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SH: Freud incluye al psicoanálisis entre las tres profesiones imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Por otro lado está el trípode clásico de la formación: análisis personal, supervisión y estudio de la teoría. Tenemos la institución psicoanalítica construida por Freud, la IPA, y su obra escrita. Con este legado, después de toda una vida de seminarios, después de la experiencia del pase y de la disolución de la Escuela Freudiana de Paris, Lacan afirma en el 78, que el psicoanálisis es " intransmisible". ¿Cual seria el punto de partida que vos elegirías?
MN: Voy a tomar una fórmula de Lacan: El analista se autoriza de él mismo y con algunos otros1. La frase puede ser traducida de diferentes maneras dada la dificultad para encontrar una traducción unívoca en castellano para "lui même", ya que admite ser traducida por "por sí mismo", "de sí mismo" o "de él mismo". Una decisión en la traducción, debida al trabajo en la Escuela2, nos lleva a optar por "él mismo", pero cualquier otra podría tenerse en cuenta siempre y cuando consideremos que el sí, el él del él mismo no remite al yo. Esto indica que la autorización necesaria para el analista no parte de una decisión yoica. La originalidad de Lacan consiste en poner otro topos entre ese que se autoriza y los otros. Digo topos porque esto no es ningún "tercero", estrictamente es un "tres", un cardinal no un ordinal. En este topos podemos ubicar la experiencia del real que se atraviesa en un análisis y en relación a esta experiencia el deseo del analista.
Pero en primer lugar me interesa remarcar que esta autorización no es sin "algunos otros" pero no en el sentido que "los otros me autoricen"; no hay para el psicoanalista " título" emitido por alguna institución oficial o no oficial. Este "algunos otros" remite al lazo social. Si consideramos que el psicoanálisis es una práctica de discurso, y el discurso hace lazo social me resulta casi imposible pensar la formación del analista aislado de los otros.
Pero con "algunos otros", no con cualquier otro, sino con aquellos otros que me afectan, me interrogan, me "hacen falta"- con todas las connotaciones que este término tiene en nuestro campo - en lo que al psicoanálisis se refiere. Este lazo social entre analistas toma diversas formas según los intereses de cada uno o según las pos ibilidades del lugar donde cada analista desarrolla su práctica: grupos de trabajo, grupos con mayor formalización, instituciones, escuelas de psicoanálisis. También se intenta - por lo menos en Argentina - llevar adelante la formación de analistas en ámbitos como el hospital o los centros asistenciales.
SH: Este punto de partida presupone toda una densidad conceptual que puede no resultar inmediatamente accesible a lectores no familiarizados con el psicoanálisis lacaniano. Por ejemplo, la lectura que haces del tres, no como tercero sino como real que remite a la experiencia del propio análisis, especie de tierra incógnita, en la medida en que no hay, a priori, nada nombrado, crea un espacio para lo que es de lo particular o hasta singular del sujeto. ¿Pondrías allí lo no institucionalizado...?
Por otro lado está la cuestión del psicoanalista aislado. Creo que al final de lo que escribís se aclara que "aislado" no se entiende como " diferente de Escuela" en la medida en que afirmas que la formación del psicoanalista circula, al menos en la Argentina, por diferentes ámbitos, como ser grupos de estudio, hospitales, u otros sui generis. Si vamos al caso "" aislado"" sería impensable, en la medida en que, mínimamente, un análisis presupone analista y analizando. ¿Seria entonces, nuevamente, " no institucionalizado"?.
MN: En relación al tres yo no pondría allí ni lo no institucionalizado ni lo institucionalizado. Pondría la posibilidad del pasaje de analizante a analista. Quien atraviesa esta experiencia puede tener el deseo de ofrecer ese deseo como objeto, para que otro se analice.
Hay una cuestión en tus preguntas que me plantean un orden de dificultad: ¿qué entendemos por institución? Si hay dos sujetos en juego ya estamos en el campo de "Psicología de las Masas" y los efectos que Lacan llama en un momento "obscenos" del grupo. En el transcurso de la sesión analítica - y por la particular posición del analista este lazo entre dos, supuestamente dos, da lugar a otro lazo que el del grupo. Da lugar al nuevo lazo social que el discurso del psicoanálisis propone. Pero un analista es analista en esa sesión, o en las sesiones con los analizantes que nos van dando un determinado lugar por la transferencia analítica.
Fuera del consultorio no hablamos como analistas, podemos hablar desde el psicoanálisis, pero no como analistas, hablamos como podemos y en el mejor de los casos hablamos como analizantes.
Entonces, fuera de la sesión analítica, si hay por lo menos dos ya hay efecto de grupo y yo entiendo, institución más allá del grado de formalización que esta tome. Y con la institución la tendencia unificante, la tendencia a constituir un Todo que resiste al discurso del psicoanálisis. Me parece que siempre hay una tensión insoslayable entre discurso del psicoanálisis e institución. Por lo menos estas son cuestiones a las que procuramos estar atentos en la EFA. Los dispositivos de Escuela, cartel y pase, intentan barrar lo que de institución hace obstáculo, resiste al discurso del psicoanálisis.
Y esta resistencia se escucha en los trabajos presentados o en la ausencia de trabajo, en las clases, en los seminarios, etc. Y cuando esto se escucha hay que replantearse varias cuestiones contando siempre con el obstáculo, contando siempre con la resistencia al psicoanálisis, con nuestra resistencia al psicoanálisis.
Me parece que cualquier institución, y tomo institución en el sentido que decía más arriba, se encuentra con esto y se dará los medios o dispositivos para seguir con el trabajo.
SH: ¿Que más podrías decir sobre los dispositivos de Escuela, cartel y pase que mencionaste antes, en relación a la formación del psicoanalista?
MN: ¿Qué tiene que ocurrir con el deseo del analista para que opere de manera correcta?", se pregunta Lacan en el seminario XI, "Los Cuatro Conceptos" ( 1964) y agrega que la manera como respondamos esta pregunta hace a la formación del analista, decide lo que entendamos por formación del analista ya que sin este deseo no hay experiencia y la analítica es una experiencia. No es que el deseo esté ausente en otros campos, en la ciencia por ejemplo sino que la ciencia rechaza el deseo del experimentador, convierte toda experiencia en experimento.
Si el deseo es el deseo del Otro, ¿cuál es el Otro del deseo del analista? Freud, Lacan.
¿Estoy planteando una suerte de alienación en los significantes de aquellos que por su deseo fundaron el campo del psicoanálisis? Sí en tanto no es posible pensar la operación separación sin alienación, en realidad y a partir de "La Lógica del Fantasma" son dos caras de una misma operación. Precisando un poco más: para un analizante podríamos pensar esa separación en ese pasaje de analizante a analista (de su inconsciente); podemos plantear que una vez que este pasaje es producido, y no es producido de una vez y para siempre - y tampoco implica necesariamente un fin de análisis, - una vez que se ha tenido la experiencia de este pasaje se plantea la cuestión de si se quiere conducir un análisis, es decir si se quiere tomar a su cargo la función deseo del analista, si se quiere tener ese deseo.
Y también se puede plantear, sea analista o no, dar testimonio de este pasaje dentro del marco del dispositivo del pase. El Cartel de Pase (empleo las denominaciones y dispositivos que usamos en la EFA) tiene la función no sólo de nominar o no al pasante sino la de brindar un informe que implica no una interpretación sino una teorización en relación a los testimonios escuchados. Y esto es sumamente importante porque posibilita ir avanzando en lo que se refiere a la experiencia analítica. Sin esta teorización el pase no tiene sentido. Podrá significar algo particular para el que hace la experiencia - y sin duda lo significa - pero no aporta, no contribuye al avance del psicoanálisis, es decir no cumple con la función para la cual fue inventado.
Es este cruce de testimonio, experiencia y teorización, lo que a mi criterio hace a la formación del analista. Me parece importante que ese lugar exista, más allá que se quiera o no hacer la experiencia.
En lo que refiere al cartel: Es un dispositivo que agrupa entre tres y cinco integrantes que se dan un tema y eligen un "más uno" que tiene la función de facilitar el trabajo, destrabando los puntos de obstáculo o detención. Es decir un cartel no es un grupo de estudio con un coordinador. Lo aclaro, aunque supongo que esto ya se sabe, porque muchas veces se tiende a tomar esta forma, con lo cual se evita hacer un trabajo con otros. Porque este es el sentido de los carteles: un trabajo con otros del cual resulta un trabajo individual. Si esto se va dando la función del "más uno" va perdiendo la consistencia que a veces se le da en términos del que más sabe o el que puede resolver todas las cuestiones, o el lugar del Otro sin castrar. El "más uno" es un otro que a los efectos del trabajo está en otra posición. Si acordamos con Lacan que el análisis va "De un Otro al otro" (1969), a la construcción del pequeño otro que no es yo -y bien sabemos que el neurótico tiene serias dificultades para hacer este pasaje - quizás quede más claro la relación entre el dispositivo de cartel y la formación del analista.
SH: Pensando en los dispositivos de Escuela, ¿querrías contar algo tu experiencia personal en relación a la designación de AME?
MN: Para responder tu pregunta voy a tener que mencionar una instancia que hace a la organización de la Escuela: La Comisión de Garantía que tiene entre sus funciones la de designar los A.M.E. Tiene otras funciones en relación al Cartel de Pase, pero no las voy a detallar ahora. Si alguien tiene un interés particular en este punto puede consultar nuestros Estatutos que están el la página Web. Sólo quiero agregar que los integrantes son elegidos en asamblea de miembros. Y es designado A.M.E. aquel que es "constituido simplemente por el hecho de que la Escuela lo reconoce como psicoanalista que ha hecho sus pruebas". Aceptar esta designación - porque se puede no aceptar en tanto uno no la ha solicitado - implica también aceptar las responsabilidades que ella implica; entre ellas seguir dando las razones de la práctica y en su defecto, si esto no se llevara a cabo, saber que la Escuela puede llamarlo a darlas.
Transcribí una parte de los Estatutos, una parte que me parece muy interesante porque es trabajo de la Comisión ir interpretando cuales son esas pruebas. Por lo menos fue un trabajo muy interesante para mí cuando formé parte de la Comisión porque designar A.M.E. implica un replanteo de lo que entendemos por "psicoanalista" en el marco de nuestra Escuela. Como indica el párrafo que transcribí implica un reconocimiento entre miembros que han escuchado las presentaciones, las clases, las intervenciones, en fin la práctica en la Escuela de sus colegas y concluyen con este reconocimiento. Me parece importante esta dimensión del reconocimiento - que no sólo pasa por la designación de A.M.E - entre analistas que comparten un trabajo porque implica la posibilidad de construir un otro como tal es decir un otro que no cae dentro de los objetos de interés del yo, que no es necesariamente un objeto "amable" en términos del narcisismo. Yo decía en un momento de este reportaje que un análisis se juega en ese pasaje de un Otro al otro, es decir sin la construcción de la dimensión de este otro no hay caída del Otro - esta es una manera posible de decir castración -. Algo de esto se puede poner en juego en el lazo entre analistas vía esta dimensión de reconocimiento al trabajo y al compromiso de nuestros colegas.
SH: ¿Como piensas la cuestión de la transmisión en relación al estilo en la formación del analista?
MN: En relación a tu pregunta "transmisión y estilo", es todo un capítulo, si lo queremos tratar seriamente. Voy a hacer una diferencia un tanto grosera entre enseñanza y transmisión. Digo grosera porque supongo que es conocida por todos. La enseñanza implica una decisión, una intención más o menos clara de hacer pasar la teoría y la clínica del psicoanálisis. Ahora bien: Se pueden dar "buenas clases" y esto no implica que haya habido transmisión porque la transmisión no es "voluntaria". Depende de la relación de cada analista con el discurso del psicoanálisis y con la deuda contraída con los fundadores. Hay psicoanalistas porque hubo deseo de Freud y Lacan y con ellos hemos contraído una deuda simbólica que como sabemos sólo se salda pasándosela a los otros, a la próxima generación. Entiendo que todos los analistas están comprometidos con la transmisión de esta deuda, se desempeñen donde se desempeñen, se dediquen a la enseñanza o no. No hay una única manera de transmisión y dedicarse a la enseñanza no es ninguna garantía.
La manera como yo intento hacer algo en relación a la transmisión-y digo intento porque nunca puedo estar segura a priori- es hacer de los textos de Freud y Lacan "letra viva". Lo intento en las clases, en los trabajos que presento, lo estoy intentando en este reportaje, en fin cada vez que puedo hablar de psicoanálisis.
Muchas veces la repetición de los textos - y no digo que en un momento no sea necesaria -, los transforma en "letra muerta" y de la letra muerta no se puede extraer ningún decir. En el momento que no podamos producir un decir que sea efecto del discurso del psicoanálisis, un decir que nos afecte, que nos concierna, que nos sorprenda, en ese momento el psicoanálisis habrá muerto, más allá de la afluencia poca o mucha de pacientes, más allá incluso de la injerencia del estado o de los ataques (disimulados bajo la forma de nuevas teorías) de los laboratorios medicinales.
SH: Voy a precisar un poco más mi pregunta sobre el estilo. Es algo que, hasta donde recuerdo, no ha sido tocado por otros entrevistados, tal vez porque es algo que hace a algo propio de cada analista, ya "formado", algo que dice de un punto de llegada. Y en ese sentido el estilo tendría mas que ver con la separación que con la alienación. Se transmite a partir de un estilo, lo cual es diferente de lo que podemos tomar como el trazo en común de aquellos que pasaron por "la misma" formación, y de lo que podría resultar la mimesis de un estilo (léase identificación).
MN: Efectivamente tratar la cuestión del estilo merecería un capítulo aparte. Sólo puedo acercar algunas reflexiones en relación a lo que estamos trabajando en el Curso Introductoria de la Escuela. En el Seminario I-en la clase VII- Lacan deja caer una frase sobre el estilo: dice, refiriéndose al niño, "el estilo de esta incorporación es un estilo de destrucción"; es decir me parece que pone en relación estilo y destrucción lo que me parece particularmente claro en el arte. Y recordé una frase de Martha Graham, bailarina y coreógrafa que inventó un estilo particular dentro del campo de la danza contemporánea. Ella dice: "Para crear hace falta, primero, destruirse interiormente. Este despojarse de todo se repite a cada nueva obra y alimenta una especie de vacío interior, un estado de inocencia de donde surge el acto creador" (CF Baril, Jacques: "La Danza Moderna" ED. Paidós, Barcelona, 1987).Es interesante porque esta destrucción no es ningún negativismo-estoy pensando el estilo en relación al artículo de Freud "La Negación"-sino que está en relación a la negación y la negación implica la afirmación de una existencia. En este caso la existencia de su arte, de su saber-hacer allí con esa destrucción. Si asociamos-muy rápidamente por cierto-la destrucción a la pulsión de muerte el estilo sería la manera singular del saber-hacer allí de cada hablante con la pulsión de muerte.
En el caso particular de los analistas este estilo implicaría un saber-hacer, para hacer existir el deseo del analista. Y esto es singular, es decir para cada analista será distinto aunque hayan compartido los mismos maestros, pertenezcan a la misma institución. Se puede tener rasgos en común pero no un estilo, si estilo es lo que estoy intentando articular hoy en este reportaje. Y sí, como vos indicás en tu pregunta, implica la separación y una relación a lo real. Quizás lo que se pueda transmitir es que cada uno ha forjado su estilo, pero el suyo y que esta transmisión impulse a otro a preguntarse por el propio.
SH: Te agradezco tu participación en este "reportaje" a distancia, que, de alguna manera da continuidad a una interlocución iniciada hace muchos años sobre estas y otra cuestiones sobre la formación del psicoanalista.
MN: Quiero agradecer a Acheronta por este reportaje en esta modalidad de e-mail que para mí fue una experiencia totalmente nueva y muy fructífera. Y especialmente a Sara Hasan por sus preguntas y reflexiones que me ayudaron a plantearme una serie de cuestiones que seguiré trabajando.
(Reportaje realizado entre diciembre 2005 y enero 2006)