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Los años 70 fueron cruciales para la APA. En 1974 se generó en la misma, a partir de una iniciativa de miembros del claustro de candidatos avalados por un sector de miembros adherentes y analistas didáctas lo que fue dado en llamar "la reforma del 74".
Lo fundamental de esta reforma consistió en poner fin, en la practica, a una manera de entender la formación donde el tutelaje del candidato se ejercía desde una función del instituto de Psicoanálisis ejercida bajo el nombre de "mesa didáctica" y que afectaba por su injerencia tanto la relación del analista didácta con respecto al instituto como la del candidato con su analista didácta distorsionando las condiciones esenciales para un psicoanálisis. Tanto mas el del análisis de formación o didáctico.
.20 años después participe en la comisión de reforma de los estatutos de la institución y de los reglamentos del instituto de psicoanálisis que volcaron a lo formal lo que ocurría en la practica desde la reforma del 74, trasladando a la IPA una modalidad pionera que le dio a la APA una identidad particular con respecto al resto de los Institutos de la IPA. que veía con desconfianza y poca simpatía a este movimiento.
De hecho, parte de la población de la APA no compartió los criterios de esta reforma y se escindió conformando la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (APdeBA)
El otro puntal de la reforma fue el reemplazo del sistema escolar universitario de los años o niveles donde se tamizaba la transmisión bajo la forma de "teoría oficial" con evaluaciones que garantizaban el carácter parroquial de la formación de los candidatos.
El sistema de "libre elección curricular" consistió en la inversión de la demanda. Los profesores ofrecían sus seminarios y eran responsables tanto del tema como de la bibliografía, los cuales no podían, de hecho, ser vetados por el instituto. Los candidatos elegían y armaban su propio recorrido curricular.El requisito que le daba el sello era que mas del 50 % de los seminarios debían estar dedicados a la obra de Freud. No había excomunión para ninguna corriente de pensamiento dentro del campo del psicoanálisis lo que constituyó el "pluralismo ideológico". Concomitantemente la evaluación quedo reducida al control de la asistencia y a que se presentara una ficha y una monografía, escritos cuyo requisito se reducía a la constatación de su presentación.
La "libre elección curricular" dio comienzo al desarrollo paralelo de diversas corrientes teóricas que por su vigencia, en relación a la transmisión merecían la denominación de "corrientes actuantes", todas ellas con un fundamento freudiano que se constituyó en base inexcusable.
El retorno a Freud fue el fenómeno mas llamativo y relevante dado que se constituyó como el estudio exhaustivo y prolijo del edificio freudiano independiente, en cierto modo, del movimiento lacaniano que también se inició, por ese entonces, en la institución.
Cuando digo independiente no me refiero a que la influencia de Lacan en el mundo "Psi" no haya inspirado los cuestionamientos que motivaron la reforma del 74, sino al hecho, a mi juicio muy peculiar para la A.P.A,en relación con otras instituciones psicoanalíticas, de la exigente y fructífera lectura de Freud que solo mas tarde y a veces nunca, condujeran al estudio de la obra de Lacan. ·Esta generación de candidatos, entre los que me cuento, vivieron intensamente la exégesis freudiana, entre una formación anterior, mas o menos teñida por el kleinismo argentino y una posterior inmersión en el nada fácil edificio teórico lacaniano.
Las visitas de Serge Leclaire en la década del 70 transmitieron, para muchos, algo más que otro estilo en la dirección de la cura. La "encuadrología de quirófano" y los "rituales antipsicopáticos" que producían una atmósfera transferencial densa y enemistosa o de intenso sometimiento cayeron como los muros de una ciudad largamentente sitiada dando paso a una clínica con otra concepción del discurso, de la transferencia y de la interpretación.
Los análisis didácticos y las supervisiones "desprotegidos" de las tutelas reglamentarias y de los fantasmas de la supuesta pérdida de control del paciente candidato actuador (la coartada teórica de los "núcleos psicóticos" incluía a la actuación psicopática como una vicisitud en el tratamiento de casi todos, que debía ser prevenida en una forma casi paranoide), comenzaron a cambiar de tono de la mano de didáctas particularmente dispuestos a este cambio (reforma del 74).
Muchos baluartes de la clínica psicoanalítica practicada en la Argentina acuñados en el marco de la concepción kleiniana fueron rechazados con inusitada violencia. Las concepciones teóricas, las denominaciones de mecanismos y la forma de abordar e intervenir, y hasta la misma concepción del "material clínico", que poco antes eran manera corriente, casi desaparecieron en el seno de la APA, tras la escisión de los que se opusieron a esta reforma institucional y a las "neo-corrientes" freudianas. Así se constituyó la Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires (ApdeBA).
Sin embargo, un área en APA,. la del departamento de psicoanálisis de niños, se mantuvo aparte, como si un microclima lo hubiese preservado de la violencia del sismo.Ocurrió allí algo especial y diferente, El progreso clínico (en el sentido de progresión) determino que las viejas y las nuevas concepciones psicoanalíticas se acoplara e interpenetraran, rescatando, en un entendimiento mas complejo subsumido a nuevas categorizaciones, los valores indudables de una teorización como la de Melanie Klein basada en la sagacidad y la observación inteligente del complejo mundo de fenómenos que constituyen la vida infantil y sus diversas vicisitudes.
Esto me ha permitido articular teóricamente un como y un porque de ciertos aportes posibles en la clínica con niños, así como la razón y resolución de ciertos atascamientos evitables.
Las reformas institucionales propias de la reforma del 74, efectivizadas mas allá de lo previsto, generaron como fenómeno mas saliente la inversión de la demanda. Esto quiere decir que el énfasis evaluativo que caracterizaba a los tiempos anteriores a la escisión se invirtió pues eran los candidatos o aspirantes que elegían tanto los seminarios, como los didácticos y las supervisiones y que de hecho podían cambiar su elección ante disconformidades o desacuerdos de diversa índole, lo que se transformó en un derecho adquirido. (eliminación del "candidato cautivo" por el reglamento)
Los esfuerzos por la captación de candidatos implicaron un esfuerzo de los profesores que se constituyeron en dueños de los seminarios que dictaban, relegándose paulatinamente la intervención del instituto a la indicaciones de obligaciones mas o menos formales ya que la evaluación y avalacion de los mismo recaía en los equipos docentes restringiéndose la labor del Instituto al registro burocrático o ala consideración de los casos problema (pedidos de licencia en los didácticos, peticiones de cambio de analista o supervisión que fueran controvertidas y no de común acuerdo (estas eran las mas)
Las citaciones a los claustros devinieron infructuosas, salvo cuando se convertían en escenario de luchas políticas ( no sin contenidos de interés psicoanalítico ) Pero de hecho el claustro fue perdiendo evidente interés, ya que ni cuando se le imprimió carácter "semi obligatorio" logro el objetivo de la concurrencia y participación.
Sin embargo algunas mociones comenzaron a tomar otros rumbos. La presentación de trabajos para promoción, comenzaron a ser responsabilidad de subcomisiones del instituto que estudiaban los trabajos y los comentaban ( sin aprobarlos o rechazarlos )para luego ir volcando las particularidades de la experiencia en los espacios de las reuniones internas de Instituto.
Lo mismo con los informes de supervisión.
Casi insensiblemente la imposición de mayor compromiso paso a recaer sobre los mismos integrantes de los institutos, tendencia que apreciamos hasta la actualidad y que recomendamos profundizar y optimizar.
Es importante destacar la existencia de grupos de investigación sobre las cuestiones de la formación, de autogestión, y que han generado, escritos y ponencias, dignos de ser estudiados. Tarea de las comisiones ad hoc, lo mismo que el informarse de los escritos freudianos y posteriores en la historia del psicoanálisis ( tarea que requiere la renuncia explícita a la utilización política propia de las luchas por el poder característico del fenómeno de masas de cualquier institución si lo consideramos como fenómeno de estructura o malestar inevitable).
Por último recomendamos la promoción de espacios que den lugar (lo faciliten) poniendo mas el énfasis en lo testimonial y en el hablar en nombre propio, mas que en escritos donde queden pegados a "ismos" (Ver D.T)
En otras palabras siguiendo una tendencia, sugerimos que el compromiso, por elección de los participantes, constituyan un Instituto donde el compromiso de trabajo defina la función didáctica, que devendría entonces no un derecho adquirido por la simple titularidad, sino porque la elección no obligada de ejercer esta función quede ligada al compromiso de participación en cuestiones muy definida ( creación de espacios-funcion donde trabajar una clínica de la admisión, de la supervisión y de una teoría del didáctico, que no existen como un trabajo institucional mas allá de las administraciones que se sucedan en el tiempo).
Espacios no inaugurados, serian los de espacios testimoniales, donde los didácticos pudiesen ofrecer a un claustro selectivo y caracterizado por el respeto al testimonio, el testimonios de sus propias experiencias de sus análisis didáctico.