Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Los restos del "Templo de Dios"
Ricardo Diaz Romero

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I : Propósitos:

Quisiera compartir algunas reflexiones a propósito de lo que, la práctica del psicoanálisis, me ha hecho escuchar acerca de : el cuerpo ... de este tiempo. Y, a partir de estas reflexiones, plantear al menos la siguiente pregunta : ¿Si el discurso actual, sobre el cuerpo, en nuestra práctica, constituiría una ruptura del lazo del síntoma o del lazo de la transferencia ; o, si sería ocasión de "avances y aperturas en el campo nuevo donde el bisturí de la ciencia crea nuevas oportunidades para la obra de subjetivación"?. (3)

II : Historias del cuerpo

Para introducirnos, podemos preguntarnos : ¿Qué decimos cuando decimos "cuerpo"? En este punto no he podido dejar de recordar las referencias que, al respecto, diera San Pablo Tarso en sus dos Epístolas a los Corintios, y que toman su importancia por haberse plasmado, paradigmáticamente, en lo que "era" el cuerpo en todo el ámbito de influencia cultural del cristianismo. En dichas Epístolas, Pablo Tarso escribía: "El cuerpo es el Templo de Dios" (4).

Esta referencia no es sino para la ilustración de una constante en el modo en que se ha hecho presente "el cuerpo" en el discurso de las religiones monoteístas. Evidenciando que las mismas siempre se han encargado de regimentar la relación del sujeto con eso que le es tan propio y tan ajeno a la vez: el cuerpo. En el discurso de las religiones monoteístas se indicaba, muy precisamente, como cuidarlo, limpiarlo, vestirlo, alimentarlo y, además, cómo satisfacerlo y con qué satisfacerlo. (5)

Dentro de estas últimas indicaciones, es destacable constatar un estatuto netamente diferencial entre las satisfacciones que incluyen a esos objetos "parlantes", tan particulares, que son los semejantes; y las que incluyen cualquier otro tipo de objetos animados o inanimados.

La característica de estos cuidados es que se encuentran dentro de lo que hoy llamaríamos "cosmética" (6) : es decir adornar, vestir, pintar, teñir , suplementar la superficie de ese sagrado cuerpo, hecho "a imagen y semejanza de Dios". Y, además, la característica de esas intervenciones que podemos poner sin dudas dentro de lo que se llama: per vía de porre, es que nunca llegaron a constituirse como una preocupación o un interrogante para los psicoanalistas, con la excepción, quizás, hecha por Lacan cuando interroga "la mascarada", el camouflage, el simulacro, y que fueran desarrolladas por Severo Sarduy en sus "Ensayos generales sobre el barroco", y en referencia al campo de las perversiones. (7)

Por el contrario, hoy se sí hacen escuchar las preocupaciones e interrogantes de los analistas - y no solo en los trabajos presentados en este Congreso -, ante esas intervenciones sobre el cuerpo que podríamos, siguiendo la metáfora de las Bellas Artes, nombrar como: per vía de levare, es decir incidiendo en la materia, en la cosa y en la química de un cuerpo, "cuerpo", este, que ya no tendría el estatuto del sagrado Templo de Dios, hecho a su imagen y semejanza, sino eso que llamé sus restos : un cuerpo como resto.

A partir de esto, encuentro que se haría insoslayable, entonces, que para hablar de cuerpo, deberíamos acompañar a la palabra "cuerpo", con alguna otra palabra que intente especificarlo, situarlo.

III : Los cuerpos de Freud y los de Lacan :

Con Freud, respecto al estatuto del cuerpo, nos encontraremos, sucesivamente, con el cuerpo libidinal, con el cuerpo de los agujeros erogeneizados, con el cuerpo de los agujeros pulsionales, con el cuerpo de la superficie, es decir el del placer y, ya desde las postrimerías de la Primera Guerra, con un cuerpo enmarcado en los enigmas de lo que Freud solo pudo nombrar con un adverbio de lugar, como "Más allá del principio del placer" y con los enigmas de su propuesta de la "pulsión de muerte".

Estos pasos freudianos relativos al cuerpo, con la relectura que nos ofreció Lacan, podrían encontrarse formalizados como:

1 - Lo Imaginario del cuerpo, es decir:

2 - Lo Simbólico del cuerpo, es decir:

3 - Lo Real del cuerpo, es decir:

A partir de esto, comenzamos a contar con palabras para especificar de qué cuerpo se está hablando, en nuestra práctica, y en cada ocasión ; y para nombrar los pasajes de uno a otro cuerpo en los diferentes momentos de una cura y de cada cura.

Y será solo en este contexto que tendrá asidero lo que estoy intentando proponer, es decir que : la clínica nos ofrecerá el discurso sobre un cuerpo, donde se nos harán presente, siempre, los tres, y trenzados. Dicho en otras palabras, es condición necesaria para hablar del cuerpo, en el psicoanálisis, como yo lo entiendo, que estén los cuatro: vale decir : R, S, I, y, además, los interrogantes acerca de aquello que se produce por su trenzado, es decir eso que Lacan escribió como el objeto ´a´ (10).

IV : Un real del cuerpo en el discurso de "este tiempo" :

Aquí, en esta trenza de seis movimientos, que conocemos como nudo borromeo, intentaría situar lo que sería propio y singular de la discursividad de este tiempo en lo que hace al estatuto del cuerpo, sus satisfacciones y sus sufrimientos: se trataría de las consecuencias discursivas de las incidencias de un real del cuerpo; incidencias disyuntivas que jaquean a lo imaginario del cuerpo y a lo simbólico del cuerpo constreñidos, al mismo tiempo, y de un modo necesario, a coexistir en ese trenzado.

Ahora, unas palabras acerca de este : "un real del cuerpo" que estoy intentando acotar diciendo: "de este tiempo". Cuando digo "de este tiempo" estoy hablando del tiempo de esta generación – al menos de la mía –, una generación a la cual le fuera servido, como desayuno de la vida, la evidencia de los campos de exterminio del nazismo, la evidencia de la Shoa ; y dentro de esto, algo muy específico, en el hecho de que el cuerpo, como ese real, como ese resto, viniera a obstaculizar el éxito de la llamada "solución final" ; y, más específicamente, aún, en el tratamiento que se le diera a este obstáculo constituido por el cuerpo como resto.

Intento transmitir que esto es algo que tiene una dimensión que va mucho más allá de lo que Freud escribiera en "Él malestar en la cultura" en referencia a lo que se le podría hacer al prójimo (11)– o el prójimo podría hacernos - en lo Imaginario del cuerpo y en lo Simbólico del cuerpo, y que cito a continuación:

"... ni hace falta que le reporte utilidad; con que solo satisfaga su placer (Freud se mueve aún en el registro del placer), no se priva de burlarse de mí, de ultrajarme, calumniarme, exhibirme su poder; y mientras más seguro se sienta de su poder y más desvalido me encuentre yo, con certeza tanto mayor puedo esperar ese comportamiento suyo hacia mí. (...) ... el prójimo no es solamente un posible auxiliar y objeto sexual, sino una tentación para satisfacer en él la agresión, explotar sus fuerzas de trabajo sin resarcirlo, usarlo sexualmente sin su consentimiento, desposeerlo de su patrimonio, humillarlo, infringirle dolores, martirizarlo y asesinarlo." (12)

Pero esto, que estoy intentando transmitir, es otra cosa : ya que se trata de la traumática presentación de un real del cuerpo como ese resto que obstaculizó la solución final y que llevó a derivar, para el tratamiento de dicho obstáculo toda la tecnología y la ciencia, toda la maquinaria del III Reich, incluso en detrimento de las necesidades propiamente bélicas.

Saben que en ese momento se había podido conseguir una cierta anuencia colectiva para el exterminio con el mero recurso de quitar la condición de "semejante" a quienes se quería eliminar, es decir quitando el estatuto imaginario del cuerpo – hasta hubo, por ejemplo, una ley decretando que los judíos eran "no-persona" -; se pudo, asimismo, quitar todos los rasgos de lo que simbólicamente hace a un cuerpo; y, también se pudo quitarles, incluso, la condición de seres vivos.

Pero, allí se hizo presente – y de un modo eficaz - lo real del cuerpo en sus restos, esos restos que hacían obstáculo, y es allí, en ese punto, que el horror del asesinato es sobrepasado por el horror de los detalles del tratamiento al que fuera sometido ese real como resto del cuerpo. En otras palabras, lo que se le impone a nuestra cultura y que, eficazmente, incide en la discursividad, es la noticia de que el cuerpo ha sido tratado meramente como cosa, meramente como materia (13), meramente como un conjunto de reacciones químicas, así, sin atenuantes. (14)

Y, este real del cuerpo, como resto ; este real del cuerpo habría entrado en el discurso de la cultura arrastrando consigo, al menos, dos ordenes de consecuencias. Y esta es la principal hipótesis que traigo para la discusión : que ha traído dos ordenes de consecuencias en la discursividad en la medida en que ya no ha podido ser ignorado en su condición de tal.

1 – Primera : que en el discurso actual se dice un intento de simbolizar e imaginarizar algo que venga a sostener este trenzado que es un cuerpo, ante tanta pregnancia de real de cuerpo, como resto, y del goce – supuesto - que de ello devendría. Y así, invito a leer este intento desmesurado que, en las reflexiones de algunos psicoanalistas, se califica como falta de simbólico o de exceso de imaginario o de apología del objeto, evidenciando que a esa fenomenología se le escapa dicha pregnancia de real.

2 - El segundo orden de consecuencias es: que el discurrir actual porta un tal saber del cuerpo y una imaginarización del cuerpo que se nos hacen presentes en los decires y en los actos de este cuerpo, que es el de nuestros días, a saber: un cuerpo que puede substituirse, donarse ; un cuerpo que se puede reformar, adaptar, adoptar, ceder, alquilar para concebir; un cuerpo que se puede transformar, "transplantar", "transexuar", "robocopisar", "clonar". Y este es el discurrir que se nos ofrece, insisto, para un intento de avances o aperturas, en el campo nuevo donde el bisturí de la ciencia crea nuevas oportunidades para la obra de subjetivación de un psicoanálisis.

El discurrir actual porta un saber y una imaginarización tales, cuando toma la forma del interrogante de una mujer - ante la escucha de un psicoanalista, que soporta abstenerse de responder – acerca de que si su embarazo, logrado con un óvulo ajeno, ha desafiado, renegatoriamente, a la castración, si es que ella ha enloquecido o si se está ante intento creacionista. (15)

El discurrir actual porta un saber y una imaginarización tales, que permite que la joven embarazada hable de un portarretratos en el que exhibe, en su sala, muy oronda, una fotografía, enmarcada, de la ecografía de una cosa que no se asemeja en absoluto a la imagen humana, un ameboide pleno de latidos, pero que ella presenta como "mi bebé", sanito y relativamente protegido del albur de las malformaciones y taras genéticas. ¿No encuentran allí algo de esa inmensa tentativa simbólica e imaginaria que les mencionaba? ¿Es que ustedes, psicoanalistas, consideran que eso pudiera constituir una tentativa renegatoria o pueden escuchar, allí, que se trata de esa posibilidad creacionista del discurso actual, de la que intento hablarles? Digo "creacionista" en los términos de Lacan : hacer, con lo simbólico o lo imaginario, algo que destaque, que soporte una punta de real.

Evidentemente, solo podremos aportar respuesta a estas preguntas escuchando, caso por caso, los avatares azarosos de cada intento creacionista.

Por mi parte, creo que hay al menos algunas situaciones que me permiten decir que más que constituir alguna resistencia a la efectuación de un análisis, este discurso nos enfrenta con un campo tan extraño como promisorio.-

Notas

1 Presentado en el 1º Congreso Argentino de Convergencia : Psicoanálisis, Lazo Social y Adversidad – 13, 14 y 15 de Diciembre de 2002 – Buenos Aires.

2 Analista Miembro de la Escuela – EPSFRos – 00-341-425.0805 / 424.3625 - <diazromero@infovia.com.ar>

3 La frase entrecomillada fue extraída de la carta con la que, mi amigo Jacques Nassif, respondiera a mi solicitud de leer el borrador del presente texto.

4 1era Epístola a los Corintios, 3, 16 – 6, 12 a 20 [especialmente 19] y 2da Epístola, 6, 16.

5 Invito al lector que se interesara en esto, a la lectura de "Las Tablas de la Ley", de Tohmas Mann.

6 Cosmética y Cosmos comparten su raíz de acomodo, arreglo, ordenamiento, etc.

7 S. Sarduy – Ensayos genrales sobre el barroco – Fondo de Cultura económica – Buenos Aires – 1987.

8 Podría agregarse aquí al "prójimo" de la inquietante extrañeza, el caracterizado por Lacan como : La proximidad inminente del goce.

9 Evoco aquí a ese resto que, se produce como caída y que afectúa al sujeto del corte. Ese resto del que Lacan se pregunta cómo hacerlo pasar desde desecho a objeto causa.

10 J. Lacan – Escrito para el Catálogo de la Exposición François Rouan, en el Museo Cantini - Marsella – 1978.

11 Se remite a la lectura de El amor al prójimo (o el complejo del semejante), de Ricardo Diaz Romero, trabajo presentado en la EFBA, en septiembre de 1996 y reescrito para su publicación en Argumentos Nº 5, EPSFRos, en 1999, páginas 23 a 38. En ese texto se trabajan los conceptos freudianos de Nebenmensch, Nächte, Mitmensch, änlich, anderen, Anderer, inscriptos en la trenza de R, S, I.

12 S. Freud – El malestar en la cultura – O.C. – T: XXI – Amorrortu – Bs. As. – 1979 – ps. 107 y 108.

13 [Nota agregada el 12 de abril de 2005] Remito al modo en que la palabra "materia" es tratada por Pere Salabert en sus libros : La redención de la carne (Hastío del alma y elogio de la pudrición) – Ed. CendeaC – Murcia – 2004; y Pintura anémica, cuerpo suculento – Idem – 2002.

14 Agradezco a Griselda Robles el envío de un artículo de Carmen Gallano, publicado por la revista Colofón, en Madrid, en cuya página 33, la autora plantea una tesis en términos similares a estos.

15 Agradezco este comentario a Hugo Levin.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 23 - Octubre 2006
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