|
La concepción de un psicoanálisis en extensión y uno en intención sitúan lo privado y lo público en el contexto analítico para que un mínimo de garantías operen a favor del proceso analítico que singulariza la clínica. Garantías ante el eso del inconsciente para lo cual no hay garantías y en donde las instituciones juegan su papel definitivo. La singularidad se halla en juego pero las constantes son la discontinuidad y la pérdida como circunvalantes de una posible transmisión, donde las garantías se desvanecen. En ese contexto se sitúa la formación de los analistas.
****
Entre lo privado y lo público ¿cómo aparece en cada situación esta discontinuidad inevitable en una transmisión posible?
Las inconsistencias del proceso y la obscenidad de los dispositivos se hacen presentes sobre todo cuando las cosas no marchan, es decir, frecuentemente.
Y esta obscenidad y su peor, es mayor mientras más poderío reclaman los agentes analistas del convenio analítico personalizado o en su caso transcontinental.
****
La experiencia de conducir un análisis y vivir eso que ocurre cuando se presenta el inconsciente de una manera tal que el analizante logra hacer algo con ello. Nos remite al surgimiento de eso que es el inconsciente que excede al analizante y al analista, pero no va más allá de cada análisis. La formación de los analistas entonces supone no solo al analizante sino al analista mismo, siempre puesto a prueba ante sus semejantes
****
Llegado cierto momento de un análisis, se genera en la experiencia en intención esa certeza de que ahí el saber teórico estorba, aunque nos preceda y sea una condición necesaria y formativa. Cuando suponemos que finalmente algo sabemos eso es también un obstáculo. Sin embargo se requiere de ese contexto de obstáculos cuya materia prima esta hecha de cierta ortodoxia lacaniana, cierto estilo riguroso, no del todo accesible, cierto escenario de una tradición vinculados al análisis en extensión, su contexto, su consenso, cierta escenificación teatral del paradigma.
****
La ortodoxia lacaniana parece proteger algo, garantizar un mínimo de condiciones, que permitan circunscribir los riesgos, cuidar esta forma de sabiduría acotada y circunscrita a las posibilidades de cada análisis. Una saber sobre el no saber, sobre lo inédito que habrá de surgir en un contexto donde parece que todos muestran su saber conquistado y mantenido al interior de una competencia encarnizada en extensión. ¿El asunto no es acaso en torno a cómo operar ante la falta de un saber? ¿No es ese un punto central en relación a la cuestión sobre la formación de cada analista?
****
Riesgos de suponer que el saber, la posición alcanzada, el prestigio, sirven de algo para que la transmisión, que abre un acceso acotado a la verdad, sea posible. Una verdad donde no hay ya un límite preciso entre la extensión y la intención, una nueva condición del síntoma en la cultura.
****
Parecería que la formación, es, en ese contexto un efecto más, pero no el más buscado, de una manera similar a lo que sucede con la desaparición de los síntomas. De lo contrario el "análisis didáctico", para no decir "pedagógico", genera una clínica de la formación que tergiversa la experiencia en los viejos y conocidos modelos reproducidos y típicos de asociación en torno a un poder y una escala de jerarquías. Ante tal escenario la pregunta inevitable sobre lo que distingue a los analistas de otros grupos de poder, lleva a la respuesta inevitable: nada los distingue, o muy poco, en todo caso tal vez una mayor conciencia en cuanto a las transferencias que cohesionan en torno a un paradigma.
****
En el umbral de la entrada al edificio donde se imparten cursos y seminarios para la "formación de analistas" se puede leer lo siguiente: "Ahora soy yo quién se convierte en un Amo para conducir un proyecto institucional. Así funcionan los institutos y demás. Así lo entendí de quien me trato como a un siervo que requirió de un dominio reiteradamente solicitado, al menos mientras aprendía algo, unas habilidades, una experiencia. Ahora estoy en condiciones de reciclarme como pequeño Amo en crecimiento."
****
Al parece el malestar es transcontinental- -¿y sin embargo que haríamos sin compartir inquietudes escenciales?, ¿suponer que tenemos garantías contra las pasiones más ordinarias, no es de los más grandes errores?
****
El hecho de que no exista transmisión sin pérdida en su sentido más irreductible y radical, supone implicaciones en la formación de los psicoanalistas para quienes en todo caso la garantía que se espera de ello es que esa transmisión siga existiendo vía esa pérdida en su sentido radical, en su diferencia máxima.