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La forma de presentación de casos en psicoanálisis responde a la necesidad de comunicación de la experiencia. Es preciso destacar que dicha comunicación requiere de una formalización. Una formalización entonces que contará con una doble cara:
1- es un relato que se articula según el matema (dispositivo que asegura la transmisión integral de un saber y se ajusta al paradigma matemático) y
2- según el poema (la función poética del lenguaje, relativa a la enunciación, al estilo). Esta doble perspectiva guiará nuestro desarrollo.
Existen condiciones para que un caso pueda ser presentado y una premisa clave será la que plantea que "no hay caso sin su relato". Siguiendo el procedimiento de Jacques Lacan en "El Seminario sobre La carta robada" es posible considerar las condiciones del relato clínico de acuerdo a la "narración" y al "comentario" de un acontecimiento. Así el relato clínico toma, en una importación de campo disciplinar, de la teoría del relato literario esos dos operadores (narración y comentario) que permitirán "arrojar luz", darle una perspectiva donde se enlazará a un público. Sin estas condiciones ese acontecimiento permanecería en un registro "invisible" e "inaudible", imposibilitado de su presentación a un público. Vale decir de transmisión. Se trata entonces de una combinación de elementos de la puesta en escena empleados para darle forma a un relato del caso. Una narración de determinados momentos claves en las sesiones junto a un comentario. El comentario emplea categorías conceptuales que se delinean en estricta relación a lo singular del caso. Se trata de un relato que conjugará estos dos operadores para apresar el núcleo real de la clínica. No tratándose ni de una mera narratología o informe de actividades ni de una teorización vacía de su referencia. Una conjugación que dependerá de un tercer operador denominado: deseo del analista. Este operador es el que escribe el caso haciendo jugar una destitución de la subjetividad del narrador puesto que no se trata de objetivar al sujeto de la experiencia, al paciente, en una ilustración de la teoría en su caso. La destitución subjetiva implica una borradura y esta será la condición sine qua non para efectuar el pasaje al público-lector en la presentación del caso. De esta forma es el analista mismo el que se expone (expone su trabajo) al exponer un caso. En este punto consideramos la definición de "clínica psicoanalítica" de Jacques Lacan: esta consiste en interrogar al analista, pedirle cuentas de lo que hizo en su practica.
Asimismo, cuando nos referimos a "relato clínico" tenemos en cuenta que el psicoanálisis concibe la escritura a partir de la experiencia del análisis, pero es de destacar que esa escritura, en tanto usa letras, signos, grafos, superficies, nudos, guardan una proximidad con el paradigma matemático. Sin embargo, la escritura en psicoanálisis no se sostiene por sí sola sino que necesita de un decir que la soporte. Por ejemplo, en la escritura denominada "matema de los cuatro discursos" de Lacan si bien la forma de escribirlo es estricta (cuatro letras, cuatro lugares y una vectorización orientada) el hecho de que alguien lo enuncie es insoslayable. Vale decir, que el aspecto de la presencia es irreductible. La escritura en psicoanálisis presenta una doble perspectiva: una vinculada a un ideal de transmisión matemática y otra relativa a la enunciación, a la marca del estilo. Germán García dirá que "un psicoanalista que ignore los recursos de su lengua tiene pocas posibilidades de entender algo del fundamento de su práctica" 2.
De acuerdo a estas condiciones de la estructura del relato clínico puede decirse que la formalización de casos sorteará tanto la descripción ordenada de la realidad como la aplicación de un modelo teórico. Ambos deslizamientos no empalman la experiencia con su relato sino que refieren, en un empirismo ingenuo, lo supuestamente "observable" a un cuerpo doctrinal ya establecido.
Es preciso definir la operación de empalme a fin de franquear la falsa disyuntiva entre la teoría y la praxis. Se trata de un empalme entre dos categorías (la intensión y la extensión) que definen al psicoanálisis. La definición intensional se refiere a los criterios de pertenencia al conjunto que se está definiendo, implica un orden de derecho. O dicho de otra manera, la definición en intensión concierne al aspecto semántico (al sentido) del concepto, al establecimiento de cláusulas y leyes que permitirá delimitar el conjunto que se está definiendo. Ahora bien, la extensión se refiere a los elementos que efectivamente forman parte d el conjunto definido en la intensión. Por lo tanto la extensión se encuentra en un orden de hecho, vale decir que concierne a su referencia. Asimismo, en un plano si se quiere más descriptivo, la intensión concierne a la experiencia del análisis (el lazo estricto entre el analizante y el analista) y la extensión atañe al problema de la presentación de la experiencia: la transmisión y la enseñanza, la elaboración de la experiencia. La extensión supone un público.
El caso en el empalme de la intensión y la extensión
Siguiendo la definición de Eric Laurent: se denomina "caso" a un relato que testimonia a la vez la incidencia lógica de un decir en el dispositivo de la cura y su orientación hacia el tratamiento de un problema real, de un problema libidinal, de un problema de goce. Sólo al observar la gravitación de la lógica significante en el campo del goce se puede hablar de caso en el sentido etimológico del casus latino: algo que cae, contingencia en general.
El caso se ubica como una forma de empalmar las dos dimensiones del psicoanálisis (la intensión y la extensión) según la definición de Jacques Lacan en la "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el Psicoanalista de la Escuela". El caso en la clínica psicoanalítica es una formalización que evitará tanto la descripción ordenada de la realidad como la aplicación de un modelo teórico.
Consideremos entonces dos formas de presentación de casos que no empalman la Intensión con la Extensión:
1- la descripción de actividades y
2- la teoría como modelo.Tanto en una como en otra el relato clínico pretende ajustar, en un empirismo ingenuo, lo supuestamente "observable" a un cuerpo doctrinal (modelo) ya establecido. La opción que dará Jacques Lacan es la de poner en juego la "estructura" para sortear la falsa antinomia entre la descripción de la experiencia y el modelo teórico. La estructura del significante actúa en la realidad misma como "una turbina, o sea una máquina dispuesta según una cadena de ecuaciones, aporta a la cascada natural para la realización de la energía" (Lacan, Jacques, Escrito 2). Esta opción tercera implicaría la crítica tanto de lo que el carácter descriptivo supuestamente tendría de natural como de "una estructura de la que pueda decir que está a distancia de la experiencia" (Op. Cit.).
En este punto traeremos a colación el desarrollo de Oscar Masotta en los comienzos del lacanismo en nuestro país 3 cuando afirma que la distinción de la clínica y la teoría no puede sostenerse en una jerarquía de metalenguaje: "La experiencia clínica, se sabe, fundamenta todo derecho a hablar de psicoanálisis. Pero al revés: ningún llamado a lo serio de la clínica podría ocultar la ignorancia de las dificultades de la teoría. En este sentido la práctica de la lectura de Lacan y de Freud posee el mismo grado de dramatismo y concreción que lo dramático y lo concreto de la clínica. No somos tontos como para olvidar la distancia que separa la teoría de la práctica. Pero no es necesario derrotar excesiva lucidez para comprender que si todo se agotara en la técnica, no se llegaría más allá que de una seudo teoría" 4 . Masotta deconstruye la aplicación de un metalenguaje: la teoría del simbolismo de Ernest Jones como un lenguaje exterior, un modelo ya constituido, aplicado a otro lenguaje- objeto representado por la clínica. De esta forma, la jerarquía queda establecida: una "precipitación a favor de los observables de la clínica en contra de las exigencias de la teoría" 5. Este desprecio por las exigencias de la teoría derivará en el funcionamiento de prejuicios (el del feminismo en particular) cuando supuestamente los trabajos de Jones sobre el falo y la sexualidad femenina se encuentran en la línea de los conceptos freudianos. "Ideologema", sentenciará Masotta para definir el empleo de esta seudo teoría.
La presentación de casos en el "artefacto" del matema de los cuatro discursos:
A los fines de nuestra exposición vamos a considerar que el funcionamiento del "discurso del analista" se circunscribe a la intensión y los demás discursos ( el del "amo", "histeria" y "u niversitario") operan tanto en la extensión como en la intensión. ¿Cuál es la diferencia entre el "deseo del analista" y el "deseo de saber"? Si descomponemos por un momento para su lectura el "discurso del analista" podemos tener en cuenta dos líneas:
1- Una que parte del objeto a para llegar al S1 (significante Amo) y
2- Otra que nace en el sujeto para dirigirse al saber (S2).
En la primera se articula el "deseo del analista" y en segunda el "deseo de saber". El analista en la i ntensión, al operar el "discurso del analista", se destituye como sujeto. Una consecuencia de la puesta en acto de este discurso es la llamada "destitución subjetiva". La destitución subjetiva implica, entre otras cuestiones, que el analista no cuenta como sujeto fundamentalmente en su vinculación con el "saber". Por otra parte, es el analizante el que se ubica como sujeto ligado al saber (en la línea 2). Así en este trayecto del discurso del analista afirmamos que es el "deseo de saber" el que tendrá una afinidad propia al analizante y no al analista.
Una vez asentado esto pasemos a definir el "deseo de saber" del analista en la extensión, más específicamente cuando el analista formaliza y presenta un caso. ¿Cómo se da el empalme entre la intensión (discurso del analista) y la extensión (los otros discursos) respecto de estos dos deseos, el del analista y del saber?
Precisemos que en la intensión, por parte del analista, existe un "yo no pienso" inherente al acto (ya que es el sujeto, el que piensa, asocia, trabaja) y en la extensión el analista ¿mantiene la destitución subjetiva? Si y no. Si, en tanto que la función del resto, lo que se declina en el relato clínico es el texto que el presentador publica, hace pasar a un público, es una enseñanza. Vale decir una operación cuyo "cociente" es una enseñanza. Subrayemos una vez más una condición para que el caso se transmita: es necesario que exista la acción del deseo del analista. Así, dijimos es el analista mismo el que se expone al exponer un caso. La destitución subjetiva implica una borradura y esta será la condición sine qua non para efectuar el pasaje al público en la presentación del caso. A su vez, el analista al pasar al público se sitúa como sujeto y puede reavivar, ya no por supuesto como analizante que fue, su relación al saber. Se tratará en este punto de una nueva relación al saber re-significada por la destitución subjetiva. Justamente esta transformación subjetiva involucra al "deseo" y no a la "demanda" ni al "amor" por el saber. Cuando el analista se expone, se sitúa ante un público, hará jugar diría Lacan, "tesis y polémica" 6. Se podrá conjeturar entonces, siguiendo esta perspectiva, que el analista en su autorización se presentará como "analizante en extensión". Una formulación donde un término propio de la intensión (analizante) se empalmará con otro distinto correspondiente a otra categoría conceptual, el de "extensión". Este analizante retomará su relación al saber (quiere decir su subjetividad) desde otro lugar, valiéndose de la "tesis" (procedimiento que se puede situar en el discurso "universitario") y la "polémica" 7 (semblante que podemos referir al discurso de la "histeria"). En definitiva, un analizante en extensión es aquel que dispondrá del semblante de la pregunta, de la provocación en el discurso de la histeria. Por su puesto que se trata de una histeria-procedimiento, una histeria post-analítica donde el empalme del deseo del analista con este discurso se constituirá en el artefacto donde se despliega la transmisión y enseñanza del caso.
Notas
2 García, Germán: "El deseo de la palabra" en Oscar Masotta El revés de la trama (Marcelo Izaguirre, Compilación y prólogo) Ed. Atuel/Anáfora. Buenos Aires. 1999.
3 ¿La cuestión está superada? No se podría afirmar que sí, por la sencilla razón de que "no hay progreso" dirá Lacan. La cuestión es extraer un principio del planteo de Masotta y ver de qué forma se presenta en la situación actual este problema.
4 Masotta, Oscar (1971) "Presentación del Segundo Congreso Lacaniano (octubre 1969)" en "Cuaderno Sigmund Freud 1". Buenos Aires. Editorial Nueva Visión.
5 Op. Cit.
6 La cita es "Por eso toda una parte de mi enseñanza no es acto analítico, sino tesis y polémica a ella inherente ( ) " (Lacan, Jacques (1986) "La equivocación del sujeto supuesto al saber" en "Momentos cruciales de la experiencia analítica", Buenos Aires. Editorial Manantial)
7 La polémica, procedimiento caro a Masotta (Cf. Giordano, Alberto "Elogio de la polémica" en Oscar Masotta El revés de la trama (Marcelo Izaguirre, Compilación y prólogo) Ed. Atuel/Anáfora. Buenos Aires. 1999.)
Bibliografía
Díez José A. y Moulines C. Ulises en el capítulo IV ("Los conceptos científicos") del libro "Fundamentos de la Filosofía de la Ciencia" de (Barcelona. Editorial Ariel S.A. Año 1997)
Lacan, Jacques (1986) "Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el Psicoanalista de la Escuela" en "Momentos cruciales de la experiencia analítica", Buenos Aires. Editorial Manantial
Lacan, Jacques (1986) "La equivocación del sujeto supuesto al saber" en "Momentos cruciales de la experiencia analítica", Buenos Aires. Editorial Manantial
Laurent, Eric "La poética del caso lacaniano" en Incidencias memorables en la cura analítica, Buenos Aires. EOL Paidós. 2002.