Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El padre:
su función en el aprendizaje del niño

Juanita Amaya, Elizabeth Blanda,
Teresa Correa, Jaquelina Nanclares

Imprimir página

El presente trabajo se enmarca dentro del Proyecto de Investigación "La importancia de la función simbólica y sus alteraciones en el aprendizaje", que se desarrolla en la facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional de San Luis con una muestra de niños entre siete y nueve años con dificultades para aprender,

En esta oportunidad acentuaremos la importancia del rol paterno en la adquisición del aprendizaje en el niño.-

Consideraremos principalmente aquellos aportes teóricos que hemos registrado en nuestra investigación, a la luz de la teoría de las relaciones objetales, como fundamento para mirar el vinculo "hijo-padre-aprendizaje".

La mayoría de los autores coinciden que el papel del padre comenzó a resaltar en toda su importancia no a partir de la teoría sino de la elaboración de la experiencia clínica, sobre todo para romper el vínculo narcisístico madre-hijo. Se señala la importancia de la figura real del padre y no sólo su valor simbólico mediado por la madre.

El psicoanálisis ha revelado que es fundamental para la vida del niño que su nacimiento haya sido deseado: sentirse hijo del padre es fundamental para su desarrollo. Si no incluimos la temprana importancia del padre en la vida del niño, no se podrá comprender jamás ni su desarrollo normal ni sus trastornos. Un padre ausente y psicológicamente débil o incapaz de asumir la paternidad provoca en el niño un serio déficit en su identidad genital. La carencia de contacto con el padre sobre todo de un contacto corporal y cotidiano con él, deja un déficit que se halla luego en la base del anhelo del padre. Esta carencia de contacto con el padre es una de las raíces del rechazo del hijo y deja una nostalgia que podría ser el origen de una posterior y desesperada búsqueda de sustitutos paternos a través de toda la vida.

Lidz R. (1949) quien estudio el ambiente familiar del paciente esquizofrénico, -sobre todo la función del padre- afirmó que la falta de la figura del padre es tan nociva como la de la madre. Está comprometida en la simbiosis patológica del niño con la madre. A propósito el Dr. Mauricio Abadi se interesó por estudiar las características diferenciales de cada uno de los tres integrantes del triángulo, madre-padre-hijo. Se refirió al Rol Materno especificando la fantasía de embarazo eterno, por medio de la cual la madre quiere guardar al hijo como parte de si misma, y ubicó a esta modalidad relacional como un rol posesivo propio de la madre. A partir de esto surge el rol extractivo o Rol del Padre, que consiste en extraer al hijo de la posesión de la madre. Y el tercer rol que propone Abadi es el rol Ambivalente y Conflictivo que se llama Rol Filial, donde el hijo tiene una conducta polar por la que oscila entre los dos términos de pares padres: adentro y afuera, dependencia y libertad, refugio-prisión y desamparo-libertad. Ambos polos son anhelados y rechazados.

Fairbairn hace referencia en su teoría a la situación de prioridad que surge directamente de la dependencia física y emocional del niño de su madre y se manifiesta en la relación de éste con aquella, mucho antes que el padre se convierta en un objeto significativo.-

El niño, de acuerdo a este autor, se ve enfrentado con dos objetos parentales distintos en vez de con uno solo, esto mostraría la principal novedad que la situación edípica introduce en el mundo del niño cuando ésta se materializa en la realidad exterior. La relación con su nuevo objeto, es decir, con su padre, está por supuesto inevitablemente cargada con vicisitudes similares a aquellas experimentadas con anterioridad en su relación con la madre y en particular, necesidad, frustración y rechazo. De acuerdo con ella su padre se torna un objeto ambivalente, mientras al mismo tiempo, él se hace ambivalente con respecto a su padre.-

La adaptación que el niño debe hacer con respecto a su padre difiere de aquello que ha debido realizar previamente en relación con su madre. La diferencia está centrada en un plano emocional porque en su relación con el padre el niño es necesariamente privado de la experiencia de ser alimentado al pecho.-

Considerando el lugar del padre frente al hijo y a su madre o esposa, podemos analizar cómo se configura la paternidad desde el contexto familiar que se arma a partir de la pareja que ahora se constituyen en padres. Sabemos que se le asigna al hombre la definición del nuevo contexto familiar que construye con su mujer y que tendrá significaciones originarias de esa pareja diferente de las familias de cada uno. El hombre propone en primer lugar a su esposa una ruptura con su familia dadora, lo que constituye para Berenstein una amenaza inicial, con el fin de gestar una estructura familiar con lugares, funciones y roles delimitados, que ayudarán al hijo futuro a inscribirse dentro de ese universo significado por quien será su papá. Textualmente dice; "La dirección de la ley proveniente de lo social, es tal que envuelve y atraviesa el lugar del padre y a través del hijo es devuelta junto con éste al medio social". El padre sacude al niño privándolo de la madre. Padre autor de leyes, principio de las mismas, temido y admirado. El apellido del padre es inseparable de la ley y del sistema de parentesco. Rosolato considera que al tema de la paternidad en términos de un vínculo entre tres generaciones: abuelo-padre-hijo. Esto hablaría del modo de configurarse la paternidad, a través del proceso de identificación.

A este fín apunta Rolla cuando dice que las identificaciones adquiridas en el seno de la familia y que debieron contribuir a la consolidación de un sentimiento de identidad predominante ceden lugar a las identificaciones extra-familiares. Así el hijo en su proceso hacia la exogamia debe elegir identificaciones para sentirse consolidado. Es una migración afectiva que debe ser apoyada por el seno familiar. Agrega textualmente: "Para que el hijo cumpla el devenir secuencial de su desarrollo evolutivo habrá de superar la etapa en que sus relaciones interpersonales primarias estén dirigidas hacia el objeto madre".

En la interrelación del niño con el modelo paterno, éste va descubriendo el modelo de autoridad, expresado en el padre en forma de servicio, de ayuda, de seguridad en sí mismo, de saber intervenir de forma adecuada en situaciones conflictivas. Además el niño es capaz de configurar su identidad masculina y de forjar el talante del futuro padre. El padre favorecerá el encuentro del niño con el mundo y le brindará los instrumentos para aprenderlo y disfrutarlo.

La adquisición del aprendizaje y de todos los contenidos culturales constituyen el logro de la sublimación, proceso donde la figura paterna es el promotor y guía. El instinto de investigación y la curiosidad por aprender lo nuevo, es posible cuando el niño no continúa fijado a sus padres y hermanos, ya que es el resultante de una separación eficiente entre el niño y éstos.

La formación de símbolos surge como una actividad del yo, por la que éste intenta manejar las ansiedades emergentes de su relación con los objetos a saber; el miedo a los objetos malos y el temor a perder los buenos. La comunicación emocional del niño debe encontrar en su proyección, un continente, Bion afirma que la capacidad de contención es un proceso muy activo que presupone sentir, pensar, organizar y actuar. Este modelo de proyección-contención-acción reflexiva constituye el origen del pensamiento normal y es internalizado por el niño.

Un niño contenido domina sus impulsos destructivos hacia si mismo y hacia los demás. El concepto de autoridad comprende la función de enseñar y poner límites, y ello implica inculcar la noción de realidad que sabemos, constituye el límite contundente para la fantasía. Discernir realidad de fantasía es fundamental para el aprendizaje del dominio de impulsos destructivos y conforma el eje de la potestad parental.

El padre es una figura central en el desarrollo social de los hijos, en su equilibrio emocional, de ahí la necesidad de que posea él un equilibrio de su personalidad, sin rasgos de dominación, y mucho menos de subyugación. Su actuación ante los hijos debe basarse en la afectividad y en la negociación, antes de convertirse ésta en actos dominantes o sobreprotectores. El padre es el modelador de las emociones y sentimientos de sus hijos, siendo capaz de ayudarles a verbalizar sus emociones y comprender sus fracasos.

Cuando la madre está unida al padre, el niño puede instalar en su interior una pareja discriminada y benigna que determina cierta calidad de superyo de carácter atemperador, realista que facilita la organización del orden simbólico y del imaginario.

Desde nuestro proyecto de investigación, hemos detectado en la muestra de niños con dificultades para aprender, características vinculares particulares donde encontramos nuevas configuraciones familiares construidas sobre procesos complejos en los cuales el padre es una figura cada vez menos presente en la vida del niño ante lo cual la posibilidad de "crecer juntos" ajustándose y adaptándose a este hijo son cada vez más nulas. El aprendizaje del rol del padre es actualmente un desafío, tironeado por una cultura en la que el superyo como ley social y familiar ha sufrido un colapso, sin embargo el niño no se ha adaptado a esta transformación, sino que reclama el lugar del padre a viva voz a través del síntoma "no aprendo". Mientras se perfila el advenimiento de la familia monoparental dirigida por una madre en el mayor de los casos, que estima no tener la menor necesidad del hombre-padre, sino que lo puede sustituir.

Christiane Olivier expresa en su texto "Los hijos de Oreste o la Cuestion del Padre", que el niño lleva impreso a su padre a partir de las percepciones intrauterinas del embarazo, de lo cual no se olvida nunca más, y que luego en la adolescencia o adultez aquel niño según su expresión… "se levantará de golpe con la idea de reencontrarlo, de reencontrar aquel que su cuerpo lleva a cuestas inconsciente y definitivamente"… Se perfila como la búsqueda de una salvación, ¿a qué a la terminación del proceso de identidad? ¿al cierre de un camino de búsqueda de si mismo? Cómo hacerlo sin padre podría ser el interrogante. Si la madre se posisiona de ese objeto- niño, y "es de ella", su poder reinará, y tendrá según la autora "el goce de vivir en simbiosis con otro ser humano, anidado en medio de sí misma, dando así la espalda a la soledad humana"

Si es ella quien impidió a ese padre, éste llevará la desvalorización por parte del niño también, pues no se puede amar un padre al que la madre odia. Ese niño al crecer reclamará; "mi madre me impidió vivir, me privó de mi padre"…

La paternidad dependerá de la madre mientras el padre no se acerca a imponer su ley, su deseo, su función, sus afectos. Es decir aquel hombre que tema convertirse en padre, no logrará un lugar en esta díada madre-hijo.

Como conclusión, diremos que la figura paterna es esencial en la vida del hijo, y exige del hombre un desprendimiento y entrega de afecto que solo pueden alcanzarse con la madurez. Decía Winnicott que "Ser padres tiene que ver con un trabajo, una necesidad-oportunidad", y llegar a ser padre es un proceso de transformación de la identidad. Sólo de este modo el padre puede prevenir junto a la madre la ausencia o desaparición de dificultades para aprender. Los hallazgos correspondientes a esta viva y real presencia del padre, nos invita a estudiar su función de la misma manera como en años anteriores los psicoanalistas se dedicaron a la comprensión de la figura materna.

 

BIBLIOGRAFIA

ABADI, M. Recorte y Montaje. El Cid Editor. 1982. Bs. As

ABERASTERY A. Y SALAS E. La Paternidad Ediciones Kargieman- Bs. As. 1984

BERENSTEIN. Psicoanálisis de la estructura familiar Editorial Paidós

FAIRBAIRN R. Estudios Psicoanalíticos de la Personalidad Ediciones Lumen - Hormé

HIRSCH Y OTROS. El CAT en el Psicodiagnóstico de niños Ediciones Nueva Visión

OLIVIER Christiane. Los hijos de Orestes o la Cuestión del padre. Ediciones Nueva Visión.

ROLLA E. Personalidad y Familia. Editorial Paidós

SOIFER R. Psiquiatría Infantil Operativa. Ediciones Kargieman

Volver al sumario del Número 26
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 26 - Octubre 2010
www.acheronta.org