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Parte III
Trabajando los conceptos sobre entrevistas clínicasI. INTRODUCCION
Las dos notas sobre investigación en Psicoanálisis anteriormente publicadas, "Pregunta bien formulada e hipótesis" e "Hipótesis correctas, fenómenos explicados", tuvieron por objetivo destacar la importancia de la precisión, rigurosidad y método en una investigación, a partir de los temas pregunta, hipótesis y título de la misma. (1)
Las "6 w", what, what for, while, whom, when, were, qué investigo, para qué, por qué, para quién, dónde y cuándo, fueron propuestas como andamiaje metodológico cuyo uso creativo pudiera orientarnos en diferentes momentos de una investigación y que se prueban aplicables al psicoanálisis teniendo en cuenta la especificidad que corresponde al campo tratado y que la investigación está presente en él ya desde la definición freudiana. Esta enuncia: "Psicoanálisis es el nombre de un método para la investigación de procesos anímicos eficaces inaccesibles de otro modo (inconsciente), de un método terapéutico de perturbaciones neuróticas basado en tal investigación y de una serie de conocimientos psicológicos así adquiridos, que van constituyendo paulatinamente una nueva disciplina científica". (2)
Fue situado el concepto de "pregunta bien formulada" como un tiempo privilegiado en una investigación y su posibilidad de manifestación producida por un quiebre o insuficiencia del saber precedente. La detección y encuentro con la falta de respuesta del cuerpo teórico en uso anuncia la apertura de un fértil campo investigativo nuevo. La pregunta expresa la no correspondencia entre el universo fenoménico que interpela al investigador y los conceptos que deberían explicar la producción de estos fenómenos, constituyéndose en el primer paso de un ordenamiento de referentes adecuados. Esta pregunta explicita los conocimientos previos preparatorios para la búsqueda que se emprende, referentes también presentes en las hipótesis.
Nos acercamos a un concepto profundamente ligado a la ética del psicoanálisis, elemento central para acceder a la pregunta bien formulada y pilar de la posición de un analista: concepto de abstinencia.
Antes de ir al mismo, presentaré al grupo de investigación con el cuál se realizó el trabajo que precipita ahora. Los casos clínicos con que ilustraremos la aplicación de alguno de los conceptos enunciados fueron aportados por el grupo en una de las primeras reuniones..
Por lo tanto, el siguiente escrito es de autoría compartida.
II. NUESTRA INVESTIGACION
El grupo constituido en marzo de 1998 fue convocado por el tema "Posición ética del psicoanálisis ante el malestar y la época ¿nuevas patologías?" (3)
Por ese entonces el interrogante disparador en los primeros encuentros (el 2001 ha comenzado con los mismos interrogantes modulados y profundizados) se planteó alrededor del trabajo del psicoanalista articulado en diferentes dispositivos: consultorio privado, hospitales, instituciones varias. ¿Son válidos los principios del psicoanálisis frente al contexto, a la época en la cual nos encontramos, próximos a recorrer un nuevo siglo? Dimos en preguntarnos si el cuerpo conceptual conocido hasta el momento se encuentra vigente para explicar teóricamente y llevar adelante el tratamiento de las nuevas patologías, y por cierto nos preguntamos si estas son tan novedosas.
Nuestro primer paso, ineludible, fue pensar la posición ética del analista. Así arribamos al siguiente punto.
III LA ABSTINENCIA
La abstinencia como principio operante definido por Freud, renuncia del médico a sus valores, creencias y deseos personales a fin de mejor escuchar al paciente, nos llevó a intentar determinar qué significaba dicha posición en la dirección de una cura y más precisamente en las intervenciones del analista.
La noción de abstinencia es tan fundamental que se puede decir que el Psicoanálisis encuentra en ella sus raíces y que propende a la sustitución de la satisfacción pulsional presente en el paciente dando la posibilidad de otros modos de descarga libidinal menos costosos en sufrimiento.
Nos aportó mucho a la comprensión del tema puntuarlo en el análisis de Nadia (4) que se había efectuado en las condiciones que menos adecuadas parecen: tenía sólo 13 meses, estaba en una Casa de Tránsito para niños, había pasado su vida entre hospitales e instituciones similares a la presente, separada de su madre por la tuberculosis de ésta. Nadia tenía el tamaño de un bebé de 8 meses y ninguna de las características de un niño de su edad en cuanto a relación con los adultos, otros niños, alimento, juego, etc.
Lo curioso es que su análisis es llevado a cabo por una profesional no psicoanalista destinada a la observación de la niña, profesional que carecía por entonces de todo conocimiento psicológico y recién comenzaba un análisis propio. Esto no deja duda de que las decisiones que toma desde el comienzo están sustentadas en la abstinencia como principio regulador de un análisis, y crean un analista al dar lugar a decisiones en el sentido de la ética aún sin saberlo ella misma.
Para comenzar se dice que por fortuna no estaba preparada para efectuar la "observación" de un bebé abandonado.
Luego decide: a) tener con ella una relación ajena a la crianza y no ofrecerse como sustituto maternal reconfortante, b) los otros adultos la manipulean sin hablarle, ella mantendrá la relación al nivel de la vista y de la voz, c) ser sensible tanto al rechazo de los cuerpos que la niña impone como a lo que pueda pedir, d) constituirse en el lugar donde Nadia pueda "comenzar a decir".
Pensamos que son decisiones difíciles pues el contacto con un bebé tan pequeño que no se desplaza compromete siempre al cuerpo, pero como decisiones ponen en juego el principio de abstinencia y tienen en cuenta la ética, ya que la vida pulsional de la niña tendrá un escenario para desplegarse.
Entre lo producido como respuesta a los temas "ética y abstinencia" en ese momento de nuestra investigación, entre otros escritos retornaron dos casos de niñas pequeñas, que trabajaremos en el punto V, para resaltar algunos conceptos que deseamos ubicar en la intervención de un profesional.
Desde la lectura del caso Nadia investigamos a partir de las inquietudes detectadas en nuestras reuniones grupales y sin supuestos previos. Profundizamos el tema de la pulsión y de allí en más "materialidad del lenguaje", "asociación libre", "escucha", "transferencia e intervenciones del analista", "ética y goce", "objeto a", trabajados a partir de lecturas de textos de Freud, Lacan y autores postfreudianos pues al comparar los estilos de intervención notamos que se producían diferentes resultados con los pacientes.
IV EL SEMINARIO XVII (5)
Guiados por la insistente pregunta del comienzo, "Etica y posición del analista", nos encontramos en la lectura de este seminario con la frase "histerización del discurso" y pensamos que aportaría elementos al tema que nos interesa: el psicoanalista y su intervención, lo que intentaremos ubicar en el análisis de los casos. Esta intervención en diferentes dispositivos de atención tiene directa relación con el concepto de "histerización del discurso", mencionado como el efecto que podría producirse en el paciente a partir de la presencia (función, operación) del analista.
El dispositivo analítico que dirige la cura hacia la histerización del discurso, logra relevar al síntoma como enigma y producir así la división del sujeto, dado que este no sabe la causa del sufrimiento que padece pudiendo quedar dirigida su pregunta, una vez producida, hacia el analista. Sin duda esto es algo de lo primordialmente llamado experiencia analítica.
En condiciones artificiales, simulando "un diálogo íntimo entre dos personas" (6), se produce el discurso histérico. El paciente abandona toda referencia y librado a la propuesta asociación libre, decantan significantes (son elementos del lenguaje, responden a su estructura, pero no confundir con vocablos o palabras), términos a los cuales está ligado el sufrimiento del sujeto en los síntomas que padece, que lo llevan tal vez a la consulta pero que son develados en otra dimensión, la transferencial, a medida que transcurre la experiencia analítica.
En el caso Nadia podemos apreciar el dispositivo instalado por la profesional cuyas decisiones se dirigen a dar posibilidad a la pequeña de instalarse como sujeto que investiga en un análisis.
Esos significantes producidos se relacionan con un saber inconsciente, saber que no se sabe a nivel consciente y que es lo que verdaderamente trabaja a espaldas del yo.
Desde el punto de vista del analista, consideramos su saber como "saber sabido" (conocimientos aprendidos, lo obtenido en su propio análisis y en los estudios e investigaciones efectuadas, incluyendo su práctica previa) y como "saber inconsciente" (lo que no se sabe respecto al paciente), punto en que se produce el encuentro de trabajo posible entre ambos.
El deseo del analista como función promueve que el paciente siga hablando. De esta manera el analista se ubica como objeto "a", causa de deseo.
La experiencia del psicoanálisis es del orden del saber y no del conocimiento, ya que se trata de la irrupción en el marco de las frases de lapsus y tropiezos en los que se manifiesta el trabajo del inconsciente, que da cuenta de un saber no sabido.
Iremos entonces a las viñetas donde intentaremos ubicar cuatro momentos: quiebre de saber, abstinencia, tratamiento del lenguaje e histerización del discurso, hitos pertinentes en una investigación clínica, objetivo único de toda teoría.
V. LOS CASOS
M., niña de siete años y medio, vive con su madre y su perro en un departamento al cual se mudaron cuando falleció su padre. Teniendo cuatro años de edad se produce el deceso de éste por un aneurisma cerebral. El padre había sufrido, en períodos anteriores a la muerte, fuertes dolores de cabeza.
M. presenta un síntoma de dolor de cabeza que aparece de improviso, a la mañana, a la tarde o a la noche sin explicación alguna.
a) Quiebre del saber
La madre de M. decide consultar a una psicóloga de niños luego de haber consultado al pediatra, al neurólogo y al oftalmólogo. La niña se encuentra físicamente sana.
En la entrevista la madre de M. cuenta a la psicóloga los inconvenientes que padece la niña: dolor de cabeza y asiduidad para orinar. También su insistencia sobre el tema de querer tener un hermanito.
b) Ratificación del quiebre del saber; "saber sabido" y "saber no sabido".
La psicóloga dice a la madre que cree que el problema de M. no es grave pero que tiene que verla para saber de qué se trata, (saber no sabido).
Si la madre está dispuesta, ella verá a la niña en varias sesiones.
Ante la pregunta "¿va a efectuar un psicodiagnóstico?" la psicóloga contesta que no, que simplemente va a ver a la niña (saber sabido).
c) Una intervención con efectos.
En una entrevista a solas con la niña, ante la insistencia de ésta de seguir dibujando, la psicóloga le dice que finalizó el tiempo, que tiene que marcharse y que volverán a verse la semana entrante.
Marca la interrupción y la alternancia presencia-ausencia en una secuencia, la de las entrevistas.
La niña propone, en la siguiente entrevista jugar al juego de dibujar algo dejándolo incompleto, para que el participante que sigue lo complete.
Ratificamos que la intervención ha tenido efectos de interpretación, espera en el juego que otro responda agregando un elemento que ella no conoce. Puntuemos un conato de histerización discursiva.
En otra entrevista, M. lleva flores a la psicóloga. Ella le pregunta "¿por qué flores?"
La intervención en forma de " el tiempo terminó " o "¿ por qué flores ?", produce una conmoción, un giro en el discurso del sujeto, cambio de posición que descoloca, divide, no cierra.
Verificamos momentos del tratamiento del lenguaje: interrupción de la producción (dibujo), formulación de preguntas, ratificación de que verán la próxima semana, instalando una continuidad de la posibilidad de hablar. Secuencia significante que implica continuación y cortes.
Debemos subrayar que con respecto a la evaluación la psicóloga decide confiar en el encuentro personal, invitando a hablar, sin psicodiagnóstico (donde los resultados pudieran calcularse en forma mecánica).
d) Continuación del tratamiento, ratificación del saber del profesional.
La madre de la niña asiste al consultorio para recibir el resultado de las entrevistas. La psicóloga le manifiesta que M. es una niña muy inteligente y madura para su edad pero presenta ciertas cuestiones (puntualiza las mismas) que pueden resolverse a través de un tratamiento. Sugiere a la madre de M. que piense qué quiere hacer al respecto.
Ante la pregunta "¿cuánto tiempo va a durar el tratamiento?" la psicóloga responde que no existe un tiempo determinado, que cada persona necesita un tiempo diferente pero que siendo M. una nena muy capaz los problemitas que presenta son perfectamente solucionables.
G. niña de ocho años y siete meses, vive con su padre, su madre, su hermano menor y un perro.
Presenta un tic, pestañeo constante, en determinados momentos con mayor intensidad. Cuando mira televisión deja de pestañear. Dice sus compañeros se ríen y se burlan de ella porque es judía y por su tic.
a) Quiebre de saber
La madre de G. decide consultar con un psicólogo, después de haber consultado al pediatra (quien la deriva) y de haber encontrado negativa por parte de su esposo y los abuelos maternos.
G. dice que no va a ir y que no piensa contar nada a nadie (¿nada sobre qué?... reconocimiento de que algo le acontece).
b) Ratificación del quiebre del saber
El psicólogo explica a los padres que hará un psicodiagnóstico que le mostrará cómo se encuentra G.
Ante su pregunta "¿sabés por qué estás aquí", G. responde que lo ignora. Luego dice que está allí porque tiene algo en los ojos y porque los chicos se burlan de ella en la escuela porque es judía y se le mueven los ojos.
c) Los efectos de una intervención
El psicólogo pide a G. que dibuje a su familia. G. dibuja a mamá, a papá, a sí misma, al hermano y al perro. Le pide que dibuje la familia que le gustaría tener. Dibuja a mamá, a papá, a sí misma y al perro.
El psicólogo comenta a la abuela de la niña los dibujos y la omisión del hermano. Agrega que G. no quiere tener al hermano en la familia y que existe un conflicto grande con éste.
G. llora diciendo a su mamá que no había dibujado al hermano y que se siente mal por eso, no sabe por qué lo hizo ya que lo quiere mucho.
En dos entrevistas más el psicólogo manifiesta a la madre de G. que ésta no presenta grandes dificultades. Es un estado transitorio, el tic va a desaparecer y según muestra el psicodiagnóstico, G. no presenta otros inconvenientes.
La comparación de ambos casos nos permite ver el diferente tratamiento de la materialidad del lenguaje, la facilitación de la histerización del discurso, la práctica de la abstinencia y la respuesta al saber en falta. En el segundo caso, la devolución que hace el profesional no se corresponde con la lógica de sus intervenciones. ¿Para qué preguntar a la niña si sabe por qué se encuentra allí si no trabajará a partir de su respuesta?
Cabe además cuestionar la interpretación de los dibujos, pues no hay elementos que habiliten dicha intervención que de todas formas tiene efectos en la niña pues la transferencia comenzaría a desplegarse.
VI CONCLUSIONES
Habiendo abordado con todo detalle cada uno de los temas en los años anteriores, el trabajo del grupo continúa de dos maneras. Por un lado con un estudio detenido del Seminario XVII de Lacan con lecturas a las que sea necesario recurrir partiendo de los interrogantes que nos propone, y por otro con la atención clínica, muy amplia en cuanto a los motivos de consulta por los que somos requeridos y a los que respondemos. Respecto a nuestras intervenciones estas se encuentran siempre fundadas en la investigación en la que continuamos profundizando.
NOTAS
(1) M. Toppelberg. Notas en Periódico Campo Grupal, Números de Julio y Agosto.
(2) S. Freud "Dos artículos de enciclopedia" pto I titulado "Sistemática", Biblioteca Nueva., Madrid 1980.
(3) Adicciones, patologías alimentarias, enfermos orgánicos, etc.
(4) R. Lefort "Nacimiento del Otro", Paidós, Barcelona 1983.
(5) J. Lacan, "El reverso del Psicoanálisis", Paidós 1992
(6) S. Freud "Iniciación del tratamiento", Biblioteca Nueva., Madrid 1980.