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A partir de mi pregunta respecto a la pertinencia, dentro del campo freudiano, del tema que elegí para mi trabajo, recordé el registro freudiano de la mirada así como, los distintos mojones del recorrido lacaniano sobre esta cuestión, a saber:
1905 Tres Ensayos sobre una Teoría sexual.
1908 Las Teorías sexuales infantiles, donde la mirada aparece como operadora "teórica" eficáz respecto al enigma del falo.
1909 Análisis de la fobia de un niño de 5 años, el pequeño Hans.
1910 Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci.
1923 Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica.(la mirada al cuerpo del otro)
1927 Sobre el Fetichismo.
1936 Más allá del principio de realidad.
1937 La escisión del yo en el proceso defensivo.
1938 Esquema del psicoanálisis.
1945 La causalidad psíquica y la crítica de la teoría de Henry Ey
1958 De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis. Primera parte. Hacia Freud
1961 Un artículo poco conocido de Jacques-Alain Miller publicado en Les Temps Modernes, en el número dedicado a Merleau-Ponty.
1964 El Seminario Nº XI Los cuatro Conceptos fundamentales
1966 El corto pasaje de Los Escritos llamado De nuestros Antecedentes, donde Lacan resitúa su Estadio del Espejo.
La revolución óptica que va desde las imágenes artesanales hasta la manipulación digital, espacios virtuales donde podemos interactuar, navegar, incluirnos físicamente en la imagen, plantean por cierto, preguntas inquietantes en torno a lo real del mundo y la garantía de verdad.
Cada época propone a los sujetos modos diversos de suturar la falta tan fundante como intolerable en la constitución subjetiva. Dentro de ello, el sujeto intenta desplegar su singularidad nunca del todo compatible a las formas socialmente facilitadas.
Si el hombre moderno desarrolló múltiples estrategias para sostener un ideal de totalidad, el sujeto de esta era, eleva la vacuidad a la categoría de ideal hegemónico. Nueva estrategia para eludir ... la falta, figura postmoderna quizás, de la pulsión de muerte.
Es probable que los historiadores del futuro califiquen a este siglo, como la "era de la imagen" o quizás, una nueva civilización de la visión?
En las últimas dos décadas, la ciencia y sus objetos plantean nuevos desafíos al ir más allá de lo visible, al punto que, una imagen vale más que mil palabras. Crease o no la imagen en todas sus modalidades de presentación se ha extendido profusamente a las puertas del próximo milenio.
Nos encontramos así, reitero, en la llamada era de las imágenes: tiempo de lo virtual, lo que es decir, de
los hologramas, de las imágenes sintéticas, los fractales: esas imágenes sin límite que descubriera el matemático Benoit Mandelbrot en los años /70.
El predominio de lo escópico se recorta y deja su impronta en las coordenadas temporales y espaciales en este tramo de la historia que estamos transitando. Así por ejemplo, mientras que la información tradicional era regulada, prevalentemente, en un orden histórico, el sujeto de la era virtual ha perdido dicha orientación. Espacios que soportan el imperativo de un puñado de imágenes ideales que, una restringida minoría preparó para ellos. La virtualización del mundo abole todas las fronteras. Lo visual en tanto no habla ninguna lengua, las habla todas, borrando así, las particularidades. Se impone la infinitización del instante de ver, donde el comprender es un exceso y el concluir una imposibilidad. Lo virtual se apoyará sobre lógicas que nadie puede predecir. Virtualización planetaria que inducirá nuevas normas de representaciones sociales, políticas. económicas y cognitivas
El vértigo de la imagen no admite detención. El ojo se hace omnividente para producir un goce.
La T.V., los Shoppings, Megamercados implican, por otra parte, un "dar a ver" cuya obscenidad consiste en esa lógica temporal paralizada en el instante de ver, en donde asistimos al patético espectáculo de la imposibilidad del sujeto a una elección, elección que, implicaría una apuesta: un tomar y un renunciar.
Y, en la circularidad de estos espacios, el sujeto -sin saberlo- es el mirado. No el que mira Y, en esa circularidad que no es continua sino una sucesión infinita de cortes: de negocio en negocio, de canal en canal, en ese en es donde puede ubicarse algo de la subjetividad en este fin del milenio.
Tiempos entonces, de primacía del video sobre el texto, de la sobreabundancia de la información sobre la explicación, del índice sobre el símbolo, del documento e informe sobre la obra, etc.
La prevalencia de la imagen que, en tanto virtual no está para "representar" en el sentido clásico de reenvío a lo presentado sino vuelta hacia un futuro que hará advenir algo que jamás ha estado.
Imágenes-simulaciones que inducen otra mirada sobre lo real, imposibilitada de inscribirse. Quizás podríamos decir que la imagen en este fin de siglo sea una letra que navega sola, que se resiste a la escritura.
Virtualidad de la imagen que apunta a la universalidad y entre los hombres teje su malla. Y, ante la cual sólo nos resta verla, fascinarnos, pasivamente o poner en juego una mirada, interactuar. Podemos quedarnos allí, en el amodorramiento de la imagen o ir más allá y, despertarnos......A qué?. A algo de un orden distinto a la imagen: la mancha, oscuridad abisal de inefable ceguera pero también de luminosidad ya que, la función de la mancha es eclipsar a los demás objetos que el círculo de los bienes fabrica como señuelos del deseo.
El ver implica el pre-ver porque en realidad, solo vemos aquéllas imágenes que nos son pregnantes, en las que nos reconocemos. La sorpresa no tiene lugar allí. En el mirar, por el contrario, somos convocado por una imagen que nos deslumbra. El mirar se origina desde el exterior. En el espectáculo del mundo somos mirados. El mundo es omnivoyeur. La función de la imagen es ordenar el campo de la visión y, ese orden responde siempre a la dialéctica del narcisismo. ¿Nueva vuelta del narcisismo? Neo-narcisismo de la postmodenidad?
La mirada en cambio, no Cuando ella surge nuestros semblantes y mascaradas se desvanecen. Imposible reconocerse en las imágenes que sólo hacen figura pero, no forma. La forma despojada de las vestiduras de la imagen, vale decir, de la figura, eso es la angustia pero, también el instante donde algo de nuestra verdad se revela. Eso es la mancha.
Es pertinente recordar que, en las letras, la obra de Marguerite Durás es el mejor testimonio de la función de la mancha, allí donde M. Durás dijo: "Y si Beller quedó sorprendido cuando le hablé de películas sin imágenes, de la película negra, de la película de la voz de lectura del texto"
Si la mirada, dando una vuelta más, en el sentido que están puntuadas en el Evangelio: tienen ojos para no ver..... nos hace objeto, nos hace cuadro, nos hace mancha, con el arte podemos vislumbrar que la muerte existe. Es esa mirada que no se ve. Pero hace marca, diferencia. Vivifica. Sólo allí el deseo hace también nombre personal.
Por el contrario, el arte virtual es del orden de la idea pura, en la intención original del artista. La obra virtual no cesa de desarrollarse, en su materialidad está al lado de lo real. Las ventanas del mundo son espejos. Y los espejos modernos en verdad, se constituyen con chips, transistores, fibras ópticas y ondas hertz. La especularidad del mundo se envasa en un espejo de 21", acceso a una pluralidad en la que todo parece poder cohabitar sin excluirse.
Por ello, el artista para crear su cuadro debe renunciar a la ventana. Ante el mundo el arte es in-mundo.
La obra de arte no espejea, no figura, sino que se trata de un mundo que ella misma abre y funda. La obra de arte es particularidad, apertura a la verdad. La verdad en ella se realiza no sólo como revelación y apertura, sino también y cual Banda de Moebious, como oscuridad y ocultamiento. Otra vez, la mancha. Ante esta circularidad sin fin, el cuadro invita a la detención, marca la diferencia ante la indiferencia de la espectacularidad de lo público, ante la precipitación de la simulación. Haciendo que más allá de la apariencia, de la virtualidad, de la simulación, haya la mirada que, es lo que nos rescata del instante de la visión, como los sueños, que pese a ser verdaderos montajes virtuales en tanto sus imágenes están estructuradas como un lenguaje, sin embargo, no-para-todos precipitan una salida patológica sino que, permiten al fin, una lectura que, es la vía para que la imagen haga escritura.
He aquí el gran desafío a las puertas del fin del milenio.
Bibliografía:
Camargo, Luis: "El ojo mirado", página en la Web.
Eco, Unberto: "Apocalípticos e Integrados", TusQuets Editores, 1995
Lacan, Jacques: Seminario XI. "Los cuatro conceptos fundamentales" De Editorial Paidós, 1987
Landow, George: Hipertexto. La convergencia de la teoría crítica contemporánea y la tecnología, Paidós, Nov./93.
Soler, Colette y otros: "El ojo y la mirada" Revista El Murciélago, octubre 1994
Paul-Laurent Assoun: "La mirada y la voz", Nueva Visión,1997