Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El pase de Oscar Massota
Hector Becerra

1) La fundación de la Escuela Freudiana de Buenos Aires tuvo lugar el 28 de junio de 1974. Dice el acta que "las dieciocho firmas que acompañaron a la de Oscar Masotta deben ese acto a su enseñanza". ¿Por qué? ¿Quién era Oscar Masotta y en qué consistió su enseñanza?

Para intentar responder deberíamos remontarnos algunos años atrás; tal vez a 1957, momento en que se crea la carrera de psicología en la facultad de filosofía y letras de la UBA. Los planes de estudio de aquel entonces –y los de siempre- denuncian hasta qué punto convergen la psiquiatría, la filosofía y el psicoanálisis tratando de organizar los avatares de una ciencia que no existe y los dislates que produce su promoción.

2) También provocaba polémicas y manifestaciones callejeras el proyecto del presidente Frondizi para autorizar la creación de universidades privadas. Bajo las consignas de "enseñanza libre" versus "enseñanza laica" se producen choques entre estudiantes. Por otra parte, el ejecutivo anuncia un plan de estabilidad y desarrollo.

Si el alumno tolera las contradicciones de la facu y el país es porque aspira a convertirse en agente de cambio de una sociedad en la cual –por otra parte- pretende insertarse, hacerse un lugar con un título en la mano. Pero, resulta que la Ley del Ejercicio Profesional de la Psicología recién fue aprobada en 1985; es decir, veintiocho años después de la apertura de los cursos; entonces, se podrá deducir de ello que se había abierto una carrera, en el ámbito de la enseñanza universitaria nacional, sin haber determinado cuáles serían sus incumbencias profesionales, ¡digno de una república bananera!

3) Un docente de psicología solía angustiar a sus alumnos a punto de terminar la carrera, con una pregunta: ¿qué sucedería si ustedes sacaran la cuenta de las horas que se han pasado calentando las sillas, escuchando las estupideces que los profesores venimos a decirles y las hubieran utilizado para leer? Nuestro docente no conocía a Masotta pero éste encarnaba perfectamente la utopía que aquel pretendía transmitirle a sus alumnos. El docente aspiraba a que sus alumnos, a punto de concluir la carrera, se separaran del Otro que puede decirles qué pensar, decir y hacer, porque después de la Universidad esto es algo que corre bajo la responsabilidad de los profesionales. Pero en el caso de Masotta, ¿cómo pensamos su no-alienación al Otro?

En 1956, con veintiséis años, mientras muchos de sus pares cursan en la Universidad, él ya "juega en primera" y publica un artículo en Contorno, la revista de crítica cultural dirigida por David e Ismael Viñas que durante esos años se enfrentó ideológicamente a la revista Sur, de Victoria Ocampo. El ensayo se llamaba Sur o el antiperonismo colonialista y colocaba a Masotta en un lugar de privilegio respecto de la escritura, dando un salto por encima de la enseñanza clásica y encarnando esa utopía de nuestro docente.

En 1959 Masotta comienza a interrogar al psicoanálisis desde otro escrito titulado: La fenomenología de Sartre y un trabajo de Daniel Lagache, este interrogante no excluye el pensamiento político, que ya se halla presente en Sur o el antiperonismo colonialista y que el autor describe así en Sexo y traición en Roberto Arlt:

Recién hoy comienzo a comprender que el marxismo no es, en absoluto, una filosofía de la conciencia; y que, por lo mismo, y de manera radical excluye a la fenomenología. La filosofía del marxismo debe ser reencontrada y precisada en las modernas doctrinas (o "ciencias" de los lenguajes, de las estructuras y del inconsciente de los freudianos.

Esta impronta política de Masotta no es circunstancial ni momentánea, por el contrario no va a ser abandonada jamás y merece ser cotejada con un reportaje reciente que le realiza María Esther Gilio a Jacques-Alain Miller, titulado: Yo soy el periodista de Lacan (Página/12 del Jueves 11 de noviembre de 1999). Miller reconoce que el pensamiento político (maoísmo) fue una "posición dogmática de fe en la voluntad de rebeldía de lo que se concebía como pueblo". Luego sostiene que como dicha posición no se verificó quedó abandonada en el tiempo. Teniendo en cuenta que el título de la entrevista se origina en una frase efectivamente proferida por el intelectual francés habría que empezar a pensar el pasaje del pensamiento político al místico, porque si él es el periodista de Lacan, sus capacidades como médium le auguran un futuro venturoso.

Puede ser cierto que una experiencia política haya concluido, con todo lo bueno y lo malo que pueda haber tenido; pero eso no implica tener que dejar de lado la práctica política. Cuando la entrevistadora le re-pregunta sobre la relación entre el psicoanálisis y la política, Miller sostiene que:

La categoría de sujeto-supuesto-saber no existe solamente en el análisis, ya que opera también en el campo político. El presidente electo Fernando de la Rúa tiene fama de haber obtenido un voto de confianza sin develar los puntos fundamentales de su futura política. Es decir que se le supone un saber para hacer las cosas bien.

Pareciera ser que la categoría del "sujeto-supuesto-saber" sólo tiene una vertiente imaginaria y por ende la conclusión del psicoanálisis (el que Miller supone) fuera –como dice Raúl Cerdeiras en La nave- que: "la única política es la política del amo y por lo tanto a lo único que podríamos aspirar es a un amo menos imbécil". Es claro que aquí el pensamiento del psicoanálisis (el que Miller supone) deja poco lugar para practicar la política.

4) Hacia fines de 1960 muere el padre de Masotta. De aquella experiencia quedó planteado que su dificultad de pasar por la Universidad debía ser tomada "en serio" porque las biografías se detienen en la cuestión de su bohemia existencialista, y así como no existió la posibilidad de encontrar ayuda en el campo de la docencia, tampoco pudo encontrar ayuda psicoterapéutica en el terreno del análisis; pero veamos cómo lo relata su autor en Sexo y traición en Roberto Arlt:

Las cosas estaban así: mi padre había muerto y yo había "hecho" una enfermedad, en "ocasión" de esa muerte. Tuve entonces que buscarme un psicoanalista. Y me pasé un año discutiendo con él si mi enfermedad era una histeria o una esquizofrenia. (...) Cuando usaba conmigo la técnica neoanalista de la frustración yo me ponía de pronto intransigente, y en cambio de responder con una reacción regresiva me ponía lúcido con respecto a él y no le perdonaba lo que mis ojos veían, su ceguera con respecto a las determinantes de clase, de trabajo y de dinero, que pesaban tanto sobre él como sobre mí. (...) ¿Y yo esperaba la cura de ese hombre? Finalmente mandé vis à vis, como dicen los franceses, al psicoanálisis y al psicoanalista, a la histeria y a mis discusiones de psiquiatría social con el analista.

Lo que da vuelta a Masotta no es el hecho de haberse analizado, Masotta no soporta el análisis, tampoco había soportado la enseñanza, ¿cómo habría soportado la paternidad? ¿Por qué los aduladores de Masotta no dicen que Oscar intentó poner a trabajar el psicoanálisis en un dispositivo muy diferente al que se utilizaba en la clínica? Masotta supone que la subversión del psicoanálisis pasa por la lectura de Freud y Lacan, por el hecho de hacer conscientes las determinaciones de clase, de trabajo y de dinero; pero no por el hecho de psicoanalizarse. El único lugar donde Masotta parece poder emprender el camino regresivo es en la escritura, allí sí su yo invoca y se disuelve en un lector con el cual parece relacionarse cuerpo a cuerpo transmitiéndole un saber que en rigor le es ajeno; sucede que Masotta no escribe para darse a conocer, sino para ser.

5) Enrique Pichón Riviére nació en Ginebra y era de ascendencia francesa. A los veinte años, en Buenos Aires, comienza la carrera de medicina, se desempeña en el Asilo de Torres y en el Instituto Charcot, al terminar su carrera ingresa en el Hospicio de las Mercedes. Angel Garma es su analista didacta. Pichón llega a las más altas jerarquías de la APA para luego alejarse y fundar su propia Escuela. Escribe dos volúmenes que titula Del psicoanálisis a la psicología social donde reúne el corpus más importante de su teoría. Dice Germán García que Pichón Riviére identifica al psicoanálisis con los psicoanalistas de la APA de los cuales intenta alejarse y por eso debe apelar a la psicología social para fundar su crítica. Teorizando se extravía, ¿y en la clínica? Masotta acusa a su analista de ridículo porque votaba a los socialistas de Ghioldi, de que extremaba el juicio acerca de él, porque lo quería hacer aparecer como un farsante, como alguien que no trabajaba, y cómo podía ser si hasta había escrito algo sobre Arlt ¡Vaya prueba de que trabajaba!

El análisis se desmorona, entonces Pichón primero lo recibe en su casa, luego le alcanza los seminarios autografiados de Lacan y por último le abre un espacio en su Escuela para hablar de Jacques Lacan. ¿Sería éste el pasaje desde el psicoanálisis hacia lo social? ¿Este darlo todo no es exactamente todo lo contrario a lo que debe ser la abstinencia del analista?

6) Dice Germán García en Oscar Masotta y el psicoanálisis del castellano:

Nada tiene de extraño, entonces, que Pichón Riviére le haya enseñado a Oscar Masotta lo que en realidad no sabía (como Charcot le enseñó lo que no sabía a Freud), que le haya proporcionado aquellos artículos de Lacan que alguna vez habrá leído pensando en sus cosas.

Si Masotta recibió lo que Pichón no pudo enseñarle es por efecto de la transmisión; pero, ¿una transmisión por fuera de la enseñanza origina alguna deuda? Como decía Roberto Harari en una entrevista que apareciera publicada en La nave, "el mito del origen del protopadre estaba en marcha, esto de que el lacanismo empezó solamente a partir de un padre y nada más". Entonces, alimentemos el mito.

7) La fundación de la Asociación Psicoanalítica Argentina en 1942 es inseparable de la estrategia de un grupo de médicos que luchan contra la hegemonía de la psiquiatría. Para ello se recurre a la medicina psicosomática que intenta reconstruir la ruptura de la unidad del saber, propia de la modernidad. Esa totalidad del saber excluye por igual a los filósofos con su conciencia y a los psiquiatras con su sistema nervioso y su inclinación por la farmacopea. Lo que no se explica por lo somático se explica por lo psíquico y de esa forma el saber se convierte en poder. En la década del ´60 el grupo de la APA estaba en su apogeo.

8) En 1964 Oscar Masotta lee en el Instituto Pichón Riviére de Psiquiatría Social su comunicación sobre Lacan y el inconsciente en los fundamentos de la filosofía. Empiezan a egresar las primeras camadas de psicólogos, que sobre el final de la carrera descubren con el título en la mano el valor de la estafa. Masotta se convierte en el héroe de los excluidos enseñando en los intersticios de la APA y la Universidad, nacen los famosos grupos de estudio.

9) Pero existen otros intentos heroicos de empezar a difundir la enseñanza de Lacan, vamos a citar uno entendiendo además que no es el único. En marzo del '71 Roberto Harari comienza el dictado de Psicología General, que era una materia para alumnos del primer año de la carrera de psicología en la Universidad del Salvador. Por supuesto que quedaron cuestionados los contenidos tradicionales de la Psicología General, lo que se suele enseñar en relación con la percepción, la memoria, etc. Harari propone en ese momento hacer una epistemología histórico-productiva con la base de algunos autores como Bachelard y Althusser, también Canguilhem, y por supuesto Lacan.

Entendemos que fue de las primerísimas cátedras donde se habló orgánicamente de psicoanálisis lacaniano. O sea, se intentó dar un enfoque psicoanalítico de conceptos generales a partir de respetar que era el momento en que los alumnos iniciaban la carrera. Harari hablaba también de los  ámbitos de trabajo, pero centrándose fundamentalmente en la dimensión clínica, no sólo terapéutica. Se buscaba trascender el trabajo clásico de la psicología que es, sobre todo, la cosa experimentalista. Se producen en el seno de la Universidad debates públicos con otras cátedras. En los prácticos se trabaja con la biografía de Althusser y el texto de Saúl Karsz, que ya en ese entonces era un pequeño clásico, llamado Lectura de Althusser, escrito por Karsz y otros. También se incluye un texto de Laplanche y Leclaire que a la postre se convertiría en un clásico: El inconsciente. Un estudio psicoanalítico.

Dice Harari que: El objeto de la operación del psicólogo es un texto epistemológico de esta época. En él teoriza desde la perspectiva de Althusser y realiza una fuerte crítica a Bleger, a la psicología de la conducta, al conductismo fenomenológico. El libro tiene, en el epílogo, un escrito de Althusser, porque Harari le escribe a Francia enviándole el texto y aquel responde con una carta muy elogiosa, así que todo eso está publicado en la primera y la segunda edición del libro. Althusser destaca el trabajo que se hace con la cuestión ideológica, la crítica al conductismo fenomenológico disfrazado de psicoanálisis.

10) En 1971, bajo la dirección de Oscar Masotta, Jorge Jinkis y Mario Levín, se publica el primer número de los Cuadernos Sigmund Freud dedicado a los temas de Jacques Lacan. Dice el sumario: Presentación del segundo "congreso" lacaniano, por Oscar Masotta. La metáfora según Jacques Lacan, por Oscar Steimberg. Una distinción tópica: el sujeto de la enunciación y el yo del discurso, por Jorge Jinkis. El destino del significante en el Complejo de Edipo, por Mario Levín. Observaciones sobre la noción de resistencia, por Arturo López Guerrero. Anotaciones para un psicoanálisis de E. Rodrigué, por Oscar Masotta. Reflexiones transemióticas sobre un bosquejo de proyecto de semiótica translingüística, por Oscar Masotta.

En 1972 Masotta invita a Buenos Aires a Maud y Octave Mannoni y el resultado de aquellos encuentros se plasma en los números 2/3 de los Cuadernos Sigmund Freud que incluía en su dirección además de Oscar Masotta, Jorge Jinkis y Mario Levín, a Héctor Yankelevich e Isidoro Vegh. Una de las cuestiones candentes trabajadas es el tema de la técnica es decir el quehacer del analista. No dejaba de estar presente en el pensamiento de Masotta la idea de que el psicoanálisis podría convertirse en savoir faire de la política. Recordemos que en este año se produce una de las mayores divisiones de la APA. Dice Masotta en los Cuadernos: "nada tenemos que oponer al proceso iniciado por el desprendimiento de Documento y Plataforma. Si no nos encontramos entre quienes la política descubrió un día, tampoco nos situamos entre quienes se anticipan en la crítica". Insistimos en la idea de que Masotta no era un indiferente a la política, sucede que intentaba entender de qué manera el psicoanálisis podría convertirse en una manera diferente de hacer la política.

En 1973 el Instituto Goethe y la Asociación Científico Argentino-Alemana invitan a Cuadernos Sigmund Freud a participar en la celebración de la figura de Freud: los trabajos producidos por Masotta y sus discípulos son expuestos en el aula magna de la facu de medicina de la UBA entre el 28 de setiembre y el 13 de octubre y son publicados dos años más tarde en el número 4 de los Cuadernos.

11) El mismo año se publica un conjunto de textos bajo el título El rol del psicólogo. Un escrito de Beatriz Grego e Irene Kaumann sostienen:

Ahora bien, en el momento actual, por primera vez la APA no lidera el movimiento de introducción de una nueva posición teórica que se impone masivamente: el psicoanálisis francés. Este viene liderado en Buenos Aires por Oscar Masotta, un filósofo ajeno a la APA y a la carrera de psicología, que fue seguido por psicólogos, lo que posibilitó que esa línea teórica se impusiera. Este hecho nos parece ser un fuerte índice de la pérdida de liderazgo por parte de la APA. Entendemos que de no haber mediado esta pérdida, de haber continuado el reinado hegemónico de la APA en la psicología del país, los renunciantes a esta institución hubieran luchado por sus posiciones políticas dentro de la misma APA en lugar de renuncia a ella. Los psicólogos se reúnen ahora alrededor de otro líder, transgresor él mismo. Se definen como "hiperpensantes". ¿Pensarán por cuenta propia o reproducirán el psicoanálisis francés con alta fidelidad? De todos modos, la relación especular psicólogo-psicoanalista está rota. El pacto fue roto por los psicólogos.

12) Los grupos de investigación, la convocatoria, la producción de textos, las traducciones dan cuenta de una transferencia a los textos, de una tarea semiológica de la lengua; es decir, el punto donde la letra connota en la realidad produciendo efectos. La fundación de la EFBA es el devenir de la fuerza instituyente de un discurso que se materializa en la institución. Pero cuando el discurso instituye hace signo, el signo siempre es institucional, sólo existe para un número determinado de usuarios. ¿Cuál sería –a partir de la fundación de la EFBA- el lugar de los Cuadernos Sigmund Freud? Pregunta que no parece ociosa si tenemos en cuenta que para ese entonces ya teníamos el caso bastante contundente de la revista de la Asociación Psicoanalítica Argentina que funcionaba como órgano de la institución.

A partir de allí y hasta la actualidad no existe prácticamente institución que no se haya dotado de un servicio de comunicación que emite sobre ella misma y sus miembros y sus actividades un mensaje cargado de virtuosismo. Si hoy la cuestión de la ética está en el epicentro de las preocupaciones del periodismo es porque no se debiera confundir la comunicación en la que cabalgan las relaciones públicas, con la información.

En el diario Página/12 que conmemora la desaparición física de Oscar Masotta leemos un artículo que lleva por título: Fin de siglo con aires masottianos, firmado por Marcelo Izaguirre. Al final, el texto concluye con un: "Extracto del prólogo a Oscar Masotta. El revés de la trama". En la misma sección del diario, un artículo de Germán García lleva por título: La realidad existe por una oscuridad, y al final del texto leemos: "Fragmento de un trabajo incluido en el libro Oscar Masotta. El revés de la trama, comp. Marcelo Izaguirre, Ed. Atuel /Anáfora, de próxima aparición".

Si los autores querían rendir un homenaje a Masotta, ¿no hubiera sido más prudente que elaboraran sendos artículos? Claro, por allí no tuvieron el tiempo suficiente para escribirlos porque estaban terminando el libro sobre Masotta; entonces, mataron dos pájaros de un tiro. Pero, digamos que incluir la publicidad del libro en el homenaje se termina convirtiendo en un mensaje lisonjero que aspira a que el mismo favorezca más a quien lo profiere que al homenajeado.

13) En 1977 Roberto Harari funda Mayéutica junto con Marisa Punta y Ricardo Rodulfo. Por otra parte, Carlos Pérez, Juan Yaría, Frizzera, Kuri y Mosner todos ellos exdocentes universitarios fundan el Círculo Freudiano.

14) Las Primeras y Segundas Jornadas sobre la institución psicoanalítica llevadas a cabo en la EFBA en diciembre de 1976 y junio de 1977 denunciaban hacia dónde apuntaba la reflexión de sus miembros en aquel momento: el análisis didáctico, la enseñanza del psicoanálisis, la supervisión y fundamentalmente el tema de los grados y jerarquías en el  ámbito de la institución empujan a sus miembros a la pregunta epistemológicamente equivocada acerca de ¿cómo se autoriza un analista?.

Es que si veinte años antes en el momento de la creación de la carrera de psicología se intentaba hacer converger a la psiquiatría, la filosofía y el psicoanálisis tratando de organizar los avatares de una ciencia que no existía y los dislates que producía su promoción. Ahora, más que nunca era necesario que divergieran, porque el psicoanálisis se convertía en la posibilidad de una lucrativa profesión, y hacia ella se dirigían todos aquellos que con el título de psicólogo en la mano no habían encontrado en el mercado laboral una respuesta acorde a sus expectativas. Los psicólogos imaginaron que ser psicoanalista era finalmente una manera de ser en el mundo; o por lo menos, una manera de ser en la Argentina. Mientras los psicólogos fantaseaban, los psicoanalistas encontraron en los psicólogos primero, y luego en la Universidad, un mercado cautivo. ¿Cuál sería el fundamento en el que se apoyaban Greco y Kaumann para suponer que en algún momento haya existido una relación especular entre el psicólogo y el psicoanalista?

Los psicoanalistas supusieron que el ámbito propio del psicoanálisis era la cura analítica, la supervisión y la formación, por supuesto la que se realizaba en las escuelas de psicoanálisis. Esto delimita geográficamente un adentro y un afuera del ámbito. A partir de allí, los analistas empiezan a encaminarse a la Universidad, porque los lacanianos no podían reproducir la estructura verticalista de la APA, surgen entonces las necesidades de un mercado que se libaniza. Por lo tanto, no existía necesidad de legalizar, de teorizar, este movimiento hacia la Universidad, no existía la necesidad de pensarlo como psicoanálisis en extensión. Los fines justificaban los medios. El psicoanalista tenía un grado y al salir del ámbito estrictamente analítico, veía que podía utilizar la función como una jerarquía, desde allí ejercía un poder. Se demandaba a los alumnos que empezaran grupos de estudios. Hablamos de demanda porque se les decía muy puntualmente que la psicología no existía, que la verdadera formación era la psicoanalítica. ¡Para colmo lo que decían no era falso!

Hubo analistas, seguramente los sigue habiendo que en la Universidad se definían ante los alumnos como psicoanalistas; por ello, no se consideraban trabajadores de la educación. Y cuando hubo huelgas sostuvieron que -por lo antes referido- no podían plegarse a ningún tipo de medida de fuerza. Nuevamente, la idea del analista apolítico, como dice Roberto Harari "un alma bella". ¿Acaso estos psicoanalistas ignoraban que fueron demandados por la Universidad para que ejercieran sus funciones como docentes?, ¿No existía un contrato -que debían haber aceptado- donde constaba que desempeñaban un cargo por el que cobraban un sueldo?

Esto que sucedió fue gravísimo. Tendríamos que empezar a teorizar este desplazamiento de los psicoanalistas a la Universidad. Al teorizar el psicoanálisis en extensión, se puede pensar la Universidad como un ámbito hacia el cual el psicoanálisis puede hacerse extensivo, entonces ya no se puede hacer cualquier cosa, porque el ámbito de la Universidad no deja de exigir una teorización acerca de lo que se realiza en ella. El problema de la ética, ¿no?

15) Masotta se va de la Argentina, al parecer corrido por el terrorismo de Estado y moriría sin volver a ella el 13 de septiembre de 1979. No llega a cumplir cincuenta años; es decir que muere joven. Recordemos que para que un ídolo entre en el panteón de los dioses debe morir joven, o trágicamente como Gardel, el Che, o Evita. Luego de cinco años de haber sido fundada la Escuela deviene institución, el lazo social debe haber derivado peligrosamente hacia la formación de masas. Cuando Masotta muere, sus seguidores no dejaron de lado la disputa frente a los estrados judiciales que determinaron que Isidoro Vegh era el heredero legal del nombre de la Escuela Freudiana de Buenos Aires como así también el de los Cuadernos Sigmund Freud. Al haber quedado del mismo lado institución y revista, ésta se convierte trágicamente en órgano de aquella, es allí donde la letra hace signo.

16) El grupo escindido –Germán García, Jorge Jinkis, Sara Glasman- optó por bautizar como de la Argentina a su Escuela Freudiana y le dio a su publicación el nombre de Cuadernos de Psicoanálisis. Más tarde Germán García fundaría la Biblioteca Internacional de Psicoanálisis y Jorge Jinkis y Sara Glasman deciden quedar al margen de las instituciones y arrogándose el papel de fiscales del psicoanálisis, deciden utilizar su revista Conjetural para expedirse sobre cuestiones teóricas y también empiezan a incursionar en las relativas a la política. Dos fundadores más de la EFBA, Javier Aramburu y Juan Carlos Cosentino, quedan al frente del Seminario Lacaniano. Oscar Sawicke y Jorge Chamorro lo hacen con el Simposio.

17) A raíz de que se acaban de cumplir los veinte años de su desaparición física leemos sobre homenajes que se terminan volviendo patéticos. A la hora de concluir cuál fue verdaderamente el efecto Masotta se lo termina calificando como "El bohemio que inventó el happening" (LA RAZON en el transporte – Martes 14 de setiembre de 1999). Aparece inclusive una fotografía de Oscar que dice: "gentileza Germán García". ¿Avalará el discípulo de Masotta los conceptos proferidos sobre su maestro?

18) ¿Cómo ubicar correctamente la influencia que Masotta produjo en la cultura, más allá del mito, que parece seguir siendo lucrativo para algunos? Entendemos que lo que Masotta llevó a cabo se inscribe perfectamente en lo que dio en llamarse cultura de masas. Los procesos políticos, sociales y culturales que se empezaban a desarrollar en nuestro país, en la segunda mitad del siglo crearon las condiciones sociales políticas e ideológicas para que se desarrollara el requerimiento de extender no sólo derechos ciudadanos, sino también determinados bienes culturales a sectores más vastos de la población, aunque al mismo tiempo, resultara que la ampliación del mercado de los ciudadanos fuera utilizada como vía de promoción del consumo masivo.

Entendemos que Masotta es posmoderno porque viene de una fragmentación y multiplicidad de saberes propia de la modernidad. Recordemos que alrededor del mil quinientos se había producido una ruptura en lo que se conoce como unidad del saber, hasta ese entonces todo tipo de conocimientos se subordinaba a una reflexión global y ese conocimiento tomaba el nombre de filosofía; pero, a partir de la modernidad el hombre comienza a conocer sin preguntarse ni por la totalidad del conocimiento, ni por los fundamentos y esto en aras de lograr un poder inédito hasta ese entonces que le permitiera transformar el mundo. Saber es poder es un leit motiv que se origina en la modernidad.

Esta idea de que la filosofía es una reflexión global que subordina todo tipo de conocimientos es la que –seguramente- empuja a que Greco y Kaumann hablen de Masotta como filósofo. A mediados de los ´50, Oscar Masotta frecuentaba las aulas de la facultad de filosofía y letras, pero su bohemia –según los biógrafos- existencialista no le permitió ni siquiera terminar el primer año de la carrera. Prefería los cafés de la zona y la librería Galatea, donde compraba ejemplares de Les Temps Moderns, la revista que dirigían Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir.

Masotta filósofo dicen Greco y Kaumann; pero también líder y transgresor. Masotta podía explicar la fenomenología por sus lecturas de Merleau-Ponty y Jean Paul Sartre, el estructuralismo por su conocimiento de Lévi-Strauss, la literatura, la historieta, el arte pop. Por su condición de transgresor no había sido capturado ni por la Universidad, ni por el psicoanálisis (la cura analítica); de allí que tampoco quedara fascinado por todas aquellas lecturas que había realizado. De allí que Masotta no devenga filósofo; pero, tampoco se torna analista. Si la condición del analista es sobre todo haber sido un analizante convengamos que el aporte de Masotta debe ser ubicado en un lugar distinto al que pretenden ubicarlo los aduladores. Tal vez su gran aporte haya sido la lectura del psicoanálisis; pero, por sobre todo, la forma en que el psicoanálisis se entrecruza con la literatura. Masotta a la manera del filósofo clásico puede emparentar los conocimientos con los fundamentos; pero, luego tiene la lucidez de no sumarlos eclécticamente porque esa ha sido desde siempre la aspiración del discurso universitario. Masotta, en cambio, coteja esos saberes, los revisa, los enfrenta, utiliza los elementos de uno para investigar al otro y viceversa, en ese sentido es kantiano.

19) El acto por el cual se intenta transmitir -a través de una revista de psicoanálisis- datos, informaciones y opiniones se lo denomina: acto informativo y forma parte de una relación más extensa y duradera compuesta por derechos y obligaciones en virtud de lo cual dicho acto de informar puede llegar a volverse de índole jurídica.

Tanto la realidad cotidiana como las investigaciones realizadas en el campo de las ciencias de la comunicación permiten aseverar que el sujeto que recibe la información no puede quedar reducido a ser meramente un agente pasivo de la relación informativa. El proceso de lectura entrelíneas, la interpretación, etc. hacen que el lector de un artículo o ensayo desmienta la concepción de mero receptor. Más aún cuando al tratarse de una revista científica o meta científica el lector se halla inserto en una comunidad de ideas en la que recicla sus informaciones y de éste modo ambiciona participar activamente. Roland Barthes en una postura absolutamente radical sostiene que es el lector quien a través de lo que lee, entiende, subraya, etc, produce una escritura.

20) El llamado derecho a la información guarda estrecha relación con otros principios considerados como inherentes a la personalidad del hombre: la libertad de opinión, de expresión y de prensa; pero, en rigor estos principios no son idénticos entre sí, menos aún equivalen al derecho a la información en la medida que éste es mucho más amplio y resulta de un proceso de evolución histórica y jurídica de escasa difusión en nuestro medio.

El derecho universal a la información es el resultado de un devenir histórico que comienza por reconocer derechos a quienes son propietarios de las estructuras informativas, luego a quienes trabajan bajo la dependencia de aquellos y, finalmente, a todos los hombres

Sucede que en nuestro país las revistas de psicoanálisis se conformaron como órganos de difusión de la institución. Las instituciones tomaron el lugar de la estructura informativa, y los psicoanalistas que escribían en ellas terminan siendo –a la postre- los mismos dueños de esas estructuras. Los Cuadernos Sigmund Freud, los Cuadernos de Psicoanálisis, Conjetural; más tarde Descartes, son algunos de los nombres de revistas que dieron rienda suelta a la libertad de expresión de sus responsables y autores; pero desconocieron olímpicamente los derechos del informado. Existen excepciones, aunque hoy no sean nuestra tema.

Si la libertad de prensa; es decir, la libertad de publicar las ideas, se circunscribe en una libertad para los que escriben en ella y finalmente en una libertad para los que dirigen y controlan esas organizaciones informativas, se produce una interrupción en el devenir hacia el derecho de la información entendido como un derecho no sólo de los dueños de los medios, o de quien escribe en ellos, sino de todos los ciudadanos. En el caso de las revistas de psicoanálisis, el derecho de los informados quedó limitado a que los lectores pudieran comprar o no la revista, que de esa forma terminó siendo leída sólo por los que compartían la ideología, la teoría o el ámbito de la escuela. Sucede que una voz única no informa sino que comunica, y al abusar del monopolio de hecho o derecho, termina propagandizando; corta aspiración para revistas que se enorgullecían (o se enorgullecen) de ser científicas, literarias, culturales, etc. Pero, para ser bien específico: no se trata de rechazar el espacio publicitario, sino de criticarlo en tanto aparezca metamorfoseado como informativo.

Al entender el derecho a la información como un plexo de facultades, el derecho de difundir por cualquier medio implica también el derecho a acceder a ellos. El derecho de rectificación o respuesta sería una forma de ejercer la libertad de prensa por el ciudadano común, por entender este derecho como vía de acceso a difundir sus informaciones. En el caso que nos ocupa sería haberle dado espacio informativo a todos aquellos que se criticaba, o con los cuales se disentía. No se utilizó un medio como ámbito desde el cual disentir. El disenso, en todo caso, se producía desde la trinchera propia, desde el propio medio; por lo tanto, se fue tornando imprescindible que cada institución contara con un órgano propio

21) Lacan sostiene que el hecho de que un mensaje sea retransmitido legitima su pertenencia a la dimensión del discurso y Masotta sabe que la discontinuidad del mensaje es efecto del poder propio de la modernidad, de un poder que se oculta en el saber y que termina manifestándose a través de la letra, de allí que Masotta haya decidido librar en ese escenario sus más grandes batallas.

Su célebre ensayo Psicoanálisis y estructuralismo publicado en Introducción a la lectura de Jacques Lacan es un encadenamiento donde Lacan recrea a Benveniste que recrea Karl von Frisch que recrea. Ese juego de espejos borgeanos que se enfrentan, se reflejan al infinito y se distorsionan produciendo al final del escrito un resultado original que nos permite entender que si desde el punto de vista fenomenológico la comunicación se profiere de individuo a individuo, esta lectura no debe obstaculizar el concepto estructural del lenguaje: que éste es un patrimonio social; es decir, de todos, y vital: en el lenguaje nos va la vida.

Masotta propone la escritura; sin embargo, su propuesta no queda meramente en el terreno de lo moral, aquí sí él parece dispuesto a padecer lo mismo que propone. Escribe en Sexo y traición en Roberto Arlt:

Habrá entonces que comenzar por el comienzo. Y si uno se quiere escritor el comienzo es su primer libro. "Todo" comienza entonces a los veintiún años. Yo llenaba entonces, y trabajosamente, las hojas de un grueso cuaderno "Avón" mientras que, manipuleando palabras, hacía una cierta experiencia del mundo, a cuyo sentido o contenido llamaré de esta manera: lo siniestro. Esto significa: que quería ser escritor y que cuando intentaba hacerlo encontraba que no conocía el nombre de las cosas. Que no conocía ninguna palabra, por ejemplo que sirviera para distinguir el estilo a que pertenecía un mueble. Y tampoco conocía el nombre de las partes de un edificio. Si el personaje de mi novela bajaba por una escalera, y apoyaba la mano mientras lo hacía, ¿dónde la apoyaba? ¿En la "baranda", o en la "barandilla"? Y si el personaje miraba a través de un balcón, ¿cómo nombrar a los "travesaños" del balcón? Travesaños, simplemente. O tal vez "barrotes". Pero me perdía entonces en el sonido material de las palabras y me parecía grotesco y desmesurado llamar, por ejemplo, "barrotes" a esos "travesaños". Y si me decidía por la palabra "travesaños" me parecía de pronto pobremente descriptiva para contentarme con ella. Si mi personaje debía caminar por la calle, y creía imprescindible envolverlo en la atmósfera propia de un determinado momento del día, había que decir ‘que caminaba bajo los árboles’. ¿Pero qué árboles? ¿"Pitas" o "cipreses"? ¿Se dan cuenta de la locura? Lo siniestro era el descubrimiento de aquel idiotismo. Yo, seguramente un idiota mental, pretendía escribir. Tenía miedo.

El escrito recrea la imposibilidad de representar la realidad a través del símbolo. La falta de simbolización es aquello de lo cual Masotta parece hacerse cargo. La cita transcripta es el mejor ejemplo de la constitución del símbolo derrotado.

22) La problemática de la teoría de la praxis le preocupaba a Marx, en el sentido de cómo puede hacerse práctica la teoría especulativa de Hegel. Ya en sus ensayos de 1843 Marx postula una derivación de la crítica hacia otro tipo de práctica: la revolución,. Pero con eso no quiso decir que la práctica crítico-filosófica debía ser sustituida por una práctica revolucionaria, sino que la crítica filosófica se tenía que convertirse de suyo en una revolución.

Por otra parte, la teoría chomskiana pretende estar en condiciones de dar cuenta de la creatividad lingüística, lo cual supone que se haga referencia a la productividad real, al proceso empírico e histórico del uso humano del lenguaje.

23) Concluimos pues que el efecto Masotta es un singular anudamiento entre:

a) el discurso político marxista, que es una respuesta acerca de cómo de trasladar la teoría al campo de la práctica;

b) la semiología, en el sentido de que la lingüística masottiana no sólo se ocupa de los significados, su uso denotativo; sino y, fundamentalmente, la forma en que connotan en la realidad. En esta línea de ideas Masotta es más semiólogo que lingüista;

c) la literatura. Masotta aspiraba a ser escritor pero la ficción se le resistía, la escritura aparece en un lugar muy distinto al saber y se le torna un problema. Entonces, encuentra un híbrido entre la autobiografía, esa capacidad natural que parece tener para la exposición, y la crítica. Su escritura también es histérica, su mentor necesitó fingir que el ensayo que quería escribir ya estaba (mal) escrito por el Otro, que se suele encarnar en otro, llámese Rodrigué, Liberman, Verón, o Sebreli, y su tarea o su misión era advertir, aclarar, comentar, anotar, desconstruir ese texto aludido;

d) el psicoanálisis plantea la idea de falta; la cual, entendida en términos teóricos, aparece denominada como castración y muerte. En el campo de la cotidianidad de Masotta, la falta se escenifica como enfermedad. Lo que no pudo la enseñanza, ni la cura analítica, lo consiguió la escritura, a través de ella no sólo consigue estabilizarse emocionalmente, sino que a la postre logra inventarse a sí mismo.

24) Hemos tratado de argumentar la crítica de Masotta, sucede que la noción de "crítica" ha sido vulgarizada y hoy se la piensa a partir de un cierto maniqueísmo: se critica lo malo, lo que no sirve, etc. Nuestra idea de crítica está mucho más cerca de la forma en que la entiende Barthes. Decíamos, entonces, que hemos criticado y entendemos que con algunos fundamentos de peso, esto significa también que hemos querido hacer su elogio. Claro que Masotta no ha sido el protopadre del lacanismo en la Argentina. Pero, donde sí nos parece que puede ser rastreado el efecto Masotta es en la forma en que impacta su crítica en un discurso hegemónico. En un momento donde los médicos, fieles ha ese deseo tan humano que es el de querer transmitir a otros los propios conocimientos, comienzan una enseñanza estéril, ya que los egresados de la Universidad se encuentran que por el lado de la psicología no existen incumbencias profesionales y los que pretenden volcarse al psicoanálisis chocan con la APA, que era la que controlaba el saber y el título habilitarte. La hegemonía se materializaba como dice Verón en una estructura de superficie que abarcaba Texos, Acción y Objetos. Masotta no opera en ese nivel de superficie sino que ataca las estructuras profundas que son aquellas que sostienen la ideología. Lo consigue a través del símbolo derrotado que abre una brecha al significante, que aquí sí podría ser entendido como la palabra que hace surco en la realidad.

25) En Argentina, la introducción del derecho a la información como derecho positivo se realiza a través del Pacto de San José de Costa Rica (Convención Americana de Derechos Humanos) que se aprobó por ley 23.054 en marzo de 1984. Dice su artículo 13º:

Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones y opiniones de toda índole, sin consideración de fronteras ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección

Si hoy podemos seguir luchando por estas libertades no es por la lectura de la ley, sino por haberlo podido entender a través de –por ejemplo- un escrito de Masotta de 1970, ¡donde nos contaba sobre las abejas! En ese sentido, y en rigor, deberíamos pensar si este trabajo no debería estar en los fundamentos del Pacto de San José de Costa Rica. El Pacto torna legal algo que en algún momento hubo que legitimar agujereando el discurso hegemónico y allí estaba Oscar Masotta. ¿Cómo puede ser que la ficción cave tan profundo en el discurso hegemónico?

Bibliografía consultada

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 10 - Diciembre 1999
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