Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
"No me lo quiten, no me lo lleven ..."
Roberto V. Saunier

El título esta tomado del libro "Botín de Guerra" de Julio Nosiglia. Intencionalmente lo hago aparecer desprendido de aquel que emitió este desgarrador pedido. Y esto es así porque este grito es el que debe haber hecho cada madre a la que se le quito su hijo cautivo, y es también el que hacen aquellos que han criado al niño, en el momento de la restitución y, por ultimo, es el que repite cada abuela cuando ve demorarse el encuentro con su nieto ya ubicado. Es un grito que se repite.

 

La Barbarie

"Feliz la maloca ha sido;
rica y de estima la presa
que arrebato a los cristianos;
caballos, potros y yeguas,
bienes que en su vida errante
ella mas que el oro aprecia;
muchedumbre de cautivas,
todas jóvenes y bellas."

(...)

"Y no lejos de la turba,
que charla ufana y hambrienta,
atado entre cuatro lanzas,
como víctima en reserva,
noble espíritu valiente
mira vacilar su estrella;
al paso que su infortunio,
sin esperanza, lamentan,
rememorando su hogar,
los infantes y las hembras."

Estos fragmentos, extraídos del poema "La Cautiva" de Esteban Echeverría (1836), pretenden marcar un comienzo ...por lo menos de mi presentación. El secuestro de criaturas o de sus madres embarazadas puede pensarse como el antecedente mas directo que da lugar a los hechos que hoy nos ocupan. Este punto de origen ofrece a la teorización, un primer obstáculo de difícil sorteo y es el interrogante que surge respecto a si efectivamente ese es el principio.

Lo todavía reciente de los sucesos se presenta, a la teorización, como otra pieza que ofrece un traspié ideológico al marco teórico, enajenándolo de su saber.

El psicoanálisis plantea la necesidad metodología de revisar caso por caso, inhibiéndose de pretender generalizar. Si bien la realidad que vivimos fue una, no fue igual para todos los sujetos. Lo horroroso de la situación nos involucro a todos de distinta manera y aun hoy nos golpea. De allí que aquellos que estamos próximos al trabajo que mas adelante desarrollare, nos vemos forzados a idas y venidas, a correcciones sobre la marcha, a detenernos ante cada mínimo detalle que pueda hacer obstáculo a nuestro quehacer, para relanzarnos después de sopesar las consecuencias de nuestros actos, de evaluar la mejor manera de la que somos capaces de actuar. No obstante ello y consciente del uno a uno, intentare hacer algunas reflexiones.

 

El Reencuentro

"En Junin o en Tapalque refieren la historia. Un chico desapareció después de un malón; se dijo que lo habían robado los indios. Sus padres lo buscaron inútilmente; al cabo de los años un soldado que venia de tierra adentro les hablo de un indio de ojos celestes que bien podía ser su hijo. Dieron al fin con el (la crónica ha perdido las circunstancias y no quiero inventar lo que no se) y creyeron reconocerlo. El hombre, trabajado por el desierto y la vida barbara, ya no sabia oír las palabras de la lengua natal, pero se dejo conducir, indiferente y dócil, hasta la casa. Ahí se detuvo, tal vez porque los otros se detuvieron.

Miro la puerta, como sin entenderla. De pronto bajo la cabeza, grito, atravesó corriendo el zaguán y los dos largos patios y se metió en la cocina. Sin vacilar, hundió el brazo en la ennegrecida campana y saco el cuchillo de mango de asta que había escondido ahí, cuando chico. Los ojos le brillaron de alegría y los padres lloraron porque habían encontrado al hijo.

Acaso a este recuerdo siguieron otros, pero el indio no podía vivir entre paredes y un día fue a buscar su desierto. Yo querría saber que sintió en aquel instante de vértigo en que el pasado y el presente se confundieron; yo querría saber si el hijo perdido renació y murió en aquel éxtasis o si alcanzo a reconocer, siquiera como una criatura o un perro, los padre y la casa."

(El Cautivo, Jorge Luis Borges).

Este valioso texto me sirve de excusa para introducir algunos puntos que quiero desarrollar. Las Abuelas de Plaza de Mayo, al igual que los padres del relato, buscaron a sus nietos de manera denodada, sin tregua y venciendo los obstáculos con los que se encontraban. Una diferencia respecto a los personajes del cuento, es que ellas no detienen su búsqueda, que en realidad ya las trasciende mas allá de sus propias vidas. El Banco de Datos en el que se registran y archivan los estudios realizados a partir de las pruebas hematológicas es una muestra de ello.

También es un color de ojos, o un tic, o la forma de caminar o balancearse lo que les da las primeras pistas. En forma mesurada y cuidadosa inician la investigación y la llevan a manos de la Justicia, esperando que los enigmas se aclaren, que los lazos se unan. Por cierto que no es una espera pasiva.

Como ya lo he señalado antes, cada caso es único e irrepetible. La situación en la que se encuentra cada uno de los niños también tiene particularidades propias, al igual que la situación jurídica que se plantea.

En mi condición de psicoanalista coordinador del área psicológica de una oficina de asistencia a menores, del Poder Judicial, he participado a pedido y/o por orden de distintos jueces en cierto numero de "actos judiciales" cuyo propósito era el de "revelar" a un ni_¤_o nacido en cautiverio o secuestrado durante el llamado "Proceso Militar", "la verdad jurídica" respecto de su origen y filiación. Estos actos llamados "Restitutivos" implican, en general, la reinsercion del pequeño en el grupo familiar biológico, llamado también autentico o verdadero. Es desde este mismo espacio jurídico que se definen los conceptos de revelación, verdad, origen, filiación e identidad.

El termino restitución, según el diccionario de la Real Academia, significa, en sentido jurídico, reintegrar a un menor u otra persona, todas sus acciones y derechos y se usa en el sentido de "restituirle a un menor sus derechos". El uso vulgar del termino, así como su empleo por el Derecho Real, que se ocupa de las cosas, de los objetos, lleva implícita la idea de volver una cosa a su lugar, devolverla a quien fue su dueño legitimo, por derecho. Es así como se produjo un cierto deslizamiento del concepto jurídico al cotidiano, toda vez que se habla de la restitución de un menor a su familia de origen.

En mi practica, restitución significa el pasaje de un niño de una situación familiar, por lo habitual y conocida, a otra que deberá constituirse en tal, en virtud de lazos de sangre y disposiciones judiciales. Este acto implica cambio de escuela, de amigos, de historia familiar, de edad, de nombre. El deslizamiento al que hice referencia antes, hace pensar que el niño en cuestión es tratado como objeto de intercambio ya que, de restituírsele los derechos como acto primordial, se pasa a que esto sea, en todo caso, una consecuencia de haber sido el restituido a su "verdadera familia". Este posicionar al niño en lugar de objeto, cosificándolo, lo constituye, en un primer momento, en objeto del derecho. Por otro lado se observa, en la dinámica de la situación, que el pequeño también es objeto, objeto de fascinación para quien no lo tiene; "Botín de Guerra", se ha dicho, para quien lo poseyó; emblema cargado de valor para quien lo reencuentra. Esta "objetización" del niño lo convierte en algo inerme e inerte con una palabra que perturba e incomoda, que se hace necesario obturar, palabra capaz de dejar entrever algo de su deseo, manifestación de su inconsciente, que por definición es a-ideológico y subversivo a toda condición de objeto.

Así es como los diarios titularon algunos de estos episodios de la siguiente manera: "Pablo volvió a manos de ...", la abuela logro rescatar de manos de ...", "recuperar esta joya ...". Objeto causa del deseo de la abuela - madre que ha perdido una hija - nieta y que la ha impulsado a un doloroso, difícil y expuesto deambular en su búsqueda. Objeto incierto y que llega a producir horror ante el encuentro, que provoca en otra abuela la necesidad de un distanciamiento para dar lugar, nuevamente, a la emergencia de aquel deseo motor.

Este es el caso de una abuela que, mientras espera la concreción de la restitución solicitada, se dispone al beneficio de un régimen de visitas con su nieta. Cada paso que la acerca al encuentro, provoca en la abuela un nuevo alejamiento, una nueva ruptura hasta que, pasado un tiempo, vuelve a pedir las visitas, para de esta manera reiniciar el ciclo.

Objeto de completud para aquella abuela que, no soportando la falta cuya marca remite al efecto de castración, pasara a llamar "hija" a su nieta recuperada y se propondrá adoptarla como tal, pretendiendo desconocer la trama generacional en la que falta un eslabón intermedio, esta hija - madre desaparecida, cuya ausencia parece querer ser recubierta por la aparición de la criatura. Esta abuela que se ofrece completa, también lo hace ante su nieta - hija para quien tiene todas las respuestas, aun antes de que se formulen las preguntas, que por esta misma razón, nunca se formarán.

Situación muy distinta es la que presenta Diana quien a partir del reencuentro con su nieta, hace un movimiento tal que esta, Laura, queda ubicada efectivamente en el lugar de hija de su hija, quedando esta ultima perdida. A los pocos días de la restitución Diana dirá a su nieta "hasta ahora te busque a vos, ahora juntas vamos a buscar a tus padres".

Apelando a los Derechos del Niño, se propone el reencuentro con su origen, con su historia, con la verdad.

El psicoanálisis cuestiona el concepto de verdad como universal, único y valido para todos por igual. Propone justamente lo contrario. La verdad será tal para cada sujeto y se llegara a ella en una tarea individual, cuyo resultado será la construcción y el desciframiento de una clave personal. En oposición a este concepto, el Derecho postula la igualdad de todos ante la ley, armada en torno a códigos que unifican el orden social. Es así como desde un lugar en el que se cree posible poseer y transmitir la verdad, se postula la conveniencia de borrar ese pasado inmediato, "perverso en su origen y mentiroso en su historia". Se corrige la edad, se cambia el nombre, se repara la historia. Curiosamente resultaría, una vez mas, que habría una historia mas oficial que otras, una historia de verdad verdadera que exige el rechazo, el borramiento de la historia vivida por la criatura. A una historia que se derrumba como ficción se le opone otra que debe surgir como verdad.

Este borramiento implica también impedir todo nuevo contacto con ese pasado, con sus personajes, hasta con sus objetos. Pareciera que no se advierte que no importa a la estructura del sujeto quienes hayan asumido los roles en la "historieta", al decir de Michel Silvestre, ya que lo que cobra importancia es que la función paterna haya operado. De aquí que este pasaje restitutivo sea mas o menos doloroso según las vicisitudes que recorra, pero, y en la medida en que el Nombre de Padre haya cumplido su función, la marca que dio acceso al deseo, que inserto al sujeto en la cultura, será incorregible, indomable.

Dice J. Lacan que es función del Nombre del Padre la nominación del nombre propio. Y aclara que este tiene la particularidad de ser el único significante sobre el que no se puede predicar ya que ningún predicado lo agota, ninguno da cuenta cabalmente de el. De allí que cuando la abuela dice "María no existe porque la que existe es mi nieta, en todo caso María es Claudia", cabe pensar que esta intentando anular la nominación hecha, como si esto fuera posible, proponiendo una nueva enunciación, cuyo único resultado vuelve a ser el objetizar al pequeño.

Si el primer paso, ligado a la Justicia, implica la cosificación del sujeto, el segundo dependerá entonces de la estructura con la que el niño enfrente la situación, y de la posición de la abuela ante el encuentro. Será la estructura con la que lleguen a esta situación, es decir la eficacia con la que haya operado el Nombre del Padre, la que le permitirá a cada niño una salida neurótica o quedar atrapado en el vaivén de querellantes y querellados.

Cada encuentro tiene sus particularidades. Y no podría ser de otra forma. Laura plantea a su abuela, llorando y acongojada en el preciso momento de la restitución: "y por que no vivimos todos juntos?", incluyendo en la escena a los llamados "apropiadores". Así deja sin palabras a la madre de su madre, en un silencio posibilitador de un futuro dialogo que se fue enriqueciendo de ahí en mas. Clarita, acostumbrada a la simulación y a la mentira por la familia que la había criado, se lanzo a los brazos de su abuela apenas conocerla, diciéndole "abuelita!!!", dando así pie a una dinámica de difícil reacomodamiento, cuyo sello fue, de ahí en mas, el silencio y el ocultamiento, favorecido, inconsciente e involuntariamente por la propia abuela. Este momento suele ser el que cristaliza como será de aquí en adelante el vinculo. Por ello es que considero que se debe tomar especial cuidado en este punto de engranaje, prestar particular atención a esta bisagra de articulación.

Es en efecto en este punto en el que se articulan las dos historias. Un mito deberá caer y ser reemplazado por otro; una familia se desmorona ante la criatura y otra se rearma. El peligro reside en caer en posturas maniqueistas donde hay malos malos y buenos buenos. Se hace necesario aquí la figura del juez como mediadora y referente.

 

Los Jueces ... fallan

 

"Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, hablo al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo). Y dijo:

Ah, señor mío!, dad a esta el niño vivo, y no lo matéis.

Mas la otra dijo: Ni a mi ni a ti: partidlo.

Entonces el rey respondió y dijo: dad a aquella el hijo vivo y no lo matéis; ella es su madre "

(Del Libro de los Reyes, La Biblia).

Mas adelante se hace una referencia a que todo el pueblo de Israel admiro y temió a Salomon su rey por reconocer en el "sabiduría de Dios" para juzgar.

Este conocido fallo salomónico nos da enseñanza. En primer lugar pareciera que en el se reedita lo antes expresado respecto a la condición de objeto en la que se posiciona al niño.

Pareciera importarle poco al rey el porvenir del niño, parece resuelto a partirlo en dos. Este recurso hace que las mujeres hablen. Una, la legitima dice la Biblia, renuncia a la criatura "porque sus entrañas se le conmovieron". El rey nada sabe de las entrañas de la madre, pero le basto esta renuncia para dictar su sentencia. Esta renuncia me evoca la que debe hacer toda madre en la tragedia edípica reeditada una y otra vez en la constitución de cada sujeto. En otras palabras, el rey reconoció como legitima a aquella que, por función, estaba ubicada en relación al niño favoreciendo la vida. La otra, en cambio, le ofrecía al pequeño un proyecto de muerte; hasta era acusada de haberse acostado sobre su propio hijo, lo que nos remite una vez mas al Edipo, la ley de la prohibición del incesto y el ahogo al que una madre puede someter al hijo de sus entrañas, como muy bien lo señalara Sergio Rodriguez en su articulo "El Sentimiento de propiedad en el que maltrata a los niños", publicado en la revista Psyche.

Quise traer este desarrollo para señalar por un lado, como ya la Biblia se planteaba la función parental por sobre la paternidad como un mero hecho biológico, y que este reconocimiento era responsabilidad de un hombre juez en nombre de un Otro, mas allá de si, en nombre de Dios.

El otro punto que quiero señalar es que el rey fallo en virtud de la sabiduría de Dios que había en el. Esto significa que Salomon Rey no es la Ley, en todo caso es un intermediario, un administrador, un mediador entre el que la establece y el que recurre a el en busca de una palabra resolutiva que desanude el conflicto.

Cada caso es un caso, cada niño es uno, cada Juez es un Juez. Hace ya mucho tiempo que los jueces dejaron de tener la sabiduría que Dios les prestaba. Hace ya mucho que tratan de arreglárselas como pueden con el saber que les da la letra y el espíritu de la ley. Y así ...fallan.

Cuando el saber los supera, es decir, cuando no lo tienen, los jueces piden opinión, piden ayuda. Es sabido que nuestra intervención no es vinculante para el magistrado, aunque a veces parezca que si. Algunos consultan ante una situación inusual, como esta, pidiendo que alguien se haga cargo de un expediente que llora, vocifera, sangra, de un expediente que es mucho mas que una carátula y fojas numeradas y cosidas. Otros lo hacen "para mejor proveer", en un terreno en el que son legos. Hay quienes piden una opinión aunque ellos ya tienen una formada y hay otros que lo hacen para implementar una decisión que ya esta tomada.

Algunos escuchan y otros dan ordenes. Algunos se proponen como mediatizadores de la ley y otros como la ley.

En estas situaciones la figura del Juez, ya lo dije, se ofrece como referente de seguridad y garantía de bien actuar. El juez aparece así, ante el niño, como respaldo de la abuela a la vez que como quien es capaz de condicionarla y hasta hacerla callar. Nuevamente se me impone la conflictiva edipica en la que será el padre el que imponga el no que la madre deberá aceptar y mediatizar. Esta imagen me hace formular una pregunta: este constituirse el juez en referente, en garante, podría pensarse como una nueva manera de brindar al niño un reforzamiento, un sustituto de la función paterna, cuando aquel que la cumplía acaba de ser destituido por la misma ley?.

Si acaso el padre llamado apropiador es un padre que podría identificarse con el padre gozador, el Urvater, el padre de la horda, podría pensarse que el acto jurídico - restitutivo opera al estilo de una castración, por lo que el que fuera padre - ley quedara, ahora si, sometido a esta, ante los ojos de su hijo - apropiado permitiéndole entonces, si hasta aquí no hubiera ocurrido, el acceso al deseo.

Poco podemos decir de la historia anterior a la restitución, ya que poco sabemos de ella. Se ha hablado de un vinculo perverso y de un origen signado por un delito. Entiendo que recién en un análisis algo de esto se develara. Y de ser así, esto ocurrirá para el sujeto en cuestión y, probablemente, poco sabremos nosotros de ello. Por ahora solo podemos ver a un sujeto, efecto de una historia. Si una de las características del inconsciente es la repetición, vale preguntarse, que será lo que van a repetir estos niños, los restituidos y los no, los apropiados y los que fueron adoptados, los reencontrados y los que no lo fueron?. Y el inconsciente existe mas allá de las disposiciones judiciales.

Para ilustrar ello voy a contar un viejo cuento:

Relatan que en un lejano pueblo del norte vive un viejo muy viejo, con una memoria prodigiosa. Hace muchos años un tren se descompuso y quedó detenido en esa estación. Un pasajero descendió para estirar las piernas y preguntó si había alguna curiosidad en el pueblo que valiera la pena conocer.

Le hablaron del viejo Zoilo.

Este hombre empezó a caminar hasta que dió con él, en medio del campo, sentado en un destartalado banco. Se acercó a Zoilo y le dijo: "Voy a poner a prueba su memoria, que comió el 14 de Agosto de 1927?", a lo que el viejo Zoilo, después de un momento, respondió tranquilo: "Huevos". El pasajero escucho el silbato del tren que anunciaba la partida, y se fue.

Veinte años mas tarde la escena se repite. El tren vuelve a detenerse, el mismo pasajero vuelve a bajar, le vuelven a hablar del viejo Zoilo, y nuevamente hacia allá se dirige.

Al verlo sentado en el mismo banco, en la misma posición y 20 años mas viejo, el pasajero se asombra de la longevidad de este hombre y exclama: "pero, como?!", a lo que el viejo Zoilo respondió: "fritos".

He aquí el inconsciente que no olvida, que repite.

Quiero dejar puntuadas algunas cuestiones. Por un lado parece observarse en la historia, por lo menos en la argentina, como la apropiación de criaturas es un hecho que se repite. También sabemos de la repetición como fenómeno del inconsciente, particularmente de aquellos puntos que quedaron anudados y sin resolución. La palabra es la vía de salida para aquel que parece condenado a la repetición. Considero que el hecho de poder estar hoy reunidos hablando de estos sucesos, esbozando hipótesis o planteando teorías, discutiendo y expresando desacuerdos o coincidencias, es el mejor camino que se nos presenta para que estos hechos no vuelvan a ocurrir. Si no los olvidamos, no se repetirán. Si podemos poner en palabras, si podemos hablar, tal vez, no volvamos a escuchar: "no me lo quiten, no me lo lleven ...!."

 

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 4 - Diciembre 1996
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