|
"Bordear con exactitud los contornos de la incertidumbre" (1)
Los avatares con los que nos enfrentamos a lo largo de nuestra formación nos convocan hoy a preguntarnos de qué se trata. Nos encontramos con que las respuestas que demos, ya implican una elección, un recorte, que signa una dirección posible, ante lo indeterminado de la formación.
¿Hay una meta, un punto de llegada? ¿Existe un recorrido pautado que nos oriente en ella? ¿Quién nos otorga el título? ¿Habrá una técnica de la cual servirse? ¿O será que no existen recetas y se tratará de inventar?
Si bien no se enseña a ser Psicoanalista, sí hay algo del Psicoanálisis que se transmite; circulan saberes, hay encuentros, inscripciones, diferentes espacios pasibles de ser transitados. "El Psicoanalista no tiene como vocación enseñar dirá Laurent- y su formación no está centrada en la enseñanza; se forma para practicar el psicoanálisis"(2). En este sentido, que aquello que se transmite esté centrado en la práctica del Psicoanálisis, trastoca en sí mismo los modos tradicionales de enseñar.
La inclusión en una Residencia implica un encuentro inicial con la clínica; antecedido por un recorrido universitario que deja como saldo un bagaje teórico, primer herramienta con la que habrá que saber-hacer. Sin embargo, este encuentro, que no es sin angustia, parece tornar a ese saber universitario insuficiente: saber muerto, sin sujeto, que podrá revivir a partir del deseo de aquel que ocupará el lugar del analista. Es justamente en este hiato entre el saber universitario y el encuentro con la clínica donde toman cuerpo los avatares de la formación.
¿Cómo hacer transmisible la experiencia? Nos encontramos con algo que hace tope y que nos obliga a reinventar las formas de hacer con el psicoanálisis.
La formación como imposible
Son tres los imposibles freudianos: gobernar, educar y analizar; cobrando los dos últimos un peso propio cuando de la formación del analista se trata. Si partimos de la creencia respecto de que en ella convergen versiones de ese educar y analizar, podría concluirse que dicha formación es otro "imposible". Entonces, nos preguntamos: ¿la formación es lo imposible?
Nuestro quehacer cotidiano se sostiene en la idea de que ella sí se hace posible; siendo una formación que se abstenga de que el saber se complete, se universalice, se cierre. Incluirá, entonces, en su seno la existencia de un vacío, un imposible que habita la experiencia del psicoanálisis. El encuentro con él puede suscitar diferentes respuestas en cada quien.
Situar la falta en uno quedando de este modo en la impotencia parece ser una de las respuestas dadas, que puede llevarnos a la búsqueda de un Otro que sabe y puede ofertarnos la solución. Otro que podrá encarnarse en diferentes figuras ya sea supervisores, libros, o renombrados psicoanalistas.
Su contracara será la identificación al ideal, la pretensión de ser uno el que sabe, obturando la formulación de preguntas. Así, por ejemplo, asistimos a la presentación de casos cerrados, intervenciones perfectas, frases estereotipadas, articulaciones teórico-clínicas sin resto donde la práctica se reduce a ejemplificar la teoría en lugar de ponerla a prueba.
Estas dos posiciones se sostienen en el rechazo de lo imposible haciendo consistir la creencia en un funcionamiento ideal, un saber completo que puede transmitirse, un "ser de analista" al cual uno podría arribar.
Podemos pensar que una tercer respuesta se configura en un movimiento de retorno a lo imposible como estructur al, como siempre presente con lo que hay que hacer. Recortar lo imposible permite configurar el campo de lo posible, delimitarlo. Así, lo posible solo existe bordeando lo imposible de decir o transmitir.
Acerca de lo que causa
En la Residencia la presentación de casos, la transmisión de la clínica, es un ejercicio cotidiano, que atraviesa nuestras diferentes actividades. A causa de ello fue surgiendo en nosotros el interés de reflexionar sobre las implicancias que la formalización de la clínica adquiere en nuestra formación, motivando la elaboración de este trabajo.
Pensamos que esta cuestión suscitada en y por el espacio en que actualmente nos formamos nos trasciende, siendo en realidad solidaria de una evidencia encontrada en el campo analítico. La presentación de casos freudianos inaugura una tradición sostenida hasta la actualidad por los practicantes de este campo. La razón de esta vigencia y su lugar privilegiado en la transmisión del psicoanálisis es aquello que generó inicialmente nuestras preguntas. ¿Qué causa a los psicoanalistas a presentar casos, a formalizar la experiencia?
Sin desconocer que las respuestas a esta pregunta podrían multiplicarse, nuestro interés es plantear sólo una aproximación al problema. A partir de nuestra práctica, vemos delinearse al menos dos ejes: el obstáculo en el lugar de la causa o bien la verificación de la teoría por la clínica.
Acerca del primero, creemos que puede adoptar diversas vestiduras que siempre se inscriben en el interjuego de la teoría y la práctica. Por ejemplo, el obstáculo como pregunta por la dirección de la cura; también cuando la clínica desborda el saber constituido o, cuando es la posición del analista lo que hace obstáculo.
En otras ocasiones lo que impulsa a la formalización será la transmisión de aquellos puntos donde teoría y clínica alcanzan un mejor encuentro. Tal es el caso en el que la experiencia testimonia la eficacia de una intervención o, mas aún, de un tratamiento analítico; también aquel en el que la práctica evidencia la pertinencia de un concepto.
Estas causas promueven un hacer, una construcción que no es sin Otro. Aquello que se configure como Otro (supervisión, ateneo, comentario de casos, etc.) no será indiferente en la formalización, dejando su marca en la escritura del texto. Si ya la escucha analítica supone un recorte, la formalización, con su lazo al Otro, lo redobla haciendo pública la posición del analista implicado allí. Al decir de Laurent "el modo de presentación más usual entre nosotros para verificar los efectos de formación es la presentación de un caso, en la que cada uno expone su clínica a la comunidad a la que suele dirigirse"(3).
Exponer la clínica, con los obstáculos que nos presenta y discutirla, favorece los efectos de formación. "Es a partir de ella, enfrentando las dificultades y los callejones sin salida de cada caso, que la teoría analítica logra avanzar en la formalización de un saber sobre lo real"(4).
Retomando las respuestas antes mencionadas que el encuentro con este real en la clínica suscita, y que de una u otra forma sostienen la creencia en un saber completo, habíamos propuesto como salida reubicar este imposible en tanto estructural. Una formalización que no pierda de vista este tope podría habilitar efectos de formación, renunciando a la ilusión de transmitir un saber sin fisuras y poniendo en juego sus límites.
Tomamos la formalización de casos como eje para reflexionar sobre aquello de lo que se trata en la transmisión del psicoanálisis. Llegados a este punto creemos poder decir al menos que la transmisión requiere como condición la inclusión de un real que se trata de bordear, que se configura como nudo de, causa de lo que puede ser transmitido y transmisible. Desde nuestro recorrido, ser parte de una formación que incluye lo no sabido, que despoja de referencias universales, donde no es posible anticiparse al acto, y cada intervención requiere de cierta invención, nos confronta con la angustia. Será nuestra responsabilidad saber orientarnos por ella y reconducirla como causa de un trabajo posible.
Luciana Lagioiosa - Paula Torres - Natalia Attademo - Carola Lagunas
Notas
(1) Freud, S.: "Análisis fragmentario de un caso de histeria". En: Obras Completas. T. VII. Amorrortu Editores
(2) Laurent, E.: "Lo imposible de enseñar". En: Del Edipo a la sexuación, pág. 267
(3) Laurent, E. "Incidencias memorables en la cura analítica".
(4) Alvarez, Canedo, Gadea. "Apuntes sobre la construcción del caso y su transmisión ". Presentación del Seminario del Campo freudiano de Barcelona 2004-2005. Formato electrónico
Bibliografía
Alvarez, M., Canedo, L., Gadea, E. "Apuntes sobre la construcción del caso y su transmisión". Presentación del Seminario del Campo freudiano de Barcelona 2004-2005. Formato electrónico
Bassols, M., Brignoni, S., Cena, D., Esque, X., Palomera, V., Tizio, H., Vila, F., Zaidel, R. "La presentación de casos, hoy". Presentación del Seminario del Campo freudiano de Barcelona 2004-2005. Formato electrónico
Dumezil, J. C. Las marcas del caso o el psicoanalista por su rastro.
Escars, J.C.: Clínica de la transmisión. Escrituras y lecturas en Psicoanálisis. Ediciones Imago Mundi. 2003
Fryd, A. "Sobre el saber". En: Psicoanálisis con niños: Sexuación y síntoma.. Ed. Tres Haches.2001
Laurent, E. "¿Cómo se enseña la clínica?". En: El Mensaje Nº 12. Boletín del ICBA. Julio 2001.
Laurent, E. "Lo imposible de enseñar". En: Del Edipo a la sexuación. Colección del ICBA. Ed. Paidós. 2001.
Laurent, E. "Discurso y grupo". En: Concepciones de la cura en Psicoanálisis. Ed. Manantial. 1993.
Miller, J. A.: "El Ruiseñor de Lacan". En :Del Edipo a la sexuación. Colección del ICBA. Ed. Paidós. 2001
Rubistein, A. (comp). Un acercamiento a la experiencia. Práctica y transmisión del Psicoanálisis. Serie Praxia. Grama Ediciones. 2004
Soler, C. "El anticapitalismo del acto analítico". Conferencia dictada en la ciudad de La Plata el 19 de julio de 2004.
Soler, C. Qué Psicoanálisis?. Colección de la Orientación Lacaniana, Publicación de la EOL. 1994.