Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
¿Pulsión psicoanalítica?
Una etimología del psicoanálisis
Silvina Iracema Sara Alberti Trepicchio

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Este trabajo confieso, es un ambicioso intento, alimentado por los interrogantes a los que Jaques Derrida exhortara a dar respuesta a los "Estados Generales del Psicoanálisis" 1. Esta provocación de Derrida sirvió como argumento para incrementar la hipótesis según la cual el psicoanálisis, a mi entender, parece responder al concepto freudiano de "Pulsión". Correspondiéndose, (según el lugar, la época, el género, la edad, las características socio-culturales en general, la estructura psíquica de quien lo piense, etc.) con el momento histórico - epistémico de la "propuesta psicoanalítica" en sí.

Ahora bien, esta propuesta ¿Responde a los principios de la ciencia?, ¿Podemos entenderlo como una construcción teórica?, ¿Se trata únicamente de un método de intervención?, ¿Es una técnica?, ¿Es acertada la definición que aporta Etchegoyen, respecto a que en realidad se trata de una "Teoría de la Técnica"? 2

¿Cuál será la propuesta psicoanalítica en sí?

Derrida conjetura al respecto, que la propia crisis que atraviesa el psicoanálisis, o que viene atravesando desde sus inicios mismos, radica en su propia singularidad. Esta "singularidad psicoanalítica" de poner en crisis, es lo que por simple transitividad lógica, lo lleva a la suya propia:

"… ¿cuál es hoy la crisis del psicoanálisis mundial? O incluso, o más bien, ¿cuál es la crisis de la globalización para el psicoanálisis? ¿Cuál es su crisis específica? ¿Es sólo, lo que no creo, una crisis, una crisis pasajera y superable, una Krisis de la razón psicoanalítica como razón, como ciencia europea o como humanidad europea…? ¿Es, pues, una dificultad decidible y que pide una decisión, un Krinein que podría pasar también por una reactivación de los orígenes? Sólo entendemos estas preguntas si suponemos saber lo que es o quiere ser hoy, específicamente, en su singularidad irreductible, el psicoanálisis o la razón psicoanalítica, la humanidad del hombre psicoanalítico, hasta el derecho del hombre al psicoanálisis. ¿En qué criterios de reconocimiento confía? Y en cuanto a la crisis, ese saber sería el saber de lo que pone al psicoanálisis en crisis, sin duda, pero también de lo que la revolución psicoanalítica misma pone en crisis… Es en su poder de poner en crisis que el psicoanálisis está amenazado, y entra entonces en su propia crisis" 3

Y diría en los comienzos del texto en cuestión, que la incapacidad del psicoanálisis de brindar una propuesta, lo inhibe a comprometerse, a intervenir en los acontecimientos más crueles de estos tiempos:

"EL psicoanálisis, en mi opinión, todavía no se ha propuesto, y por lo tanto menos aún ha logrado, pensar, penetrar, ni cambiar los axiomas de lo ético, lo jurídico y lo político, particularmente en esos lugares sísmicos donde tiembla el fantasma de lo teleológico de la soberanía y donde se producen los acontecimientos geopolíticos más traumáticos, digamos incluso, confusamente, más crueles de estos tiempos" 4

Estas exhortaciones de Derrida a los Estados Generales del psicoanálisis, tienen una lógica razón de ser, la cual podemos situar a la luz de los argumentos que nos plantea el autor en el párrafo anterior, introduciendo un concepto al cual éste atribuirá la importancia de "desempeñar un papel operatorio indispensable". Estamos hablando de la palabra CRUELDAD (Grausamikeit). Pivote operatorio, en cuanto a la recurrencia que presenta en la obra de Freud, así como a su finalidad:

"…Freud la reinscribe en una lógica psicoanalítica de pulsiones destructivas indisociables de la pulsión de muerte… él precisa que esta pulsión de muerte, que trabaja siempre por llevar otra vez la vida, por disgregación, a la materia no viviente, deviene pulsión de destrucción cuando es dirigida, con la ayuda de órganos particulares (y las armas pueden ser sus prótesis), hacia el exterior, hacia los "objetos"". 5

Pertinente resulta la urgencia del autor, respecto a la necesidad de que el psicoanálisis concluya en alguna determinación que intervenga como fundamento capaz de articular las problemáticas antes citadas 6. Dado que, como se señala en el párrafo anterior y se puede inferir en el siguiente, es el único que ve en la "crueldad" un elemento necesario para nuestra existencia:

"En el momento mismo en que Freud recuerda que no hay ninguna evaluación ética en la descripción de las polaridades pulsionales y que no tiene ningún sentido querer liberarse de las pulsiones destructivas sin las cuales cesaría la vida misma, continúa… arraigando… en la economía autoprotectora de la vida orgánica, es decir en uno de los polos de la polaridad, toda la racionalidad ético-política en nombre de la cual propone someter o restringir las fuerzas pulsionales. Es así como justifica,… por la vida orgánica, el derecho a la vida… Freud reconoce explícitamente, en su carta a Einstein, que es posible expresarlo. Pero adelanta este argumento con precaución… Puesto que, precisa, "no podemos condenar todas las especies de guerra en el mismo grado…" 7

Aunque posteriormente acote que él, como los hombres en los que la razón prima sobre las pulsiones crueles, posee una "intolerancia constitucional" respecto a la guerra, contra la que presentan una oposición tan intensa, como la guerra en sí misma.

Ahora bien, tan fundamentado reclamo supone la emergencia de las más variadas hipótesis que permitan encontrar el origen de esta ausencia, de este vacío constitucional, estructural, con más de cien años de existencia. Hipótesis de la causa que en consecuencia, permitiera al psicoanálisis actuar sobre éstos axiomas que plantea Derrida, "de lo ético 8, lo jurídico y lo político", con el objeto final de desplazar la libido, tan fuertemente fijada, a estas pulsiones crueles que en definitiva, al modo del autoerotismo, se satisfacen en la misma sociedad que las genera.

Una de las hipótesis estaría inspirada en la importancia que adjudicara J. Perrés al autoanálisis de Freud, o al análisis epistolar que mantuviera con su colega W. Fliess, en torno a la pertinencia del mismo como fundamental para el desarrollo del Psicoanálisis.

En su obra "Proceso de constitución del MÉTODO PSICOANALÍTICO", al describir lo que el sitúa como Cuarto período de este proceso, dedicado al "Método catártico" 9, dirá:

"Este apasionante período de descubrimientos, tan importante para la fundación del psicoanálisis, necesita ser caracterizado, desde nuestro punto de vista, desde cuatro ángulos diferentes, a saber: el teórico, el psicopatológico, el técnico y el de la implicación personal de Freud en su " autoanálisis"…

En el nivel de su implicación personal, Freud irá penetrando, ya sobre el final de esta etapa, en forma paulatina, en su propia neurosis y en su llamado "autoanálisis". Esta búsqueda se constituirá en el eje primordial de sus descubrimientos y del nacimiento de la teoría y de la técnica psicoanalista. Si debiéramos jerarquizar alguno de los tres factores que intervinieron en esa compleja articulación para el nacimiento del psicoanálisis (teoría, técnica y psicoanálisis del propio Freud) es sobre este último aspecto donde pondríamos el acento. Sin ese plano hubiera sido imposible dicho nacimiento, lo que marcará la especificidad epistemológica del psicoanálisis como disciplina científica." 10

Cabe preguntarse si la ausencia de una propuesta clara, de una constitución definida, en el Psicoanálisis ¿será la consecuencia de un análisis (o "autoanálisis") inconcluso? En este supuesto caso, ¿Podremos hablar, del análisis terminable o interminable del propio Psicoanálisis? 11

Y si esto fuera así, ¿será el psicoanálisis equivalente a la historia del análisis (o autoanálisis) de S. Freud? ¿Es el Psicoanálisis la historia de un sujeto epistemológico? ¿O se trata mejor, de la epistemología de un cuerpo teórico, o de una metodología, o de una técnica o, de una "Teoría de la Técnica"?

Empecemos por intentar develar cual ha sido el transitar de la historia y la epistemología del Psicoanálisis:

El pasaje por las diferentes épocas que han contribuido a la construcción del cuerpo de elaboraciones y discernimientos que se ha dado en llamar "Psicoanálisis", ha sido atravesado por diversos factores a saber:

Socio-culturales e históricas como tal: el Psicoanálisis surge a fines del siglo XIX, en la Europa victoriana y es dirigido a un grupo bien delimitado, según lo expuesto en la obra de 1904 [1903]), "El método psicoanalítico de Freud" 12: ser capaz de un estado psíquico normal (confusión, melancolía, histeria, no). Está indicado para psiconeurosis crónica con pocos síntomas violentos o peligrosos. No está indicado en anorexia, ni casos agudos de histeria. Tener cierto grado de inteligencia natural y de ética, malformaciones del carácter y rasgos de una constitución degenerativa, se exteriorizan como resistencias difíciles de vencer. Personas mayores de 50 años no, porque se dificulta dominar la masa del material psíquico, prolongándose demasiado el tratamiento. Es de importancia señalar, que a través del tiempo estos requisitos han ido ampliándose y extendiéndose a mayor número de cuadros patológicos y de características individuales de los pacientes.

Los propios de las exigencias teórico-metodológicas de las diferentes épocas: pasando de un reduccionismo biologicista íntimamente vinculado a los principios de la química, la física, la fisiología y la biología, hasta llegar a la denominada por el propio Freud desde 1915, en su obra "Lo Inconsciente" 13 Metapsicología, introducida con el fin de poder dar interpretación a su concepción del Inconsciente entendido en sentido económico (juego de cargas y contracargas por el cual las representaciones psíquicas inconscientes permanecen reprimidas mientras que la energía es desplazada a nuevas representaciones aceptables por la consciencia).

La historia individual de Freud, como sujeto y mentor de dicho conocimiento, su autoanálisis (mediante el intercambio epistolar con su amigo Fliess) inconcluso, causante quizás, del insalvable bache que Jacques Derrida exige salvar a los Estados Generales del Psicoanálisis, demanda que el propio Freud, avizorara desde 1914 en su obra "Contribuciones a la historia del movimiento Psicoanalítico":

"…si en lo que sigue hago contribuciones a la historia del movimiento psicoanalítico; nadie tendrá derecho a asombrarse por su carácter subjetivo, ni por el papel en que esta historia cabe a mi persona [el subrayado es mío]. En efecto, el psicoanálisis es creación mía, yo fui durante diez años el único que se ocupó de él, y todo el disgusto que el nuevo fenómeno provocó en los contemporáneos [y no tan contemporáneos, cabría agregar] se descargó en mi cabeza en forma de crítica…". 14

Y finalmente los cambios en los paradigmas epistemológicos, de decir en la construcción del cuerpo metodológico del psicoanálisis, como se señala en la obra anteriormente mencionada, respecto al método psicoanalítico. En ella se delimitan las diferentes etapas de su constitución y empieza señalando que el método psicoterapéutico utilizado por Freud (Psicoanálisis), proviene del procedimiento catártico, enunciado por éste en 1895, en los "Estudios sobre la histeria", que hiciera con Breuer, quien lo emplea por primera vez en una histérica, descubriendo la patogénesis de éstos síntomas. Consecuencia por la cual instiga a Freud a profundizarlo, a partir del estudio de más casos.

Freud va haciendo modificaciones en la técnica de Breuer, hasta que renuncia a la sugestión y emprende el segundo paso dejando la hipnosis y pasando al Método de asociación libre, centrado en las "ocurrencias" de sus pacientes entendidas como aquellos "… retoños de los productos psíquicos reprimidos (pensamientos y mociones)…" desfigurados por las resistencias que se oponen a su reproducción. Su valor para la técnica terapéutica, está dado por su vínculo con el material psíquico reprimido.

Y aquí encontramos su valor terapéutico: "…volver asequible a la consciencia lo que antes era inconsciente en la vida anímica" = "Arte de la Interpretación"

Y así concluye Freud en esta obra diciéndonos que la Tarea del Método Psicoanalítico sería: la cura por supresión de amnesias, deshacer las represiones, volver asequible lo inconsciente a la consciencia 15 (al vencer las resistencias). Pero difícilmente se consiga este estado ideal en un ser humano normal. Por lo tanto, la meta consiste en una curación práctica, el restablecimiento de su capacidad de rendimiento y de goce. Si los resultados son incompletos, se obtiene una mejoría del estado psíquico general, aunque algunos síntomas persistan.

Podemos corroborar hasta aquí, que aún hoy, básicamente, a pesar de que los conocimientos hayan ido incrementándose, nuestra tarea se encuentra en el mismo punto en el que estaba hace cien años.

La práctica psicoanalítica se estructura en torno a un concepto nodal, a saber el de "lo inconsciente" en tanto que éste es el objeto teórico del psicoanálisis y por tanto delimita su espacio de intervención. Se trata entonces con un cierto sujeto que se llama inconsciente. Para Oscar Masotta (1979) "en el psicoanálisis lo que está en juego es algo que tiene que ver con el deseo inconsciente, algo entonces que tiene que ver con la verdad del sujeto es lo que está en juego" (p. 78); siendo los lapsus, las equivocaciones verbales, los olvidos de las palabras, los síntomas, los recuerdos encubridores, en fin los cortocircuitos del discurso por donde se filtra el deseo.

La práctica que se estructura teniendo como base éstos referentes se realiza según determinadas prescripciones que se resumen en dos reglas fundamentales que conforman el método psicoanalítico: la Asociación Libre y la Atención Libremente Flotante.

Dentro de este contexto podemos señalar, recuperando a J. Perrés16 (1988) que; para Freud el método es entendido como un camino de investigación o para ser más precisos, como un verdadero procedimiento o dispositivo que permite el acercamiento al objeto en estudio. Así encontramos que en "Psicoanálisis y Teoría de la Libido" (1922) Freud define al psicoanálisis como el nombre:

"…1) de un procedimiento que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías,
2) de un método de tratamiento de perturbaciones neuróticas, fundado en esa indagación, y
3) de una serie de intelecciones psicológicas, ganadas por ese camino, que poco a poco se han ido co-ligando en una nueva disciplina científica
". 17

De lo señalado en los incisos 1 y 2 se desprende que tanto el método de investigación como el de intervención coinciden, ya que a medida que se avanza en el proceso de investigación se produce un saber que modifica al propio sujeto y de esta manera se alcanza la cura.

Rescatemos el concepto de Inconsciente, más que nada, el que Freud definiera como "el Inconsciente eficaz", el que causa efectos, el dinámico. El que a diferencia del Inconsciente en sentido descriptivo es móvil, es "activo". El que solo podemos conocer a través de sus manifestaciones, el inasequible a la consciencia… el reservorio de las pulsiones.

Bajo esta lógica hipoteticemos la posibilidad de una supuesta analogía en donde, Freud sería al Inconsciente dinámico, lo que el Psicoanálisis es a las pulsiones. "Freud sería por lo tanto, el reservorio del Psicoanálisis".

Del Psicoanálisis entendido bajo la lógica de la Pulsión, de esa energía intrapsíquica (en tanto Freud es un sujeto y como tal es social) en constante fluir.

La obra prima respecto a las características y a la necesidad de elaborar una teoría de la Pulsión, data de 1915 18: en este texto, entre otras cosas, Freud definirá los elementos que definen a la pulsión:

Pongamos ejemplos a los componentes de lo que hemos dado en llamar "PULSIÓN PSICOANALÍTICA":

El segundo momento de la tópica pulsional, en donde Freud incorpora las pulsiones de muerte 19, de las que empezáramos a hablar varios pá rrafos atrás. De esta forma nos preguntamos, esta pulsión psicoanalítica, ¿respondería a las características de Thanatos? Repasemos que nos dice el autor en "Más allá del Principio del Placer" (1920)

Freud al buscar el vínculo entre compulsión de repetición-principio de placer, observa que la experiencia frustrante vivida por el neurótico en su infancia respecto a la satisfacción de sus pulsiones sexuales, se escenifica en la etapa adulta durante el análisis, procurándose los medios para repetirla, a pesar de haber sido altamente displacentera, pues "…una compulsión esfuerza a ello". Esto es lo que el autor llamará "neurosis de transferencia".

Aclara además, que este no es un mecanismo exclusivo de los neuróticos, sino de todos los sujetos, citando ejemplos incluso de la literatura, podemos encontrarla. Lo que lo lleva a suponer, "…que en la vida anímica existe realmente una compulsión de repetición que se instaura más allá del principio de placer".

Desde este supuesto partirá para enunciar su "segunda tópica de las pulsiones": Pulsiones de vida/Pulsiones de Muerte, o dicho de otra forma, entre Thanatos y Eros.

Llegando a formularse la cuestión crucial de este texto, "de qué modo se halla en conexión lo pulsional con la compulsión de repetición", a lo que Freud se ve abocado a responder, observando que uno de los principales caracteres de las pulsiones es que tienden a reconstruir algo anterior:

"Una pulsión sería, pues, una tendencia propia de lo orgánico vivo a la reconstrucción de un estado anterior, que lo animado tuvo que abandonar bajo el influjo de fuerzas exteriores, perturbadoras; una especie de elasticidad orgánica, o, si se quiere, la manifestación de la inercia en la vida orgánica." (pág. 247)

En otras palabras, la pulsión sería simplemente la tendencia de lo orgánico a la reconstrucción de su estado anterior no-vivo, mientras que todos los éxitos de la evolución orgánica se deberían a las influencias exteriores.

Una de las más primitivas e importantes funciones del aparato anímico, es la de ligar las excitaciones afluyentes, tanto del exterior como del interior del cuerpo (fundamentalmente las pulsiones), transformando su carga psíquica móvil en carga en reposo, ligada.

"Durante esta transformación no puede tenerse en cuenta el desarrollo del displacer, pero el principio de placer no queda por ello derrocado. La transformación sucede más bien en su favor, pues la ligadura es un acto preparatorio que introduce y asegura su dominio.

Separemos función y tendencia, una de otra, más decisivamente que hasta ahora. El principio del placer será entonces una tendencia que estará al servicio de una función encargada de despojar de excitaciones el aparato anímico, mantener en él constante el montante de la excitación o conservarlo lo más bajo posible. No podemos decidirnos seguramente por ninguna de estas tres opiniones, pero observamos que la función así determinada tomaría parte en la aspiración más general de todo lo animado, la de retornar a la quietud del mundo inorgánico."(255)

En otras palabras, si los procesos de repetición lo que procuran es ligar las excitaciones aunque ello conlleve displacer, de esta manera actúan a favor del principio del placer, principio que es una tendencia a la descarga de las excitaciones ligadas y que, por consiguiente, se halla a su vez al servicio de la pulsión de muerte, cuyo fin último es deshacerse absolutamente de ellas y retornar a la quietud del mundo inorgánico. No sólo no hay contradicción, pues, entre principio de placer y pulsión de muerte, sino que además el primero "es uno de los más importantes motivos para creer en la existencia de las pulsiones de muerte".

Notoria es la recomendación que nos da Freud al final de esta obra, pues mucho nos dice respecto a las inconstancias de las elaboraciones en Psicoanálisis, al por qué no hablamos de una propuesta definitiva, por qué es tan complicado concluir si se trata de una teoría, un método, una técnica o una teoría del método. Al porqué Freud desde 1914, previniera las críticas que se le harían y se justificaría ante ellas (reitero la cita expuesta anteriormente):

"…En efecto, el psicoanálisis es creación mía, yo fui durante diez años el único que se ocupó de él, y todo el disgusto que el nuevo fenómeno provocó en los contemporáneos [y no tan contemporáneos, cabría agregar] se descargó en mi cabeza en forma de crítica…"

Y de reclamos y exhortaciones; y de prejuicios y de ilusiones a los que el propio Freud al final de "Más allá…" pedirá:

"Debemos ser pacientes y esperar la aparición de nuevos medios y motivos de investigación, pero permaneciendo siempre dispuestos a abandonar, en el momento en que veamos que no conduce a nada útil, el camino seguido durante algún tiempo. Tan sólo aquellos crédulos que piden a la ciencia un sustitutivo del abandonado catecismo podrán reprochar al investigador el desarrollo o modificación de sus opiniones. Por lo demás, dejemos que un poeta nos consuele de los lentos progresos de nuestro conocimiento científico:

"Si no se puede avanzar volando, bueno es progresar cojeando, pues está escrito que no es pecado el cojear.'"(258)

Ahora bien, volvamos a Derrida. Al final de su obra, a partir de la cual empezamos este recorrido, parece dar ánimo a los Estados Generales del Psicoanálisis. Su reclamo, pasa a ser un estímulo, un reforzador positivo (dirían los conductistas), con la aparente intención de promover un cambio de actitud respecto al "saber" del Psicoanálisis . A romper con la paciencia que Freud pidiera, hace casi cien años, a sus seguidores:

"Junto a algunos otros, ustedes los psicoanalistas, lo saben. Podrán o deberían saberlo mejor que cualquiera. La prueba: no les bastó suponer saber, supieron dar el salto hacia lo im-posible, exponiéndose, por el don gentil de una hospitalidad casi incondicional, a la visita de un extraño que vino sólo a saludarlos, sin duda, en signo de reconocimiento, pero sin seguro de salud, a riesgo y peligro de ustedes.

El extraño habla mal del mal, no cree más en el soberano bien ni en el soberano mal. Él sufre solamente, pero espera siempre, sépanlo, hacerlo saber. Sin crueldad, con una humilde gratitud hacia quien le habrá prestado al oreja- y sin coartada-. Raramente hablamos de coartada, menos, sin alguna presunción de crimen. Ni de crimen, sin una sospecha de crueldad". 20

Respecto a este párrafo agregará, a lo que él mismo comentara en el inicio de su obra:

"… el psicoanálisis sería, decía al comienzo, el único enfoque posible, y sin coartada, de todas las traducciones virtuales entre las crueldades del sufrir "por el placer", del hacer sufrir o del dejar sufrir, así del hacerse sufrir o del dejarse sufrir, así mismos, uno a otro, unos a otros, etc., según todas las personas gramaticales y todos los modos verbales implícitos… Equivocadamente, en contradicción con estas premisas, la conclusión que acabamos de leer podría entonces parecer acreditar al menos una diferencia entre dos crímenes, entre dos transgresiones del "no matarás": entre, por un lado, el asesinato que consiste en matar al otro, en el mismo o en sí mismo, y, por otro lado, lo que llamamos corrientemente el suicidio, o crimen contra sí.21

Y finalmente, en cuanto al "Sin coartada" Derrida se preguntará:

"¿Acaso esta lógica puede, y si puede, cómo, inducir, si no fundar, una ética, un derecho y una política capaces de medirse, por un lado, con la revolución psicoanalítica de este siglo y, por otro, con los acontecimientos que constituyen una mutación cruel de la crueldad…? Lo que queda por pensar more psychoanalytico sería, pues, la mutación misma de la crueldad -o al menos las figuras históricas nuevas de una crueldad sin tiempo, tan vieja y sin duda más vieja que el hombre- La revolución psicoanalítica, si hubo una, tiene un siglo, justo. Poco tiempo, mucho tiempo.

Lo que busqué pensar, si no conocer, a lo largo de este camino, es la posibilidad de un im-posible más allá de la pulsión de muerte, más allá de la pulsión de poder, más allá de la crueldad y de la soberanía, y un más allá incondicional. No soberano sino incondicional.

¿Este más allá (así pues, más allá del principio del placer) sería también una coartada?

¿El sin coartada, el "ninguna otra parte", es aún posible? ¿De una vez por todas o más de una vez?

Así después de este largo recorrido, de sus idas y vueltas, el llegar a éste punto solo me permite reformular mis interrogantes y acotarlos a: ¿El psicoanálisis es aún posible?... ¿De una vez por todas o más de una vez?...

Notas

* Trabajo presentado en la Maestría en Clínica y Psicoterapia Psicoanalítica en IMPAC, MX para acreditar el Seminario en Epistemología e Historia del Psicoanálisis, que imparte la Dra. Claudia de Lizardi, obteniendo la calificación de "Excelente".

1 "…los Estados Generales son siempre convocados en los momentos crítico, cuando una crisis política llama a una deliberación, y en primer lugar a una liberación de la palabra con vista a una decisión de excepción que debería comprometer el futuro." Derrida, J. (2001), Estados de ánimo del psicoanálisis. Lo imposible más allá de la soberana crueldad, Bs. As., Editorial Paidós. Pág. 63

2 Etchegoyen, H. (1999) Los fundamentos de la técnica psicoanalítica, Bs. As, Amorrortu editores.

3 Derrida, J. (2001), Págs. 63-64

4 Ídem Pág. 20

5 Ídem Pág. 65

6 "… el psicoanálisis sería, decía al comienzo, el único enfoque posible, y sin coartada, de todas las traducciones virtuales entre las crueldades del sufrir "por el placer", del hacer sufrir o del dejar sufrir, así del hacerse sufrir o del dejarse sufrir, así mismos, uno a otro, unos a otros, etc., según todas las personas gramaticales y todos los modos verbales implícitos…" Ídem Pág. 82

7 Derrida, J. Ob. Cit. Págs. 71-72.

8 Respecto al tema de la ética en psicoanálisis, acota J. C. Volnovich en su ensayo sobre la obra de J. Allouch: "La etificación del psicoanálisis. Calamidad": "Hoy en día, mientras Allouch reclama desde París ¡psicoanálisis! como respeto al deseo de cada analizante -y no traducción o subordinación de los conceptos psicoanalíticos al discurso político, al discurso jurídico, a la institución de la ética- una extensa producción teórica, una rica experiencia, argumentos abrumadores que sus interrogantes desencadenan, permanecen invisibles a sus ojos por el mero hecho de existir en otro mundo: en este mundo. Aquí: donde se han perpetuado los peores crímenes; donde la devastación del capitalismo hizo posible y necesaria la tortura como atributo del estado y donde algunos psicoanalistas y algunas instituciones psicoanalíticas acompañaron a los militares con su silencio, con su simpatía y hasta con su trabajo para que consumaran eficazmente la faena, y donde otros psicoanalistas y otras instituciones no solo fueron víctimas de ese horror sino que además, denunciaron, hostigaron a los regímenes totalitarios; aquí, un grupo grande de psicoanalistas con diferentes filiaciones, esbozaron respuestas que sería bueno que empezaran a universalizarse causando algo más que un escándalo, algo más que un happening, algo más que un libro como este al que, de todos modos, le damos la bienvenida por lo que es: analizador, síntoma de que el pacto sellado entre el centro y la periferia está empezando a conmoverse." Texto Publicado en el sitio: Asociación Madres de Plaza de

9 Perrés, J. (1988) "Proceso de constitución del MÉTODO PSICOANALÍTICO. Cuarto período: Método catártico, 1892 ¿1898?", Mx., UAM.X.

10 Ídem, págs. 88-89

11 Freud, S. (1992) "Análisis terminable e interminable", en Obras completas Vol. IX, Bs. As, Amorrortu editores.

12 Freud, S. (1990) "El método psicoanalítico de Freud", en Obras completas Vol. VII, Bs. As, Amorrortu editores.

13 Freud, S. (1984) "Lo Inconsciente", en Obras completas Vol. XIV, Bs. As, Amorrortu editores.

14 Freud, S. (1990) "Contribuciones a la historia del movimiento Psicoanalítico", en Obras completas Vol. XIV, Bs. As, Amorrortu editores.

15 Ob. Cit., Freud, S. (1990) "El método psicoanalítico de Freud"…

16 Ob. Cit. Perrés, J. (1988).

17 Freud, S. (1990) "Psicoanálisis y Teoría de la Libido", en Obras completas Vol. XVIII, Bs. As, Amorrortu editores.

18 Freud, S. (1992) "Pulsión y destino de pulsión" , en Obras completas Vol. XIV, Bs. As, Amorrortu editores.

19 Freud, S. (1992). " Más allá del principio de placer", en Obras Completas, Vol. XVIII, Bs. As, Amorrortu editores.

20 Ob. Cit. Págs. 81-82

21 Ob. Cit. Pág. 82

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 25 - Diciembre 2008
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