donde las cosas funcionen en el plano significante. La relación sexual no existe, no hay definición posible de ciertos términos, hay un solo significante para ambos sexos, la muerte no se puede significar, es decir, hay una cantidad de problemas de restricción del significante. Entonces la idea de que un sujeto pudiera avenirse a un encuadre, pongamos clásico, y dentro de la estrechez de eso expresar su cuestión, era desconocer esto, que siempre se va a transgredir. Esto Freud lo había visto refiriéndose a la regla fundamental que una vez establecida se entra a no cumplir. Entonces, ¿cómo se hace la clínica del incumplimiento, la clínica de la trasgresión? Creo que es lo que Lacan comienza a hacer, además de aclarar el estatuto de la agresividad en psicoanálisis como diferente de la destructividad, avanza ndo en la comprensión y el estatuto del acting-out pensado de otra manera, también establece el mecanismo del pasaje al acto y aclara los actos en general. Consideremos todos los desarrollos que hace sobre la acción y el acto, no sólo el pasaje al acto, sino el acto analítico, o el acto decidido por el sujeto; y cómo se pone un analista que está dispuesto a no significar todo, a tener la expectativa de que haya actos nuevos, que excedan lo interpretado o lo pensado.

Esto no supone la desvalorización de la condición hablante de la especie o la importancia del lenguaje y los recursos del inconsciente, tampoco desvalorizo la transferencia en sus cualidades simbólicas, que es lo que sostiene el análisis. Me refiero a que tarde o temprano lo real reaparece como lo que no cesa de no inscribirse y debemos estar advertidos. El deseo del analista implica esta advertencia.

MS: ¿Y cual sería el fundamento de lo curativo de eso?

LP: Desde mi punto de vista en eso está la clave del pensamiento de Lacan, y es lo que intento desarrollar en mi libro, acerca de una hipótesis de libertad para el destino pulsional. No de una subjetividad educada, sino cómo el sujeto, más allá del brete cultural de la represión, puede terminar arreglándose con lo pulsional. Por ejemplo consideremos el sinthome entendiéndolo como que el sujeto se las arregle con su problema sintomático y conflictivo para producir algo, inventar o crear cierto tipo de nuevo hecho, que sea propio de cada uno, y que no necesariamente tiene que ser utilitario, pero que a ese sujeto le permita resolver la cuestión. En ese caso el inconsciente desde la perspectiva simbólica con su organización relativa a un Nombre del Padre es muy importante, aunque la salida no se cierra solamente en esta perspectiva.

MS: ¿Pero cuál sería el fundamento para que sea el análisis el que le permita lograr eso?

LP: Primero, que el analista conciba, teóricamente, que los encuadres están hechos para transgredirse. Por ejemplo, en supervisión es muy común que vengan disgustados los que supervisan porque el paciente no pagó, o no vino, o viene 10 minutos tarde, o viene 5 minutos cada vez, y los pacientes nunca hacen lo que le dicen. Pero un analista que puede pensar todo ese tipo de cuestiones no se va a sorprender de estas cosas, las va a estar esperando.

Aquí vendría un tema interesante, porque si siempre espera que llegue tarde, tomemos el caso de los analistas que se condicionan, que ya saben que va a llegar tarde, y entonces ellos también llegan tarde, armando todo el dispositivo de la llegada tarde, que sería del orden de la pura repetición, no compulsiva, de estructura, pero inútil. Sería diferente si de esa repetición se produjese una sublimación o una creación. Habría que ver cómo. Si esa autentificación que significa la llegada tarde produce otra cosa que no sea una tonta llegada tarde.

MS: Retomando estas dos vertientes que Ud plantea del significante y el objeto, podríamos asociar la primera a la interpretación del analista, que permite ciertos corrimientos en la significación. ¿Donde estaría la raíz operativa o eficaz del analista en relación a esta cuestión más pulsional o más objetal?

LP: A mi me parece que teóricamente esto tiene que estar muy claro, sobre cómo tiene que ser nuestro objetivo ético en la cura, y eso diferencia a Lacan cuando habla del caso por caso, o cuando habla del sinthome, que es un tema complejo, que aunque no es sencillo de entender consideremos que se está refiriendo a una salida propia de cada uno.

Tomemos un ejemplo, entrevisté una mujer que hacía 20 años que estaba en análisis, en diferentes análisis. Y lo primero que apareció, en un par de entrevistas, es "no sé cómo hacer conmigo misma porque no puedo hacer lo que tendría que hacer". ¿Qué es lo que tendría que hacer? Cosas del tipo de llegar temprano, manejar un auto o hacer cierto tipo de cuestiones de computación. Y me parece que es diferente pensar que voy a emprender un análisis para que esta mujer maneje el auto, use la computadora y llegue temprano a no pensar en esa dirección. A lo mejor no va a tener que hacer nada de todo eso, a lo mejor no hay que hacer todo eso, pero habría que ver porqué sufre de esas cosas, y qué modo encuentra ella de resolver ese asunto que no sea la exigencia simbólica significante contextual , de la cual forman parte las interpretaciones que ha recibido en sus análisis anteriores. Podría desarrollar una hipótesis de una fobia, y entender estructuralmente ese asunto, pero aunque yo definiese ahí una fobia, y por eso no maneja, no agarra una computadora, etc. es diferente trabajar la fobia con la construcción de la superación forzada de una fobia, que seguir la fobia, a ver si la paciente hace otra cosa con eso.

Les voy a dar un ejemplo que he trabajado de un científico muy famoso, Nicholas Negroponte. Él empieza su libro "Ser digital" diciendo: "Como soy disléxico, no me gusta leer. De niño, en lugar de los clásicos de la literatura, leía los horarios internacionales de ferrocarril y me entretenía haciendo, en mi imaginación, las conexiones perfectas entre ignotas ciudades de Europa. Esa fascinación con los horarios ferroviarios me permitió lograr un excelente conocimiento de la geografía europea". Además agradece a muchas personas que lo ayudaron a escribir el libro ya que no lo hubiera podido hacer sólo. Al final de su libro dice de su editor Marty Asher que colaboró con él en su escritura: "Palabra por palabra, idea por idea, Marty fue curando mi estilo disléxico para convertirlo en algo similar a un texto literario".

Es decir, hay ciertas cosas que podía entender, pero no ciertos significados metafóricos subyacentes. Ahora, este hombre – se trata de un juego que hago en la fantasía, porqué no hablé con él – cambió el mundo para manejar otros lenguajes que no requieren de la significación clásica. Es el que tiene la teoría de cambiar átomos por bytes. Propuesta simbólica que da otro estatuto a lo real y su relación con lo simbólico. Con bytes, con códigos crea el objeto y lo materializa donde quiera. Y el lenguaje de la computadora no requiere mucha poesía, es un lenguaje netamente concreto. Entonces, que alguien que no puede entender y reproducir, estando limitado, de golpe cambie el mundo y descubra e invente cosas extraordinarias que no requieren de ese tipo de habilidad, sería un ejemplo, para mí, muy interesante del sinthome. Yo no propongo que todos cambien el mundo, pero algunas veces se ve eso, que alguien que tenía una gran dificultad y le encuentra la vuelta, a veces cambia el mundo, y lo que sí esperamos es que por lo menos cambie lo que se solía llamar mundo interno, y sabemos que interno externo desde la perspectiva del sujeto es una continuidad.

MS: ¿Y en qué interviene un analista para que pase eso?

LP: En principio, en que su posición teórica incluya estas orientaciones que vengo exponiendo acerca de lo que se puede esperar de la dirección de la cura. Sabemos que no hay clínica sin teoría, aunque el que la practique no lo sepa. Es diferente esperar que un sujeto responda a ciertos cánones o estar viendo qué hace él con ciertas cuestiones no canónicas, por lo tanto las ideas que les fui esbozando orientan la actitud clínica. Por otra parte, volviendo a qué puede orientar lo pulsional, lo debemos considerar teniendo con la posibilidad del analizante de hacer o rehacer el nudo; o de cambiar su posición subjetiva, lo cual va a depender no tanto de lo que logre comprender, pensar o significar, sino de algunas cuestiones de anudamiento que tienen sus enigmas . No es solo lo que significó, sino lo imaginario y lo real, ubicado de otra manera lo que termina produciendo un nuevo nudo, o una nueva posición. Creo ver en Lacan, en particular al final de su obra, un protagonismo del imaginario, del narcisismo yoico, del yo en general con sus ideales incluidos, que es diferente a lo que algunos decían que Lacan afirmaba. Entiendo que el último Lacan le da protagonismo a lo imaginario y quizás nunca lo desvalorizó al nivel que algunos pretendieron entender.

Agregaría algo más. Hay una afirmación de Freud con relación a la transferencia que es muy importante , nadie puede ser ajusticiado in absentia o in efigie, este aforismo toma a la transferencia como necesaria presencia, como acto, como situación jugada en la realidad concreta del análisis para posibilitar la cura. Por lo tanto están en juego no solo las cuestiones que significamos con interpretaciones, también está la presencia imaginaria, esa presencia del analista que no se jerarquizó mucho porque era "imaginaria" y erróneamente se consideraba que no era trascendente, y debemos agregar que están los acontecimientos reales, lo real de la transferencia, que se juega en presencia y como un hecho real. O sea que tenemos al analista como objeto a, soportando la puesta en acto de la realidad del inconsciente en la realidad del espacio analítico.

Una cosa es pensar la transferencia ligada al inconsciente y muy significada, vinculada al saber, y otra cosa es empezar a darle peso a la presencia imaginaria y real del analista. No me estoy refiriendo a figuras de identificación del tipo de las teorías de la identificación con el analista o creación de ideales, sino considerar lo que se produzca como acto en la situación de análisis, que implica los tres registros simbólico-imaginario-real, pero en acto. Y eso produce hechos particulares que están promovidos por la s oportunidades transferenciales.

Algo de esto ya lo destacaba Lacan en la Dirección de la cura, en el momento que está teorizando acerca de la política, la estrategia y la táctica, donde dice que el analista analiza con todo su ser. De paso recordemos que la estrategia la vincula a la transferencia y la táctica a la intervención. Luego aclara que no se trata que uno esté sin decir nada o que no tendría que decir nada, sino que es importante la interpretación. Pero Lacan está señalando que hay algo más, que no es el decir, que es la persona. Y la persona implica algo más que los significantes en juego. Más tarde lo va a ir teorizando, por ejemplo, con el discurso del analista cuando desarrolla la teoría de los discursos, o semblanteando el a como lo dice en el seminario 20. Eso del semblante del a es una juntura entre lo real y lo imaginario donde el significante juega su papel. Pero este semblante está trascendiendo lo que puede ser una mera significación significante pura, una especie de interpretación clásica que buscaría la depuración de lo simbólico. Entonces tanto del lado del analista como del analizante se juegan mucho más que significantes. Pasamos a tener que considerar los otros dos conceptos fundamentales: la pulsión y la repetición.

Ahora, todo esto, ¿a qué apunta? A que yo veo cierta concordancia entre esas afirmaciones de Lacan y los últimos desarrollos de Freud sobre cómo trabajar con la pulsión de muerte o la repetición.

Un historial que no se jerarquizó mucho es el caso del presidente Wilson, donde Freud, habiendo desarrollado ya la teoría del narcisismo y la pulsión de muerte, hace un historial aplicando todos estos aportes. Los h istoriales clásicos son previos a la pulsión de muerte y la segunda tópica. En cambio en ese texto trabaja el narcisismo y la pulsión de muerte en su dinámica dentro de la segunda tópica. Freud le tenía encono a Wilson porque lo consideraba responsable de la segunda guerra mundial. Mientras se venía el mundo abajo, él trataba de entender cómo se habían armado las cosas para que se viniese todo abajo, y lo responsabiliza a Wilson por el tipo de pacto que hizo al final de la primera guerra. Pero lo mira como alguien atormentado que no lograba resolver su posición en la vida y que hacía mal su papel de mandatario. Y no solamente por razones referidas al complejo de Edipo – que las dice – y su posición frente al padre y la homosexualidad, sino que entiendo que está buscando porqué Wilson no pudo resolver de otra manera sus conflictos y los del mundo. Independientemente de las significaciones que uno le dé hay un tema de cantidad.

Dicho sea de paso es un historial muy interesante para considerar los fenómenos psicosomáticos.

Estas ideas, creo que endeblemente planteadas como teoría, también son tomadas por Klein en su momento, cuando describe la pulsión de muerte, y cuando postula con énfasis lo económico.

MS: El problema de las cantidades es también freudiano

LP: Reaparece el tema de la cantidad en Freud, probablemente en Lacan, la cantidad así planteada como carga, no tenga el valor que le otorga Freud, pero sí lo tienen los nudos y los anudamientos que resuelvan cuestiones que, por suplencias, o nuevas formaciones logren, si se quiere, una nueva economía pero no en un sentido energético, sino otro equilibrio entre los tres registros.

Ahora, volviendo a tu pregunta de cómo tendría que ver el analista en la promoción de estos cambios, primero que considere esto, que el final de un análisis, o el curso de un análisis, no es algo que uno pueda prefijar con estándares. Esto lo digo, quizás, para un ambiente que ya no se maneja con estándares. Pero hay lugares donde se usan los estándares del tipo que si alguien no se casó, no tiene cierta sexualidad …

MS: En un reportaje que le hicimos a Volnovich nos contaba de una colega a la que no le daban el alta en su didáctico porque no lograba orgasmos vaginales, y recién logró el alta cuando decidió mentirle a su analista.

LP: Y sí, te decían eso. Me acuerdo un caso de alguien a quién se le complicó en su momento acceder a ser promocionado institucionalmente porque era aficionado a las armas. En una oportunidad llevó a un colega que formaba parte de l jurado de promoción en su auto y el aspirante a ser promovido tenía una pistola en la guantera, y entonces el del jurado vio la pistola, y se complicó su nominación (risas)

¿Cómo una pistola? Como si eso fuese un fracaso, no se de qué, pero un fracaso. Bueno yo diría que le gustaban las pistolas y no por eso era un pistolero.

Así, hay anécdotas comiquísimas. No caigamos en ese tipo de cosas ridículas.

Pero hay que descifrar algunas claves como cuando Freud decía que la salud está ligada a la capacidad de amar y trabajar, pero, ¿qué quiso decir? ¿es el trabajo del obrero? ¿es el amor genital? Me parece que es bastante más complicado lo que se podría concebir como saludable.

Cada vez es menos tipificable. Cada vez hay más problemas para significar ciertas cuestiones.

MS: Paradójicamente cada vez hay más exigencias de tipificación.

LP: Es cierto, pero son tipificaciones lavadas. Y en psiquiatría, ni que hablar del DSM IV cuando empiezan a tratar de definir cuadros aumentando las variedades, agregando uno nuevo a las decenas de cuadros que hay. Por ejemplo diría irónicamente, si hay personas que saltan en un pie tendremos el "Trastorno del salto en un pie". La necesidad de tipificar aumenta, pero es más estrafalaria y menos rica. Por otro lado se unifican entidades perdiendo especificidad, esto lo pude verificar cuando hace poco escribí un trabajo sobre el Trastorno bipolar. La psicosis maníaco depresiva fue descripta de un modo magistral por algunos psiquiatras clásicos y se ha ido transformando en un esquemita básico y empobrecido. Hoy en día se hace una universalidad de diagnóstico sin tener en cuenta lo que dice el paciente y según el ánimo que trasunte se diagnostica de Tipo 1 o Tipo 2, para arriba o para abajo. Si está para arriba le das para abajo y si está para abajo le das para arriba. El discurso del bipolar – que son la mayor parte de los grandes creadores - no está tenido en cuenta .

Lo de los creadores volvería a acercarnos a la pregunta que ustedes hacían, respecto a si hay un sujeto diferente, o cómo sería un sujeto distinto después de un análisis.

Yo no pediría cosas extraordinarias ni que todos salgan artistas o escritores. Creo que es un recurso distinto, se trata de que aquello que padecía no lo haga sufrir más y que haya otra cosa que de algún modo tuviese que ver con lo que ya no sufre. Puede ser una actividad, un trabajo, habría que empezar a ver ejemplos clínicos.

Podemos citar al tímido que se hizo actor, de quien uno podría inferir que siendo un fóbico hizo una contrafobia para superar esa forma anterior de timidez. Pero esta consideración psicopatológica es relativa. Lo que sí debemos evaluar es si logró con eso otro camino para el goce que lo aquejaba y de qué modo lo hizo para que implique un cambio en su posición subjetiva.

MS: Pero, esas resoluciones, ¿no siguen siendo ejemplos de soluciones simbólicas? Pareciera que para frenar o solucionar problemas como las adicciones tuvieran más eficacia las comunidades religiosas.

LP: Esa es una referencia interesante, el lograr una nueva marca, una inscripción que anude el goce que no encuentra un destino. Veamos el ejemplo de las psicosomáticas. No es lo que pasa siempre, pero algunas veces, la irrupción del fenómeno psicosomático y el adquirir una enfermedad crea "accidentalmente" un nuevo anudamiento, y a veces ayuda a resolver cierta conflictividad. El episodio en sí reubica la posición del sujeto de otra forma, demostrando que lo real al presentificarse fuerza la reubicación simbólico-imaginaria del sujeto.

Ahora, el uso de las comunidades religiosas o los sistemas de creencias, son más eficaces para estas curas porque tienen más en cuenta esto, de un modo muy precario, en el sentido de que saben que si no ponen una articulación utilizando una ideología simbólico imaginaria que dé salida al narcisismo y oriente el goce, no van a tener éxito. Intentan llevar a cabo algún tipo de alternativa de nudo precario y lo que pasa es artificial. Me parece interesante para aplicar masivamente, pero para el caso por caso es de esperar algo un poco mas refinado. Lo que propongo en cuanto a la creación o invención del sujeto como salida dentro de un análisis, evita la dependencia que suponen las soluciones al modo de las comunidades religiosas o de un análisis que suscite una dependencia religiosa al analista.

Ahora, ¿si se modifica la cualidad intrínseca de la pulsión?, yo creo que no, que en ese sentido, justamente la pulsión, en cierto modo, tiene su soberanía que es determinante, por eso la pulsión va a seguir insistiendo en tanto real, pudiendo lograr alguna inscripción en lo real que abra otro destino.

Me interesa llevar este tema que estamos viendo a la consideración de la transferencia en función de lo real. Me acuerdo una vez, en un panel sobre estos temas, sobre la cura en análisis, se afirmó que cuando alguien acude al análisis se alivia. Esto ya lo decía Freud, es un efecto de transferencia, la disolución de los síntomas al instalarse la transferencia. Y mientras está en análisis también puede andar bien porqué está contenido, ya que de algún modo hay suplencias que hace el analista. El problema es cuando se tiene que terminar un análisis, y cómo se resuelve más allá de la presencia y los soportes imaginarios que brinda el analista. Cómo se resuelve en el propio sujeto una vez que se saca de encima al analista, cosa que es bastante saludable, que un análisis se haga para ser terminado.

El analista debiera estar atento todo el tiempo con relación a esto, en cómo el analizante se las va a arreglar solo, cómo va a poder construir algo que tenga que ver con no necesitar más analizarse, o con no estar anudando su cuestión al analista. Lo que planteaba un analista más o menos clásico era lo siguiente: "yo creo mucho en el psicoanálisis porque todos mis pacientes se alivian de entrada y mientras están en análisis; el problema es que no terminan". Nunca terminan de analizarse.

Creo que es diferente tener cierta idea de que hay que terminar un análisis y que desde el primer día que empieza hay que pensar que hay que llegar a un fin. La hipótesis del fin de análisis de Lacan es diferente a la de Freud. Y el fin tiene que ver con esto: que el sujeto se las arregle por si mismo.

MS: ¿Y cual sería la operación para lograr ese fin? Lo que Lacan le critica a Freud es que no logra que el objeto parcial salga del campo del análisis

LP: Porque para Lacan, Freud era un creído en la vigencia del padre. Lacan dice que Freud mata al padre para perpetuarlo. La idea de Lacan era ir más allá del padre. Más allá del padre es más allá del significante, en el sentido de más allá de los cánones establecidos.

Y viene esa fórmula: servirse del Nombre del Padre para saber hacer ahí con.

MS: ¿Pero cual sería la operación en el análisis para que el analista pueda caer? ¿Qué sería liquidar la transferencia?

LP: Bueno, esta operación va desde la formulación teórica que incide en la formación del analista, como una consigna de no perpetuarse, hasta actitudes o posiciones clínicas. Recién cuando lo dije pensé en lo que pasa con los mandatarios que se quieren perpetuar, que creen que tienen que estar muchas veces, mucho tiempo, y que ellos van a salvar la cuestión.

Tiene que jugar una idea de caducidad, de que la posición del analista puede durar un tiempo y tiene que caer y acentuar durante la formación del analista la noción de límite ligada al acto de finalización. Es trascendente el modo en que se termine un análisis, el duelo que implica y a donde va a parar el objeto a.

Y lo otro que creo que es muy importante, y no lo veo muy resuelto, es que el analista crea que él es un personaje crucial en la vida de sus analizantes, es decir, que presuma con la transferencia sosteniéndose como necesario. Estas son cuestiones que hacen a la contratransferencia.

Que no crea que sin él la cosa no puede andar. Y ahí hay algo que tiene que ver con la primera pregunta, la de si el inconsciente, el fantasma y la transferencia existen fuera del análisis. Muchas veces hay hechos de la vida, otras relaciones, circunstancias, oportunidades, que interjuegan con el análisis, que si se está en análisis se aprovechan mejor. Un analista que no sea místico del psicoanálisis puede pensar esas cosas. Es pensar en cómo el analizante puede con eso, más allá de que esté en análisis. Esto es un modo de valorar el análisis como operatoria del inconsciente que no es propiedad o goce del analista sino que va más allá del analista.

Se pueden teorizar los hechos externos al análisis como desplazamientos transferenciales o transferencias laterales pero en esos casos hay que trabajarlas sin remitirlas a la persona del analista.

Enfatizaría que el análisis crea nuevas posiciones, pensamientos y formas de subjetividad, pero esto es propio del sujeto aunque el dispositivo lo promueva. El analista puede ser muy importante en la dirección de la cura, pero el análisis debiera llevar al sujeto necesariamente a vivir su propia vida más allá de la transferencia con el analista y esto en cada momento del análisis. Esta línea nos llevaría al importante tema de reconocer clínicamente cuándo hay demanda de análisis, cómo evaluar la demanda en entrevistas para decidir emprender o no un análisis y qué hacer cuando deja de haberla aunque el analizante acuda a sus sesiones. Estos son temas muy propios del pensamiento de Lacan.

MS: Pero no me queda claro como sería la diferencia respecto de ayudar a alguien a aprender a caminar, o como con un hijo, ayudarle a aprender a vivir, a hacer algo en la vida, sin uno.

LP: Voy a darles un ejemplo que a lo mejor sirve. Son temas muy complejos, incluso para formalizar. Les voy a contar una anécdota personal. Yo estaba en análisis didáctico, en los años 70, un análisis muy accidentado porque mi primer analista terminó preso en el proceso y por suerte pudo salvarse y ahora vive en España. En ese entonces hubo un vaciamiento de psicoanalistas de todos los hospitales, por la intervención militar, no me acuerdo o no me quiero acordar los nombres de los personajes que eran los interventores, pero eran temibles.

Yo iba a los seminarios de APA y una analista compañera de seminarios me dijo "¿no querés venir a enseñar psicoanálisis al Pirovano? ". En este hospital funcionaba una residencia de psicopatología y yo había hecho una concurrencia en el Centro de Salud número uno dependiente del Pirovano, yo tenía cierta afinidad con ese hospital, pero se encontraba intervenido y eso producía temor.

Entonces voy a mi nuevo analista didacta, y expongo mi duda. Y él me dijo que no, que no vaya, "si se están yendo todos". No sé porqué a mí no me preocupaba tanto el ir, supongo que porque no consideraba al psicoanálisis tan peligroso. Fui, es decir, no le hice caso. La indicación no era adecuada, un analista no le tiene que decir lo que el analizante tiene que hacer y menos con ese argumento. Pero yo no lo tomo en ese sentido. Creo que lo interesante fue que me pude seguir analizando, y que a partir de esa experiencia empecé a tener un recorrido enseñando y supervisando en muchas instituciones hospitalarias (Piñero, Italiano, Israelita, etc.), al igual que en instituciones psicoanalíticas y de enseñanza universitaria. Evidentemente para mí se originó un fecundo camino al trasponer ese consejo.

MS: En ese caso no sería una operación promovida por el analista, sino que fue su propia actitud.

LP: Yo hice lo contrario y pasé por encima de él.

MS: ¿La gente se analiza, casi casi a pesar de sus analistas?

LP: Uno se analiza con su analista, a pesar de su analista, contra su analista, así como Freud se analizaba a pesar de Fliess. Ahí valoraría a mi analista, a pesar de todo y es por esto, porque no hubo problemas. Yo decidí hacerlo y no es que me dijo "bueno, entonces interrumpimos el análisis". Hubo plena libertad. Esto me recuerda una frase de Lacan, que los consejos son dados para no ser seguidos. Uno, de algún modo, tiene que transgredirlos. El que los toma así, de una, es un tonto. Hay que ver si sirve, y qué hacer con eso. Pero todo eso hace a una cuestión de la posición del analizante: si el análisis es propiedad del analista o es un hecho que no es propiedad de nadie.

GP: Vuelvo a la pregunta por el inconsciente, el riñon y el sujeto. El inconsciente ¿cómo lo pensás? Porque se me ontificó mucho, y el sujeto también, a medida que hablábamos.

LP: ¿Cómo lo pienso? Desde ya que Lacan es claro al decir que el inconsciente no es óntico sino ético y se organiza en función de una falta, lo mismo que el sujeto, siempre hay que evitar la ontificación en particular del objeto a o del goce. Pero tomemos una de las preguntas de ustedes que apuntaba a diferenciar las diferentes concepciones de inconsciente que tiene Freud. A mi me interesa, en esa línea, un artículo del 33, que se llama "La descomposición de la personalidad psíquica", donde él superpone la primera y la segunda tópica, haciendo un esquema como los que Lacan llamaba del huevo, donde el inconsciente ya no es solamente un ordenamiento de las huellas mnémicas, sino que está en directa continuidad con el ello, o sea remite a dimensiones pulsionales.

Sin embargo considero que para Freud el inconsciente conserva cierto lugar, es topográfico, como si fuera un reservorio donde se puede hacer una arqueología, muy propia del pensamiento de Freud, donde se puede excavar para ir encontrando. Una búsqueda que se extiende hasta una cierta materialidad antropológica y genética biológica vinculada al ello como caldero de las pulsiones. En cambio creo que Lacan tiene una concepción más topológica y no óntica. Probablemente se trata de distinguir el estatuto del Otro como tesoro del significante del inconsciente propiamente dicho.

El inconsciente es algo que se produce en cierto momento, aunque lo curioso es que se producen formaciones del inconsciente como expresiones de subjetividad, en cierta modalidad insitente que hacen al estilo de cada sujeto. Es decir, que uno suele ser parecido a sí mismo en su estilo, sin ser que uno ya es de una manera determinada. Yo concibo esto como anudamientos que de un modo pulsátil vuelven a producir un mismo modo de subjetividad. O que pueden llegar a cambiar, pero habitualmente el cambio es algo que conserva una esencia de lo que era, no creo en un cambio substancial del sujeto. Y lo verifico en la clínica.

Pero creo que no es óntico, es un producto o un efecto, es como si les dijese que se dan las condiciones para que vuelva a ser nuevamente, o que vuelva a emerger esa misma subjetividad. Los cambios que esperaría, en ese sentido, serían, en tanto esa subjetividad signifique un padecimiento, un síntoma, o una cuestión problemática, ver cómo se puede hacer con eso otra cosa. Promover cierto tipo de otro anudamiento.

Las últimas ideas de Lacan apuntan en esa dirección: ir transformando repetición en sublimación, creación o invención. Por ejemplo, en algún lugar sobre psicosomática dice "qué puede hacer la invención del inconsciente" con eso. Ahora, ¿cómo puede promover el analista que haya más creación, más invención? Es difícil poder decirlo de un modo simple, tal vez creyendo menos en la interpretación estandarizada del significado, abriendo, dando nuevas oportunidades, relanzando el deseo y especialmente pensando que la solución la va a tener que encontrar el sujeto.

Ahora, me quedé con el tema del riñón, con como pensarlo y me estoy acordando cuando Lacan plantea la libido como un órgano. De algún modo hay que anudarse al significante, de algún modo la pulsión, el aparejo pulsional, o el goce, tienen que encontrar una solución con relación al significante. Yo creo que esa manera de anudamiento sostiene cierta forma de estabilidad. Si quieren, sería como formaciones que permanecen por lo menos por un tiempo, y caracterizan a un sujeto en el modo en que resolvió la pulsión en relación al Otro, sosteniéndose en ese modo de ser. Y las diferenciaría de los montajes pulsionales porque implican al sujeto de otra forma, por ende determinan las cualidades del fantasma y la realidad que el sujeto "habita" en su sujeción al Otro.

A mi me parece que hacia ahí apunta cierta hipótesis topológica lacaniana de concebir al sujeto como un modo de existir falto en ser.

MS: ¿El resultado del análisis puede asociarse a las instituciones? Suele plantearse que un analista sale de un análisis y que las instituciones analíticas tendrían su fundamento en el dispositivo analítico por ser una reunión de productos de análisis, como si esa traslación asegurara a la institución la relación, cuestión que cada institución propone verificar o controlar a su modo.

LP: Yo creo que esa idea institucional está cada vez más en crisis. Hace poco escribí un artículo sobre violencia – que es un tema que me interesa en particular – y uno de los párrafos lo dedico a los psicoanalistas, refiriéndome a los enfrentamientos que hay, la agresividad, los resentimientos, todo los tipos de guerras religiosas que hubo entre psicoanalistas, que pueden ser peores que los enfrentamientos institucionales comunes. Tomé una expresión de Lacan sobre los canallas, donde dice que no hay que analizarlos porque si a un canalla se le brinda análisis se lo vuelve necio, y se le da más instrumentos para su violencia. Algo de esto pasó sin llegar a tal extremo con algunas cuestiones institucionales, que algunos psicoanalistas a raíz de ciertas estandarizaciones intelectuales empeoraron, ya que racionalizaron sus derechos a la crueldad. No creo que haya que estandarizar modos de psicoanalistas o modos de psicoanalizantes. Opino que las instituciones muestran que eso no anduvo. Y no me refiero solo a las de la IPA, sino en general. Y afirmaría que es un problema importante, porque si todos los psicoanalistas se supone que son seres que fueron atravesados por la experiencia de análisis, como ustedes señalan en la pregunta, ¿porqué los líos que se arman son iguales o peores que en otros contextos? No veo que ningún dispositivo institucional evite estos conflictos de poder, ya que pienso que en esto entran a jugar otras cuestiones políticas, de personalismo acerca de quién es el dueño del psicoanálisis, así como repartos de herencia.

Ahora, ¿qué pienso de como tendría que ser? A mi me parece que esto que les decía de cómo pensar un análisis, es aplicable a las instituciones. La idea de cierta libertad, de ver cómo cada uno encuentra su lugar, o su modo, o su orientación como analista. Cada vez es más difícil estandarizar o tipificar la formación de los analistas. Y después está el otro problema que deriva de éste, que es verificar cuándo alguien es analista y cómo pensar la validación.

MS: Luego que la institución se autojustifica en el psicoanálisis, ubicándose al final de estos, se atribuye la función de designar a los analistas, es decir, se ubica también a la entrada.

LP: Yo creo que todo eso es algo que no anda. Lo veo más como problema que como solución. A veces hago cierta comparación con temas de la religión, tanto en la creación de templos e iglesias como de sistemas de pensamiento religiosos, y de luchas religiosas. Y si Lacan en algún momento dice que un analizado tiene que ser un ateo viable, no podría ser nunca un religioso. Y sin embargo, abundan los religiosos, y escasean los libres pensadores. Es difícil encontrar un analista libre, despreocupado de filiaciones, y validándose como analista.

En ese sentido diría una cosa como solución parcial. Yo estoy en APA desde hace mucho, y sigo estando, dicto seminarios ahí, y tengo permanentemente invitaciones para ir a otras instituciones que se fueron escindiendo como consecuencia de esas luchas. Estoy desde la primera APA, desde antes que se produzcan las rupturas…

GP: ¿Antes de Plataforma?

LP: Esa no fue una escisión, fueron unos grupos que salieron, Plataforma y Documento, pero no fue un cisma. El cisma fue cuando se abrió APdeBA, en el año 76.

Pero a mi, lo que me interesa de APA es no solamente que es numerosa la cantidad de miembros sino que se ven representadas muchas tendencias teóricas. No sé ahora exactamente cuantos miembros hay pero son varios cientos. Y eso me da cierta tranquilidad, que no sean pocos sino que se maneje cierta diversidad. Y siempre propongo y trato de que estén representadas todas las posturas, todas las posibilidades teóricas: Freudianos, Winnicottianos, Lacanianos, Kleinianos, – creo que de estos ya casi no hay. Mi idea es que como no hay una teoría que tenga una verdad absoluta, porque no la hay, mejor que haya diversidad, que haya pluralismo, que se conserven todas las tendencias dentro del psicoanálisis.

Por otro lado aprovecho para comentar que uno de los rasgos "incurables" de los humanos es buscar líderes idealizados a quienes seguir, y algunas veces eso lleva a erigir en líder a personajes que no tienen méritos para serlo. Eso no es solo entre los psicoanalistas, pareciera una suerte de atavismo de la especie la necesidad de creación del líder, del profeta, y creo que eso complica las cosas.

Esto abre el problema de lo institucional y hace al problema de la transferencia, si se quiere, trabajado a nivel institucional, de cómo se organiza la transferencia con una institución.

MS: ¿Lo que liga a una institución sería una relación de transferencia?

LP: Creo que sí, en un sentido amplio del concepto de transferencia, es decir, la suposición de un saber la ubicación de un ideal y la ubicación de lo real en la institución.

MS: Pero el analizado, ¿no tendría que estar curado de ese tipo de transferencia?

LP: Eso, no sé si se cura (risas) por eso lo ligo a la especie. No a nivel de cada uno, sino a nivel del grupo, lo que Freud enseña acerca de la psicología de las masas. Como analistas tendrían que haber resuelto esta tendencia, un analizado no tendría que hacer las cosas que se ve que pasan. Pero pasan igual, ese se ría el problema. ¿Cómo alguien analizado, porque descubre que vos no votaste a uno que es del grupo de ellos, no te saluda más, y puede tener esa concepción de lo que es amigo o enemigo? O si no sos parte de su grupo o institución segregar o difamar.

Si alguien lograse ser analista, atravesar una experiencia de análisis y autorizarse a si mismo, y sostenerse a si mismo como analista, no tendría que prestarse a esas cosas. De todas maneras no hay que confundir lo que uno es como analista con la función de las instituciones como hecho político. Algún club hay que tener, y en algún lugar tenés que jugar las dimensiones sociales e intercambiar con otros.

Con relación a esto hay muchos temas interesantes para pensar, incluso ciertas cosas que se ven en la clínica. Por ejemplo, esa búsqueda de liderazgo en la clínica crea al analista como idealizado, si bien promueve la transferencia, hay que tener cuidado con eso pero saber que sin alguna cuota de ideal no se instala la transferencia. Lo mismo pasa en las instituciones: se busca el liderazgo, y el problema es que cada vez hay menos personajes que puedan sostener esa función, que se puedan validar como líderes, y que sean representativos de algo más allá de esa atribución. Estos son temas institucionales muy bastos y habría que profundizarlos.

GP: Para quienes estamos formados por fuera de la IPA no deja de llamar la atención la situación de los lacanianos dentro de la IPA

LP: Esta es una cuestión interesante que también fue tema de discusión con mi analista ya que él no era lacaniano. Yo fui metiéndome con lo lacaniano a medida que iba llegando algún texto, a partir de cuando se editaron los escritos. Y mi trabajo de Titular en APA fue lacaniano, año 1984, y creo que fue el primer trabajo de titular de ese tipo, o el segundo. Casi no había quién lo discuta pero el debate que produjo fue interesante.

Recuerdo en una presentación de una revista dedicada al pensamiento francés, hace muchos años, en la Facultad de Psicología, donde comparé la aparición del pensamiento de Lacan en Francia con una erupción volcánica, es decir, vino a romper o sacudir todo lo que había en ese mo mento, no solo en Francia, sino en el psicoanálisis internacional. Entonces yo decía que si uno está muy cerca de una erupción volcánica es peligroso y se puede chamuscar. Pasada esa etapa los suelos pueden ser más fértiles. En ese sentido, haber estado en APA, recibiendo toda esa oleada, a mí me previno de un exceso explosivo que tuvo este pensamiento, y me permitió, jugando en una doble infidelidad transferencial, si se quiere, tomar desde otro lado el pensamiento de Lacan, con menos religiosidad, más trasferencia con el texto que con la persona de Lacan, como lo había hecho antes con Freud. Y creo el estar lejos fue una ventaja de muchos que vivieron en estos países y leyeron a Lacan, ya que muy pocos lo conocieron, salvo los que fueron a Caracas, o alguno que otro que haya ido a París a escucharlo. La mayoría se formó con los textos o con quienes los introdujeron en la obra. Y creo que eso, en cierto modo, evitó que les pase lo que le pasó a Perrier u otros, que terminaron chamuscados. Esto muestra que lo que les decía del poder, la política, el adueñarse del psicoanálisis, la violencia y la crueldad no fueron ajenos a Freud y a Lacan, como al resto de los grandes analistas.

Es interesante la posición de los analistas que tienen una especie de pertenencia relativa a la institución en la que sin embargo están. Ahora hay dobles o múltiples pertenencias. Por ejemplo, dentro de las instituciones de IPA, que se fueron escindiendo – ahora hay una que se llama SAP, otra que es la SPS, que no es de la IPA, pero tiene algunos miembros que son. H ay muchos miembros de APdeBA, o de APA, que van a las otras instituciones, o se mueven de una a otra, o crean sus pequeñas propias instituciones o transitan por diversas orientaciones incluyendo instituciones lacanianas . La doble pertenencia me parece un interjuego interesante, donde creo que se está tratando de resolver esto del malestar en las instituciones. Se parece a los matrimonios que no andan del todo bien y una infidelidad es necesaria para equilibrar las cosas o, sin ir a algo tan sacrílego, amistades compensatorias para equilibrar el malestar que se produce en algo con lo que uno no termina de estar conforme. Lo mismo el hecho de analizarse por fuera de la institución a la que se concurre, cosa muy frecuente después de la formación.

Ahora, la importancia que tuvo en APA el pensamiento lacaniano es significativa, creo que es lo más nuevo que puede circular como pensamiento psicoanalítico. Hay seminarios dedicados a la enseñanza de Lacan y espacios específicos orientados a esta línea de pensamiento, dando participación a esta línea en todas las actividades de APA. En APdeBA también pasa los mismo , ahora en APdeBA hay un presidente orientado hacia el pensamiento lacaniano. Incluso se organizó una jornada preparatoria dedicada a Lacan, en APdeBA, y el año que viene hay una actividad más importante para algo así como el protagonismo del pensamiento de Lacan dentro de la IPA en la actualidad.

Es un tema complejo. En el último congreso internacional de Río de Janeiro estuve participando en un panel comparativo Lacan-Freud-Winnicott, y noté que no se lo destaca a Lacan pero se lo incluye. En la revista de APA se reunieron los trabajos lacanianos que fueron al congreso y se organizó una mesa redonda de esos trabajos que está publicada. No tanto acá, en Argentina, pero sí en la internacional hay cierto recelo. A algunos amigos les digo, menos mal que estoy acostumbrado, por ser judío, a que me miren mal y no me moleste mucho (risas), parecido a lo que decía Freud de sí mismo con relación al psicoanálisis.

MS: En otros países no hay una comunidad analítica tan grande como la de Buenos Aires que fomenta, de algún modo, una serie de cruces entre analistas de diferentes pertenencias y orientaciones

LP: El problema es que en IPA hubo una actitud antilacaniana, para nada arreglada del lado de algunos lacanianos, por algunos personajes que siguen atacándola. Por mi distancia con eso, la pelea que tuvo Lacan con la IPA la veo como un problema de nuestros abuelos, y me parece que fue otro momento de la historia. Nosotros heredamos eso, pero nunca encontré en APA lo que algunos decían que había, referido a los lacanianos, es decir, la ausencia de libertad, la persecución, la descalificación en la intensidad que se describía. Quizás si hay obstáculos no son diferentes a los que existen con otras ideas y el asunto de cambiar reglas y tradiciones en general. Es una vivencia de cada uno y habrán notado a lo largo de la entrevista mi concepción acerca de la actitud necesariamente cuestionadora de las reglas formales que tiene que tener un analista, para lo que viene muy bien el pluralismo de APA.

MS: Muchas gracias

Notas de la Redacción

(1) Ver reseña

Volver al sumario del Número 24
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 24 - Noviembre 2007
www.acheronta.org