Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Sobre los efectos subjetivos de las tecnologías
A propósito del desfibrilador y otros dispositivos
Sara E. Hassan

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Estas líneas surgen a partir de un intercambio de ideas con cardiólogos, a propósito de una preocupación sobre los posibles efectos subjetivos en pacientes con patología cardíaca específica a quienes se implantó un desfibrilador .

Considero que estas reflexiones pueden hacerse extensivas a otros efectos subjetivos relatados y planteados por pacientes y registrados casi subliminarmente, tímidamente diría, por profesionales médicos, en relación a otras patologías y a otras tecnologías llamadas "invasivas" del cuerpo, o, en fecha también muy reciente, por la posibilidad de instalación de microchips, etc.

Es evidente que el avance de la ciencia, sus descubrimientos, y la creación de nuevos e ingeniosos dispositivos tecnológicos, inciden de modo creciente y definitorio en la vida contemporánea de muchas personas, produciendo beneficiosos resultados en el ámbito de la salud o como en es el caso del desfibrilador, en el síndrome de Brugada, permitiendo la vida.

Existe, no obstante, un desfasaje entre el cómputo de esos beneficios y la evaluación, en su complejidad, de los efectos subjetivos. No me refiero aquí apenas a algunos problemas o inconvenientes técnicos regulables que, en definitiva, resultarían mínimos en relación a las ventajas obtenidas por el recurso técnico.

Se trata aquí de poder situar, en su conjunto, este desfasaje, especie de "jet-lag", por así decir, producido entre el momento en que la tecnología invasiva entra en acción y la respuesta subjetiva desencadenada a partir de aquella que, como se sabe, es personal, se mide en otro tiempo: a posteriori . Es decir, los efectos subjetivos son del orden de lo particular de cada uno.

Entre la velocidad de la técnología y las posibilidades - el tiempo - de respuesta del sujeto se genera un hiato con consecuencias diversas, a veces impredecibles. Tiempo significa aquí no sólo período medible ( cuanto tiempo ) sino "como" , calidad de respuesta.

Entendemos habitualmente la tecnología, en su condición de instrumento, de medio para lograr un fín.

Voy a tomar aquí algunas ideas del filósofo Martin Heidegger que permiten avanzar en esta cuestión, sobre la esencia de la técnica, , desarrolladas en conferencia del 18 de noviembre de 1953, en el Auditorium Maximum de la Escuela Superior Técnica de Munich, titulada "La pregunta por la tecnica".

Este filósofo diferencia entre lo que es técnico – el instrumento – lo que aparece en un primer plano, como elemento de dominio de la naturaleza, y por otro lado, la esencia de la técnica, que resulta de interrogar lo que ella causa, el modo en que ella produce algo. Es decir , su verdad –aléthéia, en griego, lo que por ella se revela o aparece.

Heidegger entiende que, esencialmente, la tecnología "revela", descubre algo, acometiendo a la naturaleza en un desafío o provocación que denomina "estructura de emplazamiento" (según una de las traducciones mas habituales al español del término específico, en alemán, Gestell ).

Emplazamiento, de emplazar, según el diccionario de la Real Academia Española, significa dar a alguien un tiempo (la cursiva es mía) determinado para la ejecución de una cosa. Citar a una persona en determinado tiempo y lugar, especialmente para que dé razón de algo. En Derecho, citar al demandado con señalamiento del plazo (otra cursiva ) dentro del cual necesitará comparcer en el juicio para ejercitar en él sus defensas, excepciones o reconvenciones. Emplazar, en otra acepción, es también poner una cosa en determinado lugar. Se usó primeramente hablando de las piezas de artillería.

Estas definiciones indican que el tiempo en cuestión es un tiempo dado desde una exterioridad determinada, decretado, podríamos decir.

Por otra parte, señala Heidegger que lo que se convoca o solicita es algo dado en forma inmediata, disponible en el emplazamiento, apto para ser demandado para otra solicitación. Lo así requerido

"tiene su propio lugar de estancia, su propia plaza,", su próprio estatuto, denominado por el autor Bestand

( en alemán), traducido como "mera subsistencia" o "existência", "standing reserve", según traducciones en diferentes idiomas, que no se recubren y acentuan diferentes aspectos del término, y dice n de un estado peculiar resultante del efecto tecnológico.

Si trasladamos estas reflexiones a la tecnología médica y sus efectos en el cuerpo, podemos encontrar elementos para pensar el interjuego y el compromiso de los tiempos, tecnológico y humano.

Es interesante que, desde estas perspectiva, la expresión misma "tecnología invasiva" resulta hasta cierto punto un pleonasmo o redundancia ya que, por definición la tecnología implicaría, en su esencia, una cierta coacción. Y esto, no porque la tecnología sea buena o mala sino por su propia condición, según vimos.

El efecto mas directo y verdadero, a nivel de la subjetividad, se comprueba en la clínica por el nivel de angustia producido en los sujetos sometidos al estímulo tecnológico , con sus concomitantes biológicos conocidos, "palpables" en la clínica. Lo que posiblemente no se conozca tanto, o más aun, se tienda a desconocer por falta de recursos para lidiar con ellos, son las mediaciones simbólicas, de lenguaje, de tiempo necesarios para la integración de un cuerpo extraño tecnológico. No parece tan obvio, según muestra la clínica, que todo deberá ocurrir "sin problemas", o sea, en absoluto silencio.

Asi , podemos pensar que la eclosión creciente de paroxismos de angustia, habitualmente conocida como "trastorno de pánico", no deja de tener relación con los múltiples acometimientos, tecnológicos o no ,a los que el sujeto contemporáneo está sometido. Estos convocan a una respuesta inmediata, desorganizada, del cuerpo : "patología", o respuesta auténtica de un sujeto ....sin tiempo?. O, de un modo mas extremo, respuesta de una época, de un tiempo sin sujeto.

Sara Elena Hassan

saraelenahassan@acheronta.org

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 16 - Diciembre 2002
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