Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Los destinos posibles de la oferta de salud mental en las escuelas
Diego Coppo

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Así como durante los primeros años del siglo XX se institucionaliza en nuestro país la atención de Salud Mental en los primeros hospicios, a partir de la década de 1980 comienza a introducirse de manera un tanto paulatina la atención psicológica en escuelas.

Alrededor de 1900 el avance de los supuestos racionalistas típicos del positivismo científico que motorizó a grupos de intelectuales de esa época sobre todo en Buenos Aires, desembocó en la tematización de la enfermedad mental y en la creación de dispositivos institucionales para su abordaje.

Análogamente, el período democrático devenido luego de reiteradas dictaduras y terrorismo de Estado, trajo de su mano al interior de los sistemas educativos la oferta de atención en salud mental. Los fines de esa introducción nunca fueron debidamente conceptualizados sino que parecen haber respondido a una intención de abordar aquello que en las escuelas se presentaba como conductas de los alumnos no esperadas. En este sentido, los destinos posibles de la oferta de atención de Salud mental en las escuelas, tal como hoy están dadas las cosas, son tres:

  1. La reducción de la oferta por un incremento de los discursos autoritarios, dado esto de manera inversamente proporcional a la descomposición social que por otra parte incrementándose reinstala la cuestión del trauma psíquico.

  2. El intento de reconducir las conductas no esperadas en el ámbito escolar a las esperadas. Esta situación conformaría la reactualización de aquello que señalara Lacan respecto del psicoanálisis del Yo y que engendrara la conocida fórmula de "el retorno a Freud". Al mismo tiempo, pero refiriéndonos ahora a una situación contemporánea, se reconoce en este destino el intento de encuadrar al psicoanálisis en un discurso universitario y en las instituciones que representan a este último.

  3. La extensión de la apuesta interpretativa que posibilite un cambio de posición subjetiva.

Estos destinos no parecen alejarse demasiado de los que podrían conjeturarse respecto del propio psicoanálisis.

La cuestión del destino posible: oráculo, azar y subjetividad.

Cómo puede ser planteada una reflexión sobre el porvenir, siendo en este caso específico el de cierto dispositivo de atención en Salud mental? De la forma oracular, de la forma indeterminada (el azar) o de la forma conjetural.

Cuáles son las características de cada una de estas tres formas?

La oracular se caracteriza porque el destino está fijado. Su enunciación es siempre una prescripción. Qué dice la lista oracular respecto del destino del hombre que asesinó a Layo, antiguo Rey de Tebas en la tragedia de Edipo? Dice que se comprobará que es tebano; agrega que será ciego como así también pobre; finalmente que, tanteando con su bastón, se encaminará hacia extrañas tierras.

No existe en el futuro ninguna otra posibilidad que no sea aquella que Dios ha manifestado a través del oráculo. Si no existe ninguna otra posibilidad que no sea la que es, pues entonces no se trata de posibilidades sino de advenimiento de "un" hecho o "del" hecho que ha sido prescripto o pre-escrito.

Otra forma de reflexionar sobre el porvenir es la que le supone al azar la determinación de aquello que advendrá. Bajo estas condiciones se trabaja para cancelar cualquier conjetura respecto del futuro. Yocasta, madre y luego esposa de Edipo, se inclina explícitamente por esta modalidad y siguiendo la interpretación que hiciera quien se encargara de las notas realizadas a la edición de Ed. Salvat de "Edipo Rey", digo que "Yocasta desprecia constantemente los oráculos: en vez de una vida ordenada según la medida impuesta por Delfos –lugar de origen del oráculo-, propugna vivir al azar. Algunos críticos han llegado a hablar de su frivolidad". Mejor, démosle la palabra a ella directamente: "Qué puede temer un hombre, dime, si es el azar quien lo gobierna y no hay forma de prever nada de modo cierto? Lo mejor es vivir al azar, como se pueda.".

Si leemos con cierta atención se nos hace evidente que en ambas interpretaciones (la del oráculo y la del azar) no existe el sujeto responsable y no sólo de las cuestiones que hagan a su futuro sino en sentido bien amplio de las que hacen a su "forma de vivir". Es que desde el advenimiento del psicoanálisis ésta ha sido una de las grandes comprobaciones, a saber, que el sujeto del inconciente no puede ser sino responsable. Edipo nos lo testifica en tanto en su destino intervino, con la fuerza del resultado de una operación lógica, es decir, no pudo no haber estado, su deseo de saber, siendo que varios de su entorno le reclamaron detener las acciones que le trajeran ese saber y con él entonces sí su destino.

Respecto de Yocasta, su intento de vivir como se pueda, arrojando el gobierno –aunque más no sea hiperrelativo- de su propia existencia a una supuesta incapacidad de prever al menos algo, no pudo mantenerse en tanto aquella angustia que la llevara a entregar a su hijo al campesino para así evitar el cumplimiento del oráculo, retorna ahora cuando algo de todo el saber que ella detenta parece escurrírsele entre las manos a favor de Edipo y finalmente en contra de ambos.

Es decir, el miedo, la angustia y el deseo, sea el de saber o cualquier otro, son quienes intervienen en el desenlace que lleva a la tragedia edípica. La subjetividad de los personajes que participan en ella da la definición que lleva de lo que era un destino posible a un destino (a secas).

Nuestro planteamiento del destino posible de la atención de Salud Mental en las escuelas tendrá esta misma estructura: la presentación de tres posibilidades (por ello una forma conjetural), siendo a su vez la subjetividad (la individual pero fundamentalmente la de las masas) la que finalmente "decida" cuál de esas posibilidades se imponga como la dominante.

El achicamiento de la oferta de Salud Mental en las escuelas.

No hay otro factor que pueda llevar al desarrollo de este destino posible que no sea un incremento de los discursos autoritarios en un contexto social amplio. Sin embargo, la incidencia que para este desarrollo puede tener la instalación de discursos con esas características dentro del campo de la salud es una clara señal de que este destino no puede ser desconsiderado.

Las declaraciones del Ministro de Salud, Ginés González García formuladas durante el último mes de agosto en relación a la cantidad supuestamente excesiva de psicólogos en nuestro país y a la calidad de la formación profesional de los mismos, se encuadran dentro del posible achicamiento al que estamos haciendo referencia. También el intento de reducción de vacantes en el sistema de concurrencias de los hospitales públicos del Gobierno de la Ciudad dada en el transcurso del corriente año constituyen un avance hacia el achicamiento mencionado.

Ambos episodios se encuentran a contramano de aquella tendencia que desde principio del siglo XX y de la mano de los primeros higienistas, desparramó servicios de atención de salud por todo el país, hecho del cual no quedó excluída la atención de salud mental en particular. Alrededor de 1920 José Ingenieros se esmeró en describir la locura en la Argentina y la historia de los servicios que la atendieron 1. En la década del 30 se funda en Buenos Aires la Liga Argentina de Higiene Mental (LAHM). El Estado parecía propiciar aquello que muchos intelectuales de entonces proponían como atención de la patología mental, sin duda todos ellos influenciados por los conocimientos que se producían fundamentalmente en Francia al calor del desarrollo de la psiquiatría. "La nueva institución –la LAHM- contaba con importantes apoyos estatales..." 2. En la década del 50 se crea el Instituto de las Neurosis, de donde derivó luego el actual Centro de Salud Mental A. Ameghino; también en esos años se incorporó la atención de Salud mental a los hospitales generales siendo su paradigma la experiencia del servicio del hospital de Lanús. En esos mismos años se establece la orientación psicológica en las escuelas en la Provincia de Buenos Aires.

Varias personalidades han conformado este desarrollo institucional dado principalmente desde el sector estatal: el Dr. Diego Alcorta, el Dr. José T. Borda, el Dr. Domingo Cabred, el ya mencionado José Ingenieros. Luego los Dres. Gonzalo Bosh, Mauricio Godenberg, Enrique Pichon Riviere

Este proceso de ampliación ininterrumpida de la oferta de atención en Salud Mental se detiene durante los años del terrorismo de Estado para relanzarse con cierto ímpetu desde el retorno de las instituciones democráticas. Un incremento importantísimo en la matrícula de la Facultad de Psicología trajo aparejado un fuerte incremento del número de jóvenes psicólogos que a través del sistema de concurrencias amplió enormemente la atención psicológica en los hospitales porteños al punto de constituirse en los sostenedores concretos de prácticamente todos los servicios de psicopatología de los hospitales generales, realizando ellos su tarea sin que ésta sea remunerada a través de un salario.

La creación en el año 1983 de los Equipos de Orientación Escolar en el ámbito de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires posibilitó también el acceso de al menos parte de la población de la comunidad educativa a la orientación por parte de los que hasta hace poco tiempo sumaban 250 profesionales aunque al día de hoy sólo llegan a 200.

La Escuela Superior de Comercio "Carlos Pellegrini", dependiente de la Universidad de Buenos Aires, también fue partícipe de la consideración de aquellas circunstancias que en la vida de la población escolar excedían el proceso de enseñanza y aprendizaje pero que sin duda lo afectaban directamente. Esa consideración se extendió al punto de contar al día de la fecha con un plantel de 10 profesionales del área de la salud mental desarrollando tareas con los 2.200 alumnos con los que cuenta la institución como así también con sus familias.

Las declaraciones del Ministro de Salud de la Nación y la reducción de vacantes del sistema de concurrencias por parte de los funcionarios del ärea de salud porteña representan dos indicadores de por lo menos una detención, sino un retroceso, en la intervención del Estado a favor de la atención de Salud Mental.

Los argumentos manifestados por el Dr. González García carecen de validez científica planteándose exclusivamente desde el campo de los prejuicios. Esto desde ya que no le redime de su responsabilidad.

Que los prejuicios sean la herramienta desde la cual se intenta justificar una reducción de los aportes con que el Estado garantiza la educación gratuita e irrestricta no es irrelevante a los fines de nuestro propósito en tanto éste consiste en señalar una tendencia respecto del retroceso de la función del Estado en la atención de la Salud de la población. Recordemos que todo el proceso institucional sucintamente descrito más arriba tuvo como soporte ideológico el conocimiento positivo aportado por el desarrollo de las ciencias, sobre todo la medicina, la psiquiatría y luego la psicología junto con el psicoanálisis. En las declaraciones del Dr. González García se destaca la palabra "planificar" 3 sosteniendo que eso es lo que debe hacerse con la formación de los profesionales –puntualmente médicos y psicólogos-. El intento de planificar aspectos no determinantes de un problema es una de las características del liberalismo económico, dado que si lo que se intenta verdaderamente respecto de ellos es resolverlos lo que debe planificarse son sus aspectos centrales. En el caso de la Salud, a los fines de mejorar los niveles sanitarios de la población por qué motivo el Ministro de Salud intenta planificar la cantidad de profesionales que egresan de las universidades y no por ejemplo la distribución de alimentos en un país en que la mitad de su población es indigente al mismo tiempo que los productos comestibles que aquí se generan alcanzan para satisfacer a 300 millones de personas.

La calidad de la formación de los profesionales es otro de los argumentos manifestado por el Ministro y quien haya seguido inclusive no muy de cerca el aumento de los sectores privatizados no sólo del sector salud sino fundamentalmente del de la educación reconocerá en el "mejorar la calidad" aquel enunciado que se utilizó frente a la opinión pública como trampolín para avanzar en esas privatizaciones.

En el caso de la reducción de las vacantes del sistema de concurrencias porteño "la calidad" vuelve a aparecer en las explicaciones de los funcionarios de turno. El Dr. Sergio Solmensky, Subsecretario de Salud de la Ciudad de Buenos Aires dijo al diario Página 12 (20/08/04): "con la reducción –de vacantes, - apuntamos a mejorar la calidad de capacitación de los concurrentes en los hospitales". La reducción de vacantes fue de 1844 a 739 entre los años 2003 y 2004, respectivamente; en ese mismo período pero previo al intento de reducción por parte del Poder Ejecutivo de la Ciudad se creó el Movimiento Interhospitalario de Concurrentes y Becarios el cual agrupó a muchos de los profesionales concurrentes bajo las consigna: "Ningún paciente sin atención. Ningún profesional sin concurso y sin  remuneración". Tal como se han dado los acontecimientos desde el punto de vista cronológico no permiten descartar que justamente la reducción de vacantes haya sido la rápida respuesta al nacimiento de una organización surgida a partir del reclamo del financiamiento al Estado para los recursos humanos que en su nombre realizan probadamente una tarea.

Estas breves referencias a dos episodios dados en el campo de la atención de la salud, y la salud mental en particular, sólo pretenden ilustrar la existencia de discursos que ya se han hecho explícitos y que, por otra parte, sólo parcialmente han despertado respuestas de rechazo desde el conjunto de la sociedad 4. Justamente esta parcialidad más bien pequeña respecto de la cantidad de actores que participan de una o de otra forma del área de la salud es lo que me llevó a definir al achicamiento de la oferta de Salud Mental, específicamente en las escuelas, como uno de los destinos posibles.

El intento de reconducir las conductas no esperadas en el ámbito escolar a las esperadas.

En las escuelas se presenten por parte de los jóvenes, aunque no sólo de ellos, gran cantidad de conductas no esperadas en el contexto de una tarea grupal que constituye por ejemplo una clase. Un alumno duerme sobre su banco durante una hora y media; otro abre en un recreo un matafuegos provocando una situación de pánico generalizada que desemboca en la salida de la escuela de docentes y alumnos; un grupo de compañeros compra una cantidad importante de marihuana en el contexto de un viaje de estudio; una alumna de 3er. Año dice no poder traspasar el escalón de ingreso al colegio si no es acompañada por su padre; un joven de 17 años, a dos meses de terminar su 5to. Año, deja de concurrir a la escuela que funciona por la mañana manifestando que ha decidido tomar un trabajo que se extiende en el horario de 10 a 19 hs., es decir, un caso de lo que se llamaría deserción escolar, pero en este caso por una al menos manifiesta decisión propia.

Si supusiéramos que esta lista, que podría ampliar con bastante facilidad, se vincula de alguna manera con la grave descomposición social que venimos padeciendo, debería definir al menos de manera general de qué se trata esta última. La descomposición social es aquel conjunto de fenómenos surgido como efecto de la violación sistemática de las normas, pero fundamentalmente por aquellos que las han promulgado y no porque dicha violación se deba a la voluntad de esos actores –aunque sí tengan conciencia de ello- sino por el proceso mismo de las relaciones sociales. En distintos aspectos de la historia de nuestra cultura reciente se encuentran ejemplos de esta situación. Tomaré sólo dos de ellas en las que los jóvenes se ven afectados directamente por dicha descomposición.

Los derechos al trabajo y a la seguridad se han establecido como normas supuestamente garantizadas no sólo para los jóvenes sino para cualquier ciudadano por lo que dentro de nuestro marco jurídico es la ley de leyes: la Constitución Nacional.

El Estado, como institución que además de promulgar leyes teóricamente vela por su cumplimiento, las transgrede en este caso incluyendo en la desocupación a los jóvenes a una tasa del doble de la que existe para el conjunto de la población, es decir, un 40%, extendido esto además durante los últimos 10 años.

En el caso de la seguridad es conocida la ya sistemática violación de los derechos de los jóvenes por parte de la institución que también teóricamente debe resguardar la seguridad de personas y bienes: me refiero a la institución policial.

Ahora bien, tiene esta ahora definida situación social alguna vinculación con la estructuración psíquica o eventualmente con su desestructuración? No podría afirmar que la descomposición social juega un papel causal respecto de las conductas no esperadas en el ámbito escolar aunque, por ejemplo, no puedo dejar de recordar el nacimiento de la descripción de las neurosis traumáticas freudianas a partir de los efectos acaecidos con motivo de la primera guerra mundial, acontecimiento el de la guerra que podríamos caracterizar como la descomposición social en su manifestación más pura 5.

Tal vez una investigación respecto de las relaciones entre un predominante vínculo social y la estructura psíquica exceda el tema de este trabajo. Pero de lo que sí podemos dar cuenta es del aumento de las manifestaciones de uno y otro problema al modo en que Descartes planteaba el tipo de conocimiento que se da por su carácter de evidencia, es decir, no conjetural, a través de los sentidos. Vemos y escuchamos las transgresiones a las normas por quienes las promulgan y vemos y escuchamos las conductas no esperadas en las escuelas.

Entonces, en las escuelas nos encontramos con este tipo de conductas y la psicología puede que sea llamada a realizar algo con ellas; de hecho, Foucault dice que "de la experiencia de la sin razón han nacido todas las psicologías y la posibilidad misma de la psicología"" 61. Lo mismo ha sucedido con la medicina cuando durante el siglo XVIII no sólo se constituyó como corpus de las técnicas de la curación y del saber que las mismas requerían sino que "En la gestión de la existencia humana, toma una postura normativa, que no la autoriza simplemente a distribuir consejos de vida prudente, sino que la funda para regir las relaciones físicas y morales del individuo y de la sociedad en la cual él vive" 7.

La psicología, como discurso organizado, es decir, como institución no tiene otro camino que intervenir desde un cierto saber, más o menos autorizado en el poder y por las vías de la asignación de significados a las conductas no esperadas. Este mismo proceso dado inclusive en el interior del psicoanálisis al momento de la muerte de Freud fue el que describió con bastante detalle Lacan en su artículo "La dirección de la cura y los principios de su poder". Las conductas no esperadas a lo sumo constituirían signos de patologías que en el caso de que la curación fuera pensada como posible implicaría la desaparición de los mismos. Cualquier enumeración de los llamados "signos de conductas de riesgo" sea para "detectar" consumo de drogas, violencia familiar, abuso sexual, etc., y a partir del 28 de setiembre debido a los sucesos de Carmen de Patagones también de brotes psicóticos, se inscribe en la complicada zona de la medicalización-psicologización pueril pero no sin consecuencias de la vida cotidiana.

La apuesta interpretativa

Por el contrario desde la consideración como principio axiomático de la existencia del inconsciente las conductas no esperadas en las escuelas pueden ser leídas no en términos de signos sino de síntomas. y esto de por sí abre a toda otra conceptualización y por ende, a otra posible intervención 8.

Digo leídas por el lugar que ocupa el lenguaje con su estructura análoga a la del inconciente y porque sin él, es decir, el síntoma fuera del discurso de quien lo padece, no representa nada, o mejor dicho, no representa algo interpretable, en los términos estrictos en los que para el psicoanálisis se entiende por interpretar.

Interpretar en el sentido corriente es asignar un sentido, un significado a una expresión 9. Interpretar en el sentido psicoanalítico es la producción de algo nuevo y eso nuevo es un cambio de posición subjetiva, o lo que es lo mismo, un cambio del sujeto en relación al saber –no al conocimiento-, al saber que ha conformado como significado el pilar que lo aferra a la satisfacción y al sufrimiento al mismo tiempo, todo esto dado en el síntoma.

Por qué por ejemplo, cuando un preceptor, un profesor o un padre nos manifiesta una preocupación respecto de un alumno le proponemos hablar nosotros con él. Porque en términos de interpretación es condición necesaria que la intervención que arriesguemos formalizar se extraiga de "la materialidad que significan los significantes del sujeto". Si no tuviéramos esta orientación no habría necesidad de hablar con quien presenta una de esas conductas no esperadas; simplemente a quien nos hablara de alguna de ellas podríamos explicarle, indicarle, recomendarle, aconsejarle o cualquier tipo de respuesta que se nos ocurriese, lo cual no implica que dicha intervención no produzca también algún efecto.

Pero qué se encuentra entre el síntoma y la interpretación? No otra cosa que la transferencia

La transferencia es uno de los conceptos centrales del psicoanálisis en tanto a través de él Freud ha descrito por un lado un modo particular de funcionamiento entre las representaciones y el afecto, y por otro, ciertos fenómenos dados en la relación del sujeto con el otro; en sentido amplio puedo decir, en el vínculo social.

En el caso de la transferencia como vínculo social es dable reconocer que la confianza es una buena primera aproximación para pensar lo que la transferencia es.

A su vez, el mecanismo de la transferencia no es exclusivo de la relación entre un analista y un analizante, como creo que en general suele pensarse. En este caso Lacan habla de un modelo artificial de la transferencia. Por el contrario existe un "modelo natural" y que en la escuela la relación alumno-docente nos entrega una ocasión privilegiada para pesquisar todo lo que allí puede ocurrir en relación a los afectos.

La consideración de la transferencia es la condición necesaria para la apuesta interpretativa tal como la estamos presentando.

Para finalizar, la interpretación es una intervención tipo? De ninguna manera. La interpretación psicoanalítica en el contexto de una institución (sea un hospital, una escuela, centro de salud u otra) funciona más como una orientación a, un trasfondo sobre el cual se intenta sostener constante una posición: la de reconocer -con todo su estatuto- la experiencia humana en sus relaciones con el inconsciente.

Notas

1 Ingenieros, José. "La locura en la Argentina". Elmer Editor. (1957).

2 Del artículo "Los manicomios del año 2000" publicado por Hugo Vezzetti en la Revista del Colegio de Psicólogos, Distrito XI, Año III, Nro. 10; Julio de 2004

3 Diario Clarín 20/08/04.

4 En virtud de las pocas instituciones o personalidades que se han manifestado públicamente en contra de las declaraciones del Ministro de Salud de la Nación es que paso a mencionarlas: decanos de las Facultades de Medicina y de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, Convergencia (Movimiento Lacaniano por el Psicoanálisis Freudiano).

5 Freud, Sigmund, "Más allá del Principio del Placer" (1920), capítulos II y IV. Ed. López Ballesteros; en edición de 1948, tomo 1.

6 "El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica". (1963) Siglo XXI Editores, pág. 276.

7 Op. Cit. Pág. 61.

8 Sobre la evolución semántica del vocablo "axioma" puede consultarse "El nacimiento de la matemática en grecia"; Eggers Land, Conrado (1995). Editorial Eudeba, pág. 86. De todas formas, para dar una rápida idea, Aristóteles daba al término "axioma" el uso de "punto de partida de la discusión dialéctica".

9 Gerardo Arenas ha denominado "interpretación semiótica" a la interpretación que he mencionada como "en el sentido corriente". Ver: "Estructura lógica de la interepretación", (1998) Ed. Atuel-Anáfora, pág. 153.
La lógica ha reflexionado sobre la idea de interpretación; puntualmente en la consideración semántica de la lógica se utiliza el términa interpretación en tanto se hacen corresponder elementos de un conjunto de un cierto dominio con los del conjunto del codominio; de esa manera logran formalizarse ciertas relaciones al interior de determinado modelo. Para más detalles sobre este punto ver "Introducción a la lógica" (2002) L.T.F. Gamut. Ed. Eudeba, pág. 96.

10 "El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica". (1963) Siglo XXI Editores. Pág. 276.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 21 - Julio 2005
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