Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Elementos psicoanalíticos en
la crítica de Benjamin al cine

Raquel Aguilar García

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La cámara se vuelve cada vez más pequeña, y cada vez se encuentra  más dispuesta a atrapar en su seno esas imágenes ocultas y fugaces cuyo shock en el observador detiene el mecanismo de asociación. (1)

La mirada de Benjamin es siempre penetrante, capta en lo aparentemente sin importancia el centro de la existencia. Una mirada crítica que lo abarca casi todo: lenguaje, religión, juguetes, historia, literatura, arte, filosofía, etcétera. En sus reflexiones así como en su crítica a la sociedad moderna se vale de elementos de distinta índole entre ellos, algunos pertenecientes a la teoría psicoanalítica.  Por ejemplo, en sus Relatos radiofónicos (2) se dirige a un sector humano por el que no había entonces mucho interés filosófico, los niños. (3)  En su autobiografía Infancia berlinesa, caracteriza la infancia como una etapa privilegiada desde donde ya se encuentra presente en el imaginario, el potencial y la inteligencia. Lo que podría levantar la sospecha de que Benjamin compartía con Freud, la idea de que los primeros años de la vida del ser humano son decisivos para su constitución.  de igual manera reflexiona sobre el juego.(4) Por ejemplo, reflexiona sobre esa dialéctica de la experiencia  de la infancia a la adultez:

La máscara del adulto se llama “experiencia”. Es inexpresiva, impenetrable, siempre igual; ese adulto ya lo ha experimentado todo: la juventud, los ideales, las esperanzas, la mujer.  Todo era una ilusión.  A menudo nos sentimos intimidados o amargados.  Quizá ese adulto tenga razón. ¿Qué podemos contestarle?  Nosotros aún no hemos experimentado nada. […] Todo lo que tiene sentido, lo que es verdadero, lo que es bello, lo que es bueno, está fundado en sí mismo. ¿Para qué nos sirve allí la experiencia? (5)

Esbozando un paralelo entre la vida del hombre y el decurso de la sociedad podríamos relacionar lo anterior con lo planteado en las Tesis sobre el concepto de historia: entre más se avanza más barbarie se hace patente, principalmente si se avanza segregando al otro; trátese del niño, del judío, del obrero o de cualquier otro ser humano.  Y no es que Benjamin hable a favor de las minorías, más bien, me parece que  promueve la eliminación de aquello que marque una minoría (o una mayoría): los caracteres identitarios, puesto que asumir una “identidad”  quiere decir  demarcar lo que me es propio, aquello con lo que me identifico y al mismo tiempo, señalar aquello que me es ajeno, apartarlo y de esto a  la  exclusión sólo hay un corto paso.

 En este sentido, Benjamin pareciera ser un hombre empeñado en tender puentes entre ámbitos aparentemente incompatibles: entre la infancia y la vida adulta; entre la filosofía y la religión; entre el arte y la política, entre el ciudadano y el paria. Tales puentes son a menudo plasmados en sus textos por medio de alegorías,  la cuales encuentran en el terreno de lo simbólico, punto de coincidencia con la teoría psicoanalítica. Otras convergencias se dan en el tema de  los sueños, la alienación, el fetichismo de las mercancías así como en algunas referencias y  empleo de la jerga psicoanalítica: ‘lapsus’ e ‘inconsciente’. Despuntar en su crítica a la obra de arte cinematográfica algunos de estos elementos es el objetivo del presente trabajo. (6) Básicamente en los textos: Breve historia de la fotografía, El capitalismo como religión, Tesis sobre el concepto de historia y  La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica. Es en este último que Benjamin señala al cine como el arte más propio del capitalismo. (7) ¿Qué elemento psicoanalítico podría rastrearse en relación con el capital?

1 - FANTASMAGORÍA DEL CAPITAL

Benjamin afirma que el capitalismo puede fungir como religión (8), [fungir o fingir, no hay mucha diferencia en este caso].  El capitalismo adopta el mecanismo religioso de dar respuestas fáciles a las interrogantes del sujeto, le calma su angustia, le propone "DARLE LO QUE LE FALTA" o sea objetos útiles; obturarle la falta mediante la adquisición de  mercancía. Resulta así, el eterno deseo incolmable de un producto, incolmable porque siempre habrá otro novedoso producto que desear. (9)  De esta manera el capitalismo coloca a sus fieles en una culpa permanente; no hay posibilidad de expiación puesto que siempre estaremos en “falta”. Por el lado del psicoanálisis, el concepto de “falta” va ligado  al de “falo”. Freud  sostuvo que el pene tiene connotaciones simbólicas, el falo vendría a ser el valor simbólico del órgano masculino, una representación figurada:

El carácter principal de esta «organización genital infantil» es, al mismo tiempo, su diferencia respecto de la organización genital definitiva del adulto. Reside en que, para ambos sexos sólo desempeña un papel un genital,  el masculino.  Por tanto, no hay un primado genital, sino el primado del falo. (10)

 Por ejemplo, en culturas antiguas el falo en erección simbolizaba el poder, la virilidad trascendente, mágica, sobrenatural, que mantenía la unidad que manaba del ser.  Cabe decir que esta diferencia anatómica puede ser [lo ha sido de manera dramática] un criterio para la clasificación de los seres humanos.  Así mismo aunque la significación alegórica del falo es muy amplia, baste para nosotros señalar que el falo tiene el valor de algo que es “separable del sujeto”, transformable, un objeto capaz de ser exhibido, de circular, de ser dado y recibido. Nociones que se ajustan muy bien al dinero, a los regalos y  a la infinidad de artículos; dándose lugar al fetichismo de las mercancías. (11)

Operando bajo esta postura fálica del capitalismo se encuentra la fantasmagoría, (12) término que aparece en El capital de Marx y quees usado porBenjamin  para referirse  a ese espejismo o engaño que es la mercancía misma. En el caso del cine,  la fantasmagoría se aplica a la ilusión de los sentidos, al  percibir formas sin fundamento o realidad [amedrentando la inteligencia] ;(13)  a la representación del sujeto tanto en su historia o la historia de sus orígenes. Desde una mirada psicoanalítica cabe considerar que en el cine la fantasmagoría o fantasma se expresa en lo que Freud llamó “novela familiar”(14): la identificación del espectador con los personajes del filme. El hallazgo del sentido de la vida a través de un inesperado giro de las cosas.  Frecuentes tramas en las que el protagonista es un hijo adoptado o bastardo, o cualquier cosa que le permita acceder de inmediato a un status social más elevado.  El obrero que acude a una sala de cine, fácilmente puede caer en la alienación: se identifica con los vencedores y se olvida por unos instantes de su condición de oprimido, lleva a cabo una satisfacción simbólica. Así podríamos suponer que el proletario ve en cierto tipo de películas la oportunidad de reivindicar su condición, Benjamin sugiere que en ese ir y venir de las imágenes presentadas acontece un lapsus en el psiquismo del espectador.

2 - LAPSUS

Benjamin sostiene que pese a que la película exige atención del espectador, existe a la vez un distraimiento.  El cuerpo del público se encuentra situado en determinado lugar, casi sin moverse, pero algo sucede, el sujeto aunque percibe un contenido visual y auditivo no está del todo ahí.  Atiende a lo presentado en la pantalla pero no reflexiona: (15) surgen sensaciones que parecieran estar al servicio de  la suspensión de la autoconciencia.    Benjamin propone que eso que sucede es un “lapsus”: ­ una forma inconsciente de representarnos el mundo y de representarnos en el mundo.  El padre del psicoanálisis ubica el  lapsus  entre los llamados 'actos fallidos' (16)  cuyo mecanismo conocido mediante análisis exhibe, en los puntos más esenciales, “condensaciones y formaciones de compromiso (contaminaciones); la situación, a saber: unos pensamientos inconscientes logran expresarse por caminos insólitos, a través de asociaciones extrínsecas como modificación de otros pensamientos” (17) El lapsus traduce la realización de un deseo inconsciente, el contenido inconsciente deviene consciente pero desfigurado o transformado por mecanismos de censura: hay algo que el espectador no sospecha pero que evita a toda costa, salga a la luz,  una formación de compromiso entre el síntoma y lo reprimido.

Una de las maneras de concebir al inconsciente es como lenguaje (18). Traducir las manifestaciones del inconsciente pudiese ser de utilidad según Freud, para descubrir las intenciones inconscientes de los actos que ponen en peligro al sujeto.  Benjamin por su parte hablaba de un lenguaje “puro” que era posible alcanzar  mediante la traducción.

Una mirada a la psicología del desempeño ilustra la capacidad de someter a examen que tiene el sistema de aparatos.  Una mirada al psicoanálisis ilustra esa capacidad desde otro lado.  En efecto, el cine ha enriquecido nuestro mundo lo significativo con métodos que pueden ilustrarse con los de la teoría freudiana.  Un lapsus en una conversación pasaba más o menos inadvertido hace cincuenta años.  Que abriera de pronto una perspectiva de profundidad en una conversación que parecía desenvolverse superficialmente, era algo excepcional. [...] El cine ha tenido como consecuencia una profundización parecida de la percepción en toda la amplitud del mundo de lo significativo, primero en lo que respecta a lo visual y últimamente  y últimamente también a lo sonoro. (19)

En términos generales, una película se compone de imágenes en movimiento, es decir, de fotografías.  Benjamin señala que así como la revista ilustrada se encontraba presente en la litografía; de la misma manera, el cine se hallaba presente en la fotografía.  Atender las repercusiones de la técnica fotográfica a nivel psíquico puede ser un ejercicio provechoso para acercarnos al fenómeno cinematográfico.  De hecho, algunas tesis de La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica  se encuentras esbozadas en un texto previo de Benjamin, Pequeña Historia de la Fotografía, texto en cual afirma que la diferencia entre la técnica y la imagen no es sino una variable histórica: la imagen que ha pasado por la técnica (fotografía) puede dar a sus productos aquel valor mágico que la otra imagen ya no puede.  Así, las imágenes proporcionadas nos envuelven con un halo mágico y como  pueden ocasionar nuestra risa  también pueden provocar nuestro llanto.

Son dos naturalezas diferentes las que le hablan a la cámara y al ojo; pues en vez de un espacio conscientemente creado por un hombre hay un espacio creado inconscientemente[...]  Más la fotografía le presenta dicha postura con sus herramientas: con el ralentí y la ampliación.  Esto inconsciente óptico lo conocerá por medio de ella, y ello del mismo modo que lo inconsciente instintivo se conoce por medio del psicoanálisis. (20)

El autor de Pequeña Historia de la Fotografía apunta que en un principio la imagen que proporcionaba la fotografía no era fácilmente tolerada.  La nitidez y fidelidad de los primeros daguerrotipos causaba una extrañeza inusitada; un temor a la mirada de los rostros paralizados pero sumamente expresivos.  Las cosas cambiaron  con la llegada del cine, la población rápidamente se vacunó psíquicamente: un tren que avanzaba en dirección a la cámara pronto dejó de impresionar.

Otro  concepto benjaminiano que puede ser clave en la crítica al cine es el de ‘aura’:   “Aparecimiento único de una lejanía, por cercana que pueda estar”.  El aura en la obra de arte le otorga el carácter de unicidad: aura y rito van de la mano.  A partir de la reproductibilidad técnica de la obra de arte el aura se disuelve. (21) Comienza la época del arte pos aurático o sin aura (22) en la que predomina el “valor para la experiencia” o el “valor para la exposición” es decir, la experiencia estética sin más. El valor de exhibición comienza a vencer al valor ritual, aquella lejanía queda al margen: dándose entonces lo que podría llamarse  “profanación del arte”.  El aura es el alejamiento de las cosas  para que acontezca la epifanía y se relaciona  al contacto con la divinidad.

Podría sospecharse que el hombre actual tiene la sensación de enajenación no sólo antes sí mismo sino ante las cosas en general,  lo que despierta a su vez una insistencia “apasionada” de acercarse a las cosas, de intentar penetrarlas. Es aquí donde aparece la “distracción”, un intento por apartar la atención del objeto al que originalmente iba dirigida.  No se trata simplemente de una actividad de esparcimiento y/o diversión, se busca atrapar la atención para luego desviarla. El cine se los proporciona mediante el choque de imágenes.  El público es un examinador pero un examinador distraído.

Desde esta lectura, el arte aparece como una tabla de salvación para la humanidad pues genera una demanda, reclama recogimiento (hundirse en la obra de arte); las masas buscan entretenimiento (que la obra se hunda en ellas); sin embargo “la satisfacción plena no ha llegado todavía”. (23)  

“El nuevo arte crea una demanda que se adelanta al tiempo de su satisfacción posible; ejercita a las masas en el uso democrático del “sistema de aparatos” –el nuevo medio de producción- y las prepara así para su función recobrada de sujetos de su propia vida social y de su historia.”(24)

Así, la profanación del arte de la que hablábamos tiene dos posibles caminos: la completa enajenación o la posibilidad de emancipación. Esta última consistiría en tomar la decadencia del aura en la obra de arte como un recurso para lograr una sociedad más libre e incluso una reelaboración del concepto de lo estético.  No parece que en Benjamin haya una puesta de regreso al arte aurático  más bien consideramos, se trata de implementar nuevas formas artísticas, pues para Benjamin, una obra de arte da cuenta de los problemas técnicos en la sociedad moderna, incluyendo así el carácter revolucionario. (25) La obra de arte se convierte así, en un proyectil que impacta en el espectador; alcanza una “cualidad táctil” que se basa en el cambio de escenarios y de enfoques que se introducen, golpe tras golpe en el espectador. Benjamin pone el ejemplo del dadaísmo como uno de los primeros en implementar nuevas formas artísticas (destrucción del aura incluida), intentando generar con los medios lo que el público encuentra en el cine: extravagancias y crudezas.  El dadaísmo causó un shock físico pero le colocó una envoltura moral, del cual el cine lo liberó. Si como dice Benjamin, la diferencia entre la técnica y la magia no es más que una variable histórica; el hombre cree que todo está (o pronto lo estará) al alcance de sus manos mediante el conjuro de la técnica, todo será moldeable, todo estará bajo nuestro control, incluso el tiempo.

3 - NOCIÓN DE TIEMPO 

Benajamin revoluciona la intuición histórica echando mano de la interpretación freudiana de los sueños; propone pensar las expresiones históricas de la humanidad  como “imágenes oníricas” a las cuales el historiador debe atender con el fin de localizar e interpretar los “desplazamientos” que se inscriben.

 “Al historiador le tocaría pues la tarea, como el mesías al fin de los tiempos, de disponer correctamente las imágenes ‘desarregladas’  (locas) y de conferir así al mundo su verdadera significación”. (26)

Quizá el psicoanalista comparte con el historiador benjaminiano la forma de conocer el pasado... para ambos articular el pasado  no significa conocerlo tal como éste ha sido sino adueñarse de un recuerdo, tal como relampaguea en un instante de peligro.

Para el autor de las Tesis sobre el concepto de Historia el tiempono debe entenderse como un punto fijo al cual el presente puede remitirse para corroborar la versión oficial de los hechos. El tiempo como algo lineal, homogéneo y vacío ha servido al capitalismo para “medir” la fuerza del trabajo y ejercer la dominación, un tiempo que se impone a la sociedad.  

Dicha concepción del tiempo es evidente en el cine: las imágenes ininterrumpidas que se procesan mediante la “adición”, llenando el tiempo homogéneo y vacío llevan una secuencia (linealidad) que apunta a despertar disposiciones afectivas en el espectador. El espectador es el que “espera” ¿qué espera? espera la “experiencia visual”  a través de las imágenes que curiosamente han sido seleccionadas de entre centenares por un “experto” para presentarse ante un público también de “expertos”.

Sin embargo la imagen como tal no es la villana del asunto, puesto que es también a través de la imagen que podemos entablar un compromiso con lo no presente y rescatar el olvido mediante el “tiempo-ahora” que aparece en la obra de Benjamin.    El “tiempo-ahora” es la dialéctica del pasado con el presente: el pasado está presente de una forma especial.

 “El pasado contiene un índice temporal que lo remite a la salvación; hay un acuerdo entre las generaciones pasadas y la nuestra.  Hemos sido esperados en la tierra; nos ha sido dada una débil fuerza mesiánica sobre la cual el pasado tiene un derecho”. (27)

4 - HAY INIFINITA ESPERANZA… PERO NO PARA NOSOTROS

Benjamin apud Witte: “Marginado y fuera de su esfera, habiendo perdido la facultad de identificación con su clase de origen, el intelectual, puede asumir el papel de analista de la neurosis general.”   Benjamin señala la barbarie que acompaña nuestra vanagloriada cultura, sus textos están empapados de simbolismos que nos muestran que la realidad, es una realidad circense: La teología como el enano jorobado. La filosofía como un juego de ajedrez.  El artista hollywoodense como bufón de la corte que reivindica el poder. El autor como “trapero”  que hurga en los trapos del lenguaje. Si los acontecimientos son prácticamente un espectáculo quizá sea momento de mirar tras bambalinas, de profanar esa realidad circense.  El pensamiento de Benjamin gravita en la dialéctica de fuentes dispares de las que una vez que se ha nutrido, deben profanarse, profanándolas pueden recobrar sentido.  Profanar la teología así como el materialismo histórico, desmantelando las ideologías.  ¿Por qué no profanar el psiquismo? Hacer callar las sirenas y dar lugar al silencio.  Mirar hacia atrás como el ángel de la historia. Percatarnos que las identidades impuestas por el capitalismo se basan en la desigualdad; identidades imaginarias muchas veces fomentadas muchas de las veces por el cine y claro por el resto de los medios de comunicación.

Así, el pensamiento  de Walter Benjamin dirigido a la fotografía, al cine, al arte en general desemboca en una mirada crítica a la cultura en general;  los llamados “bienes culturales” vienen acompañados de un dejo de violencia, desde su hasta su transmisión: todo lo que se afirma, una lengua, un tipo de arte, una conducta, se hace a partir de la negación en sus distintos mecanismos: hostilidad, indiferencia, olvido, silencio a la voz de los vencidos. Esa voz se ha perdido, en parte, porque el historiador se identifica [como lo hacemos nosotros] con los vencedores.  Cabría considerar las condiciones de posibilidad para recuperar esa voz de los vencidos. Un primer paso podría ser el peinar la historia a contrapelo,   una especie de exhortación a revertir el proceso: recibir la cultura sin olvidar su carga adjunta de barbarie; deshacernos de la empatía con el vencedor buscando herramientas epistemológicas que lo permitan. Que la emancipación no sea una fantasía vivida a través de la pantalla; buscar  reescribir la novela familiar, en lugar de ver en nuestros gobernantes, en aspirantes a serlo, o en augustas personalidades, a esa figura materna o paterna que vendrá a colmar toda necesidad.  Combatir también las fantasmagorías del capitalismo, espectros que sin presencia física mueven al mundo con la promesa de colmar el deseo.

La realidad entera se cosifica y deviene en mercancía (seres humanos incluidos).  Las relaciones humanas (28) y productivas cambian constantemente gracias a la tecnología. Pero Benjamin no parece proponer dar la espalda a la técnica. En el caso particular de la obra de arte, responder a la estetización de la política con la politización del arte. A través del empleo crítico del sistema de aparatos  [sin excusas como que ya estamos demasiado viejos para emprender la tarea]. No olvidar la débil fuerza mesiánica que nos ha sido conferida.

 

NOTAS

(1)  WALTER BENJAMIN, Pequeña historia de la fotografía. Originalmente publicado en tres partes, entre septiembre y octubre de 1931, en la revista Die literarische Welt; redactado unas semanas antes.  Consultado en  WALTER BENJAMIN, Obras completas, libro II/Vol., Madrid, Adaba Editores, 2006, pp. 402-403.
(2)  WALTER BENJAMIN, El Berlín demónico, relatos radiofónicos, Tr. Joan Parra Contreras, Barcelona, Icaria, 1987, pp. 157-158
(3)  Receptores poco comunes de los mensajes de aquella época.  Al margen de las circunstancias que lo llevaran a “hablarles a los niños”  cierto es que  Benjamin no realiza un trabajo anodino. Baste mencionar el cuento de La bella durmiente  así como El Programa de un teatro infantil escrito por Benjamin para Asja Lacis. Y es que no cabe hablar de la búsqueda de las condiciones para una sociedad igualitaria y el bienestar de los individuos sino se muestra respeto (consideración) por cada uno de ellos de manera equitativa.  Ya Freud hablará en Tótem y tabú de la idea de atribuir a la sociedad un principio de evolución biológica según el cual todas habrían pasado progresivamente desde un estado salvaje “infantil” a un estado “adulto” de civilización.
(4)  WALTER BENJAMIN, Cuadros de un pensamiento, Tr. Susana Mayer, Argentina: Ediciones Imago Mundi, 1990, p. 78, 119, 142 y 143.
(5)  WALTER BENJAMIN, Reflexiones sobre juguetes, libros infantiles, jóvenes y educación, Buenos Aires, Nueva Visión, colección Fichas, No. 39, 1974, pp. 9-20
(6)  Cabe destacar que el marco teórico conceptual del presente trabajo es  el psicoanálisis; lo que  deja al margen infinidad de enfoques hermenéuticos. Así mismo tomamos como punto de referencia las obras cinematográficas a las que Benjamin posiblemente tuvo acceso durante su vida: el cine europeo y estadounidense desde sus inicios hasta la fecha de muerte de Benjamin (1940).  Criterio apoyado por las referencias textuales de Benjamin por ejemplo, al cine mudo (Chaplin) y al cine infantil (Walt Disney).
(7)  Sin embargo no es el cine en cuanto tal a partir de lo cual Benjamin reflexiona, sino el cine como adelanto experimental, como esbozo quizá, de lo que podría ser esta nueva obra de arte
(8)  WALTER BENJAMIN, El capitalismo como religión. [En línea] http://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.html [Consulta: 25 mayo 20010]x
 (9) Se trata del deseo de tales zapatos, de un televisor de  plasma, de un teléfono celular o de una computadora cuyas múltiples funciones permiten a su portador la inmediatez de la información pero cuyo manejo integral supone a un erudito en sistemas de informática en constante actualización; pues un novato con conocimientos básicos de computación resulta incompetente ante el uso de las nuevas tecnologías que surgen semana a semana. 
(10)  Sigmund Freud, La organización genital infantil. Tr. José L. Etcheverry. Buenos Aires – Madrid, 2008. P. 146. Las cursivas son del original.
(11)  Debido a su amplia extensión tanto en psicoanálisis como en los textos marxistas, no tocaremos el tema del fetichismo.  Baste mencionar que el fetiche representa según Freud, el “dios incorporado”.
(12)  Usamos el término “fantasmagoría” en sentido lato; sin entrar en la discusión de las diferencias entre los términos aledaños como  fantasía y fantasma; ni en las variantes o “grados” de actividad fantaseadora (consciente, inconsciente). Tomamos en cuenta el sentido que comparten y que tiene aquí pertinencia: la facultad de imaginar y los contenidos de este mundo imaginario sugieren inevitablemente la  oposición con el mundo real (material).
(13)  Cabe señalar que los conceptos de fantasmagoría, fantasía, fantasma nos remiten al problema de imagen, el cual rebasa las intenciones del presente trabajo.
 (14) SIGMUND FREUD,  La novela familiar de los neuróticos.  Obras completas, Vol. IX, (1906-1908), Tr. José L. Etcheverry, Madrid, Amorrortu editores, 2ª ed. 8ª reimp., 2006, pp. 215-220
(15)  La reflexión podrá presentarse por supuesto al término de la proyección pero no durante; no al menos si se pretende seguir prestando atención a lo que acontece en la pantalla.
(16)  Seguimos aquí la intención de Freud de una explicación psicológica de los actos fallidos la cual deja al margen la explicación de  funciones cerebrales y  trastornos orgánicos.
(17)  SIGMUND FREUD,  Psicopatología de la vida cotidiana, Obras completas, Vol. VI, (1901), Tr. José L. Etcheverry, Madrid,  Amorrortu editores, 2ª ed. 8ª reimp., 2006, p.269
(18)  Exposición realizada por Lacan en 1958 en el Coloquio de Royaumon titulada “La dirección de la cura y los principios de su poder”. Destaca también aquí su fórmula  de que el “lenguaje es la condición del inconsciente”.
(19)  WALTER BENJAMIN,  La tarea del traductor, Ensayos escogidos, Tr. H.A. Murena, México, D.F., Ediciones Coyoacán, 3ª ed, 2006, pp. 119-137.
 (20) WALTER BENJAMIN, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Tr. Andrés E. Weikert, México, D.F.,  Editorial Itaca, 2003 p. 84-85
 (21) WALTER BENJAMIN, Pequeña historia de la fotografía…p 382
 (22) Resulta entonces que no tiene sentido hablar de autenticidad pues cada copia posee cierta independencia.
 (23)  En el arte aurático predomina el “valor de culto”, el valor ritual, la repetición mediante la cual se actualiza esa lejanía, ese acontecimiento mágico o de lo sobrenatural, un posible contacto con la divinidad. 
(24)  WALTER BENJAMIN, La obra de arte… P. 89
(25)  BOLÍVAR ECHEVERRIA, Introducción a “La obra de arte…”, op. cit.  p. 22
(26)  WALTER BENJAMIN, El autor como productor, Tr. Bolívar Echeverria, México, D.F., Itaca, 2004
(27)  WALTER BENJAMIN, Sobre el concepto de historia, op. cit., Tesis II.
(28)  “Freud dio argumentos contundentes sobre la psicología de masas: la inserción del individuo en la masa potencia lo emocional en detrimento de la reflexión, la masa como tal carece de actitud crítica alguna y se entrega a meras ilusiones dándole preferencia a lo irreal sobre lo real; el comportamiento de las masas puede ‘retrotraerse a sus orígenes en la horda primitiva’ en donde quien dirige es todavía el temido padre primigenio”. JUANES LÓPEZ, Jorge, Arte y redención, en BOLÍVAR ECHEVERRRÍA (compilador), La mirada del ángel, México, D.F., Coedición: FFyL UNAM – Editorial Era,  2005, p. 248.

 

BIBLIOGRAFÍA

WALRTER BENJAMIN, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, Tr. de Andrés E. Weikert, México, D.F., Editorial Itaca, 2003.

___________________  Pequeña historia de la fotografía en “Obras completas, libro II/Vol. 1., Madrid, Adaba Editores, 2006.

___________________  Tesis sobre el concepto de historia, en “Ensayos escogidos”, Tr. H.A. Murena, México, D.F., Ediciones Coyoacán, 3ª ed., 2006
 Editorial Coyoacan, 2006.

___________________ El capitalismo como religión [en línea] http://catigaras.blogspot.com/2008/05/el-capitalismo-como-religin-walter.html [Consulta: 25 mayo 2010].

____________________   La tarea del traductor, Ensayos escogidos, Tr. H.A.  Murena, México, D.F., Ediciones Coyoacán, 3ª ed, 2006.

___________________  El autor como productor, Tr. Bolívar Echeverría, México, D.F., Editorial Itaca, 2004.

___________________ El Berlín demónico, relatos radiofónicos, Tr. Joan Parra Contreras, Barcelona, Icaria, 1987, pp. 157-158.

___________________ Reflexiones sobre juguetes, libro infantiles, jóvenes y educación, Buenos Aires, Nueva Visión, colección Fichas, No. 39, 1974.

BOLÍVAR ECHEVERRRÍA (compilador), La mirada del ángel, México, D.F., Coedición: FFyL UNAM – Editorial Era,  2005.

SIGMUND FREUD, Psicopatología de la vida cotidiana, Obras completas, Vol. VI, (1901), Tr. José L. Etcheverry, Madrid, Amorrortu editores, 2ª ed. 8ª reimp., 2006.

_______________ La novela familiar en “Obras completas”, Vol. IX, (1906-1908), Tr. José L. Etcheverry, Madrid, Amorrortu editores, 2ª ed. 8ª reimp., 2006.

BERN WITTE, Walter Benjamin: Una biografía [Trad. Alberto I. Bixio], Barcelona, Gedisa, 1990.

 

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