Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Sobre el grupo de Klein
Eduardo Albornoz

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El grupo de Klein

"En el Tibet del SXVIII, bajo el quinto Dalai Lama, ocurrió un suceso notable. Un día Su Santidad vio, desde una ventana de Patala, su palacio-templo-monasterio, algo extraordinario: la diosa Tara daba la vuelta, según el rito budista, a la muralla que rodea el edificio. Al día siguiente, a la misma hora, se repitió el fenómeno y así todos los días. Después de unas semanas de vigilancia, el Dalai Lama y sus monjes descubrieron que, diariamente, justo a la hora de la aparición de la diosa, un pobre viejo también daba vuelta a la muralla recitando sus plegarias. Interrogaron al anciano: la plegaria que recitaba era un poema oración a Tara que, a su vez era una traducción de un texto sánscrito en honor de Prajma Paramita. Estas dos palabras significan la perfecta sabiduría, expresión que designa la Vacuidad. Es un concepto que el budismo Mahayana ha personalizado en una divinidad femenina de indecible hermosura. Los teólogos hicieron recitar el texto al viejo. Inmediatamente encontraron que el pobre hombre repetía una traducción defectuosa y lo obligaron a que aprendiese la traducción correcta. Desde ese día Tara no volvió a aparecer".

Un medio decir, una lalengua, incorrecta y defectuosa producía la presencia de la diosa Tara. El afán de precisión de los monjes del Lama, pretendiendo la traducción correcta, fue capaz de ocultarla.

Quise traerles este fragmento perdido en un texto de Octavio Paz porque nos muestra dos cosas, en primer lugar, que la incidencia de la lengua sobre lo real ha inquietado a los hombres en distintos tiempos y culturas. En segundo lugar, puesto que vamos a hablar de lógica, para no olvidar, cuando de psicoanálisis se trata, el telón de fondo de los límites de la lógica, algo que Lacan considera nuclear en un escrito tan temprano como "El tiempo lógico..." 1

La idea de este trabajo es investigar esa vuelta sobre el tema de la alienación que lleva adelante Lacan en los seminarios XIV y XV, "La lógica del fantasma" y "El acto analítico". En estos seminarios, la alienación ya no es tratada conjuntamente con la separación. Lacan la inscribe en la estructura de cuatro términos de lo que termina denominando "un semi - grupo de Klein", construcción que surge de un tratamiento particular del cogito cartesiano.

Resulta imprescindible tener en cuenta que en la base de toda esta operación que veremos más detalladamente está el planteo de que no hay metalenguaje, otra forma de decir que no hay Otro del Otro.

Resuena en esta afirmación de Lacan, la frase que Blanchot toma de Heidegger para homenajear a Foucault: El lenguaje no necesita ser fundado porque es él el que funda. No hay Otro del Otro nos dice sin decirlo el fragmento de Octavio Paz del epígrafe. 2

No hay metalenguaje quiere decir también que no se puede prescindir de la lengua, que no hay un instrumento superior al lenguaje para investigar los hechos de lenguaje, cosa que un Quine sabía muy bien: por muy depurada que sea una construcción silogística no puede impedirse la ambigüedad propia del lenguaje y por lo tanto la necesariedad de la interpretación. 3

Entonces si no hay metalenguaje la lógica debe ser extraída de alguna manera del lenguaje mismo. ¿Es posible una lógica tal? En todo caso se trata de una lógica que tiene sus límites, Dejemos planteada esta pregunta por ahora. Sabemos, sin embargo que Lacan intenta construir lógicas para operar y pensar en psicoanálisis, no es su primer intento y tampoco va a ser el último, se la pasó construyendo lógicas, antes (el esquema L, el esquema Z, el grafo) y después de este intento (los cuatro discursos y los nudos).

Pero este planteo (no hay metalenguaje) es solidario de algo que Lacan nos dice en el primer seminario de La lógica del fantasma: "no es posible reducir el lenguaje (porque) el lenguaje no podría constituir un conjunto cerrado, dicho de otro modo: no hay universo del discurso" 4.

La idea de que no hay universo del discurso es solidaria con el principio diacrítico de Saussure, que por su definición misma del significante (que es lo que los otros no son) impide que se cierre el conjunto, a menos que se ponga en cuestión el principio de identidad. O bien el conjunto permanece abierto, o bien la consistencia lógica se desmorona. Creo que es algo que no necesita ser demostrado.

Sin embargo esto no ha impedido que continuemos utilizando la negación en el sentido más corriente, es decir aquella que funciona al nivel de la gramática, solidaria de la afirmación: " hay un universo del discurso". Cada vez que hablamos lo hacemos desde la premisa de un universo del discurso. 5 Como esto no puede sostenerse sin contradicción, resulta imposible depurar el lenguaje de la ambigüedad que provoca. Ella se da a la intuición entonces, en la imagen de un límite y sostenida por el gesto que consiste en caracterizar una clase por un predicado. Es el ejemplo de Nassif en el sem. XV, por ejemplo "lo negro" y designar desde entonces como no unido al predicado lo que no es negro. Entre "negro" y "no negro" el universo de discurso se realiza ante nosotros como Tara en el relato de Paz.

Precisamente este es el inconveniente de la lógica aristotélica. Aristóteles redujo las formas posibles de juicio a cuatro proposiciones, las afirmativas universal y particular y las negativas universal y particular. Todas estas proposiciones se deducen de la admisión preliminar de un universo, de un todo. Para cuestionarla, los estoicos inventaron paradojas como la de Epiménides , que siendo cretense, afirma que todos los cretenses son mentirosos. No se puede decidir sobre la naturaleza de su enunciado. 6 Para suprimir la paradoja es preciso prohibir los juicios que tienen que ver con el todo. En otros términos, el juicio todos los cretenses debe ser prohibido a Epiménides porque son enunciados que no pueden plantearse con "validez".

Es sobre la base de este cuestionamiento que tienen lugar los desarrollos de Peirce que Lacan comenta el seminario XIV. Peirce parte de considerar el círculo que construye la lógica aristotélica y mostrar como se produce allí la contradicción. Toma luego el enunciado "todas las rayas son verticales", que es una universal afirmativa en el sentido aristotélico, hace un círculo que divide en cuatro cuadrantes, y considera la universal afirmativa (A) en el semicírculo de arriba, eso es verdad en el cuadrante superior izquierdo pero también es verdad que todas son verticales en el cuadrante superior derecho donde no hay ninguna línea, también allí se cumple la premisa universal de que todas las líneas son verticales. La universal negativa, (E) ninguna línea es vertical, la hace coincidir con el semicírculo de la derecha, eso es verdadero pero también es verdadero en el cuadrante superior derecho donde no hay ninguna línea vertical, entonces tenemos un cuadrante donde se cumplen a la vez la universal afirmativa y la universal negativa, en el semicírculo de la izquierda algunas son verticales (I) que seria la particular afirmativa y en el semicírculo inferior la particular negativa, algunas líneas no son verticales (O). Si se hace un cuadrante donde todos los trazos son verticales (superior izquierdo), ningún trazo (superior derecho), ningún trazo vertical (inferior derecho), algunos trazos verticales (inferior izquierdo). Hay un cuadrante en que la universal afirmativa y la negativa coinciden. Es porque la universal no reenvía a cosas existentes sigue siendo verdadero si no hay trazo. Es un enunciado de puro discurso que no supone el ser. Es que en verdad la universal se funda sobre la excepción.

Al plantear, ningún trazo que no sea vertical, plantea una lógica de la excepción, que se funda por la exclusión de un trazo del conjunto de todos los trazos. (De allí la fórmula que Lacan extrae de Freud: todo padre es Dios, que permanece verdadera aún si no hay ninguno que lo sea).

Que no hay trazo que no sea vertical se sustenta más esencialmente en el cuadrante superior derecho, donde no hay ningún trazo. Allí ubica Lacan el Sujeto del inconsciente, no sólo porque el sujeto en primer término fue una falta (un –1), sino también porque es en ese casillero donde la universal afirmativa y la negativa se sostienen sin contradicción y es allí en ese lugar donde puede tener lugar la formulación freudiana, el inconsciente no conoce la contradicción. (ver fig. 1)

Pero nos queda un casillero, el de abajo a la izquierda que no es capturado por ningún universal. Que la universal presenta casos en los que no puede sostenerse sin contradicción se puede ver en el ejemplo de Epiménides o sin ir más lejos, si decimos "todo es mentira", si es verdad que todo es mentira, entonces no todo es mentira por lo tanto es falso que todo es mentira pero si es falso, entonces etc.

El enunciado "yo miento" fue una invención de los estoicos para complicarle la vida a Aristóteles. La ética de los estoicos es la parte más conocida de esta escuela, pero en absoluto debe considerarse menos valiosa que su lógica o su física. De hecho, a ellos les debemos el cálculo proposicional.

Fig. 1 Círculo de Peirce.

 

Dijimos que la negación corriente, la de la gramática implica el universo de discurso. Es lo que Peirce discute de la lógica aristotélica, fundada sobre la admisión preliminar de un universo, de un todo. "Esta dimensión propiamente de la gramática que hace que el fantasma pueda ser dominado literalmente por una frase que no se sostiene, que no se concibe de otro modo que de la dimensión gramatical" 7

Desde este punto de vista el fantasma hace existir el universo de discurso, que es otra forma de decir que impide el encuentro con S (A) barrado. Este planteo que en el seminario XIV se hace desde la lógica, es equivalente al que en el seminario XIII se hizo tomando en cuenta el plano proyectivo.

En el curso anterior 8 Lacan había hecho equivaler el fantasma a una superficie topológica unilateral que en topología se denomina el plano proyectivo. No es mi idea ahora desarrollar este tema, lo tomo sólo para considerar un aspecto del mismo. La prueba de la importancia que le da Lacan a esta lectura topológica del fantasma es que le dedica prácticamente todo un año de estudio en el seminario XIII. El plano proyectivo genera en el orden escópico, la ilusión de la existencia de un universo del discurso, puesto que a cada punto del espacio real le corresponde un punto del plano proyectivo. La idea es que nuestra visión capta un todo que en todo caso los párpados enmarcan.

En las reseñas de enseñanza del seminario XIII sobre "el objeto del psicoanálisis", Lacan plantea que la topología "que se inscribe en la geometría proyectiva y las superficices del analysis situs, no ha de tomarse como ocurre con los modelos ópticos de Freud, con rango de metáfora, sino como representando realmente la estructura. Es una topología que da cuenta de la impureza del perceptum escópico, al re-encontrar lo que creímos poder indicar de la presencia del percipiens ..." 9

La topología que se inscribe en la geometría proyectiva representa realmente la estructura y da cuenta de la impureza del perceptum escópico. 10

Es decir, mientras que el fantasma nos hace creer en un "universo de discurso" la topología nos permite apreciar la impureza de lo percibido. Lo percibido es una construcción del fantasma, una construcción fantasmática.

Pero volviendo a nuestro tema. Hubo una lógica que intentó construir una lógica proposicional sin partir de las tablas de verdad, por medio de reglas de deductibilidad, aunque con eso luego se retorne a las tablas de verdad. Es la lógica de los estoicos.

Con su lógica proposicional los estoicos intentaron demostrar que el fundamento de la lógica no debe tomarse de otro lado que de la articulación del lenguaje, de la cadena significante. Por eso hicieron una lógica proposicional y no una lógica de clases o atributiva.

Se trata de aprehender como deben encadenarse las proposiciones en relación con lo falso y lo verdadero. Esta lógica solo hace intervenir dos tiempos proposicionales: el antecedente y el consecuente.

Consiste en preguntarse cómo tienen que encadenarse las proposiciones e implementar una relación de implicación que hace intervenir dos tiempos proposicionales: la prótasis (primera parte del período en que queda pendiente el sentido que se completa con la apódosis) y la apódosis que permite establecer que de lo verdadero no se puede implicar lo falso sin impedir que de lo falso se pueda implicar lo verdadero

En su cuestionamiento de la lógica aristotélica los estoicos encontraron que una implicación del tipo p implica q, puede ser verdadera aun cuando la premisa, el antecedente sea falso, yo puedo decir todos los hombres son rubios, (y al plantear el universal, abro la brecha por donde puede colarse la contradicción), luego, Pedro es hombre, Pedro es rubio, el antecedente es falso, todo los hombres son rubios es falso, pero Pedro puede ser rubio, es decir que la implicación que de una verdad sólo puede desprenderse una verdad está bien pero también de una falsedad puede desprenderse una verdad. Es decir que puede ser falso el antecedente y verdadero el consecuente. La implicación es algo que pone en juego también el universo del discurso.

 

Los estoicos trataron de construir un lógica proposicional que no estuviese signada por la implicación para eso invirtieron la implicación negándola, entonces en vez de decir P implica Q (que sería la interpretación estoica del condicional "Si P entonces Q" que para ellos supone la necesariedad lógica), ellos la invertían y negaban planteando si no -Q, no -P, (analizando que se puede decir del antecedente partiendo del consecuente) y de esa manera evitaban afirmarse en un universo de discurso. De esta manera la condición deviene necesaria. Es una negación del modo de la implicación, ya no importa si p es verdadero o falso, lo que importa es la necesariedad de un antecedente para determinar el consecuente y ahí es donde surge el pas sans que es el "no sin" de Lacan, y a partir de allí podemos pensar que en frases como "no sin objeto" lo que hacen surgir es el registro de la causa dónde se sitúa ‘a’, provienen entonces de esta lógica estoica que permite salir de las ficciones de lo verdadero y lo falso para pasar a los modos de lo necesario, lo contingente, lo imposible y lo posible. Cuando Lacan habla de la constelación simbólica que preexiste el surgimiento de un sujeto, esa constelación simbólica que a cada cual le tocó en suerte está hablando de algo que es del orden de la contingencia, no de la necesariedad, es decir, de qué manera particular estaba organizado el Otro en ese momento particular en que el sujeto adviene al mundo, forman parte de esas contingencias del origen, contingencias que para el sujeto devienen necesariedad, es decir que esa contingencia es lo que produce esa primera marca del sujeto, ese pasaje por el Otro es también ese pasaje por la contingencia del tesoro de los significantes en un momento dado. Con esta negación de la implicación la verdad o falsedad de p ya no importa, sino que lo que importa es la necesariedad que liga q a p. Entonces en psicoanálisis lo esencial no es saber si un acontecimiento ha tenido lugar o no para el sujeto, es decir, no importa si p es verdadero o falso sino que importa como el sujeto ha podido articular esos significantes y de esa manera la verdad queda ligada a una lógica.

Esta lógica de la implicación imaginaria en tanto tautología, es la lógica que se desprende directamente de la gramática y lleva a pensar en términos de causa – efecto. Es lo que uno ve en esas películas americanas donde siempre el asesino en serie resulta ser alguien que tuvo una infancia donde pasó tal o cual cosa, algo del orden de p implica q, en ellas queda todo explicado por esos acontecimientos reales de la infancia. La implicación clásica pone en juego un universo de discurso. Esto nos permite pensar en lo que decía Freud en " Un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci": "En todos los casos de homosexualidad masculina hemos vuelto a encontrar, en la primera infancia, período olvidado después por el sujeto, un intensísimo apego erótico a una mujer, la madre generalmente, apego provocado o favorecido por la ternura de la madre misma y luego reforzado por un alejamiento del padre de la vida del niño." Fíjense lo que dice Freud, está organizado según esta modalidad lógica del pas sans..., cada vez que encontramos un homosexual masculino vemos en su historia un intenso apego erótico por la madre, un padre ausente, etc. Pero infinidad de veces estas condiciones están y no encontramos tal conducta homosexual. La homosexualidad masculina, podríamos entonces plantear es no sin intenso apego erótico por la madre y un padre ausente.

Insistimos con esta idea, para los estoicos no es necesario un Universal verdadero para demostrar o justificar un particular verdadero; no es necesario que el antecedente sea verdadero para que el consecuente sea verdadero.

Desde el punto donde se ilumina la duplicidad del sujeto de la enunciación al sujeto del enunciado, la función de la negación rechaza toda complementariedad en el orden del Discurso.

Lo que implica la inversión de la implicación, ir de la segunda proposición a la primera, es que la condición deviene necesaria. Ese es el valor del "pas-sans" .

Este pas-sans ubica el surgimiento de lo que llamamos la causa. Si es que podemos dar una existencia a este ser fantasmático, es a partir de la función del pas-sans y el lugar que ocupa, que tendrá lugar alguna posibilidad de des – ocultarla.

Lo que Lacan indica es que lo necesario ubica la causa. El pas-sans introduce el modo de lo necesario, y con ello ubica la causa. "Pas de Q sans P" significa que "Si no-P, imposible Q". La condición necesaria surge de la inversión y negación de la implicación estoica. Ya no se trata de hipótesis sino de necesariedad. Ya no importa si P es verdadero o falso, sino que es necesario para que Q.

El pas-sans permite salir de las ficciones de lo V y lo F y saltar a la certeza, que justamente no es del orden de lo V y lo F. Del goce no puede afirmarse ni verdad ni falsedad. De este modo, las impasses de lo V y lo F que siempre reclaman un universal V, pasamos a la garantía de lo real vía la modalidad.

La verdad o falsedad de Q no se basa en la verdad o falsedad de P sino en la necesariedad que la liga a P. Arranco con una suposición de verdad o falsedad y llego a un punto donde no se trata de verdad o falsedad sino de certeza.

La diferencia con seminarios posteriores es que aquí asocia la causa a lo necesario en tanto que más adelante Lacan asociará la causa a lo contingente.

Retomemos el planteo inicial

Vimos que los estoicos cuestionaban el universo del discurso, pero sin plantearlo de esa manera. El sintagma como tal: No hay Universo del Discurso, fue introducido por August De Morgan en 1847 (Formal Logic; or the Claculus or Inference, Necessary and Probable) y fue luego mas conocida por el uso que hizo de el George Boole en 1854 (An Investigation of the Laws of Thought). Estos autores serán retomados por Lacan en las clases del 11 de enero del 67 y del de diciembre del 66, respectivamente. El primero para su tratamiento del cogito cartesiano y el segundo en referencia a una ponencia de J.-A. Miller.

La idea de De Morgan, de acuerdo al Ferrater Mora, era considerar la negación como complementaria de los correspondientes términos positivos. En ese sentido, lo negativo es el complemento del positivo, conformando entre ambos "un universo, es decir, un orbe de ideas que se expresa o entiende como si contuviera todo el asunto en discusión".

De Morgan nació en Mandura (India), en 1806 y fue un importante profesor de matemáticas. En particular, es uno de los fundadores, junto con Peirce, del álgebra de relaciones. Hay dos tautologías del cálculo de proposiciones que nos importan, que fueron llamadas "leyes de dualidad", y mas comúnmente, "leyes de De Morgan", que veremos más adelante.11

En el seminario XIV Lacan se ocupa del axioma fantasmático. Uds. saben que un axioma, al menos hasta Kant, era lo evidente, lo que no necesitaba demostración, el axioma fundamental era el principio de contradicción. Actualmente no se considera a los axiomas evidentes por sí mismos: son convenciones a las que no se les puede atribuir ningún valor de verdad o falsedad.

Un conjunto axiomático debe ser coherente (de él no puede deducirse un proposición y su contradictoria), decidible (de dos proposiciones contradictorias una de ellas podrá ser demostrada), independiente (un axioma no puede reducirse a otro).

Si el fantasma es un axioma, esto implica que no puede haber más allá del fantasma una verdad que sea más verdadera que el fantasma mismo. Lo que tenemos más allá del fantasma no es la verdad, sino lo real. Lacan dice que el análisis no puede contentarse con la verdad, sino que tiene que alcanzar lo real: lo imposible de la complementariedad sexual.

El fantasma funciona como una verdad primera, de la que pueden deducirse otras. Pero esa verdad primera cumple una función, la de obturar lo real.

En el fantasma no cuenta entonces la oposición, verdad falsedad, ni exterior interior y tampoco ser no ser. El fantasma no es una ilusión, el fantasma constituye una superficie que le sirve al sujeto como coraza frente a lo real. Diana Rabinovich dice, no se puede desilusionar a alguno de su fantasma.12

De todos modos, el axioma que considera Lacan no es el axioma de las matemáticas, es el lektón completo de los estoicos, es decir una proposición aseverada en un determinado tiempo y lugar, no es verdadero o falso en sí mismo, esa dependencia de las condiciones de enunciación nos da cuenta de una distinción respecto de la forclusión del sujeto que opera la ciencia: F = m . a es válida independientemente de las condiciones de enunciación.

En el seminario XIV, Lacan tomando la construcción del plano proyectivo llevada a cabo el año anterior, homologa el fantasma a una ‘bulle’, término muy difícil de traducir, esfera, bola, burbuja, objeto esférico; en esta esfera no hay diferencia entre realidad y deseo, y tampoco entre sujeto y objeto.

Cuando sobre esta burbuja se hace el corte adecuado, se desprende algo que es del orden del sujeto y algo que es del orden del objeto.

Ahora bien, desde el seminario XI, esto estaba planteado en estos términos, es decir que la separación del sujeto y el objeto a era pensada como meta de la operación analítica. ¿en qué es novedoso el planteo del seminario XIV? En que esto ahora es articulado en una lógica particular, que pone en relación el pensar sin yo que es el sujeto del inconsciente y el ser sin yo que es el objeto ‘a’.

Como fue que llegó a las operaciones de la Lógica del Fantasma que están planteadas en el seminario XIV es algo explícito en el seminario XV. Allí Lacan da cuenta de esto sin ocultar lo que tuvo de fortuito, dice: "fue por una suerte de ensayo, de tentativa, incluso de adivinación y riesgo que decidí darle la forma de un grupo de Klein en el que haría jugar una operación triple que implicaba alienación, verdad y transferencia." 13

El primer punto que toma Lacan para construir esta lógica es un punto que también estaba anticipado en un texto que dice que el psicoanálisis no puede fundarse en ninguna filosofía que se desprenda del cogito cartesiano, en ‘Subversión del sujeto’. Lacan para pensar el psicoanálisis comienza por cuestionar el cogito cartesiano.

La lógica moderna se presenta en principio como un juego de escritura, a partir de un número reducido de axiomas y de reglas de escritura, los teoremas se encadenan mecánicamente. El sujeto de la enunciación es lo excluido de este encadenamiento.

La lógica comienza cuando la letra es separada de toda significación.

En verdad es una paradoja que tengamos como ejemplo típico de esta lógica el famoso silogismo: Todo hombre es mortal, Sócrates es hombre, Sócrates es mortal.

Es lo que nos dice Lacan, precisamente, si Sócrates es mortal no lo es como los demás hombres.

Para Aristóteles, los términos singulares no pueden entrar en la silogística sin provocar impasses o conducir a contradicciones.

Vimos que es en la lengua y más particularmente en la estructura gramatical que la lógica ha encontrado su punto de partida. Pero vimos también como la lógica (que es un intento de metalenguaje) necesita forzar la gramática para impedirse la contradicción y la ambigüedad sin conseguirlo nunca. (Un ejemplo que Lacan siempre considera es el de Bentham y su teoría de las ficciones, tanto más cercana a nuestro trabajo que el famoso utilitarismo)

En la lógica del fantasma (Seminario XIV) y El acto analítico (seminario XV), Lacan vuelve sobre el tema de la alienación, pero sin emparejarla con la separación, como había hecho en el seminario XI. Inscribe la alienación en la estructura de cuatro términos de un semi grupo de Klein, a partir de un tratamiento particular del cogito cartesiano. 14

Desde ya, ningún científico aceptaría el prefijo "semi" respecto del grupo de Klein ni de ninguna estructura matemática. (un semi teorema de Pitágoras !), es decir, que lo que Lacan construye no es un grupo de Klein, aunque pueda parecérsele.

Que el pensar y el ser no son verdaderos a la vez es algo que se verifica en la práctica analítica. Al aplicarle las leyes de De Morgan al cogito cartesiano en este particular grupo de Klein, Lacan no hace nada más (ni nada menos) que pasar el cogito por la luz del descubrimiento freudiano. El grupo de Klein y las leyes de De Morgan son las herramientas lógicas que utiliza para llevar a cabo este pasaje.

Pero algo más se desprende de esto. Tratar al cogito con la segunda de las leyes de dualidad de De Morgan equivale a sostener, aunque esto Lacan no lo diga expresamente, que el cogito cartesiano, plantea de hecho un universo de discurso. Algo que resulta evidente una vez formulado de este modo, que la figura del Otro surja bajo el nombre de Dios como paso siguiente en las meditaciones.

La lectura que Lacan hace del cogito pone en evidencia la distinción que es necesario establecer entre el sujeto del enunciado y el sujeto de la enunciación. En Descartes el "yo pienso" implica el "yo soy", no como en una verdadera implicación lógica de la que hemos visto las particularidades.

Lacan remarca de pasada que el "yo pienso" es un puro no sentido, en la medida en que reemplace el acto que lo precede, es decir la puesta en duda de todo saber (si ponemos en duda ‘todo’ saber no debería quedar ninguno). Pienso donde no soy, soy donde no pienso, traduce muy tempranamente Lacan. O, no soy ahí donde soy el juguete de mis pensamientos.

Mi idea es tratar de ver algunas de las cuestiones que plantea la construcción del cuadrángulo que Lacan introduce el 11-1-67 en su seminario sobre la lógica del fantasma. Aclaremos desde ya que se tratará de una reconstrucción puesto que Lacan no provee de modo explícito las reglas de su construcción. La estructura tetraédrica de ese modelo será retomada a lo largo del seminario y en los seminarios posteriores del Acto analítico.

En ese cuadrángulo Lacan explora el funcionamiento del Vel de la alienación, "o yo no pienso, o yo no soy" por el cual dijimos él traduce el cogito cartesiano a la luz del descubrimiento freudiano. La conectiva "o" utilizada en esta frase, no es exactamente el "o" inclusivo que autoriza una u otra rama de una alternativa o bien las dos (o Juan llega tarde o Pedro faltó, es una proposición de este tipo) tampoco es el "o" exclusivo si bien se le aproxima, el o exclusivo excluye de modo absoluto la posibilidad de que los dos miembros de una alternativa sean verdaderos simultáneamente. Se trata del o de la elección forzada. Es un ‘o’ que está presente en el lenguaje, en la gramática que constituye la matriz de toda lógica. Es el ‘ o’ de la bolsa o la vida, la libertad o la muerte. En apariencia se trata de un "o" exclusivo, pero rápidamente se ve que una de las posibilidades es forzosamente impedida e implica una falta irremediable.

Contrariamente al cogito cartesiano que busca instalar el sujeto en un punto mínimo de certeza fijo y asegurado, el descubrimiento freudiano, es decir la puesta en valor de eso que en el discurso: el acto fallido, el lapsus, el olvido, el chiste, el sueño, el descubrimiento del inconsciente impone una formula negativa. En esas manifestaciones donde el discurso trastabilla, donde no soy o donde no pienso.

Si en "yo no pienso" el sujeto se asegura la continuidad de su ser, en el análisis se trata al contrario de efectuar la otra elección, en esta palabra que me escapa, se manifiesta el inconsciente es decir un lugar donde "yo no soy".

Pero cada una de esas elecciones pone en juego una perdida, puesto que si "yo no pienso", ¿dónde entonces estaba yo? Mi existencia así poco asegurada se encuentra en eso que estaba ahí. En cuanto a la elección "yo no soy", viene a revelar al término del análisis, más allá del sentido en el inconsciente no un sujeto sino un conjunto material de significantes que no valen más que por su literalidad.

El cuadrángulo es de hecho un tetraedro. La estructura tetraédrica del grafo del grupo de Klein.

Para construir un grupo de Klein podemos tomar dos monedas diferentes ubicadas una junto a la otra. Los elementos del grupo no son las monedas sino las operaciones que se pueden hacer con ellas:

También puede hacerse con la variable ‘x’:

El grupo de Klein es una estructura que define una determinada combinatoria de acuerdo a una axiomática, es decir un conjunto de condiciones necesarias y suficientes para reconstruir la tabla. Una misma estructura puede admitir varias axiomáticas diferentes.

Por ej.

En ambas diagonales realizo el producto de las dos precedentes es decir x por ej., es el opuesto del inverso de -1/x

por ej., 1/x es el opuesto del inverso de -x. Una operación es involutiva cuando repetida dos veces seguidas nos hace volver a la posición original.

Es en un esquema de este tipo que Lacan ubica el cogito cartesiano una vez que le ha aplicado las leyes de De Morgan:

La primera de las leyes de De Morgan puede aplicarse directamente sobre un enunciado. Así lo hace Lacan haciéndola operar sobre la implicación cartesiana leida como una conjunción. ‘Pienso ergo sum’, la hace equivaler entonces a una conjunción . Esta conjunción es negada, según la primera de las leyes de dualidad (para proposiciones)

Negar entonces la conjunción "pienso y soy" equivale entonces a plantear , "o no pienso o no soy". Esto es ahora, una vez llevada a cabo la negación del cogito cartesiano, Lacan pasa a considerarlo como un Universo de discurso, es decir que la reunión del pensar y el ser implicaría la posibilidad de un todo que obviamente (puesto que no hay universo del discurso) Lacan niega con las leyes de De Morgan aplicadas esta vez a las clases o conjuntos, lo que permite el trabajo con los complementos. Esto tiene importancia porque es en ese punto en que se hacen confusiones entre las clases del 66 y las de comienzo del 67 respecto del tratamiento que hace Lacan del cogito.

Estas dos leyes también reciben el nombre de leyes de dualidad de De Morgan, pero se aplican al álgebra de clases o conjuntos.

Consideremos la segunda de estas leyes que plantea que la negación de la uni ón entre A y B es decir la negación de la reunión entre el pensar y el ser equivale a plantear la intersección de los complementos, es decir el conjunto vacío. El complemento de A es "todo" lo que no es A (si Lacan considera los complementos es porque está considerando que entre A y B se constituye un Universo del discurso, caso contrario, las leyes de De Morgan para clases no podr ían ser aplicadas), el complemento de B es "todo" lo que no es B. Así resulta evidente que la intersección es el conjunto vacío.

La elección "yo no pienso" no hace surgir como se lo podría esperar un "yo soy", sino algo que no es Je, el ‘ello’ es decir todo eso que en el lenguaje no es je, todo el resto de la estructura gramatical, un ser sin Je,. Así, no se trata de un simple vel exclusivo, sino de una elección forzada y el lado forzosamente elegido escapa rápidamente, es la razón por la cual Lacan nos dice que ese yo no pienso es la posición de Aristóteles.

Ese sujeto que se eclipsa rápidamente, ese sujeto barrado no es un ser pleno, es un falso ser, este lugar del ‘yo no pienso’ es entonces ocupado por el moi y lo imaginario. Es la operación alienación.

Del otro lado, el ‘yo no soy’ hace surgir no un ‘yo pienso’ sino un piensa cosa. Lo que se pone en juego es un puro encadenamiento literal, un no sentido que funciona no por la gracia de un sujeto. Es la operación verdad.

Si ambas se conjugan tendrá lugar la transferencia.

Lacan habla de un cuarto término que corresponde al término del análisis. Es necesario concebir un cruzamiento, una inversión entre la parte izquierda y la parte derecha.

Fig. 2

Queda claro en la argumentación de Descartes que el yo soy se constituye en el preciso momento en que el yo pienso se ha despojado de todo pensamiento. El yo soy, en ese sentido es el conjunto vacío pues el se constituye de no contener ningún elemento.

El cogito no es sostenible si no se completa de un sum ergo Deus est y del postulado correlativo según el cual la nada no tiene atributos.

Hacer jugar la negación sobre la reunión del yo pienso y el yo soy implica tomar nota de las consecuencias de esa reunión (que instaura el otro) y plantear que no hay Otro. La sigla S (A) constata que no hay ningún lugar donde se asegure la verdad constituida por la palabra.

Veamos de que modo estos planteos pueden pensarse en un caso estudiado por Lacan.

En el seminario VI, "el deseo y su interpretación", Lacan analiza el relato del sueño de un paciente de Ella Sharpe. No lo voy a desarrollar, es muy exhaustivo y bastante extenso, voy a tomar solamente algunas cuestiones previas al relato del sueño.

La teoría de Ella Sharpe sobre la transferencia interesó mucho a Lacan y él toma - en este caso- un libro de Ella Sharpe sobre la interpretación de los sueños de 1937. Se trata de un paciente - nos dice Ella Sharpe- que tiene problemas de elocución, es un abogado que no logra defender sus causas.

Toda la interpretación de Ella Sharpe consiste en retrotraerlo a la rivalidad con su padre y en alentarlo para que pelee, para que exprese su agresividad. Lacan pone de relieve, en el análisis que hace aquí, que lo central en el sujeto no era la rivalidad agresiva, que para él el padre estaba bien muerto y que lo esencial no estaba de ese lado. Lo esencial para el sujeto era saber dónde estaba el falo. Este es un punto en donde Lacan llama la atención de los psicoanalistas. Dice que no hay que apurarse a referir el síntoma a la rivalidad edípica, por más que en algunos casos se presente la rivalidad. También eso puede indicar que no hay nada por ese lado. Para orientarnos en la cura - dice Lacan - hay que distinguir lo imaginario de lo simbólico. En el caso de Ella Sharpe no se trata de rivalidad principalmente - aunque también se trata de rivalidad -, sino de saber quien tiene el falo. Y para este paciente el falo lo tienen las damas. Para el paciente es Ella Sharpe la que lo tiene. Para el paciente, la indicación que le da la analista, "vaya y pelee", produce el acting out. Al ir a un partido de tenis, un compañero se burla de su juego, hallándose ambos en el vestuario, el paciente de Ella Sharpe lo agarra al tipo del cuello y le dice que no lo vuelva a hacer. La analista se alegra, Lacan no. "Para hacerlo -dice- haría falta que este abogado defienda su causa de acuerdo a las reglas del Otro". Entonces Lacan nos aclara la indicación de distinguir imaginario y simbólico.

Ella Sharpe nos dice que va a dedicar ese capítulo de su libro al análisis de los sueños, a la consideración de todo lo que había dicho un paciente de un sueño durante una hora, del sueño relatado. Y ella nos comenta que si bien se trataba de un paciente muy silencioso, varias veces lo había escuchado toser en el momento anterior a entrar en el consultorio. Entonces, ese día el paciente, después de un saludo, comienza diciendo: "he estado considerando esa pequeña tos que me da antes de entrar. Hoy, mientras subía las escaleras hice un esfuerzo mental para no toser, sin embargo nuevamente tosí, uno debería pensar que eso sirve a algún propósito. ¿Pero a qué propósito podría servir es difícil de pensar"

Ella Sharpe hace un pormenorizado análisis de las asociaciones de su paciente acerca de esa tos.

Pero Lacan nos dice que ella elide lo fundamental, elide eso mismo que nos había indicado: que hay allí una tos y que el sujeto dice allí literalmente que "esa tos es un mensaje" y a continuación se pregunta, "¿cual puede ser el propósito de ese mensaje?". Fijensé que esa pregunta sobre la tos, nos dice Lacan, es una pregunta en segundo grado sobre el suceso. Es esa pregunta en segundo grado la que Lacan ubica en el segundo piso del grafo y nos confirma -dice Lacan- que el paciente está en análisis.

Lacan es taxativo al decirnos que es en este punto que podemos confirmar que el paciente entra en el discurso analítico: "Se ha constituido allí esa inocencia, esa docta ignorancia a la que accede por el hecho de estar en análisis".

Esa tos, siendo el sujeto quien la emite, la recibe él mismo como mensaje ya que la tos actúa en este sujeto como un significante enigmático que le viene del Otro; se pregunta qué función tiene, qué quiere decir, sobre todo de dónde le viene. Es decir que el sujeto se anuncia y al mismo tiempo se interroga con esta tos.

Podemos pensar en un momento anterior: todas las veces en que él tosía y esa tos no le suscitaba ninguna pregunta. Es un momento en que, podríamos decir, él era la tos.

Todo esto para expresarles que allí tenemos el ángulo superior izquierdo del grupo de Klein, el sujeto es un yo no pienso y ese yo no pienso le aporta, vamos a decirlo así un ser de tos. Un ser sin yo (Je), desde ya. Es la alienación en la medida en que prevalece el moi, y también la lógica del pasaje al acto, el ser de tos que nos indica la preeminencia de la posición de objeto. Pero la necesariedad de esa suplencia que el ser de tos nos indica, nos da cuenta de la falta propia de la estructura.

Pero el momento en que se produce la entrada en análisis es el momento en que él deja de ser la tos y trasforma su ser en una pregunta, en un vacío, en un agujero. Y en este caso es también ese momento en que se constituye el síntoma como síntoma analítico, es el momento en que el padecer se pone en forma y eso implica una perdida. La falta ha dado lugar a la perdida.

Es de algún modo, con ese "ser la tos" que el sujeto sostiene que el Otro tenga el falo. El problema es que para Ella Sharpe hay un ser del Otro, está la madre fálica. Lacan dice que no, que el Otro no tiene ningún ser, el ser es del sujeto.

La primer asociación que se le ocurre al paciente con la tos es que sirve para separar a amantes que están juntos y la analista le pregunta ¿y entonces porqué tose antes de entrar aquí? Hay allí un elemento que denuncia la enunciación, porque si allí ella no está con nadie, ¿por qué tose en ese momento?. El problema es que en el desarrollo de la sesión, Ella Sharpe deja de lado este tema. Lacan dice que la trampa en la que cae Ella Sharpe está dada por la no - distinción de los dos pisos del grafo. Porque el paciente, luego de la pregunta por la función de la tos, dice "es absurdo porque desde luego no me hubiera hecho subir si hubiera alguien aquí". Pero a continuación de decir que eso es absurdo, relata su fantasía (la del perro), entonces Ella Sharpe se detiene en el relato de la fantasía y no atiende esta enunciación que se había denunciado en este absurdo. Podemos pensar que Ella Sharpe no pone su atención en los desperdicios de la vida mental, en el sentido en que Freud nos indicaba también, cuando alguien relataba un sueño, que todo lo marginal constituye también el texto del sueño. Ella se detiene en la fantasía. Precisamente por detenerse en la fantasía, por esta preocupación que tiene por la función de la tos como separadora de amantes que están juntos, deja de lado ese otro aspecto que venimos marcando, que la tos tiene la función de advertirle de su llegada y en un sentido, que estaba dado por las asociaciones del paciente, de preservarla, de no encontrarla en falta, porque para el paciente es ella quien tiene el falo y no tiene ninguna intención de que lo pierda. Lacan nos dice que no ubicar la posición del falo simbólico y reducir las situaciones a las relaciones de la pareja parental, a la rivalidad imaginaria y a la supuesta omnipotencia del paciente, es lo que extravía a Ella Sharpe. Entonces, este consejo "vaya y haga" provoca el acting. Es la omnipotencia de Ella Sharpe lo que el sujeto quiere preservar con la tos. Ella Sharpe hablaba de la omnipotencia del paciente y Lacan lo que toma es la omnipotencia del discurso y nos dice que la omnipotencia del discurso nos indica la omnipotencia del Otro, no del paciente.

Si lo pensamos con el grupo de Klein, el no pienso, cumple la función de hacer existir al Otro, es decir que es solidario de un universo del discurso, empero dado que la falta estructural lo hace imposible, lo real viene a dar cuenta de este imposible bajo el modo de la tos.

El no soy, cuya pregunta "¿qué es esa tos en mi?" adquiere el modo de un pensar sin je que da lugar al sujeto del inconsciente, indica que ha tenido lugar la perdida, pero esta tiene lugar sólo una vez que la primera posición es cuestionada por la emergencia del Sujeto Supuesto al Saber. En ese momento podemos ver como tiene lugar la transferencia, "docta ignorancia" del analizante.

Notas

1 J. Lacan. "El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada". En Escritos. Ed. SXXI.

2 Esto tiene una fuerte implicancia en todo lo que respecta a la posibilidad de una metodología del psicoanálisis, porque pensar una metodología es pensar en un lenguaje que sería capaz de regir otro lenguaje, entonces plantear que no hay metalenguaje quiere decir que, en todo caso, cada discurso genera o produce en su producción misma su método; el psicoanálisis en su producción misma produjo su método que es el de la regla fundamental esencialmente).

3 (el ej. de Quine: "Tai Yin come siempre con palillos", no quiere decir que el pobre chino se pasa toda la vida comiendo, sino que cada vez que come lo hace de ese modo. Del mismo modo: "un niño bien educado se comporta en la mesa" es el enunciado de un universal ).

4 J. Lacan. "La logique du fantasme" inédito Clase del 16-1-66.

5 ¿Tomará la lengua en cuenta esta constatación de la lógica? Cuando leemos en el diario "el sol sale" o "se pone" a tal hora apreciamos que varios siglos, y la aceptación ‘universal’ de ciertas premisas no bastan para que se ponga al día.

6 San Pablo, refiriéndose a Epiménides, le bastó decir que todos los paganos mienten sin demostrar el menor gusto por la paradoja. Es decir, no importa lo que Epiménides diga. A él no le importaba para él la verdad era Cristo.

7 J. Lacan. L’acte psychanalytique. Inédito. Lección del 17-1-1968. Pág. 92

8 J. Lacan El objeto del psicoanálisis, inédito. 1965-66

9 J. Lacan. Reseñas de enseñanza. Ed. Manantial. Pág 38.

10 El carácter cesible del objeto es un tema que ocupó a Lacan desde los comienzos de su enseñanza pero que sólo alcanzó su formalización conceptual en el seminario 11. Allí se puede leer que en la operación de separación no se trata de la separación del Otro sino de la separación del objeto. Esta separación permite el rescate de la afánisis propia de la alienación. A partir de aquí el sujeto opera con su falta respecto de la falta del Otro.

En el terreno de la pulsión escópica ese carácter cesible del objeto induce la escisión, la separación que Lacan llama esquizia del ojo y la mirada. La esquizia del ojo y la mirada implica la exterioridad de la mirada (objeto) respecto del ojo (órgano).

11 Boole, por su parte, consideró como universo del discurso la llamada "clase universal", simbolizada por la letra V, a la cual pertenece todo. El universo del discurso se define como la clase de todos los x tales que x = x.

De ahí el acento puesto por Lacan de que "no hay universo del discurso", a partir de que "el sigte no puede significarse a si mismo", es decir, la imposibilidad de que x = x.

Posteriormente a Boole, se tendió a considerar la formula del universo del discurso como un universo lingüístico o conceptual, en tanto caracterizado por cierto modo de ser. En otras palabras, se tendió a considerar que todo término que posee una connotación posee asimismo una denotación, no importando para el caso si el "objeto" es real o no. Así tendríamos tantos universos del discursos como modos de ser, y viceversa.

Se articula con esto, la teoría de los mundos posibles, que no dejan de ser diferentes modos posibles de ser.)

12 Rabinovich, Diana. Curso inédito sobre el fantasma 1989.

13 J. Lacan. L’acte psychanalytique. Inédito. Lección del 17-1-1968. Pág. 92.

14 Observando que esta verdad: yo pienso, luego yo soy, era tan firme y tan segura que todas las suposiciones màs extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzqué que podìa aceptarla, sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba" Discurso del método. Fundamento de la metafísica. Se trata del uso metódico de la duda.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 17 - Julio 2003
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