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"Lo que articularé la próxima vez les enseñará cómo podemos apropiarnos para esto de los admirables capítulos cuatro y cinco de la Física de Aristóteles. Aristóteles usa y da vueltas dos términos que son absolutamente resistentes a su teoría, a pesar de ser la más elaborada de las que se hayan hecho de la función de la causa; dos términos que se traducen impropiamente por azar y fortuna. Nos ocuparemos pues de revisar la relación que Aristóteles establece entre el automaton y el punto de elaboración alcanzado por las matemáticas modernas nos permite saber que se trata de la red de significantes y lo que él designa como la tyche que, para nosotros, es el encuentro con lo real." (1)
I.
Cualquier psicoanalista que siguiendo las recomendaciones propuestas por Lacan en su seminario sobre "Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" se acercara a los textos del estagirita, notará que en los capítulos consignados en nuestro título los conceptos de y son tratados conjuntamente. Es el propio Aristóteles quien en el párrafo 196b.33 del las diferencias capítulo quinto del segundo libro de su "Física", anuncia que entre ambos términos será precisada más tarde (lo que, efectivamente, ocurre desde el primer párrafo del capítulo VI).
En tanto lectores del Seminario 11 sabemos que en el capítulo V Lacan se dedica a diferenciar los términos griegos y a redefinirlos en sus articulaciones con los conceptos fundamentales del psicoanálisis. Sin embargo, el tratamiento que realiza de los mismos dista considerablemente del que realizara Aristóteles en su Física: Lacan funda dos articuladores nuevos al tiempo que inaugura dos significantes que condensan múltiples páginas de su obra. Esta relectura abre la puerta al objeto a en lo que refiere a sus relaciones con la transferencia y la repetición. También permite separar efectivamente la causa-real de la ley-simbólica, resignificando de esta forma diez años de seminarios precedentes.
Coincido con los comentaristas que no dudan en afirmar que y no son tratados por Aristóteles como pilares de su conceptualización sobre las causas. Y la que quizá podríamos llamar posición antifilosófica de Lacan nos conduce a pensar que, lejos de rendir tributo al estagirita, desmenuzó sus páginas en busca de precisos elementos que permitieran establecer el pasaje de un campo al otro. La efectividad de esta lectura resulta puesta a prueba diariamente en nuestra praxis.
Repasemos brevemente las páginas de aquellos capítulos IV y V de la "Física". Recorramos el camino con atención, logremos ese pasaje y mediante nuestro ejercicio fundemos un modo particular de que la filosofía comparezca.
Seguirán a continuación una serie de breves reflexiones que apuntan a facilitar el acceso a la articulación lacaniana, articulación que al ser estudiada en profundidad aleja de Lacan toda acusación de "impostor intelectual", aunque invita a reconsiderar cierto matiz anti-filosófico en el modo de trato a ciertas referencias.
II.
En el capítulo IV del segundo libro de la "Física", Aristóteles introduce las preguntas que guiarán el desarrollo de su texto. Sus interrogantes son tres:
- a) ¿De qué modo se encuentran y entre las otras causas?
- b) ¿Son lo mismo o algo diferente?
- c) ¿En qué consisten?
y no se absorben en las famosas "cuatro causas", ni tampoco son lo mismo dentro de la teoría. Sin embargo, en los capítulos que estoy trabajando según la indicación de Lacan Aristóteles los trabaja juntos. Luego de hacer una revisión de las opiniones de otros filósofos, el estagirita propone una primera cuestión a partir de la pregunta de "¿cómo se generan las cosas?"(Fis. II-5-196 b.10-16).
- a) Cosas que se generan siempre del mismo modo.
- b) Cosas que se generan la mayoría de las veces del mismo modo
Estas dos primeras formas del "generarse", permanecerán unidas a lo largo del todo el texto; y esta unión se opondrá a una tercera forma:
"[...] como también hay cosas que se generan al margen de éstas [que yo llamé "a" y "b"] y dado que todos afirman que ellas son por, es manifiesto que y existen de algún modo." (2)
Con este párrafo, Aristóteles funda su posición frente a otros teóricos que negaban la existencia de y , así como también abre una diferencia respecto de las formas citadas anteriormente. Si hay "cosas que se generan siempre del mismo modo", no pueden generarse alguna vez de otro, es decir que no cesan de escribirse en su forma original. Reconocemos aquí el modo lógico de lo Necesario. Si hay cosas que "se generan la mayoría de las veces del mismo modo", su génesis deja de escribirse en alguna ocasión que actúa como excepción. Lo Posible de esta forma del generarse, permite que alguna vez sea diferente.
Ahora bien, la no pertenece a estos modos. Es más, resulta su opuesto. Aristóteles explica en 196b.17-20 que la produce sus efectos bajo el modo del "accidente".
Ya en su Metafísica, el estagirita había definido al accidente como...
"... lo que existe en algo y se predica de él, aunque no de un modo necesario o frecuente." (3)
Y también señaló que...
"... no hay causa determinada del accidente, sino causa azarosa." [ en el original]. (4)
Luego de este rodeo es fácil concluir que los efectos de la en tanto "accidentales", aparecen sorpresivamente y por lo tanto para que así ocurran deben cesar de no escribirse. Descubrimos que en estos dos capítulos la aparece bajo el modo lógico de lo Contingente.
Esta forma de presentar los efectos de la le permite a Aristóteles fundar un nuevo tipo de causalidad, que él llama "indeterminada". Lo fundamenta de una manera sencilla, puesto que infinitas causas podrían atribuirse a un accidente que da por resultado un hecho único. Es decir que las causas de un hecho azaroso son indeterminadas, ya que son:
- a) Infinitas en número
- b) Imposibles de determinar en función del resultado.
La imposibilidad de acceso a la por la vía del ("palabra", "discurso"), le permite a Aristóteles fundar una nueva oposición, en tanto el acceso a lo Necesario y lo Posible es por la vía del ; la como Contingente queda (literalmente "más allá del Logos". Inesperado, imprevisto). (5)
La contingencia de la permite postular su "inconstancia"( 6). No es forzado pensar un funcionamiento discontinuo, puesto que Aristóteles explica que ella:
- a) No se da siempre.
- b) No se da en la mayoría de los casos.
- c) No se produce siempre del mismo modo.
En este punto del texto aristotélico, se empieza a observar el uso casi exclusivo del significante . Pareciera ser que Aristóteles sólo hablara de este concepto, anticipándose a las diferencias que planteará en el capítulo VI. Define a la diciendo que...
"... es una causa accidental que se encuentra entre las cosas que intencionalmente son vistas a un fin." (7)
¿Acaso la diferencia entre ambos conceptos está relacionada con la teleología, o se trata sólo de una diferencia en el alcance que cada tipo de fenómeno tiene en la naturaleza?
El texto aristotélico permite una lectura tal que la finalidad aparece como condición para la . Vale decir que sólo en situaciones generadas en vistas a un fin puede producirse el "accidente" como fruto de la . Una observación se impone: el fin original de la acción, falla.
Insisto en este punto: la impide el encuentro con la finalidad de la acción, puesto que interpone al "accidente", lo que determina un "mal encuentro" en tanto interceptado con el fin.
III.
Repasemos la etimología del . Admite dos posible orígenes:
- [en vano].
- [buscar].
La primera acepción, permite acercar al a la idea de un fin no realizado o tal vez interferido, fallido.
La segunda acepción aproxima al significante con que da cuenta de una acción que uno realiza por sí mismo, a partir de la propia voluntad.
Si le hiciéramos algo de trampa a Lacan y nos permitiéramos leer el primer párrafo del capítulo VI de la "Física" nos encontraríamos con la siguiente aclaración:
"La se distingue del porque el posee mayor extension. En efecto, todo lo que es producto de la es por pero no todo lo que es producto del es por . " (8)
En tanto el sujeto del A realiza la acción de Momai [buscar] a partir de su propia voluntad, no encuentra aquéllo que busca, sino que recibe el efecto de un "mal encuentro" (9) bajo la forma del "accidente".
El aparece ahora como lo Imposible de lograr si es pensado en la vertiente de la búsqueda del fin [mten]. El no cesa de no lograr su fin. Sin embargo, en relación a la Tx , no son el uno sin el otro. Conviene tratarlos a partir de su valor opositivo y diferencial incluso en Aristóteles.
Podríamos reformular la definición de que Aristóteles propone en el párrafo 197a.5 y afirmar que la es una causa accidental que produce sus efectos sobre el , el que por la interposición del "accidente" no se realiza, o se realiza en forma fallida.
IV.
En tanto psicoanalistas, algunas de las conclusiones obtenidas no nos son novedosas. Las conocemos a partir de la lectura de Lacan, pero en esta ocasión intentamos rastrear los puntos de fractura entre el discurso del filósofo y aquéllo que pertenece al campo de nuestra praxis. Propongo que Lacan había hallado en el texto del estagirita ciertos puntos de ruptura a partir de los cuales los términos en cuestión serían redefinibles para el psicoanálisis, previa re-escritura de los mismos. Los puntos a los que hago referencia, son:
- 1) La posibilidad de articular las "formas del generarse" con los modos lógicos.
- 2) El carácter de "accidente"que Aristóteles asigna a la y que permite pensarla como una "causa indeterminada".
- 3) El eje teleológico en su relación con el significado etimológico doble de .
- 4) Las vías de acceso para pensar a "las formas del generarse" (eje -).
- 5) La relación entre la inconstancia de la y la discontinuidad que implica la irrupción de lo real.
V.
(post-scriptum)
En una nota a pie de página de su artículo de 1912 titulado "Sobre la dinámica de la transferencia", Sigmund Freud utilizó el término escrito en griego (10). En tal ocasión, intentaba defender su posición acerca de la acción conjugada de dos series de factores etiológicos en la causa de la neurosis. Es así que el par significante presentado es para dar cuenta de los factores accidentales e infantiles y para los factores constitucionales (innatos). Freud reivindica el papel que el psicoanálisis ha tenido en el esclarecimiento del primer grupo de factores, aunque les concede a ambos una "regular acción conjugada" en el desencadenamiento de sus efectos; dejando el problema del porcentaje de incidencia de cada uno para los casos singulares.
Es claro que el modo que tiene Freud de incluir el significante al menos en esta nota difiere con el uso lacaniano. Sin embargo no puede descartarse que el acercamiento de Lacan al problema estuviera influido por esta breve nota de la que, no está demás decirlo, todo su trabajo en el Seminario 11 pareciera ser un extenso desarrollo. ¿No se habrá tratado de una muestra más del "retorno a Freud" que Lacan proponía habitualmente?
* * *
Notas.
(1) Lacan, Jacques. "El Seminario. Libro 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis" (1964). Ed. Paidós, Buenos Aires, 1991. pág. 60.-
(2) Fis.II.5. 196 b.12-15
(3) Met.V. Cap.30. 1025 a.14
(4) op.cit.1025a.24
(5) Fis. II .5. 197a.18
(6) Fis.II.5.197 a.30
(7) 197 a.5
(8) II.6.197 a.36
(9) Lo que en el Seminario 11 aparece transliterado como dystychia. (op.cit. pág. 78).
(10) Freud, Sigmund. "Sobre la dinámica de la transferencia"(1912) en "Obras Completas" Volumen XII, Amorrotu Editores, Buenos Aires, 1988, pág. 97.-