Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
¿Ciencia y Psicoanálisis?
Algunas puntuaciones
Dardo Tumas

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"Oh matemáticos, aclaren el error!
El espíritu no tiene voz, porque donde hay voz hay cuerpo"
Leonardo Da Vinci.

Desde el nacimiento mismo del psicoanálisis como disciplina su relación con la ciencia ha sido por demás conflictiva; no pudiendo establecer un matrimonio moderadamente feliz, ni siquiera se preocuparon por ser eventuales buenos amantes. Es interesante tratar de entender qué pasó inclusive antes del nacimiento del psicoanálisis, con ese vasto territorio del conocimiento humano denominada "conocimiento científico".

Desde fines del siglo XVIII, en los albores de la modernidad, cuando Kant reformula todo el horizonte filosófico y epistemológico de su época, una de sus fuentes y partes integrantes era la ciencia positiva físico-matemática que Newton acababa de establecer profundizando y consolidando los desarrollos de Galileo, además del empirismo de Hume y el racionalismo de Leibniz. Desde entonces hasta la actualidad, es notable como esa porción privilegiada del conocimiento que motorizó el anhelo para ampliar los límites del saber humano, y que al menos durante un tiempo formó "parte" de ese gran "todo" inacabado e inagotable del saber humano, fue poco a poco tomado la dimensión de "el saber". Al punto tal que hoy por hoy saber equivale a conocimiento científico, la ciencia positivista físico-matemática se ha entronizado como el alto tribunal del saber humano y desde ahí determina qué es conocimiento (o saberes) y qué no, es la hegemonía de la ideología cientificista la que se impone por el consentimiento o la coacción a todos los espacios del saber humano y ella y solo ella posee los criterios de validación o de legitimación de lo que sería un conocimiento verdadero. Lejos quedó aquella convivencia creativa con las otras formas del saber no científico en general, o del más especializado que se puede extraer del arte, de la filosofía y de la religión. ¿O acaso Ricardo III o Antígona no encierran tanto o más conocimiento sobre lo humano diferente de aquella otra dimensión del saber humano como puede serlo un tratado de lógica? ¿Cuál de estos conocimiento puede determinarse como verdadero?. Es probable que lo que Sheakespeare, Sófocles o cualquiera de los clásico nos puedan decir sobre el alma del hombre quede invalidado para la ideología de la ciencia por ser una aproximación a lo singular, a lo contingente, a lo que no necesariamente pasa en todos los lugares ni en todas las épocas, pero para lo humano ¿lo singular no es la esencia misma del hombre y no un mero atributo que pueda predicarse del mismo? (Castoriadis 1986).

Cuando se invalida al psicoanálisis como ciencia se utiliza como argumento recurrente que al no poder validar su eficacia terapéutica no puede aspirar al estatuto de lo científico. Inclusive muchos psicoanalistas, seducidos por el anhelo de ser considerados miembros de pleno derecho de la comunidad científica empiezan por aplicar procedimientos cientificistas y positivistas que mas bien terminan por invalidar los presupuestos de base de la concepción psicoanalítica sobre el funcionamiento del aparato psíquico. Como dice Green: "Cuando defienden el estatuto científico del psicoanálisis con argumentos que, a mi parecer, serían rechazados sin discusión por los científicos, estos psicoanalistas quieren argüir a favor de la validez del saber psicoanalítico. Como sufren la influencia de la ideología de la ciencia, que pretende convencer de que ella sola posee el acceso al conocimiento verdadero, no ven otro medio de comunicar su confianza de poder alcanzar con el psicoanálisis un saber acerca del hombre que merezca el nombre de verdadero, que declarar a su procedimiento y a sus descubrimientos conforme a los criterios de la ciencia." (Gren 1993, 172-173)

Como parte de la misma embestida ideológica se le exige al psicoanálisis que construya indicadores desde los cuales pueda demostrar su eficacia. Los resultados de su método como postulado de base no son falsables dado que por ejemplo si frente a cierto material del paciente un analista hace una interpretación, este último siempre gana ya que, acertó o el paciente lo niega porque se resiste y por lo tanto el analista también acertó. Sabemos que para Freud la eficacia de una interpretación no está en el si o el no inmediatos, sino en los efectos que a posteriori se produce en la relación del yo con el icc. reprimido del paciente. Pero "lo demostrable" presupone un modelo de ciencia desde el cual se lo exige, una cierta epistemología de base desde donde sostener el reclamo: y es desde lo "medible" y en relación a ciertos parámetros. Cualquier indicador (sea del tipo que fuere) es un instrumento de medición (no importa con que magnitudes trabaje, no importa si es cuali o cuantitativo). Al respecto cabe recordar una anécdota del propio Freud que es toda una declaración de principios para plantear algunas cuestiones: a un psicólogo norteamericano que le proponía "medir" la libido y poner su nombre (un freud) a la unidad de medida, Freud le responde: "No comprendo lo suficiente de física para dar un juicio fiable en la materia. Pero si usted me permite pedirle un favor, no llame a su unidad con mi nombre. Espero poder morir un día con una libido no medida." (Roudinesco 2000, 31)

En tanto terapéutica el psicoanálisis es juzgado según su "éxito" o "fracaso", pero detrás de esta exigencia está el imperialismo de la ideología dominante, cientificista, positivista y tecnocrática; y la validez del psicoanálisis dependería entonces de su capacidad de adaptarse a las normas y criterios de la ciencia existente, por lo que se entiende las "ciencias exactas", esto es en la práctica las ciencias físico-matemáticas.

"El punto de vista cientificista-positivista-tecnocrático actualmente en boga se basa en una metafísica. El ser en su totalidad sería un sistema completamente "racional", una estructura rigurosa que obedecería totalmente a relaciones y leyes de tipo conjuntista-identitario. Tal metafísica es el indispensable postulado complementario que sirve de base al imaginario del capitalismo, en el que prevalece la significación social imaginaria de una expansión ilimitada del dominio "racional".(Castoriadis 1999, 217-218)

Por supuesto que hay una dimensión "lógico-matemática" (conjuntista-identitario) lo suficientemente densa en todo lo que existe; es lo que explica la efectividad y la eficacia del método científico moderno y del poder de la técnica derivada de él sobre innumerables aspectos de nuestro mundo, pero no quiere decir que lo agote. Es lo que plantea Jean Marc Levy-Leblond : "O bien, para cambiar de metáfora, el afilado escalpelo de la ciencia, capaz de las disecciones más minuciosas, no sirve para quien deba talar un árbol o cortar un cuero: su delicada hoja se rompería enseguida. Por consiguiente, a nadie se le ocurre utilizar un escalpelo en lugar de un hacha o una cuchilla. No es menos aberrante pretender establecer un método de pensamiento global o basar una filosofía general en los resultados, por muy espectaculares que puedan parecer (...). En la actualidad existen decenas de tipos de destornilladores, sierras y galopas; ¿es posible imaginar, en cambio, que el pensamiento se limite a la reducida gama de instrumentos que suministran las llamadas ciencias exactas?" (Levy-Leblond 2002, 15)

Pero el mundo humano (mundo psíquico y mundo social-histórico) implica una ruptura con las formas habituales del pensar, porque el modo de existencia de lo humano, el tipo de ser resultante de la aparición de lo humano es primero y ante todo el del sentido. Una subjetividad por más perturbada que esté no deja de trabajar intensamente en la creación de sentido ¿qué son las certezas delirantes sino el intento desesperado de coagular y por lo tanto fijar un sentido desde dónde agarrarse?

Por eso pedirle "explicaciones" al psicoanálisis es una engañifa epistemológica al servicio de una ideología hegemónica. Las explicaciones sólo son válidas en relación con la dimensión lógico-matemática y es sólo el mundo físico y natural el que es susceptible de explicación porque en gran medida por lo que sabemos, es reductible a este tipo de relaciones. O como diría Borges con su fina ironía en relación a si todo es medible y explicable: "Afirmar lo contrario es mera estadística, es una adición imposible. No menos imposible que sumar el olor de la lluvia y el sueño que anteanoche soñaste." (Borges 1972)

Cuando Freud inaugura oficialmente el edificio conceptual psicoanalítico titula su libro "La interpretación de los sueños" (Die Traumdeutung) ¿y porqué no la "explicación" de los sueños? (Castoriadis 1999, 217) Porque para Freud Deutung (interpretación) implica la existencia de un sentido que no debe ser creado (patrimonio de la hermenéutica) sino descubierto. Es ir del texto manifiesto del sueño al texto latente que lo funda, trabajo de desciframiento para hallar su fuente, su significación inmanente (la Bedeutung); trabajo de análisis que implica pero en sentido inverso lo que es el trabajo de elaboración onírica subjetivo; y es ese sentido latente el que revela otra forma de existencia que el de las relaciones lógicas específicas del sistema preconsciente y de la legalidad del proceso secundario.

Pero la audacia de Freud al saltar a una nueva dimensión del conocimiento del hombre fue postular que toda producción psíquica tiene un sentido inherente a la subjetividad misma que lo produce, y que es trabajo de la racionalidad aproximarnos a él.

Ahora si el mundo humano es un mundo de significaciones y de sentidos, si plantea una modalidad de acceso diferente a las forma convencionales de indagación de lo real, si la realidad misma que investiga plantea un radical diferencia con la realidad material y de ahí la necesidad de distinguir la realidad psíquica de aquella otra, es porque queda excluida la posibilidad de que pueda tratarse de un mundo de átomos, de ondas o de células; del mismo modo cuando Freud afirma que hay una organización, una estructura y un modo de funcionamiento de la psique, es porque excluye de hecho la idea de que esta organización pueda ser de naturaleza físico-química o biológica ( por más que en la obra de Freud y en muchos de sus seguidores encontremos formulaciones endogenistas o a nuestro parecer "extravíos biologizantes" (Laplanche 1998). El imperativo freudiano de poder dar cuenta de un hecho psíquico solo a partir de la triple exigencia metapsicológica, esto es desde el punto de vista económico, dinámico y tópico, implica un orden diferente de "explicación". Esto no basta para que existan todavía grandes enigmas metapsicológicos pero sí excluye la posibilidad de que las significaciones psíquicas y su establecimiento en organizaciones duraderas puedan ser determinadas y por lo tanto explicadas por la física o la biología.

La dimensión estrictamente "lógica" está presente por doquier en todo cuanto existe, pero esto no quiere decir que agote lo real. De la misma manera la dimensión "lógica" está presente por todos lados en el mundo psíquico, sin por ello agotarlo. A nivel del psiquismo humano es justamente el caso en que el "resto" no sometido a la dimensión "lógica" es más importante que en cualquier otro ámbito ¿qué significa sino que "el icc. ignora el tiempo y la contradicción"?, ¿o que en él "no existe ningún índice de realidad" 1?.

Por supuesto que el trabajo psicoanalítico tiene necesariamente una dimensión lógica y por dos razones, la primera porque no podemos dejar de pensar lógicamente como lo demuestra el funcionamiento del sistema preconsciente, y la segunda, más fundamental y condición de la primera, porque la lógica es inmanente a nuestra forma de organización y estructuración psíquica (proceso secundario, energía ligada); pero esto no quiere decir que la densidad de la dimensión lógica abarque todos sus aspectos.

Es más, y suponiendo que el funcionamiento de la lógica del sistema preconsciente fuera todo, sabemos por lo que nos muestra la patología y la historia que si dicha lógica aparece despojada de los investimientos amorosos del Yo es una racionalidad deletérea motorizada por la pulsionalidad más destructiva (Bleichmar 1999); la historia reciente de nuestra humanidad tiene lamentables y sobrados ejemplos para mostrar, desde la siniestra experiencia nazi-facistoide hasta su actualizada versión anglo-americana en su impune accionar sobre el vasto territorio de lo que ha sido la cuna de la civilización humana.

Cuando Freud plantea las diferentes formaciones de compromiso en las psiconeurosis de transferencia es justamente por su carácter transaccional que podemos pensarlas y trabajarlas; es por la parte que aporta el sistema pcc. desde donde se nos hace posible pensarlas y por lo tanto trabajarlas. Todo el dispositivo analítico está pensado al servicio de capturar lo icc., esto es hacer pensable y elaborable aquello que escapa y a la vez determina los modos del vivir subjetivo.

El tema del tiempo por ejemplo, desde el vamos plantea un desencuentro, el "tiempo de la cura" con que llega el paciente (o cualquier institución que medie como tal) no es "el tiempo de la cura" que necesita el dispositivo para trabajar justamente la atemporalidad del icc., el pedido de cura del paciente con respecto a un síntoma (una fobia por ejemplo) se constituye en el mejor de los casos como el punto de llegada para pedir ayuda, es el ¡basta, no aguanto más! que impulsa la consulta; para el psicoanalista es el punto de partida de un arduo y trabajoso proceso en el cual, si todo va bien hasta es necesario el agravamiento del síntoma (pero ahora en transferencia) para su remisión y alivio consecuente. Y así con un sinnúmero de cuestiones, ahora ¿es un desencuentro promovido por el dispositivo? o forma parte del desencuentro intrapsíquico producto del clivaje estructural de toda constitución subjetiva al que el dispositivo da cabida para justamente el o los conflictos puedan desplegarse en toda su dimensión e intensidad.

Por último y con respecto a ciertas confusiones hacia el interior del psicoanálisis en relación a las "ciencias" y la "lógica", me parece necesario señalar que quizás obedecen a la superposición de dos órdenes diferentes con respecto al icc.: el de su existencia y el de su conocimiento. El conocimiento que del icc. podemos tener siempre es indirecto y por sus derivados, "retoños del icc." es nuestra vía de acceso, es siempre un conocimiento indiciario y parcial. Mientras que el icc. como existente, existe mucho antes de que su conocimiento fuera posible y el descubrimiento freudiano implica su conceptualización, no su invención. Es un existente que en su realidad misma escapa a todo tipo de aprehensión, se rehúsa a toda forma de captura y mucho menos a la dictadura de "la lógica científica".

Notas

1 "Dentro de este sistema no existe negación {Negation}, no existe duda ni grado de certeza. Todo esto es introducido por el trabajo de la censura entre Icc. y Pcc. (..) Los procesos del sistema Icc. son atemporales, es decir, no están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por el transcurso de este ni, en general, tienen relación alguna con él. (..) Tampoco conocen los procesos Icc. un miramiento por la realidad. Están sometidos al principio de placer; su destino sólo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los requisitos de la regulación placer-displacer." (Freud 1915, 183-184, Ed Amorrortu)

BIBLIOGRAFIA

1 - Borges, J.L.: "El oro de los tigres". Ed. Emecé

2 - Bleichmar, S.: "Clínica psicoanalítica y neogénesis" de Ed. Amorrortu.

3 - Castoriadis, C.:

4 - Green, A.: (1993) "Desconocimiento del inconsciente (ciencia y psicoanálisis)"en "El inconsciente y la ciencia", R. Dorey y otros, Ed. Amorrortu, Bs. As.

5 - Roudinesco, E.: (2000) ¿Porqué el Psicoanálisis?. Ed. Paidos, Bs. As.

6 - Lévy-Leblond, J.M.: (2002) "Conceptos Contrarios o el oficio de científico". Tusquets editores.

7 - Laplanche, J.: (1999) "Freud o el extravío biologizante de la sexualidad". Ed. Amorrortu

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 20 - Diciembre 2004
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