Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El cuerpo: la significación y el goce
Entre la fenomenología y el psicoanálisis
Luciano Lutereau

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"Es indescriptible el goce que
a una le recorre todo el cuerpo
cuando chupetea"

Freud, S.
Tres ensayos de teoría sexual.

Introducción

Decimos que la fenomenología importa al psicoanálisis. Y, ¿quién podría ver en esto una novedad cuando ya en su tesis de doctorado 1, el joven psiquiatra, Lacan, decidió filiarse en la comprensión jaspersiana? Para el caso, según el tema que nos convoca, podría recordar la intervención de Lacan en el Coloquio de Bonneval, año 46, donde, "de acuerdo al método fenomenológico que aquí preconizo", el joven Lacan, en ese entonces psicoanalista, hablaría del filósofo hoy en cuestión como del punto en que se "demuestra" una "fenomenología sana" 2. Pero eso sólo sería contribuir al panegírico. Lo cierto es que en la distancia del tiempo, en un margen 20 años, Lacan iría dejando progresivamente sus referencias a la fenomenología 3, alcanzando un punto definitivo en su Seminario de 1962, La angustia, donde diría: "el entorno de Husserl, al delimitar la función de la intencionalidad, nos deja cautivos de un malentendido". Sin embargo, al año siguiente, elaborando el núcleo de los conceptos fundamentales del psicoanálisis, Lacan festejará la, en su momento, reciente edición de Lo visible y lo invisible, como un "encuentro afortunado" 4, leyendo y comentando el esfuerzo de Claude Lefort, en una forma de servirse de sus argumentos. Entonces, volvamos al comienzo, ¿en qué sentido importa la fenomenología al psicoanálisis?

Lo que se extravía en lo que se malentiende: La intencionalidad

El equívoco de una primera vía estaría en malentender el modo en que a los psicoanalistas interesa la referencia al objeto, punto en que el objeto es entrevisto como causa del deseo a despecho de su ser correlato. El objeto en psicoanálisis no es el noema, "el objeto no debe situarse en nada análogo a la intencionalidad de una noesis" 5. El objeto no se despliega ni se reduce eideticamente. Después de todo, el psicoanálisis es un dispositivo clínico y no una filosofía, y, mal que pese, transgredir la recta medida de la diferencia con engendros, no hace más que tentar a las viejas Erinias a reestablecer su Justicia 6. En psicoanálisis, entendemos el deseo como un efecto del lenguaje sobre el viviente, luego lo llamamos sujeto, y nuestro escándalo es menos una mántica – o su versión hermenéutica- que el soporte en la materialidad significante de la palabra 7, en cuanto ésta nos insta a rechazar todo lo que el lenguaje pueda tener de intención expresiva 8, de significación. El inconsciente como huella y vía "hace un deber repudiar toda idea de conocimiento" 9. Entonces, presumir recuperar idea alguna de intencionalidad para el psicoanálisis es una apuesta infatuada y torpe. En este punto, ¿cuál puede ser el contacto que los psicoanalistas encuentren en la fenomenología, específicamente cuando esta es merleaupontyana?

El cuerpo erógeno: Estructura libidinal de la sexualidad

Si no hay mejor definición del psicoanálisis que aquella que lo circunscribe como una "erótica del cuerpo" 10, eso ya hace de Merleau-Ponty "alguien a quién hablar" 11. Porque no se trata de suponer que la contribución del psicoanálisis al método fenomenológico estriba en afirmar que "todo acto humano tiene un sentido" 12, sino de establecer la condición de posibilidad de ese sentido: la sexualidad intrínseca al cuerpo propio. Lo que de carne, para empezar a dialogar con el filósofo, ésta pueda tener. El sentido, antes que nada, es sexual, incluso antes de ser sentido. Y el grito vacío de la erogeneidad del cuerpo, tal su pulsión, hace del síntoma neurótico menos la explicitación de significaciones plegadas, una "verdad mixta" 13, que una satisfacción libidinal. El cuerpo, antes que un nudo de significación 14, es una condición de goce.

Porque bien sería estimable suspender el planteo en la rúbrica de que "la percepción objetiva está habitada por una percepción más secreta… (y decir que) el cuerpo visible está subtendido por un esquema sexual, estrictamente individual, que acentúa las zonas erógenas" 15, pero, en ese entonces, poco habríamos andado respecto de la promiscuidad insita a la fórmula misma de lo erógeno, retomando el decir del filósofo. Sea tal la distancia entre las "capas de significación" y las "capas de ser salvaje" de que habla Lo visible y lo invisible. Sea por esta vía que encontremos una trinchera fecunda para el "encuentro afortunado" entre psicoanálisis y fenomenología.

Para introducir el goce y el reverso de la intencionalidad

El cuerpo, en su condición erótica, es un vacío de significación: "… el goce señala, por debajo de la relación de un cuerpo competente con una cosa-utensillo, la relación más estrecha de un cuerpo incompetente con espacios impracticables en los que se sumerge, como el espacio de la noche, el agua cálida del mar, u otros cuerpos humanos que en situación erótica permiten a mi cuerpo comportamientos no funcionales…" 16. La sexualidad, mucho más que en el arco intencional que subtiende el correlato con el mundo, se resume en ese goce "cuya falta haría vano el universo" 17. Sea ésta la genial intuición entrevista por Merleau-Ponty al final de su vida, cuando, en el libro póstumo que venimos comentando, no dejó de remitirnos a una de sus pasiones: la lectura de Proust. "Nadie ha ido tan lejos como Proust en la fijación de las relaciones entre lo visible y lo invisible, en la descripción de una idea que no es lo contrario de lo sensible, sino algo así como su forro y su hondura" 18. Entonces vayamos a Proust para verificarlo:

"No entendí la sonata, pero me quedé encantado de oír tocar a la Sra. de Swann. Parecíame que su modo de tocar formaba parte, al igual que su bata, que el perfume de la escalera, que sus abrigos y sus crisantemos, de un todo individual y misterioso que vivía en un mundo muy superior a ese donde la razón se siente capaz de analizar el talento" 19.

Así vemos al narrador frente al misterio de la Sra. Swann y su forma de tocar, que es como el azul de cielo, "me abandono a él, me sumerjo en este misterio, él se piensa en mí, yo soy el cielo que aúna y se recoge y se pone a existir para sí, mi conciencia queda atascada en este azul ilimitado" 20. En esa hondura que fascina y envuelve sin remedar pregunta alguna, la sra. de Swann se abre de toda significación, es el misterio de feminidad misma, encantadora como su perfume y anodina como un crisantemo, siempre conjurable por metáforas aunque escurridiza por su profundidad.

En este punto vemos que la sexualidad y el goce se inscriben en el punto de torsión en que una pregunta por la significación puede resumirse en la figura de cierto traslape. El cuerpo nos ha mostrado cómo su condición erótica puede extenderse hacia zonas indecibles, recayendo en el misterio. ¿Por qué no puntuar, ahora mismo, que tal es el momento en que lo visible encuentra su reverso en la captura certera que hace de la intencionalidad una forma de exposición? 21. "¿Cuál es ese talismán del color, esa virtud singular de lo visible que hace que, mantenido al otro extremo de mi mirada, sea mucho más que un correlato de mi visión, me la imponga como consecuencia de su existencia soberana?" 22. Bien se puede gozar de la mirada, no había que esperar al psicoanálisis para descubrirlo.

Entonces, si en la reversibilidad el cuerpo encuentra un modo de relación a sí mismo que podríamos calificar, con Lacan, de éxtimo, por el cual lo más íntimo de su constitución coincide con la delimitación de un borde erógeno abierto al exterior, y que con Merleau-Ponty, podemos cernir como "siempre inminente y nunca realizada de hecho" 23, "como si el cuerpo visible permaneciera inconcluso, abierto, como si toda la fisiología de la visión no consiguiera encerrar el funcionamiento nervioso dentro de su propio circuito… como si el cuerpo visible por un trabajo que efectúa en sí mismo, va preparando el hueco de donde saldrá una visión", ¿cómo no advertir la comunidad topológica "de ese hueco" y "ese borde" circunscrito en estas dos descripciones con la experiencia princeps en la manifestación de la sexualidad freudiana: unos labios que se besan a sí mismos? 24. La sexualidad no es intención, la sexualidad es un pulso, la sexualidad existe.

Conclusión

Si no se trata de malograr el reverso del psicoanálisis en una figura obstinada y tal que sea el reverso de la fenomenología, ¿cómo pensar un punto de encuentro que no haga del inconsciente una bolsa de significaciones siempre reanudadas? Nuestra respuesta propone retomar la conciencia encarnada, al mismo tiempo, como ser-en-otra-parte, también, respecto de cualquier bolsa de significaciones. Es en la pregunta por esa condición de posibilidad del entrelazo que la ciencia de los sueños y el inconsciente, para darle su nombre freudiano, puede concertar un diálogo fecundo con una filosofía de la conciencia. Porque "lo que hay que entender es que entre estas dos ideas no hay inversión dialéctica, no tenemos porque reunirlas en una síntesis: son dos aspectos de la reversibilidad que es verdad última" 25. Sea este nuestro encuentro, que por contingente no es menos afortunado, con Merleau-Ponty.

Notas

Una primera versión de ese escrito se leyó en el I Simposio Merleau-Ponty en la UNSAM en el 2007, y está prevista incluir una nueva versión corregida, como 2do. apéndice, en el libro (de próxima aparición) "Lacan y el Barroco. Hacia una estética de la mirada" (Grama, 2009)

1 Lacan, J. De la Psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad. Siglo XXI, México. 1976.

2 Lacan, J. Acerca de la causalidad psíquica en Escritos I. Siglo XXI, Buenos Aires. 2002. p. 169.

3 El comienzo de este proceso de argumentación comienza a la altura del Seminario 3 donde Lacan se dedica sistemáticamente a criticar la noción de comprensión. Lacan, J. El Seminario: Libro III. Las Psicosis. Paidos, Barcelona. 1985. p. 18-28 y sigs.

4 Lacan, J. El Seminario: Libro XI. Los conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Paidos. 2004. p. 87.

5 Lacan, J. El Seminario: Libro X. La Angustia. Paidos. Buenos Aires. 2006. p. 114.

6 Para remedar la conocida sentencia heraclítea:

7 Lacan, J. Conferencia en Ginebra sobre el Síntoma en Intervenciones y Textos. Manantial. 2002. p. 126.

8 Merleau-Ponty, M. Signos. Seix Barral. Barcelona. 1964. p. 108: "y admitamos como hecho fundamental de la expresión una superación de lo significante por lo significado que a la virtud misma de los significante corresponde hacer posible". Lacan, J. Las Psicosis. Op.cit. p. 237: "Si digo que todo lo que pertenece a la comunicación analítica tiene estructura de lenguaje, esto no quiere decir que el inconsciente se exprese… el significante en tanto tal, no significa nada".

9 Merleau-Ponty, M. Signos. Seix Barral. Barcelona. 1964. p. 108: "y admitamos como hecho fundamental de la expresión una superación de lo significante por lo significado que a la virtud misma de los significante corresponde hacer posible". Lacan, J. Las Psicosis. Op.cit. p. 237: "Si digo que todo lo que pertenece a la comunicación analítica tiene estructura de lenguaje, esto no quiere decir que el inconsciente se exprese… el significante en tanto tal, no significa nada".

10 Lacan, J. El Seminario: Libro VIII. La Transferencia. Paidos. Buenos Aires. 2006. p. 87.

11 Lacan, J. De la Psicosis paranoica en sus relaciones con la personalidad, Op. cit. "el mejor control y el mejor apoyo de un pensamiento que se busca: alguien a quién hablar".

12 Merleau-Ponty, M. Fenomenología de la percepción. Península. Barcelona. 1975. p. 175. Merleau-Ponty, M. Filosofía y Lenguaje. College de France, 1952-1960. Proteo. p. 58: "Lo fundamental del freudismo no consiste en haber mostrado que bajo las apariencias hay una realidad muy distinta, sino en que el análisis de una conducta siempre encuentra en ella varias capas de significación, todas las cuales tienen sus verdad".

13 Merleau-Ponty, M. Filosofía y Lenguaje. Op. Cit. p. 59.

14 Merleau-Ponty, M. El lenguaje indirecto y las voces del silencio, en Elogio de la filosofía. Nueva Visión. 1970. p. 65.

15 Merleau-Ponty, M. Fenomenología de la percepción. Op. Cit. p. 173.

16 García, E.

17 Lacan, J. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inconsciente freudiano, en Escritos II. Siglo XXI. Buenos Aires. 2002.

18 Merleau-Ponty, M. Lo visible y lo invisible. Seix Barral. Barcelona. 1970. p. 185.

19 Proust, M. En busca del tiempo perdido, TII: A la sombra de las muchachas en flor. Alianza. Madrid. 180. p. 124

20 Merleau-Ponty, M. Fenomenología de la percepción. Op. Cit. p 230.

21 Lingis, A. Libido. The Freud existential theories, Bloomington, Indiana Uv. Press. 1985. p. 52.

22 Merleau-Ponty, M. Lo visible y lo invisible. Op. Cit. p.164.

23 íbidem, p. 183.

24 Freud, S. Tres ensayos de teoría sexual. Amorrortu. OC. T. VII. p. 165.

25 Merleau-Ponty, M. Lo visible y lo invisible. Op. Cit. p.192.

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Número 25 - Diciembre 2008
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