Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura

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El asunto no comienza sino a partir de La Melancolía.
J. Lacan
L'analyste et son deuil.
28 de Junio de 1961

 

En estas épocas donde el impreciso término depresión inunda el universo simbólico contemporáneo y la clásica melancolía va desapareciendo, en estas épocas, un sitio dedicado a ella... Así reza la primera presentación de este Sitio, que como una sección de Psicomundo desde abril hemos puesto en línea

Si hay un significante que pueda convocar al psicoanálisis, psiquiatría, literatura, poesía, pintura, música, escultura, religión e historia, sin dudas que uno de ellos es " Melancolía".

Es cierto que un significante no significa nada, y eso mismo es lo que en parte sostiene "El sitio de la Melancolía", un texto, un lugar en este caso, que hace pretexto para poder reunir personajes tan disímiles como Lacan, Gauguin, Bach, Althusser, Freud, Kierkegaard, Nerval, Dalí, Milton, el DSM-IV, Rilke, Nietzsche, Kristeva, Durero, Abraham, Munch, Freddie Mercury, Ciorán, Kraepelin, Bukowski, Don Quijote, Goya, Tolstoy, Mishima, Picasso, Cioran o Charly García.

Si hemos elegido ese nombre, es porque su alcurnia se remonta en tiempo, conceptualizaciones y significaciones mucho más que el de depresión, que recién aparece con uso más o menos preciso a mediados del Siglo XIX y en ocasión de la ideas capitalistas.

La melancolía, si algo puede ser, será negra, más aun, una secreción glandular negra. Porque así lo entendían los griegos crearon la palabra melagcolia (melanjolía). Que está formada por melas (negra) y khole, que significa bilis, hiel. En latín prefirieron la forma melancholia -transcripción del término griego-, al latino atra bilis (bilis negra), del que se formó como cultismo el término "atrabiliario", que entró en nuestra lengua como galicismo, pero que no ha hecho fortuna.

Pero aun teniendo en cuenta que un significante solo vale en oposición a otro y también la llamada "subjetividad histórica" - eso que hace que en cada época y en cada pueblo se manifieste lo que Hegel llamó el Zeitgeist, es decir "el espíritu de los tiempos" -, sorprende que el término "melancolía" nombre en Occidente, desde hace 2500 años, por lo menos, dos aspectos perdurables de la condición humana:

Melancolía y Psyche

Por un lado un confuso cuadro psicopatológico que articula el duelo, la depresión, un tipo especial de disposición enfermiza, como diría Freud y en general todo lo vinculado a una pasión triste. En otras épocas del saber, se usaron otros términos que actualmente han caído en desuso: Por ejemplo "spleen" o "acedia" son expresiones totalmente extrañas a los oídos contemporáneos y sin embargo, durante siglos enteros tuvieron un sentido muy preciso y junto con la "hipocondría" y la "neurastenia" formaron parte del "entorno" de la melancolía.

Para los griegos melancolía significó desde el primer momento tanto el hecho fisiológico de la secreción y circulación por el cuerpo del "humor negro", como su resultado psicológico. Y aun cuando el uso de esta palabra se fue decantando cada vez más hacia su vertiente anímica, se agregaría el concepto de disposición o temperamento y entonces la misma palabra pasó a designar además una constitución con características propias que no era de por sí enferma.

Para intentar poner un orden precario y provisorio distinguiremos a) la "bilis negra" (melancolía), humor o liquido del cuerpo "normal" cuando estaba en una buena "crasis" es decir un estado corporal de mezcla armónica con los otros tres humores; b) la "melancolía enfermedad mental" discrasia de la bilis negra, caracterizada en los comienzos por "miedo y tristeza prolongados" síntomas a los que se fueron agregando otros tales como "insomnio", 'falta de ganas de vivir", "riesgo de suicidio" y muchos más; c) las diversas enfermedades corporales en las que también participaba un desequilibrio de la bilis negra (que también se llamaban melancolía) por ejemplo epilepsia o psoriasis entre muchas otras; d) la melancolía del temperamento - no necesariamente enfermedad aunque predisponía a ella, solía asimilarse a la iconología de Saturno y las saturnalias, en relación con la lenta y progresiva degradación de energías y la caducidad de la vida; y e) un estado de ánimo triste o pesimista transitorio.

Desde esa Melancolía griega hasta el pequeño apartado de los manuales psiquiátricos contemporáneos o los diversos intentos de conceptualización desde el psicoanálisis, ha pasado mucha agua bajo el puente: las pasiones, los afectos, la articulación entre falta y pérdida, el giro copernicano de "Trauer und Melancholie", la gran síntesis kraepeliniana de la psicosis maniaco depresiva, la explosión de los neurotransmisores, los innumerables pensadores a los que se le atribuye ese padecer, etc.

Así, estos párrafos intentan dar cuenta de la gran complejidad que como Babel intelectual, El sitio de la Melancolíapretende recoger.

Melancolía y Cultura

Por otro lado, si lo psicopatológico nos permite albergar hasta el momento más de 400 documentos y textos, no es menos el espacio dedicado a la cultura.

Desde siempre se ha relacionado la Melancolía, con la genialidad, el amor, la religión, la ciencia y con todos los ámbitos de la creación artística. El prestigio incomparable de los melancólicos ya fue recalcado por Aristóteles: "Los melancólicos son naturalezas serias y dotadas para la creación espiritual'' (Problema XXX, I), o el famoso anónimo: Non est magnum ingenium sine melancholia, o el aforismo de Fagus "Todos pueden estar tristes; la melancolía sigue siendo el gaje de los espíritus superiores", que retoma el espíritu creador de los iluminados por Saturno.

Ficino recupera el texto del Problema XXX, 1 y subraya la relación entre el sufrimiento de la melancolía y el genio. Es un hecho que constituye en sí mismo una verdadera revolución, no científica, pero sí cultural. Toma esa tradición olvidada en la Edad Media, la inscribe en la historia occidental, y desde entonces esa relación entre melancolía y genio, tristeza y literatura, va a ser fundamental en la cultura europea.

Así, alternando entre la creación y la enfermedad, el campo de la cultura no a dejado de regalarnos producciones brillantes. No lo son acaso, el fantástico Quijote, la inquietante melancólica de Edvard Munch, las estrofas que le dedicara Silvio Rodríguez, o El Desdichado de Nerval?.

Partiendo del grabado Melencolía I de Albrecht Durero en 1514 y sus múltiples interpretaciones, los creadores no han cesado de dedicarle obras en todos los campos del arte a la prestigiosa Dama Negra.

Como diría Rielo en relació al Señor de la Mancha:

"La melancolía presenta dos características: patológica y mística. […]. La melancolía quijotesca y por tanto cervantina, es verdaderamente mística. Su síntoma místico se prueba por su inmensa capacidad creadora; al contrario, la patológica anula la creatividad en todos sus términos."

La melancolía es tal vez la metáfora romántica de la creación, la soledad, la tristeza y la sublimación con relación a estos dos reales imposibles: sexo y muerte. Sin esta peculiaridad es difícil concebir esas formas románticas y modernas de cultivar deliberadamente el humor adusto y de valorar positivamente el dolor que producen la cercanía de la muerte y la lejanía del amor. Esta gran mutación moderna de la melancolía ocurre primero en sus dimensiones mitológica y literaria y luego pasará al resto de las disciplinas artísticas.

Será tal vez por eso que infinidad de pinturas, poemas, escritos, esculturas llevan el sugestivo título de "Melancolía"?, una forma de dar cuenta de esta falta radical del sujeto que el arte permite bordear. Paradoja brillante que permite que la adustez de un Picasso, de Dalí, de Burton, de Sábato o de Van Gogh nos regale la belleza de un objeto nuevo.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 13 - Julio 2001
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