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Des éclairs, si fulgurantes soient-ils ne suffisent pas a constituer un monde.
El nous allons voir là ou Freud avait vu s'ouvrir les portes de ce monde,
il ne savait encore, de ces portes, proprement dénommer ni les pans ni les gonds.
Lacan, 6-1-65.La traducción del texto de W.Stekel, La obligación del nombre(1), ofrecida en esta edición por Acheronta, a saber inédita en castellano, merece un comentario y una reflexión sobre el olvido que, por efectos de un imaginario que no es cualquiera porque se trata en este caso de la autoridad de Freud, posterga el reconocimiento de marcas mayores dejadas en el psicoanálisis. Este texto, maldito en la historia del psicoanálisis, dormía en la biblioteca Brill de Nueva York hasta ser retirada de un estante polvoriento por Mario L. Beira, psicoanalista de los Estados Unidos, en ocasión de una investigación sobre los antecedentes en psicoanálisis, de la función del nombre propio (2).
Según nos cuenta Emilio Rodrigué (3), "un episodio, narrado por Jones", "quemó" la reputación de Stekel. Se trata de un ensayo sobre la importancia de los apellidos - del nombre del padre - en la elección de la profesión. El ensayo presenta un considerable número de pacientes cuyos apellidos habían influído decisivamente en sus vidas. Cuando el Profesor, perplejo, le preguntó cómo había conseguido tantos casos, Stekel contestó con una sonrisa: "Son todos inventados". Freud se negó a permitir su publicación en el Zentralblatt, de modo que el artículo tuvo que aparecer en otra revista. De acuerdo con el mismo E. Rodrigué, la historia estaria mal contada. Jones la incluye para hablar de la personalidad de Stekel (4), y omite decir que el incidente ocurrió en 1911, después del Congreso de Weimar, cuando las relación del discipulo con su Maestro habían llegado a su punto mas bajo.
La versión de Stekel, por su parte, es la siguiente: "Debo mencionar un curioso episodio. Freud vetó un ensayo mío titulado "La obligación del nombre", donde yo demostraba, con muchos ejemplos, que el nombre con mucha frecuencia determina la vida del portador. Freud anticipaba que la gente se burlaría de mi y no quiso publicar el artículo"(5) ."Sospecho que Jones "inventó" los inventos de Stekel", escribe E.Rodrigué. Y Stekel quedó en la memoria del psicoanálisis como falsificador de historias, además de sus contribuciones sobre el simbolismo en los sueños, la masturbación y las neurosis actuales.
Freud se limita a citar (6) un trabajo de Karl Abraham quien rescata, en uno de sus escritos, el texto de Stekel. Habrá que esperar a Jacques Lacan para redescubrir la importancia del nombre propio en psicoanálisis, ahora como "función del nombre propio", definida y redefinida en varios de sus seminarios y textos ( en "Subversión del sujeto y dialéctica del deseo", en el Seminario de los Nombres-del-Padre, de la Identificación, de los Problemas Cruciales del psicoanálisis, del "Prefacio a la puesta en escena del Despertar de la Primavera", de Wedekind y otros tal vez).
El autor del olvido del nombre de Signorelli no pudo haber dejado de acusar recibo de la agudeza de las observaciones y comentarios de Stekel quien anticipa, con las limitaciones de su época pero radiante en su capacidad de sorpresa, que el nombre propio tiene algo que ver con el inconsciente!.
Según Lacan (7), el nombre propio "es una función volante", prestandose a los mas sutiles desplazamientos. Podriamos aqui apelar al neologismo "velante", vinculado con su homofónico frances empledo por Lacan, ya que la función del nombre propio se presenta velando un punto crucial de la trama identificatoria del sujeto, en que un ser viene a faltar. Función ésta de sutura, revelando entonces como el nombre propio, al modo de un alíbi , llena el vacío de un sujeto que por faltar, sólo puede consistir en un nombre (8). Entendemos el nombre propio a mitad de camino entre el inconsciente y la nominación, recordando aqui la diferencia hecha por Lacan entre el naming, del Otro que da nombres, y la nomination - nominación, acto simbólico con incidencias en lo Real. Asunto de actualidad, entiendo, directamente relacionado con cuestiones del final del análisis.
Stekel nos dice, a través de ejemplos, inventados o no, que el nombre propio tiene que ver con el síntoma y con los actos sintomáticos, con funciones gramaticales - puede ser adjetivo, adverbio, sustantivo -, letras, con la harmonia de los sonidos, con homonimias y con la función poética. En la cita de Goethe, cara a Freud :"tu que desciendes de los dioses (Göttes), de los godos (Goten) y del fango (Kot, homofónico con Got, dios) (9)el poeta pone en juego la metonimia y la homofonía. La relación obligatoria y secreta con el nombre, descubierta por Stekel, nos remite a una implicación desconocida para el sujeto, a la abertura para un espacio cuya significación es, de alguna manera, del orden de lo incalculable, o sea, vinculada directamente con el sujeto inconsciente de la enunciación.(10)
Notas
1.Die Verpflichtung des Namens", 1911, Zeitschrift Für Psychotherapie und medizinische Psychologie, III, pags.110-114.
2.Fue Mario L. Beira quien nos hizo llegar esta traducción al castellano, de Hector Píccoli, y ha prometido una versión en inglés, también inédita, con su comentario sobre la misma para el pröximo número de Acheronta.
3.Rodrigué, Emilio, en Sigmund Freud, el siglo del psicoanálisis,p. 422, vol I
4. Jones, Ernst A vida e a obra de Sigmund Freud, II 1989, Imago, Rio de Janeiro pag.23.
5 Stekel, Autobiography of Wilhelm Stekel: The Life of a Pioneer Psychoanalyst,1950, Nueva York, pag.104. Citado por E. Rodrigué. en El Siglo del Psicoanálisis
6.Freud, Sigmund, nota al pie de página en Totem y tabú.
7.En "Problemas cruciales para el psicoanálisis" , del 6 de enero 1965, seminario inédito
8. Arlete Garcia, Nomearse Outro, Acheronta 18.
9. Freud cita estas mismas palabras de Herder, en el capítulo 5b de la Interpretación de los Sueños, refiriéndose al "juego vicioso" con los nombres propios
10. Lacan, Jacques, en Subversion del sujeto y dialéctica del deseo, Escritos 2, 14a edicion (nueva edicion corregida y aumentada), traducion de Tomas Segovia. Siglo Veintiuno (1988), pg 799:". . . este significante no puede ser sino un trazo que se traza de su circulo sin poder contarse en el. Simbolizable por la inherencia de un (-1) al conjunto de los significantes. Es como tal impronunciable, pero no su operacion, pues esta es lo que se produce cada vez que un nombre propio es pronunciado". Lacan muestra a continuación que la significación del sujeto es el primer número imaginario, raíz cuadrada de -1, número incalculable que puede ser escrito pero no puede ser calculado, por ejemplo, la raíz de un número negativo.