Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
La femineidad, síntoma sufriente del malestar en la cultura
Iris Lelia Acosta

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"Una mujer es el síntoma, pero él,
él es el síntoma de una mujer, eso
."
Nestor Braunstein

"La subjetividad de los varones,
la masculinidad se entreteje con una determinada concepción de lo femenino.
Femineidad y Masculinidad surgen de un solo y mismo tronco: el discurso falocéntrico
"
Humbelina Loyden Sosa

Este trabajo intenta demostrar la eficacia simbólica del devenir histórico y de cómo las rupturas en este devenir mas lógico que cronológico, se inscriben como traumas colectivos determinando configuraciones subjetivas particulares. Tiempo circular que no cesa de repetirse y cuyos efectos se observan en ciertas manifestaciones de la violencia simbólica.

Se tomará la Teoría del Sujeto y la Teoría del Goce para indagar la vida erótica de los sujetos sexuados y se plantearán aspectos particulares observables en la constitución de la femineidad en el Valle Calchaquí y del "destino" de sometimiento de la mujer que, paradójicamente condensa el destino de sometimiento de todo Sujeto Latinoamericano, de dependencia y colonización (cultural, económica, ideológica) aún irresueltas a más de 500 años.

Insistencia de un significante (Significante Amo?): Sometimiento. Prueba de tal condición de los pueblos latinoamericanos es su creación textual (literaria, poética, artística, musical, etc) y en las que insistentemente opera este significante que marca la vida cotidiana de los sujetos. Pulsión de repetición, culpa y nostalgia de una pérdida traumática aún irresuelta.

Se plantea la diferencia Sexual Simbólica. "Si lo que aparece como femenino y masculino es contingente y cambiante a lo largo de la historia y entre las diferentes culturas ¿qué es lo que conserva un carácter estructurante y fundante? (...) Contesta Frida Saal que, lo que es fundante es la diferencia de los sexos y esa diferencia es efecto del significante". El significante Falo es el significante de la diferencia (1999:67). Sabemos desde Freud que todo sujeto está alienado a un núcleo inconsciente que arma al sujeto discursivamente y del cual nada sabe y del cual tendrá que hacerse cargo irremediablemente. Sistema simbólico y lenguaje "fachista" (Lacan) que inscribe al sujeto en la cultura e inaugura marcas en el aparato psíquico ordenando su percepción del mundo. Función Paterna que instaura "la prohibición del incesto que han hecho hombre y mujer al padre y a la madre" (Saal).

I.

Todo lugar genera las instituciones y estrategias de control social que le conviene y le son funcionales. América Latina ha generado las suyas. México tuvo un lugar emblemático, un espacio físico: la casa – refugio de Belén fundada en 1683 por tres sacerdotes, destinada a salvar a las mujeres de los demonios y del pecado, ya que por su naturaleza —la femenina, por supuesto— siempre "atraen". (Loyden, 2001).

"La" Mujer, por siempre temida y deseada, irresistible. Temida por enigmática y desconocida. Es que en ella, no-toda, algo queda por fuera de la Función Fálica y como nos enseña Lacan, "La Mujer no existe", no hay un significante que la represente. La Mujer irremediablemente, por estructura, un inclasificable que causa angustia. Solo ubicable en un orden simbólico que la hace responsable del "mal" de la humanidad. Temida y despreciada por el enigma que porta su condición femenina. Causante y depositaria del Malestar en la Cultura; la condición femenina aparece fantasmáticamente como naturaleza a controlar.

Podríamos preguntarnos si de qué "demonios" se trata, si de qué demonios hay que redimir a las mujeres y si de qué "pecado" se trata para convocar tal horror. Indudablemente, lo que está implicado en tal magnitud de Angustia es un Real; sabemos por Lacan que no hay significante que represente a la mujer.

La cultura patriarcal y el hombre depositan fantasmáticamente en la condición femenina ese "punto ciego" que toda Ley deja sin legislar y que escapa al orden simbólico. Cuestión ésta que es vital para el hombre dado que en ella se juega su propia Identidad Sexual, su Masculinidad. La vida erótica y la identidad sexual femenina o masculina de mujeres y hombres está regulada desde una imagen especular investida narcisisticamente (Braunstein); de modo que desde esta posición de especularidad, la femineidad remite a la masculinidad y esta a su vez a la femineidad en una construcción y permanente reconstrucción mútuas; ambas posiciones sexuadas se implican mutuamente.

Paradójicamente, la mujer se hace cargo de estos "pecados" y fantasmas masculinos para construir su identidad femenina, contribuyendo así a perpetuar el orden cultural patriarcal y falocéntrico. Es que sabemos que no es posible hacer referencia a lo femenino sin remitirlo a la masculinidad, como era la pretensión de los llamados Estudios de la Mujer. Hoy preferimos ubicarnos del lado de los Estudios de Género; y desde el psicoanálisis: en la indagación de las Diferencias Sexuales Simbólicas en las que "la anatomía no es destino". Desde esta conceptualización Lacan hace su aporte al tema; como Freud, supera las Diferencias Sexuales Anatómicas cuando nos lega sus Fórmulas de la Sexuación en el Seminario 20 . Comentario aparte merecería la cuestión que ninguno de los dos, ni siquiera ellos, superan en sus concepciones, la universal ideología falocéntrica con que nos marca la cultura.(Volnovich)

La investigadora Humbelina Loyden hace referencia a la existencia de "el Malestar de lo Femenino", malestar que es la manifestación de un núcleo traumático imposibilitado de simbolización, un punto ciego que perturba y enloquece a hombres y mujeres.

Belen: lugar de disciplinamiento de la sexualidad femenina y garantía de la masculinidad. Una salida masculina para acallar la angustia y malestar que la femineidad genera en la cultura –en hombres y mujeres-- . Espacio que a la vez cerca el peligro y lo circunscribe, lo desaparece. Controla y elimina la sexualidad de la mujer a la vez que resguarda al hombre de las irrefrenables tentaciones ante la malignidad y la voluptuosidad femenina... y de la suya propia.

Los Valles Calchaquíes construyeron con este mismo fin, sus propias estrategias simbólicas: la enfermedad, un cuadro psicosomático para mujer –un "asilo" como el de Belen-- ; el propio cuerpo como una carcel, que no solo muestra los tropiezos en la asunción de la Identidad Sexual Femenina sino que muestra las dificultades que el hombre tiene con la suya.

II.

En los Valles Calchaquíes, situados en el noroeste argentino, formando parte de la zona Andina de América tanto geográfica como en su estructuración histórica, económica, política y antropológica. Los diaguitas – calchaquíes, grupos humanos originarios del valle, son conquistados por los Incas y anexados a sus dominios (el Coyasuyo) 60 o 70 años antes del ingreso español. Conquista que resistieron, como ningún otro pueblo originario (salvo los Araucanos de Chile) de América Latina durante 100 años.

El "Otrocidio", como prefiere llamar la psicoanalista Marta Gerez Ambertín a la destrucción de los A (Otro) de las culturas americanas que eran un eficaz orden simbólico, ----códices mayas, sistema social político, relaciones de género, tecnología agropecuaria, relación Hombre– Naturaleza, las relaciones de parentesco, de género, etc.--- que ordenaba y legislaba los intercambios humanos y el lugar que cada miembro tenía en la organización social, en el ayllu. Pueblos arrasados y reconstruidos desde las cenizas, con los girones de su historia y los retazos simbólicos de la época pre-hispana que lograron sobrevivir y transmitirse furtivamente en el colectivo, y la incorporación del nuevo orden impuesto. El "ser latinoamericano" aún se encuentra, a más de 500 años, en construcción (Perilli)

Según los cronistas las mujeres no obedecían ni respetaban ciegamente a sus maridos ni se castigaba con severidad la infidelidad; "el proyecto jesuita fue un programa para "civilizar" a este pueblo, el cual incluía la introducción de los principios de la autoridad formal, la obediencia a los nuevos jefes, la disciplina y sobre todo el esfuerzo de situar a la mujeres bajo la autoridad del varón" (Garrido-Biazzo, 1997). La mujer, objetivo (¿morboso?) y eje fundamental del nuevo ordenamiento simbólico traido por España y concretado con la ferocidad de los fundamentalismos por la evangelización.

La evangelización se encargará de disciplinar a la mujer como misión ineludible y construirá, no un asilo como el de Belén, sino nuevos mecanismos que amordazarán la sexualidad femenina condenándola a un eterno Real y a una prisión : su propio cuerpo, toda ella será solo un "cuerpo enfermo" (cuadro clínico observado en mujeres que deambulan por el Hospital Regional de Santa María, e insisten en sus consultas por los servicios de Ginecología, Clínica Médica) en una clara manifestaciónde fracaso del Deseo; de una asignación simbólica e imaginaria de la historia y la cultura a la mujer; de un "destino" superyoico para el género femenino.

Los Valles Calchaquíes recibieron hace 30 años una nueva oleada de sacerdotes (y monjas) españoles; la Congregación Agustina crea entonces la Prelatura de Cafayate que abarca todo el territorio de los Valles Calchaquíes, para completar y profundizar su obra evangelizadora.

La relación sexo – religión católica determinó el rumbo y la historia de los pueblos de América. Mandatos de la Iglesia que son interiorizados como mandatos superyoicos--insensatos, por cierto-- bajo cuyo dominio caerá la sexualidad de hombres y mujeres pero principalmente la sexualidad femenina. Ordenará Un modo único de establecer:

M. Foucault en "Vigilar y Castigar" advierte que el control sobre los cuerpos y su "normalización" son una tecnología imprescindible en el sistema capitalista de producción. La contemporaneidad destierra los muros materiales como los de Belén, los internados, etc. y construye otros que son invisibles, imperceptibles e igualmente eficaces. Nuevas formas y construcciones simbólicas de la cultura patriarcal, sutiles; siempre presentes. Nuevos "asilos" y encierros. Nuevos encierros que marca la cultura del Siglo XX e inicios del Siglo XXI; hoy sigue vigente, incólume, el discurso profundamente misógino y paranoico hacia la mujer –hacia la sexualidad femenina—de los primerísimos tiempos de la humanidad. "Lo ancestral se repite de generación en generación" (H. Loyden) tomando otros ropajes, otros rostros.

Tan fundamental es el Género, que Bourdieu (1999) lo ubica como el elemento básico de la construcción de la cultura, determinando la formación de los esquemas de pensamiento singulares y colectivos; Frida Saal, a medio siglo del "Malestar en la Cultura", explica que la Diferencia de los Sexos es una de las primerísimas causas del malestar en la cultura por un lado y por otro es la "diferencia irreductible que organiza el deseo" (Lamas y Saal,1999:10). La cultura marca a los sexos con el género y el género marca la percepción de todo lo demás: lo social, lo político, lo religioso, lo cotidiano (Lamas,2000).

El género y la forma en que se simboliza la diferencia sexual, condicionarán toda otra relación que los sujetos puedan establecer en el mundo de ideas, personas y cosas.

En la estructuración subjetiva y en la asunción de la Identificación sexual del Sujeto investido narcisisticamente, la "diferencia anatómica" se produce como operación de la palabra, lograda mucho antes que la percepción de esa diferencia. La palabra es recogida y "fijada en las redes de lo imaginario donde se definen posiciones diferenciadas y asimétricas de los hombres y de las mujeres ante la castración, es decir, ante el falo como significante del goce" (Braunstein).

III-

El Cuadro Clínico observado en mujeres que consultan en el Hospital Regional "Dr Luis Alberto Vargas" de Santa María Catamarca ha sido recortado y delimitado metodológicamente para poder interrogarlo. El mismo ha sido ubicado como una manifestación sintomática en el cuerpo femenino que denuncia una particular modo de subjetivación de la femineidad. Un "modo de enfermar" como premisa para el logro de la identidad sexual, impuesto primero y luego subjetivado por la mujer como condición para Ser Mujer.

Gerez Ambertín advierte sobre el "doble hostigamiento" del sufrimiento humano: el que le impone la cultura y otro que es subjetivo, interno y del cual el sujeto ético tiene que hacerse cargo. En este punto es interesante hacer referencia a la responsabilidad del sujeto respecto a los mandatos culturales; aportes de Bourdieu (2000:12) advierten sobre la "sumisión paradójica" de la mujer ante la "dominación masculina" como una violencia simbólica, violencia amortiguada, insensible e invisible para sus propias víctimas que goza de la complicidad de éstas en su condición de sometimiento. Sumisión paradójica que constituye "una ocasión privilegiada para entender la lógica de la dominación ejercida en nombre de un principio simbólico conocido y admitido tanto por el dominador como por el dominado".

Para que el sujeto logre una singularidad que lo diferencie de la masa es condición que pueda responsabilizarse de esa alienación originaria y hacerse cargo de la falta (castración) y de la culpa, la del Padre y la propia. Lacan (1988:504) en "Instancia de la Letra" es muy claro al respecto: "Nadie puede alegar desconocer la Ley" para des-responsabilizarse de lo que dice, de lo que hace y de lo que es. Nadie es inocente ni ajeno de aquello que soporta como "victima" de un victimario interior: el Super Yo, en su versión de "masoquismo primordial" como tragedia de todo sujeto humano femenino o masculino. (Victimario que en algún tiempo lógico y circular es externo: cultural).

El cuadro aludido es un observable fáctico del fracaso del Deseo; de la irrupción de la crueldad del Goce en el cuerpo femenino; de una mujer que enferma para el logro de una identificación –identidad sexuada--, en la que se encuentra implicada la cuestión del Ser Sujeto. Respecto a este Real dice Freud en "La Femineidad" (coincidiendo con la edad de iniciación de los trastornos psicosomáticos observados y sin que haya mediado una lectura previa a la sistematización del cuadro): "La mujer de treinta años nos inspira cierto espanto por lo que encontramos en ella de fijo, de inmutable; su libido ha adoptado posiciones definitivas y en lo sucesivo parece incapaz de cambiarlas. No hay ninguna esperanza... como si el proceso hubiera llegado a su término, coo si la penosa evolución hacia la femineidad hubiera bastado para agotar las posibilidades del sujeto". Rigidez que, comenta Millot, que siendo estructural no posee caracter patológico. Lacan advierte respecto al goce, en "Psicoanálisis y Medicina" (1966) que, bajo la apariencia de la demanda de curación se esconde un aferrarse a la enfermedad que derrota a la técnica.

El tema de la Mujer en el Psicoanálisis es muy caro, es el que inaugura la Clínica bajo Transferencia, la Clínica de la Histeria y, en suma, la Clínica de las Neurosis. Clínica que con Lacan se constituye en Clínica de lo Real, del Fantasma y del Objeto a. Lo pulsional, el "trauma", base de toda neurosis y fundamento de la Verdad del Sujeto. Es este el punto en el que se encuentra la pregunta histérica de todo sujeto, femenino o masculino: ¿Qué es una mujer?. Freud plantea dos cuestiones fundamentales, "Toda su obra puede verse como un intento reiterado de dar respuesta al enigma de cómo una mujer se convierte en mujer y describir el papel del padre en ese proceso" (Verhaeghe,1999:10).

 

Los observables clínicos.

Como todo síntoma, estos tienen sus determinaciones de orden singular pero se estima que están fuertemente pautados por la historia y la cultura del lugar, dada la frecuencia epidemiológica con que se presenta en la población femenina y la similitud de los padecimientos.

"Las condiciones de vida de las mujeres, especialmente de sus vidas cotidianas, así como de aquellos factores opresivos que constituyen modos de vida enfermantes" (Burín,1993: 315)

Son mujeres, algunas de ellas, incluso, muy jóvenes de alrededor de 30 años, quejosas de diferentes molestias somáticas y funcionales que insisten , que mutan de lugar y que no se "curan" con los tratamientos médicos tradicionales, desorientando a los facultativos. Sufrientes, deterioradas, con un estado de ánimo depresivo; generalmente acompañadas como si estuvieran incapacitadas o fueran discapacitadas; abúlicas, desinteresadas y con una inhibición o severa imposibilidad en el desempeño de las tareas hogareñas y laborales, con una vida sexual casi inexistente. Aturdimiento, problemas de memoria, enlentecimiento y pobreza ideativa e imaginaria en un cuerpo al cual parecen desconocer. Síntomas psíquicos acompañados de síntomas somáticos, psicosomáticos que afectan sucesiva o simultáneamente diferentes órganos y se alojan en diferentes aparatos (osteoarticulatorio, gastrointestinal, cardiovascular, ginecológico, piel) afectando sus funciones. Llama la atención la mutación del padecimiento de un lugar a otro, la descripción exagerada del mismo y la insistente búsqueda de intervenciones médicas sobre su cuerpo (pruebas de laboratorio, radiografías, estudios especializados hasta llegar a internaciones y a prácticas más riesgosas como múltiples operaciones). Observándose un deterioro lento y progresivo de su salud con el paso de los años.

Visitan insistentemente los consultorios médicos, por lo que son derivadas al Consultorio de Psicología; la mayoría de las veces son detectados indirectamente en ese Servicio o llegan por consulta de un familiar. El DSM-IV describe un cuadro semejante , el Trastorno de Somatización; aunque descarta la incidencia de factores psicológicos; descarta la presencia de enfermedad médica diagnosticable, por lo que diagnostican como trastornos funcionales, sin hallazgo de signos objetivos ante la exploración clínica y exámenes de laboratorio que expliquen por completo los síntomas y que obligan a los facultativos a prácticas que después se demuestran totalmente innecesarias y que llegan a poner en riesgo la vida de las pacientes . Descarta las conductas de simulación y la producción intencional de los síntomas; la describe como como enfermedad crónica, fluctuante y que rara vez remite de manera completa . Advierte que la visita a varios médicos puede conducir a combinaciones de tratamientos potencialmente peligrosas con alto riesgo de morbilidad asociada a estos padecimientos. Sugiere contextualizar los síntomas en cada cultura (trastornos que en Estados Unidos rara vez afectan a los varones). Llama la atención:

La alta incidencia del padecimiento en la población femenina del área urbana y periurbana a la ciudad de Santa María, lo que nos permitiría pensar un fuerte compromiso cultural. Sabemos que el cuerpo erógeno no existe por fuera de las significaciones sociales hegemónicas.

El fuerte compromiso del cuerpo en el mismo. El que es vivenciado como un profundo sufrimiento que se encuentra formando parte de la subjetividad y de los padecimientos neuróticos de estas mujeres. La superficie del cuerpo es una envoltura con doble simbolización: psíquica y social, es una visagra que articula lo social y la subjetividad (Lamas,2000:95)

"La sociología del cuerpo forma parte de la sociología cuyo estudio es la corporeidad humana como fenómeno social y cultural, materia simbólica, objeto de representaciones y de imaginarios. Recuerda que las acciones que tejen la trama de la vida cotidiana, desde las más triviales y de las que menos nos damos cuenta hasta las que se producen en la escena pública" (Le Bretón,2002:7)

El condicionamiento familiar que este cuadro produce en todos sus miembros y el alto costo en las subjetividades en juego (pareja, hijos).

El problema de salud que ha sido "naturalizado" , que no produce cuestionamientos ni interrogantes en la familia a pesar de su incidencia en la misma.

En relación a las diferencias psíquicas de los sexos ¿Se trata de un cuadro sostenido, acaso, por un cierto tipo de relación entre los sexos en el que hombre y mujer sostienen mutuamente sus goces: alcoholismo como rasgo de la masculinidad por un lado y el padecimiento psicosomático de la femineidad, por el otro?

La ubicación en el discurso del grupo como una aspecto y condición inherente al "ser mujer"; incorporado por la sociedad como "normal" en la femineidad del Valle, como si éste fuera el "destino " (palabra que cuestionaremos más adelante, desde el psicoanálisis) vital inexorable y único "destino " para la sexualidad en la mujer como prescripciones de género.

La aceptación pasiva de la afección, sin cuestionamientos por parte de los integrantes de la familia como una situación limitante no solo para la mujer sino para todos; imposibilidad de dimensionar las implicancias y consecuencias para el grupo.

La psicoanalista y sanitarista Alicia Stolkiner se lamenta que "nuestros conocimientos actuales y el sesgo de nuestra formación intelectual nos impida incluir las concepciones del bienestar, de la vida y de la muerte de las culturas precolombinas" y advierte que muchas de ellas operan aún en algunos de nuestros pueblos. De modo que se hace necesario estudios que aborden los mecanismos subyacentes de ciertos observables clínicos y violencias bajo la forma de sutiles sometimientos y victimización en y la vida cotidiana, y que indaguen sobre ciertos modos de subjetivación en Latinoamérica.

Podríamos ubicar el cuadro descripto dentro de las llamadas "patologías de la autodestrucción"con fuerte compromiso psicosomático, del lado de los "suicidios por rodeo" y de los "suicidios crónicos" en los que opera indudablemente la pulsión de muerte (Quiroga,1998) . Suicidios encubiertos , velados y "naturalizados" por la sociedad que no ve en ellos la marca de la violencia . La Dra Marta Gerez Ambertín vincula al suicidio enmascarado con "autoaniquilaciones semideliberadas", que es otro más de los nombres del "Super Yo". Es posible relacionarlas con acto sacrificial, con autopunición, culpa , parricidio. Enfatiza sobre el goce superyoico con el que se acompaña el proceso que resiste a todo tratamiento medicamentoso (Gerez Ambertín,1993).

"El sacrificio está ligado a la falta y a la castración, pero también a lo real (a), entrecruzamiento entre la inconsistencia del Otro y la culpa del sujeto: falta del Otro y falta del sujeto: A y S . En la intersección de esas dos faltas se sitúa el objeto a" (Gerez Ambertín,1999:200).

El cuadro descripto es solo una muestra de uno de los lugares en que se ubica el goce en una comunidad y una de las modalidades en que se manifiesta lo Real de la Cultura sea por ausencia o desfallecimientos de la palabra, o como efecto de mandatos superyoicos en la mujer. Podemos decir que el mismo es uno de los múltiples rostros de la violencia (o del Malestar?) en la cultura con rostro de mujer.

"El inconsciente es ese capítulo de mi historia que está marcado por un blanco u ocupado por un embuste : es el capítulo censurado . Pero la verdad se puede volver a encontrar; lo más a menudo ya está escrita en otra parte. A saber:

Larga cita de Lacan que abre una multiplicidad de caminos de indagación aportando aspectos impensados para la investigación en las ciencias sociales; presenta un entrecruzamiento de variables que interesan a este trabajo y, como siempre, nos hace estar atentos a las diferentes manifestaciones de la cultura y las posibles vias de abordaje de la "sujeción" del sujeto y por supuesto, del sujeto femenino a ésta y de su Malestar .

Judith Miller, entrevistada por la psicoanalista Marta Gerez Ambertín con motivo del IV Encuentro Internacional del Campo Freudiano expresa : "de lo escuchado y lo leído, hay una preocupación común , que también era la del Dr Lacan, esto es, la de despertar siempre la escucha analítica, y a los analistas mismos de estar atentos a la cultura, y no solamente sobre la ciencia, sino también sobre la vida, la literatura, la pintura, la política" . Slavoj Zizek cita a Walter Benjamín que "recordaba, como procedimiento teóricamente productivo y subversivo, los productos superiores de una cultura junto con sus obras comunes, prosaicas, mundanas" ; "Algo análogo hemos realizado en este libro: una lectura de los temas teóricos más sublimes de Jacques Lacan junto con, y a través de casos ejemplares de la cultura de masas contemporánea, no solo Alfred Hitchcock...Stephen King" (Zizek, 2000 - 9). Productos del arte como por ejemplo la reciente obra monumentalista del catamarqueño Raúl Guzmán, que representa una versión imponente de la Pachamama, deidad femenina de las culturas andinas y del Valle Calchaquí, a la que el artista representa como una impactante mujer con el vientre prominente y que podría ser muy fecunda para avizarar otros aspectos referidos a la mujer en la cultura.

Freud en "Múltiple interés del psicoanálisis", analiza los aportes a la psicología y a los diferentes ámbitos del saber no psicológico : filológico, filosófico, biológico, sociológico, filosófico; a la estética, a la historia de la evolución y a la historia de la civilización. Para ejemplo : como interés para esta última señala que mitos y fábulas , semejantes a los sueños, son productos de la fantasía de los pueblos son deformaciones con un sentido oculto a descifrar , representando a una satisfacción negada por la realidad que busca descarga a través de mecanismos psíquicos que poseen igual fuente en el individuo y en la colectividad. (Freud,S.,1913)

El sufrimiento del sujeto tiene una doble vertiente, un doble hostigamiento ,uno exterior al sujeto y otro interior superyoico : "la miseria de la cultura y la aniquilación pulsional" (Gerez Ambetín,1993: 116) . Ambos irremediablemente incurables. Se trata de poder preguntarnos por el "más allá del principio placer", más allá de las fallas (castración) en la constitución subjetiva , para dar cuenta de los modos y lugares de goce privilegiados por la cultura del Valle Calchaquí, especialmente del Goce del cuerpo, del goce del cuerpo en la mujer.

Palabras finales.

Reflexionar acerca de la Mujer es hacerlo también, ineludiblemente, de un Real y de la Pulsión de Muerte; no por casualidad fue una mujer, Sabina Spielreim, quien descubrió dicha pulsión. Descubrimiento de de un aspecto nuclear en la psicología de la Mujer, por obra y pensamiento de una mujer, Sabina. Esta envió a Freud los borradores a los que él, sospechosamente, nunca contestó y que mas tarde se adjudicaría como descubrimiento propio y central de su teoría. El falocentrismo impregnando la historia del psicoanálisis, quien le debe aún a Sabina un lugar, su lugar en esa historia (Volnovich,J.C.).

Respecto al Goce se corre siempre un riesgo y mucho mas si del Goce en la Mujer se trata. Advierte Braunstein (1990:11) "Y heme aquí, dispuesto a eslabonar un discurso sobre el goce, una tarea imposible pues el goce, siendo del cuerpo y por el cuerpo, es del orden de lo inefable a la vez que solo por la palabra puede ser circunscripto, indicado". Riesgo del que no esta exento este trabajo.

Goce opuesto al Deseo; goce imposible de compartir, inaccesible al entendimiento y a la palabra. Goce que es un imperativo, una injunción y que no puede ser otro que del Cuerpo. Por que "Goce es lo viviente de una sustancia que se hace oir a través del desgarramiento de sí mismo y que pone en jaque al saber que pretende dominarla", ardua tarea la del psicoanálisis: propiciar la articulación de Goce y Cuerpo a partir del Inconsciente. En las mujeres de los Valles Calchaquíes con sus cuerpos expropiados, descuartizados por la incidencia de un goce que es nudo estructural del Superyo. Superyo que es estructural al sujeto y a la cultura (Gerez Ambertín,1993:9).

Mujeres que hicieron carne el fantasma masculino en el que hay una correspondencia significante entre : la mujer buena-virtuosa-sumisa (maternal y "santa") por un lado y por el otro: la mujer-enferma. Identificación femenina que indudablemente sostiene un tipo particular de sexuación masculina.

Mujeres en las que "la penosa evolución a la femineidad" (Freud) quedó inconclusa, síntomas psicosomáticos en los que la mujer no realizó aún la "elección conversiva de órgano" (Nascio).

Se trata que estas mujeres puedan empezar a descifrar el goce y a interrogarse sobre éste : "¿Es mio mi cuerpo o está consagrado al Goce del Otro que me despoja de esta propiedad que sólo puede ser mia si la arranco de la ambición y del capricho del Otro? (Braunstein).

 

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 23 - Octubre 2006
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