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En este artículo me propongo recorrer y plantear algunas cuestiones en torno a dos vías que me han interrogado desde hace tiempo: la función del trabajo de traducción y la función de la traducción en nuestro trabajo.
Dejo aquí apuntado para desplegar más adelante: traducción hecha por analistas, no por traductores.
Ubicada esta cuestión, una primera aproximación sin red , esto es, sin acudir a textos que pudieran ser soportes de esa exploración, bordea lo que siempre me ha suscitado el aprendizaje de otra lengua: la noción de un placentero pasaje, del atravesamiento de una barrera, la que supone el sometimiento a la batería de significantes de la lengua madre. Curioso modo de nombrar la lengua con la que se estructura nuestra condición de seres parlantes. El aprendizaje de otra lengua pareciera ser una sugestiva maniobra con aquello que determina al sujeto desde el origen.
En rigor, habría que pensar en un doble franqueamiento, en tanto se traspasa también la barrera / barra de la lengua a la que se accede, a cuya batería significante se pasa a quedar sometido en tanto se hable o escriba en esa lengua.
Recurriendo en algunos diccionarios a las acepciones de los términos traducir y traducción surgieron algunas puntuaciones interesantes.
Traducir aparece como hacer pasar de un lugar a otro.
Expresar en una lengua lo escrito o expresado en otra.
Convertir, trocar, mudar.
Explicar, glosar, interpretar, representar, expresar. La traducción aparece como el sentido que dan a un texto los intérpretes o glosadores.
Traslación, versión.¹
En estas acepciones surge el interpretar y la interpretación como términos asociados al traducir y a la traducción. Más adelante volveré sobre este punto.
El recorrido por algunos textos permite en principio situar diferentes modos de ubicar, referirse o concebir la traducción.
Retomando una vez más a Freud, en la carta a Fliess del 30-5-1896, afirma que la conversión responde a lo no-traducido (en palabras) y ubica a las escenas sexuales de la histeria en un período, hasta los 4 años, en el cual no es posible que los restos mnémicos sean traducidos en imágenes verbales. (No así para las escenas en la neurosis obsesiva y la paranoia).
En la carta del 6-12-1896, luego de plantear que los restos mnémicos experimentan un reordenamiento al que nombra como "transcripción" y presumir que esas transcripciones son por lo menos tres (el S-perc.: signo perceptivo, el Ics.: inconsciente y el Pcs.: preconsciente)", destaca que las transcripciones representan la obra psíquica de distintas épocas de la vida.
En lo que Freud denomina como límites de esas épocas, dice que el material psíquico sufre una traducción.
La falta de traducción de ciertos materiales psíquicos produciría las particularidades de las psiconeurosis.
"...La falta de traducción es lo que clínicamente conocemos por represión. Su motivo es siempre la provocación del displacer que resultaría de la traducción efectuada, como si ese placer engendrase un trastorno del pensamiento que a su vez impediría el proceso de traducción".²
En su trabajo sobre Fetichismo (1927) Freud resalta el caso de un joven que había exaltado a la categoría de fetiche cierto "brillo sobre la nariz".
Este joven había sido criado en Inglaterra. Luego pasó a Alemania donde olvidó por completo su lengua materna.
"El fetiche, derivado de su más tierna infancia debía descifrarse en inglés y no en alemán. El Glanz auf der Nose (brillo sobre la nariz, en alemán), era en realidad A Glance on the Nose (una mirada sobre la nariz, en inglés), o sea que el fetiche era la nariz...". ³
En las cartas a Fliess, se puede ubicar cómo Freud, en esa época de su obra, nombraba en términos de traducción y transcripción a cierto funcionamiento del aparato psíquico. Puede pensarse que el modo como aquí se refiere a la traducción, es en referencia a la acepción del término como convertir, trocar, mudar - en palabras, aquello que por ejemplo, la conversión, muestra - o en referencia a la noción de hacer pasar de un lugar a otro , cuando enlaza la traducción a la transcripción.
En el caso del paciente fetichista, el modo como se refiere a la traducción tiene un sesgo diferente.
En principio, alude a la traducción como pasaje de una lengua a otra.
Por otro lado pone de relieve la función de la lengua madre en la estructuración del sujeto. Finalmente produce, casi sin formularla, una indicación que orienta la modalidad de abordaje del analista sobre el relato del paciente, en tanto apunta a que en el desciframiento de la estructura del sujeto, es la traducción una de las operaciones con la lengua que pueden estar en juego.
En el capítulo de su libro Letra por Letra - Traducir Transcribir, Transliterar4 , dedicado justamente a estas tres operaciones, Jean Allouch las articula para abordar aquello que sub- titula el capítulo: "Su juego en una secuencia: incidente de la víspera, sueño, chiste interpretativo" .
En los dos capítulos precedentes se propone atenerse a leer con el escrito , interrogándose acerca de si habría que distinguir dos modos de lectura según prevalezca la letra o el sentido, y qué efecto produce en la lectura la introducción del escrito.
Toma una cita de La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud, donde Lacan dice que lo escrito se distingue por una preeminencia del texto, preeminencia cuya función es impedir lo que puede haber allí de demasiado flexible habitualmente en ese juego entre lo imaginario y lo simbólico tan importante para nuestra comprensión de la experiencia .
Allouch plantea para esta flexibilidad la posibilidad de tres respuestas:
-Ubica a la traducción en relación a una preeminencia del sentido, y en particular del sentido único, pudiendo operar como respuesta a la flexibilidad entre lo imaginario y lo simbólico en tanto esté incluido el orden de la escritura....
- A la transcripción como tomando apoyo en el sonido, determinando la escritura fonética. "Un sonido por una letra, una letra por un sonido".
Plantea Allouch que esto último es más bien el ideal de la transcripción, dado que algo resiste en la escritura a su reducción a una duplicación de la palabra .
Si la transcripción fuera lograda en estos términos no funcionaría la escritura en su apretamiento, como plantea Lacan, como un modo de sortear la flexibilidad aludida.
- Y ubica como un tercer modo de cernimiento más preciso a la transliteración, regulando "el escrito no ya con el sentido o el sonido sino con la letra".
La transliteración nombra un modo de leer que promueve el psicoanálisis con la preeminencia de lo textual . A través del pormenorizado análisis de un sueño, plantea que el sueño "retoma el incidente de la víspera para leerlo con un escrito".
En ese análisis, el incidente de la víspera, una frase que oyera como resto diurno, dice Allouch que ha sido objeto de una traducción, que caracteriza como orientada, ya que revela en un punto de vaciamiento de sentido la dirección hacia aquello que el sueño despliega.
Aquí traducción no remite al pasaje de una lengua a otra. sino a uno de los virajes de la lengua con el cual se puntúa uno de los momentos por los cuales el sueño pasa en su intento de responder al incidente de la víspera.
Haciendo intervenir en ese análisis el temario de operaciones: traducción-transcripción y transliteración, dice que el sueño escribe y al escribir, el sueño lee, y antes que todo lee lo que en la víspera no pudo ser ligado, dicho de otro modo, no pudo ser leído y leído con un escrito .
Tomando el sueño como un cifrado. sostiene que cifrar no es traducir, aunque ésta pueda ser considerada como un modo de cifrado, ni tampoco el cifrar puede ser reducible a transcribir.
El cifrado se produce no sólo en la escritura del sonido sino también del escrito . Es la transliteración, que escribe el escrito, la operación en la cual se entraman cifrado y desciframiento.
Interesante planteo de la articulación lectura-escritura. que puede pensarse como apuntando a ubicar dos direcciones: una, en la clínica analítica. en cuanto a la posibilidad de precisar la particularidad de esas operaciones por ejemplo en un sueño, o en cualquier otra formación del inconsciente; esto es, ninguna de estas operaciones podrían consistir en la formación del inconsciente de la que se trate, pero su articulación en el temario en que las ubica Allouch propone para el trabajo del analista una valiosa modalidad de lectura.
Otra dirección que podría despejarse de este capítulo orienta hacia la aplicación de este temario de operaciones en el trabajo con los textos que el analista efectúa como uno de los ejes de su práctica.
En una breve nota 5 que Freud escribe sobre la versión castellana de su obra, dirigida a Luis López Ballesteros, manifiesta su admiración por el trabajo de traducción hecho por alguien que no comparte el campo de la medicina ni de la psiquiatría y comenta que siendo estudiante quiso leer El Quijote en el original en lengua castellana. El aprendizaje del castellano para leer El Quijote es lo que le permitió luego comprobar que su pensamiento había sido correctamente interpretado al ser traducido a esa lengua.
Más allá de lo que podría apuntarse como dificultades de traducción en la versión de López Ballesteros que diferirían de esta apreciación freudiana, esta nota permite por lo menos dos puntuaciones: una, la que en la pluma de Freud aparece como una necesidad: leer los textos en la lengua en que fueron escritos, necesidad con la cual frecuentemente nos identificamos o se nos impone. Otra, que la traducción implica un orden de interpretación, más allá del trabajo técnico que pone en juego.
La referencia a las cartas de Freud a Fliess, al capítulo del libro de Allouch y finalmente a esta nota de Freud respecto a la versión castellana de su obra, vienen a sustentar el planteo de una modalidad homóloga de lectura en juego en la clínica y en relación a los textos. Ambas prácticas se encuentran en el mismo campo discursivo, en una constante articulación, y en ese marco es de fundamental importancia para el trabajo del analista la ubicación de estas operaciones en juego en esa estructura, en tanto estructura de lenguaje.
Pasaré a referirme a la cuestión particular de la lectura de textos. Al comienzo de este artículo, señalaba que iba a referirme a la traducción hecha por analistas, no por traductores.
Y a analistas cuya lengua madre es el castellano, en relación a la obra freudiana escrita en alemán y a la obra lacaneana, escrita y hablada en francés.
Es aquí que la cuestión de la traducción toma para nosotros un valor particularmente complejo.
Nuestra lectura de los textos lacaneanos y freudianos supone una suerte de intermediación de las traducciones (efectuadas por otros o por nosotros mismos).
Tomando esto en cuenta: ¿podemos pensar en una dirección del trabajo de traducción en nuestra práctica?
En principio, tal vez se podría coincidir con una dirección general del trabajo de traducción: generar la menor diferencia posible entre las dos lenguas, entre el original y su traducción. Para el analista, esta dirección incluye un punto de imposibilidad, determinado por la estructura misma del lenguaje.
Así como no podría establecerse identidad entre significantes de una misma lengua, esto tampoco sería posible en el pasa je de una lengua a otra.
Esa hiancia, que podríamos pensar en términos de a = a (el significante no es idéntico a sí mismo, no se significa a sí mismo) es ineliminable.
En tren de ubicar la operación en juego en la traducción, si consideramos que algo del orden de una reescritura se pone en juego, apelaremos a ubicar allí a la operatoria de la repetición, en tanto que en ella se registra la producción de una identidad y de una diferencia.
Por otra parte es interesante puntuar lo que Lacan releva respecto a la repetición: el resorte del encuentro fallido, de la oportunidad perdida, ubicando la función del malogro en el centro mismo de esta operación .6
En esta dirección es que apuntamos.
Se puede pensar a la traducción como un proceso que afecta la barra significante-significado de ambas lenguas, poniendo en relación sus términos de modo de producir un efecto de sentido.
El franqueamiento de las barras y esa relación podrían plantearse como una correspondencia recíproca que es la que permitiría la traducción de una lengua a otra.
Pero. ¿y el punto de imposibilidad?
Se podría plantear que si hay efecto de sentido la tarea estaría cumplida, pero la producción de sentido no es aquello que particulariza la transmisión cuando se trata del campo del psicoanálisis.
"...si para reaprehender el verdadero objeto del psicoanálisis, conviene hacer retorno a Freud, esto implica que algo del psicoanálisis sea inmune a la diferencia de1 alemán al francés. Para hablar estrictamente. no es un asunto de traducción buena o mala; más exactamente se puede traducir a Freud mejor de lo que está., pero en ausencia de traducción apropiada, se puede, mediante comentario e interpretación, dispensarse de una traducción que sería veraz...
...La tesis es aún más sorprendente en tanto que por otra parte se sostiene que el objeto del psicoanálisis está de parte a parte atravesado no solamente por el lenguaje sino por las lenguas, esto. sin embargo, no impide que haya de Freud hablando y pensando en alemán a Lacan hablando y pensando en francés una posibilidad de transmisión integral..." .
De este pasaje de La Obra Clara de Jean Claude Milner 7 , tomaremos sólo tres cuestiones, ligadas a algunas afirmaciones que en él se encuentran:
- La traducción implica cierta relación con el comentario y la interpretación. Anotaremos esto, junto con el resto de las referencias en las que la interpretación aparece ligada a la traducción., como un plus., un algo en más que la mera producción de sentido.
- El retorno a Freud desde la operación de lectura de Lacan (del alemán al francés) permite que el psicoanálisis pase. Esto es, la diferencia de las lenguas no hace de barrera infranqueable para que aquello que según Milner es el "núcleo duro" del psicoanálisis, se transmita.
- La tercera afirmación es que en ese pasaje se produce una transmisión integral.
Ahora bien: ¿,cómo pensar este planteo de la transmisión integral?
Esto lleva a interrogar cómo concebir la transmisión integral en el campo del psicoanálisis y en el campo de la ciencia, articulando esta cuestión con la noción de sujeto que se pone en juego.
A nuestro entender no podríamos pensar la transmisión integral al modo en que es concebida en el campo de la matemática, es decir una transmisión sin resto.
Lacan afirmó: el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Y en Encore: el lenguaje hecho de lo que nombra como lalengua ( llamada no en balde, materna ). El lenguaje como lo que se procura saber respecto de la lengua .
Plantea que este punto también es abordado por la ciencia, con la diferencia de que ésta desconoce al inconsciente. El inconsciente como " testimonio de un saber que en gran parte escapa al que habla ".
"Si se puede decir que el inconsciente está estructurado como un lenguaje es por el hecho mismo de que los efectos de lalengua, ya allí como saber, van mucho más allá de todo lo que el ser que habla puede enunciar ".
El inconsciente como los efectos de la palabra sobre un sujeto, sujeto constituido por los efectos del significante.
Significante que no tiene relación con el significado. Su referencia es a un discurso, a un modo de funcionamiento del lenguaje como lazo entre seres parlantes, atravesados por la dimensión de la vida y de la muerte, de lo que resulta una radical ambigüedad significante.
Dice Lacan que sepa o no de qué significante es efecto, es el sujeto lo que se desliza en la cadena significante.
El " él no lo sabía" que Freud ubica como la enunciación fundamental del inconsciente, diferencia fundamentalmente al discurso del psicoanálisis del discurso de la ciencia, discurso que por estructura, no olvida nada .
Que se diga, queda olvidado tras lo que se dice, en lo que se escucha , construye Lacan en L´etourdit. 8
La palabra no transmite integralmente. Su dimensión de equivocidad, ineliminable, lo impide. La transmisión del psicoanálisis supone siempre la existencia de un resto, de una pérdida, que adviene al lugar de causa de otro movimiento discursivo.
Con lo que podríamos pensar que son los efectos de esa particular estructura discursiva los que transmiten el psicoanálisis.
"La diferencia que asegura al campo de Freud su segura subsistencia, es la de ser un campo que por su propia índole se pierde. En este punto la presencia del analista es irreducible, por ser testigo de esa pérdida".
"...pérdida sin compensación, sin ningún saldo a favor, salvo el de ser retomada en la función de la pulsación" 9
En el campo del psicoanálisis no habría posibilidad alguna de aislar de la cuestión de la estructura del lenguaje, la concepción de inconsciente y de sujeto que esa estructura pone en juego.
Es en el lugar del Otro donde se sitúa la batería significante que determina al sujeto en su división, ubicando la función de la falta como inaugural.
A esta falta Lacan la ubica superpuesta a otra, la falta real situada en el campo del ser viviente, de la pulsión, de la reproducción sexuada, sometido por tanto a la dimensión de la muerte.
Ubicando la concepción del sujeto para el psicoanálisis en estos términos, ¿cómo pensar su estatuto en relación a la transmisión integral?
En La ciencia y la verdad dice Lacan que en la ciencia el saber se comunica según una forma lógica de ese saber que sutura al sujeto que implica.
El discurso del psicoanálisis y su transmisión supone la ineliminable dimensión del sujeto, dimensión necesaria, no contingente. Dimensión no sustituible.
Pensar la transmisión integral por la vía del pasaje del alemán al francés, según el planteo de Milner, supondría pensar 1a estructura del lenguaje y su atravesamiento por las lenguas como una suerte de andamiaje que funciona per se, (como una fórmula, como un matema), prescindiendo de la dimensión del sujeto de la transmisión.
"No se trataría de reducir al significante al estatuto de un etiqueta pegada a una cosa , dice Lacan", porque esto sería " desconocer la esencia misma del lenguaje". Es necesario articular allí la función del sujeto .
Es interesante remitirnos al comentario de Lacan respecto a la traducción en el articulo de Freud "Recuerdo, repetición y elaboración , de los términos Trieb y triebhaft, que fueron traducidos por instinto e instintual, señalando lo problemático que esto introduce en la transmisión del psicoanálisis.
Si bien se puede apuntar que no se trata allí solamente de una cuestión de buena o mala traducción, podríamos agregar que de todos modos esta cuestión no es sin consecuencias cuando la podemos ubicar après coup entramada con momentos de cristalización, de cierre del discurso, de desconocimiento de la experiencia analítica. Cuestiones, todas estas, que hacen a la particularidad del campo del psicoanálisis y su transmisión.
En el editorial del N° 5 de Poubellication hacíamos referencia a lo expresado por Jacques Alain Miller en el postfacio del seminario Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis, cuando refiriéndose a la transcripción del Seminario dice: " On a voulu ici compter pour rien..." {Se ha querido aquí no contar para nada).
Ubicábamos allí una dimensión de imposibilidad. dado que la transcripción supone una lectura., una posición, y por consiguiente un sujeto.
Considero que así como en el establecimiento de un texto no hay modo de "no contar" , también en el trabajo de traducción en el campo del psicoanálisis. tomando provisoriamente por ahora sólo la dimensión de interpretación que supone, no hay forma de descontar al traductor-analista.
Es contando con esto que tal vez se pueda bordear la cuestión acerca de la función y la dirección de la traducción en el campo del psicoanálisis.
Por otra parte, en relación por ejemplo a los Seminarios de Lacan, ¿podríamos suponer que los analistas de habla francesa tienen allanado el camino, que por no mediar la traducción se les facilita la tarea, en relación a los no-franco parlantes?
Dice Danielle Arnoux 10 :
"La transmisión de la enseñanza de Lacan disjunta de la voz que la profería ha pasado a otro modo con el escrito y la operación de ese pasaje no es nula"
"Hay exigencias de acotamiento que imponen caídas en el pasaje del discurso proferido a su escritura y aquí se inician hipótesis o elecciones de lectura".
" ...Se ve que el pasaje a la escritura del Seminario en ningún caso puede ser tenido por el seminario mismo".
De esto se desprende que la tarea del establecimiento de un texto supone una compleja trama de operaciones que implican un modo particular de incidencia sobre el mismo, incidencia que podemos pensar tan determinante para el texto en su lengua original como en su traducción.
El planteo de D. Arnoux coloca en un plano singular la noción de "original", de " fuente", por el sesgo de interrogarnos acerca de si podemos pensar1os como aprehensibles. (Salvando la diferencia que su referencia es al Seminario, transmitido en forma oral, pero permitiéndonos la posibilidad de desdibujar la diferencia entre lo hablado y lo escrito, para poder precisar si no nos encontramos allí en un nuevo punto donde se registra una distancia no eliminable).
¿Cómo pensar entonces la tarea del analista en relación a la/las traducciones, versiones? Pareciera que la operación que está en juego, más allá del pasaje de una lengua a otra ,es una articulación entre interpretación y construcción.
Esto como un modo de cernir, de bordear aquello que pueda concebirse como "el original" , contando con que el abordaje de ese original como una suerte de captura de lo escrito ,está marcado por una dimensión de no cesar de no advenir.
"...la traducción necesita otra referencia además del sentido para luchar contra lo que Lacan hacía notar cuando decía que el sentido pierde como un recipiente agujereado. Con sentido no se detiene la pérdida de sentido."11
Si la traducción en general supone "el escrito y la transmisión" 12 y también cierto orden de interpretación, plantearemos que la traducción en el campo del psicoanálisis redobla ese orden, ya que a la interpretación ligada al traducir articula aquella que está en juego en la lectura, y demanda al analista una tarea donde la confrontación de textos, la comparación, las decisiones en el campo de su operatoria de lectura implican una construcción. Construcción a la que se puede ubicar entre una y otra versión. En el lugar de la hiancia, la diferencia, del traspié , de la discordancia.
Construcción que no tiene como función rellenar los agujeros del recipiente del sentido al que se refería Lacan, sino relanzar una y otra vez, uno de los fundamentos de la relación del analista con su práctica, uno de los ejes en los que apela a sostener su clínica.
Notas
(*) Artículo publicado originalmente en Poubellication Lacaneana 6/7.
¹ Enciclopedia Sopena. Nuevo Diccionario Ilustrado de la Lengua Española. Ed. Ramón Sopena S.A. Barcelona. Diccionario Larousse. Ed. Larousse Arg. SA.
² Freud, S.: Ms orígenes del Psicoanálisis. ~ Editorial S.A. Madrid.
³ Freud. S.: O.C. T. Il. Traducción de Luis López Ballesteros y de Torres. Biblioteca Nueva.
4 Allouch, J.: Letra por Letra. Traducir, Transcribir, Transliterar. EDELP (École Lacanienne de Psychanalyse1.
5 Idem. Nota 3. Tomo I
6 Lacan. J.: Seminario II Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis . Ed. Paidós. Bs. As. Barcelona-Madrid
7 Milner, J-C.: L· ouvre claire - Lacan., la science, la philosophie. Ed. du Seuil.
8 L´etourdit.. Scilicet 4. Ed. du Seul
9 Idem 6. Cap. X.
10 Boletín 5. Stécrlture. Aviso. Danielle Arnoux.
11 Idem. Nota 4.
12 Berman. A. : El lugar de la traducción (Ensayo)
Referencias
-Lacan, J.: Seminario 20 "Aún" . Ed. Paidós.
- Lacan, J.: Escritos, "La ciencia y la verdad" .
- Actas reuniones del grupo de trabajo sobre "Cuestiones de Escuela" , años 94/95.