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Abstract: En este artículo se enuncian algunos de los problemas de construcción de un caso de alguien que vivió en otra época histórica, desde el psicoanálisis, tales como las dificultades con las fuentes, el valor de los testimonios, la reconstrucción del momento histórico del caso en cuestión, y la implicación transferencial.
El psicoanálisis, en la producción de un saber, procede caso por caso, con un sujeto que asiste a consulta en virtud de un sufrimiento psíquico que lo conduce a buscar la ayuda de un analista por el que se apasiona y del que supone que sabe que lo va a ayudar. Así, en la intimidad de la consulta va hablando de sí y haciendo asociaciones por sí mismo y a partir de las intervenciones de su analista, esto lo va conduciendo a plantearse sus cosas, poco a poco, desde otra perspectiva y si se me permite la expresión, a ir planteándose de otra manera situaciones de su vida y de sus sufrimientos. El psicoanálisis no se detiene en una búsqueda de un bienestar, sino que apunta a saber muy particular que concierne a la falta de lo inconciente que condiciona la repetición.
La ventaja clínica psicoanalítica de esto, es que el analista dispone de las asociaciones de su analizante y esto lo lleva a no hacer conjeturas sobre el mismo o en todo caso si las hace, las asociaciones del mismo le pueden mostrar que algo que él dijo es una conjetura o no y entonces se marca un camino distinto, de este modo puede entretejer aspectos de la historia del analizante antes inconexos, valga la redundancia, esta construcción la hace el analista para su analizante.
Es importante diferenciar la construcción de casos, de personas que pertenecieron a otra época histórica, de la publicación de fragmentos de casos clínicos de analizantes. Estos últimos aparecen en literatura psicoanalítica, en ocasiones solamente como ejemplos de un punto clínico que se revisa, otras veces se muestran sesiones completas o en partes y también se han publicado análisis fragmentarios de casos. Esta fue una manera de proceder del psicoanálisis, con la intención de producir una enseñanza que se ha realizado conservando en secreto la identidad del analizante.
Ejemplo de lo anteriormente dicho es, lo que hizo Freud con sus casos publicados en Estudios sobre la histeria (1893), a saber, Elizabeth von R., Emmy von N., Katharina y Miss Lucy R. El consideró necesario que pasaran al orden público para mostrar diversas vicisitudes de la histeria y del tratamiento psicoanalítico con fines de enseñanza. Lo mismo ocurrió con sus casos: Dora, El hombre de las Ratas, el pequeño Hans y el Hombre de los Lobos. Fueron casos de neurosis tratados por él con el psicoanálisis. Para su publicación se cuidó de preservar la identidad de sus pacientes para que no pudiera ser identificada por los lectores. En primera instancia porque todos estos nombres y nominaciones son ficticios, inventados por Freud. Aún cuando otros psicoanalistas posteriores a él investigaron quienes fueron estos pacientes y algunos avatares de sus vidas posteriores a sus análisis con Freud.
También Jacques Lacan cuidó la identidad de Marguerite Anzieu, quien fue su paciente. Su estudio fue su tesis doctoral en psiquiatría. Lo publicó con el nombre de Aimeé.
No se pueden soslayar los testimonios tanto de pacientes de Freud (como Abram Kardiner y Smiley Blanton), como de Lacan (Pierre Rey) quienes han publicado su experiencia analítica con sus psicoanalistas y cuyo valor es distinto de todas las otras publicaciones referidas con anterioridad.
Es importante mencionar que en el psicoanálisis de la actualidad, ya no se hacen este tipo de publicaciones por parte de los analistas, se respeta la privacidad e identidad de los analizantes. Sin embargo, esto no excluye el hecho de que se pueden hacer construcciones de casos con sujetos que no estuvieron en análisis y que pertenecieron a otras épocas.
Una de las razones en el psicoanálisis para construir y en su defecto publicar un caso obedece a la necesidad de transmisión de una enseñanza así sea por su costado fallido. Pues es vía la clínica y los casos, como el psicoanálisis puede ir avanzando y descubriendo nuevos aspectos y vicisitudes de la subjetividad humana.
Así, la construcción de un caso desde el psicoanálisis es un entretejido de discursos obtenidos de documentos y fuentes primarias, entretejido que se auxilia del método historiográfico pero que no se reduce a él. El objeto de estudio del historiador es distinto al del psicoanalista. El modo de leer y de poner a dialogar los documentos tiene como referente doctrinal la producción del saber de lo inconciente y como meta la búsqueda de algo singular que sólo podría aportar ese caso y no otro. En eso consiste la perspectiva de la lectura analítica con sujetos que no estuvieron en análisis.
La construcción de un caso se distingue de una biografía, en virtud de que quien hace una biografía, hace su versión del caso. El biógrafo no pretende darle voz al biografiado sino dar su propio testimonio, por más objetivo y objetivable que éste sea. Una biografía recrea generalmente una secuencia de la vida, infancia, juventud, madurez y muerte. En la biografía no busca explicitarse necesariamente la implicación transferencial. No es un analista quien lo realiza en calidad de tal, buscando encontrar lo que el caso aporta en su singularidad a la doctrina y experiencia analítica sino que se busca destacar la relevancia social e histórica de un personaje.
En la construcción de caso no hubo analizante y tampoco se disponen de las asociaciones del personaje en cuestión pues ya está muerto. Se dejan halar los textos por sí solos, sin interpretar o traducir. No dejan por ello de formularse preguntas intentando darle voz a partir de los discursos con que se cuenta.. Por ello ocurren diversos problemas.
1. Inicio con problemas que surgen que tienen que ver con las fuentes.
En primer término es importante considerar el acceso que se tiene a las fuentes, si están disponibles en bibliotecas, en librerías, en archivos históricos, en el internet, si se han editado recientemente o si las ediciones son antiguas y de difícil acceso. Existen fuentes que ya están establecidas, hay otras fuentes que uno tiene que buscar, o que se encuentran a partir de algún resto, un fragmento de un testimonio que conduce a una serie de preguntas y éstas a su vez a otras fuentes que no se habían contemplado que tuvieran que revisarse.
Un asunto importante aquí es si el sujeto, cuyo caso se está tratando de construir hizo testimonios sobre sí mismo, si es así, es necesario buscar el testimonio original en la forma en que se publicó, ya sea a través de la escritura o en otras formas artísticas.
Un testimonio tiene un valor primordial, en cuanto a que alguien habla algo de sí, de lo que hace, de lo que piensa, de lo que siente, de cómo lo cuenta. Se puede acotar que la manera en como se da un testimonio implica diferentes modos de subjetivación en cuanto a como se transmite, como se cuenta. En el caso que estoy trabajando, Sacher-Masoch se hace cargo de su acto, de su placer, de su contrato, se reconoce en esa experiencia erótica, de ser esclavo de la dama envuelta en pieles, y escribió su testimonio, asumiéndolo, en virtud de que él era además escritor.
En cuanto a otras formas artísticas, me refiero, a obras pictóricas, escultóricas. Un ejemplo de esto es el caso de Christoph Haizmann, (Una neurosis demoníaca del S XVII), que Freud intentó analizar a partir de documentos históricos. Una de sus tres fuentes principales, consistió en las copias fieles de las pinturas originales de Haizmann, una sobre el pacto con el diablo y la redención en la capilla de Mariazell y ocho dibujos más sobre las posteriores apariciones del demonio 1.
No soy una experta en cuestiones de arte, pero, por lo que he logrado investigar la iconografía es un método que observa cuidadosamente una obra de arte y a partir de ahí hace una lectura particular. Es decir, cada obra de arte no es estrictamente forma, es también contenido y la misma puede leerse como un texto, un ejemplo de esto es la lectura iconográfica que hace Panovsky 2 sobre una pintura de Tiziano y que lo llevó a hacer serias investigaciones sobre la forma y el contenido de la misma, hasta remontarse a obras y mitos religiosos egipcios, griegos, latinos y renacentistas para poder dar una interpretación del cuadro en cuestión. El valor de la iconografía estaría dado siempre y cuando no esté ahí la subjetividad del lector en términos de que no sean sus asociaciones.
El análisis que puede hacer la iconografía es muy diferente al que se haría desde el psicoanálisis, sin embargo, una interpretación iconográfica puede ser de gran ayuda, si nos arroja luz sobre un aspecto del momento histórico que rodeo al sujeto o sobre un pasaje de su vida.
2. Hacer conjeturas o inventivas sobre el caso sin ningún apoyo en documentos. Es pretender hacerle decir algo que nunca dijo.
Otro problema consiste en el tratamiento de las conjeturas, con esto me refiero a que cuando uno lee los testimonios de alguien, solo cuenta con eso, pero es insoslayable que la lectura de uno sea una versión, una lectura particular y uno no puede evitar caer en una conjetura, la cual puede manejarse como un indicio y si uno logra en las mismas fuentes o con otras fuentes primarias cotejarla, podría sostenerse y si no, es importante o publicarla como conjetura aclarando que es eso, o en su defecto marcar que uno emprendió un camino equivocado y que ha rectificado la lectura del mismo.
3. Otro problema es si el sujeto del caso que uno está trabajando escribió en la lengua materna de uno o si escribió en otra lengua.
Si es otra lengua distinta a la de uno, esto conlleva un problema, en virtud de que existen un sinnúmero de expresiones lingüísticas que son intraducibles, así, si uno revisa una traducción, siempre será necesario cotejar en el idioma original, en virtud de que una traducción siempre tendrá implícita la subjetividad del traductor, quien elige determinadas palabras o expresiones idiomáticas desde su formación académica, cultural, personal, familiar; esta formación es insoslayable, pues uno es producto de la cultura en la que se crió, y por supuesto de las vivencias que ha tenido.
Por ejemplo, en el caso de Sacher-Masoch, con respecto a la novela testimonial "La venus de las pieles", existen dos traducciones al español3: una incluye un lenguaje cuidado y otra incluye un lenguaje más procaz. Esto se debe precisamente a las diferentes subjetividades de los traductores, y no se puede soslayar el hecho de que probablemente una de las versiones sea más fiel, que la otra, a la escritura de Sacher-Masoch, aparte de la traducción también se ponen en juego la transliteración y la transcripción.
Incluso podría comentar que en ocasiones, cuando uno revisa un texto traducido, solo aparece el nombre del traductor y no aparece ni su nacionalidad, ni su cultura, ni ningún dato para cotejar el enfoque desde él cual está traduciendo.
Uno también puede hacerse la pregunta de quién es un biógrafo, porque se dedica a escribir sobre la vida de otro o de otros, y a veces los textos si nos dan algo de información sobre ellos.
De este modo, una traducción se convierte en una fuente secundaria, a diferencia de trabajar con el material original escrito por un autor. El asunto empeora si la traducción que estamos trabajando ha pasado por ejemplo del alemán, al inglés y luego al español, como es el caso de las obras de Freud publicadas por Amorrortu que para nosotros, los hipanoparlantes, prácticamente consisten en una fuente terciaria.
El tratamiento de las fuentes impone necesariamente el respeto a la palabra de un sujeto, es decir, a no conjeturar más allá de lo que él escribió, pues si bien uno puede estar capturado por saber más acerca de esa persona, por hacer una construcción de caso lo más amplia posible, la verdad es que si está muerto y no está en análisis, será muy difícil comprobar una conjetura de uno, a menos que uno pueda localizarla en otra fuente primaria. Una de las cosas que es sumamente importante en este tenor, es cruzar las distintas lecturas de las fuentes, para mostrar algo del caso en cuestión, como una contradicción o un hallazgo, o un indicio que conduce a modificar la forma de pensar sobre el caso.
4. Con respecto a la transferencia, ésta implica la pasión por saber algo acerca de un caso, más que de ningún otro, se elige por circunstancias estrictamente personales, subjetivas, académicas, culturales, por saber de ese caso y las propias resonancias del lector, así, cuando uno elige un caso y se ve capturado por él aparecerá la subjetividad de diversas maneras que son incontrolables, inconscientes, por ejemplo un lapsus. A mí me ocurre un lapsus repetitivo sobre el sujeto Sacher-Masoch, por ejemplo hay un lapsus recurrente y publicado sobre su fecha de nacimiento; Deleuze dice 1835, Elena Rangel dice 1838, yo digo 1938, y finalmente él nació en 1836. Para alguien dedicado a la historia, esto no tendría la menor importancia, pero para alguien que reconoce el valor de algo inconciente que se repite, el lapsus ya no tiene un carácter meramente fallido al estilo de que a uno se le trabó la lengua, sino adquiere una valor primordial en el sentido de que lo no dicho escapa, por otro lado, en este caso el lapsus. Este lapsus que insiste, que se repite con Sacher-Masoch revela un aspecto enigmático de él que habrá que dilucidar.
5. En lo que respecta a la reconstrucción de un momento histórico determinado en el que vivió el sujeto del caso, éste conlleva necesariamente una labor investigativa a conciencia del contexto social del sujeto, de las cuestiones geográficas y económicas, del orden sociopolítico que prevalecía, de la extracción de clase del sujeto en cuestión, de su profesión y su actividad productiva, de cómo era la ciudad donde vivió en ese momento, de las cuestiones históricas relevantes que le tocó vivir y si le atañeron o no de manera directa o indirecta y de otros aspectos cuya relevancia varia en cada caso.
En el presente artículo es retomado el trabajo de Freud con Haizmann, como muestra de algunos problemas que aparecen cuando uno construye un caso de alguien con quien no se dispone de sus asociaciones.
De Certeau 4 hace una crítica al tratamiento que Freud da al contexto histórico del caso Christoph Haizmann. Uno podría hacer una nueva construcción del caso de Haizzman, pero eso implicaría prácticamente hacer casi una tesis de grado. Freud no contaba con las categorías actuales de análisis históricos de casos. De Certeau, comenta que una es la historia que se cuenta y otra la historia que ocurre, y en este sentido, como historiador, critica severamente a Freud en cuanto al poco cuidado que tuvo con Haizmann. Es innegable que las construcciones de casos no competen solo al psicoanálisis, también competen a otras disciplinas, como sería el caso de la historia.
Lo que hace Freud es descontextualizar a Haizmann, en el sentido de que lo diagnostica como una neurosis del siglo XVII, usando las categorías del siglo XX sobre las neurosis y obviando las maneras peculiares de tratar un caso como el de Haizmann de pacto con el diablo, como lo fue en su época. Parte de estas categorías es su insistencia sobre el complejo de Edipo en Haizmann, en virtud de sus pactos con el diablo.
Un asunto muy delicado aquí, dicho por Freud 5, es que el dice que su manera de abordar el caso de Haizmann, solo puede ser compartido por quien cree en el psicoanálisis, lo cual nos introduce en un problema muy serio, pues si uno cree de manera dogmática (como acto de fé) en un saber, no hay manera de hacer una crítica, una discusión seria sobre el mismo
Puedo comentar, que para mí la parte más interesante de Haizzman es la última que Freud construye, en la que describe las visiones del pintor, en virtud de que, a mi parecer, expresan la subjetividad de Haizmann, más allá de diagnosticársele como neurótico o como poseído por el diablo y después salvado por la virgen de Mariazell.
6. Otro aspecto importante a considerar es si un tópico que se aborda en un caso, responde a una preocupación social compartida del momento histórico social en que se está llevando a cabo, por ejemplo, con respecto a Sacher-Masoch, puedo comentar que es sumamente llamativo que sus libros, si bien están registrados en las librerías mexicanas dedicadas a temas de psicoanálisis y/o sexualidad, lo que es cierto es que no están en stock, sin embargo, si uno teclea la palabra masoquismo en cualquier buscador de internet, aparecen incontables páginas web que ofrecen sexo masoquista, ropa, accesorios, fetiches, e incluso dominatrices que uno puede contratar para poner en acto fantasías sexuales que comprendan sufrimiento. En la construcción de caso que estoy realizando sobre Sacher-Masoch, abordo precisamente el problema de que su testimonio erótico, no coincide con lo que se denomina masoquismo, sin embargo, a pesar de él, y de su abuelo materno (quien no quería que se perdiera su apellido), el término masoquismo se utiliza para designar múltiples y variadas formas de tener sexo con sufrimiento, con golpes, con vejaciones, con ataduras, convirtiéndose en esclavo de otro, etc. Fue Krafft-Ebing quien utilizó el apellido materno de Sacher-Masoch para denominar una entidad nosológica psiquiátrica y hacer una generalización de una erótica, así, se cumplió el deseo del abuelo materno de Sacher-Masoch de que no se perdiera su apellido, pero por otra vía. Puedo agregar que no debió ser nada agradable para él como se utilizaba su apellido materno, pues esta situación le ocurrió en vida. Krafft-Ebing publica su texto Psychopahia sexualis, en 1886 y Sacher-Masoch fallece hasta 1895, aunado al hecho de que ambos vivían en la misma ciudad, Viena y ambos eran profesores universitarios.
Como notas finales, deseo comentar que posterior a Lacan, el psicoanálisis, ha ido avanzando en cuanto a la construcción de casos, sea de manera individual o de manera colectiva, las construcciones que se han publicado por la Epeele, son rigurosas, han llevado mucho tiempo a sus autores, han cuidado no caer en conjeturas, han realizado las reconstrucciones histórico-sociales pertinentes, de alguna manera los casos no han sido construidos en su totalidad porque han respetado rigurosamente las fuentes y los testimonios con los que han contado.
En el psicoanálisis, como un saber dedicado a la subjetividad humana que implica el abordaje clínico desde el inconciente, es importante construir casos y llevar al gran público cualquier nuevo aspecto que un caso nos pueda enseñar, así mismo, las publicaciones son una manera de hacer lazo con otros, en virtud de que el trabajo clínico es solitario. Los temas son incontables, los casos también, pero siempre y cuando se respeten los límites que se despliegan en este artículo habrá la opción de aportar algo nuevo e importante.
Rosa Imelda De La Mora Espinosa
Querétaro, Qro., abril de 2005Notas
1 Sigmund Freud; Una neurosis demoníaca en el siglo XVII; (1923 [1922]), O. C.; Ed. Amorrortu; Argentina; 1979; T XIX; p. 77
2 Coral García Valencia; El análisis de Panovsky a una pintura de Tiziano; Seminario permanente de iconografía DEAS-INAH; México; 2000 Num. 19
3 Leopold von Sacher-Masoch; La Venus de las pieles; Ed. Tusquetes; España; 1993, 201 pp. Leopold von Sacher-Masoch; La Venus de las pieles; Ed. JVE Escritos Polémicos; Argentina ; 1996; 126 pp
4 Michel De Certeau, La escritura de la historia, UIA, Departamento de Historia, México, 1999, pp.273-291.
5 Sigmund Freud; op.cit.; p. 86
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