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Trabajo basado en
la conferencia dictada en el ciclo de Ateneos Teóricos
organizados por el Centro de Estudios Sigmund Freud (Buenos Aires
- Argentina)
7 de setiembre de 1996. Versión Corregida y ampliada.
Cuando el Comité Científico del Centro de Estudios Psicoanalíticos Sigmund Freud tuvo la amabilidad de invitarme a participar en este Ateneo Teórico, gesto que agradezco, debo confesar que fui invadido por sentimientos ambivalentes.
Por una parte, la sensación de bienestar que percibí devenía de la expectativa, la ilusión de reencontrarme con gente conocida y en el marco de una institución como ésta que acumula una trayectoria seria y prolongada en el estudio sistemático de la obra psicoanalítica.
Y junto a esa sensación, brotó una contemporánea. Se trataba de un malestar que, también, considero necesario explicar.
No se trataba de un malestar social sino intelectual; el que puede percibir un psicoanalista cuando es convocado desde la Teoría. Un malestar, en el sentido freudiano del término, ineludible, inevitable, porque como ocurre en El Malestar en la Cultura , un analista debe convivir con la Teoría en una relación de conflicto, de borde y en los bordes de la Teoría misma.
¿Por qué? Básicamente porque las Teorías, por propia definición, tienden a hacer masas de las cosas. Y por eso mismo, las cosas se convertirán en objetos, en el sentido analítico del término; es decir en representables.
Esto es lo que ocurre también con lo psíquico; es inevitable que la tendencia de la Teoría desemboque en la misma trágica masificación de las personas. Observemos que esta tendencia está muy lejos de ser inocente; por el contrario, implica, nada más y nada menos, que en el afán de objetivar al sujeto, lo que hace es precisamente desubjetivizarlo.
Recordemos, precisamente, que lo que se percibe en la masa es la abolición de las diferencias individuales, la supresión de lo particular en aras de lo colectivo. La afirmación es más rotunda en el Funes borgeano :
...pensar (generalizar, abstraer ) es borrar diferencias...
Justamente, el malestar a que aludo es ése, ya que el análisis se imagina y construye en base a una fuerte apuesta por la diferencia.
Las teorías, en su conjunto, configuran el territorio de la Ciencia, campo que, desde la Modernidad en adelante, ha pensado e imaginarizado a un sujeto dotado de atribuciones cuyas características centrales no son sólo lo conciencia de sí sino, también, el anonimato, la virtualidad, la idealidad estadística.
En lo que atañe a la conciencia de sí (condición de la existencia en la tradicional expresión de Descartes: Cogito ergo sum) lo que se suprime es la esencia de lo qué es el pensamiento. Hoy es un hecho sabido acerca de la articulación existente entre el pensamiento y el lenguaje; más radicalmente expresado, el pensamiento es la consecuencia del lenguaje y por lo tanto más que ser razón de existencia es motivo del sepultamiento de esa existencia.
Heidegger sostenía en su Introducción a la Metafísica que "... el lenguaje es la morada del ser...". Y "morada" es una palabra tramposa por su ambivalencia. Puede ser entendida como "habitáculo" o "residencia"; pero también es el sitio en el cual habita la eternidad de los muertos.
Por lo tanto es posible afirmar, contra el racionalismo - que asienta la idea de la prevalencia de la conciencia como centro de la Razón y del Yo - que "soy precisamente allí donde NO pienso", porque mi pensar está indisolublemente atado al Otro, en tanto mi ser queda capturado irremediablemente en esa ligazón.
El lenguaje, desde Saussure pero más enfáticamente desde Lacan, proviene del Otro, antecede y parte al sujeto, haciéndole pagar el precio de su inserción en la Cultura... ¡precisamente aquella que produce malestar!.
En oposición a ese Sujeto de la Ciencia, está el Sujeto del Psicoanálisis que no es el Ideal sino uno Real; no es colectivo, sino singular; no es pensable desde lo teórico sino desde lo clínico.
Afirmar la singularidad del sujeto es reconocerlo, como bien lo define el físico Heisemberg, como:
(acontecimiento) ... único e irrepetible... (que permite entender la seriación)
Unico e irrepetible como el acontecimiento clínico, al que Foucault daba una justa definición cuando lo enmarcaba como
...La clínica es la política de los hechos...
Hechos que acentúan el malestar. Malestar que sigue cuando se percibe cómo se clasifican los conceptos que la misma Teoría construye. Desde esta óptica, por la esencia misma de lo que es una Teoría - en el sentido epistemológico del término - se distinguirán conceptos mayores y menores.
Los conceptos menores, entre los cuales se encuentra por ejemplo, el de Reacción Terapéutica Negativa, son aquellos que pueden ser suprimidos sin que el fascio teórico altere su identidad. No ocurre lo mismo con los conceptos mayores: sus destierros implicarían heridas sustanciales que harían perder "perfil y personalidad" a esa teoría.
Sin embargo, existe otra manera de interpretar los hechos y acontecimientos (¡y cuestionar, desde otro ángulo, a la clasificación de la ciencia tradicional!; cuestión intuida por Gastón Bachelard).
Consiste este método en "aplanar" los relieves que la teoría clásica propone, des-jerarquizar las altitudes de los conceptos colocándolos en un mismo plano, para así permitir un diálogo entre ellos "en pie de igualdad".
Admito que este procedimiento es poco conocido ya que se opone a la tradición del positivismo y neopositivismo lógico, que trabaja con los métodos de oposición entre el enfoque inductivo o el deductivo.
No obstante este procedimiento está muy lejos de ser nuevo; lo que ocurre es que "no ha tenido mucha prensa". Lo introduce Charles Sanders Peirce y lo trabajan, contemporáneamente Sebeok y Eco , entre otros: Su nombre es ABDUCTIVO (abduction, del inglés, significa "rapto" o "robo" y es el procedimiento que se utiliza en la creación investigativa).
Si eliminamos la distancia entre conceptos sobresalientes e irrelevantes y los colocamos a la misma estatura de diálogo, comparecerán ante nosotros algunas cuestiones interesantes.
Aquello que el enfoque clásico considera "concepto menor", el caso de la Reacción Terapéutica Negativa, sometido a este procedimiento, registrará, confrontados con otros, una importancia crucial.
Desde su aparición en la obra, en 1914, esta noción no abandonó la inquietud del pensamiento freudiano. Por el contrario, reapareció en El Historial del Hombre de las Ratas, en El Yo y El Ello, en El Problema económico del masoquismo, en Inhibición, Síntoma y Angustia, de forma contundente y también en un texto terminal como lo es Análisis Terminable e Interminable.
Este concepto no está referido solamente a un fenómeno observable en algunos casos clínicos sino que también incita a la reflexión a propósito de la subjetividad misma.
Por una cuestión en algún sentido "kantiana", aquella del tiempo y del espacio, no voy a referirme a todos estos artículos sino que voy a concentrar el interés tan sólo en uno y en particular en un fragmento del mismo. Me refiero a Inhibición, Síntoma y Angustia, y especialmente a la primer parte del Apéndice del mismo que esta titulado por su autor como Resistencia y Contrainvestidura; A partir de ahí voy a derivar a otros textos y conceptos. La elección de este compendio no es azarosa ni caprichosa ya que el texto en cuestión podría definirse como el Gran Tratado freudiano de las neurosis.
El concepto de resistencia aparece muy tempranamente en la obra de Freud. Si se toman las dos primeras tesis básicas del Proyecto..., se verá que, luego de la hipótesis funcional, económica, donde habitan los principios rectores del aparato neurónico (psíquico), surge la hipótesis neuronal. Esta segunda hipótesis sostiene que, cualesquiera fuesen las funciones neuronales (PHI; PSI y OMEGA), todas se encuentran regidas por la ley de facilitación y resistencia... ¡Curiosamente, las mismas leyes que gobiernan al lenguaje!.
La noción de Contrainvestidura (Gegenbesetzung) es más tardía y surge como necesidad teórica de responder al dispositivo hidráulico que justifica la noción de represión primaria; aquélla que informa de una inscripción muy particular ya que se trata de una representación no significada.
Retornando al Apéndice del texto en cuestión - Inhibición, síntoma y Angustia - allí Freud desgrana las diferentes resistencias que se oponen a la labor analítica, enlazando las mismas a sus respectivas procedencias tópicas.
Tres de ellas son de procedencia yoica, una emergente del Superyo y una quinta procedente del Ello:
- Resistencia de la represión, emanada del Yo.
- Resistencia de la transferencia, también del Yo, pero localizada con relación al analista.
- Ventaja de la enfermedad, consistente en la inclusión, dentro de la economía libidinal yoica, del síntoma.
- Sentimiento de culpabilidad, nacido desde el Superyo; para Freud la más enigmática e indócil al tratamiento.
- Resistencia de la Repetición, procedente del Ello.
Con relación a la tercera forma resistencial, sólo comentaré que constituye el rubro de las Caracteropatías, y que de los cinco tiempos que componen la construcción de síntomas, ésta pertenece a la egosintonía.
Quiero centrar la atención fundamentalmente en las dos primeras y en la quinta forma de resistencia porque entiendo que arrojan indicios relevantes.
Resistencia de la represión. La represión es constitutiva del aparato psíquico, "...piedra angular del edificio psicoanalítico" la llamó Freud en las Conferencias Introductorias al Psicoanálisis. Cuando describe la operatoria de esta defensa (primordial, agrego, a la luz de todo el Apéndice del texto de Inhibición...) la muestra como producto de una de las vicisitudes pulsionales. Recordemos, junto a Freud, la trayectoria descriptiva metapsicológica : Las Pulsiones y sus vicisitudes, La Represión - artículo que no puede continuar hasta tanto haya abordado - Lo inconsciente.
Aquí es posible observar que el concepto de Represión opera como "bisagra" entre otros dos conceptos, Pulsión e Inconsciente. Ambas ideas son fundacionales para el psicoanálisis ya que constituyen elementos totalmente originales que introducen un corte con las concepciones que lo antecedieron. Producen, en términos de Bachelard, una auténtica "ruptura epistemológica".
En síntesis, una Reacción Terapéutica Negativa que tenga como origen la resistencia de la represión nos remite ineludiblemente a lo que los teóricos llamarían "conceptos mayores". Ahora bien, si el fenómeno manifestado por esa reacción se encuentra vinculado directamente a esos "conceptos mayores" mal podría ser considerada como irrelevante o secundario y de única validez en el campo clínico sin resonancias teóricas superiores.
La otra modalidad, la resistencia de la transferencia, adquiere también valor preferencial ya que alude a que algo del orden de lo reprimido se encuentra íntimamente vinculado con el analista. Y esto no deja de tener implicancias conceptuales serias.
Por una parte, nos habla de que un fragmento del inconsciente (allí donde habita lo reprimido) es profundamente selectivo; es decir que no es ciego y que cuando produce una formación de lo inconsciente lo hace ante cierto particular interlocutor.
Una anécdota distendida permitirá comprender esa selectividad. Se cuenta que en una oportunidad J.L.Borges se encontró con un amigo a quien, espontáneamente, le hizo un chiste. Al día siguiente el autor le escribe al primo de este amigo una carta y, entre otras cosas, le dice: "Ayer me encontré con tu primo y le arrojé un chiste; me quedé pensando que solamente su cara podía haber inspirado en mí esa humorada".
De este relato es posible inferir varias cosas. En primer lugar queda claro lo que tantos maestros analíticos señalaron en pasadas oportunidades: ¡Los poetas (¡y las mujeres!) saben más acerca del inconsciente que los propios analistas!.
En segundo lugar, es nítido de que este fragmento de lo inconsciente viene ordenado desde el otro, el que está afuera; lo que permite preguntarnos (¡nada más y nada menos!) ¿Dónde está la memoria?. ¿Adentro o afuera del sujeto mismo?.
La memoria - el inconsciente lo es - se encuentra en la relación entre el otro y el sujeto; no es una propiedad exclusiva y excluyente de este último. Por el contrario, la memoria es el efecto de la intersubjetividad y no de la intrasubjetividad. En otras palabras - tal vez más técnicas - la organización significante se estructura en relación a otro significante. Cosa que ya había descubierto la semiótica, casi contemporáneamente con el psicoanálisis.
Efectivamente. Los teóricos de la literatura han descubierto que para escribir es necesario situarse frente a lo que ellos denominan un Lector Ideal; sin la presencia de éste es imposible cualquier acto de escritura.
En resumen, esta modalidad de resistencia pone de relieve que la selectividad - el significante es lo que representa para otro significante - es un ingrediente básico para las formaciones del inconsciente. Y al igual que la Pulsión y que el Inconsciente, la Transferencia también constituye uno de los conceptos de fundación del espacio analítico.
Por último, la resistencia de la repetición, procedente del Ello, nos remite, también a conceptos - los epistemólogos dirían "duros" - de la teoría. Efectivamente se trata de los conceptos de "Repetición" y de "Pulsión de Muerte" sobre los cuales nuestra atención, breve, se detendrá.
Ha sido históricamente la Reacción Terapéutica Negativa quien incitó (¿desafió?) al pensamiento de Freud a introducir modificaciones sustanciales en su primer teoría tópica. A partir de 1914, y más enérgicamente en 1920 y 1923, tomó fuerza la idea de que la Repetición se vinculaba a la Pulsión de Muerte. Pulsión que ponía de relieve los topes y fronteras teóricas y prácticas ya que designaba los límites de la posibilidad de representabilidad.
Es entendible que la función de un análisis es la historización, o para expresarlo en términos que ya son familiares en esta exposición, en tanto la meta de la Ciencia es objetivar al sujeto, el fin de un Análisis es des-objetivizarlo para poder, precisamente, subjetivizarlo. Lo que implica hacerlo histórico.
El tropiezo en la elaboración analítica (historizante) llega justamente hasta la pulsión de Muerte, que es la finitud del proceso de significación. Y que se encuentra ligada a la Repetición; ésta, si bien tiene puntos de entrecruzamiento con la transferencia, no se le superpone. Por el contrario, la repetición a diferencia de la otra no es selectiva sino ciega, no se encuentra atada al significante sino a la letra (que es lo Real posible ).
Y aquí es importante instalar una precisión para discernir los conceptos. Es sabido que los fonemas se distinguen por su relación de oposición, hecho resaltado desde comienzos de siglo por Ferdinand de Saussure. Ahora bien, queda claro que la inserción de componentes derivados del campo de la lingüística al psicoanálisis fueron introducidos por Lacan hace cerca de 50 años. Desde el punto de vista de su desarrollo es posible observar cuánto perseveran ciertas definiciones que, justamente, se consolidan siguiendo relaciones de oposición. Tal es, precisamente, el caso de significante / (en barra opositora con) letra.
Seguiré esa secuencia de oposición. En tanto el significante no es más que relación (representa para y es aquello para lo cual representa), la letra mantiene cierta relación con otras letras pero no es solamente relación sino enigma. El significante carece de identidad (porque está atado a la cadena significante que le brinda identidad), por el contrario la letra es positiva en el sentido de que es cualificada. El primero no puede ser destruido, si puede faltar en su lugar; la segunda es susceptible de desaparición por tachadura, borramiento o abolición.
El significante no es transmisible, sí lo es la letra. El significante corresponde a los órdenes imaginarios y simbólicos; la letra es el anudamiento de los tres órdenes con la prevalencia del orden de lo real. En síntesis en tanto significante corresponde a la Transferencia (por ende es sensible y selectivo al Otro), la letra se debe a la Repetición (es insensible y ciego al Otro porque se vincula al objeto a).
Marcadas brevemente estas distancias y diferencias entre ambos, muda ostensiblemente el concepto de Repetición alejado del de Transferencia; repetición que tiene como exponente una compulsión a no transformarse en significante ("es lo que no cesa de no inscribirse", en el decir de Lacan) y por ello es lo remiso al proceso de historización, lo que está vinculado a la Pulsión de Muerte en tanto ésta representa a lo irrepresentable del sujeto.
Es tiempo de anudar alguna conclusión extraída de estas resistencias que se manifiestan en la Reacción Terapéutica Negativa.
En el proceso de aislamiento distinguimos dentro de las modalidades resistenciales enunciadas por Freud aquellas que nos remiten a conceptos capitales del psicoanálisis: Pulsión, Inconsciente, Transferencia y Repetición... las mismas que constituyen Los Cuatro Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis.
Es indudable que el fenómeno registrado en la clínica acerca de las resistencias a la curación (sea por abandono del tratamiento en el mejor de los casos, o por perpetuación iatrogénica en el peor) está remitido a algo muy sustancial que es, precisamente, el funcionamiento del psiquismo.
Lejos está, en consecuencia, de ser un concepto menor, como lo pueden imaginar los aduaneros teóricos. Por el contrario la Reacción Terapéutica Negativa es una formación del Inconsciente y como tal alude a una modalidad de funcionamiento propio del aparato psíquico.
Un importante desarrollo, proveniente de otro territorio vecino al analítico, la Historia, ha marcado una diferencia sustancial entre Historia y Memoria, desarrollo que en este momento sólo puedo insinuar como aliento a la lectura y discernimiento entre ambas categorías que con mucha indulgencia (¡me incluyo!) hemos estado manejando.
Si, como en otras oportunidades lo he señalado, el objetivo de la cura es la desinvestidura del objeto para la investidura del sujeto como historia singular (expresado anteriormente mediante la oposición de Sujeto de la Ciencia confrontado al Sujeto del Psicoanálisis), la Reacción Terapéutica Negativa implica el desafío propio del proceso de historización, proceso no garantizado y sujeto a la incertidumbre.
Un análisis está muy lejos de un transcurrir apacible sobre las aguas del determinismo; por el contrario, está sometido a las turbulencias propias del azar.
Azar y determinismo ...¡capítulo para otro Ateneo Teórico!
FREUD, Sigmund - El Malestar en la Cultura - Obras Completas correspondientes a las ediciones españolas de Biblioteca Nueva (1948) y Amorrortu Ediciones de 1978; a la edición alemana de Conditio Humana - Buchdrukerei Eugen Göbel, Ed. S. Fischer Verlag GmbH - Frankfurt am Main de 1975. En adelante se indicará solamente el texto y el año de su publicación.
FREUD, Sigmund - Psicología de las masas y análisis del Yo - 1921.
BORGES, Jorge Luis - Funes, el memorioso - Obras Completas - EMECE Editores - Buenos Aires - 1976. Remito al lector a la reelaboración realizada sobre este texto: HELMAN, Jorge - Funes, el olvidadizo - Revista LETRA FREUDIANA (Publicación del Círculo Psicoanalítico Freudiano) N* 6 - Buenos Aires - Agosto de 1994. Agregado personal. "Generalizar y abstraer" es disipar las diferencias individuales.
DESCARTES, Renato - Discurso del método - (traducción Juan Carlos García Borrón) - Bruguera (Libro clásico) - (fecha original: 1637) - Barcelona - 1980.
SAUSSURE, Ferdinand de - Curso de Lingüística General - (fecha original: 1906 a 1911) - Estudio preliminar de Amado Alonso - Alianza Editorial (Madrid) - 1989.
LACAN, Jacques - HAMLET (Un caso clínico) - 1958/9 - Centro de Estudios Psicoanalíticos de Rosario - 1994/LACAN, Jacques - Lacan oral: Hamlet, un caso clínico - El discurso de Baltimore - Transmisión y Talmud - Xávier Bóveda Ediciones - Buenos Aires 1983. Teoría: es un ordenamiento jerarquizado de conceptos. El sublineado me pertenece para distinguir, precisamente, la necesidad de escalonamiento axiológico que poseen los conceptos devenidos de las teorías. El uso de Fascio es premeditado, ya que éste significa: corporación. Efectivamente, la Teoría es una corporación articulada de conceptos.
BACHELARD, Gastón - La formación del espíritu científico (Contribuciones a un psicoanálisis del conocimiento objetivo) - (fecha original: 1948) - Siglo XXI Argentina Editores S.A. - Buenos Aires - 1972.
PEIRCE, Charles Sanders - Collected Papers - Harvard University Press - Cambridge (Massachusetts) - 1933-1948.
ECO, Umberto - Cuernos, cascos, zapatos: Algunas hipótesis sobre tres tipos de abducciones - (incluido en ECO, Umberto, SEBEOK, Thomas y otros - El signo de los tres (Dupin, Holmes, Peirce) - Editorial Lumen - Barcelona - 1989.
FREUD, Sigmund - Recuerdo, repetición y elaboración - 1914.
FREUD, Sigmund - Textos homónimos - 1914, 1923, 1924, 1926 y 1938 respectivamente.
FREUD, Sigmund - Proyecto de una psicología científica para neurólogos - 1896.
FREUD, Sigmund - La represión - Trabajos metapsicológicos -1915. Los cinco tiempos de construcción de síntomas se ordenan del siguiente modo: a) en un mismo tiempo cronológico: a1) represión primaria, a2) represión propiamente dicha, o secundaria y a3) retorno de lo reprimido. b) En un segundo tiempo cronológico: el extrañamiento del Yo con relación al síntoma y c) en un tercer tiempo, también cronológico, la incorporación (dentro de los rasgos de carácter) del síntoma a la estructura yoica.
FREUD, Sigmund - Inhibición, síntoma y angustia - 1926.
FREUD, Sigmund - Trabajos metapsicológicos -1915.
BACHELARD, Gastón - La formación del espíritu científico (Contribuciones a un psicoanálisis del conocimiento objetivo) - (fecha original: 1948) - Siglo XXI Argentina Editores S.A. - Buenos Aires - 1972.
ECO, Umberto - La estrategia de la ilusión - Editorial Lumen / Ediciones De La Flor - Buenos Aires - 1987. En otras oportunidades ya hemos señalado la confluencia existentes entre la literatura y el psicoanálisis:
HELMAN, Jorge - La subjetividad entre la escritura y lo inconsciente. - (Incluido en LA ESCRITURA EN ESCENA) - Editorial Corregidor (Colección Norte-Sur) - (fecha original: 1993) - Buenos Aires - 1994. HELMAN, Jorge - La clínica como escritura - (próxima aparición) - Diarios Clínicos - Lugar Editorial - Buenos Aires - 1994.
FREUD, Sigmund - Recuerdo, Repetición y Elaboración - 1914.
FREUD, Sigmund - Más allá del Principio del Placer - 1920.
FREUD, Sigmund - El Yo y el Ello - 1923.
HELMAN, Jorge - FIN DE AN-LISIS - Publicado por ACHERONTA N*3 (Primer Revista Psicoanalítica en formato electrónico) - Acceso Internet, vía e-mail: acheronta@msa.psiconet.org.ar - Mayo 1996.
LACAN, Jacques - Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis. (discurso de Roma). incluido en Escritos I - Lectura estructuralista de Freud - Siglo XXI Editores - (fecha original: 1953) - México - 1971.
MILNER, Jean Claude - La Obra clara (Lacan, la ciencia, la filosofía) - Bordes Manantial - Buenos Aires - 1996. En esta afirmación he comprimido los siguientes referentes:
- LACAN, Jacques - SEMINARIO XX - Aún - (Encoré) - PAIDOS - 1972/3.
- LACAN, Jacques - SEMINARIO XXIII - Joyce, el sinthoma - Versión Escuela Freudiana de Buenos Aires - 1975/6 Razones de brevedad me imponen acotar el desarrollo del concepto de Repetición.
No obstante ello algunas de las ideas aquí expuestas emanan de: KIERKEGAARD, Sören - In vino veritas y La Repetición - Ediciones Guadarrama - Madrid - 1976; y LACAN, Jacques - SEMINARIO XI - Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis - Barral - (fecha original: 1964/65) - Madrid (España) - 1976.
LACAN, Jacques - SEMINARIO XI - Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis - Barral - (fecha original: 1964/65) - Madrid (España) - 1976.
VIDAL-NAQUET, Pierre - Los judíos, la memoria y el presente - Fondo de Cultura Económica - Buenos Aires - 1996.
HELMAN, Jorge - El azar no es sólo un juego - Diario La Prensa (Suplemento de Profesionales - Sección Psicología) - Buenos Aires - 14 de diciembre de 1994. Publicado por el Diario electrónico Interlink Headline - News N* 149 en su edición del 28.6.95 - Publicado por ENCUADRES N* 19 - Junio de 1996. Próxima aparición en versión inglesa en Clinical Studies: International Journal of Psychoanalysis - Volume 4, Number 1 - (Critical Press - New York City - U.S.A.) - 1996.