|
« Nous croyons que Sade nest pas assez voisin de sa propre méchanceté, pour y rencontrer son prochain. Trait quil partage avec beaucoup et avec Freud notamment. Car tel est bien le seul motif du recul dêtres, avertis parfois, devant le commandement chrétien»
Jaques Lacan,
Ecrits.Con este curioso título y la excepcional frase de Jaques Lacan abro esta exposición, que busca, de una manera muy particular, rendir la distinción que se merece, al ilustre filósofo austriaco Immanuel Kant al explorar la pregunta, que posiblemente en este momento están formulándose: ¿qué tiene que ver Kant con Sade?, si desde la lógica convencional nos han enseñado que son dos personajes "completamente" distintos, ya que al primero se le ve como el padre del la máxima ética encarnada en el imperativo categórico; mientras al segundo, como un escritor de reputación bastante dudosa. Mas un análisis solícito, nos mostrará que tienen en común más cosas de las que creen o quisieran creer. Para ello tomaré como punto de partida al infant terrible del psicoanálisis, al único diestro en los avatares de lalengua, que puede darnos luz con respecto a esta unión a primera vista poco feliz; por supuesto, estoy haciendo referencia a Jaques Marie Lacan y el texto de sus Escritos: Kant con Sade.
Kant con Sade, es uno de los textos esenciales de Lacan desde el punto de vista no solo filosófico sino teórico; ya que es donde postula la aparición del campo del deseo, de la verdad y de la ley, esta ley que nos enfrenta con la muerte. Ve en la concepción sadiana un combate de la ley contra el bienestar y la preservación de si mismo. Y Kant recusa en oposición a los moralistas clásicos, una moral que como principio busque la felicidad. Así Sade, representante de la perversión, enunciaría la verdad del pensamiento moral de Kant, en tanto neurosis, o sea la crueldad esencial del Otro como referente de la Ley, siguiendo esta línea de pensamiento quedaría que para poder superar el placer y el confort el sujeto tendría que someterse a la crueldad del Otro y con esto aumentar el goce de ese Otro. Tal ley, no es la ley de la castración través del significante donde no están presentes los componentes de perversión ni de una violencia. Evidentemente podemos observar que lo que dice Lacan sirve para la interpretación neurótica de la Ley.
Kant propone su imperativo como surgido de una naturaleza a la que el hombre pertenece y cuya ley, como en el caso de la física, nos es impuesta por un objeto. En el imperativo, sin embargo no hay referencia explícita alguna a tal objeto, lo cual no impide que éste pueda estar presente, pero debe construirse.
Tal como Lacan indica, Kant se ve forzado en último término a aceptar que hay al menos un afecto del que no puede prescindirse como correlato de la ley, el dolor, que aparece en al medida en que el respeto a la máxima universal perjudica a nuestras inclinaciones. Justamente aquí se hace evidente el punto de la moral kantiana en que aparece hermanada con el imperativo sadiano de gozar sin límite de nuestro prójimo más allá del principio del placer. Más allá se encuentra la pulsión de muerte, la respuesta de la Cosa cuando no queremos saber nada de ella. Entonces ella tampoco quiere saber nada de nosotros.
Las proposiciones universales del tipo "todos los criminales serán castigados" son proposiciones que pueden ser verdaderas sin implicar la existencia. Efectivamente, "todos los criminales serán castigados" es verdadera independientemente de si hay o no criminales. La universalidad de la ética kantiana está situada en esta aporía precisamente, hasta el límite en que con cierto humor negro puede decirse que es posible, después de Kant, escribir ese mismo universal en tiempo pasado: "todos los criminales fueron castigados" -por lo tanto no hay (ya) criminales. Hemos logrado preservar el universal, precisamente a través de su estricta aplicación1. Esta es el área en común entre Kant y Sade: el universal del goce del sádico, por el cual él esta dispuesto a sacrificar a todo el mundo, y el universal de la ley kantiana. "Los dos sacrifican la existencia" 2.
Lo interesante del caso es que Lacan considera que Sade no es engañado por su fantasma sádico: El rigor de su pensamiento -dice Lacan- pasa a la lógica de su vida 3. Nosotros tomaremos esta frase como punto de partida. Intentaremos recorrer el camino que va del rigor del pensamiento de Sade a la lógica de su vida. En ese camino, lejos de ser aplastado por su propio universal, Sade existe a partir de él. Mejor aún: Sade ex-siste de su propio universal 4. Es en ese sentido, estrictamente demostrativo, que puede decirse con Lacan, que Sade no era sádico. El acento de la frase debe colocarse en el "era". Al mismo tiempo, conviene tener presente la observación de Hintikka: el verbo "ser" puede incluir de manera contextual las cuatro significaciones de Frege-Russell: el "es" de la predicación, el "es" de la existencia, el "es" de la identidad, y el "es" genérico5. Que Sade no era sádico quiere decir que no era ningún sádico, como se dice a veces para negar una predicación, que tampoco era idéntico a sus personajes, que no pertenecía al género de los sadistas, y finalmente que tampoco -esto es lo crucial- existía como sádico. Es decir, que tenía una existencia diferenciada de la "existencia sádica". Esta tesis, se ve, es muy fuerte. Es tan fuerte, que llega más lejos que buena parte de la filosofía analítica del lenguaje reunida. Veámoslo.
Lo más lejos (creo que no es exageración decirlo) que ha llegado la filosofía analítica del lenguaje en este terreno, el de la existencia, es a discutir con la teoría de las descripciones de Bertrand Russell. La teoría de las descripciones sostiene que, al fin y al cabo, una aseveración de existencia es una descripción, una buena descripción que puede ser testeada. El ejemplo famoso es el de Walter Scott. Walter Scott es el autor de Waverley. Esta descripción es lo que permite diferenciar a Walter Scott de cualquier entidad ficticia. "Walter Scott" denota al "autor de Waverley". Russell define su tesis por medio de tres oraciones:
Por lo menos una persona escribió Waverley.
A lo sumo una persona escribió Waverley.
Quienquiera que escribió Waverley fue escocés 6.
Su conclusión es que "Existe un término c tal que "x escribió Waverley" es verdadera cuando x es c, y falsa cuando x no es c". Finalmente -abreviamos a Russell, que es muy detallado en su discusión- "Existe el término que satisface a la función f(x)", significa: " Hay un término c tal que, f(x) es siempre equivalente a "x es c" 7.
Lacan puntualiza que "Sade desaparece sin que nada, increíblemente, menos aún que de Shakespeare, nos quede de su imagen, después de haber ordenado en su testamento que una espesura borrase hasta el rastro en la piedra de un nombre que sella su destino" 8.
Lo que a Lacan le interesa no es tanto el acuerdo de la existencia de Sade con la descripción definida "Sade es el autor de La filosofía en el tocador". Por el contrario, es en el mismo lugar en el que Sade se borra a sí mismo 9, -función de ausencia de certeza en cuanto a la persona del autor, que también llamó mucho la atención de Freud en relación a Shakespeare 10- en donde sitúa su existencia. No se trata del autor, se trata del $. Pero en el lugar mismo de su afanisis (desaparición), lugar que en este texto de Lacan esta puntuado dos veces, por dos citas de Sófocles: la primera de Antífona: 11, que en el texto de Antígona corresponde al estallido del coro luego de la orden de Creonte de castigar encerrando a la joven, encerrándola de por vida. Es la primera posición del grafo del fantasma de Sade, aquella en la que el $ no es Sade, sino la víctima del tormento sádico, la que es llevada hasta la barrera de la belleza, belleza que permanece inalterable. La segunda cita es de "Edipo en Colona" se trata de: 12; y figura en el lugar del texto de Lacan en el que el $ corresponde, no ya a la victima del tormento sádico, sino a Sade mismo 13. es la exclamación del coro en el momento en el que Edipo, ciego, vuelto ese que no es nada, el que se ha topado con todos los horrores, ("¿Ahora que no soy nada, ahora soy el hombre necesario?") acepta el pedido de encontrarse y conversar algunas palabras con su hijo Polinice. Es una exclamación en la que el esfuerzo de la enunciación se vuelve hacia el hecho de haber sido engendrado, a haber nacido, es decir a la eficacia misma del deseo del Otro14.
Hagamos una síntesis:
Lacan sitúa la rotación del esquema del fantasma sadiano en relación a tres variables fundamentales:
La posición de $. En el primer caso se trata de la víctima del tormento, en el segundo de Sade.
La significación de V. En el primer caso, es la voluntad de Kant, "que no puede llamarse de goce sino explicando que es el sujeto reconstituido de la enajenación al precio de no ser sino el instrumento del goce". En el segundo caso, es "la constricción moral ejercida implacablemente por la Presidenta de Montreuil sobre el sujeto respecto del cual se ve que su división no exige ser reunida en un solo cuerpo".
El sujeto bruto del placer, S. En la primera posición del grafo es una de las elecciones posibles en el Vel de la Voluntad para la "víctima de los estragos y tribulaciones de la fábula sadiana": o bien la afanisis subjetiva de la obediencia al universal, ($) o bien el placer (S). En la segunda posición son los fieles al Marqués quienes lo acompañan en sus excesos: su mujer, su valet, su cuñada.
Una puntualización metodológica antes de proseguir. Las observaciones acerca de la vida de Sade son pertinentes, en la medida en que son situables para nosotros en la demostración de Lacan: "una vida demostrada". En esa medida, no pertenecen a lo patológicamente determinable en el sentido de Kant, y por lo tanto no ha lugar la siguiente observación de Kant, de la "Crítica de la razón Práctica": "aún la más pequeña mezcolanza de los elementos de la última (la facultad apetitiva patológicamente determinable) atenta a su fuerza y excelencia (de una facultad apetitiva superior), así como lo más mínimo empírico como condición de una demostración matemática, rebaja y anula su dignidad y energía"15 .
Al respecto advierte Lacan que "De los imprevisibles quanta con que tornasola el átomo amor-odio en la vecindad de la Cosa de donde el hombre emerge con un grito, lo que se experimenta, después de ciertos límites, no tiene nada que ver con aquello con que se sostiene el deseo en el fantasma que precisamente se constituye por esos límites. Esos límites sabemos que en su vida Sade los rebasó" 16.
¿A qué límites se refiere? A los límites de la determinación de la conducta del sujeto, de su afectividad, por el fantasma. El "salto quántico imprevisible" está más allá de los límites del fantasma 17. Sigue Lacan: "Y ese diagrama de su fantasma en su obra sin duda no nos lo habría dado de otro modo".
Esto es otra referencia al "rigor del pensamiento" de la obra de Sade. El rigor en el pensamiento ha pasado a la vida, con la consecuencia de que los límites del fantasma son rebasados. Sigue Lacan: "Tal vez causemos asombro al poner en tela de juicio lo que de esa experiencia real la obra traduciría también".
La obra no traduce una experiencia sádica real en el Marqués de Sade. Efectivamente, es asombroso, -es una tesis radical sobre lo que es la existencia en el sentido lógico- y es también una referencia fundamental para cualquier biografía de Sade.
Una de las últimas biografías del Marqués de Sade, gracias a su muy buena documentación 18, nos permite acceder a buena parte de la correspondencia. La Presidenta de Montreuil, suegra de Sade, no sólo ejercía una constricción moral sobre su yerno. Esposa de M. de Montreuil, quien había sido designado juez principal de uno de los tribunales más importantes de París (y designado Presidente honorario de por vida), la madre de Renée Pélagie era denominada "la Presidenta de Montreuil" debido a su carácter extraordinariamente dominante. No es ya el padre de Schreber sino la suegra de Sade la que Lacan hace entrar en la estructura, en el "cálculo del sujeto"19. Esta mujer decidía acerca de las más mínimas transacciones de la familia Montreuil, firmaba los papeles, decidía los términos de las operaciones financieras. A partir del primer escándalo en la vida de Sade, en 1763 -Sade tenía 23 años- las comunicaciones del y con el Rey acerca del destino jurídico y personal de Sade pasaron por el control de la Presidenta. Quince años más tarde, en 1778, le escribe Sade a su mujer que los hombres del rey son "liliputienses" comparados con la "omnisciente y todopoderosa figura de madre que gobernaba cada aspecto de su destino" 20. La modificación que realiza Lacan del grafo, por la cual la voluntad de goce "pasa a la constricción moral ejercida implacablemente por la Presidenta de Montreuil", constituye un paso demostrativo de la existencia de Sade, en el sentido planteado por Jacques-Alain Miller en su curso "Los Signos del Goce" 21:
"¿Cuándo el saber no es imaginario sino demostrativo, cuándo no es mostrativo sino demostrativo? -la literatura representativa, representante- nos entrega algo que se supone es. Nos entrega cierto hay. Y aun cuando este sea una conclusión del orden de un hay eso que no se puede encontrar, sigue siendo un hay, un saber que concluye sobre un ser supuesto del que, desde ese momento, se puede decir que existe. Comienza a existir a partir de la demostración."
Esta es una existencia vinculada con la necesidad lógica, con la demostración más que con la mostración, y de manera sorprendente se acerca lógicamente más a lo planteado por Hintikka en sus observaciones acerca de las variedades del ser en Aristóteles, que en la existencia tipo Frege-Russell, en la que permanece un tanto velado el vínculo de la existencia con la demostración y/o la necesidad lógica.
Del pensamiento, a la lógica de la vida
Esta frase esa construida como el argumento ontológico: del pensamiento a la vida. Efectivamente, que la necesidad lógica pase a la existencia es la esencia del argumento ontológico. Este es el último aspecto de la cuestión, que permite agregar cuál es el punto de apoyo para sostener que las observaciones de Lacan sobre la vida de Sade van más allá que las simples biografías de Sade.
Es precisamente Hintikka 22 quien, en su Crítica de la Crítica Kantiana al argumento ontológico, destaca qué es de todos modos lo que se puede rescatar de la argumentación de Kant. El argumento ontológico, dice Hintikka, no es que sea criticable porque la existencia no sea un predicado. La existencia es un predicado. Dice Hintikka: El slogan de Kant es aplicable en que el dicho de Kant de que la existencia no es un predicado real puede quizás ser tomado en el sentido de que no nos ayuda, el ar gumento ontológico, a determinar la identidad de Dios en el sentido de llevarnos a saber quién es Dios 23.
En cambio, la tesis de Lacan es que el rigor del pensamiento de Sade pasa a la lógica de su vida de manera que sí se puede decir quién (o qué) era Sade. A esto responde el cuarto de rotación del esquema.
De allí el enorme interés clínico de las ultimas puntualizaciones de Lacan en el texto: "Creemos que Sade no es bastante vecino de su propia maldad para encontrar en ella a su prójimo. Rasgo que comparte con muchos y con Freud notablemente" 24.
Sorprendente serie. Es una encadenamiento que no se basa en el rasgo diferencial de la teoría, sino en la lógica que pasa a la existencia. Sigue Lacan: "Pues tal es sin duda el único motivo de que unos seres, conocedores a veces, retrocedan ante el mandamiento cristiano. En Sade, vemos el test de esto, crucial a nuestros ojos, en su rechazo de la pena de muerte, cuya historia bastaría para probar, si no la lógica, que es uno de los correlatos de la Caridad".
Sade llegará a proponer en su libro La filosofía en el tocador que la abolición de la propiedad del hombre sobre el hombre llegue a la de uno mismo sobre uno mismo, y que el derecho al goce sea reconocido sin límites: "Tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme cualquiera, y este derecho lo ejerceré, sin que ningún límite me detenga en el capricho de las exacciones que me venga en gana saciar" 25.
De esta forma, Sade se transforma no en el que busca el placer, sino que lo que exige es el goce, Lacan dirá que el Superyó es el imperativo del goce, siendo así el sujeto enfrentado a ese imposible del goce absoluto. Mostrando cómo la sexualidad del parlêtre 26 se mantiene con el único fin de producir ese goce imposible, efecto del lenguaje.
Notas
1 Laurent, E. Comentario de "Kant con Sade", en Modos de entrada en análisis y sus consecuencias, Paidós, Buenos Aires, 1995. "...lo que Kant esconde con su universal es que quiere matar a todo el mundo: podría matar a todo el mundo para preservar el universal" (p. 74).
2 Ibid. p 75.
3 Lacan, Jaques. Escritos II. México: Siglo XXI. 2001.
4 "Sean Uds. lacanianos si quieren. En cuanto a mi, yo soy freudiano". J. Lacan, en su discurso en Caracas.
5 Knuutila, S. y Hintikka, J. The logic of Being. Reidel, 1961.
6 Bertrand Russell, Introducción a la Filosofía Matemática. Cáp. XVI, "Descripciones". 1919.
7 Bertrand Russell, loc cit.
8 Escrítos II, p. 751.
9 Agregaríamos: en el mismo lugar en el que Eric Laurent encuentra una equivalencia entre la desaparición del poeta -Mallarmé- y la pulsión. Cf Eric Laurent, "Quelques problèmes sémantiques de linterprétation", cours donné à la Section Clinique de Paris, 1994-95, leçon du 5 avril 1995
10 Sobre este problema, el "problema de Stratford", Ver: Sigmund Freud, "Alocución en la casa de Goethe, en Frankfurt" (1930); "Presentación autobiográfica" (1925) Cáp. VI, nota al pie agregada en 1935; "Esquema del Psicoanálisis" (1938), Cáp. VII, nota al pie: "El nombre William Shakespeare probablemente sea un seudónimo tras el cual se oculta un gran desconocido ". También hay una referencia a este problema en una carta de Freud del 25 de mayo de 1935 a James S.S. Bransom, publicada en el "Apéndice A" de la Biografía de Ernest Jones, en su tercer tomo.
11 Eros invencible en las batallas
12 Mejor no haber nacido
13 Recordemos que Lacan hace rotar su grafica del fantasma sadiano en un cuarto de circulo.
14 Es interesante anotar que la línea siguiente del texto de Lacan se refiere a la "insumergible flotación" de la obra de Sade, en una referencia a Jules Janin. Cf. Jacques-Alain Miller: " et aussi à continuer dans ma vie, plus que jamais, à faire confiance par principe, à pratiquer l"eutheia", quitte à être démenti par lexpérience, et à me conforter de ce que Lacan dit du "héros" quil peut être trahi impunément et de celui qui sadresse à S de A barré, quil est insubmersible". "Pro Domo", LAne, Février 1990.
15 Kant, Emanuel: Critica de la razón Practica, Losada, 1961, Tesis, II, Observación I.
16 Lacan, Jaques. Escrítos II, p. 758.
17 Cf Eric Laurent: Modos de entrada en análisis y sus consecuencia, "Lacan usa el recurso al aparataje de la lógica moderna para mostrar que la experiencia analítica desemboca, a partir de las elecciones forzadas de la elección de goce, en enunciados que pueden no ser decidibles en la axiomática de su fantasma -es la aplicación de Goedel dentro de nuestra experiencia-. ( ) Al atravesar esta axiomática, el sujeto puede concluir que encontró algo nuevo, no un goce desconocido sino uno que le asegura que es diferente de la axiomatización".
18 Du Plessix Gray, Francine: "At home with the Marquis de Sade", Simon and Shuster, New York, 1998, cap V, p 69.
19 Lacan, op cit, Escrítos , p. 775. ed cast p 346.
20 Du Plessix Gray, op cit, cap XVI, p 201.
21 Jacques-Alain Miller: "Los Signos del Goce " (1987), Paidós, 1988, pp 228-232.
22 Op. cit., p 249.
23 Op. cit., p 263.
24 Lacan, Jaques. Escritos I. p. 769
25 Sade, D.F.A. Filosofía en el tocador. Barcelona: Tusquets. 1995.
26 Parlêtre, juego de palabras de parler (habar) y être (ser), por el que se entiende, serhablante, haciendo alocución a que todo ser humano está atravesado por el lenguaje.
Bibliografía
Álvarez, M. La felicidad en el mal. Sigma, Revista de la Sección Clínica de Barcelona, Octubre de 2001.
Barthes, R. Sade I. Aparecido en la Revista Tel Quel nº 28, invierno de 1967 bajo el título El árbol del crimen, en Sade, Loyola, Fourrier, pp.17-42. Caracas : Monte Avila, 1977.
Barthes, R. Sade II. En Sade, Loyola, Fourrier, pp.135-183. Caracas: Monte Avila.1977.
Bataille, G. Sade en la littérature et le mal (Folio Essais). Paris : Gallimard. 1957.
Blanchot, M. Sade et Lautremont. París : Les Editions de Minuit. 1963.
Carbonell, N. Referencia al texto Confesiones, libro VII, cap.XII de San Agustín. Sigma, Revista de la Sección Clínica de Barcelona. Abril de 2002.
De Beauvoir, S. El Marqués de Sade, (título original: Faut-il brûler Sade?) Buenos Aires: Siglo XXI. 1975.
Deleuze, G. Sacher Masoch y Sade. Buenos Aires: Paidós. 1983.
Dicker, S. El goce en el Marqués de Sade. En Metaphora, Revista del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Guatemala, pp. 19-29. 2003.
Freud, S. Pegan a un niño. En Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu. 1919/2001.
Freud, S. Tres ensayos para una teoría sexual. En Obras Completas. Buenos Aires: Amorrortu. 1905/2001.
Klossowski, P. Sade, mon prochain. París: Editions du Seuil. 1967.
Lacan, J. Kant con Sade. En Escritos 2. México: Siglo XXI. 2001.
Marqués De Sade, D. F. A. Filosofía en el Tocador. Barcelona: Tusquets. 1995.
Marqués De Sade, D. F. A. Juliette. Madrid: Editorial Fundamentos. 1984.
Marqués De Sade, D. F. A. Justine: Los Infortunios de la Virtud. Barcelona: Tusquets. 1994.
Marqués De Sade, D. F. A. Los crímenes del amor. Madrid: Editorial Babilonia. 1991.
Miller, J.-A. Sobre Kant con Sade. En Elucidaciones de Lacan. Buenos Aires: Paidós. 1998.
Seijas, C. La segunda muerte: Sade en Lacan. En Metaphora, Revista del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de Guatemala, pp. 7-18. 2003.
Seoane Pinilla, J. La Ilustración heterodoxa: Sade, Mandeville y Hamann. Madrid: Editorial Fundamentos.1998.