Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El fluido de la tercera persona
Guy Le Gaufey
Traducción : Susana Rizzo

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Las relaciones del psicoanálisis y del poder del Estado tienen una larga historia, y cualquiera sea la forma que éstas hayan tomado en el transcurso del tiempo - sea el temor ansioso de los psicoanalistas enrolados en las Seguridades Sociales u otras; sea que se les haga pagar el Impuesto a las Ganancias, etc... ciertamente, algunas cosas podían, a veces, deslizarse en ese sentido, pero a lo largo de estos años, no veía cómo se podía avanzar en este asunto, si no se estudiaba, de más cerca, este hecho, pues, o bien, se olvidaba la especifidad del psicoanalisis, o bien, se olvidaba la del Estado. En los dos casos, la cuestión central -intenté hacerlo en el título- se me reveló como siendo de la "Tercera persona". En mi exposición, voy a distinguir, un primer tiempo, para intentar esbozar la postura de la Tercera persona, en principio, en el sentido gramatical del término en el dispositivo analítico y especialmente en la transferencia y, por otro lado, seguiré algunas pistas que definen el Estado moderno, esta vasta entidad no completamente circunscribible, no obstante, que se llama, el Estado moderno, siempre en el registro de la Tercera persona. En la confluencia de estas dos entidades encontraremos a Mesmer...

En lo relativo al psicoanálisis y a la transferencia, hay algunas frases-guías, por ejemplo en el texto de Freud "Análisis profano" . Desde la primera página escribe "la situación analítica no tolera terceros". Freud señala, al respecto que, si alguien asistía a una sesión, en esa posición, se aburriría muchísimo. La cuestión no es, exactamente, introducir un tercero, ya sea detrás de espejos opacos o por procedimientos relativamente científicos, sino seguir la pista del tercero bajo formas mucho más sutiles. Por ejemplo, para continuar con las citas de Freud, que son suficientes para hacer referencia a este tema, si ustedes concentran su atención al final del primer sub-título del capítulo 7 de "La interpretación de los sueños", ustedes ven a Freud, de repente, emplear uno de los términos, que comienza a desplegar, en los años 1900, el de la representación-meta. Es una manera de hablar, de poner en escena, lo que ya en ese momento él llama la regla fundamental : "Diga lo que le viene a la mente". Otra manera de describirlo sería algo así como : "Durante el tiempo de la sesión, suspenda toda representación-meta". "Usted hablará, sin censura - como lo hago yo mismo en este momento - hacia una representación-meta : intento, en efecto, convencerlo y para ello, voy a emplear diversos métodos". Freud, entonces, continúa : "demando al paciente que suprima toda reflexión y me diga todo lo que le pasa por la cabeza y planteo, en principio (esto es claramente una hipótesis) que, el paciente no puede prescindir de las representaciones-meta relativas al tratamiento ". En otros términos, Freud reflexiona, "espero que el paciente no olvide que todo eso es una condición del tratamiento". Precaución sutil referida al porvenir de la transferencia... Retoma la cita "y considero que debo encontrar una relación entre las cosas en apariencia más inocentes y fortuitas de las que el paciente podrá decirme de su estado. Hay otra representación-meta de la que el paciente no tiene sospecha", continúa Freud, y lo ha dicho en alemán : "ist die meiner Person".
En este momento, los traductores no llegan a un acuerdo : en francés, se lo traduce : "es la persona de su médico". Freud no ha dicho esto, él ha dicho literalmente, en un alemán muy simple : "es la de mi persona", "one relating to myself" traducido al inglés, muy justamente, por Strachey. Pero entre "myself" y "my self", hay una distancia.

Freud no está hablando de él mismo, sino de su persona. Freud está señalando que, justamente, está ahí bajo dos títulos: es aquél que pone en marcha la cura, a quien el paciente se dirige, el que va a interpretar, el que va a decir algunas cosas; y luego existe esta meiner Person, su persona, que va a venir a juga su rol. En esta frase, Freud señala que él no se toma enteramente por esta meiner Person, aunque también lo sea. Ustedes ven ponerse en escena a partir de esto, toda la dificultad en relación al tercero en el dispositivo analítico. El hecho que no haya una tercera persona en el sentido banal del término, no quiere decir, por otra parte, que allí haya solo dos. La "two body psychology", como lo decía Balint y algunos otros, no es exactamente lo que está en juego en el psicoanálisis. Prefiero pensar más bien que somos dos y los restos... : porque no es ni tres ni tampoco dos.

La posición del tercero parece ser, así, un dato de partida en el dispositivo analítico. Es bastante complejo apreciar ese tercero porque él no es sin estar ahí y al mismo tiempo sin ponerse de acuerdo, los analistas de todas las Escuelas, los analistas freudianos, se las arreglen para que no haya terceros demasiado encarnados. Esta es una de las diferencias importantes con las terapias. El análisis es en cierta manera una terapia, aunque no se reduzca a ella. Es una de las trampas habituales en las discusiones respecto de las relaciones entre el análisis y el poder del Estado.
Regularmente, llega un momento, es el caso en el texto de Freud de la "Laienanalyse" donde el representante del estado, que es un bribón, que no busca complicación, termina por decir : "al fin y al cabo, es una terapia o no?" Y Freud responde : es mucho más complicado, es eso, pero, a la vez, no es eso, y tampoco puede reducirse a eso... Ahora bien, le haría notar que sobre el tema del tercero, sea o no exitosa la terapia, es algo dónde hay un tercero, incluso, cuando se hace de a dos : hay al menos un objetivo en comun, y esto alcanza a constituir un tercero particularmente sólido. Cuando consultamos a un médico, no se hace necesariamente "un contrato" terapeútico, aunque imaginamos que él tiene un objetivo : vuestra salud, y ustedes, ustedes tienen el mismo objetivo - se está bien de acuerdo sobre eso. Si ustedes van a ver a un analista, de cualquier corriente que éste sea, prefiero creer que les dirá "si...si...", aunque él no les ha dicho en ningun momento : "Escuche, va a hacer un análisis al término de cual determinado sintoma será conducido a desaparecer" - y esto no es simple prudencia técnica de su parte si él no ha dicho esto. Es que instintivamente, para favorecer la posibilidad de la transferencia, el analista intentará arreglárselas para que ese lugar del tercero quede vacío. Que en ningun momento, él o la paciente pueda volver a decir: entonces llegamos a ese objetivo .... Ciertamente, esta reflexión llegará un día u otro, pero el analista no se sentirá limitado en el contrato ; él no opinó sobre la existencia concertada de un tercero en común, eso sería bajo la forma de un objetivo a alcanzar. El mantuvo esto en suspenso, sin reflexionar, incluso, sobre eso.

En mi opinión, he aquí un punto que es necesario no perder de vista, para discutir las relaciones del analista y del poder del Estado. Porque anticipando en lo que voy a desarrollar, el poder del Estado - que es algo inteligente y sagaz- existe al menos algo que es demasiado mal comprendido, y es que se hagan trucos sin saber dónde se va. Se puede querer cometer crímenes, aunque la puesta en funcionamiento de métodos y procedimientos, eso excede, pues no se sabe donde conduce.

Sino logré convencerlos, al menos, espero haber atraído vuestra atención sobre lo que es, probablemente, el tercero en el dispositivo analítico. Podría convencerlos, con un poco más de tiempo, que para Lacan, es más o menos lo mismo que para Freud desde ese punto de vista y que la invención del sujeto supuesto saber tiene la misma función de señalar un tercero que tiene seguramente las más estrechas relaciones con el analista, pero enfrentado a eso el analista no está obligado a creérselo.Entonces hay un tercero que no llega a advenir ... y es así como funciona.

Si me pemiten, es necesario, ahora, examinar otro asunto, que es el del poder del estado. La cuestión es demasiado extensa para respoder a la ligera, se enlaza a un tema que siempre me apasionó, que es el objeto de un libro traducido en francés hace unos diez años : "Los dos cuerpos del Rey" de Emile Kantorowicz. Libro monumental, publicado en l957, que desarrolla una teoría medieval de la realeza que comienza grosso modo en el siglo XIV, y que desaparece en Francia en un solo día, el día que Henri IV es asesinado. En seguida voy a decirles porque esa teoría se derrumba.

Qué es esta teoría ? Es bastante compleja, oscura, y creemos conocerla a través de ésta frase banal "el rey está muerto, viva el rey". Es desgraciadamente mucho más complicada, aunque esto consiste en decir que el rey tiene dos cuerpos. Un primer cuerpo, como todo el mundo, un cuerpo que tiene tres cualidades esenciales : puede estar enfermo, puede estar loco y puede morir, tres cualidades... como ustedes y yo ! Y luego él tiene otro cuerpo que, no puede estar enfermo, no puede estar loco y no puede morir. Las relaciones entre estos dos cuerpos, es seguramente, el punto ciego de esta teoría, a la vez jurídica y teológica y extremadamente compleja. Lo que de repente me ha interesado mucho, en este tema, de la teoría de los dos cuerpos del Rey, es que imaginaba -según las vías de una analogía bastante oscura al principio - que a pesar de ser rey de nada, el analista tenía un poco este aspecto : al mismo tiempo, él está ahí con su inconsciente, sus debilidades, nadie lo duda, tiene sus equivocaciones y al mismo tiempo, es ese sujeto-supuesto-saber, ese objeto de la transferencia, ese personaje maravilloso y aunque fuera llevado a excusarse de no serlo, más lo sería (Una de las buenas frases de Françoise Dolto fue declarar : " Oh pero usted sabe, yo no soy el sujeto supuesto saber". Inútill decir que ella ha devenido ese sujeto supuesto saber en un punto en el que no lo hubiera imaginado nunca). Es bastante vicioso, no se sale de eso diciéndolo : yo, ustedes saben, no me lo creo. No, estamos sujetados en esta experiencia donde opera un tipo de tercero, en el cual, presentía que los dos cuerpos del Rey aportaban a la vez algo de luz y muchas sombras.

¿Qué ocurrió con el asesinato de Enrique IV ? Cuando Enrique IV se hizo asesinar por Ravaillac, la situación política retornó a la calma. Los conflictos religiosos que precedieron su instalación se desvanecieron y además, se previó coronar a la Reina, es decir que ella tuviera toda la confianza. Ellos tenían varios hijos, uno de ellos, el pequeño Luis, en ese entonces, tenía 8 años. Cuando Enrique IV muere, Marie de Médicis hace algo inaudito : al día siguiente de la muerte del rey, ella convoca al Parlamento a una sesión extraordinaria y ante él, hace reconocer al pequeño Luis como futuro rey, a través del cual, ella toma la regencia. Ahora bien, existe un error de lógica. Es necesario saber que en ese tiempo, el Parlamento, era la cámara de inscripción de las leyes, la instancia jurídica del país. Ese Parlamento había sido reconocido por Enrique IV, entonces, sus poderes habían sido atribuidos por él. Una vez, desaparecido el Rey, el Parlamento no tenía más poder legítimo..no tenía mas atribuciones para reconocer a nadie. Una sesión extraordinaria, antigua invención que data más o menos de St. Louis, tenía lugar cuando el Rey promulgaba una ley y su parlamento, por diversas razones, rechazaba inscribirla. En ese momento, el Rey tenía dos posibilidades : la primera, era preservar su ley y esperar un mejor momento ; la segunda, convocar una sesión extraordinaria, es decir convocar a todos los miembros de ese Parlamento en acto solemne y vestidos de ceremonia y en ese momento, decir con voz alta e inteligible, que el Rey mantenía su ley. Y el Parlamento no tenía más que obedecer. Había una relación de autoridad franca, una manera de reglar las disputas entre el ejecutivo y el legislativo. Ahora bien, el pequeño Louis, no era Rey, en esta circunstancia, era el heredero presunto, pero no el Rey, y entonces el Parlamento no tenía ningún poder de reconocerlo. Eran los Reyes que reconocían los Parlamentos y no a la inversa.

Uno de los signos de la existencia de la teoría de los dos cuerpos del Rey , es cuando el Rey moría, se apresuraban a hacer un efigie del Rey. Sobre esto existe una excelente obra de Ralph Gisey "El rey no muere jamás", relato del entierro de Francisco Primero, el entierro real más grandioso de la Realeza Francesa, porque había muerto en un período de calma política, permitiéndoles tomarse un mes para preparar el entierro...Cada regimiento, cada persona que detentaba su poder de Francisco I, se trasladaba a St. Denis, a devolver su bastón, delante del féretro y posteriormente, el Nuevo Rey, se los devolvía,en Reims, así, cada uno se desprendía del poder que, había obtenido del Rey. En el momento del deceso de Enrique IV, la situación cambia bruscamente, a causa del mismo Parlamento que, estaba muy preocupado por la perennidad de los mandatos, porque, cada uno de sus miembros quería, a todo precio, que sus descendientes llegaran a ser miembros del Parlamento, sin haber recuperado antes el mandato. Había toda una negociación entre le Realeza y la Nobleza, que se instaló en ese momento. Ellos acordaron en reconocer un Rey que ellos no conocían como tal, y a partir de entonces, las efigies, es decir la representación post- mortem del Rey, dejaron de hacerse. La útlima efigie que tuvimos fue la de Enrique IV . El Parlamento reconoció a Luis XIV, Luis XV, Luis XVI, y también al pequeño Luis XIII y no se construyó más efigie a su muerte.

Mejor terminar por una historia cómica : Luis XIII, instalado en su Realeza por una sesión especial del Parlamento, fue quién obtuvo más sesiones que el conjunto de los Reyes de Francia : tenía seguramente cuentas pendientes con esta instancia que lo había proclamado Rey, aunque él no demandara nada a nadie. Esta teoría de los dos cuerpos del Rey se ha derrumbado en ese momento, en Francia (esto fue más complejo en Inglaterra) y a través de la teoría dinástica de los Borbones, de Luis XVI, se constituye, en el lugar que era antes ese segundo cuerpo del Rey absolutamente perenne, se constituye poco a poco, el Estado francés que, en 1789, va a liberarse del primer cuerpo del Rey. Respecto este tema, Antoine Debecq escribió un libro sobre el cuerpo de la historia, donde hay anécdotas y reflexiones respecto al poder de las metáforas en la historia.

Voy a retomar un poco bruscamente a Mesmer. Mientras trabajaba en ese tema, mi atención ha sido atraída por un hecho mínimo. Informado que la Sociedad de los Miembros de la Armonía (los mesmerianos) de Bergerac se había transformado en club de los Jacobinos sin perder ningún miembro, en 1793 : los mesmerianos devienen jocobinos, eso no es extraordinario, no obstante, todos en un momento cambiaron de posición.. A partir de esto, me interesé nuevamente en Mesmer, pero no como se lo toma corrientemente, retomando la historia a contrapelo :Freud, Liebault, Bemheim, Bread, Puisegur... Mesmer. He querido más bien tomar a Mesmer , como lo he explicado en el título, por detrás, ya sea estudiarlo historicamente, no tanto en el punto de partida de lo que va a desembocar en la transferencia freudiana, sino en lo que ha sido historicamente : el punto final de la primera ola del magnetismo, una suerte de estrella fugaz. Eso había comenzado hace dos siglos, no por el magnetismo animal, que es su invención (1772-76), sino por el magnetismo en general. En 1600, el médico de la Reina de Inglaterra, alguien llamado Gilbert, publica un libro "De Magnete" qui fait un veritable tabac : en la primera mitad del siglo XVII, se habla especialmente del magnetismo, la tierra es un gigantesco imán, Kepler se adueña de eso. Por qué la tierra gira alrededor del sol ? Magnetismo ! Los jesuitas están encantados, Kircher arremete en el asunto y se sirve de eso para interpretar en todas las direcciones , pero como no hay ningun hecho, nada nuevo, como es un puro acontecimiento discursivo , al término de algunas décadas, eso retumba un poco.

Pero, he aquí, que desembarcan el newtonismo y su atracción universal. Hay que insistir sobre ese punto si queremos comprender hasta qué punto Mesmer ha sido el hombre de Las Luces y no el charlatán opaco como se creía conocerlo en épocas anteriores. En el siglo XVIII, los partidarios del magnetismo son las mentes esclarecidas, no especialmente los newtonianos, pero sí aquellos que marchan en la teoría newtoniana, las mentes cartesianas se conforman en decir : que lo que es esta atracción, una acción a distancia, eso vale bien el ünguento en cuestión, nadie lo cree.

En ese momento, se crea una ósmosis particular entre la oscuridad de lo que es la atracción universal, y lo que es el magnetismo. En el entrecuzamiento de estas dos oscuridades, existe un hecho muy remarcable : Halley (el del cometa) parte en 1698 a surcar los mares, el oceáno Atlántico (no se arriesga demasiado en el Pacífico porque los ingleses son mal vistos para la época : portugueses y franceses). Atraviesa todo el Atlántico y establece el primer mapa de las desniveles magnéticos del Oceáno. Deduce una teoría que le permite completar sus mapas allí donde no ha llegado. Y entonces vemos aparecer algo que interesa enormemente a los navegantes (la brújula) : el mapa de las declinaciones magnéticas. No se sabía como desenvolverse con la longitud, la Sociedad Científica Inglesa creó un premio de 20.000 libras para quién fuera capaz de determinar la longitud en veinte millas próximas. Todo el mundo se interesa, nadie puede dudar que el magnetismo existe, pues, cada uno está con su brújula, la tierra es un gran imán, esto es indudable ; hay cosas que no se ven y que guían las agujas de las brújulas, he aquí lo importante. La hipótesis de un fluido es verdaderamente lo único que se puede hacer científicamente. Ustedes medirán por eso, el poder de todo el discurso científico y del discurso newtoniano : los planetas giran en efecto muy bien y ese discurso está en tren de ganar, arrastrando, quizás, a pesar de él, en su órbita , al magnetismo animal de Mesmer.

Cuando, en 1776, Mesmer, lanza su experiencia en Viena, se ubica deliberadamente del lado de Las Luces. Hizo falta, creo, la edición de Robert Amadou de los textos de Mesmer para mostrar que en su tesis de Medicina, aquel había plagiado tranquilamente a un médico inglés de comienzos de siglo, Mead, que era partidario de una medicina física, en la cual explicaba que la presión del aire era tan importante como la distancia de la luna...todo un lenguaje que para la época pasaba por muy fisicalista y Mesmer invoca efectivamente esta tradición, y lanza una medicina de apariencia muy moderna. Mesmer llega a París, en 1778, y bastante rápidamente, tiene una clientela muy variada - es también la característica del psicoanálisis cuando se conoce en todos lados-, tanto gente pobres como también magistrados y nobles.Y además, para decirles hasta que punto era un hombre del Antiguo Régimen, su lacayo, el célebre Antonio, tenía, cuando se instaló un poco más tarde en la calle Le Coq-Héron en París, cuatro tipos de silbido para señalar el nivel social de la persona que ingresaba, porque tenía cuatro bancas, tres muy caras y una barata. Mesmer había ganado mucho dinero (para el año 84-85, viajaba en carrosa) y -anécdota, en 1781, él ya estaba de malas con la sociedad de Paris, parte a Bélgica y hace saber que no volverá a Francia. Es bastante altanero y además hablaba francés con fuerte acento alemán. Damton, uno de los historiadores más serios de Mesmer, decía que en comparación con esta forma de hablar, el dialecto de Cagliostro era la claridad misma. Nicolas Bergasse, abogado, fue el redactor de alglunos textos de Mesmer, su voz en las reuniones de la Sociedad de la Armonía, antes de que se enojaran, era mas oida que la de Mesmer. Hay ahí una dimensión linguística muy importante, es más fácil ser un Mesmer cuando no se habla el idioma. Pues cuando Mesmer parte a Bélgica haciendo saber que no volverá mas sus clientes de la Corte se conmueven y convencen a la reina para que el gobernador haga algo por él. En ese momento el duque de Maurepas, primer Ministro, convoca a Mesmer y le propone comprar su descubrimiento por 20.000 francos, lo que es un poco menos que a principios de siglo, pero igual es bastante, y 10.000 francos más si abre une Clínica en Paris. Pero Mesmer desestima esto, pues quiere un castillo y tierrras. Esto parece absolutamente extravagante. El quiere mucho más y nada es negociable. El asunto no termina ahí y Mesmer continúa en Paris durante 1780 con una tremenda clientela. El aparece en el momento oprtuno porque había una gran cantidad de nobles enfrentados al poder real, que lo iban a consultar para enfrentarse a la autoridad de las comisiones del Rey, una científica y la otra más cosmopolita. La pelea de Mesmer contra el poder real fue como la de David y Goliath, cuando un poder persigue a alguien que es defendido por los opositores a este poder. Seguramente deviene una apuesta política importante, y en el '85-'86 no solo los pensadores de las luces están de parte de Mesmer sino también aquellos que están a favor de la Revolución. Bergasse va a ser un constituyente, alguien importante en el movimiento revolucionario, al menos en sus comienzos. Son las mentes iluminadas las que están a favor de Mesmer. No hablo más de esto porque querría llegar a lo que era para mí la hipótesis, que no he podido tratar aún porque habría demandado demasiado trabajo tanto histórico como textual. Volveré a mi punto de partida sobre el tema del psicoanálisis y el poder del Estado.

En la corriente freudiana y lacaniana, a la que pertenezco, se tiene la clásica tendencia de explicar, en todos los casos, hasta que punto un Freud no hubiera existido de no ser por el surgimiento del pensamiento científico, es decir que primero, hacía falta el advenimiento de la Ciencia, un Galileo, con su corte epistemológico para que un Freud fuera posible. No obstante, encuentro que se ha dejado demasiado de lado, aunque algunos autores lo hayan tratado, entre otros, quizás Pierre Legendre, el hecho que la subjetividad está enormemente determinada por La Constitución. El sujeto del Rey y el ciudadano de la República, en una cierta época, era el mismo individuo, aunque no era ciertamente el mismo sujeto ; el reparto de cartas no es el mismo. Más bien, tengo tendencia a pensar, y les confieso mi hipótesis de trabajo que no he sabido trabajar como lo hubiera querido, es que si se mira la historia del mesmerismo en los años 80, es el boom en París, (agosto 88 : convocación de los Estados Generales, septiembre 88 : fin del mesmerismo). La actualidad política, evidentemente, expulsó todo : a Mesmer y al resto. Pero, entre los mesmeristas, estaba La Fayette, Cara, Dupresmenil, Brisot (jefe de los Girondinos), personas de todas las líneas políticas y que se habían reencontrado alrededor de las bancas. Excepto esto, ellos no estaban de acuerdo, evidentemente, en nada. Por ejemplo, Bailly fue constituyente como Bergasse, mientras que diez años antes, él era funcionario en la Comisión que atacaba violentamente el mesmerismo...Ellos se detestaban no muy cordialmente.

Bergasse no decía las mismas cosas que Mesner ; él era Rousseauniano, mientras que Mesner no había leído demasiado a Rousseau. Bergasse tenía un discurso que ha desaparecido bajo la instauración del ciudadano y especialmente del lazo social que continua siendo el nuestro y que grosso modo es estructurado por la fiesta de la Federación del 14 de julio de 1790. Nosotros estamos aún (Francois Furet había descripto la situación, mostrando hasta que punto el mito fundador de ese 14 de julio de 1790 guarda su importancia ; imagino que ustedes tendrán una idea, pero piensen en ese detalle : el 14 de julio de 1790, a mediodía en todas las ciudades de Francia, hubo millones de personas para decir : "sí, lo juro" después de la lectura del juramento ; entonces -como siempre Paris fue la excepción (esto ocurrió dos horas después del mediodía)- hubo personas para establecer ese contrato que decimos "social". Es difícil creerlo, pues para nosotros son entidades totalmente abstractas, rousseriano o Hobbistas. Se piensa más bien que eso no ocurrió jamás, es como que alguien vaya a ver a su vecino diciéndole : "yo resigno mi derecho a gobernarme a mí mismo, si y solo si tú haces lo mismo que yo, en virtud de una tercera persona". Esto no se vio jamás, pero el 14 de julio de 1790 ... casi ! A partir de ello, me dije que esta historia tan famosa del magnetismo había devenido alguna cosa que no era la ciencia, que no era la racionalidad científica, sino simplemente algo que el poder estatal solo podía marginalizar. El lazo social era el poder del Estado. El lazo social. Bergasse pensaba que el fluído mesmeriano permitía no solamente cuidar los cuerpos sino cuidar la sociedad. Sieyes, por su parte, que no era mesmeriano, decía : "que es necesario hacer de los cuerpos particulares" y él respondía : "es necesario quitarlos, son tumores". He aquí un razonamiento mesmeriano : es necesario quitar lo que molesta la circulación del fluido. Francia está dividida : la invención de los Departamentos es el símbolo de eso. Se divide Francia. A la vez, se reune, es la fiesta de la Federación, pero al mismo tiempo se divide y se tiene a partir de eso toda una temática del hombre regenerado. El hombre del antiguo sistema, del antiguo régimen se extinguió junto con las mismas complicaciones. Ahora tabla rasa, existe la temática del hombre regenerado. Y bien, este hombre regenerado es hasta en sus extremos robesperianos, un ciudadano que está totalmente entramado por el nuevo lazo social, el de la República al fin desligado de su rey. Un jacobino del 93-94 exclama, en un reunión en Paris, que no es necesario hablar más, que hace falta decidirse los unos con los otros... mirándose a los ojos. Todo el lenguaje es en sí mismo peligroso, el lenguaje es del antiguo régimen, si lo podemos decir, la voluntad general debe tanto atravesar al ciudadano cuanto a los ciudadanos, los verdaderos ciudadanos deberían comprenderse mirándose a los ojos. Vean a qué extremos se llega pero observen que los argumentos de este orden, si pueden ser sostenidos, qué es lo que tienen que hacer del fluido mesmeriano ; el ha transmutado, se ha fundido, ha desaparecido en la ciudadanía.

Me he permitido pensar a partir de esto, ya sea Puysegur, Faria, Deleuze y algunos otros, han tenido el problema de perseguir el tema bajo sus diferentes formas, estaban consagrados a una marginalidad, no solamente en relación a la racionalidad científica sino en relación al lazo social posicionado profundamente por esta Revolución Francesa. Dejo de lado los detalles de la Restauración, del Estatuto, etc. Seguramente el ciudadano de hoy no es el que era. Así también las cartas se reparten de manera tal que también el inconsciente no es más el que era ; no es simplemente que las teorías se apoyen a fuerza de ser respetadas, eso es un don, las metáforas no viven mucho tiempo, se tiende a decir que las historias de amor duran diez años, las buenas, las serias, con las metáforas pasa lo mismo. Y pues uno de los dramas de las generaciones de analistas que siguieron es que a partir de la tercera generación, cuando se emplean las mismas metáforas del abuelo, se siente el olor a quemado. Ahora bien el cambio de las metáforas es siempre algo muy complicado porque sólo se cambia una parte, se cambia la zona de producción metafórica, por ej. la metafísica, es una zona entera de producción metafórica.

Uno de los logros de Lacan es precisamente haber triunfado en instalar una terminología y un sistema metafórico que, por ejemplo, pequeño detalle, no se sirven del fluido mientras que para Freud, el investimiento del objeto que recae sobre el yo, corre por todos lados. Hay en Freud una metáfora hidráulica permanente, si ustedes no me creen lean : "La escisión". Hay una hidráulica freudiana que es muy interesante, pero cuando se ha extraido todo lo que se podía de ese texto se concluye en escritos absurdos a la decimoquinta generación, se siguen abriendo las venas cuando ya no hay nada que circule. Convendría cambiar el sistema metafórico, pero yo quisiera concluir este tema de racionalidad política, al menos en cuanto a las discusiones que van a continuar, para pasar al de las relaciones entre el psicoanálisis y el poder del Estado.

He querido precisar que los analistas no estaban en posición de aventureros, no los veo como corsarios ni como piratas ; sin embargo, existe una ambiguedad fundamental del análisis enfrentado con la medicina en sus relaciones con el Estado, y con la psicología en sus relaciones con la universidad, es decir también con el Estado. No sueño, ciertamente, con un psicoanálisis puro, separado de sus lazos, porque sino dejaría de existir, pero en esta ambiguedad, es fundamental pensar la singularidad del psicoanalisis esencialmente en el plano político. ¿Cómo articular una cierta racionalidad, en principio, sobre lo adquirido en la opacidad del mesmerismo, que está en el centro de las consideraciones sobre la transferencia ? ¿Cómo posicionar esa transferencia en relación a la supuesta claridad del lazo social en la cual estamos inmersos en tanto ciudadanos ? Esta es una de las tareas en la que podemos pretender avanzar para intentar pensar la relación del psicoanálisis con el poder del Estado.

Existe asimismo una relación estrecha entre la constitución de las teorías psicoanalíticas y el lazo social ? Han citado " Le Leviatan" de Hobbes, es una inversión del orden histórico de las cosas, es decir que en la historia, la asociación política es anterior a la asociación de ideas, los primeros teóricos de la asociación son personas que construyeron las comunas medievales con mucha dificultad y cuando Hobbes publica su Léviatan, él hace lo contrario : dice porque somos racionales y si lo somos, es que somos capaces de calcular sobre representaciones que se asocian, guiadas por la razón porque las asosiaciones libres él las evoca pero él dice eso y eso no conduce a nada, es poco serio. Es muy interesante ver como posteriormente, todos les....ingleses denuncian la asosiación libre justamente por oposición a una asosiación reglada de hecho, lo que Hobbes hace, es que el construyó una psicología importando un modelo político cuyo pensamiento en Hobbes es una sociedad....

Mi reflexión sobre la tercera persona, sobre el tercero, se apoya sobre la noción de persona ficticia, es decir sobre un estatuto acorcado al tercero como siendo en un comienzo ficticio. Cuando se comienza a pensar en el tercero en términos realistas, se pierde e incluso también gramaticalmente, el yo y el tu, luego de mucho tiempo, se sabe quién es. El, no sabe quién es. El gramático les dice : existe él personificado : él me ama, existe "el" nuetro : Llueve.Lo genial de Hobbes es el de haber inventado una tercera persona que no puede hablar si alguien no habla en su lugar. Al comienzo, estos son : los niños, los locos, y todos aquellos que tienen necesidad de un tutor, personas jurídicas que no pueden hablar jurídicamente porque son plurales. Si por el contrario, existe una autoridad civil que quiere considerar que el Señor X es el tutor de la persona en cuestión, entonces, en ese momento, esta persona podrá participar con pleno derecho de la vida jurídica.

Ven que así, a partir del siglo XVII, entre el "él" que puede devenir en "yo" (el "él" me ama) que no será jamás un "yo" ( "Llueve"), existen terceras personas que no son ni lo uno ni lo otro, y sugiero que el inconsciente freudiano a venido a ese lugar. El inconsciente freudiano ha venido al lugar de una tercera persona que no es totalmente "yo" aunque no es tampoco el "él" neutro paranoico, una tercera persona que hablaría y que sería enteramente personificada. Una de las definiciones de la paranoia podría ser ésta : una tercera persona que es enteramente una persona. "Llueve" = es él que llueve. La hipótesis freudiana,desaparece, en ese pequeño intervalo entre el "él" personificado y el "él" no personificado. "Wo es war, soll ich werden". Es lo que intentaba explicarles al comienzo de esta exposición, hablando del hecho que instintivamente, en la instalación de la transferencia, el analista es aquel que va instalar un pequeño intervalo entre la pura y franca paranoia y la "two body psychology", ahí donde estaría el entre dos, donde cada uno causaría el inconsciente del otro. Y bien, no, es casi a la inversa, instaurar esta posibilidad del tercero que será la transferecia. La transferencia será la puesta en acto que resulte del tercero en tanto que posible, y si esto tiene lugar, a riesgo de ver aparecer para la ocasión trucos bastante instructivos, que van a permitir la interpretación - de donde ella venga (ella no viene necesariamente del analista)

Traducción : Susana Rizzo

Bibliographie :

E. Kantorowicz, Les deux corps du Roi,Gallimard, Paris.

R. Darnton, La fin des Lumières, le Mesmérisme et la Révolution, O. Jacob, Paris, 1995

G. Le Gaufey, Anatomie de la troisième personne, EPEL, Paris, 1999. Anatomía de la tercera persona, EDELP 2001

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 13 - Julio 2001
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