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Tiempo atrás, el 24 de Mayo de 1999,en las páginas de Rosario 12, (Suplemento local de Página 12) una psicóloga que se presentó como "Directora de Casa de la Mujer", sostuvo textualmente: "el Psicoanálisis tiene desde hace 100 años una deuda con las víctimas de abusos sexuales". Esta opinión que ,creemos, no sólo es falsa sino fundamentalmente injusta, la argumenta del siguiente modo: Freud habría considerado, inicialmente, que los abusos sexuales cometidos con los niños habrían determinado fuertemente los trastornos patológicos de los adultos; luego, ante el rechazo de psiquiatras y neurólogos, habría modificado este punto de vista, sosteniendo ahora que los llamados "abusos" eran fantasías de los pacientes.
Sin necesidad de entrar en disquisiciones teóricas que en este momento y por ahora no son ni pertinentes ni adecuadas, es preciso subrayar lo siguiente:
1) Ni Freud ni los psicoanalistas han confundido jamás los abusos sexuales reales con las fantasías de abusos; la diferencia entre ellas es notoria: alguien puede fantasear con abusos si no los ha padecido realmente; por lo tanto, un Psicoanalista sabe perfectamente cuándo ocurre una circunstancia y cuándo otra.
2)Esto tiene consecuencias en el plano ético; si una fantasía de violación es estructuralmente distinta a una violación real, si los psicoanalistas no necesitamos pruebas judiciales para saber si hubo o no violación, porque nos atenemos a que, en uno y otro caso, el discurso del paciente es distinto, entonces ningún psicoanalista puede tornarse cómplice de situaciones semejantes y deberá obrar en consecuencia, interrumpiendo un tratamiento, alertando a padres o parientes o, eventualmente, si fuera necesario, dando testimonio profesional ante alguna autoridad competente.
3)Está completamente equivocada la psicóloga que nos imputa, con reiteración, que "Sólo el Psicoanalista puede juzgar si algo es real o una mera fantasía", precisamente porque el Psicoanalista no es un Juez sino un testigo.
. El analista, como cualquier profesional, está sometido a la autoridad de sus pares a través de los Tribunales de Etica de los Colegios profesionales y a la autoridad del Poder Judicial. Asimilar la sanción a un colega con los abusos cometidos en los hogares es algo no sólo extremadamente confuso (para decirlo con suavidad), sino peligroso: atenta contra la Ciencia, fomenta los peores prejuicios y, por qué no decirlo? alimenta monstruosamente esas fantasías que la firmante de dicho artículo se obstina en ignorar.
Consultorios de Psicoanálisis Sigmund Freud: Liliana Baños, Livio Cabral, Nilde Cambiaso, María Laura Crespo, José Elbert, Lidia Kieffer, Juan Bautista Ritvo, Marta Riveira
Rosario,24 de Junio de 1999