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La intención de mi participación hoy, que será breve, es presentar el libro de Guy le Gaufey, "Anatomía de la tercera persona", en nombre de edelp que es la editorial de la école lacaninenne de psychanalyse. Y tenemos el gusto de hacerlo de la manera en que al comité de edelp le parece, o nos va pareciendo en los últimos tiempos, luego de algunos ensayos y pruebas la manera mas adecuada. Por un lado con la presencia del autor. Y por otro con la realización de un trabajo efectivo de debate e interlocución con el texto. Cosa que está llevando a cabo estas jornadas que realiza Opacidades, nueva revista de nuestra escuela editada en Buenos Aires, cuya aparición saludamos calurosamente.
Es el tercer libro de Guy le Gaufey que editamos y éste lo hemos hecho en coedición con Epeele editorial de la escuela en México.
Este libro es de una actualidad diría casi urgente, lo era en el momento de su aparición en Francia en 1998, pero por esas paradojas de lo escrito adquiere según mi entender una actualidad más actual si la expresión quisiera decir algo, con los últimos acontecimientos que sacuden a la comunidad analítica toda. Y respecto de la Argentina ante los movimientos de algunas instituciones que a través de la famosa carta a la legislatura, solicitaron el reconocimiento del estado al psicoanálisis como perteneciente a la salud mental.
Hecho extraño no? Si acordamos con la tesis de Guy que recorre todo el libro. Que yo podría expresar así, citándolo. "La relación del analista y del estado es de una estricta exterioridad". La palabra estricta no deja dudas.
La pregunta que se me presenta en este caso, esa exterioridad estricta de la que habla Guy le Gaufey, no se cumple tambien para el psicoanálisis y la salud mental? Entonces la carta a la legislatura, de algunas instituciones, (por suerte solo algunas), conlleva bastantes problemas, el reconocimiento del estado, el titulo de grado y la inclusión en el campo (si es que constituye campo) de la salud mental. Otra vez, como dije en otro lado se cayeron del campo freudiano?
Hay al menos una excepción a esa regla que marca Guy cito "Porque están todos de acuerdo sin tener que consultarse los analistas de las más distintas posiciones cuando se trata de su relación con el estado? La respuesta es a causa de la transferencia". Y esta es la tesis central de la obra. Entonces si ni es el estado el que autoriza el que fiscaliza y vigila el ejercicio correcto, incluso ético del psicoanálisis, si el psicoanálisis no es una profesión. Quién autoriza al psicoanalista?. Bueno y aquí nos encontramos con la famosa frase de Lacan, "el analista no se autoriza más que por el mismo" y algunos otros, recuerdan algunos para tranquilizarse y tranquilizar a los otros.
Ni el estado ni el psicoanálisis pueden dirigirse a un tercero para legalizarse por eso se ignoran dice Guy.
Si ustedes leen con detenimiento la ley de salud mental que salió promulgada por la legislatura, verán que una vez más esta estricta exclusión antes citada se cumple. El estado excluye ignora en forma absoluta al psicoanálisis y al psicoanalista y se dedica a legislar sobre lo que debe legislar, sobre la salud mental, puesto que eso es lo que se proponía la ley.
En ese punto el estado no equivoca el lugar de su competencia.
Pero como es a causa de la transferencia Guy como nos tiene ya acostumbrados, digo bien acostumbrados realiza una extenso estudio, si cabe la palabra de la transferencia. Parece una obviedad, si se trata de psicoanálisis debe tratarse de la transferencia. Pero eso que debería ser una obviedad no lo es, parece que no es tan obvio. En la carta a la legislatura, no figura una sola vez la palabra transferencia y estamos habituados a leer textos psicoanalíticos, incluso algunos que pretenden estar situados sobre su práctica o sobre lo que llamamos psicoanálisis en intención, donde abundan las referencias psicopatologicas y la transferencia no figura.
Se hizo en Buenos Aires un coloquio que se llamo "Los giros de la transferencia", si fuera cierto que son necesarias dos vueltas dos giros para producir algo, quizás podríamos esperar que el acontecimiento de la aparición de este libro que hoy presentamos y estas jornadas fueran la segunda vuelta. Lo sabremos apres-coup.
Pero tambien entonces, podemos entender la lógica de la carta a la legislatura, si no es la transferencia lo que esta en el lugar de la causa, (explicar) digo para estas instituciones, entonces la estricta exclusión no se cumple para ellas, pero si para el estado.
En la vía de mostrar esta exclusión del tercero que podría autorizar, tanto al psicoanalista como al estado, el autor nos lleva de la mano por la historia de ese estado, desde las dos personas del rey, pasando por Hobbes y su persona ficticia, la historia de la representación, hasta llegar al estado moderno. Se podría estar o no de acuerdo con algunas de sus conclusiones desde el punto de vista político, sobre todo sobre sus conclusiones respecto a porque el terror, porque si bien es cierto que " el pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes" es decir vivimos en una democracia representativa, por estos lados eso trae a veces algunos problemas. Pero eso es otra historia. Sí, justamente otra historia la de América. Como tambien es otra lengua.
Entonces un detalle que quiero marcar como editora y que quizás sea un error no tenido en cuenta, salvo en la contratapa del libro, en el apartado "triplicidad de la tercera persona". Se trata de la personacion, estaría la tercera persona que puede decir yo o él, el ejemplo es "él me dijo que él vendría" y aquella que se llama neutra, "tácita", agrega el traductor, como en "llueve" traducción de "il pleut", bueno aquí hay un error. El verbo llueve es lo que se llama un verbo impersonal, solo se conjuga en tercera persona y su sujeto no es tácito es inexistente. El sujeto es tácito en español justamente cuando puede decir yo o él, recuerdan la regla que nos enseñaban en el colegio, para averiguar el sujeto de una oración la pregunta era Quien realiza la acción?
En el caso de llueve no hay respuesta, el sujeto no es tácito, ni es neutro: es inexistente. Y el verbo es impersonal.
Hago esta aclaración, que marca una falta en esta edición, no por el hecho de reconocer nuestros errores. Si no para mostrarles, que como Guy señala muy bien, conviene ser cuidadoso en el pasaje de lenguas y parece que los analistas nunca estamos del todo advertidos de la enormidad que se juega en ese pasaje, digo de lo que no pasa en ese pasaje. Y si la invención de la persona ficticia Hobbiana, tiene consecuencias casi gramaticales dice Guy que convienen despejar, en el terreno de la personacion, quizás este detalle no sea tan descuidable. Ya sabemos todos los ríos de tinta que se vertieron por estos lados, a propósito de la tercera persona, el "luí", del francés, tambien inexistente en español y para seguir con la gramática. el futuro anterior. Que tambien es un lío para nuestra lengua. Entonces me apropio de una frase de Juan Carlos Piegari en el articulo que publica opacidades, frase que es respuesta a una pregunta, "no tan mecánico". No tan mecánico tampoco en la traducción.
Será que estos detalles gramaticales que intento marcar, tienen alguna incidencia en la autorización, será que algo de la representación es tocado en estas diferentes formas en las dos lenguas? Si me dejan delirar un poco, tendrá algo que ver la lengua en algunos hechos políticos de este lado del mar, tendrá algo que ver con eso la carta a la legislatura? Quizás no, pero en todo caso el libro de Guy le Gaufey es a mi entender una cita imprescindible para dilucidarlo.
Nos muestra además todo el tiempo en su escritura, y en particular en "Anatomía de la tercera persona" que ni es tan mecánico, ni tampoco se trata de hechos de aparición fulgurante enceguecedores y repentinos.
Tanto en el psicoanálisis, es decir en la transferencia, como en la constitución del estado. Es un ejemplo de método esto que hace Guy le Gaufey, el de mantenerse siempre en ese difícil borde, ese borde que yo llamo: "El psicoanálisis no cesa de no ser una ciencia".
Mantenerse en ese difícil borde lo hace pertenecer sin vacilación, no a sí mismo, sino a un campo el freudiano.
Bueno solo me queda invitarlos a leer el libro, para los que todavía no lo hicieron, agradecerle a Guy el habernos confiado una vez mas su publicación y a Opacidades la posibilidad de estas jornadas.
Ver también reportaje a Guy Le Gaufey en este mismo número de Acheronta