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El trabajo gira en torno a dos sentidos que pueden desprenderse de su título:
la interconsulta como problema; aquí la pregunta sería ¿Por qué a veces a nosotros, los psicólogos posicionados desde el marco teórico del psicoanálisis, la interconsulta se nos torna tan problemática?
el problema incluido en la interconsulta; esto es, cómo se formula un problema en una interconsulta.
Mi hipótesis es que estos dos sentidos están articulados, traduciéndose muchas veces en la práctica en modos de intervención que caen en el vacío.
¿Es por intervenir en territorio médico, al modo de visitante, que los problemas que se nos plantean en la interconsulta se presentan muchas veces como irresolubles?
Suele decirse, apoyándose en un texto de Lacan: "Psicoanálisis y Medicina", que el psicoanálisis ocupa un lugar marginal y extraterritorial respecto de la medicina, olvidando que en el texto donde formula esos dichos también dice que esta extraterritorialidad "es obra de los psicoanalistas, quienes, sin duda, tienen sus razones para querer conservarla"(1)
Una forma de sostener este lugar marginal es pensar que el psicoanalista irá a rescatar de las tinieblas al sujeto supuestamente anulado por la medicina. Deje que de "eso" (del sujeto) me ocupo yo. Ubicados así como especialistas del sujeto, operamos el mismo recorte que actúa en la medicina. La "operación rescate" mantiene de este modo la clásica división mente- cuerpo: el médico se ocupa del cuerpo, nosotros del sujeto... ¿es que el médico no trabaja con el sujeto? ¿No hay sujeto en la relación médico-paciente? ¿Y en la relación medico-psicólogo, médico-laboratorio, médico-medicamento, médico-medicina? Creo que instalarse en ese lugar de extraterritorialidad alimenta y da consistencia a supuestas disputas disciplinares que anulan ciertas variables, indispensables a la hora de intervenir.
Lacan, en ese mismo texto sitúa: "la posición que puede ocupar el psicoanalista... es la única desde donde el médico puede mantener la originalidad de siempre de su posición, es decir, la de aquel que tiene que responder a una demanda de saber, aunque sólo se pueda hacerlo llevando al sujeto hacia el lado opuesto a las ideas que emite para presentar esa demanda... Lo inesperado, es que el sujeto confiese él mismo su verdad y que la confiese sin saberlo"(2) ¿Cómo se constituye esta categoría de "sujeto" en una interconsulta?
El enfermero
Acude a la residencia de psicología un enfermero formulando: "Llaman de Terapia Intensiva al psicólogo de guardia... por una chica de 16 años que tuvo un accidente de moto, está destrozada". Pregunto quién pide la Interconsulta y me dirijo a Terapia Intensiva.
La médica
Refiere: "mirá, te llamé porque hay una chica que llegó por un accidente de moto... está en coma ... la madre dice que la chica le habla con gestos, y eso es imposible... está destrozada.
¿Quién? (pregunto)
"La Madre" (responde) con el tono de voz un poco más elevado que al comienzo. Continúa: "dice que la chica le habla (Hace un gesto de complicidad) y agrega ¿entendés?"
No (respondo) ¿Cuál es el problema?
¿Cómo cuál es el problema? (Al tono de voz fuerte se agregaba ahora una mirada inquisidora)... que la madre está loca y no entiende que la hija no le puede hablar porque se está muriendo! andá, vela, a ver si le hacés entender.
La psicóloga
Demás está decir que no estaba dentro de mis posibilidades responder a este pedido, pero además ¿Por qué responder, a qué responder y cómo?
No siempre los pedidos son tan descabellados como este. Mario Pujo dirá que " cuando la subjetividad del médico queda comprometida, por ejemplo, por el rodeo de una identificación al sufrimiento, el dolor o las circunstancias del enfermo, su transferencia al saber médico vacila y tiende a producirse el llamado a un tercero"(3) . ¿ Qué hacer entonces con ese llamado?
Continúo con el texto de Lacan: "Es en el registro del modo de respuesta a la demanda del enfermo donde está la posibilidad de supervivencia de la posición propiamente médica" (4)... la significación de la demanda (es la) dimensión donde se ejerce hablando estrictamente la función médica." (5)
Volvamos al caso: todavía no sabemos cuál es la demanda del enfermo, ni siquiera sabemos quién es "el enfermo". Hay demandas. Demandas que en su entrecruzamiento, en sus relaciones, en sus límites, en sus intersticios, irán delineando lo que será el sujeto de la interconsulta.
Lacan formula la idea de una topología del sujeto "es en relación a su superficie, a sus límites fundamentales, a sus relaciones recíprocas, al modo en que ellas se entrecruzan y se anudan que pueden plantearse problemas, que ya no son más puros y simples problemas de interpsicología, sino más bien los problemas de una estructura que concierne al sujeto en su doble relación con el saber"(6)... ¿Qué tenemos hasta aquí?
Hay una primera demanda del enfermero, que actúa como mediado r de una demanda proveniente de la médica, pero que, como toda demanda, abre un espacio por donde se cuela su propia subjetividad, al introducir ese significante "destrozada".
Con respecto a la médica, si bien hay una demanda explícita que parece estar en primer plano "hacele entender a la madre que su hija no puede hablarle porque se está muriendo", hay otra demanda que puede escapársenos y que, no por aparecer algo oscura es menos importante que aquella: que yo entienda que la madre está loca porque cree que su hija le habla, que yo entienda que esto es imposible porque su hija se está muriendo.
Ahora bien, no entiendo, y no porque "me haga" la que no entiendo (no se trata de un semblante), ¡realmente no entiendo qué es lo que esta médica quiere que yo haga!. Intento reformular esta demanda preguntando cuál es el problema y aquí aparece una primera significación: la incomodidad, el enojo ante mi pregunta. ¿Quién está destrozada? El enfermero dice que es la chica, la médica dice que es la madre, y aquí parece ser que es la médica la que está destrozada. Destrozada ¿la madre? ¿la chica? ¿la médica? No importa. La repetición de este significante y el equívoco que produce nos da una pista por donde puede aparecer el sujeto del caso. Hay algo en este caso que produce incomodidad, enojo... ¿angustia? ¿impotencia? y hay también este significante "destrozada".
Es con estos elementos que acudo a la habitación donde se encuentra internada la paciente.
Al entrar a la habitación me encuentro con Estrella (es así como me habían dicho que se llamaba), su cuerpo entubado, su cabeza deformada (un trozo de su cerebro había quedado pegado al asfalto y la televisión, maquinaria de locas demandas, se había encargado de mostrarlo) , un cuerpo delgado, frágil, casi inerte. Junto a ella su madre la acariciaba.
Entiendo... entiendo ahora la desesperación de la médica; me angustio, me enojo ¿con quién?... con la situación, con el azar, con la imposibilidad de volver el tiempo atrás... con lo irreversible, con la muerte. Salgo de la habitación destrozada.
Luego de presentarme invito a la madre, Noemí, a una habitación contigua. Le pregunto cómo está, para mi sorpresa responde "bien". Le digo que la médica había llamado a un psicólogo, si sabía de este pedido y si había algo que quisiera hablar conmigo.
-"No, no sabía que habían llamado a un psicólogo, pero no hay problema... yo ahora estoy bien porque estoy al lado de Estrellita...yo le puse ese nombre porque cuando era chiquita brillaba como una estrella... no sé por qué no se puso el casco... y yo no estuve al lado de ella para cuidarla"
-¿Cómo es eso de que no estuvo al lado de ella?
-"Ella vivía con una tía, porque yo no podía hacerme cargo"
-¿Por qué?
_"Porque nunca la entendí... siempre la sentí lejos... ella me habla, dicen que no, que se va a morir, que no puede hablarme... pero sí, me habla con los dedos... y yo así me siento cerca... cuando salga de acá va a vivir conmigo, yo la voy a cuidar (Saca una foto de la cartera y me la muestra) esta es ella, mirá qué hermosa era". Le digo que me cuente cómo era.
Estrella se recuperó del coma, le realizaron una operación con pronóstico favorable: si bien quedó con problemas motrices por los cuales debía ser atendida permanentemente por otros, con muchas dificultades para hablar, según los médicos no quedarían secuelas a nivel intelectual . Fue dada de alta a los tres meses del accidente.
Durante ese tiempo Noemí fue desplegando sus problemas: su relación con Estrella, hija menor de tres hermanas, era la única que había sido criada por la tía. ¿De qué se trataba esta dificultad para hacerse cargo? ¿Qué era lo que no entendía de Estrella? ¿Por qué hasta el momento del accidente la había sentido lejos? ¿Qué era ahora estar cerca de ella? ¿Qué significaba para ella cuidarla y cómo creía que la iba a cuidar de aquí en más?
¿Noemí estaba loca? ¿Estrella se estaba muriendo y yo se lo tenía que hacer entender a la madre? ¿Quién puede hacerle entender a alguien lo inentendible de la muerte?.
El problema formulado en esos términos no tenía solución. Con sólo escuchar a la madre de Estrella estas significaciones fueron cayendo para dar lugar a nuevas significaciones y por lo tanto a nuevos problemas con los que, ahora sí, me era posible trabajar. Lo irresoluble no era ya la angustia e impotencia ante la cercanía de la muerte, lo irresoluble era pensar (y actuar en consecuencia) que ese era el problema a resolver.
La interconsulta se nos torna problemática muchas veces por la dificultad en la formulación de los problemas, problemas que no son otra cosa que demandas, y lo que , según Lacan; "parece fácil de captar... la estructura de la falla que existe entre la demanda y el deseo"(7).
Quedar atrapado en ciertas demandas nos produce impotencia, cuando no hastío y desesperación. Localizarlas, desprender sus significaciones, abrirlas hacia otras significaciones, posibilita entonces la apertura de ese espacio por donde el sujeto, ahora sí, confiese él mismo su verdad.
Referencias
(1) Lacan,J. "Psicoanálisis y Medicina". Intervenciones y textos I. Manantial, Bs. As., 1985, pag. 86
(2) Ibid. Pag. 97
(3) Pujó, Mario: "Psicoanálisis y medicina. Una articulación necesaria". Psicoanálisis y el Hospital No. 14: "Psicoanálisis y Medicina". Ediciones del Seminario, Buenos Aires, 1998
(4) Lacan, J. Ibid. Pag. 90 (El subrayado es mío)
(5) Ibid. Pag. 91
(6) Ibid. Pag. 96
(7) Ibid. Pag. 91
Bibliografía
Glasman, Claudio: "Notas sobre el psicoanálisis y la medicina en apuros". Psicoanálisis y el Hospital No. 14: "Psicoanálisis y Medicina". Ediciones del Seminario, Buenos Aires, 1998
Lacan, Jacques: "Psicoanálisis y medicina". Intervenciones y Textos I. Manantial, Buenos Aires, 1993
Neuburger, Roberto P.: "La intersección psicoanálisis medicina." . Psicoanálisis y el Hospital No. 14: "Psicoanálisis y Medicina". Ediciones del seminario, Buenos Aires, 1998
Pujó, Mario: "Psicoanálisis y medicina. Una articulación necesaria ". Psicoanálisis y el Hospital No. 14: "Psicoanálisis y Medicina". Ediciones del Seminario, Buenos Aires, 1998
Sauval, Michel: "Los consejos del viejo Freud". EduPsi: Programa de Seminarios por Internet. Seminario: "El psicoanalista y la práctica hospitalaria"