Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Acerca del acto en psicoanálisis
Sara Lía Chiavaro

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1 – El psicoanálisis no es una pragmática

Puesto que el acto es lo que nos convoca, y ya que en nuestro campo se trata de la palabra, me ha interesado interrogar las intelecciones de ciertos linguistas pragmáticos para quienes "hablar es siempre actuar".

Para situar el contexto de trabajo en el que me introduzco diré primero que la pragmática responde a tres modos fundamentales de concebir el acto:

  1. como acción humana, me refiero a la pragmática en términos generales;

  2. como acción humana que se lleva a cabo sobre los demás por medio del lenguaje o del modo de influír sobre los demás mediante el lenguaje. Es el caso de la llamada lingüística "langagiere" o del lenguaje;

  3. en tercer término la pragmática lingüística, que considera actos a aquellos que resultan de determinar el sentido del enunciado a partir de lo que la enunciación allí realiza.

Como habrán observado la pragmática utiliza en forma indistinta los términos: actuar, acto y acción.

Es el primer punto en el que el psicoanálisis difiere. Para nosotros un acto no es una acción como por ejemplo: correr, saltar, hablar.

Primer punto insoslayable de enunciar pero sobre el que no me detendré.

Tampoco me detendré en el segundo modo de concebir el acto por parte de la pragmática: "...como acción humana que se lleva a cabo sobre los demás o del modo de influír sobre los demás mediante el lenguaje..." No es sobre la sugestión que me interesa plantear algo hoy.

Me ocuparé sí del tercer punto: la pragmática lingüística que considera actos a aquellos que resultan de determinar el sentido del enunciado a partir de lo que la enunciación allí realiza.

La pragmática lingüística estudia todo lo que "sobra" a la semántica, es decir, aspectos no relacionados con el significado del lenguaje. Y distingue tres dimensiones en la comunicación lingüística:

atribuye la primera –lo que decimos- a la semántica; se apropia de la segunda, -lo que queremos decir- abocandose al estudio del significado intencional de lo que se dice; y deja en principio la tercera dimensión –lo que decimos sin querer- fuera del área de la lingüística, aunque en este punto varios lingüistas pragmáticos divergen al encontrarse con una frontera –la que se formula entre lo que queremos decir y lo que decimos sin querer- que no pueden abordar pero se resisten a ceder.

Se pregunta por ejemplo Graciela Reyes(*): "¿dónde termina lo intencional y comienza lo no intencional? Quizás un lapsus linguae exprese mejor lo que queremos decir que lo que nosotros creemos que podemos decir...sin contar que a veces el lenguaje nos hace decir lo que no queremos decir, porque uno habla y es hablado –aprisionado- por una red de textos previos, de intenciones ajenas adheridas a las palabras propias".

"Entonces –continúa- ¿es lícito separar estas tres dimensiones del lenguaje: decir, querer decir y decir sin querer, como hacen ciertas pragmáticas linguísticas?

Esta línea de pensamiento la conduce a la idea de que el malentendido subyace a todo intento de comunicación lograda, y ello porque todo enunciado resulta de lo que llama una polifonía, es decir una multiplicidad de voces.

"¿A quién pertenece la palabra que alguien usa para expresarse si la palabra es por definición repetible y propiedad de todos? ¿Quién es el que quiere decir lo que dice y cómo hace oír su voz entre todas?

"Es difícil establecer quién dice qué cuando habla"

La brecha que tal problemática abre a la lingüística Pragmática hace virar el concepto. tradicional de acto de habla desde una primera formulación según la cual la sola emisión de un enunciado constituye un acto de habla; pasando por una segunda concepción según la cual la intención implicada en tal enunciado es la que conforma el acto de habla, hasta una tercera, que considera acto de habla al producto de una posición enunciativa.

Ahora bien, es necesario no comprender demasiado rápido, y aproximarnos un poco más al concepto de posición enunciativa que propone esta rama de la lingüística.

Tomemos por ejemplo a otro afamado lingüista dedicado a la pragmática, O. Ducrot.(**)

El llama acto de habla a la intención del hablante, en tanto designa su posición enunciativa.

¿Es lo mismo decir: "Pedro es gentil" que decir Qué gentil es Pedro!" pregunta.

Y responde: no. Ya que, aunque la información es la misma difiere la posición enunciativa del hablante, que pasa a describir : se trata en el primer caso de alguien reposado, tranquilo, correcto ; y de alguien arrebatado, emocionado, en el segundo.

Entonces distingue:

Esto ya toca nuestros oídos y nos convoca, se acerca provocativamente, rodeándolo, al hueso que pretendemos morder. Sin embargo: ¿aceptamos nosotros esta concepción de lo que damos en llamar "posición enunciativa"? ¿acordamos con que lo que de allí surge es un "acto, de habla"?

Curiosamente, es el mismo Ducrot quien nos ofrece otra definición de "enunciación" que difiere sustancialmente de la anterior acercandose sensiblemente a la que nos interesa en psicoanálisis, y que introduce no en términos de "acto" sino de "acontecimiento".

Dice así: "La enunciación es un acontecimiento que se produce por la aparición de un enunciado"(1)

Con este concepto, subvierte la temporalidad atribuída al acto intencional ya que la enunciación es situada aprés-coup, como producto del enunciado; y se caracteriza, además por:, - lo cito- " que hasta ese momento no existía y después dejará de existir", es decir, que se trata de escansión y no ya de continuidad como en la premisa:"hablar es siempre actuar".

Por último –y esto es de suma importancia- no es atribuíble a nadie, es decir, que se produce sin sujeto hablante.

Vayamos ya a Lacan.(***)

Quiero tomar solo un par de citas de su escrito "El acto psicoanalítico" (resúmen de su seminario 15 ,1967-68)

Son las siguientes:

Tenemos entonces:

  1. "...el acto tiene el lugar de un decir...". Por lo tanto no es un decir y mucho menos un hablar. Viene al lugar del decir. Lo que no significa que no sea necesario hablar mucho y decir bastante para llegar allí.

  2. "Transforma al sujeto" , lo que implica el franqueamiento de un órden establecido. Si esto no ocurre no se trata de un acto.

  3. "No puede funcionar como predicado", es decir que no es atribuible a ningun hablante en primera persona ni consiste en ninguna acción.

  4. "Ni tan fácilmente ser imputado al sujeto que ese acto determina". Ya que aunque dice apres-coup el lugar del sujeto, no puede adjudicársele puesto que se sitúa entre un antes y un después que él mismo (me refiero al acto) produce.

 

2 - Tomar la palabra no es un acto de habla

Tomar la palabra no es hablar, dejar salir palabras de la boca, proferir enunciados.

Tomar la palabra no es informar, sugerir, persuadir, ordenar ni advertir, es decir, no busca la realización de ninguna acción.

Tomar la palabra no es "la orquestación de una polifonía" (expresión de Bajtin para referirse a los actos de habla).

Tomar la palabra es asumir –en el esfuerzo de producir una significación- la imposibilidad de decirlo todo.

Esa imposibilidad es la certeza que el sujeto encuentra en el acto de tomar la palabra. Certeza que no es previa, que no es deducible, que no se funda en ningún saber sino por el contrario, en el punto de desvanecimiento del sujeto en relación al saber. No es certeza de saber sino de falta de saber.

Y si tomar la palabra es asumir la imposibilidad de decirlo todo, es, entonces, la castración.

La castración a la que el sujeto est á condenado por su condición de ser-hablante-sujeto-a-la-ley, y que se realiza allí donde un significante vendrá a representar a un sujeto ante otro significante sin jamás significarlo.

"Lo que escribe , -dice Lacan en "ou pire..." (Sem.19)-, es que no se puede más disponer del conjunto de los stes, y quizás esto sea una primera aproximación a lo que es de la castración".

Que tomar la palabra no es hablar, sino asumir la imposibilidad de decirlo todo es verificable en la psicosis, donde el desencadenamiento se produce frente a la exigencia de tomar la palabra bajo formas distintas, particulares, y a veces casi imperceptibles. La coyuntura dramática no es otra cosa que ese momento en que se revela para un sujeto la ausencia de inscripción de lo imposible.

Si los actos de habla configuran una pragmática, cuya niña dorada es la posición enunciativa, tomar la palabra configura una ética cuyo pivote es lo real en tanto hiancia causal de toda posición enunciativa.

Esta dimensión de la verdad, como aquello que hace un hueco en el saber, es la que hace falta a los actos de habla.

 

3 - Acto y acontecimiento

Para finalizar quisiera dejar planteado el siguiente interrogante: ¿Cuál es la diferencia, para el psicoanálisis, entre el concepto de acto y el de acontecimiento?

Lacan introduce el concepto de acontecimiento en sus últimos seminarios.

En el 16 por ejemplo ("De un Otro al otro") llama "acontecimiento Freud" al descubrimiento de la función del inconsciente por parte de Freud.

En "Reseñas de Enseñanza" vuelve a referirse al "acontecimiento Freud" designando sus obras completas, sus escritos, como el lugar de ese acontecimiento. Enfantiza que "...estos escritos no representan la historia del acontecimiento (sino que) son el acontecimiento..."

En el 18 ("De un discurso que no fuese semblante") nuevamente funda tal concepto en un escrito: se trata esta vez de "Silicet"(2) : - cito -: "Silicet, dado que es un escrito, es un acontecimiento, un advenimiento de discurso .

En el Sem.21 ("Los desengañados se engañan") se refiere al acontecimiento como "un decir" y opone "un decir" a "palabras": "No toda palabra es un decir (...) un decir es del órden del acontecimiento."

Les propongo poner esta afirmación a continuación de la que aparece en su escrito sobre "El acto psicoanalítico"(anteriormente citada). Quedaría así : "...el acto tiene el lugar de un decir que transforma al sujeto..." "...un decir es del órden del acontecimiento".

En el mismo Seminaro diferencia al acontecimiento de todo conocer y lo sitúa en el efecto de aquello que nos determina y que es nuestro inconsciente, punto de articulación de lo real con el saber.

Finalmente, en el Sem. 19 ("Ou pire") se preocupa por diferenciar acontecimiento de historia. No se trata de historia. Y dice: "Sólo hay como acontecimiento lo que se connota en algo que se enuncia".

¿a qué se refiere? ¿qué significa que "se connota"? y ¿qué, se connota?

Allí mismo responde: se trata de la estructura. Se trata de la inscripción de un imposible lógico, lo que hace que lo universal nunca sea otra cosa que lo posible.

Para Alain Badiou (****), cuyos aportes nos están haciendo pensar mucho ultimamente, un acontecimiento es un suplemento incalculable y azaroso de una situación, donde lo que se connota es "lo que habrá sido decidido a propósito suyo y que es, finalmente, su nombre"; puesto que el acontecimiento como tal es evanescente, se desvanece luego de su surgimiento ( en este punto coincide con Ducrot ).

Entonces, quisiera mantener abierta la pregunta, acerca de lo que diferencia acto de acontecimiento y proponer como hipótesis de trabajo que se desprende de una lectura posible sobre los enunciados anteriores que:

El acto es el franqueamiento de un órden, franqueamiento que resulta de una decisión tomada ,frente al encuentro de un sujeto con lo imposible. Implica la reedición de la inscripción de ese imposible estructural

El acontecimiento es la consecuencia no calculada, "suplemento azaroso", plus de goce de aquel acto, que deviene escritura.

Serán acontecimientos fundamentales para el psicoanálisis: (nombro algunos de los que Lacan propone en forma explícita e implícita)

Sara Lía Chiavaro

Noviembre del 2002.

Notas:

(1) Se trata, para Ducrot, de un acontecimiento histórico, en tanto se produce en una fecha y lugar determinados.

(2) Revista del campo freudiano que hace su aparición a fines de la década del 60,bajo la direcci ón de J. Lacan, siendo su característica más conocida el hecho de que los artículos allí publicados no eran firmados por sus autores

Referencias:

(*) Graciela Reyes, "La pragmática lingüística". Ed. Montesinos.

(**)Oswald Ducrot, "El decir y lo dicho". Ed. Edicial Universidad.

(***) Jacques Lacan, "Autres écrits". Ed . du Seuil, Paris.

(****) Alain Badiou, " El ser y el acontecimiento".("L’etre et l’évé nement". Ed. Du Seuil, Paris.)

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 17 - Julio 2003
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