Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
¿Quién es Pierre Legendre?
Edwin Sánchez Ausucua

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...la extraordinaria solidez de la especie descansa paradójicamente en la fragilidad de las construcciones jurídicas, en algo muy endeble, el discurso de la división, tan vital para la especie hablante como el aire que respiramos

Pierre Legendre

Contenido temático

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Presentación.-

El texto que expongo a continuación es el resultado de una lectura del libro "El inestimable objeto de la transmisión". Se trata en realidad de anotaciones que he reunido de una manera sistematizada siguiendo el texto de Legendre en una selección de contenidos que representan, desde mi lectura, las ideas y conceptos sobresalientes que aporta el autor en este libro. Por otra parte me parece que es el libro que mas claramente representada la temática que articula el pensamiento del autor en relación al poder y su relación a los temas de la genealogía, el derecho, la filiación, el judeocristianismo y la antigüedad clàsica. No me he propuesto hacer una reflexión crítica o analítica del texto, sin duda con puntos discutibles o de sugerentes implicaciones, sino una presentación inicial que en otro momento me dará la posibilidad de un trabajo ulterior, sobre todo al confrontar a Legendre con la práctica analítica o ante un autor como Focault.

Desde la perspectiva de la crítica del poder, pienso que Legendre constituye un rèplica a ciertos abordajes del problema, abriendo otro abordaje posible para pensar el poder y su dimensión en la esfera de la subjetividad. Cabe destacar que uno de los conceptos "difíciles" de aceptar es aquel que afirma un absoluto lógico que se impone como límite al poder mismo y que en occidente fue ocupado por lo que podríamos llamar una "función de Dios".

¿Un absoluto lógico?

La obra de Pierre Legendre se ocupa de los procesos de subjetivación, así como de los referentes irreductibles de la normatividad que hacen posible la existencia del sujeto en su relación con la función dialéctica del poder y el derecho.

En su obra rigurosa el autor aborda una serie de problemas cruciales para el destino normativo de la humanidad que el discurso de la ciencia, el cientismo de la psicología, la sociología, el derecho y las behavioral ciences han dejado fuera de su campo.

Uno de los planteamientos esenciales del texto El sublime objeto de la transmisión, cuya presentación realizo esquemáticamente ante el prudente lector, es el referente de un absoluto, que garantiza el límite y la imposibilidad de los hombres para ser autores de sí mismos y crear cada uno su propia ley. Un absoluto que impide que exista la "autodeterminación" de los sujetos que han de vérselas con el límite, la prohibición, y la ley. Aunque Legendre no se ocupa directamente del tema, esta imposibilidad radical hace evidente que no existe "libre elección" ante lo prohibido y la imposibilidad que la ley impone al sujeto a la manera de una alternativa forzada. Son los elementos con los que la tragedia griega escenifica al hombre ante su destino por más que el abandono de los dioses lo precipiten ante el abismo cuando los límites infranqueables han sido transgredidos.

El absoluto lógico de Legendre, se traduce en una imposibilidad, en lo real del poder, cuya expresión más elocuente y decisiva es la prohibición del incesto, que al mismo tiempo garantiza la referencia al orden simbólico y los límites que éste impone en el nivel subjetivo que el sujeto recibe de la imposición antropológica y social del orden prohibitivo que lo humaniza.

En cuanto a la construcción política de una subjetividad liberada de límites, Legendre señala que el proyecto civilizatorio planetario del industrialismo, avanza en la creación de una realidad en la cual la diferenciación subjetiva encuentra cada vez más, una mayor dificultad para hacerse posible permitiendo a los sujetos la posibilidad de situarse por encima de toda ley y de todo límite. Dicho de otra manera el sujeto, abandonado a si mismo, encuentra con creciente dificultad cual es su lugar posible en una sociedad en donde impera el anonimato, el desarraigo cultural, y la ideología del "todo es posible". La apuesta conceptual de Legendre consiste en demostrar que este "todo es posible" termina por traducirse, como en el personaje ateo Ivan Karamasov, en un "nada es posible1". No se trata solamente de un planteamiento conceptual, sino de un modelo explicativo para entender la función del límite (construido en la figura de la divinidad) en su núcleo generador de civilización. Tendríamos que guardarnos también de dar pie para justificar un retorno a las posiciones del moralismo que adopta las peores formas ideológicas de conservadurismo político. Lo que si me parece claro es que un militante de la ideología de la permisividad irrestricta encontrará en Legendre a un "pesimista", o bien entienda de tales planteamientos un retorno para justificar las imposiciones arbitrarias o represivas del poder. Nada más equívoco, se trata por el contrario de retomar de nueva cuenta la polémica del iluminismo para pensar la función política de los límites al poder mismo y a la responsabilidad de gobernar.

Postulados básicos

Un trazo referencial a la obra de Legendre, nos permitirá introducir las coordenadas sobre las que el autor trabaja el tema fundamental de la diferenciación humana, la conformación de la subjetividad y la manera en que las referencias sociales, del límite y lo legal, afectan al sujeto. Adelantemos también, que dicha afectación se da en el marco de un poder que se organiza en función del proyecto mercantil de civilización planetaria, en un mundo que parece estar facilitándolo todo para que el poder abandone su tarea de garantizar el límite que requiere todo proceso civilizatorio.

En El inestimable objeto de la transmisión2 nuestro autor cita una referencia "preciosa" relacionada con el arte del tejedor de tapices en la tradición artesanal tunecina. En esta tradición árabe todo tapiz debe llevar la marca propia e intencional del artesano, introduciendo en el tejido artesanal una imperfección característica. Indagando sobre esta costumbre, se encuentra finalmente una referencia cultural proporcionada por los artesanos respecto a esta práctica ancestral: "siempre se ha hecho así". Sin embargo, investigando un poco más se llega a otra referencia: "está dicho en el libro que sólo Dios hace obras perfectas".

Dando un giro a los elementos que se derivan de esta tradición, "¿qué le hace falta al hombre?" y responde: la perfección, la totalidad, lo absoluto, ser la causa de sí mismo, hacer la ley a su medida.

No ser causa de sí mismo supone entonces este sentido de la imposibilidad radical, la imposibilidad lógica absoluta: el sujeto no puede ser causa de sí mismo, pues se halla inserto en el compromiso simbólico de una genealogía desde la cual ha recibido un nombre, un lugar en la familia, un reconocimiento –que el sujeto lucha por hacer efectivo- en su ámbito social.

Áreas de intersección epistémica

Este planteamiento deja abiertos sus elementos epistémicos de articulación a otros discursos. Uno de ellos es desde luego el del psicoanálisis de orientación lacaniana; otro es el de la antropología estructural de Levi Strauss, en el que se concibe lo humano en función de una estructura de lugares diferenciados y en el que los elementos simbólicos de reciprocidad son imprescindibles para descifrar los parentescos y su organización de conjunto. Para el psicoanálisis como para la antropología social, la imposibilidad lógica forma parte de la estructura relacional del sujeto en un caso y de las comunidades en otro, haciendo posible sus mecanismos operativos funcionales. La prohibición del incesto es además una de sus manifestaciones más definitivas en cuanto a la función institucional e instituyente que para Legendre tiene una implicación que compete a las ciencias políticas y sociales por la vía civilizatoria del derecho.

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En la reproducción del ser humano, en su inserción al circuito de las interrelaciones y en los intercambios con el prójimo –desde el habla hasta las formas más complejas de la vida institucional–, el sujeto pasa por la experiencia dramática de la pérdida, la falta, la castración, la vivencia del no todo, la finitud inevitable; la no completud y el constante estado de una armonía inalcanzable en donde los equilibrios suelen ser precarios y bordean con la desolación y el desamparo que suelen estar asociados a la desmesura y el abandono de si.

Para Legendre esta imperfección constitutiva es equivalente a la falta en ser del sujeto, siendo este faltante, estructural y fundante, una condición necesaria para la reproducción de la especie humana referida al "montaje institucional", que ha de ser transmitido en cada nueva generación. Las vicisitudes del pasaje por su estructura simbólica normativa, sus imaginarios, y sus puntos de inflexión son inevitables al ser constitutivos y ningún sujeto se ahorra o exime de tal proceso incluso en la locura, o en la inscripción no realizada que impone en el crimen o la muerte. En este vértice interviene la lectura jurídica de Legendre, y el fundamento de lo legal al que recurre en su reflexión abordado desde el fundamento de derecho romano y su atravesamiento por la escolástica. Aunque Legendre no lo menciona en su libro, coincide con Figis3 al señalar que la política es la continuación laicizada de la teología.

La perspectiva de la reproducción de los sujetos dotados de inconsciente supone para Legendre un amplio espectro que incluye los dispositivos institucionales de la civilización; lo que implica que el sujeto ocupa un lugar normativizado, desde el principio hasta el fin, antes y después de nacer, donde vida y muerte son registrados, inscritos, codificados y ritualizados por lo legal que precede y subsiste al sujeto.

Es de hacer notar que Legendre no se propone fundamentar un análisis de lo institucional, aunque aporta elementos de reflexión cruciales a un nivel diacrónico del proceso histórico-civilizatorio que requiere de mecanismos funcionales para reproducirse, más allá de la individualidad del sujeto. La privatización y el desmontaje ultra moderno de las instituciones constituye así, un tema de análisis ineludible para la discusión del porvenir que preparan los actuales procesos civilizatorios industriales que se imponen a escala planetaria.

Al estudiar los mecanismos institucionales, Legendre remite a la base estructural en su manifestación fundante en la tradición judeocristiana: la del derecho. En su primer libro publicado en español en 1974, El amor del censor4, Legendre pone de manifiesto su interés y conocimiento por investigar la secuencia de los principios de la razón occidental a través del siguiente esquema conceptual del de funcionamiento y operatividadl psicoan: derecho romano-judeocristianismo-gobierno industrial.

La nueva era del industrialismo planetario supone una modificación estructural en el proyecto de la civilización, una transformación paulatina de los referentes de la legalidad que hacen límite y proporcionan estructura al sujeto en tanto especie destinada a reproducirse. De esta manera se desprende una primera relación que importa a Legendre y que marca el avance de su recorrido con el derecho, el psicoanálisis y la antropología.

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El tema que incluye áreas de intersección para el derecho y el psicoanálisis, y que el autor estudia con detenimiento en El inestimable objeto de la transmisión, es el de la institución genealógica, soporte en el cual se constituye el deseo inconsciente cuya realización es imposible. La diferenciación genealógica tiene que ver con la prohibición del incesto que desde el inconsciente se registra, atendiendo a la historia particular de cada sujeto. Asimismo la prohibición del incesto como horizonte estructural de lo imposible, supone y abarca la dinámica de diferenciación que la antropología estructural encuentra en todas las formas de reproducción humana. Al margen del texto de Legendre anotemos que toda organización humana revela una estructura compleja, aun entre los grupos humanos que menos complejidad técnica han revelado en sus prácticas más elementales. Tal es el caso de los desaparecidos aborígenes australianos, cuyos sistemas de parentesco requirieron de complejos modelos de abstracción lógica para ser descifrados. Se observa por cierto que durante siglos, en estas comunidades "salvajes" no existió un desarrollo tecnológico que transformara su forma de vivir, no obstante, no conocieron ni la degradación ni la violencia desenfrenada o incontrolada entre sus miembros.

¿El riesgo del proyecto perverso?

Son entonces el psicoanálisis, y la revisión erudita de una parte de la historia del derecho (que incluye segmentos de patrística y la escolástica), las disciplinas a partir de las cuales Pierre Legendre organiza su discurso y traza los lineamientos epistémicos de sus "lecciones" para situar el componente biológico de los cuerpos humanos, en tanto soportes de una interrelación en la cual se reproduce la especie. A pesar de las áreas de intersección que genera, la obra de Legendre en realidad no es epistemológicamente compleja, o mejor dicho, su complejidad es secundaria a la importancia crucial de sus argumentos para la interpretación política y social del orden normativo que garantiza la reproducción de la vida humana. Legendre señala reiteradamente el inmanente riesgo que implica convertir y transformar los principios de la normatividad, en un concepto utilitario que se aborde desde la objetividad instrumental de la racionalidad científica y tecnológica con los que opera la expansión del industrialismo planetario. Los instrumentos de la lógica científica que invaden a las así llamadas ciencias sociales, son solidarias con este proyecto que transforma sus prácticas a la lógica académica del management.

El derecho y el psicoanálisis

Uno de los objetos de estudio, análisis y reflexión más constantes en El inestimable objeto de la transmisión, es el derecho actual, moderno, que rige y delimita la vida social e institucional del mundo occidental dando su lugar a lo biológico, es decir, subordinando el orden de la naturaleza al interior de los códigos legales, socioculturales y antropológicos de la humanidad, justamente bajo una lógica inversa de los discursos cientificistas de las behavioral ciences, que pretenden descifrar los mecanismos de la conducta, eliminando en su objetivación los procesos de diferenciación subjetiva.

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Sin embargo, no es el poder mismo lo que analiza y estudia Legendre, sino su relación con el sujeto por la vía de los dispositivos institucionales establecidos y el impacto que éstos reciben por el proyecto civilizatorio de la extensión capitalista como llamado a la uniformidad planetaria. Éste es el componente de crítica que Legendre aporta a las ciencias políticas y sociales, alertando sobre los peligros del desmontaje de los referentes que sostienen a las instituciones que surgen con la ultramodernidad. Si fuera el caso, si la destrucción del desmontaje genealógico se completara, la estructuración subjetiva del sujeto en tanto diferenciado sería incomprensible, toda vez que el sujeto ocupa un lugar al interior de las constelaciones normativas que remiten a los referentes simbólicos que le impiden erigirse, como hacedor de su propia ley y como causa de sí mismo.

Uno de los referentes de la herencia legal y antropológica, es la del padre, que la tradición occidental del derecho romano y el judeocristianismo vehiculizaron hasta nuestros días, haciéndonos herederos de su función normativa. Legendre aborda esa presencia paterna en las figuras que la transmisión del poder hizo compatible con la invención genealógica.

El padre no es el Amo

En este punto el trabajo de Legendre permite una reflexión sobre los malos entendidos en torno a la desvalorización social de la función del padre, para no reducirlo a ser un representante-marioneta que cumple con los encargos pequeño burgueses que la familia requiere para perpetuarse cada vez con mayores dificultades. Es pertinente la diferenciación del padre en tanto agente del discurso del Amo distinguido del padre real que realiza una función simbólica que permite al sujeto la diferenciación subjetiva y hace valer el impedimento de dejar a los hijos al servicio del deseo inconsciente de la madre. Es del todo pertinente mencionar la aportación de Lacan sobre los registros de lo real, lo simbólico y lo imaginario a propósito del padre, pues su abordaje detenido y despojado de prejuicios permite superar el equívoco que algunas vertientes del feminismo militante han reproducido. No solamente porque la referencia al lugar del padre la transmiten las mujeres al ejercer la función materna, que su deseo materno vehiculiza como un acto genealógico, sino porque la presencia del padre permite a las hijas como a los hijos varones, tomar distancia ante las demandas de la madre.

Por otra parte, del lado de lo macrosocial, se puede demostrar que la presencia y la aceptación de los dirigentes poderosos y las figuras dictatoriales, aparecen y progresan ahí donde se desdibujan los montajes de la ley y se clama por la presencia de un padre ideal:

Si los jóvenes, muchachos o muchachas se sienten inseguros en cuanto a su futuro profesional, temen el desempleo, la soledad y el abandono; si todo proyecto está destinado a la falta de esperanza, entonces, surge la demanda apremiante, de que se erija un jefe que hable fuerte y claro para ordenar lo que es preciso hacer5.

Los ejes de la normatividad genealógica

Pierre Legendre sitúa momentos civilizatorios importantes en el proceso de construcción de la estructura teológica del poder laico, como es el pasaje del emperador Justiniano que convierte el imperio romano al cristianismo, y a Dios, el referente lógico único que organiza la razón de su poder. Sin embargo, no es el proceso por el que se conforma la institución de la ley lo que más llama su atención. Son las formas en que esta estructura teológica (y lógica) laicizada se mantiene activa y se transmite, de generación en generación hasta nuestras estructuras políticas occidentales codificadas mediante el aparato legislativo moderno.

Para Legendre, el elemento del poder heredado de la construcción occidental de la antigüedad y que asigna al sujeto su pertenencia a la especie es la genealogía, cuyo trazo institucional produce un anudamiento artificial con base jurídica, dando su lugar a lo biológico (reproducción), lo social, y lo inconsciente. Legendre no se detiene a definir el concepto de "anudamiento artificial". Señalemos que se trata de un artificial que es coherente con el orden del lenguaje, que introduce, por medio de su arbitrario funcionamiento de significados, una realidad simbólica dada por la cultura que impone su normatividad sin ningún nexo con el orden "natural" de la organización humnana. Exiliados de la naturaleza, los seres humanos residen en el mundo de lo simbólico.

La diferenciación subjetiva consiste, entre otras cosas, en que el sujeto, para acceder a lo social, ha de convertirse en usuario del lenguaje, en un mundo en el que la diferenciación subjetiva se presenta como condición necesaria para pertenecer a la especie. Esta diferenciación es a su vez efecto de la institución genealógica que constituye una de las matrices esenciales de la normatividad en el proceso en que se instituye la vida. Escenario de la ley y del poder que Legendre interpreta de una manera reivindicatoria, tomando como eje el poder genealógico, garante de la reproducción de la especie humana y límite a la omnipotencia individual. Es el orden que impide al sujeto convertirse él mismo por su cuenta en un soberano que se sitúa por encima de toda ley.

En estos planteamientos Legendre introduce también el necesario límite al narcisismo omnipotente cuyas combinatorias con el poder político no acotado y sin formas de ser controlado genera los personajes psicopáticos que llegan a regir en nuestras sociedades.

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Es por cierto algo de lo que ha estado ocurriendo en México en su historia reciente. Se trata de esa combinación de dos conjuntos de variables. La primera se refiere a la apertura de las fronteras a una economía de mercado que de manera más o menos directa comienza a transformar todas las formas institucionales de la economía anteriormente controladas por el Estado. En lugar de tener una economía de mercado al servicio de la sociedad tenemos una sociedad de mercado que sirve al capital. El segundo conjunto de variables tiene que ver con la forma de poder que ha distinguido a la cultura política del país. Esto significa que sin un límite preciso en las posiciones del poder, los gobernantes se acercan al punto de lo ilimitado, esto es, riqueza y poder que tiende a cancelar toda frontera que lo limite, para posicionarse por encima de toda ley. En consecuencia cabe esperar que continué el acercamiento al self service normativo y la promoción de la omnipotencia individual conforme avance la privatización de la ley y la desregulación de los límites simbólicos.

El sujeto no es hacedor de su propia ley

No existe sociedad alguna ni proyecto civilizatorio capaz de prescindir de una sustentación de los referentes que imponen un orden a sus sujetos. La naturaleza de la normatividad es también antropológica y existe en nuestras sociedades modernas en el marco de una legalidad que tiene como función, garantizar la conservación de la especie de acuerdo a las obligaciones de la diferenciación genealógica. Lo contrario a este orden instituido opera como promoción de la violencia, la locura y la anulación de la subjetividad .

Legendre aclara que para entender el orden dogmático y lo que encierra su relación con el poder es necesario considerar la modernidad como montaje instituido desde tres grandes fuerzas normativas de la civilización occidental: el derecho romano, el cristianismo y el industrialismo planetario, en la medida en que han sido depositarias de las formas normativas que persisten en el derecho. También aclara que para referirse al campo jurídico se ha mantenido a distancia de los discursos del servilismo que reprimen los problemas cruciales del derecho y tratan de dejarlos a merced de los cambiantes criterios pragmáticos de la eficiencia y el management del industrialismo ultramoderno.

En este escenario observamos como el objetivo de las ciencias sociales ha sido el de contribuir a la objetivización mercantil de la vida humana que este proyecto presupone, emparentando a dichas ciencias con las funciones de administración de los recursos humanos. De ahí la necesidad de que este llamado campo de las disciplinas sociales retome la pregunta sobre el espacio civil, público y político que adquieren consistencia desde la función genealógica. Es al menos una de las tesis de Legendre. Los planteamientos genéricos que propone Legendre en la mesa de discusión permite la articulación con el problema del poder más allá de los abordajes de la cientificidad de las ciencias sociales.

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El sujeto no sólo se constituye como tal desde la estructura genealógica intangible que lo precede, pasando a formar parte del número y orden de los hijos, los hermanos, la paternidad o la maternidad–, sino que en ese contexto el elemento jurídico funcionará como soporte para el inconsciente. en la que se juega, la confrontación del sujeto con el incesto cuya prohibición, nos emparenta con las sociedades no industriales y a nuestro propio pasado "primitivo", en el sentido en que la antropología nos sitúa como especie sometida a principios de organización civilizatoria no negociables, es decir no desregularizables ni siquiera susceptibles de "demostración" científica.

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Lo que los sistemas jurídicos industriales modernos transforman, tiene su proceso a partir de la comercialización y acceso a los avances científicos, en particular los que pertenecen a la biología. Todo ello apunta a la ficción del hombre nuevo, a quien el discurso científico promete trascender cualquier límite pues es su consumidor potencial. El perfil de este nuevo hombre se puede observar en su relación con los referentes y la institución de las imágenes; en la presencia tecnológica vinculada a la reproducción –cuyo horizonte inminente es el de la clonación para la que pronto habrá consumidores convencidos–; así como en todas las variantes de la tecnología que permiten intervenir sobre el cuerpo en asuntos antes impensables o solo para la intervención reservada a los dioses. Conviene aclarar que Legendre no hace una referencia nostálgica a las creencias religiosas, sino que menciona a los dioses como aquella representación que señala el límite de imposibilidad absoluta que la antigüedad clásica señalaba en su cultura.

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El transplante de órganos y el transplante de "órganos" genitales para promover el cambio de sexo (de género), la compraventa de órganos diversos cotizados en el mercado de la salud, servicios de preservación del esperma para efectos de inseminación artificial, madres subrogadas que alquilan su útero, asesoría para seleccionar el genoma de los bebes por nacer y un etcétera que incluye nuevas variantes tecnológicas por venir y que ningún código normativo, excepto el del mercado, regula. Legendre menciona las prácticas científicas en relación a este nuevo tipo de hombre que apuntan en dirección de algo inédito: ideales políticos de cambio democrático, liberalismo y renovación de las nuevas generaciones que pensarán en construir y determinar sus propias referencias sin conexión alguna con la colectividad humana, su historia y su memoria cultural y civilizatoria, introduciendo la ilusión vital de la soberanía individual. Los mitos fundantes son ahora desechables después de haberse utilizado.

El señalamiento de Legendre tiene un fundamento, pues la prolongación de la vida, el rejuvenecimiento, el desafío a la vejez y la enfermedad, son ya objetos de manipulación mercantil. Los cambios sociales desde el derecho romano, pasando por la función dogmática de la escolástica hasta nuestra "ultramodernidad", sepultan paulatinamente las formas familiares de historicidad y sus pautas civilizatorias clásicas . En esa serie de estratos es donde opera la represión de esta problemática –con la que se solidarizan las ciencias sociales–, ya que según Legendre, la reproducción de la especie no puede abolir la lógica que impone el espacio jurídico del poder desde el sustrato estructural de la construcción genealógica.

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Por eso es pertinente la manera en que Legendre aborda lo que la sociedad de alto desempeño industrial introduce como factibilidad de poder funcional, pues paulatinamente violenta los referentes del poder que dan fundamento al mecanismo de la diferenciación genealógica que dan su soporte a la diferenciación subjetiva. En el horizonte del ultramodernismo científico se encuentra ya la posibilidad de generar humanos de laboratorio con fines diversos, "sin deseo ni inconsciente". Por lo pronto podemos ver sujetos desubjetivados precipitándose en actos o prácticas que les permitan un mínimo de cohesión subjetiva que en ocasiones solo se traducen en una violencia del tipo de los jóvenes estudiantes norteamericanos que se dedican a masacrar a los miembros de su comunidad.

El nacismo

El nazismo es el ejemplo que Legendre señala como intento organizado políticamente para erradicar intencionadamente toda forma de referencia fundante en la civilización occidental. En aquella organización el poder de matar sustituyó el poder de instituir la vida en una lógica "carnicera" de jerarquización y diferenciación sustentada en el referente biológico elevado, -al menos como intento- a la función de un absoluto lógico. Legendre plantea, como de paso, una tesis que no desarrolla en El sublime objeto de la transmisión; esto es, que sería la genealogía una de las instituciones que permitió a la civilización "salir" de la degradación carnicera de los nazis. No me detendré en el tema, pero mencionaré que esta tesis puede pensarse en relación a las dictaduras militares de América Latina cuyas consecuencias siguen ocurriendo en las segundas y terceras generaciones de los "desaparecidos".

La función del poder como referente no negociable

Si la institución genealógica procede del poder diferenciador cuyo valor político define la organización a la que toda sociedad es confrontada ¿cómo se garantiza la funcionalidad del referente que sostiene esta estructura? Legendre se atiene al registro jurídico y al psicoanalítico "del objeto" para señalar en este último un inaccesible lógico estructurante, que hace objeción tanto al sujeto, como al poder mismo. Este referente, no es negociable, no accesible, no transferible, no tiene precio posible, ni susceptible de abordaje científico; es el objeto que se impone al sujeto humano en la vía genealógica de la que procede. En tanto registro jurídico, la relación con este objeto se ilustra por el modelo de la función dogmática, es decir sin posibilidad de ser cuestionado para que en esa medida el resto de la cadena discursiva que asigna diferenciación, permite que el poder sea funcional en su ejercicio y su reproducción organizada.

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Es necesario señalar que para el autor el dogmatismo de la escolástica, al mismo tiempo que constituye la institución represiva por excelencia, vehiculiza la prohibición como función y estructurante, es decir como función de límite a todo sujeto con respecto a su acceso a las formas del poder, garantizando al mismo tiempo, la estructura misma del poder. Sin embargo, la escolástica manipuló y tergiversó "magistralmente" los discursos para mantener el poder como objeto no accesible sino al Estado y al Estado nacional burgués. De ahí la necesidad de atender a la dialéctica del poder que autores como Focault también señalaron, pues se cometería un error teórico tanto como político, y estratégico, el desechar la institución servil y dogmática junto con la función de ese objeto inaccesible que alberga. La posibilidad de salvaguardar ese objeto sublime de inaccebilidad es la mejor forma de evitar el discurso utilitarista y la justificación de las peores formas del dominio y el sometimiento que promueven.

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El objeto sublime del que se trata, desde Legendre, puede ser entendido desde el registro psicoanalítico. Este objeto sin precio, no accesible, es señalado con la formulación que define el objeto incestuoso, que es estructuralmente inaccesible al hablanteser. Este objeto, al mismo tiempo que obstaculiza la lógica del dominio y del poder, vehiculiza la fundación que impide su acceso. El ejemplo utilizado en el argumento de Legendre es el de la pulsión que insiste en la realización de la unión incestuosa, cuya irrealizabilidad hace posible la subjetivación y la diferenciación del sujeto. Sin tal barrera no se reproducirían las condiciones necesarias y las funciones elementales de la genealogía, haciendo imposible la sobrevivencia de los sujetos y al mismo tiempo la de una sociedad organizada.

La formulación de Legendre sobre la genealogía cuyo objetivo esencial es la de impedir la fusión incestuosa en donde se pierde la diferenciación, mantiene una consistencia argumentativa con lo social, al plantear que la genealogía relanza la cuestión de la imposibilidad incestuosa por la vía del lenguaje.

Una lectura dialéctica de la función del poder

En su abordaje sobre los registros jurídicos y el linaje, Legendre evoca el origen del poder situándolo en el derecho romano, que designa la fuerza doméstica del padre como monarca familiar; el pater familias que constituye una pieza fundamental para concebir los patrius, y las alianzas de los patricios como ejes fundamentales de la república romana. El poder en esa civilización, de la que somos herederos, se presenta ante el hijo con toda su fuerza de genealogía, pues nunca podrá acceder al poder por encima de su padre, mientras este vive, debido al derecho sucesorio. La estructura institucional aparecerá bajo una jerarquización patriarcal en torno al cual se organiza el derecho romano reiteradamente evocado por los cuestionamientos del feminismo que, adjudicándole la opresión ideológica y jurídica de género, desechan con un mínimo de consideraciones teóricas. Desde esta perspectiva, el poder determina no sólo el derecho sucesorio (para transmitirse debe morir en la figura del padre), sino la imposibilidad de que el hijo sustituya al padre frente a la madre y por ende realice el incesto.

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El efecto genealógico del poder asigna lugares diferenciados con consecuencias en el seno de las entidades institucionales entre las cuales se encuentra la familia. Así, la familia aparece en el escenario del mundo, legislada por el derecho formal, diferenciando y estableciendo una división entre la línea institucional paterna y la materna. Cada padre y cada madre se divide a sí mismo según sus líneas generacionales propias y sucesivas. El derecho sucesorio o el impedimento o aprobación del matrimonio son efectos legales del mantenimiento de este poder. Por otro lado, Legendre recuerda que "La autoridad de la genealogía proviene de la autoridad de los textos, fundados sobre el principio de la razón"; por lo que deduce que "el poder y la autoridad de la Razón son una sola cosa" 6. Es la razón que da sustento y estructura el ordenamiento genealógico; y es el poder, que instituye la vida, el que hace posible la diferencia, el advenimiento del sujeto y la subjetividad, asentando las bases para la reproducción –al interior de los mecanismos– del vínculo social y las generaciones. Sin este poder fundador y su discurso no habría vida social posible, pues en el mismo movimiento que instituye la vida, le asigna un límite, un encuadre simbólico que norma la interrelación de los sujetos con ellos mismos y con el poder. Cuando el poder no puede reproducir la eficacia del límite, la omnisciencia del individualismo totalitario da acceso a la utilización criminal del poder cuyo ejercicio más siniestro se traduce en el derecho de matar o "desaparecer" ciudadanos, sin otra justificación que la del poder mismo.

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El punto en el que irrumpe la cuestión científico tecnológica de las sociedades ultramodernas es en el espacio especular de las representaciones, en donde se promueve la idea de que los límites vitales de la normatividad podrán al fin ser superados liberando a la humanidad de sus prejuicios y sus ataduras ancestrales. De esta manera la civilización promueve nuevos ideales y un mundo liberado de todo constreñimiento social, biológico o normativo, al que la tecnología y la ciencia asisten puntualmente. Nuevamente se contextualizan los referentes en los cuales el problema jurídico genealógico y su función con respecto a la biología, cuya significación se subordina a lo simbólico y al inconsciente, se hallan desplazados por el imperativo que promueve la desregulación legal de la producción mercantil. Dicho desplazamiento en el que actúa la represión sustentada por la razón tecnológica-científica hace que los problemas de la omnisciencia y la omnipotencia soberana sean desdeñados por el estudio de las ciencias sociales, incluso bajo la orientación marxista.

El conocimiento académico y los discursos de las behavioral ciences se acompaña de un no querer saber nada de eso y permite no advertir a la humanidad contra el atentado de la destrucción real de sus principios de organización social, aunque hasta ahora las sociedades se hallan recobrado desde las cenizas de la destrucción totalitaria y sin que se reflexione en lo más mínimo sobre ello.

¿Un referente absoluto?

La problemática tan fundamental de la ley y la normatividad planteada por Legendre, sus efectos de diferenciación, las consecuencias de su déficit, y su implicación civilizatoria, permanecen inaccesibles cuando no totalmente ocultos a las disciplinas tecnificadas de lo "psi". La simulación del "método científico" y los criterios protocolarios de cientificidad se encargan de forcluir al sujeto para impedir la discusión y el abordaje de los problemas más esenciales y difíciles.

Con Legendre podemos constatar que el derecho no se reduce a una técnica interpretativa ni a una validación jurídico-formal, siempre en posibilidades de discutirse, derogarse o recodificarse. El poder de la ley, lejos de tratarse de una mera interpretación, es más bien la puesta en práctica del referente absoluto organizador.

Pero, ¿qué puede ser un referente enunciado como absoluto?, ¿cómo es posible sostener un absoluto sin hacer pensar en la más burda justificación dogmática?

En su abordaje, el autor plantea que para los escolásticos la referencia al absoluto supone también una prohibición dogmática igualmente absoluta. Problemática de la que no se ha hecho cargo ninguna de las disciplinas sociales ni jurídicas, especialmente cuando el modus operandi del poder y la política se ha dado (como lo documenta Figis7,) en el más puro molde escolástico.

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¿Qué es entonces lo absoluto? Es una formulación estructural que no tiene que mostrar su fundamento; de ahí que la prohibición absoluta, desde la lectura genealógica del derecho, sea proporcional a la no omnipotencia del sujeto. Lo absoluto estaría reservado sólo a Dios, y más allá de la acepción de esa premisa, finalmente queda fuera del acceso a los mortales. En efecto en los textos de la razón dogmática, el acceso al absoluto le es negada totalmente al sujeto en función del argumento lógico depositado en la invención de la divinidad. La abolición de este referente de lo absoluto permitiría no sólo la relativización de todo el montaje de las leyes y el poder, sino el riesgo de percibir como posible el acceso a lo ilimitado (enriquecimiento y ambición de poder ilimitados), la reaparición del sujeto rey, y la promoción del ideal del sujeto soberano, que después de la monarquía, el cientismo reintroduce a la circulación desde la lógica del consumo.

 

La prohibición precipita a Edipo (al sujeto) en los abismos.

Legendre retoma por su parte la interrogación vertiginosa del inmarcesible Edipo . El rey de Tebas mantiene un vínculo con ese artificial que remite a la condición deseante del sujeto y a la reproducción del deseo en la humanidad. Al recurrir a Sócrates para plantearse una lectura política de Edipo, nos recuerda que la prohibición del incesto no demuestra sus fundamentos, sino que aplica su sanción en acto. La artificialidad de esta ley la sitúa por entero fuera del campo de la racionalidad objetiva que aún hoy día se mantiene fuera del acceso a la demostración científica. La transgresión de Edipo Rey será calificada por Tiresias el vidente, como un crimen execrado por los dioses. Esta maldición –extendida también a su descendencia– se debe a que la actuación de Edipo se dirige a los dioses alterando el orden de las cosas. Ellos restituyen el orden y ejercen el castigo para el restablecimiento en todos los órdenes de la vida.

Realizar el incesto acarrea innumerables y grandes calamidades para cualquiera, pues al negar el límite que separa a los dioses de los hombres se atenta contra ellos en un acto de impiedad. Los hijos en desdichada procreación se han convertido en hermanos de su propio padre y nietos de su propia madre. Esta infausta e imposible posición de soportar hubo de ser precedida por el asesinato que Edipo perpetrara sobre aquel que encarnaba la representación del límite. Ahora bien, se pregunta Legendre, la confusión de estos lugares del parentesco ¿no es acaso en sí misma asesina? Pretender ocupar dos lugares generacionales al mismo tiempo es el atentado intolerable de la omnipotencia narcisista que se dirige hacia el acceso de lo imposible y posesión de lo inalcanzable. Tal es la naturaleza humana, aunque para constatarlo deba negar el límite de la imposibilidad radical que sin saberlo Edipo acomete. Padre genitor y padre transmisor presentes en los montajes genealógicos, alcanzan su mayor implicación en la epopeya familiar de ser hijo ante un padre y una madre que representan (y encarnan) el objeto prohibido. Pero el núcleo y artificio del Edipo no sólo nos muestra el elemento mitológico de la genealogía, sino que nos sitúa en la institución familiar en la cual los lugares a ocupar se hallan jurídicamente diferenciados como una cuestión de Estado, en tanto, no existe otra prohibición del incesto, afirma Legendre sin mayores reflexiones, sino la política.

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Una de las aportaciones de la reflexión teórica de Legendre consiste en realizar un articulación teórica entre la concepción freudiana del inconsciente y la estructura de los componentes jurídicos, institucionales y políticos concebidos por el fenómeno genealógico. Digamos que desde esta perspectiva, Legendre tiene éxito ahí donde falló el intento del freudomarxismo que desconocía las herramientas conceptuales que Lacan aportaría. Legendre se propone "la obligación rigurosa" de mostrar la relatividad de las prácticas jurídicas, a fin de situarlas en nuestra época, rodeada de los ideales tecnocientíficos y el management que el Jurismo practica haciendo valer obstáculos y anacronismos para perpetuar el dominio y que no tienen por que no superarse y adaptarse a los tiempos.

No obstante, y por grande que sea su alcance conquistador, el liberalismo económico no podrá encarnar nunca el principio de Razón (la función del absoluto ocupada por Dios durante siglos) para toda la humanidad sin encontrar su propio límite, aunque dibuje el fantasma de la omnipotencia asociada a la objetividad científica, (la conquista y colonización de marte, la apropiación de el territorio lunar) es decir el antagonismo funcional que en el derecho romano nunca llega a confundirse: la omnipotencia de la Ley que opera contra cualquier pretensión del individuo de erigirse por encima de ella misma, colocando en su lugar los procedimientos institucionales que participan en la conformación de una República. Son también los procedimientos de la subjetivación que intervienen en la lógica de la reproducción institucional.

 

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La repetición de ciertas pautas elementales sería entonces una constante en el forjamiento de la identidad humana, pues todos hemos pasado por este proceso de diferenciación en el cual los referentes de la prohibición absoluta son y siguen siendo los mismos.

La reproducción de toda institución, como lo es la genealógica, supone la referencia a textos y la interpretación de éstos en los procesos de historicidad que le son propios. En esta historia también se halla inmersa la subjetividad, que a su vez supone una relación que se vincula estrechamente con el poder.

Al introducir la concepción del inconsciente, Freud aportó vías inéditas de acceso a la interpretación de los textos y de su relación con la verdad. Hoy, en los tiempos ultramodernos, los textos institucionales no consideran la existencia del deseo humano y, no se le contempla desde ninguno, excepto los del psicoanálisis, en el proyecto civilizatorio de la humanidad. Es precisamente "el deseo" el que se encuentra como clave a descifrar en la inadecuación que padece el sujeto con sus semejantes y lo institucional. Esta claro por otra parte que del discurso del amo, para usar el concepto de Lacan, no habrá que esperar respuesta alguna, su diseño estructuralmente determinado se lo impide.

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El inconsciente, al interrogar los textos de la transmisión institucional en tanto introducen las representaciones simbólicas que garantizan la diferenciación, termina remitiendo al referente con la misma caución. Con tales indagaciones, Legendre trata de demostrar que las categorías jurídicas de la filiación tienen un "contacto directo" con el inconsciente; de ahí que la implicación jurídica sea tan importante pues, en tanto institución genealógica y de filiación, garantiza la entrada del sujeto al universo simbólico de la interrelación subjetiva. Universo de la palabra por la que el inconsciente se expresa.

 

Función cero, lugar del vacío

Según la tesis de Legendre la norma genealógica instituye la producción del sujeto. Tal premisa condensa todo el peso del orden de la transmisión en la medida en que no hay garantía para que un sujeto pertenezca al orden de lo humano por el solo hecho de nacer sino que requiere ser introducido en el orden de lo humano mediante sus montajes normativos. La pertenencia a la especie ha de transmitirse por medios construidos por la civilización, en la medida en que se hace actuar la prohibición, el límite y la diferenciación subjetiva. Legendre denomina al lugar de imposibilidad absoluta mediante la función cero, lugar del vacío.

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La fabricación de la separación para el sujeto, genera un origen en la persona de la madre, y requiere del andamiaje que remite a ese lugar que la función de la referencia en tanto lugar vacío. Referencia fundadora en tanto función de enunciación a través del cual se generan los axiomas fundadores. Este lugar ha sido ocupado por la construcción denominada Dios.

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Legendre plantea que si algo nos muestra el psicoanálisis es que la fabricación de la separación suele quedarse en distintos momentos del camino por las distintas dificultades que el deseo inconsciente y la institucionalización de la vida encuentran en su camino:

"la castración quiere decir la necesidad de instaurar el vacío como función lógica para fundar las categorías jurídicas y permitirles funcionar en el nivel de los intercambios sociales. El sentido de esta afirmación significa que en cada nacimiento se instaura una transmisión cuyo objeto inestimable es este vacío con el que cada sujeto accede a la normatividad." 8

Es pues el inestimable objeto de la transmisión al que hace referencia el título del libro de Legendre cuyo sentido enigmático nos hemos propuesto discernir en estas líneas introductorias a un texto recomendable.

Legendre reafirma que cada sistema jurídico esta garantizado de ser lo que es por su función fundadora, cuyos contenidos explícitos varían debido a razones sociales y políticas pero que extrae su potencia evocadora y normativizante a partir de un axioma matriz, con valor eficiente de mito fundante. Este axioma matriz ha estado regulado por un contenido de tradición escolástica para la fundación de occidente y no es otro que la divinidad, esto es, el Dios padre, pero que ha sido ocupad por la construcción laicizada del argumento del Estado nacional, o aquellos contenidos que ocupan el lugar del relato fundacional para que una colectividad se mantenga cohesionada.

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Lo que interesa destacar de esta referencia axiomática fundacional de la que dependen los axiomas más particulares de una construcción discursiva del poder, es su naturaleza de ficción, Legendre la denomina "ficción pura" cuya importancia no radica en la veracidad de su contenido, sino su función lógica estructural en tanto referencia absoluta, es decir, referencia fundadora no manipulable.

El forot-da

El conteo genealógico que hace posible la construcción del sujeto supone una lógica binaria que es ilustrada en el texto de nuestro autor, con el ejemplo del fort-da freudiano, es decir la ausencia-presencia que el niño requiere para existir y acceder al uno que lleva necesariamente la condición del cero: "el uno es la primera síntesis de los dos tiempos presencia-ausencia"9, es decir que no hay uno (presencia) si no ha existido antes la ausencia (el cero). Interiorizar la ausencia supone un traslado: el de su madre en la ausencia, cuando ella no esta, el niño la representa en tanto ausente, con lo cual la relación madre-hijo queda imposibilitada como totalidad. Ambos participantes, (madre-hijo) han de salir de su acoplamiento totalizador pues ellos no pueden hacer un sujeto como si se tratase de sus dos mitades integradoras. La unidad supuesta madre hijo es escindida, pero también cada una de las mitades es escindida con la ausencia representada, interiorizada de "la otra mitad". El montaje de la institución paterna y de la suposición del padre esta destinada a garantizar que no se reproduzcan conjuntos de mitades que complementan unidades, sino sujetos, es decir, incorporados en el orden sucesivo del cero y del uno.

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El padre en tanto institución , juega un papel en el andamiaje del conteo que se encuentra en la genealogía, más allá de las representaciones imaginarias del padre, que lo presentan caricaturizado o en su obscenidad violenta, infantilizado o impotente, revelando su vulnerabilidad cuando no su ausencia. Estas representaciones surgen cuando se adjudica erróneamente al padre el poder de coalición ante otro poder que sería el de la madre para generar un choque de fuerzas sostenidas en la rivalidad del reconocimiento imaginario. De lo que se trata más bien es de que el padre, en tanto suposición simbólica, es una construcción institucional destinada a garantizar esa instancia reproductiva que es la familia. El padre es así un efecto de referencias genealógicas cruzadas que supone a los dos linajes de la relación conyugal, en la medida en que la madre a su vez ha sido hija. Si ella no ha sido referida a la Ley por su propio padre, y si el padre del sujeto a su vez tampoco a sido impuesto a esa referencia, la transmisión (de ese objeto sublime del vacío) queda "hipotecada" .

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El primer momento de la representación que garantiza la existencia del sujeto depende de la madre que transmite su función al estar formando parte de la cadena generacional al interior de una lógica de sucesiones y de transmutación de lugares. (Desde esta perspectiva podemos abrir un paréntesis para señalar que el planteamiento de género anti patriarcal, carece de sustento teórico pues se enfrenta al desconocimiento de la complejidad.) La vida ha de instituirse en la medida en que cada sujeto aparece bajo el signo de la sujeción, impuesto a formar parte de la relación a la ley y sus axiomas fundacionales que son objeto de la transmisión. Orillar a los sujetos a creer que la normatividad surge de ellos mismos o depende de su libre voluntad de elección, conduce a la elección de estrategias políticas equivocadas y de corto alcance. Los hijos de las nuevas generaciones, parecen recibir cada vez menos referentes de estructura en el pasaje de la transmisión genealógica. El psicoanálisis demuestra los efectos devastadores del quedar a medio camino en la construcción de la sujetación concibiendo la posibilidad de la autorregulación y la soberanía individualizada.

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Legendre propone el siguiente postulado: "La función cero permite notificar a la vez la Referencia axiomática y la posibilidad misma del trabajo de conteo que vuelve a la genealogía eficiente." 10

La eficiencia de la que se trata es la que derrota reiteradamente al otro discurso que se pretende implantar como omnieficiente: el del discurso científico que el nuevo orden del Management utiliza para proponer un orden de lo humano simplista que puede buscar una felicidad ingenua autorizada por cancelación de la deuda simbólica.

El obstáculo formidable que nos plantea el inconsciente realiza con Legendre una vigencia inédita preguntando de nueva cuenta ¿por qué la prohibición del incesto? ¿cómo hablar hoy del incesto?.

El incesto y el axioma de la normatividad

Para contestar a las preguntas anteriores el autor señala que podemos hablar del incesto: "con la ayuda de las celebraciones de la Referencia absoluta o si prefieren con la ayuda del axioma político fundador." 11 En el texto que vuelve una y otra vez sobre el hilo conductor que amplia su tejido, se nos recuerda, una vez más, que la Referencia de la que se trata es la dividinidad. En ese sentido el cristianismo no es sino el recurso por medio del cual Occidente ha construido su principio de reproducción y aunque esta religión ha dejado de ser eficiente en cuanto a la función del mito, la humanidad no ha podido prescindir de la interrogación antropológica de base: ¿por qué la prohibición?, ¿por qué la prohibición del incesto?.

Para Legendre la pregunta sobre el incesto es también de naturaleza política pues nos remite a un desdoblamiento de las interrogaciones ¿por qué el poder? ¿para qué las leyes? ¿por qué ninguna colectividad humana prescinde de las normatividad? ¿De donde viene el derecho?. Legendre nos plantea sobre la problemática del incesto que los sistemas jurídicos de las leyes no responden directamente sino generando una seriación de referencias que no hacen sino eso: referir. Esto sucede así ya que ningún individuo o institución, aunque sea una institución "privada" es fundadora de su propia Referencia o su propia Ley. Ningún sujeto o institución puede fundar su propia soberanía sin referirse a los códigos estatales. Problema político pero también de la genealogía y de las prohibiciones en general y la del incesto en particular. No puede ser de otra manera pues de lo que se trata es de una problemática que no puede dejar fuera de su campo la teoría política. Legendre señala que la tendencia a la atomización social en la que cada uno genera su normatividad y sus propias referencias es en esencia de una posición perversa.

El montaje genealógico

Por si mismo el montaje genealógico se presenta como una legislación que impone sus reglas definiendo lo incestuoso, prohibiendo y autorizando los matrimonios, estableciendo los parentezcos. Todas las familias se ciñen a tal montaje de linajes y parentescos que hacen que el sujeto no sea inmóvil pues ha de circular por los lugares asignados de la sucesión en el conteo generacional que lo incluye y lo sigue moviendo en la permutación simbólica de los lugares incluso después de su muerte. En ese sentido tener estatuto de persona jurídica supone al mismo tiempo que el sujeto se halla confrontado a la situación de ser hijo o hija en la estructura familiar. ¿Qué significa para Legendre el que el hijo se halle "confrontado" en su posición de hijo?

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En El crimen del cabo Lortie 12 tenemos la construcción de un caso en el cual la representación de lo normativo ya no tiene lugar sino el la precipitación al acto criminal que se refiere en este libro al cabo Lortie que en el mes de mayo de 1984 irrumpió en la Asamblea General de Québec decidido a matar al gobierno: "El gobierno de Québec tenía el rostro de mi padre".

Notas

1 Dicho personaje nos lleva a presentar un ateismo que se reveló inviable ante el asesinato del padre. La simple "no existencia de Dios" bien puede evadir un problema de mayor fertilidad ética e intelectual, y de no menores consecuencias èticas y teológicas, esto es, la muerte de Dios, o de una manera más radical, su ausencia definitiva (su silencio sin fin).

2 Pierre Legendre, El inestimable objeto de la transmisión, México, Ed. Siglo XXI, 1997.

3 Figis, El derecho divino de los reyes, México, Fondo de Cultura Económica, 1967.

4 Pierre Legendre, El amor del censor, México, Ed. Alfaragua, 1974.

5 Philippe Julien, Dejarás a tu padre y a tu madre, México, siglo XXI, 2002.

6 Pierre Legendre, p. 31.

7 Figis, El poder Divino de los Reyes, México, Fondo de Cultura Económica.
Legendre no menciona a este autor en El inestimable objeto de la transmisión e ignoro si lo menciona en alguno de sus libros como por ejemplo El deseo político de Dios, sin traducir al español, al menos hasta el momento de la elaboración de este texto.

8 Ibidem pag 217.

9 Ibidem, pag 218.

10 Ibidem pag 221.

11 Ibidem, pag 226.

12 Pierre Legendre, El crimen del cabo Lortie, Tratado sobre el padre, México, siglo XXI, 1994.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 19 - Julio 2004
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