Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Borges y Acheronta
Jorge L. Borges

Del cuento 'Delia Elena San Marco'‚ en el libro 'El Hacedor'

 

"Nos despedimos en una de las esquinas del Once.

Desde la otra vereda volví a mirar; usted se había dado vuelta y me dijo adiós con la mano.

Un río de vehículos y de gente corría entre nosotros; eran las cinco de una tarde cualquiera; cómo iba yo a saber que aquel río era el triste Aqueronte; el insuperable.

Ya no nos vimos y un año y medio después usted había muerto.

Y ahora yo busco esa memoria y la miro y pienso que era falsa y que detrás de la despedida trivial estaba la infinita separación.

Anoche no salí después de comer y releí, para comprender estas cosas, la última enseñanza que Platón pone en boca de su maestro.

Leí que el alma puede huir cuando muere la carne.

Y ahora no sé si la verdad está en la aciaga interpretación ulterior o en la despedida inocente.

Porque si no mueren las almas, está muy bien que en sus despedidas no haya énfasis.

Decirse adiós es negar la separación, es decir: "Hoy jugamos a separarnos pero nos veremos mañana".

Los hombres inventaron el adiós porque se saben de algún modo inmortales, aunque se juzguen contingentes y efímeros.

Delia: alguna vez anudaremos ¿junto a qué río? este diálogo incierto y nos preguntaremos si alguna vez, en una ciudad que se perdía en una llanura, fuimos Borges y Delia."

 

Debemos las gracias a Mónica Pastorino por el envio de este fragmento de Borges.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 3 - Abril 1996
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