Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El perdón difícil: ni fácil ni imposible
Jairo Gallo Acosta

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"Lo saludó con amplias nuestras de de afecto, temiendo haberlo conocido en otro tiempo y ahora no recordarlo. Pero el visitante advirtió su falsedad. Se sintió olvidado, no con el olvido remediable del corazón, sino con otro olvido más cruel e irrevocable que él conocía muy bien, porque era el olvido de la muerte "
Gabriel García Márquez.
Ciencia años de soledad.

A raíz de los procesos de paz por parte del estado colombiano con los diferentes grupos armados, el tema del perdón se ha ido saliendo de los confesionarios, monasterios e iglesias para ser llevado a las mesas de negociaciones, sirviendo este como una herramienta importante para poder alcanzar una reconciliación.

De acuerdo con lo anterior, la temática del perdón tiene que ser abordada desde varias dimensiones, sobretodo en lo ateniente a sus implicaciones en el psicoanálisis, ya que desde ciertas perspectivas, se conceptualiza el perdón como la reconciliación con el pasado, cuestión que el psicoanálisis desde Freud le ha concernido, porque la reconciliación con el pasado seria una manera de definir la rememoración, y para Freud, la rememoración es considerada como la cura psicoanalítica.

 

El trabajo de rememoración del psicoanálisis

Para el psicoanálisis el presente no es lo que sucede al pasado, este no se rige por el tiempo cronológico, sino por el tiempo del inconsciente, es por eso que el presente puede resignificar al pasado, y ese es el a posteirori freudiano (nachträglich) o el après coup lacaniano, en donde el presente significa al pasado, a manera retroactiva.

El sujeto en ese rencuentro con su pasado se reconoce, construyendo su historia, restituyéndola, lo cual constituye uno de los pilares del psicoanálisis: "La historia no es el pasado. La historia es el pasado historizado en el presente, historizado en el presente porque ha sido vivido en el pasado… El camino de la restitución de la historia del sujeto adquiere la forma de una búsqueda de restitución del pasado. Esta restitución debe considerarse como el blanco hacia el que apuntan las vías de la técnica" (1)

El camino de restitución de la historia Freud lo fundamenta desde el trabajo del recuerdo en el análisis como un trabajo de rememoración, para Lacan la rememoración esta ligada a la cadena significante, por consiguiente la rememoración sería la memoria simbólica, perteneciendo al orden simbólico, siendo esta la historia del sujeto.

Hay que aclarar un punto de la rememoración, y es que esta no debe confundirse con la memoria. A través de la historia son varios los autores que han señalado la diferencia entre memoria y rememoración, y en el psicoanálisis esta diferencia se hace más evidente: "No hay que confundir la historia en que se inscribe el sujeto inconsciente, con su memoria, palabra, cuyo confuso empleo no seré el primero en señalar. Por el contrario, habida cuenta del punto al que hemos llegado, importa distinguir muy claramente entre memoria y rememoración, del orden, esta última de la historia." (2)

La memoria que le interesa al psicoanálisis es la memoria simbólica, que no es otra, que la rememoración.

La rememoración es hacer entraría que también diferenciar la rememoración de la reminiscencia, la primera es un fenómeno simbólico, y la segunda es fenómeno imaginario: "Somos así llevados al nivel de lo imaginario en tanto tal, al nivel de la imagen modelo de la forma originaria. No se trata de lo reconocido simbolizado y verbalizado, sino más bien de los problemas evocados por la teoría platónica, no de la rememoración sino de la reminiscencia" (3)

Como bien lo señala Lacan, la rememoración consiste es reconocer el propio deseo del sujeto en todo eso que lo constituye, que lo estructura "La rememoración no es la reminiscencia platónica, no es el regreso de una forma, de una huella; de un eidos de belleza y de bien, que nos llega del más allá, de una verdad suprema. Es algo proveniente de las necesidades de estructura, de algo humilde, nacido a nivel de los encuentros más bajos y de toda la barahúnda pedante que nos precede, de la estructura del significante, de las lenguas habladas de manera balbuceante, trastabillan" (4)

En esos trastabilleos, en esas equivocaciones, aparece la rememoración psicoanalítica, la memoria freudiana, aquella memoria olvidadiza y fallida que nos advierte que algo anda mal, y que en vez de recordar, repite "Tenemos dicho que el analizado repite e n vez de recordar" (5). Repite para no recordar, por eso el trabajo de rememorar, para la reconducción del pasado de ese que sufre por repetir sin saber, lo cual lo conduce por un goce ilimitado, o pulsión de muerte: "Lo que necesita la repetición, es el goce, el término está designado en sentido propio. Es en tanto que hay búsqueda de goce en tanto que repetición que se produce lo que está en juego en ese paso, el salto freudiano, que ese algo que nos interese como repetición y que se inscribe en una dialéctica del goce, es propiamente lo que va contra la vida" (6)

Rememorar no es repetir, el psicoanálisis los considera desde dos lugares diferentes, rememorar tiene que ver con el trabajo analítico, en cambio el repetir hace referencia a la compulsión a la repetición, que a su vez esta ligada con el goce y la pulsión de muerte:

"Podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo, sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego, que lo hace… Repite todo cuanto desde las fuentes de su reprimido ya se ha abierto paso hasta su ser manifiesto: sus inhibiciones y actitudes inviables, sus rasgos patológicos de carácter. Y además, durante el trata miento repite todos sus síntomas (…) mientras el enfermo lo vivencia como algo real-objetivo y actual, tenemos nosotros que realizar el trabajo terapéutico, que en buena parte consiste en la reconducción al pasado." (7)

Es importante para cualquier proceso reconciliatorio con el pasado, llamase psicoanálisis, o no, tener presente las diferencias entre la rememoración y el repetir, este último puede conducir a actino o pasajes al acto que en muchas ocasiones son mortíferos (los actos compulsivos e impulsivos, las toxicomanías o el consumo de ciertas drogas, el robar, la anorexia, la bulimia, y todos aquellos excesos de goce que la cultura actual de cierta manera promociona, incluyendo los excesos de memoria). Para Ricoeur esta distinción también, es clara, en su libro "La memoria, la historia, el olvido" comenta que la memoria repetición resiste a la crítica, y la memoria recuerdo es memoria crítica, facilitando esta última el trabajo de rememoración, o el trabajo del duelo.

 

La reconciliación con el pasado: el duelo

"Tal es el frenesí de Alcibiades y el reenvío que le hace Sócrates: "ocúpate de tu alma", que más tarde Platón convertirá en: ". . .tu alma y ocúpate de este objeto al que persigues, no es más que tu imagen"; este objeto en su función de meta, de causa mortal. "Haz tu duelo de este objeto, entonces conocerás las vías del deseo, pues yo, Sócrates, no sé nada; es la única cosa que conozco acerca de función de Eros".
Jacques Lacan.
Seminario 10. La Angustia.

El exceso de memoria hace referencia a la compulsión a la repetición, que por el paso al acto, sustituye: "El recuerdo verdadero por el que el presente se reconciliaría con el pasado" (8). Así como el acto reemplaza el recuerdo, la melancolía reemplaza al duelo, las consecuencias de esta operación seria el no permitirse el paso que va de la repetición al recuerdo – rememoración.

El duelo como nos dice Freud es la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc. Ante esta perdida el sujeto pierde interés en el mundo externo o con todo lo que no recuerde al muerto, como dice el mismo Freud, este aspecto es importante para el análisis de la repetición y el recuerdo, ya que si ese sujeto insiste en ese recordar lo perdido, o en la afianzar la memoria hasta lo ilimitado, este duelo pasaría a convertirse fácilmente en una melancolía, si bien Freud comenta que el duelo es un proceso normal para todo sujeto que ha perdido algo o alguien amado, la melancolía con la persistencia de la memoria sobre eso perdido es un duelo patológico.

En esa reiteración sobre eso perdido, hay una reiteración sobre lo pasado, lo cual no va a permitir que el presente se confirme, ni mucho menos el futuro. El objeto no es perdido en la melancolía, este permanece, por lo tanto no tiene que ser reencontrado, es decir, no tiene que ser rememorado, ni vuelto a reencontrar, permaneciendo en un lugar de repetición (como no es sustituido) para poder ocupar ese lugar indefinidamente.

En cambio el trabajo de duelo es el camino obligado del trabajo de recuerdo, de la rememoración, es el trabajo para la reconciliación con el pasado: "Cuánto insiste Freud, y con razón, sobre el costado minucioso, detallado, de la rememoración del duelo, en lo relativo a todo lo que fue vivido del vínculo con el objeto amado. Este es el vínculo que se trata de restaurar con el objeto fundamental, el objeto oculto, el objeto a, verdadero objeto de la relación al cual a continuación se le podrá dar un sustituto que al fin de cuentas no tendrá más alcance que aquel que ocupó primero su lugar" (9)

Lo que permite el duelo es el trabajo de rememoración para poder reencontrar eso perdido (que no tiene que ser algo real), aunque para el psicoanálisis esto es un proceso retroactivo, de après coup, ya que primero tiene que ser reencontrado para saberlo perdido: "El objeto es por su naturaleza un objeto reencontrado; que haya sido perdido, si se puede decir así, es su consecuencia, pero après coup. Y entonces, en tanto es reencontrado, lo es sin que sepamos por este reencuentro que ha estado perdido" (10). Y esa es la importancia de la rememoración por el duelo, que permite ese reencuentro y permite lo perdido, el problema es cuando este proceso no sucede, se convierte el duelo en algo eterno, un duelo imposible, una melancolía, que no permite el reencuentro con ese objeto, ni el encuentro con lo perdido, las consecuencias de esto pueden ser catastróficas para el sujeto, porque no permite rehallar ese objeto perdido, objeto del deseo para el sujeto, objeto causa del deseo, lo que sostiene al sujeto.

La sobreinvestidura narcisista objetal de la melancolía podría equipararse con los excesos de memoria, los abusos de la memoria que en la actualidad están de moda, en donde ciertas poblaciones, grupos o individuos reclamando ser recompensados por eso perdido, lo cual indica que el proceso del duelo y reencuentro y reparación con el objeto perdido no se ha presentando, convirtiendo el duelo en algo imposible.

 

Los abusos de la memoria

"El deber de memoria es el deber de hacer justicia, mediante el recuerdo, a otro distinto de sí"
Aristóteles

Los abusos de la memoria, ese es el titulo de un ensayo del investigador Tzvetan Todorov, este nos pone en guardia a los que se proclaman como victimas y reclaman reparaciones indefinidamente, colocándose en una dialéctica imaginaria, en donde uno no puede existir sin el otro: si soy víctima, es porque alguien me reconoce como tal, así se perpetúan los lugares de victima y victimario, lo cual impide la rememoración y la reparación:

"Pero si nadie quiere ser una víctima, todos en cambio, quieren haberlo sido, sin serlo más; aspiran al estatuto de víctima. La vida privada conoce bien ese guión: un miembro de la familia hace suyo el papel de víctima porque, en consecuencia puede atribuir a quienes le rodean el papel mucho menos envidiable de culpables. Haber sido víctima da derecho a quejarse, a protestar y a pedir…los demás se sienten obligados a satisfacer nuestras peticiones. Es más ventajoso…en lugar de uno seguir el papel de victimas que recibir una reparación por el daño sufrido…en lugar de una satisfacción puntual, conservamos un privilegio permanente, asegurándonos la atención y, por tanto, el reconocimiento de los demás" (11).

Ser víctima traslada la pregunta por el ser, por la subjetividad, a la respuesta sin interrogante por la condición de sujeto (condición que nunca obtiene una respuesta definitiva, sino respuestas parciales que remiten a otra pregunta), de ahí la supuesta comodidad: "ofrecerse al Otro como víctima es mucho más cómodo y gozoso que interrogar sobre lo que le compete a cada uno en tales actos" (12). El lugar de víctima por su misma condición de repetición no facilita el trabajo de rememoración, y para sostener la demanda perpetua hay que mantener repetitivamente el daño, infracción u ofensa, por lo tanto, la memoria tiene que utilizase de una manera ilimitada .

Pero así como aparecen abusos de memoria, aparecen los abusos del olvido, estos son las dos caras de la misma moneda; la memoria y el olvido son solidarios y necesarios entre ambos, los recuerdos son moldeados por el olvido y son su fuerza viva, la memoria no se opone en absoluto al olvido, los dos se interrelacionan constantemente.

Un abuso de olvido sería la amnistía, el olvido impuesto por una autoridad o un grupo, este olvido impuesto lejos de conducir a un trabajo reconciliatorio con el pasado que conduzca al perdón, lo que hace es ocultar el daño sufrido, utilizando el olvido como herramienta, más no, como un proceso que conduzca al trabajo de rememoración:

"Al rozar con la amnesia, la amnistía, coloca la relación con el pasado fuera del campo en el que la problemática del perdón en contraría con el dissensus su justo lugar…la memoria privada y colectiva sería desposeída de la saludable crisis de identidad que permite la reapropiación lúcida del pasado y de su carga traumática. Más acá de esa prueba, la institución de la amnistía sólo puede responder a un deseo de terapia social de urgencia, bajo el signo de la utilidad, no de la verdad…Por tanto, si puede evocarse legítimamente una forma de olvido, no será la del deber de ocultar el mal, sino de expresarlo de un modo sosegado, sin cólera" (13).

El mayor problema de la amnistía no es la imposición del olvido, y que este no sirva para una reconciliación con el pasado, sino que alguien se arroje el derecho de controlar la selección de elementos que tienen que ser conservados u olvidados, ya que estos obedecen a un proceso, es por eso que llamar memoria a ciertos almacenamientos de información que realizan algunas máquinas no debe ser considerado tal, o por lo menos desde el psicoanálisis, y Freud era claro en ese asunto., ya que cada vez que hablaba de memoria, nos habla de procesos de selección.

Pero no sólo la amnistía es una amenaza para la memoria y el olvido (no hay que olvidar que no se excluyen sino que se complementan). La cultura de la novedad no quiere saber nada de rememorar el pasado, en vías de historizarla, por lo tanto de reconciliarse con ella, por tanto la excluyen, y en su lugar instaran aparatos para que no podamos recordar (hoy en día existen muchos aparatos que nos recuerdan muchas cosas: direcciones, fechas. Pero ninguno nos pueda hacer rememorar)

"Arrojados a un consumo cada vez más rápido de información…separados de nuestras tradiciones, embrutecidos por las exigencias de una sociedad de ocio y desprovistos de curiosidad espiritual así como de familiaridad con las grandes obras del pasado, estaríamos condenados a festejar alegremente el olvido y a contentarnos con los vanos placeres del instante. En tal caso, la memoria estaría amenazada, ya no por la supresión de información sino por la superabundancia…los estados democráticos conducirían a la población al mismo destino que los regímenes totalitarios, es decir, al reino de la barbarie" (14).

Esta barbarie se puede explicar desde ese mismo rechazo por lo pasado, este a no estar mediado por lo simbólico (por el trabajo de rememoración) de todos modos retorna, pero de otras formas (no es casual que ante la falta de historización del pasado, los sujetos busquen rasgos identificatorios ya no desde lo cultural sino desde su propio cuerpo: tatuajes, perforaciones, mutilaciones, anorexias, bulimias, en armas, bombas, etc.) porque la rememoración causa el reencuentro del sujeto con su propio deseo, lo que le permite apropiarse de su propia historia que a su vez esta inmersa en una cultura: "La cultura, en el sentido que los etnólogos atribuyen a dicha palabra, es esencialmente algo que atañe a la memoria: es el conocimiento de ciertos números de códigos de comportamientos, y la capacidad de hacer uso de ellos (…) Un ser desprovisto de cultura es aquel que no ha adquirido jamás la cultura de sus antepasados, o que la ha olvidado y perdido" (15).

El olvido es necesario, pero no por eso hay que rechazar la memoria, hay que saber hacer algo con él, para que pueda aportare a la memoria lo necesario para que el presente pueda seguir su camino hacia el futuro, este punto lo señala Marc Augé en su libro "las formas del olvido" cuando dice: "El olvido es necesario para la sociedad y para el individuo. Hay que saber olvidar para saborear el gusto del presente, del instante y de la espera, pero la propia memoria necesita también el olvido: hay que olvidar el pasado reciente para recobrar el pasado remoto" (16), ese recobrar permitirá la reconciliación con el pasado, mediante el apaciguamiento de la memoria, y dejará el camino para que el perdón pueda advenir.

 

Un don de amor: el perdón

"Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen"
Mateo 5, 44.

"El amor es dar lo que no se tiene a alguien que no quiere eso".
Jacques Lacan

Así como la memoria y el olvido no pueden ser impuestos, el perdón mucho menos, este además de su carácter espontáneo tiene su lado incondicional: "El perdón se dirige a lo imperdonable o no es. Es incondicional, sin excepción ni restricción. No presupone una petición de perdón" (17).

El perdón es un don que se ofrece sin retribución al otro, y esto es lo que lo puede diferenciar de otros intercambios subjetivos, en el perdón es como si se diera algo por nada, o por lo menos sin esperar nada a cambio, de ahí lo cercano que está del amor del que nos habla el psicoanálisis lacaniano, en donde lo que se da es algo que no se tiene, a alguien que no se espera eso, a alguien que en un principio no es, el don como amor desde el psicoanálisis es lo más cercano al perdón:

"Como nos dice toda la meditación sociológica, el don es algo que circula, el don que uno hace es siempre el don que ha recibido. Pero cuando se trata del don entre dos sujetos, el ciclo de los dones tiene todavía un origen distinto, pues lo que establece la relación de amor es que el don se da, digámoslo así, por nada. El principio del intercambio es nada por nada. Esta fórmula, como toda fórmula en la que interviene el ambigüo nada, parece la misma fórmula del interés, pero es también la fórmula de la gratuidad. En el don de amor, se da algo por nada, y sólo puede ser nada. Dicho de otra manera, lo que constituye el don es que un sujeto da algo de forma gratuita, pues tras lo que da esta todo lo que le falta, el sujeto sacrifica más allá de lo que tiene" (18).

Este don en la actualidad se torna impensable para una cultura donde todo circula según las leyes del mercado, en las que la oferta y la demandan tiene que ser reciprocas (todos los tratados de libre comercio tienen que tener un principio de concordancia, así sea que al final le convenga más a uno que a otro), es decir que estos acuerdos comerciales tiene que tener un principio de reciprocidad (por lo menos supuesto), tiene que entrar en el orden de dar y recibir.

Si el cristianismo durante más de dos mil años nos ha hablado de este don "De ofrecer sin esperar nada", no es porque este sólo obedezca a un principio divino, sino porque ellos han sospechado que las relaciones subjetivas no siempre obedecen a los principios de reciprocidad, de dar y recibir, dándose cuenta que existe una disparidad subjetividad, una disimetría entre los sujetos que ni siquiera es intencional sino estructural.

"El Otro es el lugar donde se constituye el yo (je) que habla con el que escucha (…) Quisiera que apreciasen toda la diferencia que hay entre una perspectiva tal y la que hoy es confusamente aceptada. Decir que el Otro es el lugar donde se constituye el que habla con el que escucha es algo muy diferente que partir de la idea de que el otro es un ser ( …)Estamos intoxicados en el análisis desde hace algún tiempo por temas incuestionablemente surgidos del discurso llamado existencialista, donde el otro es el tú, el que puede responder, pero de un modo que es el de la simetría, el de la completa correspondencia, el Alter ego, el hermano. Se tiene una idea fundamentalmente recíproca de la intersubjetividad" (19).

La intersubjetivad es imaginaria, obedece al principio que tú me devuelves lo que yo te doy, como el ideal de la comunicación, hay un emisor que entrega un mensaje y un receptor que lo recibe, desconociendo que: "el sujeto recibe su propio mensaje del otro en forma invertida". Es decir que en la satisfacción de una demanda, no siempre satisface lo que deseamos, esta premisa va en contravía de la ley de la oferta y la demanda, sobretodo cuando se promulga que todas las mercancías que ofrece el mercado son creadas precisamente para satisfacer la demanda, si esto fuera así, cada vez que saliera un objeto al mercado una demanda quedaría satisfecha, ¿entonces porque se siguen creando más objetos para esas mismas demandas?

El sujeto no establece una relación de simetría con el otro, y mucho menos en el perdón como don, pero eso no quiere decir que no establece una relación, con ese otro: "la facultad de perdón y la de promesa descansan en experiencias que nadie puede realizar en la soledad y que se fundan totalmente en la presencia del otro. Si el origen de estas dos facultades es inherente a la pluralidad, su esfera de ejercicio es eminentemente política" (20).

Sin entrar a profundizar sobre el concepto de política, concepto bastante polémico y tergiversado en la actualidad, hay que acoger la propuesta de Antonio Negri que sustituye la clásica frase de Aristóteles: "La política es el arte de lo posible" por esta: "La política es el arte de hacer posible lo necesario". Y el perdón es necesario, no solo por su carácter reconciliatorio con el pasado (lo cual traería el advenimiento de un sujeto, historizando su pasado por intermedio de la rememoración) sujeto que podrá establecer lazos sociales, y por lo tanto constituir un discurso.

Advenir como sujeto para el psicoanálisis no es otra cosa que ser responsables "De nuestra posición de sujeto somos siempre responsables"(21). El trabajo de rememoración, con su capacidad reconciliatoria con el pasado, logrará que cada quién asuma su historia, pero ya no como culpables ni como victima, sino como sujeto responsable de un hecho, hacerlo presente, para ponerlo al servicio de la justicia, una justicia restauradora, que ayude a fortalecer los lazos sociales por intermedio del perdón:

"Bajo el signo del perdón, el culpable sería tenido por culpable de otra cosa distinta de sus delitos y de su faltas. Sería devuelto a su capacidad de obrar; y su acción, a la de continuar. Es esta capacidad la que se proclamaría en los pequeños actos de consideración en los que reconocimos el incógnito del perdón representado en la escena pública. Finalmente, es de esta capacidad restauradora de la que se apoderaría la promesa que proyecta la acción hacia el porvenir. La formula de esta palabra liberadora, abandonada a la desnudez de su enunciación, sería: vales más que tus actos" (22).

El camino del perdón es un camino difícil, y la política del perdón consistiría en hacerlo posible, un camino que no es fácil, pero tampoco imposible.

Notas

1. Jacques Lacan, Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Clase del 13 de enero de 1954. CD, Obras de Lacan.

2. Jacques Lacan. Seminario 2. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Clase del 23 de marzo de 1955. CD, Obras de Lacan.

3. Jacques Lacan, Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Clase del 10 de febrero de 1954. CD, Obras de Lacan.

4. Jacques Lacan. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Clase del 5 de febrero de 1964. CD, Obras de Lacan.

5. Sigmund Freud. Recordar, repetir y reelaborar, en Obras Completas, t XII. Buenos Aires, Amorrortu. 1 978.

6. Jacques Lacan. Seminario 17. El reverso del psicoanálisis . Clase del 14 de enero de 1970. CD, Obras de Lacan.

7. Sigmund Freud. Recordar, repetir, reelaborar. Op.Cit.

8. Paul Ricoeur. La memoria, la historia, el olvido. Madrid, Trotta. 2003. Página 109.

9. Jacques Lacan. Seminario 10. La angustia. Clase del 3 de julio de 1963. CD, Obras de Lacan.

10. Jacques Lacan. Seminario 7. La ética del psicoanálisis. Clase del 27 de enero de 1967. CD, Obras de Lacan.

11. Tzvetan Todorov. Los abusos de la memoria. Barcelona, Paidós, 2000. Página 54.

12. Marta Gerez Ambertín. Imperativos del superyó. Buenos Aires, Lugar Editorial. 2000. Página 203.

13. Ricoeur. Op Cit. Página 591.

14. Todorov. Op. Cit. Página 14.

15. Ibíd. Página 22.

16. Marc Augé. Las formas del olvido. Barcelona, Gedisa, 1998. Página 9.

17. Ricoeur. Op Cit. Página 606.

18. Jacques Lacan. Seminario 4. La relación de objeto. Clase del 23 de enero de 1957. CD, Obras de Lacan.

19. Jacques Lacan. Seminario 3. Las psicosis. Clase del 13 de junio de 1953. CD, Obras de Lacan.

20. Ricoeur. Op Cit. Página 632.

21. Jacques Lacan. Seminario 13. El objeto del psicoanálisis. Clase del 1 de diciembre de 1965. CD, Obras de Lacan.

22. Ricoeur. Op Cit. Página 643.

 

Bibliografía

Marc Augé. Las formas del olvido. Barcelona, Gedisa, 1998.

Sigmund Freud. Recordar, repetir y reelaborar, en Obras Completas, t XII. Buenos Aires, Amorrortu. 1978

Jacques Lacan. Seminario 1. Los escritos técnicos de Freud. Clase del 13 de enero de 1954.

____________. Seminario 2. El yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 3. Las psicosis. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 4. La relación de objeto. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 7. La ética del psicoanálisis. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 10. La angustia. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 11. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 13. El objeto del psicoanálisis. CD, Obras de Lacan.

____________. Seminario 17. El reverso del psicoanálisis. CD, Obras de Lacan.

Marta Gerez Ambertín. Imperativos del superyó. Buenos Aires, Lugar Editorial. 2000.

Paul Ricoeur. La memoria, la historia, el olvido. Madrid, Trotta. 2003.

Tzvetan Todorov. Los abusos de la memoria. Barcelona, Paidós, 2000.

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