Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Presentación de la sección
"Psicoanálisis y Arte"
Julio Ortega Bobadilla
Consejo de Redacción de Acheronta

Psicoanálisis y arte es el nombre de una sección que no pretende reducir la obra de arte a fijaciones orales o complejos de Edipo de los autores. Heidegger al plantearse el problema del origen de la obra de arte, se topó con ciertas dificultades que no podemos pasar por alto. Toda creación artística tiene alguna materialidad y se encuentra inmersa en el mundo. Es parte de la naturaleza. Pero, a un mismo tiempo, es ser – obra que se abre al mundo, verdad y experiencia, creación y fantasía.

Entonces surge un problema: ¿Cómo traducir lo inefable? ¿Cómo decir de otra manera la verdad sin traicionarla? La esencia de la obra de arte no se agota porque es ente y el ente no puede explicarse totalmente, su destino es permanecer siempre con cierta opacidad.

El arte es una proyección hacia lo trascendente, un ataque al cuerpo, una protesta por la finitud del hombre, un trozo de verdad que inunda nuestros sentidos.

A pesar de estas dificultades, los psicoanalistas dicen de la obra de arte, se atreven a pasar a diván a los creadores, quieren comprender las motivaciones del artista y buscan las razones que dan vida a su obra, a la sublimación que la anima. Lacan en su seminario VII, nos ha planteado que la sublimación es un mecanismo de sobre - valoración del objeto, y finalmente nos ha soltado —para masticarla un rato—, su sentencia de que la sublimación, es aquello que eleva un objeto a la dignidad de la cosa. No sé si algún artista le aclare algo, lo que pensamos los psicoanalistas de su demonio, pero a nosotros nos divierte y anima, pensar más allá del éxtasis de la mirada y tratar de pasar al tiempo de la comprensión.

Los ensayos que leerán a continuación, son deliciosos. No sólo analizan a Klossowski, Oscar Wilde y Lars Von Triers, sino que tienen algo de obra de arte. La escritura de Fátima Alemán arrebata porque no sólo muestra al tal Klossowski como un artista obsesionado, sino como un apasionado piloto del carro de la existencia, que a través del erotismo, encuentra su religión de vida. El trabajo de Rafael Lopes Azize toma al inmortal Wilde y nos muestra hasta dónde puede la sana curiosidad llevar a un literato. A través de sus olhos, vemos ciertas semejanzas supuestas entre los puntos de vista del caballero inglés, con los del debatido crítico posmoderno. Como grand finale a esta sección, Vladimir Safatle se decide aplicar a fondo el bisturí con uno de los filmes más extraños y fascinantes de los últimos tiempos, la rarísma Dancer in the dark (2000), tercer filme del audaz Lars von Trier, realizado con la inquietante colaboración de Bjork, esa diva pop con cara de niña triste. Invitamos al lector a pasar de uno a otro artículo sin descanso, no se arrepentirá.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 13 - Julio 2001
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