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Para quienes leyeron el texto en francés o la traducción que llevé a cabo de esta conferencia de Lacan de publicación póstuma, 1982, quiero manifestarles que aprecio desde ya las observaciones que hagan. Para la traducción cotejé dos versiones, similares, la una fue una estenotipia o taquigrafía con anotaciones a mano alzada hasta donde sé del mismo Lacan, y la otra un documento ya puesto en formato de ordenador. 1
Como es costumbre en mí, procuro delimitar, así sea breve, el momento y los antecedentes de un escrito. Esta conferencia es pronuncia por Jacques Lacan el 8 de julio de 1953 dando apertura inaugural a la Sociedad Francesa de Psicoanálisis (S.F.P) en lo que constituyó la gran escisión, desavenencia, de la cual parten Daniel Lagache, Françoise Dolto y Jacques Lacan, entre otros. El psicoanálisis, en ese momento, adolece de un estancamiento en su teoría y práctica pues los analistas yacen acomodados en la explicación edípica y descartan cualquier otra situación en su trabajo y, por otra parte, paulatinamente el psicoanálisis está siendo asimilado y reducido a otros saberes. En lo que respecta a su institucionalización, ésta había pasado a ser un cúmulo de criterios, normas, reglas y procedimientos a cumplir en el afán de hacerse a un bien-a-la-lista y obtener lugar más de prestancia que de método. De ahí que Lacan, en esta ocasión retome los cuestionamientos y los relance en dos preguntas de partida formuladas así: si la experiencia analítica transcurre por completo en palabras, ¿qué es la palabra?, es decir el símbolo; y, esto en su contexto: ¿qué es esta experiencia de la palabra que se dice psicoanálisis en lo que le es propio de su comercio? 2
Las primeras líneas advierten que no trata de una comunicación científica, que la posición será otra. Trata de una posición no dualista, es decir, distinta a la división cuerpo-psique y su reducción orgánica y/o conductual; a la división sujeto-objeto de los estudios objetivantes; a la dualidad extención-pensamiento de la línea cartesiana y cuerpo-alma de las creencias y religiones; y, no sé hasta qué punto, una posición distinta a la doctrina freudiana en su pretensión científica, controlable, repetible, de corte natural-culturalista. 3
En lo que sigue, el documento no es fácil de leer o amerita una lectura no lineal, y esto porque Lacan, si ha trabajado algunos textos y casos freudianos, lo ha hecho entremezclando períodos y, asímismo ocurre con la filosofía de Hegel, los escritos de Heidegger, la lingüística de Ferdinand de Saussure y la antropología estructural de Claude Lévi-Strauss, entre otros, pensadores estos que apenas si nombro. De manera que cuando Lacan dice que este texto es un resumen, no sabría precisar qué implica eso fuera del hecho de hacer un corte en su trabajo y en su propia producción escrita, para dar comienzo a una cierta orientación de estudio del psicoanálisis introduciendo los tres registros dichos esenciales, distintos entre sí, de la realidad humana y esto por su nombre: el Simbólico 4, el Imaginario y el Real.
De los tres, el real no lo desarrolla más allá de lo siguiente: Una cosa para empezar que es evidentemente notable y que no sabríamos evadir; a saber que hay en el análisis, toda una parte de real en nuestros sujetos, precisamente que se nos escapa. Y dejo estas preguntas: ¿Es eso que escapa una referencia a Freud, después de 1924, a partir de lo cual el real es definido como imposible? ¿Hace referencia a lo inaprehensible en Kant y a los trabajo de Heidegger sobre las preguntas por la cosa? ¿Lo que escapa es lo que años más tarde dice del resto?
Paso entonces a introducir el registro del imaginario.
Lacan se percata, a partir de algunos estudios de etología, de que el comportamiento animal, bajo ciertas circunstancias, es metido en forma por la imagen, y que, esta captación por la imagen del otro es notorio en el desplazamiento de segmentos de comportamiento de un ciclo a otro dejando de responder a la necesidad inicial; por ejemplo, los segmentos de comportamiento de ostentación y erección del ciclo de convite sexual que, de presentarse algunos disparadores del orden de la imagen, aparecen desplazados en el ciclo de combate. Haciendo un paralelo, comenta que este desplazamiento no dista de aquel del fetichista que requiere de la presencia de una pantufla para eyacular, como tampoco de aquel del sujeto que, en análisis, hace intervenir sus fantasías de fellatio del partenaire analista. Con esto indica que lo que en etología se dice desplazamiento, en la teoría freudiana aparece como reversibilidad de la libido hasta uno de los puntos o estadios anteriores de su evolución en que pudo fijarse (anal, oral). Sólo encontrable en el orden de los registros sexuales, la satisfacción puesta en juego es del orden del registro nombrado imaginario, lo cual no quiere decir que por el hecho de que el sujeto alucine o fantasee vaya a saciar su hambre, su apetito. Estos fenómenos, "alucinación, interpretación, intuición" no están aislados, incumben al sujeto, "lo desdoblan, le responden, le hacen eco, leen en él, así como él los identifica, los interroga, los provoca y los descifra" 5, y de ahí que, el sujeto neurótico, nos dice Lacan, va a hacernos "seguirle" en un orden distinto al de la satisfacción de las necesidades, en donde los ritmos orgánicos si bien no son excluídos, dejan de ser involucrados. Con esto empieza a especificar lo imaginario como no siendo reducible a lo ilusorio como tampoco a lo orgánico, sino siendo, si se puede decir, un "objeto psíquico".
En lo que respecta a la captación por la imagen del otro en la cría humana, esta es observable entre los 6 y los 18 meses de vida, momento de declinación del destete, previo al período edípico que le hace hundirse en el olvido, y, a falta de marco explicativo, Lacan formula entonces, "El Estadio del Espejo como formador de la función del yo(je) 6tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". 7
El Estadio del Espejo - "momento que no es de historia sino de insight configurante, por lo cual" Lacan lo designa como estadio, aunque emerja en una fase"8 - define la transformación producida en el infans cuando asume una imagen y parte de la insuficiencia o prematuración del nacimiento, también conocida como teoría de la neotenia: persistencia, temporal o permanente, de las formas larvarias en el curso del desarrollo de un organismo, planteada en 1884 por Bolk 9. Tal insuficiencia implica la incompletud y el retardo del desarrollo del neuroeje durante los primeros seis meses, manifiesto en la incoordinación motriz y equilibratoria del lactante además de la permanencia de signos de fetalidad en la inmadurez craneal -. A partir de esto, la maduración precoz de la percepción visual toma su valor de anticipación funcional, cuyo efecto es la asunción jubilosa, el Aha Erlebnis, por el infans de su imagen especular en una forma total del cuerpo (Gestalt), "forma más constituyente que constituída"10, cuya lógica es la parte por el todo, cuyo reconocimiento implica subjetividad. Esta forma primordial, que estabiliza y hasta puede hacer estática esta organización y que Lacan propone llamar yo-ideal, "sitúa la instancia del yo, aun antes de su determinación social, en una línea de ficción". 11 Se trata entonces de la captación por la imagen del otro, pero donde ese otro no contiene al prójimo, pues el sujeto infans no se distingue de la imagen misma que lo mete en forma, que lo aliena.
"Las fantasías que se sucederán desde la imagen del cuerpo fragmentado hasta una forma ( ) ortopédica de la realidad, surgen en los sueños cuando la moción del análisis toca cierto nivel de desintegración agresiva del individuo"; "en [los] síntomas de esquizia o de espasmo de la histeria" 12; en el correlato de la neurosis obsesiva en que la formación del yo [je] se simboliza fortificado, en lo propio de sus "mecanismos de inversión, aislamiento, reduplicación, anulación y desplazamiento" 13; y, en la "enajenación paranoica" en que se continua este hecho de estructura. Planteado en terminos de un afuera y un adentro, me atrevo y digo: captado por la imagen, la devengo en esa identificación ideal; el otro y no yo es la oveja negra, y, para salvaguarme le destruyo, le excluyo dimensión de la agresividad-, le hago pedazos en un revés de acción suicida.
Para que esta relación uno-uno llamada "a dos", relación imaginaria, sea analizable, requiere ser inscrita en una relación a tres, y representar otra cosa que sí-misma. La interpretación simbólica del elemento imaginario, dice Lacan, ha de comprenderse sólo con arreglo al momento del diálogo analítico en que éste se inserta.
Paso a introducir el simbólico.
El símbolo no es un término nuevo ni ajeno al psicoanálisis, muchos pasajes de la obra de Freud lo traen a cuento. Lacan recuerda que en la formaciones de sueños, chistes, síntomas histéricos, los lapsus, el olvido de nombres, las repeticiones, las fantasías, etc., lo que Freud resalta es su sobredeterminación, su carácter sobrepuesto, plurívoco, e insiste en que la "palabra no es signo, sino nudo de significación" 14, lugar vacío en donde no sólo tiene cabida lo convenido sino también la metáfora, retruécano y demás figuras que implican develar su sentido en cada ocasión". 15 Pero . surge otro aspecto propicio para el error y el espejismo cuando se habla de sujeto del lenguaje y que está en creer que su significación es lo que él designa. Aquí Lacan da dos ejemplos, el de la contraseña para paso 16 permitido y de reunión que no dice de un "yo soy" o "yo tengo", y, el otro ejemplo, es el del amor en donde expresiones como "gatica" u "osito", además de ejemplificar lo anterior, no son lejanas al horror del anonimato.
La distinción entre signo y símbolo y la mención de significado y significante al parecer remiten a la lingüística desarrollada por Ferdinand de Saussure, aludiendo acá al signo lingüístico como tal las subversiones vendrán años después-. El signo es arbitrario, la combinación entre significado y significante es fijada por convenio de grupo, mientras que, el símbolo, está más ligado al habla, germen de todos los cambios, y, por lo tanto, a lo interhumano. Pero si esos cambios el lingüista los lee en la lengua, el psicoanalista los lee, además, en el papel de mediación de la palabra, es decir de algo que cambia a los dos compañeros en presencia, trayendo a la existencia algo que no estaba antes y que pemite trascender entre dos hombres la relación agresiva fundamental del espejismo del semejante. Es decir, que la función de lo simbólico no se reduce a reglas ni prohibiciones, y tampoco a las prefiguraciones de las estructuras de parentesco.
Traer a la existencia algo que no estaba antes, indica una temporalidad en juego y de ahí la importancia de aquello que introduce lo que Lacan lee en tanto reiteración y no repetición: es el juego de ocultación del fort-da que Freud observa en su nieto de 18 meses. Este niño usa sus juguetes para jugar a que "se van", profiriendo un "o-o-o-o" cuando yacen lejos - asumido por madre y abuelo así - y un "da" cuando aparecen de nuevo. Alternancia de presencia-ausencia que, en términos hegelianos es la siguiente: el símbolo del objeto es el objeto ahí el símbolo es el objeto encarnado en su duración (separado de sí mismo). Dada la escansión temporal entre uno y otro se da la posibilidad de entrada del concepto, tercer término entre el ser y el devenir, entre lo inmediato y la reflexión. En términos hegelianos, el hombre no tiene objeto que se constituya para su deseo sin alguna mediación. Como sea, corresponde al símbolo encarnar el objeto en su duración separado de sí-mismo; forma de decir de una permanencia 17 a ser leída o escuchada como ocurre en las lápidas de las sepulturas; permanencia con fondo de ausencia, no otra manera de decir de la muerte, y de la función interhumana, mediadora, del símbolo.
Que el simbólico exija el tres, que el imaginario yace subordinado a la determinación simbólica, no es algo que estuviese en las líneas del psicoanálisis institucionalizado de 1953. al contrario, en su lugar yacía el fin en tanto identificación con el yo del analista, la búsqueda de verdades ocultas y el dominio de las errancias, y un funcionamiento de jerarquías, conformismo y esterilización18. La propuesta de Lacan, entonces, con su retorno a Freud, con su pregunta por la palabra, retoma el psicoanálisis en tanto que método en lo que su punto de partida toca a la asociación libre en regla del Einfall: caer uno-uno para caer en cuenta, dar lugar a la ocurrencia, paso a la palabra, no omitir nada de lo que viene en mientes, y, renunciar con este fin a toda crítica y a toda elección - papel fundamental del discurso del sujeto y de su escucha- .
Para terminar
Lo que sigue es una hipótesis formalizada de una experiencia analítica - no es una formalización fija y definitiva -, con recurso a los tres registros introducidos, a partir del análisis de un sujeto neurótico. Esta formalización ya no trata los registros de manera estática o delimitada; plantea el paso con todo lo que esta palabra lleva, desde el mot de passe o palabra de paso o contraseña hasta una de las formas de hacer negación , el paso del sujeto en su constitución, en su hechura, por los tres registros de manera que se los va enlazando en una secuencia que, por tanto, no es lineal sino que hace lazos, lazadas, bucles, loops, y, esto de una manera que no es la "normal" cotidiana en la cual está hecho lío además por el interlocutor. La diferencia no es simplemente hablarle a otro, si va donde un psicoanalista, y cito, si va allí es para otra cosa que para decir tonterías y vanalidades ( ), es su propio sentido más o menos lo que él viene a buscar, en donde algo es puesto sobre la persona de quien lo escucha ( ) y donde el analista, en una cierta posición, por decir que de rechazo del oyente va a propiciar que la dialéctica de la cura tenga lugar, con el desenvolvimiento de lo imaginario y no su mordaza o amoldazamiento (por no decir acá mordaza con amor por molde).
Voy a detenerme en este punto para hacer algunas indicaciones sobre el grafo que acompaña a esta formalización, y, sus convenciones:
El grafo comprende:
- tres vértices o puntos, en los cuales yacen las letras: R,I,S. - vectores o aristas direccionadas
- vectores que unen dos vértices (indicado por un punto)
- bucles o rizos que son vectores que dan vuelta en un mismo vértice
- loops o vectores que dan vuelta a un vértice para luego retornar al vértice de partida.
Se dice que es un grafo orientado por comprender la direccionalidad, pero no es sólo eso, sino que hay un movimiento direccionado que se repite como los pasos de un baile vienés, por ejemplo:
- partiendo de R hacia S [RS =1], de S regreso a R [SR] - en conjunto es un loop [RSR] - para dirigirme a I [RI =2] y allí dar un rizo ( I I =3). - partiendo de I hacia R, de R regreso a I, sigo hacia S y allí hago un rizo, etc...
Esto lo va a plantear en la siguiente secuencia de letras:
Rs-Ri-iI-Ir-Is-sS-Si-Sr-rR-Rs
El grafo dice, entonces, de una direccionalidad, es un grafo orientado;sin embargo, lo que es relevante en la experiencia son los tiempos entre uno y otro giro, porque no es cuestión simple de lógica, sino de "desarrollo subjetivo de una instancia de tiempo ( ) como la fuga del sujeto en una exigencia formal". 19 Entre uno y otro giro queda un tiempo suspendido en que lo que se denuncia no es sino lo que no por no visto es encontrado.
Retomo entonces lo anterior. El sujeto parte de R, de ese real/realidad todavía no desarrollado por Lacan, y se dirige al analista, habla Rs-, buscando realizar el símbolo, donde lo que le regresa es una no respuesta a su demanda de no querer decir nada lo cual es decir, desde lo expuesto en la Verneinung, que precisamente queda en pie lo que quiere decirle -. En reacción a esto el sujeto realiza imágenes desordenadas en donde ellas son los sustitutos [del símbolo] y ahí comienza a primar lo imaginario, desde Ri hasta Is. Allí se dan las tentativas del sujeto de hacer entrar al analista en su juego: insinuaciones, provocaciones, ardides -como en el caso del hombre de las ratas y su tentativa de hacer entrar a Freud en esa relación sádico-anal imaginaria a partir del suplicio de las ratas - , lo cual va registrando el analista, a la vez que comunica al sujeto el dibujo de su imagen. De a pocos el sujeto va hablando sus problemas, confía sus secretos, lo que sufre, surgen fragmentos de infancia con imágenes del padre, de la madre, de los hermanos, el rival desde lo terrible hasta lo bienhechor, imágenes y lugares que el sujeto ignora pero que a la vez termina por imponerle al analista- iI-Ir-Is-.
Comienza entonces una etapa en que paulatinamente prima más el simbólico sS-Si-Sr- tiempo de la elucidación intelectual y de las maniobras por transferencia. La palabra permite trascender la relación agresiva además de desplegar su influencia en la realidad humana en lo convencional del "porque sí, porque yo lo digo, porque yo soy el maestro/amo"; hasta que el sujeto empieza a reconocer su propio deseo, su realidad rR- y de ahí al punto de partida Rs-, pues el ciclo se repite varias veces en un análisis, hasta llegar el momento de la salida que es por resolución de una ilusión, hasta el límite del "tú eres eso", a partir de lo cual lo que surge es del orden de la invención o del verdadero viaje.
Sigue en recuadro lo expuesto:
Ciclo que se repite más de una vez en el curso de una experiencia analítica
Luisa Matallana
Notas
1 Esta conferencia fue publicada por primera vez en 1982, un año después de la muerte de Jacques Lacan. Para la lectura, la traducción y la presentación de este texto me he basado en su versión disponible en lengua francesa en la dirección de la École Lacanienne de Psychanalyse (E.L.P.), http://www.ecole-lacanienne.net; y en la estenotipia del mismo texto disponible en la dirección de Gaogoa, http://gaogoa.free.fr/
2 En adelante, el texto que aparece en cursiva es cita de la conferencia.
3 En este punto ,el cientifismo señalado en otros textos, alude a la postura de Freud en que identifica el yo con el "sistema percepción-conciencia" en procura de la adaptación del organismo al "principio de realidad". Ref.- Freud, S. "El Yo y el Ello".
4 En la conferencia aparece Simbolismo, quizás en referencia a un artículo de Ernest Jones de 1916. El paso de un nombramiento al otro, es decir a nombrar el Simbólico, implica considerar la astucia del rebus en su declinación y lo propio del lugar de la significación, lo cual es expuesto más adelante.
5 Jacques Lacan, 1946, « Propos sur la cáusalité psychique », Écrits, p.165.Éditions du Seuil:Paris-1966. -- « Acerca de la causalidad psíquica » Escritos,Tomo 1, p.156. Siglo XXI :Buenos Aires-2002
6 Yo (je) como posición simbólica del sujeto; yo (moi) como construcción imaginaria.
7 Jacques Lacan, « Le stade du miroir comme formateur de la fonction du Je telle quélle nous est révélée dans l´expérience psychanalytique » Écrits, p.93 Éditions du Seuil:Paris-1966 -- "El Estadio del Espejo como formador de la función del yo(je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica". Escritos,Tomo 1, p86. Siglo XXI :Buenos Aires-2002
8 Ibid.
9 Le nouveau Petit Robert, dictionnaire alphabétique et analogique de la langue française. 2006
10 Jacques Lacan, 1946, « Propos sur ... »
11 Jacques Lacan, « Le stade du miroir comme formateur de la fonction du Je telle qu´elle nous est révélée dans l´expérience psychanalytique» (1949) Écrits, p.93 Éditions du Seuil:Paris-1966
12 Pierre Kaufmann, « El aporte freudiano. Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis" Paidos:Barcelona, 1996.
13 Ibid.
14 Jacques Lacan, 1946, « Propos sur la cáusalité psychique », Écrits. Éditions du Seuil:Paris-1966. -- « Acerca de la causalidad psíquica » Escritos, Tomo 1. Siglo XXI :Buenos Aires-2002
15 Ibid.
16 En francés: contraseña = mot de passe, traducción literal=palabra de paso; passe = paso; y por homofonía pas, la negación, también paso.
17 La frase es de Hegel: "el concepto es el tiempo".
18 A manera de ironía Lacan hace analogía entre este tipo de funcionamiento y el comportamiento animal en lo que señala como bosquejo de comportamiento simbólico, cito: cuando uno de estos segmentos desplazados toma un valor socializado, sirve para el grupo animal de señalamiento de puntos de referencia para un cierto comportamiento colectivo.
19 Jacques lacan, 1945, "El tiempo lógico y el aserto de incertidumbre anticipada. Un nuevo sofisma. "» Escritos,Tomo 1, Siglo XXI :Buenos Aires-2002