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Hace pocos días, leía un artículo en una revista española. Se trataba de una bella recreación literaria acerca de la importancia del papel y cómo, decía la autora, las cartas por E-mail y las publicaciones electrónicas no tienen el cuerpo y el alma que puede esperarse de una misiva perfumada o de un libro con sus separadores y marcas.
Pensaba exactamente así hace pocos años. Una alumna de la Universidad Nacional Autónoma de México me pidió hace tiempo mi E-mail, a punto de ir a París a estudiar psicoanálisis, en parte, motivada por mis clases y también por un cierto agujón que pica fuerte por dentro a quienes se dedican a esta profesión imposible. Recuerdo haberme reído y sacar mi pluma fuente para mostrársela ufano y decirle en un tono de sarcasmo del que hoy me avergüenzo: "Ésta es mi computadora". Para ser sincero, yo odiaba hasta la máquina de escribir y aunque tenía la habilidad de usar las dos manos, me venían siempre a la cabeza los cuadernos de Proust y eso me hacía botar despreciativamente la idea de volverme un aporreador de teclas.
El tiempo me pasó por encima hasta que una amiga compró para mí, una Lap-top 386, rematada por una secretaría de estado mexicana, como trasto inservible, a la par que me decía: "Me cansé de pasar en limpio lo que escribes, corriges y corriges sin medida... me debes tanto de la máquina".
No voy a alargar la historia. Finalmente entré en la Red hace unos 5 años y me enredé con ella como todo cibernauta principiante. De hecho, casi me estrangula pero, como diría Michel Ende, esa es una historia que debe ser contada en otra parte.
En el viaje, descubrí Acheronta, y al principio con cierto grado de escepticismo, me acerqué a la lectura de sus páginas. Me preguntaba quiénes hacían este esfuerzo y a qué lectores se dirigían. Los artículos eran interesantes, la gente de diferentes países se había animado a participar, pero a mí la sospecha no me abandonaba. Estaba muy lejos en ese momento de imaginar que me integraría al proyecto de Psiconet.
La pregunta que insistía en su servidor era: ¿Cómo es posible que algo salido de no sé dónde me interpele? Venido de una juventud en los años 70s, apenas me estaba reponiendo de la caída del muro de Berlín y los ideales de la modernidad, cuando de pronto, me encontraba como el Titanic topando con un iceberg ante el fenómeno de la globalización y de la Realidad Virtual.
El devenir sin freno de las cosas del que habla Heráclito en la antigüedad griega, permea toda nuestra cotidianeidad y sin embargo, los seres humanos vivimos en el temor de aceptar la no permanencia del mundo ni de las cosas puestas en él. Nos solazamos de nuestros prejuicios y nos cuesta trabajo renunciar a lo que asumimos como seguridades, tibias mentiras que nos proporcionan pertenencia a un grupo, cierta estabilidad y reconocimiento especular.
La Modernidad, hoy desfalleciente, hay que entenderla como un proceso amplio que comprendió los últimos cinco siglos. Vivimos una nueva época que no tiene paralelo con la tradición histórica hasta ahora vivida y que plantea nuevos problemas que hablan de un renacimiento del hombre que le hace despertar en una realidad diferente. Asistimos a una nueva forma de entender el trabajo, el ocio y el papel del individuo en la sociedad.
El cambio en estos rubros ha estado ligado tradicionalmente a transformaciones económicas, pero el panorama de la cultura presente ha puesto en entredicho la interpretación que de la historia hacía la ortodoxia marxista. Se establece así, de manera definitiva, el descubrimiento de que los llamados antes, procesos superestructurales, son fuente de transformaciones que afectan la vida social. El hecho tiene hoy en día una relevancia particular pues la sociedad se acerca a nuevos tiempos que hablan de un proceso de virtualización y globalización de la cultura que llevará a mutaciones psicológicas que hablan de un nuevo estadio de desarrollo social y una nueva subjetividad que traerá cambios difíciles de imaginar.
Diversos autores contemporáneos entre los que podemos mencionar a Hans Magnus Enserberger, Sherry Turkle, Slavoj Zizek, Paul Virilio, Jean Baudrillard y Giovanni Sartori, han puesto el acento en el fenómeno de la realidad virtual y de los posibles efectos catastróficos de la adicción a la red que hace entrar al usuario en un mundo alucinante e imaginario que parecería no se encuentra constreñido a ninguna ley.
Se trata de una realidad que nos debe poner a pensar en el cómo se juega ahí el ternario lacaniano de los registros imaginario, simbólico y Real.
El cuestionamiento de la noción de autor preconizado por Foucault se juega de una manera radical y plantea problemas a las teorías de la comunicación tradicionales que afirmaban una relación en plano horizontal entre un emisor y un receptor. Por otro lado, las identidades que pueden adoptarse en la Red en ciertos rooms de Chats y que suponen la petición de principio que representa el confiar que el emisor de un discurso es quien dice ser, merecerían una reflexión sobre el presente de las relaciones humanas. En los cafés-internet, en las bibliotecas y sus casas, los jóvenes escriben y escriben, uno se pregunta cuál será el destino final de todas esas palabras.
Quizá el ciberespacio es un lugar dónde lo Real y lo Imaginario se juegan muy por encima de lo simbólico. La información es aquí, intercambiada sin mayores restricciones y la tendencia actual es a derogar toda censura, aunque, para ser freudianos, quizá en el fondo siempre se conserve algo reprimido original.
La Red de Internet ha transformado las relaciones de tiempo y espacio newtonianos mediante la interacción de campos heterogéneos que están destinados a crear una revolución comparable a la de Gutemberg y la puesta en marcha de la imprenta. La revolución, nos hace pasar del libro en su soporte de papel, con sus hojas y sus páginas, al texto electrónico. Hoy día, estudiantes y profesionistas van a la Red como primera fuente de búsqueda de información, dejando a la biblioteca para un segundo momento que a veces no llega.
No es la clase de panorama que guste a todos, pero tenemos que acostumbrarnos a jugar con estas cartas y negarnos al cambio es atarnos una piedra al cuello. Renovarse o morir dice el dicho. Hay que oírlo más de una vez para comprender la verdad que encierra.
Queda, como se dice en México cuando se enfrenta a una situación difícil que hay que manejar resueltamente: tomar al toro por los cuernos.
Psiconet y Psicomundo han hecho ya historia en poco tiempo y han demostrado a los analistas y psicólogos de todo el planeta que se puede hacer una labor seria no sólo de difusión sino de formación. Podemos encontrar hoy: seminarios por internet, encuentros virtuales, información y documentación de aspectos claves del desarrollo de la historia de los personajes que han hecho al psicoanálisis y sobretodo, trabajos recientes que hablan de que la teoría psicoanalítica es algo vivo que crece y evoluciona todos los días, alejándose del dogma y la puntualidad reverencial a los textos capitales para releerlos en un contexto crítico-constructivo.
Psiconet-México ha aceptado el reto y trata de ponerse al día no sólo siendo un espejo de las opciones existentes. Nuestro espacio tratará de reflejar la identidad propia del panorama psicoanalítico nacional sin olvidar el diálogo con todos los profesionales de la salud mental. Haciendo con seriedad nuestro trabajo, vamos a laborar por la consecución de un objetivo que se nos antoja a los miembros del equipo posible: construir un proyecto de trabajo que a través de la difusión, discusión y formación provea a los psicoanalistas un espacio para la proyección de sus ideas, de manera que, el psicoanálisis llegue a ocupar el lugar que le corresponde en la cultura de nuestro México.
Psiconet-México con su soporte escrito, quizá sea el medio para establecer una verdadera discusión sobre las cosas que nos importan a los mexicanos en relación al psicoanálisis y la práctica psicoterapéutica. La red nos va a permitir el unir nuestros esfuerzos por una causa común y las diferencias en el discurso tendrán que ser ventiladas siempre con cortesía, sin por ello, dejar de lado, la pasión por nuestros puntos de vista.
El psicoanálisis no se enseña generalmente en las universidades y centros educativos de este país. No por esto, la gente deja de buscar el medio de acercarse a él. En la geografía de México, esta disciplina no tiene el prestigio ni las cartas credenciales que en Argentina, Francia y algunos países europeos. Más de un analista, desea que el psicoanálisis en este país entre en la cotidianeidad y las personas de la calle reconozcan a la terapia psicoanalítica como la primera elección posible para encarar sus problemas emocionales. El "aislamiento escolar del psicoanalista" debe quedar en el pasado.
Para todos aquellos mexicanos que piensan que el psicoanálisis es una reliquia y que debiera dejarse totalmente de lado en el currículum de la enseñaza de la psicología, la medicina, la filosofía y las ciencias sociales, es necesario demostrar que más allá de lo que se puede ver en la televisión o en el cine, los psicoanalistas existimos y nos tomamos muy en serio el descubrimiento. de Freud. Más allá de la mente consciente y la racionalidad, se halla un mar profundo e ignoto de fantasías y sueños que la psicología conductista y cognitiva no puede explicar o decide ignorar sin más, cediendo el terreno a los chamanes, cartomancistas, astrólogos y demás psicoterapeutas alternativos.
En una serie de ensayos polémicos recientes sobre psicoanálisis, Jacques Derrida hablaba de: resistencias. Jugándonos por la polisemia que el término sugiere en realidad, el lenguaje sirve más para evocar que para comunicar, leemos que una de las acepciones posibles del término resistencia, apunta a las resistencias que la sociedad contemporánea tiene a aceptar el descubrimiento del Inconsciente. Otra interpretación viable es pensar en resistencias para que el psicoanálisis sea aceptado, han surgido en este caso desde el psicoanálisis mismo. Es conveniente reflexionar si los analistas no hemos jugado, muchas veces, el papel de resistirnos a la difusión de las ideas de Freud prefiriendo jugar a las escondidas con el gran público que se acerca de a poco a este discurso, difícil de comunicarse y más de transmitirse.
Todas estas cuestiones tienen pertinencia como tema de discusión y son parte de la tarea que nos toca hacer en ese espacio de
Psiconet-México que ha crecido en pocos meses de una manera impresionante y ha atraído la atención de diversos colegas que ya conocíamos y muchos más nuevos amigos que consideran importante conseguir la ambiciosa meta que ya hemos planteado más arriba.
El camino trazado por los pioneros del psicoanálisis en México es ejemplar, pero se nos plantea a los analistas de las nuevas generaciones, llevar al psicoanálisis más allá del ámbito de la psiquiatría, la medicina y hasta de la psicología. Se trata de que el público le vuelva un esquema de relación con el mundo que no sea juzgado por las mayorías como ejercicio de élite o práctica oscura y anticientífica.
Tenemos ya la tarea que es una meta ambicionada por todos, tenemos el entusiasmo y la voluntad, nuestras filas en esta causa se van engrosando poco a poco, sólo nos resta seguir caminando. Como dijese Julián Ríos: "Todos los caminos llevan aroma".