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Palabras claves :
Drogas intravenosas. VIH. SIDA. Cocaína. Epidemiología. Patrones socioculturalesAbstract
Sobre entrevistas realizadas en usuarios de cocaína por vía intravenosa se estudian los niveles de iniciación en diferentes grupos de sustancias. En los mismos se consideran los puntos claves relacionados con la propagación del VIH desde el descontrol sexual bajo efectos de las drogas no inyectables hasta el contagio por el intercambio de agujas y jeringas. Asimismo se detallan los momentos y naturaleza que define el uso intravenoso de la cocaína desde la búsqueda de dinero, la sesión de drogas y las consecuencias posteriores. Se analizan aspectos ligados con la experiencia de "flash" y la relación con la ansiedad de muerte y el placer en cada sesión de drogas. Se establecen observaciones para el mensaje de prevención según el segmento de usuarios de drogas y su condición serológica.
In this paper, by means of interviews carried out with intravenous cocaine users, initial levels of consumption for different substance groups are studied. Key topics related to HIV transmission, since sexual relations without control under the effects of not injectable drugs until infection by needles and syringes exchanges, are considered. Moments, reasons and nature that define intravenous cocaine use, like money searching, consumer setting and later consequences, are described.
Likewise, flash experience and relation between death anxiety and pleasure in each consumer´s session are presented. Preventive messages contents according to serologic status and drug use pattern are discussed
Los datos de este artículo tienen como fuente la investigación "Patrones socioculturales del abuso de drogas intrevenoso" realizada por la Fundación Proyecto de Vida con un subsidio del Proyecto de Prevención del Programa de VIH/SIDA de la Comunidad Europeay y la Agencia de Cooperación Técnica Alemana Deutsche Gesellschaft für Technische Zusammenarbeit GTZ Gmbh
En mayo de 1997 se inició desde la Fundación Proyecto de Vida un estudio cualitativo, con entrevistas semiestructuradas, sobre patrones socioculturales en usuarios de cocaína. La investigación se hizo dentro de la red de tratamiento y prevención comunitaria de la Federación de Organismos no Gubernamentales (FONGA) y la selección de casos se realizó por el conocimiento y participación que las personas tenían en grupos con uso intravenoso de cocaína. El ámbito de trabajo abarcó a la Capital Federal, diferentes localidades de la Provincia de Buenos Aires y de la Provincia de Santa Fé. Todos los casos
(n =32) se ubicaron en edades cercanas a los 30 años (c = 28, s = 4), se habían iniciado en el uso de drogas en la adolescencia (c = 14, s = 3) y unos cuatro años más tarde habían adoptado la práctica de drogarse inyectándose (c = 18, s = 3).
La indagación de los motivos que dieron lugar a la iniciación en el uso intravenoso señaló, principalmente, la búsqueda de un aumento en la intensidad de la sensación placentera experimentada hasta ese momento ( "flash") . La negación de cualquier otro aspecto que pudiese haberse vinculado con esta decisión llevó el análisis más allá del uso actual o reciente para explorar la evolución del consumo de diferentes sustancias y de otras vías de administración en el pasado. Esto configuró tres niveles sucesivos de iniciación en las prácticas de drogas, cada uno de los cuales fue examinado según aspectos relacionados con el propósito manifiesto que guiaba la búsqueda del individuo, con la tolerancia del medio sociocultural para con la práctica utilizada y con la disponibilidad de la sustancia y de los instrumentos para utilizarla. (Gráfico 1)
Niveles del uso indebido de drogas
Primer nivel :En el grupo de entrevistados la primera sustancia psicoactiva de la que se abusó es la bebida alcohólica. Utilizada fundamentalmente por su efecto farmacológico apareció en el inicio de la adolescencia ligada a situaciones sociales y personales conflictivas. La manipulación por medio del alcohol, del estado de ánimo y del comportamiento, se presenta en estos casos como un modelo de adaptación social que parte de reducir o anular la expresión emocional de los conflictos. Esta primera relación con las sustancias psicoactivas (y con los conflictos) , ampliamente extendida y aceptada culturalmente, pasó a integrar un patrón de comportamiento habitual sin que se presenten muestras de haber sido percibido como problema sino como parte de una manera general de ser. De esta manera el abuso de bebida alcohólica se instaló dentro de la adolescencia y la no participación en él fue una disidencia que amenazó con la marginación dentro del grupo de sus propios pares.
Esta situación desde lo individual y desde el medio cultural encontró refuerzo desde el propio mercado de bebidas alcohólicas donde abundan las referencias explícitas al grupo de menores de edad como un segmento económico definido dentro del mercado de la cerveza por parte de las agencias de publicidad de productores y distribuidores.
Estos datos son significativos si se considera que en relación con el abuso de drogas intravenoso no se encontraron referencias de casos que hubiesen llegado al uso de drogas inyectadas sin haber pasado antes por el abuso alcohólico.
Segundo nivel : En este nivel se halló la iniciación con psicofármacos mezclados con bebida alcohólica, el uso de pegamentos y la aparición de las primeras sustancias ilegales como es el caso de la marihuana y la cocaína bebida con alcohol o aspirada (no inyectada).
La búsqueda de los entrevistados se orientó en esta etapa hacia asociaciones con grupos con un perfil definido de fuerza y agresividad capaces de traspasar los límites por medio de las drogas ilícitas. El consumo de sustancias estuvo asociado a circunstancias sociales y varió de la marihuana a la cocaína según el caso. Por ejemplo la búsqueda de esta última como estimulante en situaciones de fiesta. Sin embargo también se registró que en la medida que el uso, por ejemplo de marihuana, se extendía al punto de "normalizarse", en muchos ámbitos se desdibujaba como transgresión perdiendo nitidez los límites entre el segundo y primer nivel. Este proceso es descripto por vecinos y líderes comunitarios.
Los chicos comienzan a los 9 años con la bolsita y siguen después a los 14 con la marihuana. También con la cocaína. La utilizan mezclada con la cerveza o con el tetra (vino). Los ves a la mañana, a la tarde, a cualquier hora. Es como que el barrio se fue encerrando en sí mismo y ya no los ve. Antes era un grupito y todo el mundo protestaba, ahora son muchos pibes y nadie dice nada. El barrio ya no reacciona ante esto.
En este nivel se inició también la exploración de diferentes sustancias y combinaciones aunque finalmente casi la totalidad adoptó la cocaína (aspirada) como droga eje sobre las que van a girar todas las demás. Este consumo se relaciona con un importante mercado ilegal que dentro de algunas zonas de pobreza constituye una de las pocas alternativas de ingreso dando lugar a una importante red de usuarios y vendedores locales.
Tercer nivel :El abuso de drogas intravenoso marcó en todos los casos un cambio definitivo y sin retorno con los niveles anteriores. Su inicio es referido como una búsqueda de mayores sensaciones y como un salto hacia lo que se visualiza como los grupos "más duros" en materia de drogas. Una vez experimentada la primera sensación de "flash", la búsqueda del joven se redujo exclusivamente a la compulsión irrefrenable de sentirlo nuevamente.
"...El flash es una explosión en la cabeza , una electricidad que es más fuerte que uno. Yo creo que en algún momento se me ocurrió pensar que lo sentía como orgasmos. Era como masturbarme, algo que me provocaba placer a mi mismo , yo conmigo, con mis brazos, con mis venas , con mis cosas , era placer... "
El uso intravenoso marca una frontera no sólo con los que no se drogan ("caretas") sino con los que solamente aspiran la cocaína. La diferencia del "tomar" (aspirar) al "ponerse" (inyectarse) en todos los casos fue un corte definitivo con lo vivido hasta ese momento. Los vínculos con los compañeros de drogas queda reducido a los aspectos más instrumentales como asegurarse la provisión, lograr un lugar seguro para inyectarse y tener el control de las ansiedades que se despiertan todo el tiempo. A diferencia de lo que ocurría con el "tomar" la cocaína, que era vista como un facilitador de otras situaciones, en el "ponerse" no hay otra cosa que la propia droga inyectada. Se ha pasado de utilizarla como un medio para transformarse en un fin. Así la sexualidad desaparece y la pareja, cuando se mantiene, se transforma en una asociación que cumple con ayudarse mutuamente en inyectarse o en controlar las situaciones de riesgo. Situación que expresa la rápida instalación de la dependencia con el uso inyectable.
En la mayoría de los casos el alcohol fue un facilitador de la iniciación venciendo el miedo de los entrevistados a inyectarse y también, fue la forma de controlar los efectos estimulantes de la cocaína. El uso de múltiples sustancias suele ser mal comprendido como una politoxicología indiscriminada cuando en realidad siempre hay una sustancia elegida (en este caso la cocaína) y el resto tiene la función de paliar el malestar que acarrea su privación o de controlar sus efectos. Este es el caso de problemas posteriores al uso intravenoso como los llamados "Manija" (deseo incontenible) y "Bajón" (depresión) que son objeto de aplacamiento con otras sustancias hasta tanto no pueda volver a inyectarse la sustancia principal.
Si bien desde el primer nivel comienzan los riesgos de la infección con el VIH como es el caso de las situaciones de abuso de alcohol y el intercambio sexual es, en este nivel, donde se presenta la problemática del contagio a consecuencia de compartir el equipo de inyectarse. Esto como resultado no solo de las situaciones de descontrol durante la inyección sino también por las dificultades en conseguir agujas y jeringas.
"...lo que pasa es que es un problema conseguir una jeringa, porque no te la quieren vender en la farmacia. Así que fuimos ahí ( a la plaza donde se inyectaban los muchachos mayores) y encontramos una tirada. Fuimos a limpiarla y creo que esa fue la vez que me contagié."
La tolerancia del medio socio cultural al uso inyectable hace posible en algunos casos el inyectarse a cielo abierto en lugares de acceso controlado. Así, las urbanizaciones de la pobreza con intrincados corredores y laberínticos pasadizos, con olas de niños y jóvenes expulsados por el hacinamiento a la calle, con fuertes niveles de desocupación y de violencia, son usadas frecuentemente como refugio para el uso intravenoso al quedar por fuera de la vigilancia policial que está limitada a procedimientos masivos y esporádicos fácilmente anticipables. Una compleja red protege a los grupos que participan de la venta y el consumo en la economía ilegal, que abarca desde aquellos que reclutan gente para los actos públicos hasta grupos deportivos que lo hacen para confrontar en los estadios y en la calle.
En la Villa te podías picar (inyectarte) ahí, en el pasillo, que no pasaba nada,...No iba a haber el problema de que alguien te dijera ¡ Eh ! ¡Qué estás haciendo ! O que entrara la policía a decirte algo, porque ahí no puede entrar. Nadie veía nada y nadie sabía nada. Estábamos más o menos un par de horas drogándonos y tomando alcohol en la escalera de un almacén, después nos íbamos a un lugar donde se ponía música, y nos seguíamos drogando. Ahí ya estábamos más tranquilos, porque estábamos bien dentro del barrio, sacábamos las armas, las poníamos al costado, boludeábamos (pasaban el tiempo) , tirábamos tiros. Eramos como el honor del barrio y cuando venía gente a querer hacer algo, estábamos nosotros.
Gráfico 1 : Niveles en el uso indebido de sustancias psicoactivas según factores intervinientes
Momentos en el abuso de drogas intravenoso.
La utilización de la cocaína por vía intravenosa introdujo en la vida del usuario un patrón de comportamiento circular y de deterioro creciente que puede definirse en cuatro momentos: "Preparación", "Locura", "Bajón" y "Fisura". (gráfico 2)
La "Preparación" incluye por un lado todas las estrategias posibles para conseguir el dinero que permita comprar la cocaína y, por otro lado, la selección de lugares y personas para inyectarse. En cuanto al primer punto este define el grado de organización de los grupos y, en ausencia de dinero, el "capital de recursos" indispensable para conseguirlo. La detección de casas para el "escruche" (robo) y los contactos para "reducirlo" ( reventa de objetos robados), el pago de "rescate" (comisión por comprar droga para otro), la prostitución masculina y femenina, integran los recursos con los que el grupo accederá al dinero. El robo de droga no tiene ninguna mención y parece ser casi la única norma que no puede ser transgredida.
El segundo punto tiene que ver con la escogencia de los lugares y de los participantes. Circunstancia que tiene una importancia particular porque los usuarios entienden que puede influenciar la situación de "endrogamiento" dificultando o quizá imposibilitando llegar al "flash". Esto determina la distancia que no sólo se establece con los amigos que no se drogan sino, incluso, con los que aspiran cocaína y que son percibidos casi en el mismo lugar. Esto explica en parte que mucho del mensaje preventivo acerca de no compartir el equipo de inyectarse sea resistido como un mal presagio o una "pálida" amenazante.
"...si te hacés la cabeza que te va a pegar mal, te pega mal...ya vas como mal predispuesto... porque después de cinco o seis cuesta hacérselo y no se lo puede hacer...".
El momento siguiente al de "Preparación" es la sesión de inyectarse que es llamada "Locura" . Esta se inicia con lo que los usuarios mencionan como "el registro" y que designa la práctica de introducir y sacar el líquido con la jeringa hasta asegurar ( por la presencia de sangre) que la aguja esta en la vena. Al margen de este objetivo la práctica es fuertemente valorada por su efecto de excitación, tanto por el que "registra" como para el que observa.
(el registro) " es cuando entra la sangre, vos tiras para atrás y registras, sentís una sensación divina y ya cuando lo mandas para adentro sabés que te va a pegar. Son diez orgasmos juntos , al mismo tiempo , el mismo placer. Es imposible imaginarlo, la única forma es picándose. El sólo hecho de "registrarte" para ver si estás en vena te pone loco, y ese bombeo que se manda un poquito y después se saca , saque y ponga, entra y sale, lo sentís como una sopapa en todo el cuerpo..."
El ser inyectado aparece como resultado de la dificultad en hacerlo uno mismo conforme avanza la obnubilación de la conciencia. En algunos casos aparecen miembros más diestros que el grupo llama "enfermeros" y en los que se reconoce la destreza de poder "picar con mambo", es decir, poder inyectar hallándose bajo los efectos de la droga. En todos los casos está la urgencia, dada por el deseo irreprimible. Esto determinan que al primer contratiempo con la aguja o la jeringa se pase a compartir las que estén en uso frente a la desesperación de verse demorado. La "Locura" de cocaína transcurre como una sucesión alterada de "registros y flashes" donde la ansiedad de sentirse descubierto o perseguido acompaña todo el proceso de inyectarse repetidamente.
Después del flash empezabas a fantasmear y empezás a escuchar ruidos que no hay, pasos, gente que camina, uno siente que lo revientan y se queda ahí en la Villa, con un arma en la mano, esperando que pase algo.
El descontrol se despierta a veces con la obstrucción de la aguja, problema común dado las impurezas de la sustancia y la pequeñez de la aguja que habitualmente se usa (para insulina). La desesperación entonces hace que el intercambio de jeringas y agujas se imponga sobre cualquier advertencia preventiva. Sin omitir que a veces hay más disponibilidad de drogas que de jeringas y agujas.
A lo mejor antes de empezarse a inyectar van y compran una aguja para cada uno pero una vez que se te tapó la aguja ¿Qué hacés ? ¿No te picás más ? Conozco personas que tenían HIV y que se estaban inyectando con otra y la jeringa se tapó y le pedían la aguja y él decía ¡ Yo tengo HIV loco ! y el otro responder ¡No importa!.
La "locura" es atravesada todo el tiempo por la idea de muerte, por sensaciones de agonía experimentadas como lucha y como placer, como ansia y congoja, como deseo vehemente y angustia al mismo tiempo. Este colocarse en situación de morir para desde ahí sentir el placer emerge todo el tiempo a través de una vigilancia, obsesiva y estéril, de los límites de lo que cada uno puede inyectarse "sin darse vuelta", para "no irse". Precisamente la superación de estos límites es la sobredosis y la puesta en marcha de cruentas medidas de auxilio para revertir la situación (cortes en brazos y dedos para sangrado, golpes, etc.) y ocasionalmente su traslado a un hospital.
a mi me producía placer jugar con la muerte. Me he hecho picos (inyectado) sabiendo que me iban a hacer mal, quería ver cuanto resistía. Era como uno de esos que se inyectan mientras suben una montaña hasta que mueren.
Sin embargo si la sensación de morir o de agonía da contexto al placer de inyectar que refieren los entrevistados, la muerte expresada por la ausencia de las personas es sentida como extrañamiento y soledad. Sintiéndose un sobreviviente a los 23 años. Constatando que la excitación temeraria de compartir la aguja sabiendo que en el grupo está el VIH, no incluye al SIDA como enfermedad.
...me dijo ¡ Viste que en el grupo nuestro no queda nadie ! Sólo quedamos vos, yo y dos más. Era empezar a ver que gente que estaba con nosotros, que se reía a la tarde, o que compartíamos una cerveza, un cigarrillo , ya no existían. O de repente enterarme que estaban internados, que se hacían encima y que les ponían pañales
Los momentos que siguen a la "Locura" son llamados por los entrevistados "Bajón" y "Fisura". En el primero juega un papel fundamental el deseo imperioso de la sustancia y la certeza de que no se lo puede satisfacer. Aquí aparece el consumo de alcohol y otras drogas con el propósito de controlar la ansiedad por volver a drogarse y, en muchos casos, la utilización de psicofármacos mientras aún se está bajo los efectos placenteros de la droga, con el fin de disminuir anticipadamente los efectos de su privación.
La fisura es un momento posterior, de carácter fuertemente depresivo acompañado de dolor, cansancio, autoreproche y cólera. Es la finalización y también el comienzo de un nuevo ciclo. El descontrol se hace presente nuevamente bajo la forma de utilizar cualquier medio para salir de ese estado .
"A veces no tenía el agua destilada y escupía, a veces me sacaba sangre y con la misma sangre me inyectaba antes que se me coagule. He hecho un montón de cosas, he encontrado jeringas que no eran mías abajo de mi casa y me he picado con eso. He usado jeringas diez, quince días".
Gráfico Nº 2. Momentos del uso intravenoso de cocaína. Preparación
" Locura "
" Bajón "
" Fisura "
Búsqueda del dinero y compra de la droga. Control de la incertidumbre sobre los efectos Situación
Experimentar el placer por vía del "registro" y el "flash" como parte de una situación de peligrosidad creciente.
1. Deseo incontenible y descontrol por urgencia y problemas instrumentales .
2. Ansiedad de persecución :
3. Sobredosis y formas de auxilio salvaje.
Disminuir e intentar absorber el deseo creciente de volver a inyectarse con la conciencia que no se dispone de más cocaína. Evitar las sensaciones insoportables de : depresión, dolor, cansancio, autoreproche, cólera, mediante una nueva inyección ("pico")
Asociación y refuerzo de conocimiento y destrezas "capital de recursos" : Economía ilegal.
Selección : 1.Participantes
2 .Lugar.
3.Sustancia
Competencia del mensaje preventivo con la búsqueda individual del "flash"
Estrategia
En la situacion de inyectarse y en la de sobredosis :Utilización del saber grupal.:Experiencia en inyectar a otros.
Problema para la prevención :
1. Descontrol e intercambio
2. Revisión del mensaje preventivo según:
Relaciones con el morir:
(+) Sensación agónica.
- Angustia y congoja
- Ansia y deseo vehemente
(+) Riesgo estimulante
- Accidente de sobredosis Riesgo de VIH
Relaciones con la muerte:
( - ) Muerte como ausencia.
- Extrañamiento y soledad
( - ) Muerte como enfermedad. SIDA.
- Destrucción sin placer
Utilización de drogas secundarias, (habitualmente alcohol y psicofármacos) para aplacar la necesidad. Incorporación de nuevos trastornos por drogas secundarias que intentan medicar la privación.
Búsqueda de dinero para la compra de la droga. Descontrol por la desesperación de salir de la situación presente.
Lo observado lleva a algunas reflexiones en relación al mensaje preventivo, según diferentes segmentos del problema, diferenciando por un lado el mensaje que tiene que ver con las situaciones de descontrol sexual bajo la influencia del abuso de alcohol y de drogas no inyectables y, por otro, el relacionado con las prácticas de intercambio de jeringas y agujas. Las intersecciones posibles entre la condición serológica y el abuso de drogas intravenoso se muestran en el gráfico número 3.
Desde la perspectiva de los usuarios intravenosos de drogas la eficacia del mensaje preventivo parece beneficiarse, cuando se trata de seropositivos, de un enfoque único e integrado entre ambos problemas. La observación de numerosos casos que niegan la condición de seropositividad y mantienen la práctica de intercambio de agujas y jeringas tiende a reforzar esta idea. Situación diferente y opuesta cuando el segmento en cuestión es el de usuarios de drogas intravenosas seronegativos. En este caso la independencia entre VIH y uso intravenoso,en el enfoque del mensaje preventivo, puede dar un mejor acceso al individuo que no enfrenta el cambio de prácticas simultáneamente con el cuestionamiento de su dependencia al uso de drogas. De hecho algunas de las campañas preventivas actuales siguen esta dirección. A pesar que la prevención del intercambio del equipo a inyectarse tiene connotaciones de mal presagio en los momentos de incertidumbre donde se define el "flash" para el usuario de drogas, lo cierto es que es una problemática más accesible desde afuera de la problemática de la adicción. Mensajes independientes pueden ayudar a evitar los efectos sinérgicos entre ambas situaciones.
Los usuarios de drogas que no se inyectan participan de los riesgos a través del descontrol de la sexualidad bajo los efectos de la droga . El segmento representado por usuarios de drogas no intravenosas, seropositivos, es posiblemente uno de los grupos que ya ha incorporado mucho de un mensaje preventivo basado en el cuidado de las relaciones sexuales y del pasaje a una vía inyectable.(En los casos del estudio aparece esta situación en muchos casos de cónyuges o parejas de un usuario intravenoso seropositivo) En el caso de los seronegativos ( y que usan drogas no inyectables) debe investigarse la inclusión del tema del VIH en un mensaje de prevención, que no lleve a ubicar la práctica actual (por ejemplo el uso de canabis) como en un nivel no riesgoso y por lo tanto desacreditarla como problemática.
Gráfico Nº3. Hipótesis para el análisis del mensaje preventivo en usuarios de drogas según uso intravenoso y condición serológica.
Uso de drogas por vía intravenosa
SI NO
VIH ( + )
Seropositivos
MP. : Interpreta los problemas como una sola unidad para evitar el comportamiento de drogas con negación de la condición de portador.
MP. : Trata los problemas en un solo mensaje que enfatiza el refuerzo de los riesgos que implica el pasaje de vía.
VIH ( - )
Seronegativo
MP :Trata los problemas como independientes y con resistencias específicas.
MP. : Prevención desde un mínimo posible evitando desacreditar los niveles anteriores como riesgos a tomar en cuenta.Descontrol en el momento de inyectar Descontrol en la relación sexual bajo drogas Llegar al uso inyectable de cocaína, para muchos entrevistados, es el final de un proceso que lo encuentra situado entre la pérdida de sus vínculos anteriores y la fugacidad de la sustancia que lo completa. Una crítica situación dentro de la cual los riesgos frente al VIH-SIDA crecen y en la que, cuando la infección se produce, no es infrecuente hallar una replica social que lo aísla y lo discrimina inaugurando un peligroso camino de hostilidades mutuas.
¿Dónde debe situarse el mensaje sobre VIH -SIDA para que llegue convincentemente hasta el usuario de drogas inyectables?. La respuesta hasta ahora apunta a la necesidad de una estrategia preventiva que recorra todo el espectro de la situación, desde cada uno de los niveles señalados . Porque cuando los niveles del problema se tratan como si fueran compartimentos separados, cuando se desestima la característica de continuo que los define, desde el abuso de lo legal a lo ilegal, se refuerza la idea de que el problema es de sustancias no de personas. De esta forma el mensaje que lleva a centrar el problema en lo ilegal habilita paradójicamente, ignorándolo, el uso indebido en los inicios. Hecho que repite, en definitiva, los argumentos de la tolerancia social que ciega frente al uso indebido pero escandaliza en los cuadros finales de la adicción.
Comenzar la prevención más allá de lo ilegal asegurando el trabajo en cada uno de los tramos vinculados con el abuso de las sustancias implica seguramente remover mucho de lo que la cultura da como socialmente aceptable pero, hasta ahora y desde hace mucho tiempo, parece que el único camino posible con los jóvenes no transita por fuera de la sinceridad.
Bibliografía
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