|
Introducción
La ética del psicoanálisis se basa en el discurso y en la experiencia del proceso psicoanalítico. Se apoya en el reconocimiento del "sujeto" del inconsciente como "sujeto de deseo". La asunción del deseo es la causa de la singularidad y la diferencia del "sujeto" respecto del resto de los seres humanos.
Las instituciones psicoanalíticas deben proponerse como objetivo la creación y el mantenimiento de un espacio que permita la producción y reconstrucción de la teoría psicoanalítica y de su práctica. Deben constituirse en un espacio simbólico en el que puedan tener lugar los intercambios de ideas entre analistas. Todos los miembros de la institución deben aceptar estos principios éticos. Debe evaluarse frecuentemente si la relación institucional que domina este espacio interfiere o genera dificultades respecto a la práctica del psicoanálisis. Los objetivos de la institución revelarán sus principios éticos, mientras que sus objetivos sociales darán cuenta de su política. Deseo enfatizar que una institución y su política (objetivos sociales) debe estar orientada por los mismos principios éticos que se aplican al psicoanálisis. Como consecuencia inmediata, el entrenamiento de los futuros psicoanalistas y la divulgación del pensamiento hacia el "mundo externo" deben regularse, también, por los mismos principios éticos. Debido a esta ligazón entre la ética del psicoanálisis y la de las instituciones, podemos afirmar que en psicoanálisis no se trata de entrenar o enseñar sino más bien de una transmisión a través de los efectos del fenómeno de transferencia, y que por lo tanto queda excluido del saber académico. (En la Universidad pueden enseñarse teorías y técnicas psicoanalí ticas pero, no importa qué tan buena sea la enseñanza, ésta por sí misma no dará nacimiento a un analista.
En mi opinión, la ética del psicoanálisis no está representada por prerrequisitos, normas o reglas, sino por algo que se basa en las condiciones que promueven la producción y reproducción de su objeto teórico, es decir, del "sujeto del inconsciente como deseo, singularidad y diferencia".
La IFPS
La Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas (IFPS) fue fundada en 1962, guiada por el objetivo de intensificar los contactos científicos y personales así como el intercambio de puntos de vista entre sociedades psicoanalíticas independientes mediante una discusión libre acerca de la teoría y práctica psicoanalíticas, a través de publicaciones conjuntas y experiencias compartidas respecto de temas relacionados con la formación profesional.
Marja Lindqvist, Secretaria General de la IFPS, dijo en un trabajo titulado "La contribución científica de la IFPS dentro del campo del movimiento psicoanalítico'', que la sola existencia de la Federación tiene un valor por sí misma. La IFPS es una alternativa internacional a la IPA que ofrece una mayor libertad al psicoanálisis y contrarresta la tendencia a sostener un pensamiento centralizado. La Federación ha dado a aquellos analistas que no quieren o no pueden participar en la IPA la posibilidad de intercambio científico con puntos de vista pluralistas dentro del pensamiento psicoanalítico, lo cual tiene, desde luego, sus pros y sus contras. La IFPS es una alternativa a la IPA.
Quiero subrayar el término alternativa, que se repite dos veces en su discurso. En el diccionario puede leerse: "Alternativa (adj): que permite la elección entre dos cosas o que uno entre varios debe ser elegido". Desde un punto de vista lógico, estos dos objetos (instituciones) deben ser diferentes entre sí; no sería lógico realizar una elección entre dos objetos idénticos. Llegamos así a la cuestión que constituye el título de este trabajo: ¿cuáles son las diferencias entre la IPA y la IFPS que justifican esta elección? ¿En qué sentido la IFPS es diferente?
Marja Lindquist utiliza dos términos para responder a esta pregunta: libertad y pluralidad. Creo que en el pasado, estos términos podían ser respuestas adecuadas, pero en nuestros días, ¿ podemos sostener el mismo punto de vista? Si observamos encontraremos muchas posiciones diferentes en el pensamiento psicoanalítico de las diferentes instituciones integrantes de la IPA, incluyendo diferentes posiciones teóricas dentro de las mismas instituciones. ¿No es eso un signo de pluralismo? Y esta coexistencia de diferentes teorías y prácticas correlativas: ¿no es también un signo de mayor libertad? Pero, esta permisividad en el campo de las teorías coexiste con una y rigidez y una postura conservadora en la organización burocrática de la institución, incluyendo las categorías jerárquicas de sus miembros. Se selecciona entre los candidatos a aquellos que pueden tomar un paciente en análisis según que su síntoma principal sea o no su deseo de ser analista. Se determina quién estará a cargo de supervisar a los futuros analistas. Este tipo de organización se hace posible sosteniendo la fantasía de que un miembro puede ser "más analista" que otro. Al finalizar un análisis, un analizando puede convertirse en analista, y en el campo psicoanalítico, la única cuestión fundamental es ser o no ser analista. El lugar de un psicoanalista es idéntico al de cualquier otro que esté en esa posición, aunque cada uno es singular y diferente de todos los demás. Es verdad que en una institución hay analistas con más experiencia o cualidades o talento que otros para la supervisión o para la enseñanza, pero esta diferencia simbólica en términos de derecho, no autoriza la creación de un sistema jerárquico en el campo social de la realidad institucional. Esto lleva a la formulación de una política con la consecuencia ideológica de establecer si un analista es más importante que otro.
Esta organización burocrática va directamente en contra de la experiencia transgresora del inconsciente. La consecuencia inmediata es el establecimiento de reglas, muchas de las cuales interfieren directamente en los análisis personales de los candidatos, imponiendo prerrequisitos, determinando la frecuencia de las sesiones, el tiempo de cada sesión, la duración del tratamiento, evaluando a los candidatos, determinando caminos imaginarios que el "candidato" debe seguir para convertirse en "graduado". Muchos autores resumen esto diciendo que la organización burocrática influye sobre la emergencia de nuevos analistas en tal grado que ellos resultan normatizados, homogéneos, "obedientes" y no creativos, es decir, "normópatas"
Debemos recordar que muchos analistas importantes como Balint, Ferenczi, Bernfeld, Lacan, Piera Aulagnier, entre otros, fueron extremadamente críticos respecto de esta clase de proceso de entrenamiento; a pesar de lo cual, no se vieron cambios visibles dentro de las instituciones. Recordemos la crítica de un importante analista tradicional: Balint. Él decía que este proceso de entrenamiento generaba en el candidato una identificación con el analista didacta, quien también representaba a la institución. Esta identificación llevaba al candidato a la introyección de un Superyó capaz de influenciarlo durante el resto de su vida.
Otra consecuencia era la abolición de los conflictos o rupturas y el establecimiento de una regla de obediencia y de silenciosa resignación y conformidad. Como digo en mi introducción, debe existir una sólida unión entre la ética del psicoanálisis y la institución y su proceso de "entrenamiento". Es así que el final del análisis no debe ser diferente del final del proceso de "entrenamiento". Al finalizar un análisis, el individuo debe ser capaz de lidiar con sus deseos inconscientes, capaz de reconocer su propia singularidad y diferencia respecto de los demás, y los límites impuestos por la castración. Debe también reconocer y aceptar la finitud de su vida y la inevitabilidad de la muerte siendo capaz de apostar a la vida, aunque ésta no ofrezca garantías ni caminos prefijados que deban seguirse. Esto parece ser lo opuesto, tal como lo apuntaron muchos críticos, a lo que generalmente ocurre al finalizar un proceso de entrenamiento. Se dice que el producto final de un proceso de entrenamiento es la homogeneidad, la falta de diferenciación, la seguridad, y un camino bien mojonado que permite al candidato seguir sin dudas, seguro de haber alcanzado el bien supremo, si no la verdad. S in duda, algo bastante similar a una experiencia religiosa.
Un ejemplo de la importancia de estos parámetros y de las reglas acerca de la importancia del pensamiento psicoanalítico, es el incidente sucedido en ocasión de la exclusión de Lacan de la lista de analistas didactas de la IPA, con su consecuente separación de la misma. En este caso, el problema principal no era sus ideas sino sus transgresiones a las reglas acerca de la frecuencia y duración de las sesiones. Quizás también el hecho de que más del cincuenta por ciento de los candidatos de París lo elegían como su analista didacta.
Salvo que pensemos que este modelo rígido alcanzó la perfección y como consecuencia, que no hay necesidad de modificarlo o transformarlo, debemos tratar de averiguar las razones por las que se ha mantenido durante tantas décadas. Una de las características de la IPA es que existe una compleja estructura para legitimar y validar un instituto a fin de que pueda pasar a ser miembro. Pienso también, aunque no estoy seguro, que muchos de estos institutos estuvieron originalmente bajo la dirección de un analista didacta perteneciente a la IPA. Es obvio que el proceso de identificación crea una deuda simbólica poderosa, que nunca puede ser saldada. Esto aumenta enormemente el control y el poder, no solo del "Gobierno Central" sino también el de los gobiernos regionales. Existe una posibilidad real de que las transgresiones a las normas institucionalizadas, sean castigadas mediante una intervención o aun mediante la expulsión de una sociedad miembro.
En este punto hay una diferencia en lo que respecta a la IFPS. Puedo dar un ejemplo. En el Círculo Psicoanalítico de Minas Gerais, una federación brasileña con cuatro sociedades miembros, el proceso de formación varía en las diferentes sociedades. En 1987, una de ellas realizó un cambio radical en su modalidad de formación, cerrando el instituto tradicional y creando en su lugar un "Foro de Psicoanálisis". Se presentó un informe sobre esta experiencia en el Foro de Florencia de la IFPS. Esta comunicación no causó problemas ni surgió ninguna amenaza de interferencia por parte de la IFPS como hubiera sucedido con la IPA.
En octubre de 1995, en el volumen 4 Nº 3 de la revista de la IFPS se publicaron tres artículos sobre distintas formas de pensar y practicar la formación en psicoanálisis y se mostró que otra sociedad brasileña, el Círculo Psicoanalítico de Río de Janeiro, había adoptado el mismo modelo del Foro, que es completamente distinto del tradicional. La IFPS fue capaz de tolerar las diferencias entre estas sociedades miembros. Tales diferencias facilitan la confrontación y el intercambio de ideas y prácticas y permiten el desarrollo del psicoanálisis.
La IFPS fue fundada en 1962, cuando según Roudinesco, el movimiento psicoanalítico había alcanzado el estado de profesionalización del métier y los estatutos de la IPA constituían posiblemente un modelo consagrado para sus fundadores. Parece que los estatutos de la IFPS no eran tan rígidos pero seguían los mismos principios que los de la IPA. Sin embargo, se dio una diferencia importante, ya que la organización burocrática de la IFPS nunca alcanzó el poder suficiente para interferir con las sociedades miembros, probablemente porque había una diferencia significativa en la forma en que esta última fue fundada. Se reunieron cuatro instituciones diferentes con sus propias historias, sus procesos originales de formación, y sus inclinaciones teóricas, para crear una institución psicoanalítica internacional que pudiera constituir una alternativa respecto de la IPA. Hasta donde yo puedo entender, estas instituciones no tenían ninguna deuda simbólica respecto de la nueva institución. No eran los "herederos', sino los "progenitores" de la nueva Sociedad Internacional. Habían elegido este nuevo "objeto" en el sentido freudiano de la elección de objeto y no se relacionaban con ella según un patrón de "identificación con el objeto", como había sucedido con las instituciones miembros de la IPA.
Sucesivamente se fueron sumando miembros de la misma manera. Se trataba de instituciones ya establecidas que eligieron la IFPS por diferentes razones, pidiendo su "afiliación", o la legitimación internacional. En estos casos existe algún tipo de deuda simbólica, pero de naturaleza distinta de aquella que soporta una institución que debe su nacimiento a otra, como en el caso de las sociedades que pertenecen a la IPA. Estas nuevas instituciones gozan de libertad e independencia respecto de la organizació n central. Su pertenencia a la IFPS no es una cuestión de vida o muerte. Pueden, en cualquier momento, evaluar su membrecía y decidir continuar o no con su "afiliación".
Citaré otro ejemplo de mi propia institución, el Círculo Psicoanalítico de Minas Gerais. En el momento de nuestra afiliación, los últimos directores del Círculo pensaron que una afiliación internacional sería una acción defensiva frente a las presiones y amenazas que la regional de la IPA ejercía en Brasil. En aquel momento la IPA intentaba obtener el monopolio del psicoanálisis, entre otras cosas, tr atando de influenciar al Congreso brasileño para que aprobara una ley reconociéndola como la única institución capaz de formar nuevos analistas, y a sus miembros como los únicos profesionales habilitados para ser llamados psicoanalistas. Fallaron en esta empresa. La solicitud de afiliación a la IFPS por parte del Círculo implicó el requerimiento de una insignia imaginaria que legitimara a la sociedad para defenderse de sus "enemigos". Este tipo de afiliación puede ser útil para propósitos tales como la lucha por prestigio, la competencia en el mercado, la oferta de garantías para los nuevos candidatos que buscan formación analítica, o la posibilidad de ser seleccionados en convenios con la Seguridad Social. Sin embargo, dudo que esto contribuya al desarrollo del pensamiento psicoanalítico. Nos llevó largo tiempo darnos cuenta de que la legitimación por parte de una institución psicoanalítica no viene de los otros sino del "Otro", del registro simbólico. La legitimación de una sociedad analítica puede ser posible solamente a través de su producción teórica y práctica y de la responsabilidad de sus miembros en la transmisión del psicoanálisis.
En nuestros días la cuestión de pertenecer a una organización nacional o internacional debería ser una cuestión de deseo y no de necesidad. El deseo de compartir distintos puntos de vista respecto de teorías y de la práctica clínica, el deseo de intercambiar experiencias en cuanto al proceso de "entrenamiento" (transmisión) y a la confrontación de nuevas ideas con las ya establecidas. Como no somos sólo psicoanalistas todo el tiempo, también existe un deseo de contactos personales y de oportunidades para hacerse nuevos amigos.
Para resumir, existe una gran diferencia entre el proceso de "Identificación", marca de la IPA, y el de "elección" que se da entre las sociedades de la IFPS. La relación regida por la necesidad y aquella regulada por el deseo conducen a patrones distintos de asociación tal como traté de describirlo.
Pensamos que el estatuto de la IFPS debe reflejar nuestra realidad institucional, es decir lo que la IFPS es realmente, una Confederación que ha sido capaz de crear y mantener un espacio que permite la producción y reproducción de teorías y prácticas psicoanalíticas. Ésta es la razón por la que sugerimos que lo referente a las reglas y normas, la cuantificación del proceso de formación, y la estructura jerárquica de los miembros deben desaparecer de los estatutos. En nuestros días, estos tópicos han sido utilizados en los procedimientos de admisión de los nuevos miembros como un intento de discriminar instituciones psicoanalíticas de las no-psicoanalíticas. Debemos asumir que éste es un argumento muy débil, que solamente muestra nuestra dificultad para definir los conceptos acerca de lo que es el psicoanálisis. Deberíamos tratar de enfrentar esta dificultad en lugar de escapar de ella mediante mecanismos de negación.
Concluyo, entonces, respondiendo a la pregunta inicial, afirmando que hay una diferencia entre la IFPS y la IPA y que debemos ser suficientemente valientes para explicitarla en nuestros estatutos.
Notas
(1) IFPS: International Federation of Psychoanalytic Societies - Federación Internacional de Sociedades Psicoanalíticas.